Jesús Callejo Territorios talismán



A poco que viaje uno, pronto averigua que hay enclaves con alma, lugares bendecidos por la suerte y otros maldecidos por el infortunio. Lugares de luz y de vida y otros sobre los que planean sombras y muerte, como pasaba en el Antiguo Egipto, donde el río Nilo (personificado por el dios Hapi) marcaba la columna vertebral de su reino, dividiendo en dos su territorio: la orilla este, donde nace el sol, para los vivos; y la orilla oeste destinada a los difuntos. El río —no lo olvidemos—, es una metáfora del discurrir de la vida. Hay lugares marcados claramente por ese estigma de muerte y no me refiero a los cementerios y catacumbas. Benarés, sin ir más lejos, es el destino final de muchos peregrinos y moribundos que van en pos de su última morada. Ser cremado allí supone que su alma volará libre y directa hasta reunirse con Brahma.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 6
 
 
Decía Víctor Hugo que produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha. Hay culturas, pueblos y seres humanos que saben escuchar los latidos de esa naturaleza salvaje, hermosa y emocionante. Han llenado su espacio vital de leyendas para que las generaciones posteriores no olviden que no todos los lugares son iguales, al igual que pasa con las personas. Unos son beneficiosos y otros perjudiciales. Unos destilan encanto y otros producen encantamiento.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 9
 
 
En el Imperio romano ese trabajo lo realizaban los augures, que además tenían su propio colegio sacerdotal. Haciéndolo coincidir con un punto elegido del cielo, el augur determinaba un lugar físico que sería el centro del poblado, donde originalmente se sepultaban tres símbolos:
 
1.Los restos de un ave que fuera identificada como portadora de los buenos augurios, en representación del Cielo.
2.Un poco de tierra traída de alguna ciudad hermana o la de procedencia de los fundadores, representando la Tierra.
3.Los restos del héroe fundador de la nueva ciudad, en representación de la humanidad.
 
Sobre la losa o piedra del mundus, se construía un ara o altar con fuego, llamado focus, punto central y neurálgico de la energía de la nueva ciudad. En el acto de encendido del focus, el fundador daba a la ciudad tres nombres: uno público, otro sagrado y otro secreto. Este nombre secreto se compara con un «¡ábrete sésamo!» para la ciudad, cuya seguridad podía vulnerarse y quedar indefensa si caía en conocimiento de enemigos.
 
Con el tiempo, españoles y portugueses practicaron este protocolo y algo similar hicieron en la fundación de ciudades americanas. En el punto central de cada plaza de armas se erigía el llamado rollo o árbol de la justicia, poste de piedra que se empleaba también como picota y como gnomon, útil en el trazado urbanístico que se proyectaba alrededor de este eje.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 13
 
 
Desde la más remota Antigüedad los meteoritos han sido objeto de extrañeza y veneración como piedras caídas del cielo (diopetes) y, por lo tanto, cratofanías, manifestaciones de poder de la diosa madre. También se las llamó «piedras de rayo» y como los betilos (beth-el), término semita que significa «morada del dios», recibieron culto en numerosos templos o santuarios. Hemos citado la «piedra negra de Pesinunte», tenida por la diosa frigia Cibeles, o el sagrado betilo que, recubierto de oro, era la encarnación de la Artemisa efesia. En la actualidad, un culto similar pervive en la Kaaba de La Meca, adornado con otras leyendas, cultos y ritos.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 20
 
 
Una sugerente teoría que comparto es que el carácter sacro de las «divinas piedras negras» propició el hecho de que las primeras efigies que se hicieron de las vírgenes cristianas en época medieval tuvieran el rostro y las manos negras o de color moreno, como muestra de su sagrada antigüedad. Dicha tez también se aplicó al Niño que aparecía en sus rodillas. Se ha dicho que podría ser por la cristianización de las diferentes imágenes paganas de la diosa Isis con su hijo Horus en brazos que estaban hechas con material oscuro. Bien pudiera ser en algunos casos, en otros tenemos que remitirnos a los meteoritos, en su calidad de betilos y de manifestaciones de la Diosa Madre. A partir del siglo XII florecieron en Europa, gracias al impulso de benedictinos y templarios, las llamadas «vírgenes negras» que fueron, y aún son, objeto de la máxima veneración en iglesias, monasterios y santuarios.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 21
 
 
Tan importante es saber elegir el lugar donde vivir, como saber protegerlo física y espiritualmente. Nuestros antepasados lo tenían claro. Todo valía. Y para interpretar la voluntad de los dioses, estaban las sibilas, los chamanes o los sacerdotes. O las señales del cielo. En la Antigüedad los poblados se protegían contra enemigos visibles e invisibles a costa de amuletos y talismanes de todo tipo colocados en altares y también —¿por qué no? — en los cimientos de puentes, en tumbas o edificios principales.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 21
 
 
… no nos debería extrañar que entre los elementos de protección para un ser humano o para una población utilizados a lo largo de la historia por diversas civilizaciones, no solo están los talismanes, paladios, reliquias, invocaciones, oraciones, tumbas de santos o lo que se nos ocurra. También están los nombres sagrados y secretos.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 28
 
 
Un antropólogo convencional diría que son los hombres los que crean a sus dioses, pero ciertas leyendas contumaces insisten en lo contrario. No es tan común que una determinada entidad celestial señale a una persona o a un pueblo completo y elija el lugar exacto en el que sus «elegidos» deben tributarle los honores que merece. Muchos historiadores dirán que son simples leyendas. ¿Y si no lo fueran?
 
No hay más que recordar la revolución religiosa y la fundación de una nueva ciudad surgida durante el reinado de Amenofis IV (Akenatón). Lo que enredó este faraón. Su establecimiento se atribuyó a los expresos deseos del dios Atón, que se apareció a Akenatón en forma de «gran disco» (dotado de numerosos brazos que acababan en manos) y se posó sobre el lugar exacto donde quería que se le construyera la nueva ciudad. Un enclave, por cierto, situado en uno de los parajes egipcios más desérticos e inhóspitos del país y alejado de todas las rutas comerciales de la época. Durante diecisiete años, del 1364 al 1347 a.C. (según la cronología de Christian Jacq), Egipto se va a embarcar en una extraña y temeraria aventura bajo la dirección de Amenofis IV y su esposa Nefertiti, marcando una ruptura en la evolución histórica de Egipto. Ocurrió durante el año cinco de su reinado. ¿Y lo hizo como un buen alumno contactado? Tras esa aparición o visión, cambia de nombre, cambia de capital, cambia de moda, de sacerdotes, de ritos, cambia de dios…
 
Y construyó la ciudad de la luz, Aketatón («el horizonte de Atón»), donde ubicó la nueva capital de su reinado. Duró lo que duró su vida. La palabra «atón» significa justamente eso: «disco». Se colocaron catorce estelas fronterizas y fundacionales marcando los límites de la nueva ciudad sagrada en función de las señales celestes que iba encontrando el faraón, recorriendo el territorio montado en su carro. Y en cada estela se colocó un texto. El arqueólogo británico Norman de Garis Davies logró descifrar casi todas las estelas encontradas en Amarna y demostró que ese mensaje era muy parecido a las cláusulas de un contrato, firmado, en este caso, con todo un dios. Se indica que la ciudad de Aketatón será construida en ese lugar preciso, que el dios Atón lo habitará según su expreso deseo, que nadie podrá persuadirlo para que cambie de residencia y que, si la muerte encontrara al faraón lejos de allí, su cuerpo debería ser traído para reposar en Aketatón.6
 
En un gran discurso dirigido a sus cortesanos, soldados y fieles, el rey explica que Atón ha querido establecerse en la ciudad. Es el propio dios quien ha elegido este lugar: «Solamente Atón, mi padre, me ha conducido hasta esta ciudad del horizonte», manifiesta Akenatón orgulloso. Si este faraón estaba inspirado, guiado y protegido por su dios Atón, ya sabemos cómo terminó todo. Mal, muy mal, ni más ni menos que con una damnatio memoriae, es decir, la condena o maldición de la memoria, su borrado de los cartuchos reales y su olvido en la historia. Le llamaron el «faraón hereje», cambiaron de nuevo la capital del reino a Tebas y siguieron adorando a Amón.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 32
 
 
El exjesuita Salvador Freixedo lo tenía claro. Veía una clara manipulación de esos dioses en el devenir de la raza humana. En su polémico libro ¡Defendámonos de los dioses!, establece un curioso paralelismo entre el éxodo hebreo y la peregrinación azteca. Dice que la personalidad de Yahvé era muy parecida a la de Huitzilopochtli. Ambos querían ser considerados como protectores y hasta como padres, pero eran tremendamente exigentes, caprichosos, implacables en sus frecuentes castigos y muy dispuestos a la ira. Resume en estos puntos sus conclusiones:
 
1.Ambos dijeron a sus pueblos escogidos que abandonasen la tierra en que habitaban. Yahvé lo hizo primeramente con Abraham haciendo que dejase Caldea y lo hizo posteriormente con Moisés forzándolo a que abandonase Egipto al frente de todo su pueblo.
 
2.Ambos acompañaron «personalmente» a sus protegidos a lo largo de toda la peregrinación, ayudándolos directamente a superar las muchas dificultades con que se iban encontrando en su camino.
 
3.Yahvé los acompañaba en forma de una extraña columna de fuego y humo que lo mismo los alumbraba por la noche que les daba sombra por el día y les señalaba el camino por donde tenían que ir, haciendo además muchos otros menesteres tan extraños y útiles como apartar las aguas del mar para que pudiesen pasar de una orilla a otra. Huitzilopochtli acompañó a los aztecas en forma de un pájaro que, según la tradición, era una gran águila blanca que les iba mostrando la dirección en que tenían que avanzar en su larguísima peregrinación.
 
4.Este peregrinar en ninguno de los casos fue de días o semanas. En el caso judío, Yahvé se dio el gusto haciéndoles dar rodeos por el inhóspito desierto del Sinaí durante cuarenta años (cuando podían haber hecho el camino en tres meses). Huitzilopochtli fue todavía más errático y desconsiderado en su liderazgo, pues tuvo a sus protegidos vagando dos siglos aproximadamente, hasta que por fin los estableció en el lugar de la actual ciudad de México. La distancia que tenía que recorrer el pueblo hebreo era, teóricamente, de unos trescientos kilómetros; pero Yahvé se encargó de estirarlos hasta convertirlos en más de mil. La distancia recorrida por el pueblo azteca fue mucho mayor, ya que no debió de ser inferior a los tres mil kilómetros, distancia que fue fielmente recorrida por las seis tribus que inicialmente se pusieron en camino.
 
5.Ambos pueblos tuvieron que enfrentarse a un sinnúmero de tribus y pueblos que ya habitaban la «tierra prometida» cuando llegaron los «pueblos escogidos». Los amorreos, filisteos, gebuseos, gabaonitas, amalecitas, etc., que a cada paso nos encontramos en la Biblia en guerra con los judíos, tienen su contrapartida americana en los chichimecas, tlaxcaltecas, otomíes, tepanecas, xochimilcos, etc., con quienes tuvieron que enfrentarse los aztecas en su peregrinaje hacia Tenochtitlán.
 
6.Ambos pueblos, en cuanto fueron adoptados por sus respectivos dioses protectores, comenzaron a multiplicarse rápidamente, pero sobre todo en cuanto llegaron al lugar prometido y se establecieron en él, se hicieron muy fuertes y pasaron a ser pueblos dominantes en toda la región, avasallando a sus vecinos. Ambos pueblos llegaron a la cúspide de su desarrollo aproximadamente a los dos siglos de haberse establecido en la tierra prometida.
 
7.Tanto Yahvé como Huitzilopochtli exigían a sus pueblos sacrificios de sangre. Entre los hebreos esta sangre era de animales, pero entre los aztecas la sangre era frecuentemente humana, como en la dedicación del gran templo de Tenochtitlán cuando, según los historiadores, se sacrificaron varios miles de prisioneros, abriéndoles el pecho de un tajo y arrancándoles el corazón, todavía latiendo y sangrante, para ofrecérselo a Huitzilopochtli.
 
