Juan Estadella Ferrater Astrología, historia, fundamentos

La astrología es la disciplina que estudia la relación existente entre las posiciones y movimientos de los cuerpos celestes y nuestra realidad terrestre, en todos los sentidos, y tanto a nivel individual como colectivo. Desde la influencia en nuestra personalidad y destino, hasta su repercusión en el mismo reino vegetal, entre otros muchos campos en los que su efecto es evidente. Esta es una primera definición que sirve como avanzadilla para la presente
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos, página 9
 
 
Es sano y democrático respetar las inclinaciones culturales de cada cual, pero más inteligente es el no opinar sin conocimiento.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos, página 9
 
 
Para hablar de algo hay que saber de lo que se habla, o todo se convierte en una charla de barbería o de café. Dicen que cuando Edmund Halley, el científico descubridor del cometa homónimo, le reprochó a Isaac Newton que dedicara parte de su tiempo a la astrología, este le respondió algo así: «Mr. Halley, yo estudié la materia, usted no…».9 Pues bien, si queremos opinar con conocimiento de causa, por decirlo así, adentrémonos en este conocimiento por la senda correcta, estudiemos la materia y probemos para constatar si detrás de ella se esconde algo de verdad o no. Si no tenemos tiempo ni nos apetece incursionar en la misma, no critiquemos por inercia, tradición o pasión. Porque no es científico hacerlo, esa es la paradoja, ya que tanto se habla de ciencia y astrología. Pero he de advertir al lector que entrar en la astrología por la puerta principal, valga la metáfora, es peligroso. Uno puede venir de visita, por curiosidad intelectual o para obtener argumentos en su contra, y puede quedarse en sus dominios para siempre, atrapado en sus redes, fascinado por la validez, la utilidad y la belleza de este conocimiento universal. Sé de lo que hablo…
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos, página 11
 
 
Cronología astrológica
 
 
42.000 a. C. Como se ha sugerido anteriormente, el vestigio astrológico más antiguo que se conoce hoy probablemente sea el Colgante de Stajnia (Polonia), al que se le calcula una antigüedad de casi 42.000 años.
 
25.000 a. C. Le sigue en el tiempo, posiblemente, la llamada Placa de Blanchard, encontrada en Abri Blanchard (Francia), con una antigüedad que ronda los 25.000 años. Placa de Blanchard Se trata de un hueso que tiene una serie de incisiones que parecen representar el movimiento cíclico de la Luna en el cielo, una especie de rudimentario calendario lunar.
 
20.000-10.000 a. C. Aunque no podemos afirmarlo con seguridad, el primer calendario solar podría encontrarse en Jinmium (Australia). Se trata del controvertido descubrimiento del Dr. Richard Fullagar de hace unos años, llamado Pecked rock markings.
 
15.000 a. C. Primeras esvásticas, fechadas entre el 15.000 y el
5000 a. C. y localizadas en Francia, Noruega e Italia, entre otros enclaves de Europa, aunque también se han descubierto en otros puntos de Asia y de América. Las esvásticas son unas de las primeras representaciones celestes de las que tenemos noticia. Muchos investigadores relacionan la esvástica con la representación del Sol en movimiento. Es cierto que existen otras teorías, pero es más lógico pensar que la esvástica representa el movimiento del Sol.
 
10.000 a. C. El grabado más antiguo que se conoce de los doce signos del Zodiaco lo hallamos en una cueva a orillas del río Susfana, en el norte de los montes Atlas (África). Fue descubierto en 1925 por el antropólogo y explorador alemán Leo Frobenius, junto a su colega Hugo Obermaier.
 
6000 a. C. Los sumerios empiezan a observar el cielo sistemáticamente. Más allá de la rudimentaria y elemental astrología lunar descubierta por el hombre cavernícola, la forma de astrología más elaborada que conocemos hoy nació, creció y floreció en la antigua baja Mesopotamia como en ninguna otra parte. Primero con la civilización sumeria, que además está considerada como la primera del mundo.
 
4241 a. C. Comienza a utilizarse un calendario solar en Heliópolis (Egipto), partiendo de la conjunción anual del Sol con la estrella Sirio. En este momento, la astrología tiene en la agricultura una aplicación real, con la previsión de las inundaciones del Nilo y la programación de las tareas agrícolas.
 
3800 a. C. En toda el área atlántica se graban en piedra círculos concéntricos, representando los movimientos de los planetas en el cielo.
 
3500 a. C. La frontera entre prehistoria e historia: las tablillas de barro son una realidad. Los sumerios13 desarrollan la escritura cuneiforme, aceptada comúnmente como la forma más antigua de expresión escrita. En un principio surgió como un sistema de pictogramas, evolucionando hasta la escritura que se grabó en las tablillas de arcilla. Sobra decir que muchas de esas tablillas contienen información astronómica y astrológica, tal y como hemos visto anteriormente. Una de las aplicaciones más antiguas de la astrología es la meteorología. Tenemos constancia de ello en una inscripción realizada en barro: la llamada Tablilla Venus de Ammisaduqa. Se halló en el actual Iraq y parece ser que es un registro del siglo vii a. C., pero es copia de un texto babilonio de unos mil años antes. Recoge las observaciones astronómicas de la salida y puesta de Venus efectuadas durante el reinado de Ammisaduqa (alrededor del 1640 a. C.), relacionando este planeta con las lluvias, entre otras informaciones.
Otro uso común muy antiguo es la agricultura. Existen inscripciones en tablillas de barro que así lo atestiguan. Es el caso de una inscripción en una tablilla sumeria, a la que podemos considerar como el primer almanaque del agricultor, según palabras del prestigioso historiador y profesor universitario Samuel Noah Kramer (1897-1990). Está datada alrededor del 1700 a. C. y parece ser una tablilla recopiada.
Pero lo más sorprendente es que en otra tablilla de la época —que el autor menciona en su conocida obra sobre el tema: La historia empieza en Sumer— hallamos el siguiente texto
 
«Entonces él alzó los ojos hacia las tierras bajas [el Sur], miró las estrellas al este, alzó los ojos hacia las tierras altas [el norte], miró las estrellas al oeste; contempló el firmamento donde se escriben los signos. En este cielo inscrito, aprendió los presagios; vio cómo había que aplicar las leyes divinas, estudió las decisiones de los dioses. En el jardín, en cinco, en diez sitios inaccesibles, en cada uno de estos lugares plantó un árbol como sombra protectora […]». Sin lugar a duda, aquí tenemos uno de los registros históricos más antiguos que hacen referencia directa —sin tener que interpretarlo o suponerlo nosotros en forma de hipótesis— a un vínculo mágico, aun real: la conexión entre el cielo y la tierra, y con una clara referencia a la agricultura o a los cultivos. Una influencia de la que ya fueron conocedores los seres humanos que poblaban nuestro planeta hace casi cuatro mil años.
 
3000 a. C. La astrología se desarrolla en esta época paralela y ampliamente en Mesopotamia, Egipto y en lo que hoy es la India y China. Obviamente, la necesidad convirtió la previsión del tiempo y la agricultura en ramas astrológicas primordiales.
 
2800 a. C. Se construyen zigurats en las zonas geográficas donde se ha desarrollado la astrología, como en Mesopotamia. Estas edificaciones servían como torres de observación astronómica. La figura del sacerdote-astrólogo cobra fuerza y es una pieza importante dentro de la jerarquía y el gobierno del área mesopotámica.
 
2570 a. C. Alrededor de esta fecha finaliza la construcción de la Gran Pirámide de Guiza, ubicada en las afueras de El Cairo (Egipto). Algunos investigadores han especulado acerca del uso astronómico-astrológico de esta pirámide, aunque no existe un consenso al respecto. Lo cierto es que su orientación hacia el norte geográfico produce en las caras norte y sur un fenómeno de proyección de sombras durante los equinoccios. La tradición astrológica egipcia es sumamente antigua, y antes de esta fecha tenemos conocimiento de astrólogos notables como Imhotep, quien ejerció también como arquitecto y consejero, estando muy cerca del poder real.
 
2500 a. C. Construcción del monumento megalítico de Stonehenge, cerca de la actual ciudad de Salisbury (sur de Inglaterra). De acuerdo con las evidencias de las que disponemos, podemos apuntar que probablemente su edificación tuvo una finalidad astronómica. Las piedras están alineadas siguiendo patrones astronómicos,
 
2250 a. C. En tiempos de Sargón de Acad, fundador del Imperio acadio (Mesopotamia), se recopilan todo tipo de observaciones celestes, efectuadas desde las torres de observación de la región. A su vez, se efectúan numerosas predicciones astrológicas.
 
2000 a. C. Uno de los enclaves más sorprendentes de los que tenemos noticia a nivel astronómico-astrológico es el antiguo observatorio astronómico del monte Sevsar, en Armenia. Dado que es un hallazgo arqueoastronómico relativamente reciente, se desconoce la fecha del asentamiento, pero se estima que podría fecharse entre el 3000 y el 1000 a. C. Lo más interesante es que los petroglifos que se encuentran en este enclave geográfico contienen numerosas referencias al cielo, entre representaciones del Sol, la Luna, planetas y constelaciones. Algunos investigadores sugieren que en Armenia pudo aparecer el Zodiaco —paralelamente a otras latitudes—, a raíz de los pictogramas presentes en Sevsar.
 
1600 a. C. Una de las más antiguas representaciones del cielo de la que tenemos noticia es el llamado disco celeste de Nebra.
 
1500 a. C. El antiguo complejo arquitectónico de Tiahuanaco (Tiwa-naku), localizado al sureste del lago Titi-caca (en la actual Bolivia), fue el centro de una antigua civilización prein-caica que se extendió del 1500 a. C. al 1200 d. C. Esta antigua ciudad tiahuanacota estuvo en boga desde el 400 a. C. hasta el 1200, en que colapsó. Algunas de sus construcciones tienen una finalidad astronómico-astrológica. De hecho, todos los templos de la urbe están orientados astronómicamente.
 
1360 a. C. Aparece el llamado Himno a Atón, obra maestra de la literatura religiosa egipcia, atribuida a Akenatón, faraón de la dinastía XVIII. El culto al Sol, conectado probablemente con las mismas creencias astrológicas, coincide con un importante desarrollo de la astrología local. No en vano en el tercer milenio antes de Cristo nació en Egipto el primer calendario solar de la historia.
 
1250 a. C. Petroglifos de Tamgaly, en la actual República de Kazajistán. Esta es otra cultura que nos ha dejado constancia del vínculo entre el cosmos y nuestro mundo. Esta civilización, de la Edad del Bronce, estuvo asentada en la parte oriental de Europa y nos legó una serie de grabados en piedra, conteniendo algunos de los petroglifos posibles referencias astronómico-astrológicas.
 
1000 a. C. La civilización maya, en Centroamérica, estudia y desarrolla la astrología dentro de sus dominios. Algunos de los enclaves mayas más importantes son Tikal (Guatemala), Copán (Honduras) o Chichén Itzá (Mé-
xico).
 
687 a. C. Se elabora el catálogo estelar de Mul Apin, antigua recopilación astronómica localizada en Mesopotamia, un área geográfica muy fértil para todo lo astrológico.
En esta época (710-612 a. C., aproximadamente) florece la Biblioteca de Asurbanipal, fundada por el rey Sargón II y ampliada por otro monarca: Asurbanipal. Estaba localizada en la ciudad asiria de Nínive (dentro de la actual Mosul, Irak). Se estima que la biblioteca albergaba una gran colección de tablillas de barro, con todo tipo de conocimientos.
 
600 a. C. En esta época es justamente en Babilonia (baja Mesopotamia, actual Irak) donde prolifera con exuberancia el estudio de la astrología. En el mismo territorio, en la baja Mesopotamia, los caldeos se mostraban entonces muy activos estudiando el cielo, registrándose las primeras máximas astrológicas referidas a reyes. El epicentro de la astrología del momento era esa región y lo siguió siendo durante mucho tiempo. Cuando en el 331 a. C. Alejandro Magno conquistó Babilonia, la astrología caldea se exportó a Grecia y a Europa, propiciando una interesante fusión en este saber al entrar en contacto diferentes culturas.
 
550 a. C. Coinciden aproximadamente en esta época dos griegos notables: Tales de Mileto y Pitágoras, su discípulo.
 
600 a. C. En esta época es justamente en Babilonia (baja Mesopotamia, actual Irak) donde prolifera con exuberancia el estudio de la astrología. En el mismo territorio, en la baja Mesopotamia, los caldeos se mostraban entonces muy activos estudiando el cielo, registrándose las primeras máximas astrológicas referidas a reyes. El epicentro de la astrología del momento era esa región y lo siguió siendo durante mucho tiempo. Cuando en el 331 a. C. Alejandro Magno conquistó Babilonia, la astrología caldea se exportó a Grecia y a Europa, propiciando una interesante fusión en este saber al entrar en contacto diferentes culturas.
 
550 a. C. Coinciden aproximadamente en esta época dos griegos notables: Tales de Mileto y Pitágoras, su discípulo.
 
200 a. C. Se funda la ciudad de Teotihuacán, antiguo conjunto monumental de gran importancia histórica, desde un punto de vista astronómico y astrológico. Está ubicada al norte de Ciudad de México.
 
