Eduardo Galeano Los hijos de los días



Febrero
16
 
El Plan Cóndor
 
Macarena Gelman fue una de las muchas víctimas del Plan Cóndor, que así se llamó el mercado común del terror articulado por las dictaduras militares sudamericanas.
 
La madre de Macarena estaba embarazada de ella cuando los militares argentinos la enviaron al Uruguay. La dictadura uruguaya se hizo cargo del parto, mató a la madre y regaló la hija recién nacida a un jefe policial.
 
Durante toda su infancia, Macarena durmió atormentada por una pesadilla inexplicable, que noche tras noche se repetía: la perseguían unos hombres armados hasta los dientes, y ella despertaba llorando.
 
La pesadilla dejó de ser inexplicable cuando Macarena descubrió la verdadera historia de su vida. Y entonces supo que ella había soñado, allá en la infancia, los pánicos de su madre: su madre, que en el vientre la estaba modelando mientras huía de la cacería militar que por fin la atrapó y la envió a la muerte.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 23
 
 
Febrero
28
 
Cuando
 
Cuando estaba bajando la escalera de caracol de un barco, se le ocurrió que quizá las moléculas de las proteínas viajaran así, en espiral y sobre suelo ondulado; y eso resultó ser un hallazgo científico.
 
Cuando descubrió que los automóviles tenían la culpa de lo mucho que él tosía en la ciudad de Los Ángeles, inventó el auto eléctrico, que fue un fracaso comercial.
 
Cuando se enfermó de los riñones, y los medicamentos no lo mejoraban, se recetó comida sana y bombardeos de vitamina C. Y se curó.
 
Cuando estallaron las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, fue invitado a dictar una conferencia científica en Hollywood, y cuando descubrió que no había dicho lo que quería decir pasó a encabezar la campaña mundial contra las armas nucleares.
 
Cuando recibió el Premio Nobel por segunda vez, la revista Life denunció que eso era un insulto. Ya en dos ocasiones el gobierno de los Estados Unidos lo había dejado sin pasaporte, porque era sospechoso de simpatías comunistas, o porque había dicho que Dios era una idea no necesaria.
 
Se llamaba Linus Pauling. Había nacido mientras nacía el siglo veinte.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 29
 
 
Marzo
29
 
Aquí hubo una selva
 
Milagro en la jungla amazónica: en el año 1967, un gran chorro de petróleo brotó del Lago Agrio.
 
A partir de entonces, la empresa Texaco se sentó a la mesa, servilleta al cuello y tenedor en mano, se hartó de engullir petróleo y gas durante un cuarto de siglo, y cagó sobre la selva ecuatoriana setenta y siete mil millones de litros de veneno.
 
Los indígenas no conocían la palabra contaminación. La aprendieron cuando los peces morían panza arriba en los ríos, las lagunas se volvían saladas, se secaban los árboles de las orillas, los animales huían, la tierra ya no daba frutos y la gente nacía enferma.
 
Varios presidentes de Ecuador, todos ellos a salvo de cualquier sospecha, colaboraron en la tarea, que fue desinteresadamente aplaudida por los publicistas que la exaltaron, los periodistas que la decoraron, los abogados que la defendieron, los expertos que la justificaron y los científicos que la absolviero.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 43
 
 
Abril
5
 
Día de la luz
 
Ocurrió en África, en Ifé, ciudad sagrada del reino de los yorubas, quizás un día como hoy, o quién sabe cuándo.
 
Un viejo, ya muy enfermo, reunió a sus tres hijos, y les anunció:
 
—Mis cosas más queridas serán de quien pueda llenar completamente esta sala.
 
Y esperó afuera, sentado, mientras caía la noche.
 
Uno de los hijos trajo toda la paja que pudo reunir, pero la sala quedó llena hasta la mitad.
 
Otro trajo toda la arena que pudo juntar, pero la mitad de la sala quedó vacía.
 
El tercer hijo encendió una vela.
 
Y la sala se llenó.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 47
 
 
Abril
6
 
Travesía de la noche
 
En ciertos pueblos perdidos en las montañas de Guatemala, manos anónimas crean los muñequitos quitapenas.
 
