Eduardo Galeano Los hijos de los días
Febrero
16
El Plan Cóndor
Macarena Gelman fue una de las muchas víctimas del Plan
Cóndor, que así se llamó el mercado común del terror articulado por las
dictaduras militares sudamericanas.
La madre de Macarena estaba embarazada de ella cuando los
militares argentinos la enviaron al Uruguay. La dictadura uruguaya se hizo
cargo del parto, mató a la madre y regaló la hija recién nacida a un jefe
policial.
Durante toda su infancia, Macarena durmió atormentada por
una pesadilla inexplicable, que noche tras noche se repetía: la perseguían unos
hombres armados hasta los dientes, y ella despertaba llorando.
La pesadilla dejó de ser inexplicable cuando Macarena
descubrió la verdadera historia de su vida. Y entonces supo que ella había
soñado, allá en la infancia, los pánicos de su madre: su madre, que en el
vientre la estaba modelando mientras huía de la cacería militar que por fin la
atrapó y la envió a la muerte.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 23
Febrero
28
Cuando
Cuando estaba bajando la escalera de caracol de un barco, se
le ocurrió que quizá las moléculas de las proteínas viajaran así, en espiral y
sobre suelo ondulado; y eso resultó ser un hallazgo científico.
Cuando descubrió que los automóviles tenían la culpa de lo
mucho que él tosía en la ciudad de Los Ángeles, inventó el auto eléctrico, que
fue un fracaso comercial.
Cuando se enfermó de los riñones, y los medicamentos no lo
mejoraban, se recetó comida sana y bombardeos de vitamina C. Y se curó.
Cuando estallaron las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, fue
invitado a dictar una conferencia científica en Hollywood, y cuando descubrió
que no había dicho lo que quería decir pasó a encabezar la campaña mundial
contra las armas nucleares.
Cuando recibió el Premio Nobel por segunda vez, la revista
Life denunció que eso era un insulto. Ya en dos ocasiones el gobierno de los
Estados Unidos lo había dejado sin pasaporte, porque era sospechoso de
simpatías comunistas, o porque había dicho que Dios era una idea no necesaria.
Se llamaba Linus Pauling. Había nacido mientras nacía el
siglo veinte.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 29
Marzo
29
Aquí hubo una selva
Milagro en la jungla amazónica: en el año 1967, un gran
chorro de petróleo brotó del Lago Agrio.
A partir de entonces, la empresa Texaco se sentó a la mesa,
servilleta al cuello y tenedor en mano, se hartó de engullir petróleo y gas
durante un cuarto de siglo, y cagó sobre la selva ecuatoriana setenta y siete
mil millones de litros de veneno.
Los indígenas no conocían la palabra contaminación. La
aprendieron cuando los peces morían panza arriba en los ríos, las lagunas se
volvían saladas, se secaban los árboles de las orillas, los animales huían, la
tierra ya no daba frutos y la gente nacía enferma.
Varios presidentes de Ecuador, todos ellos a salvo de
cualquier sospecha, colaboraron en la tarea, que fue desinteresadamente
aplaudida por los publicistas que la exaltaron, los periodistas que la
decoraron, los abogados que la defendieron, los expertos que la justificaron y
los científicos que la absolviero.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 43
Abril
5
Día de la luz
Ocurrió en África, en Ifé, ciudad sagrada del reino de los
yorubas, quizás un día como hoy, o quién sabe cuándo.
Un viejo, ya muy enfermo, reunió a sus tres hijos, y les
anunció:
—Mis cosas más queridas serán de quien pueda llenar
completamente esta sala.
Y esperó afuera, sentado, mientras caía la noche.
Uno de los hijos trajo toda la paja que pudo reunir, pero la
sala quedó llena hasta la mitad.
Otro trajo toda la arena que pudo juntar, pero la mitad de
la sala quedó vacía.
El tercer hijo encendió una vela.
