En la Antigüedad tardía, a todo astrólogo, viniera o no de Mesopotamia, se le llamaba “caldeo”.
Georg Luck
Arcana Mundi: Magia y ocultismo en el mundo griego y romano, página 586
Hay dos tipos principales de astrología antigua: 1) astrología “judiciaria” (utilizada por primera vez en Chaucer), que predice a partir de fenómenos celestes o meteorológicos el futuro del rey o del país (si habrá guerras, hambre o inundaciones, o buenas cosechas, paz y prosperidad), y 2) la astrología de horóscopo, que se relaciona con el carácter y fortuna de un individuo. El primer tipo parece ser más antiguo que el segundo; durante mucho tiempo la astrología fue, según se cree, privilegio de los reyes. Pero ambos tipos se basan en la creencia de que la posición de los planetas en el zodíaco determina el futuro de un individuo, y si este por casualidad es un rey, también el de su país.
Georg Luck
Arcana Mundi: Magia y ocultismo en el mundo griego y romano, página 587
El antiguo concepto de “hado” o “destino” (heimar-méne) tuvo sus raíces en la religión, pero no fue desarrollado por los estoicos, que lo definieron como la ley según la cual todas las cosas que han sucedido, han sucedido, todas las que suceden, suceden; y todas las que sucederán, sucederán. Para los estoicos, al menos para la mayoría de ellos, las estrellas eran una expresión de este concepto porque se movían conforme a las leyes eternas. Por tanto, casi todos los estoicos creían en la astrología.
Georg Luck
Arcana Mundi: Magia y ocultismo en el mundo griego y romano, página 602
Uno de los elementos más importantes del horóscopo es “el ascendente”, el grado de la eclíptica que está creciente en el momento del nacimiento. Hoy se considera que este es uno de los treinta grados de una de las doce constelaciones. Originariamente puede que fuera una estrella concreta de la constelación, pues se le llamaba horoskópos (“observador de la hora”).
El ascendente determina la llamada “primera casa”, y esto nos lleva a una curiosa constatación: mientras que los “planetas” (que incluían el Sol y la Luna) y los doce signos del zodíaco corresponden a cuerpos celestes (aunque la suma de nuestros planetas no es ya la de los antiguos, y los signos del zodiaco ya no están donde se suponía que estaban), la división de una carta en doce “casas” no tiene base en el universo como lo conocemos. Esta división está basada en la trigonometría esférica, que en sí misma debe ser un misterio para muchos astrólogos. Se utilizan hoy en día varios sistemas de establecer las casas, pero ninguno de ellos, según parece, es anterior al renacimiento. Los sistemas antiguos eran mucho más sencillos.
Georg Luck
Arcana Mundi: Magia y ocultismo en el mundo griego y romano, página 604
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