Ellos son un santo remedio contra las preocupaciones: despreocupan a los preocupados y los salvan de la peste del insomnio.
 
Los muñequitos quitapenas no dicen nada. Ellos curan escuchando. Agazapados bajo la almohada, escuchan los pesares y los penares, las dudas y las deudas, tormentos que acosan el dormir humano, y mágicamente se los llevan lejos, muy lejos, al secreto lugar donde ninguna noche es enemiga.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 47
 
 
Abril
12
 
La fabricación del culpable
 
Un día como hoy del año 33, día más, día menos, Jesús de Nazaret murió en la cruz.
 
Sus jueces lo condenaron por incitación a la idolatría, blasfemias y superstición abominable.
 
Unos siglos después, los indios de las Américas y los herejes de Europa fueron condenados por esos mismos crímenes, exactamente los mismos, y en nombre de Jesús de Nazaret se les aplicó castigo de azote, horca o fuego.
 
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 50
 
 
Abril
23
 
La fama es puro cuento
 
Hoy, Día del libro, no viene mal recordar que la historia de la literatura es una paradoja incesante.
 
¿Cuál es el episodio más popular de la Biblia? Adán y Eva mordiendo la manzana. En la Biblia, no está.
 
Platón nunca escribió su famosa frase:
 
Sólo los muertos han visto cómo termina la guerra.
 
Don Quijote de La Mancha nunca dijo:
 
Ladran, Sancho, señal que cabalgamos.
 
No fue dicha ni escrita por Voltaire su frase más conocida:
 
No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho a decirlo.
 
Georg Friedrich Hegel nunca escribió:
 
Gris es la teoría, y verde el árbol de la vida.
 
Sherlock Holmes jamás dijo:
 
Elemental, mi querido Watson.
 
En ninguno de sus libros, ni panfletos, Lenin escribió:
 
El fin justifica los medios.
 
Bertolt Brecht no fue el autor de su poema más celebrado:
 
Primero se llevaron a los comunistas/ pero a mí no me importó/ porque yo no era comunista…
 
Jorge Luis Borges no fue el autor de su más difundido poema:
 
Si pudiera vivir nuevamente mi vida/ trataría de cometer más errores…
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 55
 
 
Abril
25
 
No me salven, por favor
 
En estos días de 1951, Mohamad Mossadegh fue elegido primer ministro de Irán, por abrumadora mayoría de votos.
 
Mossadegh había prometido que devolvería a Irán el petróleo que había sido regalado al imperio británico, y puso manos a la obra.
 
Pero la nacionalización del petróleo podía generar un caos propicio a la penetración comunista. Entonces el presidente Eisenhower dio la orden de ataque y los Estados Unidos salvaron a Irán: en 1953, un golpe de Estado envió a Mossadegh a la cárcel, mandó al cementerio a muchos de sus seguidores y otorgó a las empresas norteamericanas el cuarenta por ciento del petróleo que Mossadegh había nacionalizado.
 
Al año siguiente, muy lejos de Irán, el presidente Eisenhower dio otra orden de ataque y los Estados Unidos salvaron a Guatemala. Un golpe de Estado derribó el gobierno de Jacobo Arbenz, democráticamente electo, porque había expropiado las tierras no cultivadas de la United Fruit Company y estaba generando un caos propicio a la penetración comunista.
 
Guatemala sigue pagando ese favor.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 57
 
 
Abril
28
 
Este inseguro mundo
 
Hoy, Día de la seguridad en el trabajo, vale la pena advertir que hoy por hoy no hay nada más inseguro que el trabajo. Cada vez son más y más los trabajadores que despiertan, cada día, preguntando:
 
—¿Cuántos sobraremos? ¿Quién me comprará?
 
Muchos pierden el trabajo y muchos pierden, trabajando, la vida: cada quince segundos muere un obrero, asesinado por eso que llaman accidentes de trabajo.
 