Y la sala se llenó.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 47
Abril
6
Travesía de la noche
En ciertos pueblos perdidos en las montañas de Guatemala,
manos anónimas crean los muñequitos quitapenas.
Ellos son un santo remedio contra las preocupaciones:
despreocupan a los preocupados y los salvan de la peste del insomnio.
Los muñequitos quitapenas no dicen nada. Ellos curan
escuchando. Agazapados bajo la almohada, escuchan los pesares y los penares,
las dudas y las deudas, tormentos que acosan el dormir humano, y mágicamente se
los llevan lejos, muy lejos, al secreto lugar donde ninguna noche es enemiga.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 47
Abril
12
La fabricación del culpable
Un día como hoy del año 33, día más, día menos, Jesús de
Nazaret murió en la cruz.
Sus jueces lo condenaron por incitación a la idolatría,
blasfemias y superstición abominable.
Unos siglos después, los indios de las Américas y los
herejes de Europa fueron condenados por esos mismos crímenes, exactamente los
mismos, y en nombre de Jesús de Nazaret se les aplicó castigo de azote, horca o
fuego.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 50
Abril
23
La fama es puro cuento
Hoy, Día del libro, no viene mal recordar que la historia de
la literatura es una paradoja incesante.
¿Cuál es el episodio más popular de la Biblia? Adán y Eva
mordiendo la manzana. En la Biblia, no está.
Platón nunca escribió su famosa frase:
Sólo los muertos han visto cómo termina la guerra.
Don Quijote de La Mancha nunca dijo:
Ladran, Sancho, señal que cabalgamos.
No fue dicha ni escrita por Voltaire su frase más conocida:
No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defendería hasta
la muerte tu derecho a decirlo.
Georg Friedrich Hegel nunca escribió:
Gris es la teoría, y verde el árbol de la vida.
Sherlock Holmes jamás dijo:
Elemental, mi querido Watson.
En ninguno de sus libros, ni panfletos, Lenin escribió:
El fin justifica los medios.
Bertolt Brecht no fue el autor de su poema más celebrado:
Primero se llevaron a los comunistas/ pero a mí no me
importó/ porque yo no era comunista…
Jorge Luis Borges no fue el autor de su más difundido poema:
Si pudiera vivir nuevamente mi vida/ trataría de cometer más
errores…
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 55
Abril
25
No me salven, por favor
En estos días de 1951, Mohamad Mossadegh fue elegido primer
ministro de Irán, por abrumadora mayoría de votos.
Mossadegh había prometido que devolvería a Irán el petróleo
que había sido regalado al imperio británico, y puso manos a la obra.
Pero la nacionalización del petróleo podía generar un caos
propicio a la penetración comunista. Entonces el presidente Eisenhower dio la
orden de ataque y los Estados Unidos salvaron a Irán: en 1953, un golpe de
Estado envió a Mossadegh a la cárcel, mandó al cementerio a muchos de sus
seguidores y otorgó a las empresas norteamericanas el cuarenta por ciento del
petróleo que Mossadegh había nacionalizado.
Al año siguiente, muy lejos de Irán, el presidente
Eisenhower dio otra orden de ataque y los Estados Unidos salvaron a Guatemala.
Un golpe de Estado derribó el gobierno de Jacobo Arbenz, democráticamente
electo, porque había expropiado las tierras no cultivadas de la United Fruit
Company y estaba generando un caos propicio a la penetración comunista.
Guatemala sigue pagando ese favor.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 57
Abril
28
Este inseguro mundo
Hoy, Día de la seguridad en el trabajo, vale la pena
advertir que hoy por hoy no hay nada más inseguro que el trabajo. Cada vez son
más y más los trabajadores que despiertan, cada día, preguntando:
—¿Cuántos sobraremos? ¿Quién me comprará?
Muchos pierden el trabajo y muchos pierden, trabajando, la
vida: cada quince segundos muere un obrero, asesinado por eso que llaman
accidentes de trabajo.