8.Tanto Yahvé como Huitzilopochtli abandonaron de una manera inexplicable a sus respectivos pueblos cuando estos más los necesitaban. Yahvé —que ya estaba bastante escondido desde hacía varios siglos— desapareció definitivamente a la llegada de los romanos a Palestina, y Huitzilopochtli hizo lo mismo cuando llegaron los españoles; y a partir de entonces, la identidad de los aztecas como pueblo se ha disuelto en el variadísimo mestizaje de la gran nación mexicana.
9.Por supuesto, como no podía ser menos, ambos pueblos fueron instruidos detalladamente acerca de cómo habían de construir un gran templo en el lugar en donde definitivamente se instalasen.
Por último, Freixedo relata algo que a él le produjo una profunda impresión cuando lo leyó en un texto de fray Diego Durán, uno de los muchos frailes franciscanos que escribieron las crónicas de los primeros tiempos del descubrimiento de las Américas, basadas en lo que los propios indios les contaban:
 
El buen fraile, en su relato de las creencias de los antepasados de los aztecas, nos cuenta (por supuesto, con una cierta lástima ante el paganismo «demoníaco» en que se hallaban sumidos aquellos pueblos) que cuando el pueblo entero avanzaba hacia el sur, siguiendo siempre a la gran águila blanca que los dirigía desde el cielo, lo primero que harían al llegar a un lugar era construir un pequeño templo para depositar en él el arca que transportaban mediante la cual se comunicaban con su Dios. Este detalle de llevar también un arca, al igual que los hebreos, y de considerarla de gran importancia pues era el vínculo que tenían con su protector, es algo que me sumió en profundas reflexiones y que me hizo llegar a la conclusión de que algunos de estos «espíritus que están en las alturas» —tal como los denomina san Pablo— tienen gustos muy afines. Y puede ser que no solo gustos, sino también necesidades, cuantas veces se asoman a nuestro mundo, o a nuestra dimensión, en donde no pueden actuar tan naturalmente como lo hacen cuando están en su elemento.
 
Desde luego, es una versión diferente de lo que nos han contado hasta ahora sobre el papel de los dioses cuando escogen a un pueblo. Todo esto nos obliga a plantearnos que esas supuestas protecciones divinas, además de ser interesadas, no son permanentes.
 
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Territorios talismán, página 35
 
 
La base original de las antiguas monarquías obedece a este principio egocéntrico de diferenciarse de los demás, del pueblo llano o de la chusma, dotando al monarca de matices de superioridad al decir que su investidura está refrendada por Dios, sea el que sea.
 
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Territorios talismán, página 38
 
 
Más cerca en el tiempo tenemos otros casos de «partidismo mariano» o, dicho de manera castiza, «barrer para casa». Uno de los más divulgados, aunque tardíamente, ocurrió en la Primera Guerra Mundial durante la primera batalla del Marne, conocido también como «milagro del Marne». Se combatió en el frente occidental en septiembre de 1914 y trajo como consecuencia la guerra de trincheras. Un diario de la época, Le Courrier de la Manche, del 8 de enero de 1917, recogió varios testimonios de enfermeras, soldados franceses y alemanes hechos prisioneros después de los combates del 5 al 8 de septiembre de 1914: Un sacerdote alemán, herido y hecho prisionero en la batalla del Marne, murió en una ambulancia francesa en la que se hallaban religiosas. Él les dijo: «Como soldado, debería callarme; como sacerdote creo mi deber decir lo que he visto. Durante la batalla del Marne, estábamos sorprendidos de ser rechazados, pues éramos legión, comparados a los franceses, y esperábamos llegar a París. Pero vimos a la Santísima Virgen toda vestida de blanco con una cintura celeste, inclinada hacia París... Nos daba la espalda y con la mano derecha parecía repelernos. Eso lo vieron muchos de nosotros».
 
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Territorios talismán, página 44
 
 
¿Creen en las serendipias? ¿En las casualidades imposibles? Veamos una muy gorda. El 5 de diciembre de 1664 en el estrecho de Menay, en la costa del norte de Gales, se hundió un barco y ochenta y dos pasajeros murieron. Se salvó únicamente un hombre llamado Hugh Williams. ¿Cómo explicar otro accidente naval ocurrido el 5 de diciembre de 1785, en esa misma zona, el cual arrojó un balance de sesenta personas ahogadas y un superviviente: Hugh Williams? Y el colmo fue un tercer naufragio, también en el estrecho de Menay, ocurrido el 5 de agosto de 1860, de un barco de bandera escocesa con veintiséis pasajeros a bordo de los que se salvó tan solo uno, cuyo nombre era… ¿lo adivinan? Hugh Williams. Lo último que conozco es del 10 de julio de 1940, cuando un pesquero arrastrero británico fue destruido por una mina alemana: solo dos sobrevivieron, un hombre y su sobrino, ambos se llamaban Hugh Williams. Llamarse así era un seguro de vida, o dicho de otra manera, nunca embarques con alguien que se llame Hugh Williams.13 Un suceso célebre tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial cuando unos pocos japoneses no solo sobrevivieron a la bomba de Hiroshima estando muy cerca de la zona cero, sino también a la de Nagasaki cuando se refugiaron en esta ciudad pensando que sería mucho más segura en caso de que hubiera un segundo impacto. Se equivocaron y aun así se salvaron de sus efectos, incluida la radiación atómica. Aproximadamente, 140.000 personas murieron en Hiroshima, mientras que otras 80.000 perecieron tras la destrucción de Nagasaki tres días después. En Japón se denominan «los ocho afortunados» a los sobrevivientes que estuvieron en las dos ciudades, en un radio de tres kilómetros del epicentro de la explosión, cuando se lanzaron las bombas atómicas. Aquellos que lo pudieron contar por dos veces son una rareza y se los llama hibakusha, personas doblemente irradiadas, los renacidos dos veces. El último, Tsutomu Yamaguchi, murió en 2010 con noventa y tres años de edad y totalmente convencido de que había que erradicar y destruir las armas nucleares de una vez por todas. Además, hubo una iglesia de jesuitas alemanes en Hiroshima que quedó intacta, como una isla, cuando la explosión derribó todas las viviendas cercanas. Nadie se lo podía explicar. Fue el 6 de agosto de 1945, fiesta de la Transfiguración, y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción estaba a un kilómetro de donde cayó la bomba Little Boy, a las 08.15 h de la mañana. Los cuatro sacerdotes jesuitas sobrevivieron a la catástrofe, y la radiación —que mató a miles en los meses siguientes— no tuvo efecto en ellos. Esta historia, documentada por historiadores y médicos, es conocida como el «Milagro de Hiroshima». Fueron examinados por decenas de doctores a lo largo de los años posteriores, sin que se hallase en sus cuerpos rastro alguno de la radiación. Los cuatro religiosos nunca dudaron de que habían gozado de la protección divina y, en particular, de la Virgen: «Vivíamos el mensaje de Fátima y rezábamos juntos el rosario todos los días», explicaron.
 
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Territorios talismán, página 47
 
 
Para ciertas culturas que alguien sea «señalado» por un rayo y no muera le confiere unos poderes. Ocurre con los graniceros, una estirpe de chamanes mexicanos que dicen poder controlar el clima para el bien de sus vecinos. Para los graniceros, contactar con un mundo invisible es la gran labor de los «trabajadores del tiempo», los númenes con los que han de comunicarse para calmar o hacer venir a los elementos. A lo largo de la altiplanicie mexicana —y, en especial, en la región de Morelos— los graniceros y otros hombres de conocimiento dedican sus dones al amparo del hombre, de su comunidad. Uno de los más famosos fue don Lucio Campos, de Morelos, que sobrevivió a la descarga de un rayo, pero estuvo en tierra de nadie, entre la vida y la muerte, en estado catatónico durante tres años. Al despertar sabía cuál era su misión. Muchas de sus enseñanzas no son suyas, sino que le son dictadas por los «trabajadores del tiempo», que a su vez son comandados por una serie de personajes sobrenaturales y etéreos que se denominan «los pastores», pertenecientes a un mundo invisible.
 
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Territorios talismán, página 56
 
 
Leyendas, costumbres, tradiciones, supersticiones, creencias, rarezas, manías… llámenlo como quieran, pero ahí están, pase el tiempo que pase. Para el zulú puede ser la escama de una tortuga, para el bosquimano una corteza de baobab y para un católico una medalla de san Benito, una cruz de Caravaca, un lignum crucis o un escapulario. Y en todos ellos se deposita la misma fe y se busca la misma finalidad: suerte, salud, dinero y amor. Y en el apartado de la salud, el propósito de evitar un peligro, una enfermedad o la propia muerte. Sus raíces se hunden en la magia empática de ritos paganos y ancestrales, basada en que «lo similar produce lo similar», es decir, los efectos se parecen a sus causas (también lo llaman magia imitativa). O bien, aquellas cosas que han estado en contacto alguna vez siguen ejerciendo influencia mutua una vez separadas (y lo llaman magia contagiosa).
 
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Territorios talismán, página 72
 
 
A lo largo de la historia, distintas culturas han venerado las heces. No pongan cara de asco. En el Imperio romano había unos cuantos dioses encargados de las heces. Sterquilinus era uno de ellos, y Cloacina, la diosa que gobernaba la cloaca máxima, es decir, el alcantarillado y las letrinas de Roma. Y Crepitus era el dios de los retretes y de las flatulencias. Tenían sus templos y eran invocados en caso de diarrea y estreñimiento. Estos «dioses de mierda» (con perdón) protegían de todo aquello que no se quería nombrar. Los aztecas llamaban al oro teocuiliatl, o sea, la «cagada de los dioses».
 
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Territorios talismán, página 78
 
 
La mayoría de los textos de magia mencionan la orina y los excrementos, tanto humanos como de animales, con cuatro propiedades primordiales: —Para elaborar amuletos con enjundia. —Para realizar sortilegios y filtros de amor. —Como antídotos contra esos sortilegios. —Como medio para descubrir a las brujas.
 
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Territorios talismán, página 80
 
 
La necesidad de creer es esencial cuando estás convencido de que eso te puede ayudar. En la Alta Edad Media la astronomía y la astrología tenían la misma categoría de científicas o seudocientíficas. La medicina y la magia a veces eran indistinguibles. Las ciencias ortodoxas y las heterodoxas iban de la mano. Los conocimientos llegaban hasta donde llegaban y no había mucha discusión. Todo era válido menos lo ilegal. Dentro de la astrología occidental existían cuatro ramas principales: la astrología horaria, la natal, la mundana y la electiva o judiciaria, con la que, a petición del cliente, el astrólogo hacía pronósticos, horóscopos, almanaques y vaticinaba la fecha, la hora y el lugar geográfico más propicio para llevar a cabo una transacción comercial, una boda, construir una casa (o un monasterio como el de El Escorial) o emprender una batalla. Dentro de esta última modalidad se podría incluir la astrología taslismánica, en la que un objeto era imbuido de poder, o sea, de las influencias astrales de un instante determinado a fin de atrapar o atraer dichas energías a favor del portador.
 
Dos famosos ejemplos en el mundo de la pintura serían el retrato que hizo Durero a su amigo Kleberger, en el que podemos descubrir en la esquina superior izquierda un extraño emblema, formado por seis estrellas y un misterioso símbolo cabalístico de protección conocido como Sol in corde leonis, conjunción de la estrella más brillante de Leo con el Sol. O bien, el cuadro de Velázquez, Las Meninas, en el que el pintor distribuyó a los personajes según la disposición de las estrellas en la constelación de Capricornio y la de Corona Borealis para proteger precisamente a la infanta Margarita y a los demás miembros de la Casa Real.
 