La inseguridad pública es el tema preferido de los políticos que desatan la histeria colectiva para ganar elecciones. Peligro, peligro, proclaman: en cada esquina acecha un ladrón, un violador, un asesino. Pero esos políticos jamás denuncian que trabajar es peligroso,
 
y es peligroso cruzar la calle, porque cada veinticinco segundos muere un peatón, asesinado por eso que llaman accidente de tránsito;
 
y es peligroso comer, porque quien está a salvo del hambre puede sucumbir envenenado por la comida química;
 
y es peligroso respirar, porque en las ciudades el aire puro es, como el silencio, un artículo de lujo;
 
y también es peligroso nacer, porque cada tres segundos muere un niño que no ha llegado vivo a los cinco años de edad.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 58
 
 
Mayo
11
 
El todero
 
Eugène François Vidocq murió en París, en 1857.
 
Desde que asaltó, a los catorce años, la panadería de su padre, Eugène fue ladrón, saltimbanqui, espadachín, soldado desertor, contrabandista, maestro de colegio loco por las niñas, ídolo de los burdeles, empresario, delator, espía, criminólogo, experto en balística, director de la Sûreté Générale, la policía francesa de investigaciones, y fundador de la primera agencia de detectives privados.
 
Veinte veces se batió a duelo, y se fugó de cinco cárceles, convertido en monja o en mutilado de guerra. Fue un mago del disfraz, delincuente disfrazado de policía, policía disfrazado de delincuente, y fue amigo de sus enemigos y enemigo de sus amigos.
 
Sherlock Holmes y otros famosos detectives de la literatura europea debieron buena parte de sus habilidades a las trampas que Vidocq aprendió practicando el crimen, y que luego aplicó para combatirlo.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 65
 
 
Mayo
14
 
La deuda ajena
 
En el día de hoy de 1948, nació el estado de Israel.
 
Pocos meses después, ya había más de ochocientos mil palestinos expulsados, y más de quinientas aldeas demolidas.
 
Esas aldeas, donde crecían los olivos, las higueras, los almendros y los árboles frutales, yacen sepultadas bajo las autopistas, los centros comerciales y los parques de diversiones. Son muertas sin nombre. El Comité de Nombres de las nuevas autoridades ha rebautizado el mapa.
 
Ya poca Palestina queda. La implacable devoración del mapa invoca títulos de propiedad, generosamente otorgados por la Biblia, y se justifica por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió.
 
La cacería de judíos fue, siempre, una costumbre europea; pero los palestinos pagan esa deuda ajena.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 66
 
 
Mayo
15
 
Que mañana no sea otro nombre de hoy
 
En el año 2011, miles de jóvenes, despojados de sus casas y sus empleos, ocuparon las plazas y las calles de varias ciudades de España.
 
Y la indignación se difundió. La buena salud resultó más contagiosa que las pestes, y las voces de los indignados atravesaron las fronteras dibujadas en los mapas. Así resonaron en el mundo:
 
Nos dijeron “¡a la puta calle!”, y aquí estamos.
 
Apaga la tele y enciende la calle.
 
La llaman crisis, pero es estafa.
 
No falta dinero: sobran ladrones.
 
Los mercados gobiernan. Yo no los voté.
 
Ellos toman decisiones por nosotros, sin nosotros.
 
Se alquila esclavo económico.
 
Estoy buscando mis derechos. ¿Alguien los ha visto?
 
Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 67
 
 
Mayo
17
 
La morada humana
 
Ya el siglo veintiuno lleva unos años caminando en el tiempo, y suman mil millones las gentes sin casa.
 
Buscando solución a este problema, los expertos están estudiando el cristiano ejemplo de san Simeón, que vivió treinta y siete años domiciliado en una columna.
 
En las mañanas, san Simeón bajaba, para rezar sus oraciones, y en las noches se ataba, en lo alto de la columna, para no caerse mientras dormía.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 68
 
 
 
Mayo
23
 
La fabricación del poder
 
En 1937 murió John D. Rockefeller, dueño del mundo, rey del petróleo, fundador de la Standard Oil Company.
 