125 a. C. Alrededor de esta fecha se creó un artilugio sorprendente: el llamado mecanismo de Anticitera. Se descubrió en 1900 entre los restos de un naufragio, cerca de la isla griega homónima. Según los entendidos, se trata de una especie de calculadora astronómica, un mecanismo de precisión que tiene diferentes ruedas dentadas de bronce, junto con otras piezas, montadas sobre un soporte de madera. Al parecer, con este artefacto se podían calcular con gran exactitud las posiciones de los planetas en el cielo y los eclipses, entre otras posibles utilidades. Desde un principio, algunos investigadores ya apuntaron que su finalidad podía haber sido astrológica más que meramente astronómica.
 
70 a. C. Aparecen los primeros horóscopos griegos, que toman en consideración la hora del nacimiento. Según algunos estudiosos, los griegos popularizaron el horóscopo individual debido a su inclinación democrática, en contraposición a otras culturas, que vieron en la astrología un conocimiento selectivo y elitista, destinado preferiblemente a reyes o mandatarios y enfocado a cuestiones sociales o mundanas.
 
50 a. C. Creación del Zodiaco de Dendera, un bajorrelieve esculpido en el techo de una cámara del Templo de Hathor (Dendera, Egipto), que parece representar el cielo de una fecha cercana a la mitad del siglo anterior al nacimiento de Cristo.
 
30 a. C. La astrología se extiende en Roma en estos años, alcanzando una amplia difusión.
 
7 a. C. Fecha probable del nacimiento de Jesús de Nazaret. Independientemente de su posible naturaleza divina, este personaje es relevante para la historia de la astrología por dos motivos: el primero, porque su nacimiento —que da origen a una nueva religión, el cristianismo— coincide sorprendentemente con el inicio de la era de Piscis. Nótese que las características de este signo están estrechamente relacionadas con el espíritu de esta nueva religión: bondad, caridad, entrega, sumisión o sacrificio.
 
30-40. Se redacta y difunde una de las obras astrológicas más importantes de la antigüedad: Astronomicon, de Marco Manilio (Manilius), una de las obras latinas más antiguas que versa sobre esta materia.
 
140. Claudio Ptolomeo (ca. 100-170), astrónomo, astrólogo y matemático griego, escribe su Tetrabiblos o Quadripartitum, una obra astrológica que se convertirá en todo un referente en los próximos siglos.
 
250. Plotino, máximo exponente de la escuela filosófica neoplatónica, trata de redefinir el papel de la astrología, intentando insertarla de forma inteligente en la sociedad de la época, y a pesar de mostrarse crítico con ella. Años más tarde, su discípulo Porfirio también será parte importante en esta adecuación de la astrología a los nuevos tiempos.
 
350. Julio Fírmico Materno, escritor y astrólogo romano, escribe una de las obras astrológicas más importantes de la antigüedad: el Matheseos libri VIII.
 
400. La astrología colisiona con el cristianismo. El siglo iv supone para esta religión su triunfo sobre el paganismo. Por otro lado, pasa a ser la religión oficial del Imperio romano. A partir de aquí, surgen numerosas voces críticas en su seno: san Agustín, uno de los padres de la Iglesia, a pesar de haber estudiado astrología en su juventud se muestra crítico con ella,33 siendo una materia que no encaja bien dentro de la doctrina cristiana.
 
600. Fecha aproximada de la creación de las llamadas líneas de Nazca. Dichos geoglifos están localizados en el valle de Nazca (Perú), y mediante diferentes figuras dibujadas o marcadas en el suelo se representan animales, plantas u objetos.
 
642. La conquista de Alejandría (Egipto) por parte de los musulmanes les permite acceder a un riquísimo patrimonio cultural. Entre las materias que son asimiladas se halla la misma astrología. Se traducen al árabe numerosos textos antiguos, especialmente de Mesopotamia y Egipto. El islam se convertirá en el centro de una vigorosa renovación de la astrología, extendiéndose en el tiempo hasta el año 1200 de nuestra era. Los mismos califas fomentan la creación de escuelas de traductores e investigadores astrológicos, lo que redundará en un amplio desarrollo de este conocimiento. Bagdad se convierte en el foco principal de la cultura astrológica del momento. Existen astrólogos que aconsejan al califa o emir de turno y a otros poderosos de la corte, y se publican numerosas obras de temática astrológica. Surgen brillantes astrólogos, como Mashallah, Albumasar, Al-Biruni o Albubather.
 
1000. Durante los primeros siglos del nuevo milenio en Europa empiezan a traducirse y a publicarse las obras astrológicas árabes. España se convertirá, con el tiempo, en la puerta de entrada de la cultura astrológica árabe. Toledo será uno de los epicentros de este fenómeno cultural, que pronto se extenderá a toda Europa. El rey Alfonso X el Sabio, rey de Castilla, apoya al final de este periodo este proceso, mediante la creación de una escuela de traductores e investigadores del saber astrológico. Las llamadas Tablas alfonsíes, una obra impulsada por el rey castellano que contiene las posiciones astronómicas de los planetas, estuvieron vigentes en Europa por dos o tres siglos. Sin duda, fue otra aportación notable a la astrología de la época. 38
 
1200. La cultura inca perpetúa el saber astrológico, en lo que hoy conocemos como el Perú y también en otros países andinos. La antigua ciudad inca de Machu Picchu, del siglo xv, ubicada en la cordillera de Vilcabamba (Perú), parece ser que también tuvo un cometido de tipo astronómico-astrológico.
 
1250. San Alberto Magno, doctor de la Iglesia, se muestra partidario de la astrología. Su visión astrológica es amplia e integradora. Unos años después, otro doctor de la Iglesia y discípulo suyo: santo Tomás de Aquino,39 defenderá las tesis astrológicas bajo un prisma conciliador entre cristianismo y astrología. Otras figuras del pensamiento y de la cultura de la época, como Ramón Llull (Raimundo Lulio), también incorporan este saber a su concepción del mundo.
 
1275. Guido Bonatti, prestigioso astrólogo florentino, impulsa el movimiento astrológico europeo a partir de su obra escrita, de gran calidad.
 
1300. A partir de esta fecha, aproximadamente, se consolida la astrología en las universidades europeas. Tenemos conocimiento de la instauración de cátedras de astrología en las universidades de Bolonia, Florencia, París o Salamanca, entre otras muchas donde se impartía esta materia.41 La cátedra de Salamanca se instauró a mitades del siglo xv: en 1460, pero fue longeva y llegó a ser uno de los últimos bastiones de la astrología académica.
 
1325. Florece en el siglo xiv la cultura azteca, en lo que hoy denominamos Mesoamérica. Los aztecas incorporan a su acervo cultural el conocimiento astrológico, desarrollándolo en las siguientes décadas y siglos.42
 
1428. Ulugh Beg, gobernante timúrida y matemático, astrónomo y astrólogo, manda construir en Samarcanda (actual Uzbekistán) un gigantesco observatorio astronómico, al que llama Gurjani Zij.
 
1494. Pico della Mirandola publica su Disputationes Adversum Astrologiam Divinatricem, un verdadero alegato en contra de la astrología. Otras figuras de peso de la época, como Savonarola, también se muestran contrarias a esta disciplina. A pesar de estas voces críticas —que coexisten con otras ambiguas o incluso partidarias de la astrología, como las de Marsilio Ficino—, los papas, reyes y nobles siguen teniendo su propio astrólogo.
 
1500. En pleno Renacimiento la invención de la imprenta ayuda a difundir aún más la astrología culta, aunque también propicia fenómenos como los almanaques o lunarios, un tipo de publicación popular, una vulgarización de la astrología. En estos opúsculos o libros se incluyen predicciones y recomendaciones de todo tipo, como las referidas a la agricultura, y es un tipo de obra que ha llegado hasta nuestros días. No obstante, en este periodo brillan con luz propia astrólogos de gran talento, como Luca Gaurico o, algo más tarde, Gerolamo Cardano.
 
1543. Se publica Revolutionibus Orbium Caelestium, de Nicolás Copérnico, donde el autor expone su teoría heliocéntrica. Con esta obra se inicia la astronomía moderna y cada vez será más evidente la separación entre astrología y astronomía. Sobra decir que Copérnico también llegó a estudiar astrología, a pesar de que no aparezca en su biografía oficial.43
 
 
1555. Aparece en Europa la primera edición de las profecías de Michel de Notre-Dame, más conocido como Nostradamus. Este médico y astrólogo francés, el más famoso de todos los tiempos, aparte de legarnos sus conocidas Centurias, llegó a aconsejar astrológicamente a personajes de la realeza como Catalina de Médici.
 
1586. El papa Sixto V publica su bula contra los astrólogos: Coeli et terrae creator, condenando la astrología judiciaria, pero permitiendo el estudio y el ejercicio de la astrología aplicada a la agricultura, el tiempo, la navegación e incluso a determinadas prácticas médicas. Hay que decir que hasta hace muy pocos siglos era aceptada una clasificación medieval y moderna de la astrología muy curiosa, que era esta: por una parte, existía la astrología natural o astrología naturalis,45 referida a cuestiones climatológicas y a la agricultura, por ejemplo, y por otro lado teníamos a la astrología judiciaria, que trataba sobre el destino de personas y pueblos, y cuyo ámbito de actuación prácticamente englobaba al resto de ramas de este saber. Con todo, la astrología sigue evolucionando.
 
1600. Una pléyade de brillantes astrónomos y astrólogos irrumpe en la Europa de finales del siglo xvi y principios del siglo xvii: Tycho Brahe, que compagina la astronomía con el estudio de la astrología, llega a una gran exactitud en sus observaciones directas del firmamento, lo que le permite editar unas tablas astronómicas muy precisas. Su trabajo cimentará la obra de Johannes Kepler, también astrónomo y astrólogo, que establece las leyes sobre las órbitas de los planetas.
 
1661. Se publica la Astrologia Gallica, una de las obras astrológicas más importantes de todos los tiempos. Su autor es Jean-Baptiste Morin, y fue astrólogo real en la corte de Francia. También destacan otros astrólogos contemporáneos de Morin, como el inglés William Lilly, autor de otra famosa obra: Christian Astrology, o el italiano Placidus de Tito.
 
1666. Jean-Baptiste Colbert, el poderoso ministro de Luis XIV y fundador de la Academia de Ciencias de Francia, prohíbe la astrología a nivel oficial, con lo cual desaparece esta materia de las universidades francesas. En las décadas siguientes, ya en el siglo xviii, con el advenimiento de la Ilustración, la astrología es cuestionada dentro del ámbito académico y científico debido a la corriente racionalista imperante en la época. Desaparecen gradualmente las cátedras de astrología en Europa y se reducen considerablemente las publicaciones astrológicas serias, en favor de almanaques y lunarios. Sin embargo, este saber resiste al Siglo de las Luces y sobrevive a este periodo, logrando incluso el apoyo de algunos cerebros brillantes, como Isaac Newton o, más tarde, Johann W. Goethe.
 
1687. Isaac Newton, considerado el científico más grande de todos los tiempos, publica la obra Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, donde presenta su ley de gravitación universal. El genio de Newton brilló en muchos campos de la ciencia, pero tampoco descuidó, con su amplitud de miras e intuición, la realidad astrológica, de la que se confesaba un estudiante y firme partidario.
 
1750. La astrología, prácticamente desterrada de la universidad y alejada de los ambientes académicos o doctos, se convierte en una disciplina superficial que solo es cultivada por los intelectos medianos y los interesados en darle una salida puramente comercial. De esta manera, florecen en esta época todo tipo de almanaques y lunarios, que incluyen predicciones y tienen un contenido variopinto.
 
1825. La astrología empieza a despertar después de un prolongado letargo. En Europa surgen destacados astrólogos, como los ingleses Raphael y Zadkiel, cuyas obras se publican a mediados del siglo
 
1825. La astrología empieza a despertar después de un prolongado letargo. En Europa surgen destacados astrólogos, como los ingleses Raphael y Zadkiel, cuyas obras se publican a mediados del siglo XIX.
 
1890. El resurgir de la astrología se acelera en las últimas décadas del siglo, momento en el que aparecen otros nombres significativos, principalmente ingleses: Sepharial, autor de varias obras, y especialmente Alan Leo, considerado por muchos como uno de los padres de la astrología moderna.
 
1900. La astrología cobra un nuevo impulso en Europa. Fomalhaut publica a finales del siglo xix un tratado sobre la materia en Francia. Con la entrada en el nuevo siglo, la astrología deja atrás un periodo en el que sufrió el acoso de la ciencia oficial y de la Iglesia, viéndose desprestigiada y limitada en su evolución. Sin que acontezca realmente un cambio en este sentido, paulatinamente irrumpen en la sociedad occidental diferentes autores y escuelas que sentarán las bases, en las primeras décadas del nuevo siglo, para un posterior florecimiento de la astrología en el siglo xx.46
 
1910. La astrología sigue avanzando con fuerza en esta etapa. Aparecen los primeros intentos serios de aproximación a la astrología por medios científicos: el francés Paul Choisnard intenta validar, desde principios de siglo, determinados aspectos de la astrología a partir de la estadística. También destacan en estos años los astrólogos Max Heindel, E. H. Bailey, Alfred Witte o la popular Evangeline Adams.
 
1920-1930. En estos años nace y se consolida el fenómeno astrológico del signo solar, el cual ha pervivido hasta nuestros días. Si bien es una visión simplista y un reduccionismo peligroso para la misma astrología, esto le ha permitido una difusión y una popularidad universal. Sin embargo, el enfoque comercial y la vulgarización que en ocasiones comporta este fenómeno de masas, auspiciado por las editoriales, la prensa, los medios de comunicación en general y por Internet, ha suministrado argumentos y munición a los detractores de la astrología.47
 
1938. Aparece el primer número de la revista astrológica francesa Les Cahiers Astrologiques, fundada y dirigida hasta su muerte por el astrólogo y escritor Alexandre Volguine (1903-1976).
 