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Territorios talismán, página 81
 
 
Un manuscrito medieval se atrevió a revelar lo que hasta ese momento estaba oculto. Me refiero al Picatrix, aunque el título es erróneo. Parece que en el Renacimiento tradujeron mal el nombre de su autor árabe y lo utilizaron como título. El Picatrix fue escrito a mediados del siglo XI por un sabio musulmán que vivía en Andalucía. Su título original era Ghayat El Hakim, que significa «la meta del sabio». Fue escrito primero en árabe, usando como referencia una colección de 224 libros sobre las artes más prohibidas y heterodoxas: hermetismo, astrología, magia y alquimia. Se cree que el autor fue Abū-Maslama, un astrónomo, matemático y alquimista de Al-Andalus que quería reunir todo el conocimiento del Medio Oriente. Muchos autores resumen la obra como «la exposición más completa de la magia celestial en árabe». El Picatrix está dividido en cuatro tratados y desvela todo tipo de fórmulas sobre «cómo influenciar a los hombres a distancia» y cosas parecidas, que ya las quisiera para sí un jefe de marketing sin escrúpulos. Este grimorio fue codiciado por muchos reyes y nobles, costase lo que costase, algo que no es de extrañar si empieza diciendo: El tratado primero tiene siete capítulos, y con objeto, pues siete son los planetas. El primer capítulo trata de la nobleza de la sabiduría, porque en el tratado primero trato de la esfera celeste y los cuerpos de la esfera celeste, referidos a la composición de talismanes, y a cómo proyectan los astros sus rayos sobre este planeta.19 Circularon varias copias en la época medieval y el Renacimiento, pero no es hasta 1933 cuando se dispone de una versión árabe fiable y se traduce a varios idiomas europeos. Se dieron cuenta de que el Picatrix trataba sobre una forma de magia hermética que daba una visión diferente de la realidad, conocida por los expertos como «magia celestial» o «magia astrológica», que intentaba atraer a la Tierra el poder y la influencia de las estrellas, los planetas y de ciertos espíritus. La idea consiste en seleccionar un objeto especial o un monumento al que se denomina talismán y a través de rituales, ceremonias y encantamientos mágicos inducir las energías astrales de espíritus y ángeles para que moren dentro de él. El Picatrix es un manual sobre cómo pueden crearse estos talismanes y acaba hablando del diseño de una ciudad entera colocada bajo los alineamientos astronómicos y astrológicos precisos con monumentos, obeliscos, estatuas, capillas y edificios cuidadosamente diseñados con esquemas sagrados y geométricos: «Talismán para favorecer una ciudad o un sitio. Fabrica un talismán en un ascendente fasto, fastos la décima y su dueño, la segunda y la octava, fastos la Luna, el dueño de la casa de la Luna y el dueño de la casa del dueño del ascendente; entiérralo en medio de la ciudad: verás maravilla». Y si lo que se quiere es lo contrario: «Talismán para la ruina de una ciudad o un sitio cualquiera. Hay que hacerlo a la hora de Saturno, que es nefasto, que sean nefastos el ascendente de la ciudad y su dueño, y el dueño de la casa del dueño del ascendente, exilados los astros fastos del ascendente y del dueño del ascendente, y en caída los astros fastos de los trígonos del ascendente y de los angulares, y enterrarlo en medio de la ciudad». En la versión latina del Picatrix se dice que esta ciudad-talismán fue diseñada hace siglos por Hermes-Thot, se llamaba Adocentyn y estaba situada cerca de abundante agua, en la que Hermes también construyó un templo solar y se levantó al este de Egipto, de unos veintitrés kilómetros de largo. En la versión árabe original del Picatrix la ciudad se llama Al Ashmunain, que es el nombre de Hermópolis Magna (la ciudad de Hermes), donde una vez estuvo la capilla más importante del dios Thot. Los coptos atribuyen a Hermes un templo al Sol: Y que se hacía invisible a la gente que no le veía, aunque estaba con ella. Él es quien construyó la ciudad oriental de Egipto que tenía doce millas de largo y donde hizo una ciudadela con cuatro puertas, una por cada punto. En la puerta oriental hizo la imagen de un águila. En la puerta occidental, la de un toro. En la septentrional, la de un león. En la austral, la de un perro. Habitaban en ellas las espiritualidades que hablaban si alguien venía hacia ellas, y se les oían voces horrísonas y nadie se atrevía a acercárseles si no con permiso del encargado de ellas. Plantó en ellas un árbol imponente que daba toda clase de fruta y en lo alto del alcázar hizo un faro de treinta brazas y coronado por una cúpula que lucía cada día de la semana de un color y la ciudad se ponía de ese color. Alrededor del faro puso mucha agua donde se criaron peces. En torno a la ciudad puso talismanes de todas clases que apartaban los males de su gente. Se la denominaba ciudad de los Asmoneos. Desde esta perspectiva, un talismán es un objeto con significado que pretende atraer buena suerte. Es un símbolo o icono potente que puede disparar la imaginación y las emociones de hombres y mujeres en cualquier lugar y en cualquier momento. Puede ser un pequeño amuleto, un anillo, un estandarte, un libro, un obelisco, una estatua, un templo e, incluso, una ciudad entera. Se intentó hacer con Babilonia, con Hermópolis y, más recientemente, con París o Washington.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 82
 
 
Incluso se habla de que Gaia es una entidad viva, orgánica, autorreguladora, que posee siete chakras planetarios (centros energéticos o biogeneradores) principales, amén de otros cuantos secundarios, donde la energía y la espiritualidad se potencian, considerados tradicionalmente como entornos de paz y meditación, vistos como poderosos vórtices de energía planetaria y universal. Serían los siguientes: 1.Monte Shasta (norte de California, Estados Unidos). 2.Lago Titicaca (entre Perú y Bolivia). 3.Uluru Kattjuta (Australia). 4.Glastonbury (Inglaterra). 5.La Gran Pirámide de Keops (Egipto). 6.Kuh-e-Malek Siah (Irán). 7.Monte Kailash (Tíbet).
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 91
 
 
No todos los especialistas están de acuerdo en que esos siete sean los principales. No sabemos los criterios arbitrarios de selección. Y dicen los geobiólogos que cada país tiene los suyos propios (Egipto, Perú, Brasil, China, México, India...) cumpliendo las mismas funciones. Solo hay que saber buscarlos y conectar con su onda vibratoria. Los de España, en la península, serían los siguientes:
 
1.El Escorial (Madrid).
2.Cañón del Río Lobos (Soria).
3.Monasterio de Guadalupe (Cáceres).
4.Santiago de Compostela (La Coruña).
5.Covadonga (Asturias).
6.Montserrat (Barcelona).
7.Caravaca de la Cruz (Murcia).
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 91
 
 
No está de más recordar que la palabra jeroglífico —según el egiptólogo R. A. Schwaller de Lubicz— se decía Medú Neter, que significa «palabras divinas» o «palabras de los dioses». Todo alquimista y todo mago sabe que uno de los grandes secretos de su arte radica en el poder de las palabras o, precisando más, en la forma en que ciertas palabras pueden cargarse de poder y tener efectividad. A Thot se le conocía como el «maestro de las palabras de los dioses», por eso era muy importante cuando se representaba a este dios en papiros o en las paredes de los templos, pues normalmente tenía que ver con la revelación de algún secreto.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 99
 
 
Conocer el nombre auténtico de un faraón era tener su perfecto dominio. Para evitar esto, los egipcios tenían dos nombres: uno solo era conocido por quien lo llevaba, por su madre y por su padre. En un monolito de un gran sacerdote de Ptah (de la época tolemaica) puede leerse esta inscripción: «Se le dio por nombre Imhotep y se le llamó Petubast». La mayor afrenta que se podía hacer a un rey egipcio era destruir su nombre grabado en un cartucho. En una estela de execración contra los violadores de tumbas (traducida por el Dr. Mardrus) se pueden leer frases tan estremecedoras como esta: «Que sean aniquilados quienes atacan mi Nombre, mis efigies, las efigies de mi Doble y mi Fundación... Serán privados de su Nombre, de su Doble, de su Ka, de su Ba, de su Khu».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 100
 
 
Diversas crónicas árabes cuentan lo que a ellos les contaron los cristianos coptos o lo que vieron por sí mismos cuando accedieron al interior de las tres pirámides de la meseta de Guiza: estatuas que recobran vida, libros que contienen ciencias ignotas y objetos muy extraños que nunca más se han vuelto a ver, se destruyeron o se escondieron en alguna cámara secreta o túnel inexplorado bajo las pirámides o la propia Esfinge, como guardiana de la necrópolis, esperando el momento oportuno para salir a la luz.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 101
 
 
Dentro de la pirámide de Keops, además de las tres clásicas cámaras por todos conocidas (la del Rey, la de la Reina y la del Caos, amén de la Gran Galería y las cámaras de descarga), habría otras sorpresas reservadas para el egiptólogo avispado: —La tumba del faraón Keops, a 58 metros bajo la base de su pirámide, según dice Heródoto, que visitó Egipto en el siglo V a.C. —A muchos metros de profundidad de la Gran Pirámide estaría la llamada «sala del aprendizaje», donde el investigador y periodista británico Paul Brunton dice que estuvo en espíritu, en los años sesenta, guiado por el espectro de un sumo sacerdote egipcio. —El profeta Edgar Cayce dice que entre las 14.000 «interpretaciones» o videncias recibidas de los archivos akhásicos, unas cuantas tratan directamente de la «sala de los archivos» que algún día se encontrará con documentos de especial relevancia. «Muchos son los templos que todavía han de descubrirse cerca de la Esfinge», escribía, y especificaba que «hay una cámara o pasadizo desde la pata delantera derecha hasta esta entrada de la cámara de los archivos o tumba de los archivos».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 105
 
 
El Serapeum es un lugar de muertos sin muertos, de momias sin momias, un lugar de vacíos inexplicables… Sabiendo todo esto, la sensación es que te encuentras ante algo de otro mundo, quizá del mundo de los muertos por la orilla donde se encuentran, quizá del otro lado de la realidad que ha dejado vestigios físicos de una cultura que podría ser de una dinastía anterior a la que dicen los egiptólogos, o quizá predinástica, algo que se ha atrevido a decir Brien Foerster, investigador estadounidense, quien alega que son un claro ejemplo de ciudades antiguas de alta tecnología creadas antes del Predinástico egipcio. Lo que está claro es que tanto el Oseirion, como el cenotafio de Osiris en Guiza, como el Serapeum (los bueyes sagrados serían representaciones de Osiris) están relacionados con este legendario dios. Todos ellos son bloques de piedra gigantescos, sin inscripciones, grabados ni jeroglíficos, salvo algunos que son notoriamente posteriores.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 113
 
 
¿Una tumba con muerto puede ser un amuleto de vida? Ocurre con los santos cristianos y con los santones islámicos. Al fin y al cabo, es religiosidad popular creyendo que esas personas que fueron santas en vida les siguen protegiendo desde el otro lado una vez muertas, como intermediarias entre el mundo divino y el humano. Los santones son personas especialmente gratas a Alá y protegidas por él, con la función de interceder en favor de la comunidad islámica, intercesión tan beneficiosa, que si alguien maldice su memoria deviene en hereje. Santones fueron los cuatro primeros califas ortodoxos (Abu Bakr, Omar, Én y Alí). La lista se completa con una pléyade de gentes piadosas de todas las profesiones. En este ambiente, particularmente extendido por África del Norte, tanto árabes como bereberes mezclan sus cultos con la piedad musulmana. El marabut (al-marabit, morabito, «almorávide») es un campeón de la fe, a veces ermitaño, buen conocedor del Corán, famoso por su profunda piedad, cuyo prestigio le lleva a ser consultado por los doctores de la ley y a ser tomado por árbitro y juez de la tribu o incluso de la región, levantándose a su muerte una tumba (también llamada marabut), adonde acuden en peregrinación. El poder del marabut sigue unido a ese lugar y se espera que pueda producir milagros. El culto a los morabitos suele denominarse, en español, morabitismo o marabutismo. El pueblo llano visita las tumbas de los santos para besarlas y abrazarlas y este culto no es de origen coránico. Buscan la bendición o gracia divina (que ellos denominan baraka), a través de la cual esperan que les sean concedidos deseos. Creen que los morabitos otorgan la bendición de Dios a las poblaciones colocadas bajo su protección y a quienes peregrinan a sus tumbas. Marruecos es el centro del morabitismo como resquicio de los bereberes antes de convertirse al islam, que supieron adaptar a sus nuevas creencias. Y Malí no le va a la zaga. Tombuctú alberga mausoleos dedicados a sabios santones, santuarios asociados a la tumba de alguien considerado santo que es poseedor de baraka, lo que ha suscitado siempre un anhelo de visitarlos y un rechazo de los sunníes radicales que se oponen a cualquier forma de culto que se separe del más estricto monoteísmo. De hecho, el wahabismo (una corriente políticorreligiosa musulmana de la rama mayoritaria del sunismo) se opone a la veneración de los santos y otras manifestaciones de religiosidad popular, considerándolas idolatría.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 113
 