La inseguridad pública es el tema preferido de los políticos
que desatan la histeria colectiva para ganar elecciones. Peligro, peligro,
proclaman: en cada esquina acecha un ladrón, un violador, un asesino. Pero esos
políticos jamás denuncian que trabajar es peligroso,
y es peligroso cruzar la calle, porque cada veinticinco
segundos muere un peatón, asesinado por eso que llaman accidente de tránsito;
y es peligroso comer, porque quien está a salvo del hambre
puede sucumbir envenenado por la comida química;
y es peligroso respirar, porque en las ciudades el aire puro
es, como el silencio, un artículo de lujo;
y también es peligroso nacer, porque cada tres segundos
muere un niño que no ha llegado vivo a los cinco años de edad.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 58
Mayo
11
El todero
Eugène François Vidocq murió en París, en 1857.
Desde que asaltó, a los catorce años, la panadería de su
padre, Eugène fue ladrón, saltimbanqui, espadachín, soldado desertor,
contrabandista, maestro de colegio loco por las niñas, ídolo de los burdeles,
empresario, delator, espía, criminólogo, experto en balística, director de la
Sûreté Générale, la policía francesa de investigaciones, y fundador de la
primera agencia de detectives privados.
Veinte veces se batió a duelo, y se fugó de cinco cárceles,
convertido en monja o en mutilado de guerra. Fue un mago del disfraz,
delincuente disfrazado de policía, policía disfrazado de delincuente, y fue
amigo de sus enemigos y enemigo de sus amigos.
Sherlock Holmes y otros famosos detectives de la literatura
europea debieron buena parte de sus habilidades a las trampas que Vidocq
aprendió practicando el crimen, y que luego aplicó para combatirlo.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 65
Mayo
14
La deuda ajena
En el día de hoy de 1948, nació el estado de Israel.
Pocos meses después, ya había más de ochocientos mil
palestinos expulsados, y más de quinientas aldeas demolidas.
Esas aldeas, donde crecían los olivos, las higueras, los
almendros y los árboles frutales, yacen sepultadas bajo las autopistas, los
centros comerciales y los parques de diversiones. Son muertas sin nombre. El
Comité de Nombres de las nuevas autoridades ha rebautizado el mapa.
Ya poca Palestina queda. La implacable devoración del mapa
invoca títulos de propiedad, generosamente otorgados por la Biblia, y se
justifica por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió.
La cacería de judíos fue, siempre, una costumbre europea;
pero los palestinos pagan esa deuda ajena.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 66
Mayo
15
Que mañana no sea otro nombre de hoy
En el año 2011, miles de jóvenes, despojados de sus casas y
sus empleos, ocuparon las plazas y las calles de varias ciudades de España.
Y la indignación se difundió. La buena salud resultó más
contagiosa que las pestes, y las voces de los indignados atravesaron las
fronteras dibujadas en los mapas. Así resonaron en el mundo:
Nos dijeron “¡a la puta calle!”, y aquí estamos.
Apaga la tele y enciende la calle.
La llaman crisis, pero es estafa.
No falta dinero: sobran ladrones.
Los mercados gobiernan. Yo no los voté.
Ellos toman decisiones por nosotros, sin nosotros.
Se alquila esclavo económico.
Estoy buscando mis derechos. ¿Alguien los ha visto?
Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 67
Mayo
17
La morada humana
Ya el siglo veintiuno lleva unos años caminando en el
tiempo, y suman mil millones las gentes sin casa.
Buscando solución a este problema, los expertos están
estudiando el cristiano ejemplo de san Simeón, que vivió treinta y siete años
domiciliado en una columna.
En las mañanas, san Simeón bajaba, para rezar sus oraciones,
y en las noches se ataba, en lo alto de la columna, para no caerse mientras
dormía.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 68
Mayo
23
La fabricación del poder
En 1937 murió John D. Rockefeller, dueño del mundo, rey del
petróleo, fundador de la Standard Oil Company.