1940. Como en el pasado, la astrología es utilizada por los dos bandos contendientes en una batalla o guerra para conseguir la victoria. Alemania toma la iniciativa en la Segunda Guerra Mundial, recurriendo al astrólogo suizo Karl Ernst Krafft. Por su parte, Inglaterra contrata al astrólogo de origen húngaro Louis de Wohl.
 
1945. En la Europa de la posguerra resurge el fenómeno astrológico. Publican sus trabajos destacados astrólogos franceses, como Henri J. Gouchon, Alexandre Volguine o André Barbault. En Alemania encontramos el trabajo de Reinhold Ebertin, en Inglaterra las obras de Charles Carter y en los Estados Unidos las del irlandés Cyril Fagan. Y en otros enclaves surgen otros tantos astrólogos y escuelas, que en esta década y en las siguientes ayudarán a revitalizar, desarrollar y difundir el mensaje de las estrellas: N. Sementovsky-Kurilo, Marc Edmund Jones, Dane Rudhyar, Alexander Marr o John Addey, entre muchos otros.
 
1948. Se funda en Londres (Inglaterra) la Faculty of Astrological Studies, una de las escuelas de astrología más prestigiosas del mundo.
 
1950. Desde mediados de siglo proliferan en todo el mundo las traducciones e interpretaciones de investigadores y académicos acerca de textos astrológicos de la antigüedad. Destacan los trabajos de los españoles J. M. Millás Vallicrosa, Juan Vernet y, más tarde en el tiempo, de Julio Samsó. En otros países contamos también con valiosos aportes, como los del austríaco de nacimiento Otto Neugebauer o los del norteamericano David Pingree.
 
1952. Carl Gustav Jung, psicólogo, investigador y ensayista suizo, publica su obra Sincronicidad. Para Jung, la sincronicidad es un fenómeno acausal que estaría manifestando que existe otro principio opuesto al de causalidad. Este intelectual suizo llegará a publicar otros estudios u obras con un contenido astrológico. Claramente, Jung apuesta por la astrología, siendo importante su aportación en este campo.
 
1955. Michel Gauquelin, investigador y estadístico francés, publica su primer trabajo de investigación: L’influence des astres: étude critique et expérimental. Le seguirán numerosas obras en los años siguientes que intentarán probar la validez del fenómeno astrológico a partir de la estadística. Sin duda, la obra de Gauquelin representa un antes y un después para esta disciplina, pues consiguió abrir una brecha a favor de la astrología dentro de la ciencia oficial. Sus estadísticas, algunas de las cuales fueron replicadas con éxito, demostraron por primera vez de manera científica algunos de los postulados astrológicos.
 
1958. Se crea la Astrological Association of Great Bri
tain, radicada en Londres (Inglaterra), siendo una de las asociaciones astrológicas internacionales más importantes.
 
1963. Aparece una encuesta internacional que demuestra el grado de aceptación del que todavía goza la vieja ciencia de los astros, a pesar de los intentos de muchos por desprestigiarla: según el Instituto Francés de Opinión Pública, el 43 % de la población cree aún que la astrología es una ciencia verdadera.
 
1970. El fenómeno astrológico sigue en aumento, proliferando los congresos, las asociaciones y las editoriales dedicadas a publicar obras monográficas sobre el tema.50 La figura del astrólogo consultor se ha consolidado en este siglo, llegando a un nivel de profesionalidad elevado.
 
1985. Se populariza entre la comunidad astrológica la recuperación de textos antiguos: empiezan a traducirse del latín, del griego y de otras lenguas todo tipo de tratados y obras astrológicas de la antigüedad. Conceptos y técnicas de antaño son incorporadas al grueso de conocimientos astrológicos, enriqueciéndolos por esta vía.
 
2000. Después de varios siglos, la astrología regresa a la universidad:52 el Kepler College, radicado en Lynnwood, en el área metropoliana de la ciudad de Seattle (Washington, EE. UU.), recibe la autorización oficial por parte de las autoridades competentes en materia educativa del Estado de Washington para impartir la enseñanza de esta materia y para conceder títulos académicos equivalentes a los universitarios. Después de un largo compás de espera, la astrología vuelve a las aulas universitarias. En los años siguientes, otras iniciativas como la del Bath Spa University College, en Inglaterra, y más tarde con los cursos ofrecidos por la University of Wales Trinity Saint David, con sedes en Inglaterra y Gales, a partir del año 2002, consolidaron una tendencia prometedora. Otras iniciativas aisladas, a menor escala, pero no menos interesantes, tuvieron lugar a partir de esta década, como las de Zaragoza (España) y otras. También en la India se instauró la enseñanza de la astrología en las universidades públicas a partir del año 2001.
 
2022. Hoy, la astrología sigue más viva que nunca en los cinco continentes. Mientras la mujer y el hombre del siglo xxi empiezan a cambiar su paradigma existencial, este saber ancestral prepara su desembarco definitivo en nuestro mundo, para beneficio de la humanidad.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos, página 9
 
 
El vocablo horóscopo (del griego horoskopos) significa literalmente «una observación del grado del Zodiaco que cruza el horizonte este en un momento dado»; es decir, que horóscopo es igual a ascendente, pero no a carta natal. Sin embargo, en esta obra me permito la licencia de utilizar este vocablo como equivalente a carta natal, para mayor comodidad del lector y del autor.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos, página 51
 
 
Una primera aproximación a esta disciplina, sin entrar en grandes detalles, sería esta: el astrólogo toma la realidad astronómica que le envuelve, desde un punto de vista geocéntrico —al fin y al cabo, vivimos en la Tierra—, e interpreta una serie de posiciones, configuraciones y relaciones entre los planetas y el resto de factores intervinientes. Con ello, elabora una lectura, un diagnóstico o un pronóstico, para el fin que se busca: entender una vida humana o pronosticar el tiempo, entre otras muchas posibles aplicaciones.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos, página 51
 
 
La astrología mundial
 
En un principio, la astrología tuvo una aplicación puramente mundana, social, colectiva. Toda ella situada en el limitado contexto del hombre primitivo. De esta manera, surge la astrología desde las cavernas. Hoy denominamos astrología mundial a la rama de este conocimiento que se ocupa de todo lo referente al mundo en sí, en un sentido amplio; estudia lo que afecta a un colectivo, a la sociedad, al mundo, por extensión: política, sociedad, economía, ciencia, religión, deporte o cultura, incluyendo al arte, por supuesto. Esta rama astrológica, aparte de ser la más antigua, siempre ha sido la más importante, pues el destino colectivo prima sobre el destino individual. Además, es el gran marco que cubre al resto de ramas y apartados astrológicos; obviamente, toda carta natal cabe situarla bajo el marco de la astrología mundana, pues una persona no vive aislada, sino en comunidad, en un país, en el mundo.
 
Expondré una técnica sorprendente, para predecir nuestro destino colectivo, que descubrió un astrólogo francés, Henri J. Gouchon (1898-1978), después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Saben la razón del descubrimiento? Este astrólogo y autor galo se preguntaba cómo podían haber fracasado los astrólogos europeos al no poder prever una guerra mundial de tal magnitud. La segunda gran guerra arrasó Europa y nadie recordaba un solo artículo o una ponencia en un congreso de antes de 1939 que anunciara siquiera indirectamente una conflagración mundial así. Debido a esto, investigó y probó todo tipo de herramientas hasta dar con una que sí parecía explicar lo que aconteció entre los años 1939 y 1945. Todo se basaba en un principio, en una regla de oro de la astrología mundial de siempre: cuando los planetas más lentos están juntos, el mundo marcha mal, y cuando estos planetas pesados están repartidos a lo largo de la banda zodiacal, sin concentraciones planetarias notables, el mundo parece marchar bien. Y en todos los niveles: socialmente, económicamente e incluso en cuanto a la presencia o ausencia de enfermedades globales, como las pandemias. Pues bien, podemos contemplar las llamadas agrupaciones planetarias desde otro punto de vista, entroncando esta realidad con el concepto y técnica ideada por el astrólogo francés Gouchon: el Índice de Concentración Planetaria, más conocido hoy en día como Índice Cíclico, debido a una variante de esta técnica introducida por otro astrólogo francés: André Barbault. Como he apuntado, si dos o más planetas pesados se hallan cerca unos de otros, en conjunción o no, agrupándose en un área del Zodiaco limitada, hallamos un desequilibrio en nuestro mundo sublunar. Pero para calibrar ese efecto visualmente, de manera panorámica en el tiempo, tenemos esa maravillosa herramienta astrológica ideada por Gouchon a mitades del pasado siglo xx.
 
La astrología natal
 
La astrología natal o genetlíaca es la rama más común, la más conocida y practicada, sin duda. Esto ya ha quedado claro. Como es fácil suponer, este tipo de astrología estudia la carta natal del individuo, intentando adentrarse en el conocimiento de su carácter y destino, dicho sea de manera simplificada. Porque a partir de la carta de cada uno podemos obtener mucha más información: vocación, inclinaciones de todo tipo, preferencias personales y profesionales, salud o relaciones de pareja. En fin, todo o casi todo acerca de la persona. Es importante apuntar que el estudio de un horóscopo tiene una doble vertiente: la parte estática y la dinámica. Es decir: analizar y sintetizar lo principal, lo más importante de la carta natal en cuanto al carácter, profesión, relaciones sentimentales y otras realidades de la persona, y después estudiar lo que entendemos como predicción astrológica. Para ver las tendencias que se desarrollarán en un futuro a corto, medio o largo plazo, así como posibles hechos puntuales (accidentes, bodas, viajes…) contamos con diferentes herramientas: los tránsitos planetarios, las direcciones primarias o las revoluciones solares, por ejemplo.
 
La astrología de las relaciones
 
En esta rama astrológica se estudia todo lo referente a las relaciones personales, profesionales o de otro tipo. Así, y a partir de diferentes técnicas y procedimientos, podemos enjuiciar el potencial de una relación (familiar, de pareja, de amistad o profesional, entre otras) y su posible evolución en el tiempo. Hay que decir que la astrología de las relaciones no se limita a la astrología natal o personal, sino que puede aplicarse en el ámbito empresarial o mundial, por ejemplo. Para este tipo de estudio contamos con dos técnicas básicas: la llamada sinastría y lo que ha venido en denominarse la carta compuesta. Hay otras técnicas menores, accesorias…
 
¿Y qué podemos decir de la llamada carta compuesta? Esta carta se calcula a partir de dos o más cartas natales de personas, aunque también es posible tomar cartas de clubs, empresas o países. El cálculo de la carta compuesta es muy simple: se trata de hallar los puntos medios entre los mismos planetas y factores radicales de dos cartas. La carta obtenida, creada a partir de otras cartas reales, simboliza una fusión de la energía contenida en aquellas, pudiendo interpretarse y obtener información que nos será útil para enjuiciar una relación personal o profesional, por ejemplo. La carta compuesta muestra el producto de lo que puede ocurrir entre dos personas, a cualquier nivel, en contraposición a la sinastría, que es una mera comparación o confrontación de energías, armónicas o inarmónicas. Con todo, son técnicas complementarias. Además, una y otra son operativas en diferentes ámbitos: la familia, la pareja o el trabajo.
 
La astrología médica
 
Podemos definir a la astrología médica como la rama de la astrología que estudia la relación existente entre las diferentes configuraciones astrológicas celestes y el cuerpo humano, especialmente su incidencia en el plano físico, pero también en el plano psíquico de la persona. Esta es una definición muy básica y personal. Sobra decir que, desde siempre, en el campo astrológico, el estudioso se interesó en encontrar vínculos entre el cielo y la Tierra en este nivel.
 
La astrología horaria
 
Esta rama astrológica, también muy antigua, es un tipo de astrología muy diferente, con una serie de particularidades y ventajas que la convierten en única. Empecemos diciendo que es un tipo de astrología oracular, en el sentido de que permite un rápido pronunciamiento sobre una pregunta o planteamiento determinado. Es una astrología de blanco o negro, sin los matices y la escala de grises que encontramos en otras ramas. Pero es mucho más que eso. Otra ventaja de la astrología horaria es que permite aconsejar y pronunciarse sobre la vida del consultante aun cuando no contemos con los datos natales del mismo. Esto pudo ser muy útil en épocas pasadas, cuando muchos de los que necesitaban de consejo astrológico —me refiero a las clases sociales menos favorecidas— no disponían de sus datos natales, al contrario de lo que ocurría con reyes y nobles. En verdad, llamamos carta horaria a la carta levantada para el momento del nacimiento de una idea, una pregunta o un evento. Si bien las llamadas interrogaciones o cartas horarias calculadas para el momento de una pregunta, propia o de un consultante, son la parte más conocida de la astrología horaria, no son las únicas, evidentemente.  De hecho, el tema calculado para el momento de un suceso (una proposición empresarial o sentimental, un accidente o una llamada telefónica, pongamos por caso) cualquiera, es susceptible de ser analizado astrológicamente, entrando en el capítulo de la astrología horaria. Estas cartas son sensibles a los tránsitos, siendo plenamente operativas en este nivel: cuando los planetas en tránsito tocan las cúspides de las casas radicales algo puede suceder, básicamente de acuerdo con el planeta transitante y con la cúspide de la casa en sí. Incluso puede verse el desarrollo de un viaje estudiando la carta de la partida, que a mi juicio debe levantarse exactamente para el momento en que la persona sale de su casa para emprender el viaje. Es importante apuntar que cuando un hecho o evento no es fortuito, sino que es escogido, seleccionado astrológicamente, ya no pertenece al campo de la astrología horaria, sino que forma parte de la llamada astrología eleccional. En la práctica, en relación a las cartas horarias, el astrólogo consultor puede levantar una carta para el momento en que recibe la visita de un cliente; exactamente, para el momento en que entra por la puerta y toma asiento, iniciándose la consulta. La hora y día de la consulta no deberían haber sido escogidos por el mismo astrólogo, sino simplemente ser fruto de la conveniencia mutua o bien por razones de agenda. Algunos astrólogos, como Evangeline Adams o el barcelonés Joaquim Teixidor, han utilizado de forma auxiliar esta carta para guiarse en el proceso del asesoramiento astrológico.
 