Había vivido casi un siglo.
 
En la autopsia, no se encontró ningún escrúpulo.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 70
 
 
Mayo
25
 
Herejías
 
En el año 325, en la ciudad de Nicea, se celebró el primer concilio ecuménico de la cristiandad, convocado por el emperador Constantino.
 
Durante los tres meses que duró el concilio, trescientos obispos aprobaron algunos dogmas necesarios en la lucha contra las herejías, y decidieron que la palabra herejía, del griego haíresis, que significaba elección, pasara a significar error.
 
O sea: comete error quien elige libremente y desobedece a los dueños de la fe.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 71
 
 
Junio
5
 
La naturaleza no es muda
 
La realidad pinta naturalezas muertas.
 
Las catástrofes se llaman naturales, como si la naturaleza fuera el verdugo y no la víctima, mientras el clima se vuelve loco de remate y nosotros también.
 
Hoy es el Día del medio ambiente. Un buen día para celebrar la nueva Constitución de Ecuador, que, en el año 2008, por primera vez en la historia del mundo, reconoció a la naturaleza como sujeto de derecho.
 
Suena raro esto de que la naturaleza tenga derechos, como si fuera persona. En cambio, suena de lo más normal que las grandes empresas de los Estados Unidos tengan derechos humanos. Y los tienen, por decisión de la Suprema Corte de Justicia, desde 1886.
 
Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 77
 
 
Junio
22
 
La cintura del mundo
 
En el año 234 antes de Cristo, un sabio llamado Eratóstenes clavó una vara, al mediodía, en la ciudad de Alejandría, y le midió la sombra.
 
Un año después, exactamente a la misma hora del mismo día, clavó la misma vara en la ciudad de Asuán, y comprobó que no hacía ninguna sombra.
 
Eratóstenes dedujo que la diferencia entre una sombra y ninguna sombra confirmaba que el mundo era una esfera y no un plato. Entonces hizo medir la distancia entre las dos ciudades, a paso de hombre, y a partir de esa información intentó calcular cuánto medía la cintura del mundo.
 
Se equivocó en noventa kilómetros.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 84
 
 
Julio
23
 
Gemelos
 
En 1944, en el paraíso turístico de Bretton Woods, se confirmó que estaban en gestación los hermanos gemelos que la humanidad necesitaba.
 
Uno iba a llamarse Fondo Monetario Internacional y el otro, Banco Mundial.
 
Como Rómulo y Remo, los gemelos fueron amamantados por la loba, y en la ciudad de Washington, cerquita de la Casa Blanca, encontraron residencia.
 
Desde entonces, los dos gobiernan a los gobiernos del mundo. En países donde han sido votados por nadie, los gemelos imponen el deber de obediencia como fatalidad del destino: vigilan, amenazan, castigan, toman examen:
 
—¿Te has portado bien? ¿Has hecho los deberes?
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 97
 
 
Julio
24
 
Malditos sean los pecadores
 
En el idioma arameo, que hablaban Jesús y sus apóstoles, una misma palabra significaba deuda y significaba pecado.
 
Dos milenios después, las deudas de los pobres son los pecados que merecen los peores castigos. La propiedad privada castiga a los privados de propiedad.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 97
 
 
Julio
30
 
Día de la amistad
 
Según decía Carlos Fonseca Amador, amigo es el que critica de frente y elogia por la espalda.
 
Y según dice la experiencia, el amigo de verdad es amigo en las cuatro estaciones. Los otros son amigos del verano, nomás.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 100
 
 
Agosto
1
 
Madre nuestra que estás en la tierra
 
En los pueblos de los Andes, la madre tierra, la Pachamama, celebra hoy su fiesta grande.
 
Bailan y cantan sus hijos, en esta jornada inacabable, y van convidando a la tierra un bocado de cada uno de los manjares de maíz y un sorbito de cada uno de los tragos fuertes que les mojan la alegría.
 
Y al final, le piden perdón por tanto daño, tierra saqueada, tierra envenenada, y le suplican que no los castigue con terremotos, heladas, sequías, inundaciones y otras furias.
 