Había vivido casi un siglo.
En la autopsia, no se encontró ningún escrúpulo.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 70
Mayo
25
Herejías
En el año 325, en la ciudad de Nicea, se celebró el primer
concilio ecuménico de la cristiandad, convocado por el emperador Constantino.
Durante los tres meses que duró el concilio, trescientos
obispos aprobaron algunos dogmas necesarios en la lucha contra las herejías, y
decidieron que la palabra herejía, del griego haíresis, que significaba
elección, pasara a significar error.
O sea: comete error quien elige libremente y desobedece a
los dueños de la fe.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 71
Junio
5
La naturaleza no es muda
La realidad pinta naturalezas muertas.
Las catástrofes se llaman naturales, como si la naturaleza
fuera el verdugo y no la víctima, mientras el clima se vuelve loco de remate y
nosotros también.
Hoy es el Día del medio ambiente. Un buen día para celebrar
la nueva Constitución de Ecuador, que, en el año 2008, por primera vez en la
historia del mundo, reconoció a la naturaleza como sujeto de derecho.
Suena raro esto de que la naturaleza tenga derechos, como si
fuera persona. En cambio, suena de lo más normal que las grandes empresas de
los Estados Unidos tengan derechos humanos. Y los tienen, por decisión de la
Suprema Corte de Justicia, desde 1886.
Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 77
Junio
22
La cintura del mundo
En el año 234 antes de Cristo, un sabio llamado Eratóstenes
clavó una vara, al mediodía, en la ciudad de Alejandría, y le midió la sombra.
Un año después, exactamente a la misma hora del mismo día,
clavó la misma vara en la ciudad de Asuán, y comprobó que no hacía ninguna
sombra.
Eratóstenes dedujo que la diferencia entre una sombra y
ninguna sombra confirmaba que el mundo era una esfera y no un plato. Entonces
hizo medir la distancia entre las dos ciudades, a paso de hombre, y a partir de
esa información intentó calcular cuánto medía la cintura del mundo.
Se equivocó en noventa kilómetros.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 84
Julio
23
Gemelos
En 1944, en el paraíso turístico de Bretton Woods, se
confirmó que estaban en gestación los hermanos gemelos que la humanidad
necesitaba.
Uno iba a llamarse Fondo Monetario Internacional y el otro,
Banco Mundial.
Como Rómulo y Remo, los gemelos fueron amamantados por la
loba, y en la ciudad de Washington, cerquita de la Casa Blanca, encontraron
residencia.
Desde entonces, los dos gobiernan a los gobiernos del mundo.
En países donde han sido votados por nadie, los gemelos imponen el deber de
obediencia como fatalidad del destino: vigilan, amenazan, castigan, toman
examen:
—¿Te has portado bien? ¿Has hecho los deberes?
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 97
Julio
24
Malditos sean los pecadores
En el idioma arameo, que hablaban Jesús y sus apóstoles, una
misma palabra significaba deuda y significaba pecado.
Dos milenios después, las deudas de los pobres son los
pecados que merecen los peores castigos. La propiedad privada castiga a los
privados de propiedad.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 97
Julio
30
Día de la amistad
Según decía Carlos Fonseca Amador, amigo es el que critica
de frente y elogia por la espalda.
Y según dice la experiencia, el amigo de verdad es amigo en
las cuatro estaciones. Los otros son amigos del verano, nomás.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 100
Agosto
1
Madre nuestra que estás en la tierra
En los pueblos de los Andes, la madre tierra, la Pachamama,
celebra hoy su fiesta grande.
Bailan y cantan sus hijos, en esta jornada inacabable, y van
convidando a la tierra un bocado de cada uno de los manjares de maíz y un
sorbito de cada uno de los tragos fuertes que les mojan la alegría.