 
Algunos investigadores piensan que el nombre dado secretamente a la ciudad (de Jerusalén) habría sido Ilía, que parece guardar alguna relación con el antiguo nombre de la ciudad de Troya, conocida alguna vez como Ilión (de ahí el título de Homero, La Ilíada). Uno de los que conocía ese nombre secreto y que le dio facilidades para conquistar la ciudad fue el califa Omar (Umar Ibn Al Jattab), con la siguiente proclama de seguridad y respeto para su población, del año 638: En el Nombre de Allah, el Más Misericordioso, el Más Compasivo, esta es una garantía de paz y de protección dada por los siervos de Allah: Umar, comandante de los creyentes hacia la gente de Ilia. Les doy una garantía de protección para sus vidas, propiedades, iglesias y cruces; para quienes están enfermos y para los saludables y para toda la comunidad religiosa. Este nombre, ya no secreto sino revelado, se usó durante la Edad Media en algunos documentos producidos entre los siglos X y XI.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 119
 
 
… el siguiente hadiz (frases pronunciadas por el profeta): «Una plegaria realizada en la mezquita de Jerusalén equivale a mil plegarias; una hecha en la mezquita de Medina equivale a diez mil y una hecha en la mezquita de La Meca equivale a cien mil».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 120
 
 
Quizás uno de los vídeos de ovnis más virales y que sorprendió incluso a los profanos en ufología es uno en el que una potente luz blanca desciende en línea recta a la Cúpula de la Roca y luego se dispara al cielo a una enorme velocidad. En la bóveda celeste de Jerusalén, luego, la cámara capta unas luces rojas haciendo una especie de coreografía luminosa. Las imágenes fueron grabadas el 28 de enero de 2011, a la una de la mañana, y días más tarde salieron en el portal de internet YouTube otros vídeos donde se veían escenas similares. Para los creyentes era una prueba más de que la Explanada de las Mezquitas es una puerta o escalera al cielo, para los escépticos fue todo un montaje, sin más.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 122
 
 
Para la comunidad musulmana el centro simbólico y espiritual es, sin duda alguna, la ciudad de La Meca, en Arabia Saudí, que recibe el nombre de umm al qurá, «la madre de las ciudades», porque en ella se encuentran los santuarios que se veneran durante el hajj o peregrinación mayor y la umra o peregrinación menor. Hacia allí dirigen las plegarias rituales diarias 1.500 millones de personas. Eso durante cinco veces al día, cada día del año. Es su ciudad principal. La segunda en importancia es Medina, la «ciudad iluminada», donde Mahoma —o Muhammad— fundó el primer estado musulmán y vivió los últimos diez años de su vida, de 622 a 632. Recordemos que desde el año 612 hasta el 624, la orientación ritual en la plegaria de los musulmanes era hacia Jerusalén y en ese año se reveló un versículo coránico en el que se pedía que se dirigieran a la Casa Antigua o La Casa de Dios (la Kaaba), decisión que no gustó a todos y que hoy nadie discute. La Meca, desde aquel momento, asumía todas las prerrogativas de una ciudad santa, al tener allí su piedra negra, su betilo, su meteorito celeste cubierto por una estructura cúbica y recubierto a su vez con una tela negra, todo ello construido por Abraham y su hijo Ismael, el padre de los árabes, quienes la trajeron del monte Abú Qubays, en las proximidades de La Meca, donde se encontraba desde que cayó del cielo, como así lo creen los musulmanes. O sea, que allí está la presencia de la divinidad, al igual que en el Templo de Salomón estaba el Arca de la Alianza, en el sanctasanctórum, como así lo creen los judíos. Por extensión, el término betilo se aplica a cualquier piedra que se considere sagrada por una cultura y más si es de origen extraterrestre (nos referimos a meteoritos), a las cuales se atribuían poderes similares a los talismanes mágicos que protegían ciudades o a viajeros y navegantes de los peligros del rayo, las tempestades y de enfermedades. Su mera presencia —y no digamos su contacto— era una especie de bendición protectora de la propia divinidad. Por eso sus receptáculos, en diferentes culturas, se consideran Tronos de Dios.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 123
 
 
No hay fotografías de la piedra (la Kaaba) y, para colmo, según palabras del propio Mahoma, la roca que descendió del cielo era blanca como la leche, pero se fue tornando negra a causa del progresivo alejamiento de Dios por parte de los hombres.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 125
 
 
Acuérdate de que cuando Yo di a Abraham como asilo la Casa (la Kaaba) le dije: «No me asocies a nadie, guarda pura Mi Casa para aquellos que cumplen los circuitos (dar siete veces la vuelta a la Kaaba, acto principal de la peregrinación), para los que se levantan para orar, para los que se inclinan y para los que adoran. (El Corán, Sura XXII, 26).
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 125
 
 
Un musulmán es consciente de que la Kaaba es más que una piedra, es el punto de la Tierra que le vincula a su propio origen, el de la tradición espiritual, y que todos los espacios de este mundo se encuentran unidos por un hilo invisible a un único centro que es la Kaaba (la Casa de Dios). Es el reflejo terrestre del templo celestial que rodea el Trono de Dios.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 125
 
 
La palabra «Kaaba» significa exactamente «cubo», que simboliza la estabilidad y la inmutabilidad, ese eje cósmico que une el Cielo con la Tierra dentro de la cosmovisión islámica. La Kaaba contiene la «presencia de Alá», revestida de un tejido negro con hilos de oro que la cubre. Es lo poco que se ve en las fotos. Todo lo demás es alto secreto. El tejido se cambia cada año y, luego, la vieja kiswa se trocea y se distribuye como si fueran reliquias para que beneficie y dé suerte a los receptores.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 125
 
 
En la Kaaba hay también un tesoro que nadie conoce y que solo está reservado al mahdi, cuya función tendría que ver con la Hora, es decir, con los momentos finales del mundo terrenal. Así pues, ese tesoro sería de naturaleza espiritual y no será revelado hasta el momento tras el cual ya no habrá momentos, no habrá más tiempo.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 126
 
 
La Meca recibe en la tradición islámica el nombre de «ombligo de la Tierra» (en árabe surrat al-ard), es decir, el punto de origen del conjunto del mundo visible y físico.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 126
 
 
Un hadiz trasmitido por el sabio Ka’b ibn Ahbar, uno de los compañeros del Profeta, dice lo siguiente sobre un futuro acontecimiento telekinésico: La resurrección de los muertos no tendrá lugar antes de que uno de los dos templos (La Meca y Jerusalén) viaje hacia el otro, ya que la morada de Dios y el lugar desde donde Él juzga se halla allí.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 126
 
 
En relación con esas piedras sagradas que provocan efectos apotropaicos, que generan litolatrías y que hacen que Jerusalén o La Meca sean ciudades con un poder de atracción inusitado para millones de creyentes, contamos con un relato sorprendente de uno de los viajeros más misteriosos del siglo XX, que habla de un pedrusco similar, esta vez en Mongolia, y lo asocia nada menos que con el Rey del Mundo. En un encuentro que el explorador polaco Ferdynand Ossendowski tuvo con el Bogdo Gheghen, pontífice lamaísta de Urga, en Mongolia, este le narró una historia tomada de una crónica antigua: Luego que Gushi Kan, jefe de los calmucos, terminó la lucha contra los gorros rojos del Tíbet, se llevó con él la piedra negra misteriosa que el Rey del Mundo había regalado al Dalai Lama. Gushi Kan deseaba fundar en Mongolia occidental la capital de la religión amarilla, pero los oletos se hallaban en aquella época en guerra con los emperadores manchúes por el trono de China y sufrían derrota tras derrota. El último kan de los oletos, Amursana, huyó a Rusia, pero antes de escaparse envió a Urga la piedra negra sagrada. Mientras estuvo en Urga y el Buda vivo la usaba para bendecir al pueblo, ni la enfermedad ni las desgracias cayeron sobre los mongoles; pero hace unos cien años, alguien robó la piedra sagrada y desde aquel día los budistas la han buscado inútilmente por el mundo entero, porque sin ella el pueblo mongol no puede ser grande. Los kalmukos y los oletos son tribus mongolas del Asia central. Urga era el nombre de la capital de Mongolia antes de recibir el de Ulan Bator. La entrega de la piedra negra al Bogd Khan de Urga debió de hacerse en el año 1757. Está piedra está relacionada con la piedra brillante Chintamani (conocida como el «Tesoro del Mundo»), con las míticas Agharta y Shamballa, con Nicolás Roerich que la reflejó en algunas de sus pinturas o con la expedición que hizo al Tíbet el naturalista nazi Ernst Schäfer; promovida por la Ahnenerbe…
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 127
 
 
En el hinduismo, los lugares sagrados se conocen como tirtha, están siempre relacionados con el agua. Un río genera vida, crea una frontera y es escenario de los más diversos rituales. Ese río, en estas latitudes, es el Ganges.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 128
 
 
El misterio más grande que se teje alrededor de esta urbe (Benarés) es que, según los preceptos hindúes, todo aquel que muera aquí queda inmediatamente liberado de moksha, es decir, de la rueda de las reencarnaciones, encontrando así el descanso eterno. Este beneficio también se aplica a todo aquel que muera en sesenta kilómetros a la redonda de la ciudad.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 129
 
 
En China todo lo hacen a lo grande. Territorio y chinos hay de sobra para emprender las construcciones más megalómanas. Les da igual que sea el Gran Canal, el mausoleo del Emperador Amarillo y su ejército de terracota, la Ciudad Prohibida o el transiberiano. Todo para dejar constancia de que son capaces de hacer lo que nadie hace. Y lo hacen bien. Un buen ejemplo es la Gran Muralla. ¿Por qué Marco Polo no la menciona, ni tampoco cita los palillos de comer o los pies vendados de las niñas tan característicos de China? Francis Wood, bibliotecaria inglesa, autora del libro Did Marco Polo Go to China? (¿Fue Marco Polo a China?, 1995) basa su duda en que tiene olvidos «imperdonables» porque, además de lo dicho, no menciona tampoco la escritura china, las prácticas de acupuntura, las populares teterías, ni tampoco el taoísmo o el confucianismo.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 135
 
 
Con diez metros de altura y unos siete de anchura, (la gran muralla) estaba protegida a lo largo de su trazado por cerca de veinticinco mil torres separadas un centenar de metros entre sí. Los mensajes se transmitían de torre a torre con señales ópticas: si era de día, mediante banderas; si era de noche, mediante luces. Hoy se sabe que esta enorme construcción tiene 21.196 kilómetros de longitud; sí, han leído bien, más del doble de lo que se creía originalmente. Va desde la frontera con Corea, al borde del río Yalu, hasta el desierto de Gobi y esta «avenida de piedra» permitía también la circulación de personas, de carros y de correo hacia las lejanas provincias del norte y del oeste. Y no se hizo en un solo día (como las leyendas que hacen intervenir al diablo, véase el Acueducto de Segovia) ni en un mes ni en un año ni en un lustro ni en un siglo. La muralla comenzó a construirse en el siglo V a.C. y se terminó oficialmente en 1644.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 138
 
