Caramuru
(Fragmento deI canto VII)
XXXV
De las flores, en el aire brillante,
reina con más justicia es, pues, la rosa,
blanca emerge la Aurora rutilante,
al cenit time la color lustrosa;
pero creciendo en llama rutilante,
roja es de tarde la color hermosa;
pasmo que contra Clicie ya conspira,
pues muda de color cuando el Sol gira.
XXXVI
Otra agraciada flor que en ramos pende
(la llaman de San Juan) por bella pasa
más que cuantas el prado allí comprende,
bella es la color, tenue cual gasa:
en la coposa rama que se extiende
con vistosa apariencia allí se enlaza,
delante dando a ver y en las espaldas
ramos de oro con verdes esmeraldas.
XLI
Otras flores hay dulces y admirables
bordando su colar campiñas bellas,
y en varia multitud por agradables,
la vista encantan, transportada al vellas:
bermejos jazmines que incansables
cubren paredes, techos y las huellas;
no siendo por menudos muy distintos
púrpuras entretejen laberintos.
XLII
Las azucenas son tal vez fragantes,
tal las nuestras en la hoja organizadas;
en el candor algunas son brillantes,
el tinte otras relucen nacaradas.
Enamorados bledos rutilantes,
las flores de Courana celebradas;
y otras sin cuento por el prado inmenso
que a quien las ve, lo dejan en suspenso.
Fray José de Santa Rita Durão
Traducción de Ricardo Silva-Santisteban
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