Y al final, le piden perdón por tanto daño, tierra saqueada,
tierra envenenada, y le suplican que no los castigue con terremotos, heladas,
sequías, inundaciones y otras furias.
Ésta es la fe más antigua de las Américas.
Así saludan a la madre, en Chiapas, los mayas tojolabales:
Vos nos das frijoles,
que bien sabrosos son
con chile, con tortilla.
Maíz nos das, y buen café.
Madre querida,
cuidanos bien, bien.
Y que jamás se nos ocurra
venderte a vos.
Ella no habita el Cielo. Vive en las profundidades del
mundo, y allí nos espera: la tierra que nos da de comer es la tierra que nos
comerá.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 101
Agosto
16
Las semillas suicidas
Desde hace unos trescientos sesenta millones de años, las
plantas vienen produciendo semillas fecundas, que generan nuevas plantas y
nuevas semillas, y nunca han cobrado nada por ese favor que nos hacen.
Pero en 1998, fue otorgada a la empresa Delta and Pine la
patente que santifica la producción y la venta de semillas estériles, que
obligan a comprar nuevas semillas en cada siembra. A mediados de agosto del año
2006, la empresa Monsanto, de sacro nombre, se adueñó de la Delta and Pine, y
también de la patente.
Así Monsanto consolidó su poder universal: las semillas
estériles, llamadas semillas suicidas o semillas Terminator, integran el muy
lucrativo negocio que también obliga a comprar herbicidas, pesticidas y otros
venenos de la farmacia transgénica.
En la Pascua del año 2010, pocos meses después del
terremoto, Haití recibió un gran regalo de Monsanto: sesenta mil bolsas de
semillas producidas por la industria química. Los campesinos se juntaron para
recibir la ofrenda, y quemaron todas las bolsas en una inmensa hoguera.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 108
Agosto
25
El rescate de la ciudad prisionera
Al amanecer de este día de 1944, París enloqueció.
La ocupación nazi había terminado.
Los primeros tanques y carros blindados habían entrado unas
horas antes:
—¿Son americanos? —preguntaba el gentío.
Pero los nombres de esos tanques y esos blindados,
torpemente escritos con pintura blanca, decían: Guadalajara, Ebro, Teruel,
Brunete, Madrid, Don Quijote, Durruti…
Los primeros liberadores de París fueron los republicanos
españoles.
Vencidos en su tierra, se habían batido por Francia.
Ellos creían que después España sería rescatada.
Se equivocaron.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 113
Agosto
27
La pureza de la raza
En 1924, Adolf Hitler dictó en prisión su libro Mi lucha. En
un día como hoy, trasmitió al escriba su enseñanza fundamental sobre la
historia de la humanidad:
Todas las grandes culturas del pasado han sucumbido sólo
porque la raza originalmente creativa murió por causa del envenenamiento de la
sangre.
Catorce años después, Benito Mussolini proclamó, en su
Manifiesto de la raza:
Los caracteres físicos y psicológicos puramente europeos de
los italianos no deben ser alterados de ninguna manera. Ya es tiempo de que los
italianos se proclamen francamente racistas.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 114
Agosto
30
Día de los desaparecidos
Desaparecidos: los muertos sin tumba, las tumbas sin nombre.
Y también:
los bosques nativos,
las estrellas en la noche de las ciudades,
el aroma de las flores,
el sabor de las frutas,
las cartas escritas a mano,
los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo,
el fútbol de la calle,
el derecho a caminar,
el derecho a respirar,
los empleos seguros,
las jubilaciones seguras,
las casas sin rejas,
las puertas sin cerradura,
el sentido comunitario
y el sentido común.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 116
Setiembre
1
Traidores
En el año 2009, se erigió en Alemania un monumento a los
soldados desertores.
Resulta raro un reconocimiento así, entre tantos monumentos
que la historia de la humanidad va regando a su paso.
¿Homenaje a los traidores? Sí, los desertores son traidores.
Traidores a las guerras.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 117
Setiembre
7
El visitante
En estos días del año 2000, ciento ochenta y nueve países
elaboraron la Declaración del Milenio, que los comprometía a resolver todos los
dramas del mundo.
El único objetivo que se ha cumplido no figuraba en la
lista: se ha logrado multiplicar la cantidad de expertos necesarios para llevar
adelante tan difíciles tareas.
Según escuché decir en Santo Domingo, uno de esos expertos
estaba recorriendo las afueras de la ciudad cuando se detuvo ante el gallinero
de doña María de las Mercedes Holmes, y le preguntó:
—Si yo le digo, exactamente, cuántas gallinas tiene, ¿usted
me da una?
Y encendió su computadora tablet con pantalla táctil, activó
el GPS, se conectó a través de su teléfono celular 3g con el sistema de fotos
satelitales y puso en funcionamiento el contador de píxeles:
—Usted tiene ciento treinta y dos gallinas.
Y atrapó una.
Doña María de las Mercedes no se quedó callada:
—Si yo le digo en qué trabaja usted, ¿me devuelve la
gallina? Entonces, le digo: Usted es un experto internacional. Yo me di cuenta
porque vino sin que nadie lo llamara, se metió en mi gallinero sin pedir
permiso, me dijo algo que yo ya sabía y me cobró por eso.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 119
Setiembre
11
Día contra el terrorismo
Se busca a los secuestradores de países.
Se busca a los estranguladores de salarios y a los
exterminadores de empleos.
Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores
del agua y a los ladrones del aire.
Se busca a los traficantes del miedo.
Eduardo Galeano
Los hijos de los días, página 121
Setiembre
17
Libertadoras mexicanas
Y se acabó la fiesta del Centenario, y toda esa fulgurante
basura fue barrida.
Y estalló la revolución.
La historia recuerda a los jefes revolucionarios, Zapata,
Villa y otros machos machos. Las mujeres, que en silencio vivieron, al olvido
se fueron.
Algunas pocas guerreras se negaron a ser borradas:
Juana Ramona, la Tigresa, que tomó varias ciudades por
asalto;
Carmen Vélez, la Generala, que dirigió a trescientos
hombres;
Ángela Jiménez, maestra en dinamitas, que decía ser Ángel
Jiménez;
Encarnación Mares, que se cortó las trenzas y llegó a
subteniente escondiéndose bajo el ala del sombrerote, para que no se me vea la
mujer en los ojos;
Amelia Robles, que tuvo que ser Amelio, y llegó a coronel;
Petra Ruiz, que tuvo que ser Pedro, la que más balas echó
para abrir las puertas de la ciudad de México;
Rosa Bobadilla, hembra que se negó a ser hombre y con su
nombre peleó más de cien batallas;
y María Quinteras, que había pactado con el Diablo y ni una
sola batalla perdió. Los hombres obedecían sus órdenes. Entre ellos, su marido.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 124
Setiembre
20
Campeonas
En el año 2003, se disputó el tercer campeonato mundial de
fútbol femenino.
Al fin del torneo, las jugadoras alemanas fueron campeonas;
y en el año 2007 nuevamente alzaron el trofeo mundial.
Ellas no habían recorrido un camino de rosas.
Desde 1955, y hasta 1970, el fútbol había sido prohibido a
las mujeres alemanas.
La Asociación Alemana de Fútbol había explicado por qué:
En la lucha por la pelota, desaparece la elegancia femenina,
y el cuerpo y el alma sufren daños. La exhibición del cuerpo ofende al pudor.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 126
Setiembre
21
Profeta de sí
Girolamo Cardano escribió tratados de álgebra y de medicina,
encontró la solución de algunas ecuaciones insolubles, describió por vez
primera la fiebre tifoidea, investigó las causas de la alergia y fue el
inventor de algunos instrumentos que todavía utilizan los navegantes.
Además, en los ratos libres, lanzaba profecías.
