Archipiélago
Penetra surdamente no reino das palavras
Carlos Drummond de Andrade
Se entra en la palabra archipiélago
buscando islas
pero dice la etimología
que lo único hallable ahí
es el mar
no un tejido de orillas
un islario bordado
por la espuma y el tiempo
solo el mar, el mar inmenso,
el archimar
por lo demás, nada sorprende:
toda palabra es por fuera un borde
y en el fondo agua
siempre removida.
Florencia Lobo
Estábamos pobres
Estábamos pobres,
dice la abuela,
que aprendió el yagán
antes que el castellano.
Estábamos pobres,
como estar perdida
o enferma.
Cosas que a cualquiera
le toca transitar
y luego pasan
como pasa el invierno.
La pobreza no es una condición,
sino un estado.
Todos experimentan
en algún momento el hambre
y en otro
la felicidad del alimento,
la dicha del estómago colmado.
Lo mismo toca a veces
a los zorros
y a toda fauna
que anda por los bosques.
Rico y pobre
son conceptos arrastrados
a esta costa
como tantas otras cosas.
Como nosotros.
Que no sabemos estar.
Florencia Lobo
Mirando un sauce
Nadie le pregunta al sauce
por qué nace llorando.
Y hasta nos complacemos
al verlo esparcir su llanto
suave como el andar de las ballenas
o esos parajes tranquilos
adonde van a morir los barcos.
El sauce llora y el viento se demora
entre sus hojas
como queriendo beber de esa tristeza.
¿Y qué sabemos de esas garzas
que se pasan la vida
mirando el agua y en el agua
el reflejo del cielo y en el cielo
el pez que no aparece?
Es tan hermoso y sin embargo
nada sabemos de las garzas
ni de la tristeza de los charcos
ni del verde llorar de las iguanas
o de las lagartijas.
Nada sabemos y no importa
mientras podamos ver llorar el sauce
o esas aves quietas
que se pasan la vida
buscando el pez del cielo
el triste pez
que no aparece.
Florencia Lobo
Perros del invierno
Llegan noticias de mi ciudad.
Enloquecieron los perros
como enloquecen los vientos
o las flores que nadie mira.
Perros que quizá
una vez fueron Toby
o Negro o Lola
reunidos en las calles
mordiendo el aire
sus sombras
los cuerpos que atraviesan
el reino transparente del invierno.
En geografías lejanas
los hechos extraños duplican
la extrañeza.
¿Se acordará la gente?
¿Se acordará?
Hablo de un verbo en desuso:
acordarse es irse del olvido
y también despertar,
ponerse cuerdo.
Florencia Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario