Éric Sadin

“Cuando nadie cree en nada, cuando no hay un pacto común entre las personas, entonces llega el fin. Ese es el origen de la violencia y la locura.”

Éric Sadin



"Habría que establecer algún día la lista de gestos exhibidos ante otro que habrían sido impensables hasta la introducción del like, o que habrían aparecido a ojos de cualquiera como sumamente desubicados, inconvenientes o ridículos."

Éric Sadin
Tomada del librpo Generación idiota de Agustín Laje, página 148




“La IA modificará la naturaleza del ser humano.”

Éric Sadin



"La imagen de una carta privada subida online, la del resultado de los análisis de sangre o del boletín trimestral del propio hijo, las palabras hirientes proferidas respecto de un ex o de una persona con la cual uno tiene un conflicto, el aviso de la muerte de alguien cercano seguido de palabras demasiado íntimas enunciadas a propósito del hecho, o las fotos de un recién nacido tomadas en ese mismo momento en la clínica de maternidad…"

Éric Sadin
Tomada del librpo Generación idiota de Agustín Laje, página 149




"No son los padres los que tienen que decidir. En nuestras sociedades, la educación -ante todo- es el aprendizaje de tres cosas: 1) Las reglas: reglas de lenguaje, reglas de vida, reglas de sociabilidad, de autoridad. Un niño de 5 años no tiene el nivel de autoridad de un profesor de 40 (lo lamento, pero lo tengo que decir). Y el aprendizaje: de la pluralidad, de la contradicción. También de la necesidad de oírnos entre nosotros. La escuela es un mini laboratorio social que puede elevarnos y hacernos aprender lo que son las reglas de la sociedad.

Y no solo eso, la escuela también es un lugar donde vamos a desprendernos (como dice Michel Foucault) de nosotros mismos ¿Cómo te desprendes de vos mismo? De sí mismo, de las pavadas que a veces dicen los padres o lo que oyen en la calle. Desprenderse de sí mismo implica darse la oportunidad de pensar distinto ¿a través de qué? Del descubrimiento de las grandes obras. Del “Gran Otro”: personas que trabajaron para hacer grandes obra y que nos hacen ver el mundo de otra manera, que nos enriquecen. Estas personas se llaman Jorge Luis Borges, Víctor Hugo, Dante...

No son mis papás los que me dicen “vos tenés que aprender esto”. Hay una distancia. Los padres pueden ser el diablo, pueden querer alinear a los niños a sus propias leyes, que no son única. Está la ley de la sociedad también y ¿qué es? Que lo común nos obliga, esa es la escuela. En la era del individuo tirano los chicos están en la casa, con los padres y el homeschooling personalizado, y ese es el inicio de la intensificación del individuo tirano: ver únicamente el mundo a través de los propios caprichos. O sea, el infierno en la tierra.

Hannah Arendt habla de la escuela también, justamente sobre la autoridad en la escuela. Porque la autoridad es saber, ese saber el cual cuando no sabemos o sabemos poco, es una oportunidad pública y también social para poder crecer. De hacernos crecer. Te digo un secreto, Guillermo: cuando tenía 17 años hice algo extraordinario, me leí todo En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Y me cambió la vida.

Creo que tenemos tendencia en nuestra sociedad y sobre todo con el uso de las tecnologías digitales, a evacuar al otro de nuestro horizonte. Es una tendencia social, civilizatoria, sumamente importante. Porque la idea de que con las tecnologías que tenemos entre manos, es la idea de una ilusión de una autosuficiencia. Es un ejemplo tonto: si quiero tomar una foto con la traductora, te doy la cámara y vos la sacás. Ahora no se necesita al otro. Voy caminando por Buenos Aires, le pregunto a alguien: “¿dónde queda Palermo?” ¿Pero qué significa preguntarle a alguien? Significa que hay algo social que existe. Lo social es el otro que me aporta cosas que quizás, soy incapaz de aportar. Un médico aporta, un profesor lo mismo. Algo como “el otro” es dejado de lado, en beneficio de saciar nuestro propio decir. Replegados en nosotros mismos y eso, es el homeschooling: evacuamos a dos figuras y media. El profesor como figura de carne y hueso, con su presencia. Los compañeros de clase, de quiene se aprende mucho aunque a veces nos peleemos. Y también, esto no es personalizado, alguien que te diga “estaría bien que leas a Emile Zola” o bien un niño que pueda encontrar un libro de Cervantes. Guau. Aportar lo que haga descubrir cosas, para pensar distinto. El homeschooling es la negación de todo esto."