En cuanto a la astrología horaria relativa a las interrogaciones — la principal función de esta rama—, es útil no solo para dar respuesta a la pregunta de un cliente, sino para ver el contexto de una realidad determinada. Pero en la práctica, el uso más frecuente de la astrología horaria en consulta es un planteamiento como este: ¿me quedaré sin trabajo? Así, nuestro consultante nos pregunta directamente una cuestión específica, a menudo sin contextualizar y sin aviso, y deberemos dar una respuesta instantánea o, si no es posible, con carácter diferido, aunque normalmente sus sencillas reglas permiten ofrecer un sí o un no como respuesta de forma inmediata. ¿Cuál es el procedimiento para ello? Simplemente calculamos una carta horaria (como si fuera una carta natal, no hay diferencia) para el momento y lugar de la pregunta, y la interpretamos en función de las reglas específicas de la astrología horaria, teniendo en cuenta diferentes consideraciones que usualmente no se valoran en otras ramas. Por ejemplo, el uso de los regentes planetarios tradicionales en lugar de los modernos.
 
Algunos astrólogos del pasado, como Jean-Baptiste Morin, Charles Carter o Alexander Marr, no eran partidarios de este tipo de astrología. Pero a mi juicio, que la he estudiado a fondo, es totalmente válida, aunque tiene sus reglas. Por esto, para tener éxito con ella hay que tener muy clara su operativa, precisando además de mucha práctica.
 
La astrología eleccional
 
La astrología eleccional es la rama de la astrología que se ocupa de escoger el momento astrológico más favorable para un propósito determinado: iniciar un viaje, emprender un negocio, operarse o casarse, entre otras muchas posibilidades. En general, todo acontecimiento que pueda ser mejorado por un criterio puramente astrológico entra dentro de la aplicación de este tipo de astrología. En ocasiones, la astrología eleccional entra en otros territorios: en el campo de la astrología empresarial, si queremos buscar la mejor fecha para constituir una empresa, o en el de la astrología médica si de lo que se trata es de seleccionar la mejor fecha para una operación quirúrgica. Es una rama que conlleva una gran responsabilidad, pues del buen juicio del astrólogo puede depender el resultado de una empresa o iniciativa, sea un viaje o una boda. Es más: este tipo de astrología tiene en verdad un rol estelar, pues las elecciones son una de las pocas —y una de las más importantes— medidas de las que podemos valernos para modificar nuestro propio destino, tanto en lo personal como en lo profesional. Hay que decir que seleccionando el mejor momento para empezar algo podemos mejorar las expectativas de forma notoria y, por ello, esta rama debe figurar por derecho propio dentro de los principales apartados que todo astrólogo debe estudiar y dominar. Podemos afirmar que esta rama es tan antigua como la misma astrología, pues desde el mismo momento en que el hombre prehistórico elige salir a cazar o pescar seleccionando la fase lunar más propicia —pues observa que así es más fácil regresar a la cueva con carne o pescado fresco—, ahí nace esta rama singular dentro de nuestro conocimiento.
 
Mostraré a continuación una elección real, elaborada por astrólogos reales —nunca mejor dicho—, que participaron en una elección histórica: la selección de la mejor fecha para fundar la ciudad de Bagdad, en el actual Irak. La historia es esta: a partir de los deseos del califa Al-Mansur (714-775), que deseaba fundar una nueva y majestuosa ciudad a su medida, el astrólogo persa Naubakht Ahvazi, asistido por el hoy célebre Mashallah ibn Athari, lideró un grupo de astrólogos que escogieron el mejor momento para empezar a edificar la nueva ciudad. Para ello, se basaron en su propio criterio astrológico, y siempre con el beneplácito del califa. No es raro: en ese momento, la astrología árabe estaba en su acmé y las clases dirigentes contaban con astrólogos a modo de estrechos consejeros personales. Pues bien, el momento elegido fue el 31 de julio de 762, a las 14:40 horas.
 
La astrología meteorológica
 
La astrología meteorológica, también llamada astrometeorología, es la rama de la astrología que estudia la influencia de los planetas, signos zodiacales, casas astrológicas y demás elementos astrológicos en el clima de la Tierra, incluyendo fenómenos meteorológicos tales como lluvias, sequías, tornados y otros. Generalmente, se acepta que otro tipo de fenómenos terrestres, como los terremotos, los tsunamis o incluso la actividad volcánica, formen parte de esta rama astrológica. Incluso algunos autores han incluido en sus obras un estudio sobre las epidemias. No obstante, estos fenómenos se encuadran realmente dentro de la astrología mundial. El interés por esta antigua rama astrológica nace al considerar la utilidad de prever todo tipo de fenómenos meteorológicos adversos, que pueden afectar desde las cosechas hasta la vida de las personas en su medio ambiente habitual. Así, en el pasado la práctica de la agricultura, la tala de árboles y otras actividades del hombre en relación con la naturaleza se vieron favorecidas con el estudio de este tipo de astrología natural y colectiva. También la navegación cuenta con una larga tradición en la aplicación de este saber ancestral.
 
La astrología agrícola
 
Como podrá colegirse fácilmente, esta rama se ocupa de todo lo relacionado con la agricultura y la jardinería, y todo bajo el prisma astrológico. Es esta una rama antigua, aunque minoritaria para los astrólogos, pero si contamos a los jardineros y agricultores que utilizan la Luna y alguna otra configuración aislada más en su agenda diaria, los practicantes de la astrología agrícola serían muchos más, millones en todo el mundo. No obstante, los astrólogos estamos obligados a estudiar y desarrollar este apartado de nuestra disciplina, pues actualmente se cultiva de forma parcial y poco astrológica, por decirlo así. La Luna es importante, sí, pero hay mucho más por incorporar y aplicar en la astrología agrícola. Por todo ello, era y es una astrología popular, bastante alejada de la astrología tradicional y convencional. Pero a pesar de ser una parte de la astrología muy básica, elemental y relativamente sencilla, no por ello es menos efectiva e importante.
 
La astrología empresarial
 
La astrología empresarial es la rama de la astrología que estudia todo lo relativo al mundo de la empresa, desde su creación, bajo un criterio puramente astrológico, hasta el despliegue total de su actividad, aprovechando las herramientas que dicha disciplina puede aportar a este campo de la actividad humana. Esta nueva rama astrológica, nacida espontáneamente en los últimos tiempos y simultáneamente en diferentes continentes, está llamada a ser una especialidad tan útil como demandada en las empresas.
 
La astrología económica, financiera y bursátil
 
Otro tipo de astrología muy elaborada, en plena evolución y expansión, es la que se refiere a la economía mundial, a los mercados financieros y a la bolsa de valores, entre otras competencias en la línea de lo apuntado, y que se hallan en el mismo corazón de nuestro viejo sistema capitalista. He agrupado estos términos y especialidades a pesar de no relacionarse necesariamente entre sí, porque normalmente los pocos astrólogos que se dedican a este campo tan específico y limitado, hoy por hoy, abordan tanto la marcha de la economía mundial como la inversión en valores que se negocian en las bolsas de todo el mundo. Al respecto, podemos estudiar desde la evolución de los tipos de interés a las tendencias de la bolsa a corto, medio o largo plazo y otras muchas cuestiones, como la evolución en el precio de las materias primas. Algunas de ellas, ciertamente, ya se tratan habitualmente en otra especialidad que ya hemos visto: la astrología empresarial, pero en verdad esta se concentra preferentemente en lo que son las empresas y en su día a día, así como en las inversiones internas (de su propio negocio o sector), más que en las externas.
 
No son ramas de la astrología el apartado que se refiere a los cálculos, por ejemplo, ni la astrología predictiva, pues esta forma parte de las diferentes «astrologías», por decirlo así. Es decir, toda rama astrológica tiene una parte de interpretación y otra de predicción, como las dos caras de una misma moneda: una parte estudia la realidad estática, y la otra la realidad dinámica, en movimiento. Para ello se emplean diferentes técnicas predictivas que varían según se refieran a la astrología natal o a la mundial, por ejemplo. Tampoco podemos considerar una rama de la astrología la parte de esta que estudia su historia, o la moda —forma parte de la astrología mundial—, ni lo es la llamada astrología heliocéntrica,88 y mucho menos es una rama el tipo de astrología popular que se dedica a los doce signos zodiacales, por supuesto. No son ramas de la astrología la astrología hindú, la china o la esotérica, ni la kármica o la llamada astrología psicológica. Todas ellas no son más que vertientes o enfoques diferentes de la astrología tradicional. El que sean opciones más o menos válidas, esa ya es otra cuestión, y no entraremos aquí a valorarlo. Sin embargo, a día de hoy sí podríamos aceptar que existen otras pequeñas ramas o subramas, nacidas con las necesidades del hombre moderno. Por ejemplo, la denominada astrología geográfica y la astrología vocacional. La primera estudia un nuevo concepto: la relocación, que no es otra cosa que el trasladarse puntual o permanentemente a otras coordenadas geográficas para mejorar las oportunidades astrológicas derivadas de una relocalización geográfica debidamente seleccionada. Explicar aquí en qué consiste y de qué herramientas dispone esta técnica es largo, complicado e innecesario, creo yo. Pero sí podemos decir que es una técnica plenamente operativa, que además permite una doble opción: la primera de ellas es el encontrar el lugar en el mundo en el que podemos tener más éxito profesional o felicidad en nuestras relaciones, por ejemplo. Pero para ello, deberemos establecernos permanentemente en esas coordenadas geográficas. La segunda técnica, con un objetivo parecido: mejorar algunos aspectos de nuestra vida, solo precisa una relocación para la fecha y hora del llamado retorno o revolución solar, pero solo cubre un año, de cumpleaños a cumpleaños.
 
En cuanto a la astrología vocacional, podemos decir que nace derivada de la astrología natal —al fin y al cabo, se toma el horóscopo o carta natal como referente primario—, pero tiene como objetivo el encontrar la mejor opción profesional para la persona. Para ello, se estudia la carta natal del individuo y se intenta detectar no solo la vocación profesional como tal, sino lo que entendemos como oportunidad o salida laboral real en un campo determinado; no en vano, al final vocación y profesión no siempre van de la mano.
La astrología intenta adelantarse a todo esto y nos ofrece la mejor opción, la más realista, o varias alternativas viables, digámoslo así. Por supuesto, es una rama o subrama que promete tener un largo recorrido. Quizá algún día podamos hablar de una astrología referida a los movimientos sísmicos, como una pequeña rama que estudie este tipo de fenómenos terrestres, pero hoy por hoy, tal y como apunté anteriormente, esta debe adscribirse a la astrología mundial, a pesar de que en el pasado se incluyó inapropiadamente este tipo de estudios dentro de la astrología meteorológica.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
He aquí mi hipótesis sobre el cambio climático bajo el prisma astrológico:
 
Los grandes cambios climáticos y la astrología: una hipótesis Hasta hoy no conocemos ninguna configuración astronómico-astrológica que pueda justificar los cambios climáticos que se dan en periodos de tiempo de larga duración, expresados en miles o decenas de miles de años o más. Que el tiempo ha cambiado y va cambiando sustancialmente en los últimos 4500 millones de años es una realidad. Pero otra muy diferente es abordar astrológicamente un estudio de tal amplitud. Y aun sabiendo que podemos reducir todo cambio climático a una idea muy simple: la alternancia del frío y del calor, pues sabemos que toda variación climática reseñable, de interés climatológico o histórico, se da dentro de esta macrorrealidad. Conocemos relativamente bien el clima en los pasados doscientos años, e incluso de unos cuantos siglos atrás más allá, pero conforme nos alejamos del momento presente, en que disponemos de registros fiables y prácticamente exactos, todo se vuelve más inseguro y aproximado. Aparte, no existen periodos o ciclos astrológicos que puedan englobar varios miles de años. El concepto de era astrológica91 (un gran marco de 2100 años por cada una de ellas) me parece válido a nivel personal, especialmente para contextualizar lo que entendemos como astrología mundial o mundana, pero astronómicamente no es una herramienta que cuente con un aval o justificación muy sólidos; además, un buen número de astrólogos92 no acepta esta macroetapa astrológica, y es mejor dejarla al margen de la astrometeorología. Descartando otras herramientas astrológicas más o menos heterodoxas, solo nos quedan los grandes ciclos planetarios, simples o compuestos, para explicar la realidad climatológica en nuestro planeta en el pasado, el presente y el futuro.
 
