Domo
Átomos. Un cosmos. La eternidad del roce.
Decía verano y yo entendía verano.
Como cualquier pareja en cualquier siglo,
tejido conjuntivo. Decía poema
y yo leía poema. El mar en la ventana, el ligero
ronquido tras el sexo, la arena y el cuidado.
Huracanes enredándose en los versos
de un mundo que era prisión del alma.
Me quiso. No recuerdo su nombre. Dijo miedo
y construí un hogar. Vimos las estaciones
arrugarse, encanecer al minotauro.
Pulimos las esferas. Diseñamos un idioma.
Nos quisimos. Con pavor, como se quieren
siempre los amantes. Agitaron la bola.
Cayó la nieve. Y lloramos el resto
de la noche a la que no supimos regresar.
Lara López
Paseo
De puntillas, me asomé al interior del castaño
en el lugar más escondido, altar del tronco hueco.
Las alargadas hojas ocre junto al musgo.
Las rapaces hicieron crepitar el manto del camino.
Y volví otra vez a casa, casi en calma, en silencio.
Lara López
Puentes
Sostener la mirada
sesenta segundos
para tomar aliento.
No sé si nos dijimos
palabras relevantes.
Creo que fueron
libro, abrazo, esperanza,
eclipse, iris, mármol,
mentiras, experiencia,
espejo, grieta. Abismo.
Amor sonó una vez, también,
ya no estoy tan segura
de nada. Gritos y lágrimas.
Y huir, huir, huir,
mirar hacia delante.
Lara López
No hay comentarios:
Publicar un comentario