Salman Dahud

Bajo el embargo

Las panaderías le inquietan
como si fueran reyes vigilando los camiones.
Entonces ejerce el mediodía al atardecer
y pone una venda al mar con los inmigrantes.
Cuando tiene hambre, cuenta sus dedos
o huele los casquillos.
Dije:
- Nada corrige la leche de su ceguera,
por eso los niños se desmayan.
Contestó:
- El cielo está fangoso
por la intensificación de las invocaciones...
Búscate la vida con la lotería.
Y despegó...

Salman Dahud

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