 
Los que hayan visitado algún país oriental cuya religión sea el budismo, bien Nepal, Tailandia, India o China, sabe que es obligado ver sus palacios y algunos de sus templos, wats o pagodas. Pues bien, en la entrada de esos recintos se ven claramente (y si no lo vemos es que estamos muy despistados o tenemos alguna dioptría de más) unos animales con aspecto feroz en postura sedente, flanqueando la escalera o la puerta de acceso de ese templo, ese palacio o esa tumba. Los llaman por lo general «leones de Fu» porque se asemejan a un híbrido entre un león y un dragón (un dragón con melena y garras de felino). Es verdad que el nombre no inspira mucho respeto, aunque su función no es decorativa. Para un budista está protegiendo el recinto de malos espíritus o de turistas molestos (esto último lo añado yo). En algunos lugares los mencionan como «perros de Fu» y se quedan tan anchos. Solo hace falta mirar con atención su fisonomía para darnos cuenta de que son esculturas felinas y no caninas. Además, el león es uno de los animales consagrados a Buda. Los maestros del Feng Shui los consideran como guardianes celestiales (en ocasiones, son llamados «guardianes de la felicidad»). Además, son símbolo de valor, poder y honor. Y van a pares, como los obeliscos en los templos del Antiguo Egipto. Fijémonos en unos cuantos detalles: —Son macho y hembra. —Si la pata o zarpa derecha se apoya sobre un orbe (globo terráqueo), una perla o esfera bordada con diseños geométricos, es un macho. Personifica lo masculino, el Yang, y cuida el exterior del inmueble. —Si la pata izquierda se apoya sobre una cría o cachorro, es una hembra. Ella representa el principio femenino, el Yin. De acuerdo con la tradición, es la encargada de la seguridad interna del templo, hogar u oficina. —Algunas veces la hembra tiene la boca cerrada y el macho abierta. Esto simboliza la pronunciación de la sílaba sagrada OM. —Sus ojos siempre están abiertos en actitud de vigilancia. —Son defensores de la ley y la moral, el Dharma, una palabra sánscrita que significa «protección». Con la práctica de las enseñanzas de Buda nos protegemos del sufrimiento. —Son tan populares que en muchos restaurantes chinos y asiáticos de Europa los tienen puestos en sus entradas. Reciben otros diversos nombres como «leones de Buda» o «leones coreanos».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 143
 
 
En Japón, donde nos podemos encontrar santuarios budistas y sintoístas, una vez que traspasamos el Torii, es decir, la puerta que separa el mundo mundano del mundo espiritual, la puerta que da acceso al recinto sagrado, veremos los komainu, que son los leones o perros guardianes de los que estamos hablando y que se encuentran a cada lado de la entrada del templo. En el caso de los santuarios dedicados a la diosa Inari en Kioto se trata de zorros, cuyo poder purificador les permite expulsar de allí a fantasmas y demonios.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 145
 
 
El Cao Dai es una de las aportaciones de Vietnam al mundo de la espiritualidad
 
La religión caodaísta tiene su dios principal: Cao Dai y recoge conceptos del budismo, cristianismo, hinduismo, taoísmo y de unas cuantas más. Es la mejor manera de estar a bien con todas y ascender a los cielos en un turbojet si cumples sus principios más elementales. Al entrar en cualquiera de sus templos, la primera impresión es impactante, por su colorido chillón y por sus imágenes. Se mezcla a Jesucristo con Buda y con Víctor Hugo, que ya es algo chocante.
 
La traducción literal de Cao Dai es «un lugar superior» o «torre alta», un eufemismo del nombre de Dios.
 
Esta religión, por muy desconocida que nos resulte o por muy rara que nos parezca, busca la armonía de todas las creencias, la paz mundial y la reconciliación de la especie humana. Practican la no violencia y no quieren que haya más guerras ni disputas por cuestiones religiosas. Los seguidores de Cao Dai creen en la llegada de una era llamada La Gran Amnistía, en la que la sensatez volverá a la Tierra. Mientras tanto, quieren que sus templos sean remansos de espiritualidad practicando las cinco virtudes básicas del confucionismo (no matar, no robar, no cometer adulterio, no tomar sustancias tóxicas y no utilizar palabras agresivas), además de llevar una alimentación vegetariana durante diez días al mes.
 
¿Qué símbolos más representativos ostenta? Uno que es muy universal: un gran ojo dentro de un triángulo. Es el llamado «ojo que todo lo ve» y el triángulo es el de la justicia. Un símbolo que suscribirían tanto católicos como masones. Como toda buena religión, tiene sus dioses y sus santos. Los tres más importantes son: —El fundador de la República de China Sun Yat-sen. —El profesor vietnamita Nguyen Binh Khiem, que representa la alianza entre lo terrenal y lo divino. —El escritor francés Víctor Hugo, vestido con su sombrero típico de gabacho. Su presencia se justifica porque fue un espiritista convencido. Afectado por la muerte de su hija Leopoldine, y tras un periodo inicial de escepticismo, Víctor Hugo consagró buen número de veladas a este tipo de comunicación, hasta el punto de que creyó que los espíritus le dictaban obras. Una vez muerto, y desde el más allá, dicen que sigue escribiendo novelas dictadas a médiums y entregando mensajes de todo tipo.
 
Los adeptos a esta religión dicen haber recibido revelaciones de espíritus superiores, entre los que no faltan Mahoma ni Confucio ni Jesús.
 
El prototipo de templo Cao Dai dispone de seis puertas de acceso. La puerta principal, llamada «puros de corazón», está reservada para los monjes y el acceso de los fieles una vez comienza el oficio religioso. En los laterales hay una puerta para las mujeres (al margen izquierdo) y una puerta para los hombres (margen derecho). Todos los turistas sin excepción han de acceder por la puerta derecha. Antes hay que quitarse los zapatos (se permite entrar con calcetines) y como las baldosas del suelo están calientes por el sol, normalmente se pone una alfombra roja desde el lugar donde se dejan los zapatos hasta el interior del templo. Piensan en todo. Se permite el acceso a los dos balcones, una especie de anfiteatro que se llena con facilidad. Cuando ha empezado la misa-ceremonia entonan unos cantos
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 148
 
 
En un remoto lugar de la República Komi (uno de tantos entes autónomos rusos) se yerguen, separadas entre sí, siete impresionantes formaciones rocosas de unos cuarenta metros de altura y una leyenda mansi asegura que son el fruto de un hechizo lanzado por un chamán a siete gigantes que pretendían cruzar los Urales para acabar con ellos. En toda la isla de Cerdeña tienen impresionantes yacimientos arqueológicos que denominan «tumbas de gigantes» pertenecientes a la época nurágica. Leyendas ecuatorianas hablan de antiguas ciudades edificadas por gigantes abandonadas por sus habitantes hace milenios y que, poco a poco, fueron mimetizadas por la selva. Algunos templos de Malta fueron edificados por ellos. Se dice que Tiahuanaco (situado sobre la orilla oriental del lago Titicaca, a casi 3.000 metros de altitud, en Bolivia) fue obra de los gigantes creados por el dios blanco y barbudo Viracocha.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 153
 
 
… porque el lago Maracaibo es la «capital» de los relámpagos en la Tierra, donde mayor concentración existe, lo que supone ser la primera fuente generadora de la capa de ozono atmosférico al producirse 280 descargas eléctricas por hora. El fenómeno fue bautizado como «Relámpago del Catatumbo» porque se creía que solo sucedía en el delta de este río al desembocar en el lago Maracaibo, el más grande de Sudamérica. De hecho, fue durante varios siglos un «faro natural» para orientar a los navegantes que, procedentes de las Antillas Holandesas, o llegados desde otros puertos, tenían como destino el Golfo de Venezuela.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 174
 
 
Si quiere presenciar este milagro de la naturaleza debe ir al sur del lago Maracaibo. En realidad, no se trata de un relámpago, o por lo menos de uno convencional, ya que nunca se escucha el trueno, a pesar de su enorme fulgor.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 175
 
 
Los mitos de los Barí, un pueblo que se niega a desaparecer, son especialmente simbólicos y mágicos. Habitan en la hoya del río Catatumbo, región boscosa y tropical en el departamento norte de Santander, en Colombia, en la frontera con Venezuela. Los mitos hacen referencia a sus orígenes divinos y están vinculados a esta zona. Uno de los principales es el siguiente: En el principio de los tiempos los Barí vivían en el Cielo, un lugar situado arriba, muy arriba de la Tierra; era una especie de edén cubierto de árboles hermosos y aguas cristalinas, en cuyas fuentes no solo se reflejaban sus figuras, sino que jugueteaban los peces con las siluetas bellamente coloreadas de las flores. Un día miraron por entre un tenue follaje hacia abajo y descubrieron la tierra y en ella no solo bosques con animales de todas las especies, sino ríos plenos de peces y frutas por doquier. —Cómo será de agradable cazar y pescar allá —se dijeron y optaron por descender. Para ello se valieron de larguísimos y resistentes bejucos que iban uniendo por sus extremos; cuando lo consideraron suficientemente largo, lo arrojaron al vacío y comenzaron a bajar por él, unos detrás de otros. Cuando todos se encontraban sobre la tierra pasó un zamuro o gallinazo y con el pico cortó el larguísimo bejuco. Así quedaron los Barí por fuera de su Cielo y desde entonces vagan sin cesar por las regiones del Catatumbo, esperando encontrar algún día el camino del Cielo para volver a encontrarse en el lugar de sus más grandes aspiraciones. Esta etnia define el relámpago del Catatumbo de manera poética como la concentración de millones de cocuyos (luciérnagas) que todas las noches se reúnen en este lugar para rendir tributo a los padres de la creación.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 176
 
 
La investigación de las primeras urbes sigue siendo prioritaria para arqueólogos y antropólogos. Establecer cuál fue la primera no es tarea fácil. Algunos dicen que la más antigua del mundo, aún en pie, es Jericó, en Palestina, que tendría más de 10.000 años. Otros apuntan a Eridu, en Irak, con 7.500 años. Y otros defienden que el primer asentamiento que merece el nombre de ciudad sería Uruk, a unos 225 kilómetros de Bagdad.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 182
 
 
En lo que fue Mesopotamia, florecieron las tres civilizaciones más importantes del mundo antiguo: Babilonia, Asiria y Sumeria. Entre el Tigris y el Éufrates, ríos que marcan la vida y la muerte, se situaría el comienzo de nuestra civilización al menos desde el momento en que hay registros escritos. La diferencia entre un asentamiento y una ciudad no solo radica en su número de habitantes, sino en su propia estructura. La ciudad se construye en torno a lugares sagrados como templos y oráculos, luego estarían las dependencias administrativas y, por último, el palacio o castillo del gobernante de turno. Alrededor de este núcleo se levantan barrios de agricultores, ganaderos, artesanos o comerciantes. Eso es lo habitual. Luego hay excepciones y una la representa Çatal Hüyük, que han datado en el año 7700 a.C., considerada la primera ciudad estructurada de la historia (en fin, hay serias dudas de que sea la primera). Pero vaya forma de estructurarla.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 183
 