Ésta es la fe más antigua de las Américas.
 
Así saludan a la madre, en Chiapas, los mayas tojolabales:
 
Vos nos das frijoles,
 
que bien sabrosos son
 
con chile, con tortilla.
 
Maíz nos das, y buen café.
 
Madre querida,
 
cuidanos bien, bien.
 
Y que jamás se nos ocurra
 
venderte a vos.
 
Ella no habita el Cielo. Vive en las profundidades del mundo, y allí nos espera: la tierra que nos da de comer es la tierra que nos comerá.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 101
 
 
Agosto
16
 
Las semillas suicidas
 
Desde hace unos trescientos sesenta millones de años, las plantas vienen produciendo semillas fecundas, que generan nuevas plantas y nuevas semillas, y nunca han cobrado nada por ese favor que nos hacen.
 
Pero en 1998, fue otorgada a la empresa Delta and Pine la patente que santifica la producción y la venta de semillas estériles, que obligan a comprar nuevas semillas en cada siembra. A mediados de agosto del año 2006, la empresa Monsanto, de sacro nombre, se adueñó de la Delta and Pine, y también de la patente.
 
Así Monsanto consolidó su poder universal: las semillas estériles, llamadas semillas suicidas o semillas Terminator, integran el muy lucrativo negocio que también obliga a comprar herbicidas, pesticidas y otros venenos de la farmacia transgénica.
 
En la Pascua del año 2010, pocos meses después del terremoto, Haití recibió un gran regalo de Monsanto: sesenta mil bolsas de semillas producidas por la industria química. Los campesinos se juntaron para recibir la ofrenda, y quemaron todas las bolsas en una inmensa hoguera.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 108
 
 
Agosto
25
 
El rescate de la ciudad prisionera
 
Al amanecer de este día de 1944, París enloqueció.
 
La ocupación nazi había terminado.
 
Los primeros tanques y carros blindados habían entrado unas horas antes:
 
—¿Son americanos? —preguntaba el gentío.
 
Pero los nombres de esos tanques y esos blindados, torpemente escritos con pintura blanca, decían: Guadalajara, Ebro, Teruel, Brunete, Madrid, Don Quijote, Durruti…
 
Los primeros liberadores de París fueron los republicanos españoles.
 
Vencidos en su tierra, se habían batido por Francia.
 
Ellos creían que después España sería rescatada.
 
Se equivocaron.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 113
 
 
Agosto
27
 
La pureza de la raza
 
En 1924, Adolf Hitler dictó en prisión su libro Mi lucha. En un día como hoy, trasmitió al escriba su enseñanza fundamental sobre la historia de la humanidad:
 
Todas las grandes culturas del pasado han sucumbido sólo porque la raza originalmente creativa murió por causa del envenenamiento de la sangre.
 
Catorce años después, Benito Mussolini proclamó, en su Manifiesto de la raza:
 
Los caracteres físicos y psicológicos puramente europeos de los italianos no deben ser alterados de ninguna manera. Ya es tiempo de que los italianos se proclamen francamente racistas.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 114
 
 
Agosto
30
 
Día de los desaparecidos
 
Desaparecidos: los muertos sin tumba, las tumbas sin nombre.
 
Y también:
 
los bosques nativos,
 
las estrellas en la noche de las ciudades,
 
el aroma de las flores,
 
el sabor de las frutas,
 
las cartas escritas a mano,
 
los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo,
 
el fútbol de la calle,
 
el derecho a caminar,
 
el derecho a respirar,
 
los empleos seguros,
 
las jubilaciones seguras,
 
las casas sin rejas,
 
las puertas sin cerradura,
 
el sentido comunitario
 
y el sentido común.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 116
 
 
Setiembre
1
 
Traidores
 
En el año 2009, se erigió en Alemania un monumento a los soldados desertores.
 
Resulta raro un reconocimiento así, entre tantos monumentos que la historia de la humanidad va regando a su paso.
 
¿Homenaje a los traidores? Sí, los desertores son traidores. Traidores a las guerras.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 117
 
 
Setiembre
7
 
El visitante
 
En estos días del año 2000, ciento ochenta y nueve países elaboraron la Declaración del Milenio, que los comprometía a resolver todos los dramas del mundo.
 
El único objetivo que se ha cumplido no figuraba en la lista: se ha logrado multiplicar la cantidad de expertos necesarios para llevar adelante tan difíciles tareas.
 
Según escuché decir en Santo Domingo, uno de esos expertos estaba recorriendo las afueras de la ciudad cuando se detuvo ante el gallinero de doña María de las Mercedes Holmes, y le preguntó:
 
—Si yo le digo, exactamente, cuántas gallinas tiene, ¿usted me da una?
 
Y encendió su computadora tablet con pantalla táctil, activó el GPS, se conectó a través de su teléfono celular 3g con el sistema de fotos satelitales y puso en funcionamiento el contador de píxeles:
 
—Usted tiene ciento treinta y dos gallinas.
 
Y atrapó una.
 
Doña María de las Mercedes no se quedó callada:
 
—Si yo le digo en qué trabaja usted, ¿me devuelve la gallina? Entonces, le digo: Usted es un experto internacional. Yo me di cuenta porque vino sin que nadie lo llamara, se metió en mi gallinero sin pedir permiso, me dijo algo que yo ya sabía y me cobró por eso.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 119
 
 
Setiembre
11
 
Día contra el terrorismo
 
Se busca a los secuestradores de países.
 
Se busca a los estranguladores de salarios y a los exterminadores de empleos.
 
Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones del aire.
 
Se busca a los traficantes del miedo.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 121
 
 
Setiembre
17
 
Libertadoras mexicanas
 
Y se acabó la fiesta del Centenario, y toda esa fulgurante basura fue barrida.
 
Y estalló la revolución.
 
La historia recuerda a los jefes revolucionarios, Zapata, Villa y otros machos machos. Las mujeres, que en silencio vivieron, al olvido se fueron.
 
Algunas pocas guerreras se negaron a ser borradas:
 
Juana Ramona, la Tigresa, que tomó varias ciudades por asalto;
 
Carmen Vélez, la Generala, que dirigió a trescientos hombres;
 
Ángela Jiménez, maestra en dinamitas, que decía ser Ángel Jiménez;
 
Encarnación Mares, que se cortó las trenzas y llegó a subteniente escondiéndose bajo el ala del sombrerote, para que no se me vea la mujer en los ojos;
 
Amelia Robles, que tuvo que ser Amelio, y llegó a coronel;
 
Petra Ruiz, que tuvo que ser Pedro, la que más balas echó para abrir las puertas de la ciudad de México;
 
Rosa Bobadilla, hembra que se negó a ser hombre y con su nombre peleó más de cien batallas;
 
y María Quinteras, que había pactado con el Diablo y ni una sola batalla perdió. Los hombres obedecían sus órdenes. Entre ellos, su marido.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 124
 
 
Setiembre
20
 
Campeonas
 
En el año 2003, se disputó el tercer campeonato mundial de fútbol femenino.
 
Al fin del torneo, las jugadoras alemanas fueron campeonas; y en el año 2007 nuevamente alzaron el trofeo mundial.
 
Ellas no habían recorrido un camino de rosas.
 
Desde 1955, y hasta 1970, el fútbol había sido prohibido a las mujeres alemanas.
 
La Asociación Alemana de Fútbol había explicado por qué:
 
En la lucha por la pelota, desaparece la elegancia femenina, y el cuerpo y el alma sufren daños. La exhibición del cuerpo ofende al pudor.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 126
 
 
Setiembre
21
 
Profeta de sí
 
Girolamo Cardano escribió tratados de álgebra y de medicina, encontró la solución de algunas ecuaciones insolubles, describió por vez primera la fiebre tifoidea, investigó las causas de la alergia y fue el inventor de algunos instrumentos que todavía utilizan los navegantes.
 
Además, en los ratos libres, lanzaba profecías.
 
Cuando consultó la carta astral de Jesús de Nazaret, y dijo que su destino estaba escrito en las estrellas, la Santa Inquisición lo metió preso.
 
Cuando salió de la cárcel, Girolamo anunció:
 
—Moriré el 21 de setiembre de 1576.
 
Desde que formuló la profecía, dejó de comer.
 
Y acertó.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 126
 
 
Setiembre
29
 
Un precedente peligroso
 
En 1948, Seretse Khama, el príncipe negro de Botswana, se casó con Ruth Williams, que era inglesa y blanca.
 
A nadie le cayó bien la noticia. Y la corona británica, dueña y señora de buena parte del África negra, nombró una comisión de expertos para estudiar el asunto. La boda entre dos razas sienta un precedente peligroso, dictaminó la comisión del reino británico, y la pareja fue condenada al exilio.
 
Khama encabezó, desde el destierro, la lucha por la independencia de Botswana. En 1966, se convirtió en el primer presidente, elegido por amplia mayoría, en votación indudable.
 
Entonces recibió, en Londres, el título de sir.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 131
 
 
Octubre
8
 
Los tres
 
En 1967, mil setecientos soldados acorralaron al Che Guevara y a sus poquitos guerrilleros en Bolivia, en la Quebrada del Yuro. El Che, prisionero, fue asesinado al día siguiente.
 
En 1919, Emiliano Zapata había sido acribillado en México.
 
En 1934, mataron a Augusto César Sandino en Nicaragua.
 
Los tres tenían la misma edad, estaban por cumplir cuarenta años.
 
Los tres cayeron a balazos, a traición, en emboscada.
 
Los tres, latinoamericanos del siglo veinte, compartieron el mapa y el tiempo.
 
Y los tres fueron castigados por negarse a repetir la historia.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 135
 
 
Octubre
10
 
El Padrino
 
Según me contaron mis amigos sicilianos, don Genco Russo, capo dei capi de la mafia, llegó a la cita con una estudiada demora de dos horas y media.
 
En Palermo, en el hotel Sole, lo esperaba Frank Sinatra.
 
Y en este mediodía de 1963, el ídolo de Hollywood rindió pleitesía al monarca de Sicilia: Frank Sinatra se arrodilló ante don Genco y le besó la mano derecha.
 
En el mundo entero, Sinatra era La Voz, pero en la tierra de sus antepasados, más importante que la voz era el silencio.
 
El ajo, símbolo del silencio, es uno de los cuatro alimentos sagrados en la misa de la mesa mafiosa: los otros son el pan, símbolo de la unión; la sal, emblema del coraje, y el vino, que es la sangre.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 136
 
 
Octubre
16
 
Él creyó que la justicia era justa
 
El jurista inglés John Cooke defendió a los que nadie quería y atacó a los que nadie podía.
 
Y gracias a él, por primera vez en la historia, la ley humana humilló a la divina monarquía: en 1649, el fiscal Cooke acusó al rey Carlos I, y su certero alegato convenció al jurado. El rey fue condenado, por delitos de tiranía, y el verdugo le cortó la cabeza.
 
Algunos años después, el fiscal pagó la cuenta. Lo acusaron de regicidio, lo encerraron en la Torre de Londres. Él se defendió diciendo:
 
—Yo apliqué la ley.
 
Ese error le costó la vida. Cualquier jurista debe saber que la ley vive arriba y hacia abajo escupe.
 
En el día de hoy de 1660, Cooke fue ahorcado y descuartizado en la misma sala donde había desafiado al poder.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 139
 
 
Octubre
17
 
Guerras calladas
 
Hoy es el Día contra la pobreza.
 
La pobreza no estalla como las bombas, ni suena como los tiros.
 
De los pobres, sabemos todo: en qué no trabajan, qué no comen, cuánto no pesan, cuánto no miden, qué no tienen, qué no piensan, qué no votan, en qué no creen.
 
Sólo nos falta saber por qué los pobres son pobres.
 
¿Será porque su desnudez nos viste y su hambre nos da de comer?
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 139
 
 
Octubre
20
 
El profeta Yale
 
En 1843, Linus Yale patentó la cerradura más invulnerable de todas, inspirada en un invento egipcio de hacía cuatro mil años.
 
A partir de entonces, Yale aseguró las puertas y los portones de todos los países, y fue el mejor guardián del derecho de propiedad.
 
En nuestros días, las ciudades, enfermas de pánico, son cerraduras gigantescas.
 
Las llaves están en pocas manos.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 141
 
 
Noviembre
1
 
Cuidado con los bichos
 
En 1986, la peste de las vacas locas golpeó a los británicos, y más de dos millones de vacas, sospechosas de contagiosa demencia, fueron castigadas con la pena capital.
 
En 1997, la gripe del pollo, difundida desde Hong Kong, sembró el pánico y condenó a un millón y medio de aves a la muerte precoz.
 
En el año 2009, estalló en México y en los Estados Unidos la gripe porcina, y el planeta entero tuvo que enmascararse contra la peste.
 
Millones de cerdos, no se sabe cuántos, fueron sacrificados por toser o estornudar.
 
¿Quién tiene la culpa de las pestes humanas? Los animales.
 
Así de simple.
 
En cambio, están libres de toda sospecha los gigantes del agronegocio mundial, esos aprendices de brujos que convierten los alimentos en bombas químicas de alta peligrosidad.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 146
 
 
Diciembre
10
 
Bendita guerra
 
En el año 2009, en el Día de la declaración universal de los derechos humanos, el presidente Barack Obama recibió el Premio Nobel de la Paz.
 
En su discurso de agradecimiento, al presidente no se le ocurrió nada mejor que rendir homenaje a la guerra: la guerra justa y necesaria contra el Mal.
 
Cuatro siglos y medio antes, cuando el Premio Nobel no existía y el Mal no residía en las tierras que contenían petróleo sino en las que prometían oro y plata, el jurista español Juan Ginés de Sepúlveda también había defendido la guerra justa y necesaria contra el Mal.
 
En aquella época, Ginés explicó que la guerra contra los indios de las Américas era necesaria, siendo por naturaleza siervos los hombres bárbaros, incultos e inhumanos, y la guerra era justa porque es justo, por derecho natural, que el cuerpo obedezca al alma, el apetito a la razón, los brutos al hombre, la mujer al marido, lo imperfecto a lo perfecto y lo peor a lo mejor, para bien de todos.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 166
 
 
Diciembre
26
 
El viaje al mar
 
En los tiempos idos, los hijos del sol y las hijas de la luna vivían juntos en el reino africano de Dahomey.
 
Y juntos vivieron, abrazándose, peleándose, hasta que los dioses los apartaron y los condenaron a la lejanía.
 
Desde entonces, los hijos del sol son peces en la mar y las hijas de la luna son estrellas en la noche.
 
Las estrellas de mar no caen del cielo: desde el cielo viajan. Y en las aguas buscan a sus amantes perdidos.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 174
 
 
Diciembre
30
 
De música somos
 
Cuando afino el oído
 
escucho músicas que vienen de muy lejos,
 
del pasado,
 
de otros tiempos,
 
de horas que ya no son
 
y de vidas que ya no están.
 
Quizá las vidas nuestras
 
están hechas de música.
 
En el día de la resurrección,
 
mis ojos se abrirán nuevamente en Sevilla.
 
(De Boabdil, último rey de la España musulmana)
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 176
 
 
Diciembre
31
 
El viaje de la palabra
 
En el año 208, Serenus Sammonicus escribió en Roma un libro, Asuntos secretos, donde revelaba sus descubrimientos en el arte de la sanación.
 
Este médico de dos emperadores, poeta, dueño de la mejor biblioteca de su tiempo, proponía, entre otros remedios, un infalible método para evitar la fiebre terciana y espantar la muerte: había que colgarse al pecho una palabra y protegerse con ella noche y día.
 
Era la palabra Abracadabra, que en hebreo antiguo quería decir, y sigue diciendo:
 
Envía tu fuego hasta el final.
 
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 176
 
 
 













 
 
 

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