Éric Sadin


“No soy un profeta pero veo antes las cosas y digo lo que, creo, nadie dice.”

Éric Sadin



"Por primera vez, hay tecnologías con la facultad de incitarnos a actuar de tal manera u otra”. Se podrán sentar y pedirle cosas al chatbot, terminando convertidos en una especie de vegetal."

Éric Sadin



"Quizás nos equivocamos en el orden de los factores al creer que las tecnologías son las que influyen en los electores de esos pueblos. Sería erróneo creer que el uso de esas nuevas tecnologías de persuasión de masas son la gran causa de lo sucedido. Hay que ver las cosas desde otro enfoque. Hay un estado de cosas que no está en funcionamiento únicamente en esos pueblos, sino en casi la totalidad de las democracias liberales. Me refiero a un estado psíquico, a las disposiciones afectivas de la gente que vive desde hace unos 40 años la instauración del orden neoliberal –aunque no todo depende de eso-- en el que estamos viviendo de desilusión en desilusión, con la desaparición progresiva del poder público, del poder regulador del Estado, en condiciones de trabajo cada vez más precarias; son desilusiones relativas a las promesas políticas. Subyacen impresiones colectivas que hacen que ya no se pueda creer en los regímenes políticos, e impresiones de impotencia y de inutilidad de uno mismo. Vivimos con la conciencia de que hay fuerzas más grandes que uno mismo, que tienen más poder. Somos un engranaje de un sistema que nos supera. Se crea una ecuación entre la libertad individual, la posibilidad de alcanzar las propias ambiciones y el tener en cuenta el interés colectivo. Esa ecuación quedó en un plano de la ficción y luego se impusieron otros intereses, dañando la posibilidad de ese vivir en común, dañando los cuerpos y las mentes de las personas. Como analicé mi libro La era del individuo tirano, a partir de fines de los años 90 y a lo largo de los 2000 aparecieron en las manos de millones de personas, instrumentos digitales que nos crearon una ilusión de superpotencia y de una gran centralidad de uno mismo. Hay un montón de servicios y productos a nuestra disposición que supuestamente nos facilitan la existencia. Hay plataformas que nos permiten expresarnos continuamente o exponer a ojos de todos nuestra vida cotidiana: las redes sociales. Todo esto generó una superposición entre un sentimiento de despojamiento de uno mismo en general y de pronto, la impresión de un superpoderío a través de tecnologías que otorgan a las personas una sensación de centralidad, de que el mundo viene a nosotros a partir del acceso a información, a productos y servicios personalizados que se nos proponen. Tenemos la ilusión de ser el centro del mundo. Facebook dio la posibilidad de exponerse a la vista de todos, de recibir likes, de momentos de entusiasmo. Y también Twitter dejó la puerta abierta a la expresividad de cada uno; de golpe creímos poder formar parte de toda una serie de opiniones marcadas por el sello de la desilusión, del rencor, del resentimiento y a veces del odio. Por eso yo no hablo de redes sociales, sino de plataformas de la expresividad que fueron concebidas para poder acceder a un montón de fuentes de información. Cada uno pudo crear sus propias fuentes de información. Y hubo así una diseminación de relatos, una atomización de la verdad, mucho más que fake news. Cada uno percibe lo real y los acontecimientos, según el prisma de su propia subjetividad, de su propio resentimiento o dolor, de sus propios rencores en una suerte de diluvio verbal. Es evidente que las tecnologías políticas de persuasión de masas pueden afectar individualmente a las personas, crear grupos, analizar comportamientos, analizar mensajes y reacciones. Quiénes explotan comercialmente esas nuevas tecnologías de persuasión de masas, son justamente quienes saben jugar con esas sensaciones negativas y mortíferas que tienen las personas, con el hecho de que la gente sienta rencor y resentimiento. Y podemos comprender así la elección de Donald Trump. Según esta óptica, son esas sensaciones, sentimientos y emociones negativas, lo que fue aprovechado, aquello de lo que se nutrió y se cultivó políticamente, a través de las tecnologías de persuasión de masas. Podemos pensar en el Brexit en 2016 o en Bolsonaro. Esas tecnologías no afectan específicamente a un pueblito de montaña del norte de Argentina, sino que afectan a poblaciones que sienten ese resentimiento o rencor respecto del Estado, del gobierno y del poder público. Son gente que se sintió dejada de lado y las tecnologías supieron mantener una relación directa y explotar esas sensaciones negativas. Entonces, antes de hablar de esas tecnologías, hay que hablar de un estado de desilusión, una sensación de inutilidad que ya sentían las personas. Y poner eso en resonancia con la desigualdad y la precariedad. Esas tecnologías permiten a la ultraderecha explotar un estado intenso de resentimiento generalizado en todo el mundo. Se explota y se cultiva ese resentimiento."