El ciclo simple más importante y lento a la vez en astrología mundial es el ciclo Neptuno-Plutón, que se renueva de media cada 492 años. A nivel de astrología mundial, este ciclo justifica bien los grandes y profundos cambios colectivos a los que hemos asistido en los últimos milenios,93 pero: ¿es capaz este ciclo de justificar los cambios climatológicos que se han dado en los últimos siglos y milenios? Es una posibilidad. Veamos si ello es factible. He estudiado el clima en la Tierra en los últimos 2000 años, aproximadamente, y a nivel muy general.94 Y aparentemente, en cada ocasión que se ha renovado el ciclo Neptuno-Plutón (con un margen aproximado de unos cincuenta o más años), la humanidad ha asistido a un cambio en las condiciones climatológicas generales en la Tierra, grosso modo. Empecemos por la primera conjunción Neptuno-Plutón que he estudiado, que se dio en el año 84 a. C. Sabemos que, en plena expansión del Imperio romano, el clima en la Europa de entonces era relativamente benigno, más caluroso que el actual. Se inició entonces un periodo cálido, que duraría varios siglos. Esto, posiblemente influyó en la prosperidad observada en los dominios de Roma. Veranos algo más calurosos e inviernos menos fríos sintetizan el periodo en una sola frase. Sin embargo, y coincidiendo con el fin del Imperio romano, el clima parece cambiar alrededor del año 400 d. C. Paulatinamente, la humanidad entra en una etapa más fría, con inviernos más duros, que justificaron incluso algunas migraciones hacia el sur, buscando regiones más cálidas para vivir. Las malas cosechas a causa del frío fueron una constante, parece ser. Precisamente, en el año 411 d. C. encontramos la siguiente conjunción del ciclo Neptuno-Plutón. El siguiente cambio importante en el clima llega alrededor del año 900, iniciándose entonces el llamado Periodo cálido medieval (900 a 1300 d. C., aproximadamente), que nuevamente coincide con la renovación del ciclo Neptuno-Plutón, que se da en el año 905. Ahí empieza un periodo cálido, y como podemos comprobar, se alternan nuevamente los periodos fríos-calientes con un ritmo temporal que encaja bastante bien con el ciclo que nos ocupa, que cubre cerca de medio milenio. Este periodo más caluroso mejoró las condiciones de la agricultura, la ganadería e incluso de la navegación. El siguiente periodo frío lo encontramos alrededor del año 1300, dando inicio a lo que se conoce como Pequeña Edad de Hielo (1300 al 1850, aproximadamente). En esta etapa se inicia un periodo frío, con inviernos rigurosos y olas de frío que no favorecieron las cosechas, entre otras realidades ya históricas. Nuevamente, el inicio de este periodo coincide con la siguiente conjunción Neptuno-Plutón, que ocurrió exactamente en el año 1398. Esta etapa fría, en términos generales, finaliza alrededor del 1850, ya en el siglo xix, con la renovación del ciclo Neptuno-Plutón, que se da en el año 1891. Desde entonces, estamos inmersos en una etapa más calurosa, dentro de esta lógica en la que se suceden, de forma alternativa, etapas frías y cálidas. De hecho, algunos historiadores del clima han denominado a este periodo como de Calentamiento global, aunque este término compuesto se ha hecho mundialmente conocido en las últimas décadas a raíz de la aceleración y el aumento de las temperaturas. Es un fenómeno que claramente ha ido a más, y que es realmente preocupante en nuestro siglo xxi. Sin embargo, ya a mitad y finales del siglo xix, dentro de esta etapa, algunos glaciares europeos empezaron a ver reducido su volumen. Hasta aquí, el ciclo Neptuno-Plutón parece justificar bien las grandes tendencias y cambios climáticos de los dos últimos milenios. La cuestión es si realmente se deben estos cambios a este ciclo, que es probable, y, en tal caso, si este ciclo seguirá acompañando a las nuevas variaciones en el clima en el futuro. La siguiente conjunción entre estos dos planetas se producirá allá por 2385. ¿Supondrá la nueva renovación de este ciclo Neptuno-Plutón un nuevo cambio en el clima de la Tierra? Obviamente, deberíamos entrar por aquel entonces en una nueva etapa más fría. Lo sabremos dentro de poco más de tres siglos y medio… También podemos preguntarnos si otros ciclos menores, simples o compuestos, interfieren o justifican miniperiodos climáticos, dentro de la posible influencia general de este ciclo mayor. Estudiar esta eventualidad escapa a la finalidad de este estudio, pero espero que algún lector-astrólogo se adentre en un futuro cercano en una investigación así, de manera rigurosa y objetiva, con la intención de hallar más respuestas a la interesante relación que parece conectar a la astrología con los cambios climáticos.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Recordemos que en plena Edad Media y hasta prácticamente la Edad Moderna, la astrología se clasificaba básicamente en astrología natural, dedicada a la meteorología, a la agricultura o a la navegación, y en astrología judiciaria, que trataba sobre el destino de personas y pueblos, y cuyo ámbito de actuación prácticamente englobaba al resto de ramas de este saber, desde la astrología natal a la mundial, pasando por la astrología horaria.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Una reflexión personal: mi visión de la astrología permite entender el destino como algo susceptible de ser modificado, pero siempre y cuando conozcamos esas líneas maestras futuras. Algo así como el poder detectar a tiempo una piedra gigante en la carretera, pudiendo sortearla a tiempo y prosiguiendo nuestro camino después.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
He de decir que los primeros estudiosos del cielo de los que tenemos conocimiento se sitúan en torno al tercer milenio antes de nuestra era. Y se recuerdan y son notorios para el siglo xxi porque parece ser que jugaron un papel relevante en su época, a pesar de que no sabemos mucho de ellos. Así, en el mismo tercer milenio antes de Cristo tenemos conocimiento de un tal Imhotep95 en Egipto (ca. 2620 a. C.). Más adelante en el tiempo, ya en el segundo milenio antes de nuestra era, se repite el nombre del mítico Hermes (ca. 1500 a. C.),96 del que no sabemos gran cosa, a excepción de que supuestamente vivió en el antiguo Egipto. Otro ejemplo de astrólogo de la antigüedad, dentro del primer milenio antes de Cristo, es el astrólogo babilonio Nergal-etir (ca. 675 a. C.), del que tenemos algunas referencias de autores posteriores. Pero en verdad, hasta los albores de la era cristiana no tenemos nombres de los que podamos contar algo, aunque ello no sea especialmente interesante. Este vacío biográfico es común en muchas otras disciplinas, y lo es por razones obvias. Es por esto que, debido a la antigüedad de este conocimiento, sus seguidores —notables o no— se han quedado rezagados por el camino, por decirlo así.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Lista de astrólogos:
 
Claudio Ptolomeo
 
Abraham Ben Ezra
 
Alfonso X
 
Guido Bonatti101
Abraham Zacut104
 
Luca Gaurico
 
Nostradamus
 
John Dee
 
Johannes Kepler
 
Jean-Baptiste Morin
 
Diego de Torres Villarroel
 
Evangeline Adams
 
Una de las anécdotas más recordadas de su biografía es la referida a uno de los tres procesos judiciales que tuvo que afrontar en vida, todos ellos a causa de ejercer como astróloga. De esta manera, en 1914 logra ser absuelta de los cargos al demostrar al juez que la astrología no es una falacia, sino una disciplina rigurosa y válida. ¿Cómo lo logró? Le propuso al juez interpretar el horóscopo de su hijo —al que no conocía de nada— y una vez elaborado el mismo, y ante lo certero del perfil astrológico esbozado, el juez alabó su pericia y, con ello, avaló a la misma astrología, desestimando el caso y ayudando a mejorar la imagen de la astrología ante la opinión pública.121 Nuestra astróloga cuenta en su haber con otra jugosa anécdota, que parece estar bien documentada: al instalarse en Nueva York en 1899, pasó su primera noche en el pequeño hotel Windsor, a cuyo propietario conoció e interpretó su horóscopo en la tarde-noche del 16 de marzo. Adams le advirtió de un peligro inminente, con una gran pérdida material para el dueño del hotel. Este no hizo mucho caso de la advertencia, pero al día siguiente su hotel fue devorado por las llamas y él mismo murió a las tres semanas como consecuencia de la impresión recibida. La noticia de esta funesta predicción apareció en los periódicos, y este fue el fulgurante inicio de la carrera de Evangeline Adams.
 
Karl Ernst Krafft
 
Louis de Wohl
 
Carroll Righter
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Un pequeño espacio destinado a diferentes personajes —de cualquier ámbito— que, sin ser propiamente astrólogos, estudiaron o aplicaron este saber.
 
Leonardo da Vinci
 
Es el genio por antonomasia, y tan hábil y talentoso con las artes como con las ciencias. Aunque en algún pasaje de sus obras duda y deja entrever un cierto distanciamiento con la astrología, contamos con dos ejemplos que demuestran que, en la práctica, la astrología no le era ajena. El primero de ellos es una de sus pinturas más célebres: La última cena,147 considerada una de las obras pictóricas más bellas del mundo. En esta obra Leonardo escenifica lo que fue la última cena de Jesús con sus discípulos. En apariencia, es un lienzo más sobre este episodio bíblico, pero si nos adentramos en la representación de la escena podremos ver que en ella está contenida la caracterología zodiacal completa, con los doce signos en los doce discípulos. Para empezar, la distribución de estos en el cuadro en grupos de tres sugiere una posible referencia a los cuatro elementos: Fuego, Tierra, Aire y Agua. Sé que algunos estudiosos del tema han propuesto un significado distinto, pero por el conjunto de la obra y por lo que expondré a continuación, entiendo que debemos interpretarlo todo en clave astrológica. Así, a la derecha tenemos los seis primeros signos (de Aries a Virgo), que están a plena luz. A la izquierda, los seis signos restantes, casi en la penumbra. Recordemos que la escena representa el preciso momento en que Jesús les dice a sus discípulos que uno de ellos le traicionará.
 
De acuerdo con esto, el pintor intenta captar la reacción de cada uno de ellos, lo que nos permite identificarlos por sus respectivos gestos y actitudes. De esta manera, si empezamos por la derecha vemos a Simón (Aries), representado con una cabeza marcada, calva y huesuda. Su actitud es cerebral, permaneciendo pensativo. Además, parece ser el único al que se dirigen otros discípulos, pues el resto mira hacia Jesús, que es el centro de la acción. Podemos relacionar esto con el primer signo: Aries, y su capacidad de liderazgo. Además, la forma de las manos nos recuerda a los cuernos de la cabra, animal asociado al signo. A su lado está Judas Tadeo (Tauro), que destaca por su cuello y mantiene una actitud tranquila, pero de rabia contenida. Su mano derecha parece representar el símbolo de Tauro… Y podríamos continuar así hasta Bartolomé (Piscis), que se sitúa a la izquierda de la imagen, en oposición al ariano Simón. Note el lector que Bartolomé lleva una túnica azul y verde, con colores y tonos que podemos asociar al signo de Piscis. Además —y es algo propio de su signo—, observa la escena de forma pasiva. En él destacan los pies, parte del cuerpo relacionada con el último signo: Piscis. Por otro lado, podemos destacar la posición central de Jesús en la escena, como el Sol en el sistema solar. No es casualidad que dijera: «Yo soy la luz del mundo…».
 
Pero sigamos con Leonardo da Vinci y con sus representaciones astrológicas: el segundo ejemplo que les presentaré a continuación es menos conocido y es de mi propia cosecha, al contrario que el ejemplo anterior, que ya ha sido analizado en clave astrológica por otros astrólogos en el pasado, como mi amigo y colega Boris Cristoff. El segundo ejemplo es una de las más bellas representaciones de Jesús, y es tan equilibrada como enigmática. Es la pintura del gran Leonardo titulada Salvator Mundi. Esta verdadera obra maestra fue pintada alrededor del año 1500 y muestra frontalmente a Jesús, ofreciendo su bendición con la mano derecha alzada y con los dedos cruzados. Su mano izquierda sostiene una esfera —aparentemente de cristal de roca, una variedad de cuarzo transparente— que representa la esfera celeste. Durante el Renacimiento se vio en esta imagen de Jesús su rol como salvador del mundo y señor del cosmos.
 