Cuando consultó la carta astral de Jesús de Nazaret, y dijo
que su destino estaba escrito en las estrellas, la Santa Inquisición lo metió
preso.
Cuando salió de la cárcel, Girolamo anunció:
—Moriré el 21 de setiembre de 1576.
Desde que formuló la profecía, dejó de comer.
Y acertó.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 126
Setiembre
29
Un precedente peligroso
En 1948, Seretse Khama, el príncipe negro de Botswana, se
casó con Ruth Williams, que era inglesa y blanca.
A nadie le cayó bien la noticia. Y la corona británica,
dueña y señora de buena parte del África negra, nombró una comisión de expertos
para estudiar el asunto. La boda entre dos razas sienta un precedente
peligroso, dictaminó la comisión del reino británico, y la pareja fue condenada
al exilio.
Khama encabezó, desde el destierro, la lucha por la
independencia de Botswana. En 1966, se convirtió en el primer presidente,
elegido por amplia mayoría, en votación indudable.
Entonces recibió, en Londres, el título de sir.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 131
Octubre
8
Los tres
En 1967, mil setecientos soldados acorralaron al Che Guevara
y a sus poquitos guerrilleros en Bolivia, en la Quebrada del Yuro. El Che,
prisionero, fue asesinado al día siguiente.
En 1919, Emiliano Zapata había sido acribillado en México.
En 1934, mataron a Augusto César Sandino en Nicaragua.
Los tres tenían la misma edad, estaban por cumplir cuarenta
años.
Los tres cayeron a balazos, a traición, en emboscada.
Los tres, latinoamericanos del siglo veinte, compartieron el
mapa y el tiempo.
Y los tres fueron castigados por negarse a repetir la
historia.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 135
Octubre
10
El Padrino
Según me contaron mis amigos sicilianos, don Genco Russo,
capo dei capi de la mafia, llegó a la cita con una estudiada demora de dos
horas y media.
En Palermo, en el hotel Sole, lo esperaba Frank Sinatra.
Y en este mediodía de 1963, el ídolo de Hollywood rindió
pleitesía al monarca de Sicilia: Frank Sinatra se arrodilló ante don Genco y le
besó la mano derecha.
En el mundo entero, Sinatra era La Voz, pero en la tierra de
sus antepasados, más importante que la voz era el silencio.
El ajo, símbolo del silencio, es uno de los cuatro alimentos
sagrados en la misa de la mesa mafiosa: los otros son el pan, símbolo de la
unión; la sal, emblema del coraje, y el vino, que es la sangre.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 136
Octubre
16
Él creyó que la justicia era justa
El jurista inglés John Cooke defendió a los que nadie quería
y atacó a los que nadie podía.
Y gracias a él, por primera vez en la historia, la ley
humana humilló a la divina monarquía: en 1649, el fiscal Cooke acusó al rey
Carlos I, y su certero alegato convenció al jurado. El rey fue condenado, por
delitos de tiranía, y el verdugo le cortó la cabeza.
Algunos años después, el fiscal pagó la cuenta. Lo acusaron
de regicidio, lo encerraron en la Torre de Londres. Él se defendió diciendo:
—Yo apliqué la ley.
Ese error le costó la vida. Cualquier jurista debe saber que
la ley vive arriba y hacia abajo escupe.
En el día de hoy de 1660, Cooke fue ahorcado y descuartizado
en la misma sala donde había desafiado al poder.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 139
Octubre
17
Guerras calladas
Hoy es el Día contra la pobreza.
La pobreza no estalla como las bombas, ni suena como los
tiros.
De los pobres, sabemos todo: en qué no trabajan, qué no
comen, cuánto no pesan, cuánto no miden, qué no tienen, qué no piensan, qué no
votan, en qué no creen.
Sólo nos falta saber por qué los pobres son pobres.
¿Será porque su desnudez nos viste y su hambre nos da de
comer?
