"Salí de mi cuenta de Oasis y me serví de mi equipo para conectarme a una cuenta distinta que me habían asignado exclusivamente para el trabajo. Tras completar el proceso de conexión, asumí el control de un avatar de Happy Helpdesk, un hombre guapo y apuesto fabricado en serie a imagen y semejanza del Ken de la Barbie, que yo usaba para atender las llamadas al servicio técnico. Ese avatar aparecía en medio de un inmenso centro de atención telefónica virtual, instalado en el interior de un cubículo virtual, delante de un ordenador virtual, equipado con unos auriculares virtuales.
Para mí, ese lugar era mi infierno particular y virtual.
Helpful Helpdesk recibía millones de llamadas al día, de todo el mundo. Veinticuatro horas al día, siete días a la semana, trescientos sesenta y cinco días al año. Un cretino indignado y torpe tras otro. No había tiempo libre entre llamadas, porque la lista de espera era siempre de varios centenares de inútiles, todos ellos dispuestos a esperar durante horas para que un técnico les llevara de la manita a resolver su problema. ¿Para qué molestarse en buscar la solución online? ¿Para qué intentar resolverlo tú mismo, cuando podías pagara alguien para que pensara por ti?"
Ernest Cline
Ready Player One
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