Invito al lector a que examine esta obra (Salvator Mundi) y se adentre en su mágico equilibrio. Puede disfrutar de su composición, de su geometría perfecta y de su color, a pesar de las restauraciones que ha tenido que soportar. Pero quiero llamar su atención únicamente hacia un detalle: la esfera de cristal de roca151 que Jesús sostiene con su mano izquierda. En sí, representa un orbe o esfera celeste, donde encontramos representadas algunas estrellas en forma de brillantes puntos blancos sobre su superficie. El mensaje que nos llega de la mano de Jesús, sosteniendo la esfera celeste, es que tiene bajo su mando al mismo universo. Pero acerquémonos al cuadro, concentrémonos en la esfera celeste: en ella, aparecen tres puntos de luz que claramente representan algunas estrellas del cielo. Algunos investigadores han propuesto, en el pasado, diferentes hipótesis acerca de las tres estrellas del orbe. Pero ninguna me parece convincente. Hay que ir más allá de las apariencias, más allá de la astronomía, hasta llegar a la misma astrología. No puede ser casualidad que el genial Leonardo, tan inclinado a esconder en sus cuadros elementos simbólicos, disponga aleatoriamente la distribución de tres estrellas; un número cargado de simbolismo, por otra parte. Mi teoría es la siguiente, partiendo de la astrología: las estrellas representadas en el orbe que sostiene Jesús son la cabeza de la figura de la constelación de Libra. Es decir: son las tres estrellas principales de la constelación, las que asemejan —al unir sus puntos con líneas imaginarias— los elementos principales de una balanza de brazos iguales, con la parte superior de la cruz, el fiel y los mismos brazos de la balanza. La estrella Zubenelgenubi, prácticamente sobre la eclíptica, es el vértice de ese triángulo escaleno imaginario, a modo de fiel de la balanza. Es la parte de la constelación más fácil de identificar, razón por la cual, al incluirla en su pintura, ya le bastaba a Leonardo como símbolo de Libra y de su significado astrológico. Representar a la constelación por completo sería mostrar su intención de manera demasiado clara, y eso no era propio de él. Además, limitando dicha representación a tres estrellas conectaba simbólicamente al número tres en su pintura. Por todo ello, a mi juicio el detalle de las tres estrellas es una alegoría que simboliza lo que mejor representa el signo de Libra: la Justicia, con mayúsculas. Para Leonardo, el Salvador del Mundo trae la justicia total, donde todos son iguales y tienen los mismos derechos, ya sean pobres o ricos. Esa igualdad, ese equilibrio que tan bien simboliza la Balanza (Libra), cubre con su manto estrellado todos los aspectos de la vida humana: igualdad de derechos, armonía entre congéneres o templanza en las necesidades y placeres, entre otras cuestiones. Al final de la vida, un Dios justo (Libra) juzgará y recompensará o castigará a cada cual según sus obras; no olvidemos que el signo de Libra también está relacionado con las leyes, los jueces y la justicia. El signo de Libra tiene aquí su punto de encuentro con el cristianismo de la mano del Salvator Mundi, nunca mejor dicho. Conviene apuntar que un genio multidisciplinar como Leonardo da Vinci, culto y abierto a todo conocimiento e inmerso en la revolución cultural que supuso el Renacimiento, tuvo que conocer a fondo el lenguaje astrológico. Como hemos visto anteriormente, en otra de sus obras, La última cena, se aprecia un claro trasfondo astrológico, pues la imagen de los doce apóstoles parece inspirada en los doce signos zodiacales.
 
El horóscopo de Quevedo
 
Allá por 2009 hice un sorprendente descubrimiento: Francisco de Quevedo, el gran escritor del Siglo de Oro español, dejó codificado astronómica y astrológicamente en uno de sus romances su propio horóscopo. Mi hipótesis es innegable, y se puede demostrar a partir de los datos y claves que este autor inmortal ofrece en su poema. Indirectamente, puede averiguarse también con exactitud su hora de nacimiento y puede confirmarse que nació el 14 de septiembre de 1580, tal y como recientemente se ha podido evidenciar a partir de otra investigación paralela.
 
El elemento astrológico es recurrente en las obras de este autor. Cabe suponer que Quevedo entró en contacto con la astrología de su tiempo por una vía culta, académica. No hay que olvidar que, en la España del siglo xvii, la astrología se hallaba en boga, a pesar de que ya había iniciado su declive existencial. El grado de penetración de esta disciplina entre las clases más cultas o doctas, así como su posicionamiento académico, era una realidad. Recordemos que en la España de la época las universidades aún contaban con cátedras de astrología.
 
He aquí el romance que Refiere su nacimiento y las propiedades que le comunicó
 
Parióme adrede mi madre,
¡ojalá no me pariera!,
aunque estaba cuando me hizo,
de gorja naturaleza.
 
Dos maravedís de luna
alumbraban a la tierra,
que por ser yo el que nacía,
no quiso que un cuarto fuera.
 
Nací tarde, porque el sol
tuvo de verme vergüenza,
en una noche templada
entre clara y entre yema.
 
Un miércoles con un martes
tuvieron grande revuelta,
sobre que ninguno quiso
que en sus términos naciera.
 
Nací debajo de Libra,
tan inclinado a las pesas
que todo mi amor le fundo
en las madres vendederas.
 
Dióme el León su cuartana,
dióme el Escorpión su lengua,
Virgo el deseo de hallarle,
y el Carnero su paciencia.
 
Murieron luego mis padres,
Dios en el cielo los tenga,
porque no vuelvan acá
y a engendrar más hijos vuelvan.
 
Tal ventura desde entonces
me dejaron los planetas
que puede servir de tinta,
según ha sido de negra.
 
Hasta aquí el romance donde Quevedo nos desvela, en forma más o menos críptica, detalles astronómicos y astrológicos de su nacimiento. No he transcrito la totalidad del romance, sino únicamente la primera parte, la que contiene la información que nos ayuda a dilucidar el día, la hora de su nacimiento y su horóscopo.
 
Velázquez astrológico
 
La obra cumbre del pintor español Diego Velázquez (1599-1660) es La familia de Felipe IV o, como se la conoce desde una época más reciente: Las meninas.
 
El español Ángel del Campo164 halló que uniendo las figuras de los principales protagonistas de la escena se dibuja la constelación de Corona Boreal. Curiosamente, la estrella más brillante de la constelación es Alphecca, llamada también Margarita Coronae (el nombre de la infanta), pero hay que decir que este nombre se le ha dado en una época más reciente. El investigador español al que hacíamos referencia también encontró que el símbolo astrológico de Capricornio estaba escondido en la escena, dispuesto de forma velada al igual que la constelación. Este signo de Tierra era el signo zodiacal de la reina Mariana de Austria, pues había nacido el 23 de diciembre de 1634. Además, según Ángel del Campo la escena se pintó posiblemente un 23 de diciembre de 1656, con el Sol en este mismo signo. Es solo una suposición, que habría que analizar mejor. Por mi parte, a priori encuentro interesante el hallar doce figuras (contando al perro mastín) en la escena, el mismo número de los signos del Zodiaco. Pero es posible que haya más elementos astrológicos dispuestos discretamente en el cuadro, y si existen, los encontraremos. De momento, solo me queda decir —y es importante esta información— que Velázquez tenía a su alcance el conocimiento astrológico. Lo sabemos a ciencia cierta porque en el inventario que se hizo de los aproximadamente 150 libros que dejó al morir, algunos de ellos eran de temática astrológica. Es el caso de la Summa Astrológica de Antonio de Nájera (publicado en 1632), pero hay otros de contenido astrológico. También contaba en su biblioteca con libros sobre astronomía y cosmografía e incluso sobre el uso del astrolabio.
 
Giovanni Pico della Mirandola
 
Volvamos a las letras y al mundo del pensamiento por un momento, pues quiero cerrar este capítulo con un conocido intelectual del siglo xv: Pico della Mirandola. No solo no fue astrólogo, sino que fue un enemigo declarado de la astrología.165 Sin embargo, merece figurar aquí por su fallecimiento en extrañas circunstancias —que no ha podido ser aclarado hasta el siglo xxi— y por una serie de predicciones astrológicas que en su momento anunciaron su muerte prematura, y que al final se revelaron como acertadas.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Si la astrología natal y la mundial son las ramas más leídas y seguidas, no es por casualidad. La primera, porque nos habla de nosotros mismos: nuestro carácter, nuestra salud o nuestro trabajo. La segunda, porque se refiere a nuestro colectivo o país, y al mundo, en definitiva. Pero como ya hemos visto, toda astrología se divide básicamente en dos apartados: la interpretación de la realidad presente, una visión puramente estática, y su faceta dinámica: la predicción de la realidad futura, el pronóstico de nuestro destino personal o colectivo.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Predicciones famosas del pasado
 
 
Damos un salto en el tiempo de más de mil años hasta llegar a Guido Bonatti, el astrólogo florentino del siglo xiii que tanto destacó en su campo en la época que le tocó vivir. De este astrólogo y autor ya hemos hablado en otras partes del libro, por lo que aquí solo consideraremos una de sus predicciones más conocidas, que ha llegado hasta nuestros días. Se trata de un vaticinio formulado sobre el conde de Montefeltro,172 al que aconsejaba astrológicamente. Bonatti le advierte a su protector y consultante que iba a resultar herido en la batalla donde se encontraba cercado en Forlì (Italia) por las tropas del papa Martín IV, allá por 1282. Parece ser que la advertencia no cayó en saco roto y el conde pudo escapar con vida. Los acertados consejos de nuestro astrólogo no se limitaron a salvarle la vida al conde, sino que fueron parte importante en la obtención de una victoria sobre los invasores.
 
Estoy tentado, amigo lector, a incluir aquí entre esta pequeña retahíla de predicciones famosas un suceso controvertido, que involucra directamente al famoso médico, matemático y astrólogo italiano Gerolamo Cardano. Bien, pues se dice que este personaje del Renacimiento pronosticó su propia muerte, lo que aconteció de manera más o menos acertada en el tiempo. Sin embargo, no tenemos suficiente información como para poder afirmarlo rotundamente.
 
Recurrimos ahora al más famoso astrólogo de todos los tiempos: Michel de Notre-Dame, al que conocemos como Nostradamus. Este médico y astrólogo francés conocía y utilizaba la astrología en sus consultas privadas y predicciones. Sabemos que sus célebres Centurias (publicadas por primera vez en 1555) están desprovistas de fechas, figuran sin ningún orden cronológico y están redactadas en un lenguaje críptico, pero, aun así, se basan en el conocimiento astrológico. La inspiración o una divina intuición —digámoslo así— pudieron acompañarle en sus predicciones, podemos aceptarlo, pero es innegable que Nostradamus era básicamente un astrólogo y no un mero vidente o un profeta moderno.
 
Otro astrólogo notable, y también francés, es Jean-Baptiste Morin, natural de Villefranche-sur-Saône (Francia). Dejando a un lado que es el autor de la gran Astrologia Gallica, fue astrólogo en la corte de Francia en tiempos de Luis XIII.181 Ya hemos hablado de él anteriormente, aunque conviene recordar aquí que estuvo activo en la primera mitad del siglo xvii. Pero aquí nos interesa recordar algunas de sus predicciones más acertadas. La primera de ellas hace referencia al marqués de Cinq-Mars, favorito de Luis XIII. Nuestro astrólogo predijo que sería ajusticiado, lo que ciertamente ocurrió pocos años después.
 
Otro astrólogo del siglo xvii, aunque posterior en el tiempo al caso anterior, es el inglés William Lilly (1602-1681). Para el astrólogo de hoy, no solo es el autor de la conocida obra Christian Astrology, sino un renombrado astrólogo en la Inglaterra de la época.
 
¿En qué afectó a Lilly el incendio de Londres? Pues en que este autor se vio involucrado indirectamente, siendo investigado y llevado ante el comité que indagaba sobre la causa del fuego. El motivo no fue otro que el haber publicado, quince años antes, una imagen que simbolizaba la ciudad del Támesis sumida en las llamas. Para algunos, una imagen inocente y sin mucho sentido, pero para otros una curiosa y sospechosa alegoría que se conectó, a posteriori, con el incendio de la ciudad.
 
Más adelante en el tiempo, ya en el siglo xviii, tenemos un sorprendente pronóstico de alcance mundial. Su autor es el polifacético Diego de Torres Villarroel, aunque básicamente es conocido por ser escritor y astrólogo, habiendo alcanzado fama y dinero con sus almanaques astrológicos. Ya hemos hablado de él en el capítulo dedicado a los astrólogos famosos, por lo que nos centraremos en su muy lograda y no tan conocida predicción. El caso es que este autor astrológico predijo la Revolución francesa en 1756, con 33 años de antelación. Lo hizo a través de una décima188 destinada a formar parte de uno de sus almanaques —concretamente para el de 1756—, pero parece ser que no llegó a incorporarse por los problemas derivados de la censura del gobierno liberal de la época, que impedía por activa o por pasiva este tipo de información y predicciones.
 
esta décima:
 
Cuando los mil contará
 con los trescientos doblados
y cincuenta duplicados,
con los nueve dieces más,
entonces tú lo verás,
mísera Francia, te espera
tu calamidad postrer
 con tu rey y tu delfín,
y tendrá entonces su fin
tu mayor gloria primera.
 
Aunque se ha dicho que esta décima apareció a posteriori, una vez consumada la revolución en el país vecino de Torres Villarroel, hoy en día se acepta que verdaderamente fue redactada con bastante anterioridad a este suceso histórico.
 
… pronosticó con acierto la muerte del rey español Luis I precisamente para el año de 1794, cumpliéndose puntualmente, pues el joven rey falleció el 31 de agosto de ese año en Madrid.
 
Damos un gran salto hasta el siglo xx, con otra predicción conocida: el fin del comunismo y el desmoronamiento de la Unión Soviética y sus países satélites en 1989. El autor de este pronóstico es el francés André Barbault (1921-2019),
 
El conocimiento astrológico, como tal, es insustituible y no se compensa con ningún talento innato; es decir: todo o casi todo es estudio y más estudio…
Todo astrólogo que haya profundizado lo suficiente en esta rama astrológica, que se dedica más a lo colectivo que a lo individual, sabe que el ciclo Saturno-Neptuno se adscribe al comunismo,
Por ello, cuando el ciclo está activo por estar ambos planetas en conjunción (ángulo de 0º entre ellos) o en aspecto (armónico: 60º, 120º, o inarmónico: 90º, 180º), algo acontece con respecto a esa realidad; en este caso, con respecto a movimientos colectivistas, al socialismo y el comunismo, en general.193 Por ejemplo, vea el lector como con las anteriores conjunciones (esta es la relación planetaria más fuerte, y la que provoca eventos o tendencias más acusadas) acontecen hechos importantes sobre este movimiento político y social: en 1846 acontece el lanzamiento del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, en 1917 tiene lugar la Revolución rusa y en 1953 muere Stalin, con los subsiguientes cambios en la URSS.
 
