Cuando no estás,
falta el sutil lenguaje de las flores,
los días sin horas...
la avidez indómita de la carne
que sólo sacias tú.
Falta compartir una canción con Cohen,
contar los días usados.
Falta decirnos que sencillo es quererte
y seguir en tus ojos
el sereno viaje del tiempo.
Felipe Sérvulo
EL HECHICERO Y SU PODER OCULTO,
ha mentado tu nombre por dos veces
y he vuelto al silencio
para sentir el crepúsculo
y la hojarasca.
Dondequiera que estés,
me trae el aire
el aroma del espliego en flor,
—tristeza verde
y soledad que callo—.
Te lo juro hoy, que escampa el día
y tanta vida queda por delante.
Felipe Sérvulo
ESPERA...
eres el aliento, el íntimo
aire que revive, el vértigo
de saberte tras el humo
de mis brazos.
El justo dolor que acosa
por quererte.
El pájaro que sobrevuela
la espesura y la resina
en la distancia.
El son de mis palabras
que murieron
por las violetas
que no te supe. Tú eres
mis versos, tan tristes.
El sino inescrutable
de la vida y las mimosas
de este invierno
como tú: transparente y frío.
Están lejos tus párpados
como semillas floridas.
O tus labios que desconfían
de tanto amor.
Y esa mañana, levísima,
que me prestas
desde tan largo regreso.
Y tuyo es el salitre.
Y tuyo el vuelo de las gaviotas.
Felipe Sérvulo González Villar
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