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 139
Octubre
20
El profeta Yale
En 1843, Linus Yale patentó la cerradura más invulnerable de
todas, inspirada en un invento egipcio de hacía cuatro mil años.
A partir de entonces, Yale aseguró las puertas y los
portones de todos los países, y fue el mejor guardián del derecho de propiedad.
En nuestros días, las ciudades, enfermas de pánico, son
cerraduras gigantescas.
Las llaves están en pocas manos.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 141
Noviembre
1
Cuidado con los bichos
En 1986, la peste de las vacas locas golpeó a los
británicos, y más de dos millones de vacas, sospechosas de contagiosa demencia,
fueron castigadas con la pena capital.
En 1997, la gripe del pollo, difundida desde Hong Kong,
sembró el pánico y condenó a un millón y medio de aves a la muerte precoz.
En el año 2009, estalló en México y en los Estados Unidos la
gripe porcina, y el planeta entero tuvo que enmascararse contra la peste.
Millones de cerdos, no se sabe cuántos, fueron sacrificados
por toser o estornudar.
¿Quién tiene la culpa de las pestes humanas? Los animales.
Así de simple.
En cambio, están libres de toda sospecha los gigantes del
agronegocio mundial, esos aprendices de brujos que convierten los alimentos en
bombas químicas de alta peligrosidad.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 146
Diciembre
10
Bendita guerra
En el año 2009, en el Día de la declaración universal de los
derechos humanos, el presidente Barack Obama recibió el Premio Nobel de la Paz.
En su discurso de agradecimiento, al presidente no se le
ocurrió nada mejor que rendir homenaje a la guerra: la guerra justa y necesaria
contra el Mal.
Cuatro siglos y medio antes, cuando el Premio Nobel no
existía y el Mal no residía en las tierras que contenían petróleo sino en las
que prometían oro y plata, el jurista español Juan Ginés de Sepúlveda también
había defendido la guerra justa y necesaria contra el Mal.
En aquella época, Ginés explicó que la guerra contra los
indios de las Américas era necesaria, siendo por naturaleza siervos los hombres
bárbaros, incultos e inhumanos, y la guerra era justa porque es justo, por
derecho natural, que el cuerpo obedezca al alma, el apetito a la razón, los
brutos al hombre, la mujer al marido, lo imperfecto a lo perfecto y lo peor a
lo mejor, para bien de todos.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 166
Diciembre
26
El viaje al mar
En los tiempos idos, los hijos del sol y las hijas de la
luna vivían juntos en el reino africano de Dahomey.
Y juntos vivieron, abrazándose, peleándose, hasta que los
dioses los apartaron y los condenaron a la lejanía.
Desde entonces, los hijos del sol son peces en la mar y las
hijas de la luna son estrellas en la noche.
Las estrellas de mar no caen del cielo: desde el cielo
viajan. Y en las aguas buscan a sus amantes perdidos.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 174
Diciembre
30
De música somos
Cuando afino el oído
escucho músicas que vienen de muy lejos,
del pasado,
de otros tiempos,
de horas que ya no son
y de vidas que ya no están.
Quizá las vidas nuestras
están hechas de música.
En el día de la resurrección,
mis ojos se abrirán nuevamente en Sevilla.
(De Boabdil, último rey de la España musulmana)
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 176
Diciembre
31
El viaje de la palabra
En el año 208, Serenus Sammonicus escribió en Roma un libro,
Asuntos secretos, donde revelaba sus descubrimientos en el arte de la sanación.
Este médico de dos emperadores, poeta, dueño de la mejor
biblioteca de su tiempo, proponía, entre otros remedios, un infalible método
para evitar la fiebre terciana y espantar la muerte: había que colgarse al
pecho una palabra y protegerse con ella noche y día.
Era la palabra Abracadabra, que en hebreo antiguo quería
decir, y sigue diciendo:
Envía tu fuego hasta el final.
Eduardo Galeano
Los hijos de los
días, página 176
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