"… La advertencia de “no tocar”, antes tratándose de cosas, se desplaza ahora a los seres humanos. Los niños ven que el tocar algo ajeno está castigado, y se convierte en algo misterioso cuando no peligroso… Somos extraños entre nosotros y cualquier contacto físico innecesario se evita. El hombre se ha vuelto temeroso y alejado de los sentidos próximos, tacto, gusto y olfato, pero no hacia los sentidos distantes como la vista y el oído… Este movimiento de esterilización de todo, hace que el tacto entre personas se vea afectado a diversos niveles. El miedo a contagios, enfermedades, virus, a posibles malentendidos, a denuncias por abusos sexuales, etc. hace que cada día se toque menos. Todo este movimiento genera que se viva en la era de la comunicación, la tecnologías, internet, móviles, pero sin embargo, y a modo de gran paradoja, es cuando más aislados los seres humanos están los unos de los otros… A pesar de esta perspectiva de frialdad humana, los seres humanos siguen necesitando de la estimulación táctil para un crecimiento adecuado."
Teresa Dezcállar Sáez
No hay comentarios:
Publicar un comentario