A continuación, incluiré una última predicción acertada de alcance mundial, y muy reciente en el tiempo. Escribo estas líneas en los primeros meses de 2022, cuando la pandemia del coronavirus (SARS-CoV-2) todavía azota nuestro mundo en los cinco continentes. Y el lector se preguntará: ¿pudo la astrología predecir la pandemia?, ¿algún astrólogo publicó con anterioridad a la aparición del virus un pronóstico en el que hablara explícitamente de una pandemia para el año 2020? La respuesta es sí.
… lo cierto es que lo viví muy de cerca. Ocurrió así: en enero de 2017 mi amigo y colega Boris Cristoff (1925-2017), astrólogo y escritor uruguayo de origen búlgaro, estaba gravemente enfermo y me pidió, antes de morir, que completara e instara la publicación de su última obra, que era una suerte de compendio de toda su astrología, incluyendo una parte importante dedicada a la predicción de algunos hechos futuros. Entre ellos, anunciaba una crisis para el periodo 2020-2022. Paralelamente, yo mismo y otros astrólogos llegamos a la misma conclusión con respecto a la crisis, pues los métodos son los mismos, y las conclusiones parecidas, generalmente.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Puedo entender perfectamente cuán difícil es aceptar que nuestro destino colectivo esté, en cierta manera, predestinado. Aunque este vocablo no me gusta, pues comporta un sentido y sentimiento de fatalidad que, astrológicamente, no es tal. Sería mejor emplear otro vocablo, más afín a lo que entendemos como una preprogramación (valga la palabra) de nuestro destino colectivo. Es decir, un pronóstico más o menos abierto, una fuerte tendencia a que algo se cumpla, pero con la posibilidad de interactuar con nuestro destino común; siempre y cuando, eso sí, conozcamos esas líneas maestras o tendencias de futuro. Es justamente esa mi filosofía con respecto a la predicción individual o global, y por convicción y experiencia sé que es posible cambiar —dentro de unos ciertos márgenes— nuestro destino con ayuda de la astrología. No puede haber una utilidad mayor, y es lo que convierte a esta disciplina en la gema, en la piedra preciosa que es.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Siempre digo que la era de Acuario es el nuevo paradigma. Como paradigma, entendemos un modelo de pensamiento determinado, una concepción concreta de la realidad que nos envuelve, a nivel colectivo. Forma parte de una generación o de una civilización determinada y, aun esencialmente inconsciente para el ser humano, esta visión existencial condiciona la vida en la Tierra, envolviendo todo lo que afecta a nuestra especie, a nivel global. Y de acuerdo con lo que el signo de Acuario representa, sobre los próximos 2000 años cabe esperar un efecto doble: un gran avance a nivel científico y un acelerado progreso social. Las líneas maestras de la nueva era podrían ser, sintéticamente, estas: en el plano material, la ciencia y el progreso acelerado pueden llegar a transportar a las generaciones futuras a una vida altamente sofisticada, desde un punto de vista tecnológico.
El planeta, una verdadera aldea global, puede alcanzar las más altas cotas de bienestar y comodidad. Con todo, esta vida tan alejada de la verdadera naturaleza humana puede conllevar una cierta contradicción existencial, donde la máquina sustituya al hombre, convirtiendo a la civilización futura en una vida desnaturalizada y sin alma. Sin embargo, a nivel espiritual —por decirlo así— el hombre del futuro tendrá una fuerte vocación humanista. Las generaciones futuras pueden alcanzar, ciertamente, un mundo más justo, donde palabras como solidaridad, cooperación o libertad signifiquen realmente algo y no sean meras palabras vacías.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Más allá del año 2000 podemos ver una primera fase descendente de este índice, que alcanza su punto más bajo alrededor del año 2010. Evidentemente, este punto de inflexión se corresponde con la grave crisis económica internacional del periodo 2008-2010, una crisis de gran calado, sin precedentes en los últimos tiempos. Sacudió los cimientos de las finanzas internacionales, quebrando bancos históricos de gran renombre y poniendo contra las cuerdas a la inmensa mayoría de países, que vieron como sus economías se desplomaban y los índices de desempleo alcanzaban cotas inimaginables. Esto ya es historia, sí.
 
Pero quiero transcribir, literalmente, la interpretación que hice de esta caída del Índice Cíclico antes de que se produjera. Como sabemos, esta crisis tuvo como epicentro al año 2010, uno de los más duros de esta crisis económica y social. Esta predicción la avanzaba en mi obra Astrología Mundial, publicada en abril de 2007, antes del inicio de la crisis, que se localizó en septiembre de 2007 en los Estados Unidos. Lo que empezó siendo una simple crisis financiera se convirtió después en una crisis económica gigantesca. En mi libro (p. 110), decía literalmente: «Más allá del año 2000 podemos ver una primera fase descendente del Índice Cíclico, que alcanza su punto más bajo alrededor del año 2010. Será, previsiblemente, la primera crisis importante del nuevo siglo y milenio».
 
Bien, y a partir de entonces, ¿qué podíamos esperar? Si examinamos el diagrama de nuevo veremos que, con el descenso de la curva de este índice, a partir de 2012-2013 podíamos asistir a una lenta pero sostenida recuperación económica. También era previsible una cierta regeneración política y social, de acuerdo con las claves de lectura de este tipo de gráfico, que ya hemos explicado. Y así fue hasta 2014, pues, aunque el contexto general siguió un tanto deprimido, económicamente, pudimos ver como lo peor de esa gran crisis había quedado atrás y como la recuperación económica, aunque muy lenta e insuficiente, ya era un hecho. El punto más alto de este ciclo expansivo coincidió, cómo no, con las líneas del gráfico para esos años.
 
La siguiente bajada en la línea del gráfico, mucho más acusada, alcanzaba un índice mínimo alrededor del año 2020-2021. Es, de hecho, el punto más bajo de todo el siglo xxi, como podemos ver en el diagrama de la figura anterior. Con bastantes años de antelación, podíamos ya aventurar que la próxima gran crisis que vería la humanidad sería la que se produciría alrededor del año 2020. Sí, amigo lector: la gran crisis de 2020 pudo ser pronosticada solo con este gráfico. ¿No lo creen posible? Pues vean lo que decía el autor de estas líneas en su obra Astrología Mundial, ya en el año 2007 (p. 110): Índice cíclico (2000-2100)
 
«La siguiente bajada del índice, mucho más acusada, alcanza un índice mínimo alrededor del año 2020. Es el punto más bajo de todo el siglo xxi. Sin duda, con bastantes años de antelación, podemos ya aventurar que la próxima gran crisis que verá la humanidad será la que se producirá alrededor del año 2020, siendo previsiblemente una etapa crítica, desde un punto de vista político, social o económico».
 
La astrología, y esta herramienta en particular, es realmente sorprendente. En el momento en que escribo estas líneas (febrero de 2022), Europa está en guerra: Rusia ha atacado e invadido Ucrania. Desde el prisma astrológico, no puede sorprendernos esta nueva y muy grave crisis política: el índice de nuestro destino colectivo sigue bajo mínimos (vean el gráfico). Bajo un contexto así, todo lo verdaderamente negativo es posible. Sería inimaginable esta guerra en las puertas de Europa con una línea del gráfico en un punto alto, como en 2015 o 2030, por ejemplo. Hasta aquí llega su utilidad.
 
Pero pasemos página: invito al lector a que examine el gráfico del siglo xxi para que pueda ver y anticipar, por sí mismo, aun sin conocimientos de astrología, lo que nos depara el resto del siglo xxi. No es difícil, de acuerdo con lo que hemos visto y ateniéndonos a la fiabilidad de esta herramienta de previsión colectiva. Con todo, hay que decir que el máximo rendimiento de esta técnica se obtiene al utilizarla conjuntamente con otras herramientas propias de la astrología mundial. Es el astrólogo especialista en esta rama astrológica, además, el que realmente está facultado para emitir un dictamen mínimamente acertado. Sin embargo, la visión panorámica que nos permite el Índice Cíclico puede bastar para hacernos una idea general acerca de lo que nos depara, a grandes trazos, un siglo o un periodo de tiempo determinado.
 
Sigamos: como podrán apreciar, es significativa la subida del índice justo después de ese periodo bisagra, por decirlo así, que tiene como epicentro al año 2020. Alcanza su punto culminante allá por el 2029-2030 y podemos aventurar que la humanidad se hallará, por aquel entonces, en un momento positivo, de crecimiento y expansión en todos los órdenes. Lo mismo para el año 2042, aproximadamente, así como para el año 2051, tomando a este año como epicentro de este posible momento favorable. No es difícil entender que existirán otros años o periodos positivos para la segunda mitad del siglo xxi, como alrededor de la década de los setenta, en que se mantiene alto el índice o justo antes del año 2090 y, ya al final, justo antes del cambio de siglo.
 
En cuanto a los periodos más difíciles que viviremos, más allá del 2020 nos encontramos con una caída del índice alrededor del año 2035, así como al final de la década de los cuarenta. También en el 2060, a principios de la década de los ochenta y a mitades de la década de los noventa, aproximadamente.
 
No es por casualidad que en las fechas en que dos planetas pesados se encuentran (o aspectan) en el cielo la humanidad asista a hechos o tónicas políticas, sociales o económicas importantes.
Es necesario decir que los ciclos más relevantes son los de los planetas más lentos: Urano-Plutón, Urano-Neptuno y Neptuno-Plutón. Son los ciclos más importantes, los que marcan las grandes épocas o periodos de la historia de la humanidad. Por la lentitud de los planetas intervinientes su efecto o influencia permanece durante meses o incluso años. Además, por la naturaleza de los tres planetas que se combinan, su influencia es más profunda y más compleja. Sin embargo, su efecto es determinante en todos los ámbitos: político, social, económico, científico o cultural.
En los próximos años, los ciclos planetarios más importantes que están o estarán vigentes son estos: El ciclo Neptuno-Plutón (vigente hasta 2040), el más lento, profundo y sutil de todos los ciclos, estará activo, en su fase armónica, en este periodo. No será especialmente importante, en la práctica, pues su producto se mueve en unos registros hondos, inmateriales, a nivel del inconsciente colectivo, podríamos decir. Con todo, puede ayudar a que tengamos más presente el sentido de evolución colectiva y del crecimiento a nivel social, por decirlo así. También puede ser un factor que refuerce ese impulso regenerador que llegó con la crisis de 2020, que no dejó de ser una crisis de valores, y donde pusimos en la balanza de la vida lo que es, realmente, nuestra existencia aquí en la Tierra; muchos se dieron cuenta de lo efímero y lo relativo del ser, de la menor importancia de lo material con respecto a otras realidades, por ejemplo.
 
El Índice Cíclico y algunos ciclos así lo sugerían: tomando el 2020 como previsible epicentro temporal, deberíamos asistir a un cambio de paradigma socioeconómico. Un nudo histórico que comportaría cambios económicos y sociales. Un verdadero cambio de mentalidad a nivel colectivo, inevitable si queremos sobrevivir o vivir de forma sostenible con la mirada puesta en el futuro. Es posible que ya nada sea como antes: nuevos enfoques acerca de las finanzas y la economía mundial, nuevas soluciones a los nuevos problemas que surgirán o para los viejos problemas de siempre, quizá. La vida en nuestro planeta, el medioambiente y otras cuestiones importantes, estuvieron sujetos a replanteos profundos, casi filosóficos. La asimilación de todo ello será lenta, pero los libros de historia lo reflejarán, ya con la perspectiva temporal necesaria, dentro de unos años. La humanidad no será igual que antes.
 
¿Qué ocurrió allá por 2020? Se renovaron tres importantes ciclos,202 algo que no es muy frecuente. Y uno de ellos, el ciclo Júpiter-Saturno, cobró una especial importancia pues se dio un hecho astronómico que solo ocurre una vez cada 240 años de media: el cambio de elemento, pasando esta vez de Tierra a Aire.203 Y la conjunción tuvo lugar justamente en el signo de Acuario, el de la nueva era. Esto puede vincularse con un cambio en las prioridades y también en nuestra escala de valores colectiva. Un apunte sobre el ciclo Saturno-Urano, adscrito a nuestro sistema capitalista: empezó a estar en aspecto inarmónico y en su fase involutiva desde 2020 y hasta 2022, apretando más las tuercas a nuestro viejo sistema capitalista.204 Por ello, lo que cabía esperar es justamente lo que se ha dado en los últimos tiempos (de 2020 a 2022): inflación, tensiones y todo tipo de problemas con respecto a nuestro viejo sistema socioeconómico.
 
Viremos hacia la izquierda: más allá en el tiempo, allá por 2025, se renovará el ciclo Saturno-Neptuno, que está adscrito a todo tipo de revoluciones sociales y movimientos de masas, especialmente los de corte colectivista. Esto supondrá un cambio importante y, quizá, definitivo para las tesis socialistas y comunistas. Los últimos reductos colectivistas, ya sean Corea del Norte, Cuba u otros pequeños países, difícilmente podrán sobrevivir. A mi juicio, las tesis socialistas o comunistas no pervivirán, previsiblemente, más allá de 2025-2027.
 