 
Bajo la premisa de que muchos aspectos de la historia de la religión no han merecido la suficiente atención, la existencia de monasterios muy antiguos construidos para honrar a san Miguel en Inglaterra y en el resto de Europa, es uno de ellos. En todos esos enclaves se habla de leyendas de apariciones de este arcángel y se han construido basílicas, santuarios y templos de lo más lujosos para honrar su memoria. La mayoría están situados en una línea recta perfecta, como si fueran señalados por «él mismo», si hemos de creer la literalidad de esas leyendas. Algunos investigadores anglosajones denominan a esta línea «la espada de san Miguel», porque está marcada por santuarios donde se han registrado manifestaciones espectaculares suyas y sobre un mapa tendrían la forma de una espada. El trazado tiene un punto cero: comienza en Irlanda, en una isla desierta, donde el arcángel Miguel se habría aparecido a san Patricio en el siglo V para ayudarle a vencer al demonio. Aquí surgen los cimientos del primer monasterio: el de Skellig Michael. La línea se dirige después hacia el sur y se detiene en Inglaterra, en St. Michael’s Mount, un islote de Cornualles que, con la marea baja, se une a tierra firme. Justo aquí, san Miguel habría hablado y aleccionado a un grupo de pescadores, instruyéndolos en la nueva fe. La línea sacra prosigue a Francia e incide en otra célebre isla, la de Mont Saint-Michel, en la costa de Normandía, que lo convierte en uno de los sitios turísticos más espectaculares y visitados. Antes se llamaba monte Belenos y estaba dedicado a este dios celta. ¿Van viendo las pistas? Este islote está rodeado por el mar durante doce horas y el resto del día se une al continente. Ya de por sí, toda una singularidad, pero por alguna razón el arcángel eligió esta roca para aparecerse en sueños al obispo de Avranches, san Auberto, un día al amanecer del año 708 y le insta a que construya una ermita allí mismo, posiblemente en el lugar menos idóneo para edificar lo que sea, por esas constantes subidas de la marea. Y se lo pide con el fin de alejar para siempre las fuerzas del Mal. Auberto ignoró las dos primeras visiones, por lo que —a la tercera va la vencida—, san Miguel, un poco harto de tanta obstinación, le dejó una marca con forma de cruz en la cabeza. Ya no le quedó más remedio que llevar a cabo la construcción del oratorio, que, con el paso del tiempo, se convertirá en una abadía benedictina (año 966) y, más tarde, se construirán albergues para cobijar a los miles de peregrinos que allí llegaban buscando la bendición y protección del arcángel, que parece que llevara una cinta métrica y un astrolabio para medir su siguiente aparición. A unos mil kilómetros de distancia, en Val de Susa, en el Piamonte italiano, surge el cuarto santuario: la Sacra di San Michele. La construcción de la abadía benedictina empieza en torno al año mil y ya sabemos que en esa época creían que el mundo se iba a terminar de un momento a otro, al menos el mundo cristiano, porque en las demás creencias religiosas sus calendarios se rigen por otros parámetros. Está a unos cuarenta kilómetros de Turín y es desde siglos un lugar visitado por peregrinos que recorren la Vía Francígena. En la capilla principal están sepultados los miembros de la familia real de los Saboya y esa espectacular abadía de San Michele es la que inspiró al escritor Umberto Eco su novela, éxito de ventas, El nombre de la rosa. Por cierto, en enero de 2018 sufrió un incendio que casi la destruye, sin que muriera nadie. Las alas angélicas debieron de hacer su efecto. Trasladándose otros mil kilómetros en línea recta, se llega a la Puglia, al monte Gargano, un importante promontorio sobre el mar Adriático que forma la «espuela» de la «bota», donde hay una gruta de montaña. Aquí ya se hacían cultos en época griega y romana y, más tarde, se convirtió en el santuario de san Miguel Arcángel, el cual se comenzó a construir en el año 490, cuando tuvo lugar su aparición a un obispo. Como vemos, no se aparece a cualquiera. No tuvo éxito a la primera y se le apareció de nuevo para ordenarle entrar en la cueva y, entonces, le dijo algo muy revelador en cuanto a la elección de ese lugar concreto para el culto: «No es necesario que me dediques esta iglesia, yo mismo la he consagrado con mi presencia. Entra y bajo mi asistencia ora y celebra el sacrificio de la Misa. Te enseñare cómo yo mismo he consagrado este lugar».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 190
 
 
Desde Italia, la huella, línea o «espada del arcángel» llega al sexto santuario, en Grecia, en la isla de Symi, una isla de ensueño del mar Egeo y con un monasterio para honrarle que alberga una efigie de tres metros de alto. Notarse, se hace notar y los milagros menudean, como pueden suponer. Esta línea sacra está en perfecta alineación con el ocaso del sol en el día del solsticio de verano.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 193
 
 
Debe quedar claro que, en su calidad de seres celestiales, los ángeles se convirtieron automáticamente en protectores vitalicios de los humanos y que no necesitaban que se recurriese a ellos de manera machacona, como sucede con a los santos, para obtener sus cuidados. Aparecen cuando les da la gana, sin rogativas de por medio.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 196
 
 
Hay varios objetos que tienen asociada la palabra «destino». Uno es la «Lanza del Destino», que sería la legendaria lanza del centurión Longinos con la que abrió el costado de Cristo (se puede ver en el museo Hofburg de Viena, aunque hay otras tres distribuidas por otras zonas del planeta). Tenemos la «Mesa del Destino», conocida como la «Mesa-Espejo de Salomón», con la que se podían ver «los siete climas del universo», anhelada por judíos, romanos, visigodos y musulmanes. Existe la «Calavera del Destino», de cristal de cuarzo, de un supuesto origen maya, encontrada en Belice en el año 1927 por Mike Mitchell-Hedges. Y, por último, ya hemos hablado de la «Piedra del Destino» para coronar a los reyes ingleses. Sobre estos cuatro «objetos de poder», sagrados por antonomasia y simbólicos por naturaleza, la leyenda asegura que tienen una especie de «maldición». Cuidado con aquel que obtiene uno de ellos porque tendrá en sus manos el destino del mundo, aunque sea por unos breves instantes, pero si lo pierde también pierde su vida. Los nazis y su rama esotérica Ahnenerbe lo sabían, y aun así se arriesgaron en su aventura de conseguirlos para afianzar la llamada «superioridad de la raza aria» y el III Reich. Buscaron la lanza en Viena (y la consiguieron), la mesa en España, la calavera en México y la piedra la tendrían cuando Inglaterra cayera en su poder. Buscaron incluso el Santo Grial y el Arca de la Alianza… y terminaron como terminaron.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 197
 
 
Las Islas Británicas están bien servidas de misteriosos talismanes pétreos o metálicos. Solo hay que acercarse al British Museum para ver unos cuantos, incluida la piedra de Rosetta, un moái de verdad pascuence o el espejo de obsidiana de John Dee con el que se comunicaba con los ángeles en el lenguaje enoquiano.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 198
 
 
Cuando hablamos de la capital de Italia nos vienen a la mente dos adjetivos y una frase hecha: «Roma eterna», «ciudad santa» y eso de que «todos los caminos conducen a Roma». Lo de eterna es porque no tiene fin, nunca termina de verse. Lo de santa porque en el mundo católico hay cinco «ciudades santas». Roma y Jerusalén son dos de ellas. Tres de los cinco lugares se encuentran en España (Santiago, merced a la tumba del Apóstol; Santo Toribio, por albergar el mayor pedazo de la cruz de Cristo y Caravaca de la Cruz por su famosa cruz de doble trazo). Lo más apropiado sería denominarlas «ciudades jubilares», ya que todas tienen la concesión de año jubilar, cada una bajo unas condiciones específicas, pero es común a ellas que se vayan repitiendo y nunca de manera ocasional. En todas se obtienen indulgencias plenarias decretadas por la Santa Sede, o sea, salvoconductos de salvación, esto es, cuestión de fe.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 202
 
 
Pero una gran ciudad necesitaba otro tipo de protecciones con más empaque, empezando por el nombre secreto de Roma. Ya no corremos peligro de muerte por revelarlo. Las propuestas más famosas fueron la de Florenti o Flora por el origen de las fiestas florales o bien Valenti o Valentia por las muchas fortificaciones que defendían Roma; nombres de los que habrían surgido los títulos de las ciudades por ellos fundadas como Florencia y Valencia. El escritor latino Servio (siglo V), en un arrebato de inspiración, declaró que el nombre de Roma podría provenir de Rumor o Rumen, que era como se habría conocido al río Tevere o Tíber en el pasado, que significaría algo así como «ciudad del río». Una pista sobre el enigmático nombre secreto nos la da la no menos enigmática diosa Angerona, de origen arcaico, cuyo culto estaba inmerso en un gran sigilo. De hecho, era uno de los dioses titulares y tutelares de la ciudad de Roma, cuya fiesta se celebraba el 21 de diciembre. Su estatua ya decía mucho (o nada) porque tenía la boca tapada con un dedo sobre los labios, señalando u ordenando un silencio estricto. Qué pena que no nos haya llegado ni un triste ejemplar. Los autores clásicos indicaban que esa diosa y esa postura se relacionaban con el secreto del auténtico nombre de la ciudad de Roma. Esto lo decía, entre otros, Plinio el Viejo, en comentarios vertidos en su Historia naturalis, del siglo I. El historiador bizantino Giovanni Lorenzo Lido, en el siglo V, nos aporta más claridad a este oscuro asunto al decirnos que Rómulo pronunció el nombre de la ciudad… Una ciudad que tenía tres nombres: uno secreto, uno sagrado y uno público. El público estaba claro (Roma), el sagrado era Flora o Florens y el nombre secreto… Lido se atrevió a escribir y decir en alto ese nombre. Para él parecía evidente que, por su relación con la diosa Venus, no podía ser otro que AMOR, anagrama de ROMA. En las ruinas de Pompeya hay un grafiti, con forma de cuadrado mágico, compuesto de cuatro letras por cada lado que bien pudiera ser este: Aparece también en Ostia Antica y en otras partes del Imperio. Es la teoría más popular y aceptada, dada esta curiosa coincidencia semántica, aunque parece demasiado fácil el desciframiento del enigma. Nunca lo sabremos con certeza. La diosa Angerona sigue guardando silencio y no hablará ni siquiera bajo la tortura o el olvido.54
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 206
 
 
Medjugorje está en el corazón de Herzegovina, en la antigua Yugoslavia, a unos veinticinco kilómetros de Mostar. Actualmente su población es de 4.300 habitantes y todos son de nacionalidad croata, hablan la lengua croata, escriben con el alfabeto latino y son católicos, en medio de un país musulmán. Toda una rareza. En junio de 1981 se produjo algo que cambió radicalmente su forma de vida, su aislamiento y su silencio. Desde entonces lo visitan millones de personas —creyentes o no tanto—, para comprobar lo que está ocurriendo allí, algo que no ha gustado a la Iglesia. En la primavera del 2010, el Vaticano creó una comisión internacional, encabezada por el cardenal Camillo Ruini, consejero del difunto papa Juan Pablo II, para estudiar el caso de las apariciones de Medjugorje y presentar sus conclusiones ante la Congregación para la Doctrina de la Fe. Los miembros de la comisión se expresaron a favor de reconocer el carácter sobrenatural de las primeras siete apariciones con trece votos a favor, un voto en contra y uno suspensivo. La comisión concluyó «que los seis chicos videntes eran normales psíquicamente, que fueron sorprendidos por la aparición, y que no hubo ninguna influencia exterior en lo que dijeron haber visto». La falta de reconocimiento eclesiástico no ha impedido que desde 1981 más de treinta millones de fieles hayan visitado esta remota aldea al suroeste de Sarajevo. La aldea se ha convertido así en un próspero lugar turístico. Cuando uno se acerca a la Colina de las Apariciones de Medjugorje se da cuenta que no hay ermita para rezar, salvo unas cuantas cruces. La iglesia no está en ese mismo lugar, sino a unos dos kilómetros de distancia, en el pueblo. Bajo la advocación de Santiago Apóstol se construyó a finales del siglo XIX tras la creación de la parroquia (1892), por la visión que tuvo un sacerdote franciscano. En esa visión se advierte de que esa humilde aldea necesitará para el futuro una iglesia de grandes dimensiones y la dedica al santo patrono de los peregrinos. Es algo que llama la atención, pues ni por el tamaño ni la ubicación geográfica era lo más correcto. De hecho, la iglesia sufrió desperfectos por lo inestable del terreno y se reconstruyó desde 1934 hasta 1969. Lo que ocurre en Medjugorje no es nada habitual. Es obvio que sigue un esquema totalmente diferente del de apariciones marianas previas (y aprobadas), como Lourdes, La Salette, Pontmain, Fátima o Beauraing, por ejemplo. En ningún otro sitio se han registrado hasta cuarenta mil apariciones de la Virgen.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 219
 
 
Debido a la prohibición del obispo diocesano, desde abril de 1985, los videntes dejaron de usar el entorno de la iglesia como lugar de las apariciones. Fueron a una habitación de la casa parroquial para recibir cada día nuevos mensajes y algunos secretos... Mirjana e Ivanka dicen que han recibido diez secretos que contienen los últimos capítulos de la historia del mundo y que cuando se cumplan ya no volverá la Virgen a aparecerse más en la Tierra. Los otros cuatro videntes, de momento, solo tienen nueve secretos, pero no sabemos si son los mismos en cada caso. De lo poco que ha trascendido es que se cumplirán en vida de las videntes y tienen un tono apocalíptico. Los secretos han sido escritos, según dicen, por una fuente divina en un pergamino que solo Mirjana puede leer. Diez días antes de que se produzca el suceso que se describe en cada secreto, el vidente lo revelará al sacerdote que haya elegido como confesor y dedicará entonces siete días de completo ayuno —a pan, agua y oración— tras recibir el secreto y luego lo anunciará al mundo, tres días antes de su materialización. Hasta el día de hoy, ninguno de esos diez secretos se ha revelado, aunque son muchos los cotilleos que han surgido en función de lo que han ido desgranando los videntes a lo largo de estos últimos años. La vidente Mirjana dijo: «Los dos primeros secretos serán avisos al mundo, eventos que ocurrirán antes de que el signo visible sea dado a la humanidad. Esto ocurrirá durante mi vida». Respecto al primer secreto, que llaman el «Aviso», dicen que muchas personas experimentarán una iluminación en sus conciencias. El segundo —llamado el «Día de la Consolación»— sería una advertencia para la humanidad. El tercer secreto (dado en julio de 1981) los seis videntes lo han descrito como una señal permanente, visible, indestructible y hermosa que la Virgen dejará en la Colina de las Apariciones. Se conjetura que podría ser una columna de luz que se podrá ver y fotografiar, pero no tocar. Mirjana dice que cuando se cumpla el tercer secreto los que sigan vivos tendrán poco tiempo para convertirse.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 221
 
 
Aparte de los mensajes que ha ido dando la Gospa, son muchos los que creen que esta localidad posee una especie de protección. Durante la guerra de Bosnia (que duró de 1992 hasta finales de 1995) ninguna bomba cayó sobre Medjugorje. Los pilotos serbios dan testimonio de que no podían lanzar ninguna bomba, puesto que el territorio a atacar desaparecía de los radares o se veían cegados por una inmensa luz cada vez que la sobrevolaban. Un piloto tenía orden de bombardear esta aldea y cuando iba a arrojar la bomba, según confesó, una nube se posó encima de la localidad que le impedía ver el objetivo y al final cayó a varios kilómetros fuera del pueblo. No hubo ningún muerto en la guerra. Un «oasis de paz», lo llamaron sus devotos. La Virgen, en una de sus apariciones diarias a los seis videntes, ya prometió que «la protegería con su manto» de la guerra.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 222
 
 
El corazón místico de Montenegro tiene forma de isla artificial.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 230
 
 
Los que se aventuran a ir más allá de Dubrovnik, o a ver los escenarios de la serie Juego de tronos (Split, Žrnovnica o la fortaleza de Klis), se pueden topar con historias de vampiros vetustos (en Kringa), con leyendas de perversas reinas negras (en la fortaleza de Medvedgrad, cerca de Zagreb), con cuerpos incorruptos terapéuticos (en Vodnjan), con la cuna de los primeros neandertales europeos (en Krapina), con la mismísima casa natal de Marco Polo (en la isla de Korkula), con una isla maldita (Lokrum) o ir de cabeza al centro de la Tierra...
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 235
 
 
Hoy disponemos de sistemas topográficos muy sofisticados para saber con exactitud cuál es la antípoda o punto del planeta diametralmente opuesto a la ubicación geográfica que busquemos. Curiosamente, el 96 por ciento de los lugares del mundo tienen su antípoda en el mar. Sí señores, únicamente el 4 por ciento de la superficie emergida del planeta tiene su opuesto en tierra firme.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 237
 
 
 
A veces se construye una estatua, un templo o monumento para dejar claras las intenciones que se buscan y a veces se aprovecha lo que ya está allí, dispuesto por la naturaleza, para potenciar los efectos de lo que se cree. In illo tempore ocurrió con Peña Tú, en el concejo asturiano de Llanes.
 
A Peña Tú hay que ir adrede, sabiendo adónde vas, para descubrir un increíble monumento natural reconocido y marcado como sagrado por generaciones de hombres antiguos que veían en él a una entidad protectora y, por tanto, algo digno de protegerse.
 
(…)
 
Faltaba la teoría de Amador Rebullida Conesa, quien cree que Peña Tú tiene un alto contenido calendárico y astrológico, viendo representaciones del Sol y de la Luna, que corresponderían a los ojos del ídolo.
 
Personalmente, creo que la gran roca hacía las funciones de monumento apotropaico y que esa figura tan enigmática, llamada «ídolo de Peña Tú», representa a un dios, no a un guerrero o a un personaje con cierta influencia en la tribu. El cuchillo o puñal otorga poder, como ocurre con algunas estatuas que simbolizan a dioses que también están provistos de sus armas reglamentarias. La plataforma bien pudo ser un altar para sacrificios de animales. No olvidemos que la sangre es la golosina de los dioses.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 247-252
 
 
En un libro del criminólogo y profesor portugués Morales Anés se detallan muchos de los elementos esotéricos, místicos y míticos que se encuentran en el palacio (de Sintra). Anotamos cuatro de ellos:
 
1.El hermético uroboros (serpiente que se muerde la cola) a la entrada del Palacio da Regaleira.
 
2.Un medallón con el pelicano alimentando a los hijos, utilizado por fraternidades iniciáticas cristianas, como los Rosacruz, también a la entrada del palacio.
 
3.Las Tres Gracias masónicas: Fuerza, Sabiduría y Belleza en el techo de la oficina del propietario, en el segundo piso.
 
4.La referencia al «Encubierto» simbolizado por un gran sillón en una de las salas de la planta baja del palacio y que Carvalho Monteiro, quien creía en el mito del sebastianismo, reservaba para el rey que algún día vendrá.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 242
 
 
Las «Profecías de los Falsos Cronicones», escritas paralelamente en el tiempo en que el cardenal Juan Martínez Silíceo envió una expedición desde el callejón de San Ginés n.º 3 hasta La Cueva de Hércules, en 1546, advierten que el final del mundo conocido comenzará con el descubrimiento de la legendaria Cueva de Hércules, cuando se entre por tercera vez en ella. En una de estas profecías se afirma que, dentro de la catedral de Toledo y en lo alto del altar-retablo que se levanta sobre la cripta, frente al llamado «Transparente», existe la figura de un ángel sosteniendo un pez. Se trata de una figura realizada por el pintor y escultor Narciso Tomé. Pues bien, según siguen relatando estas profecías, el día que se entre de nuevo en la Cueva de Hércules, el pez del ángel caerá al suelo de la catedral y será la señal inequívoca que anunciará el acontecimiento de una gran hecatombe que se extenderá por toda la Tierra, empezando por Toledo, y será el fin caótico de la Iglesia católica y de las organizaciones oscuras.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 263
 
 
Es un hecho cierto que Toledo fue considerada la capital de la nigromancia desde la Edad Media hasta pleno siglo XVIII, el siglo de las luces.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 264
 
 
Glosar el Toledo encantado, mágico, hermético y prodigioso es tarea compleja. Explicar por qué durante siglos ha sido foco de atracción para magos, alquimistas, nigromantes, astrólogos, viajeros… que fuera la sede de la Escuela de Traductores o la capital de reinos e imperios. Solo se me ocurre recurrir a unas estrofas populares que se atribuyen a Padilla y que recoge un libro de Moraleda y Esteban: Trescientas cincuenta calles tiene la Imperial Toledo, en cada una cien encantos y en cada encanto un portento.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 266
 
 
En los Mabinogion, una colección de historias medievales galesas, hay multitud de referencias a esta clase de encantamientos y poderes extraordinarios que utilizaban los druidas, como un caldero capaz de resucitar a los muertos, el arpa de Teirtu que toca sola en las fiestas, la botella mágica que mantiene los líquidos fríos o calientes, el anillo que utiliza el caballero de Owein para convertirse en invisible, la niebla druídica para paralizar los movimientos de los hombres, los ungüentos que todo lo curan, la nube misteriosa que transporta a los guerreros a lugares desconocidos, etc. En esa obra se habla de tres talismanes que se colocaron en Bretaña para proteger al país de invasiones: La cabeza de Vran, hijo de Llyr. Los dragones encerrados en un arca de piedra en Dimas Emreis. Los huesos de Gwerthevyr Vendight. Los tres fueron profanados. El rey Arturo desenterró la cabeza de Vran porque quería defender la isla con su propia fuerza y no con hechizos, y en ese momento comenzó una época convulsa para Gales y el resto de Gran Bretaña.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 265
 
 
Pocos emblemas existen que sean adoptados por las tres religiones del Libro. Dos de ellos son la Estrella de David y el Sello de Salomón, que aparecen representados en sinagogas, mezquitas y catedrales. Sin olvidarnos de que también están en templos hinduistas. Dicho en otros términos: el pentagrama y el hexagrama, dos símbolos universales. Al doble triángulo entrelazado los cabalistas lo llaman Sello de Salomón y Escudo de David (Magen David) indistintamente, así como Escudo de Mikael (Mikael Malaki, es decir, «el Ángel en quien se encuentra Mi Nombre»). Suele haber una cierta confusión entre el Sello de Salomón (de seis puntas o hexalfa o hexagrama) y la Estrella de David (de cinco puntas o pentalfa). Hoy en día se utilizan como sinónimas ambas expresiones y no voy a ser yo el que líe más la cuestión. Me refiero al signo del hexagrama —Sello de Salomón— que posee un significado similar al del ying y el yang, como representación de los opuestos, así como de nexo de unión entre el Cielo y la Tierra o plasmación ideográfica de la sabiduría divina. La estrella de cinco puntas es el pentagrama de los pitagóricos, la estrella flamígera masónica, un símbolo «microcósmico», mientras que el doble triángulo es un símbolo «macrocósmico». Tuvo una gran importancia en la práctica y la iconografía alquímica: los dos triángulos simbolizan el fuego y el agua, la conciliación de los opuestos. Según Juan Eduardo Cirlot, también simboliza el alma humana. El uso más conocido y ancestral fue siempre el de su carácter protector y mágico, sin que estuviera vinculado a ninguna religión en concreto. Así, en la Edad Media era habitual encontrar amuletos y talismanes que reproducían el Sello de Salomón, generalmente con la estrella inscrita en un círculo y acompañada de varios puntos. Se creía que estos dibujos protegían a su portador del influjo de demonios y espíritus maléficos o, simplemente, de la mala suerte. Era frecuente grabar el sello en los marcos o dinteles de las puertas de entrada a las viviendas o en los escalones de las escaleras, con ese mismo carácter frente a intrusos no deseados o ante posibles incendios. Se colocaba también en pilares, muros, dovelas de los arcos y en los rosetones de iglesias y catedrales. Y siempre servía de conjuro contra el mal, aunque los inexpertos en simbología crean que es un simple elemento decorativo.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 277
 
 
A botepronto, he aquí unos cuantos lugares sagrados en España donde podemos encontrar el Sello de Salomón:
 
—En el rosetón de la fachada principal de la catedral de Burgos.
—En una de las fachadas de la catedral de Valencia, en concreto, en la Puerta de los Apóstoles.
—En el claustro de la catedral Vieja de Lérida.
—En la abadía del Sacromonte de Granada.
—En el rosetón de la catedral de Palma de Mallorca, conocido como «el ojo del gótico», con un diámetro de catorce metros y casi cien metros cuadrados de vidrieras, lleva inscrita esa estrella de seis puntas formada por veinticuatro triángulos y lo componen 1.236 cristales.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 178
 
 
El impulsor del culto al Sagrado Corazón de Jesús, junto con el Corazón de María, fue el normando Juan Eudes, fundador de la congregación de los eudistas el 25 de marzo de 1643. Unos años después, en 1667, vuelve a recobrar importancia esta iconografía al aparecérsele Cristo a la monja salesa Margarita María de Alacoque en su convento de Monyal, en Francia. Le señaló el órgano cardiaco que sobresalía sobre sus ropas y le comunicó de manera solemne: «Mira este corazón que tanto ha amado a los hombres. Quiero que vean esta imagen para ablandar sus corazones. Esta devoción es el último esfuerzo de mi amor».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 179
 
 
El británico Edward Lovett dedicó su vida a recopilar amuletos de la suerte que llevaron encima los soldados. Había conseguido reunir unos 1.400 objetos, en los que los combatientes en la Primera Guerra Mundial confiaban para que les ayudaran a regresar sanos y salvos a casa. Entre otros, podemos ver un trébol de cuatro hojas de mármol, una herradura de la suerte fabricada a partir de un trozo de casco alemán por un soldado belga herido, un cerdito de la suerte tallado en una pieza de roble irlandés o una insólita botellita mágica repleta de uñas de dedos.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 283
 