"Vamos a un régimen que yo llamo de la “indistinción generalizada”, es decir que ya no sabremos ni la naturaleza ni el origen de una imagen. Esto será fuente de muchos peligros porque una sociedad no es solamente los principios que tenemos en común, sino también los referentes comunes. A falta de eso, ya no nos vamos a entender. Si yo digo “vaso” y vos no entendés lo mismo que yo... Son herramientas que van a hacer que desconfiemos del otro y de su percepción, y que van a hacer que crezcan lógicas -particularmente ahora en Argentina, pero en todos lados- de desconfianza generalizada. Es una catástrofe porque ya no hay más lazos sociales, cada uno se encomienda a sus propios tropismos.

Estamos en sociedades, con el régimen tecno-liberal, en donde se ha convertido en algo impensable prohibir. No sabemos más prohibir, estamos siempre acompañados por el presupuesto de la “regulación”."

Éric Sadin




“Ya no basta con las fake news. Ahora hacen falta más herramientas para amplificar la psiquiatrización de la sociedad. A partir de una simple instrucción se coloca en manos de individuos instrumentos para generar imágenes.”

Éric Sadin



"Yo digo que hay que desconfiar de las palabras que forjan nuestras representaciones y la mayoría de las veces son forjadas justamente por la industria digital. Yo hablo de plataformas de la expresividad, lugares donde cada uno puede expresarse. Lo que vemos en el mundo digital es que cada uno puede hacer valer su opinión como si fuera la primacía de uno mismo. Cuando hay un comentario de alguien a un posteo, el comentario viene abajo. O sea que si lo vemos ergonómicamente, también hay una manera de ubicar las cosas en el espacio, que hacen que la opinión del otro esté por debajo de la mía. Esto nos genera la ilusión de creer que estamos diciendo la verdad. Y ya en esto hay algo erróneo, en el sentido de cómo se concibe la palabra. ¿Qué es la palabra hoy, en tanto que emanación de nuestra subjetividad y de lazo interpersonal con el otro? Quien dice “palabra”, habla de una escucha mutua en un marco de diálogo y de relación con el otro. En ningún caso esa estructura de “palabra” existe en las plataformas de la expresividad. Son diluvios verbales en los que cada uno habla en primer lugar, luego espera los comentarios de los demás y, la mayoría de las veces, es para hacer valer el resentimiento propio, el rencor, el odio o cierta idea de lo que debería ser el mundo, antes de que ese comentario sea reemplazado por otros. Eso es lo propio de las plataformas. Cada uno se expresa detrás de su pantalla creyendo que tiene la verdad. Eso no produce estrictamente nada y da la ilusión de una implicación política. Cuando en realidad, por la perversidad del sistema, eso lo único que hace es mantener ilusiones e intensificar aún más una mecánica que solo apunta a generar lucro. Respecto de las plataformas de Elon Musk y otras de Silicon Valley: ¿cómo pudimos creer que eran instrumentos políticos equivalentes al ágora griega? En el ágora había intercambio de puntos de vista. Implicaba la libertad de cada uno y la pluralidad de expresarse, la necesidad de hacer acuerdos y luego retomar el diálogo para intercambiar en la pluralidad y la contradicción, y decidir cosas juntos. Esto es lo que Hannah Arendt llamó bios políticos. Primero se expresa en la acción a través de la sociedad y después se la comenta en el ágora para decidir juntos a través de la palabra. El bios político es eso: la acción y luego la palabra con una tensión permanente entre ambos términos. En las redes sociales, en cambio, hay una primacía del diluvio verbal que no produce nada, sino que intensifica la crispación entre los seres humanos y la sordera creciente. Este esquema nos enloquece, intensifica el rencor. Es un fracaso de lo político. Es la ilusión de una implicación política, cuando en realidad es uno de los fracasos más grandes de la posibilidad que tenemos de hacer política."

Éric Sadin

















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