Más cosas: en la segunda mitad de la tercera década del siglo disfrutaremos de dos ciclos lentos en aspecto armónico y en su fase evolutiva, que favorecerán el crecimiento, el desarrollo sostenido y sostenible y la cohesión social a nivel mundial: el ciclo Urano-Neptuno, vigente de 2025 a 2029, y el ciclo Urano-Plutón, vigente de 2026 a 2029, aproximadamente. El primero de ellos permitirá, como ya ocurrió a finales de los años sesenta en el pasado siglo xx, abrazar nuevas formas de pensar, de vivir y de trascender la realidad mundana más material y aburrida. Nuevos ideales y nuevas fronteras que ayudarán a empujar la corriente renovadora y de esperanza de esta década.
 
El segundo ciclo traerá el combustible para cambiar y romper los moldes de la vieja sociedad, pero al hallarse en un ángulo armónico y en fase evolutiva lo hará de manera suave, acompasada, sin giros bruscos en nuestro destino colectivo. Además, para enmarcar esta feliz década, el ciclo más lento de todos, el ciclo Neptuno-Plutón, estará presente, activo, en aspecto armónico y en fase evolutiva también desde 2020 a 2030. Esto se traducirá en profundos cambios en nuestra escala de valores a nivel personal y social. Y es posible que, para la historia, el periodo que va de 2025 a 2030 sea considerado como una época dorada: feliz, provechosa, de grandes progresos sociales y científicos. ¿Ven como sí podemos tener esperanza en un mañana mejor?
 
Los planetas Saturno y Urano renovarán su ciclo allá por 2032, algo que solo ocurre cada 45 años. Esto favorecerá toda corriente imperialista o expansionista, del color que sea. Cuando esto se da, normalmente asistimos a un relevo en la hegemonía política y militar de las naciones más poderosas. ¿Pasará de Occidente a Oriente el liderazgo o hegemonía mundial en ese momento?, ¿claudicarán los EE. UU. como primera potencia mundial y como referente primero de la nueva Aldea Global?, ¿será China el nuevo faro que alumbre al mundo en materia económica, científica, tecnológica o espacial? Es una posibilidad real, así que es cuestión de tiempo el averiguarlo. Por otro lado, Urano y Neptuno estarán en cuadratura por varios años, entre 2037 y 2043, aproximadamente. Este ciclo puede evidenciar que el decorado de fondo, a nivel ideológico, esté deprimido, lleno de insatisfacciones y de ideales condicionados por la dura realidad.
 
Y algún tiempo después Urano y Plutón estarán en oposición entre 2046 y 2050, aproximadamente, que es cuando se notarán sus efectos. Aún nos acordamos de la influencia del anterior aspecto inarmónico del ciclo, que aconteció allá por 2008-2015. Y aunque en el fondo la influencia es la misma, la oposición o ángulo de 180º no es tan grave en sus efectos. ¿Qué cabe esperar esta vez? Una ralentización en el crecimiento económico, que puede convertirse en crisis económica si el contexto astrológico lo permite. También podremos asistir a movilizaciones sociales, fruto del desencanto popular, en muchos países.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
El paso de los planetas pesados en los signos
 
El estudio de la entrada y estadía de los planetas —especialmente de los más lentos: Urano, Neptuno y Plutón— a través de los signos del Zodiaco es una importante herramienta con la que cuenta el astrólogo para predecir qué ocurrirá en el mundo. Los signos aportan sus características al planeta, el cual ve modificada su influencia en el mundo sublunar. Basta con analizar el ingreso o el paso de uno de los planetas más lentos en un signo zodiacal determinado para obtener el clima o tónica para un periodo histórico determinado. A modo de contexto general, los planetas más lentos crean un decorado de fondo, sobre el cual transcurre la existencia humana aquí en la Tierra. Esto último siempre es más o menos visible, pero es una influencia real, que marca las diferentes épocas de un periodo de tiempo más o menos largo. Veamos algunos de los actuales o próximos pasos de los planetas por los signos:
 
Plutón en Capricornio (2008-2024). Se halla en este signo desde finales de la primera década del siglo y su efecto se ha dejado notar en forma de profundos cambios políticos, económicos y financieros, nacidos para corregir la primera y profunda crisis económico-financiera del siglo xxi. Y hasta 2024 seguirá operando, en este sentido, cambios importantes, de gran calado, en materia política, social y económica para nuestro mundo.
 
Plutón en Acuario (2024-2043). Propiciará profundos replanteos y cambios sociales, fomentando nuevas alianzas y pactos entre naciones a nivel mundial, lo que favorecerá que el término compuesto Aldea Global tenga sentido de una vez por todas. Y más allá de lo colectivo y mundial, a nivel individual nos añadirá una mayor consciencia del valor del grupo, del trabajo en equipo y de lo que debería ser la hermandad entre las personas y pueblos.
 
Plutón en Piscis (2043-2068). Esta estadía marcará un cambio de rumbo colectivo y nos sumirá a todos en un clima de confusión, de caos y desorientación. Miraremos hacia dentro, experimentando un cierto proceso de introspección, de replegarnos a nivel general. Otras cuestiones que pueden saltar a la palestra en estos años son nuevos enfoques y soluciones para las enfermedades y la delincuencia de todo tipo, así como la tendencia, muy a nivel global, a vivir encerrados dentro de una burbuja tecnológica, con menos movilidad física o real, algo que puede deberse a los avances tecnológicos del momento, impensables ahora.
 
Neptuno en Piscis (2011-2026). Lo estamos viviendo ahora, aunque ya está en vigor desde 2011, y no es una influencia cómoda ni agradable, sino más bien caótica, confusa, que nos hace perder el rumbo a nivel colectivo. Fue la antesala a un nudo histórico (2020-2022) que nos hizo ver la vida de un modo diferente, retomando el camino por una senda más lógica y sostenible, tanto para nuestra especie como para el mismo planeta en conjunto. Pero hasta entonces, hoy y hasta 2026, refuerza esa idea de caos y desorientación que la humanidad viene sufriendo desde hace años. Vivimos un periodo nebuloso, sin una brújula que nos señale el norte, pero más en lo espiritual que en lo material, más a nivel interno que externo o mundano, y nos afecta a todos.
 
Neptuno en Aries (2026-2038). La entrada de este planeta lento en el primer signo de Fuego será como abrir una ventana y que entre aire fresco: nos sentiremos renovados a nivel interno y espiritual, con un leitmotiv diferente, en consonancia con los nuevos tiempos; más confianza en nosotros, pero también en el grupo, en la sociedad, en nuevos ideales que iluminarán nuestro camino y evitarán que lo material y mundano primen. Así, el progreso material y espiritual irán de la mano en la recta final de la tercera década del siglo.
 
Neptuno en Tauro (2038-2052). No será extraño que, en conjunto, nos volvamos más solidarios y generosos, pues al fin y al cabo cada vez nos adentramos más en una era que tiene mucho de espiritual, de grupal y de solidaria. Aunque Neptuno sea sutil y discreto en sus manifestaciones, siempre flota en el ambiente el perfume del signo en el que se halla en un momento dado. Y el efecto de este paso planetario puede evidenciar una cierta desorientación y confusión en relación a los valores materiales, a nivel colectivo. El efecto puede ser doble: nuevas formas de concebir y manejar el dinero, con cambios en el soporte físico del papel moneda, en la forma de cobros y pagos u otras cuestiones de la economía cotidiana. Y también novedades financieras y económicas a nivel global: una nueva concepción del valor de lo material, de los recursos o de la misma economía, con variaciones en la forma y en el contenido de lo que entendemos por finanzas y economía, a escala global e individual.
 
Urano en Tauro (2018-2025). No es casualidad que este paso planetario haya coincidido con el difícil periodo que hemos vivido, con la crisis económica de 2020-2021 (a modo de epicentro). Desde el ingreso en este signo tenemos la mirada puesta en todo lo que tiene que ver con la economía, las finanzas o el dinero. Más aún: en la gestión de unos recursos que, hasta hoy, han estado injustamente repartidos y muy mal aprovechados. Es notorio que la deuda se ha disparado a raíz de la pandemia, y que la economía mundial —incluyendo los suministros de materias primas y otros bienes— haya entrado en barrena. La inflación subió como no lo hacía en décadas. ¿Queremos más pruebas? Con una combinación así205 no es raro que el panorama socioeconómico mundial se oscurezca por unos cuantos años.
 
Urano en Géminis (2025-2032). En la segunda mitad de la década la economía, el dinero o las finanzas dejarán de ser tan importantes a nivel grupal, dejarán de ser noticia diaria, y serán las comunicaciones, los viajes y el intercambio comercial, por ejemplo, los nuevos apartados en los que habrá cambios vertiginosos. En los años en que Urano estará en este signo las comunicaciones, los viajes y el intercambio comercial se acelerarán. Veremos nuevas formas de desplazarnos, de comunicarnos y de expresarnos, en todos los niveles. Ahora no podemos ni siquiera imaginar lo que esto puede significar, pero todos estos apartados cambiarán. Podemos esperar liberalizaciones comerciales, impensables años atrás. Cambios en los aranceles y en la importación y exportación de mercancías a nivel internacional. Y nuevas rutas comerciales y turísticas que sin duda nos sorprenderán.
 
Urano en Cáncer (2032-2039). ¿Qué cabe esperar? Sin duda, cambios en lo que entendemos hoy como hogar y familia. Nuevas formas de convivencia, nuevos núcleos familiares que podrían apartarse de lo más tradicional. O al menos, crecerá el porcentaje de nuevas formas de convivencia en estos años. También novedades, variaciones en las formas de construir y habitar las viviendas: desde cambios en las formas a nuevas modas en tonos, colores y otros detalles no estructurales, o estructurales también. Nuevos conceptos e ideas que romperán los moldes del pasado, en definitiva. También asistiremos a una mayor volatilidad a nivel familiar. Por razones políticas, sociales o laborales viviremos unos años de traslados a nivel general, de movilizaciones familiares entre regiones y países. También pueden cambiar algunos mapas geográficos, con estados que morirán y otros que nacerán.
 
Urano en Leo (2039-2045). Serán noticia los cambios y transformaciones en lo que se refiere a la natalidad y la infancia, y veremos nuevas formas de noviazgos y relaciones sentimentales temporales. También cambiarán las manifestaciones artísticas y culturales, con propuestas sorprendentes y novedosas en este sentido, tanto en la forma como en el contenido. Otros apartados en los que veremos aparecer novedades son los referidos al deporte, al ocio y a los placeres en general, pues las modas y gustos pasajeros cambiarán. Incluso en algo más serio —aunque no siempre más importante— como son las empresas, las inversiones y las especulaciones también veremos nuevas ideas y formas de apostar los recursos financieros. También podremos asistir a nuevos enfoques y planteamientos en el campo de la enseñanza, otro apartado representado por el signo de Leo.
 
Urano en Virgo (2045-2052). Por aquel entonces, el guion celeste hará hincapié en cuestiones más prosaicas, mundanas o materiales. Uno de los apartados que sufrirá cambios es el mundo laboral: problemáticas diversas, regulaciones y cambios, en definitiva, en lo que entendemos hoy como trabajo. Es posible que sean una consecuencia del contexto de crisis y dificultades que nos espera en la segunda mitad de la década, pero, en cualquier caso, todo lo relacionado con el empleo, las responsabilidades y las obligaciones laborales será modificado o depurado, por decirlo así. No todo será negativo, pues también pueden surgir ideas nuevas y ventajas, pero dado el contexto complejo y crispado de la segunda mitad del decenio, es necesario advertir sobre tal posibilidad. Y durante estos años también viviremos cambios en otros campos: la salud, la dieta y el cuidado del físico y, quizá, en otros menos importantes, como un cambio de gustos con respecto a los animales domésticos o en las mascotas que adoptaremos, por ejemplo.
 
Lo que hemos visto en este capítulo, en materia de predicción astrológica futura, solo es la punta del iceberg. Hay una complejidad y riqueza infinitamente mayor, con otras muchas técnicas que permiten incluso detenernos en la realidad nacional de un país en concreto, o en un asunto político, social, económico o cultural en particular. Por otro lado, como la astrología no es determinista, podemos usar en nuestro provecho esta información puramente astrológica acerca de nuestro porvenir colectivo. ¿De qué manera? Basta tener presente qué etapa vivimos o viviremos, en un sentido u otro, para saber a qué atenerse. Así, podemos adelantarnos a todo en lo personal y en lo profesional: desde tendencias políticas a modas culturales. En suma: no es difícil leer entre líneas y esbozar un plan personal que encaje armoniosamente en el contexto colectivo que nos aguarda, según estas predicciones colectivas.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
Barbault cultivó esta especialidad: la astrología mundial, durante muchas décadas. Sin embargo, se especializó dentro de la especialidad —valga el juego de palabras— en el estudio de los ciclos planetarios de los planetas más lentos.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
La inmensa mayoría de los que leen, estudian e incluso investigan son personas anónimas que, desde sus casas, se maravillan en silencio con este saber ancestral, y modestamente lo aplican a nivel personal. O no, pero lo valoran como lo que es: una información sorprendente, útil, que se amortiza desde el primer día si uno así lo desea.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
No tengo ninguna duda de que en los próximos años y siglos la astrología alcanzará el estatus que en su día tuvo y que siempre ha merecido. Ya sea a nivel social o a nivel académico, universitario. Pero de momento, el mundo astrológico sigue muy vivo: se imparten clases y cursos sobre la materia, se editan libros y revistas, existen foros activos en Internet, contamos con asociaciones locales y organizaciones internacionales, se hacen congresos e incluso la astrología está en algunas universidades, como ya hemos visto antes. Después de miles de años, la astrología sigue estando aquí, entre nosotros.
 
Juan Estadella Ferrater
Astrología, historia, fundamentos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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