 
Otro de esos talismanes es el «detente». Así, como suena. Nombre muy expresivo de aquello para lo que sirve. Aunque lo quieran enmascarar de otra cosa, pretende dar suerte y bendiciones de todo tipo, incluida la de preservar la vida en un conflicto armado. Se trata de un pequeño emblema hecho en tela que se lleva sobre el pecho con la imagen del Corazón de Jesús. Fue en el año 1720, durante una terrible plaga en Marsella, cuando esta pequeña «salvaguardia», como así se la llamó, se difundió entre todos los fieles. La imagen se bordaba con la leyenda «Oh Corazón de Jesús, abismo de amor y misericordia, en ti confío». Miles de estos emblemas los repartieron por toda la ciudad y alrededores. La leyenda piadosa relata que poco después la plaga cesó y se creyó que fue por esta razón y no por los paliativos médicos. Se hizo tan popular que incluso en el juicio de la reina María Antonieta se adujo en su contra la posesión de un pedazo de papel muy fino que se encontró entre sus pertenencias, en el que una de estas imágenes estaba dibujada, con la llaga, la cruz y la corona de espinas, y con la frase: «Sagrado Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros». De nada le sirvió para conservar su cabeza sobre los hombros. Después de la guerra francoprusiana de 1870, las salvaguardias se usaron en más de una ocasión como escudo para proteger a muchos soldados franceses de las balas enemigas, con resultados inciertos.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 282
 
 
«Zaragoza, Zaragoza, no sabe lo que se pierde quien no te goza», afirma el dicho popular. Y, por si hay dudas, lo mejor es ir y vivirlo. Que Zaragoza es una ciudad única, genuina y especial nadie lo niega. Que tiene el primer templo mariano de la cristiandad, tampoco. Que su Basílica del Pilar es el templo barroco más grande de España, está demostrado. Que el Ebro, otro «río de la vida», estructura y condiciona su urbe, es una obviedad. También se podría decir que todas las ciudades son especiales y únicas. Es verdad, pero pocas ostentan tantos elementos de protección «divina».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 286
 
 
Como sé que les gustan las rarezas, ¿sabían que esta basílica es además el único edificio cristiano de Occidente que presenta símbolos taoístas? Al menos así lo defiende el médico José Manuel Chamorro Navarro (Zaragoza, 1952), quien alude a las seis líneas alternativamente continuas y discontinuas que aparecen labradas en relieve en los cimborrios de las ocho cúpulas de las naves laterales del templo. A ojos de un turista no es más que una decoración geométrica, sin más. A ojos de un taoísta —y de Chamorro— eso se asemeja a un hexagrama de los que forman parte del I Ching, un texto chino oracular de más de tres mil años de antigüedad traído a Occidente por misioneros jesuitas. Compuesto por 64 hexagramas, está considerado un libro de sabiduría que dicen que contiene las leyes que ordenan todo el universo. Ahí queda eso.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 291
 
 
Ningún país tiene la exclusividad de la protección divina, aunque algunos están más «enchufados» que otros.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 292
 
 
Las imágenes son una expresión artística y suelen estar hechas para ser observadas y admiradas en museos y en templos, colocadas en una plataforma, pedestal o peana, cumpliendo una función que va más allá de la simple decoración. El lugar siempre es importante, al igual que la época en que se construye y las intenciones con que se hace. Si son religiosas o místicas, provocan ciertos efectos emocionales.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 304
 
 
Suele ser ignorado el hecho de que la universidad más antigua de España también es de Palencia (no la de Salamanca). Y del mismo modo que la gente ignora que Alfonso VIII, en el año 1208, fuera el creador de dicha universidad.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 307
 
 
Durante la época de Al-Andalus y la Edad Media, Córdoba era la ciudad más próspera, lujosa y culta de toda Europa. Cuando se convirtió en la capital del Califato, tenía la mejor biblioteca y los mejores médicos y los más doctos sabios. Y, por si faltara algo, todas las protecciones divinas que fueran necesarias, al igual que pasaba con la Alhambra de Granada. Y siguió protegida tras la Reconquista, a tenor de lo que dice una tradición que se remonta al año 1278. Durante una epidemia de peste, el fraile mercedario Simón de Sousa afirmó que se le había aparecido una entidad sobrenatural que se identifica como el arcángel san Rafael, en el convento Casa Grande de la Merced, y le había curado. El fraile comunicó la noticia al obispo diciéndole que este le había dicho que si quería que la peste acabase debía colocar una estatua del arcángel en la catedral, estatua que sigue en dicho lugar a día de hoy. Rafael significa en hebreo «Dios sana» o «la medicina de Dios», lo cual es ya bastante significativo sobre su misión. Viste atuendo de peregrino y suele llevar un gran pez en la mano, acompañando al joven Tobías.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 308
 
 
El rito y el mito se resisten a desaparecer en la península ibérica, que aún guarda en la recámara un amplio repertorio de votos y promesas en agradecimiento por favores divinos al salir indemne de alguna catástrofe natural o calamidad artificial. Había un simulacro de negociaciones con la entidad celestial de turno para librarse, por ejemplo, del azote de una plaga. A cambio, se adquiría el compromiso de dedicarle una festividad anual con procesiones, oraciones, expiaciones o lo que fuera menester. Y el compromiso contraído era a perpetuidad, como si se tratara de un contrato formal registrado por un notario. Incluso se especificaban sanciones a las familias que no enviaran un miembro a la procesión del santo o no hicieran lo estipulado, como ayunos o estipendios. El incumplimiento de cualquier vecino del pueblo podría provocar la invalidez de ese «contrato divino» y que la plaga volviera a resurgir. Eso suponía una gran responsabilidad, no siempre bien asumida. Algunos de estos compromisos penitenciales se llevaban al extremo y eran tan singulares como el de los buenos azotes en la espalda que se autoinfligen los «picaos» de San Vicente de la Sonsierra, o los «empalados» del extremeño pueblo de Valverde de la Vera, o los «amortajados» que pasean sus ataúdes en varias romerías gallegas. En casi todos los casos obedecen a una promesa hecha a la Virgen, a Cristo, un arcángel o algún santo (la mayoría de las veces es san Roque o san Sebastián) por algún favor recibido, pero no un favor cualquiera sino uno de alta alcurnia donde la vida y la salud de los vecinos estaba en juego. Y se empezaron a denominar «votos de villa» o «votos de promesa».
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 319
 
 
La gran paradoja del cambio climático es que las naciones que menos contaminación generan son las que más van a sufrir sus consecuencias.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 333
 
 
Edgard Cayce, Gordon Michael Scallion, las hermanas Lusson, Joe Brandt, la Asociación Luz Matutina, entre otros muchos, han diseñado con sus respectivas visiones un nuevo mapa terráqueo en el que las tierras que ahora forman continentes, regiones y ciudades van a dejar de serlo, al menos con la forma que tienen en la actualidad. Son muchas las profecías que hacen referencia a países que desaparecerán en un futuro próximo. ¿Se sabe cuáles son? Tomen nota:
 
1.En Europa sufrirían funestas consecuencias Copenhague, Marsella, Praga, islas británicas, países escandinavos, Alemania, Ucrania o Estambul.
 
2.En Norteamérica algunas ya son previsibles y otras no tanto: San Diego, Santa Bárbara, San Bernardino o Los Ángeles, por lo de la falla de San Andrés, aunque también incluyen a Nueva York, Florida o Vancouver.
 
3.En el continente asiático no se libran la India ni Filipinas ni Japón, que serán países sacudidos por toda clase de terremotos y maremotos.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 334
 
 
El citado general Sánchez de Toca hizo un extenso recopilatorio de profecías relacionadas con España que están por llegar y las conclusiones son las siguientes:
 
—Disturbios, saqueos o incluso guerra civil.
—Impacto de un cometa y caída de fuego estelar.
—Posible invasión por parte de tropas extranjeras (¿rusas?).
—Batalla sangrienta en los Pirineos.
—Batalla en las orillas del río Tajo.
—Tres días de oscuridad.
—Pobreza, hambruna, muchos muertos.
—Problemas con países musulmanes por la reivindicación de Al-Andalus como parte del Califato.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 344
 
 
En todo este maremágnum apocalíptico merece una mención aparte Gordon Michael-Scallion. Este ingeniero de profesión tuvo en 1989 una serie de sueños que se sucedieron durante veintinueve noches consecutivas y le dieron claves de cambios importantes que ocurrirían en el planeta.
 
—África se dividirá en tres partes: la meseta de Giza se hundirá y el agua llegará a Sudán y Gabón. El mar Rojo se expandirá, creando una corriente hacia las áreas de Sudán.
—Filipinas y Japón se hundirán.
—Parte de Indonesia se hundirá.
—California se dividirá en 150 islas y gran parte de Nueva York se inundará.
—Las costas de México y Yucatán se hundirán.
—América Central se dividirá en islas y solo se verán las zonas que estén por encima de los quinientos metros de altura. El canal de Panamá será impracticable.
—Se hundirá la cuenca amazónica. El Salvador, Sao Paulo, Río de Janeiro y partes de Uruguay se hundirán, así como las islas Falkland. Otra gran lengua de mar cubrirá gran parte de Argentina central.
—Australia pierde un cuarto de su territorio y los desiertos se harán fértiles.
—Nueva Zelanda aumentará de tamaño debido a la actividad volcánica.
En Europa la cosa no va a ir mucho mejor:
 
—Los países escandinavos (Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca) se hundirán en el mar, dejando como huella de su pasado cientos de pequeñas islas.
—París será una isla.
—Gran Bretaña se fraccionará y solo sobrevivirán algunas pequeñas islas.
—Italia será dividida por el mar. Venecia, Nápoles, Roma y Génova se inundarán, pero el Vaticano se salvará siendo trasladado a un lugar más alto.
—Rusia se separará de Europa por un mar emergente y lo que quede se convertirá en el granero de Europa (Cayce ya nos dijo que el granero de América y del mundo serían Montana y Dakota).
Si nos ponemos mínimamente positivos ante tanta desgracia, surgirán nuevas tierras, como porciones de la mítica Atlántida que aparecerán en la costa este de Norteamérica, cerca de Florida, haciendo las delicias a los arqueólogos. Asombrosas ruinas de la Atlántida serán descubiertas en las Azores, las Bahamas, el golfo de México y el mar de los Sargazos. La meseta de Giza se hundirá, junto con sus pirámides, pero antes de que esto ocurra se producirán descubrimientos históricos sorprendentes bajo sus arenas. Lo malo es que no habrá museos donde guardarlos ni periódicos donde anunciarlos.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 345
 
 
Las profecías están hechas para no ser cumplidas.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 347
 
 
La necesidad de protegernos o defendernos contra enemigos visibles u ocultos, recurriendo a todo tipo de argucias, artimañas, artificios o rituales, viene de muy lejos, como habrán comprobado. Lo que ocurre es que a veces buscamos fuera lo que tenemos dentro, sin darnos cuenta de que la mejor defensa, protección, talismán, amuleto, oración, objeto mágico, betilo, palladio —o lo que se les ocurra— es algo inmaterial como nuestra propia mente y la forma que tenemos de enfocar la realidad… Lo que para unos puede ser una chorrada para otros es de vital importancia. Porque nuestra mente es la que filtra experiencias, crea ideas, amplifica los miedos y la que nos lleva a paraísos cercanos o nos sumerge en infiernos profundos; y cuando hay miedos que condicionan nuestro futuro necesitamos algo o alguien que nos proteja. Los hombres, en realidad, no somos prisioneros de un ciego destino, sino prisioneros de nuestra propia mente. Si no la conocemos, si no la sabemos controlar, tendremos que recurrir a que otros nos digan lo que tenemos que hacer y a fiarnos de tradiciones, creencias y supersticiones (algunas obsoletas), que en sí mismas no están mal, salvo que se conviertan en apegos y los amuletos en muletas. Es bueno tener un conocimiento de todas las teorías que leamos y de los talismanes que encontremos, pero de una manera u otra llegaremos a la conclusión de que, al final, somos parte de una sola mente universal que todo lo abarca. Todos estamos inmersos en el anima mundi y, a pesar de los siglos transcurridos, seguimos teniendo los mismos anhelos, esperanzas y deseos de vivir más y mejor. Somos soñadores en este «gran teatro del mundo», rodeados de interrogantes y enigmas insondables que nos dan un aliciente diario a nuestra vida, si bien muchos de ellos no llegamos a comprenderlos del todo. Según vamos adquiriendo más y más conocimiento, las cuestiones que estudiamos, a veces, se hacen más comprensibles y, otras veces, todavía más misteriosas. Ahí está el meollo.
 
Jesús Callejo
Territorios talismán, página 347
 
 
 
 

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