Mado Martínez La prueba

Usted es libre de pensar lo que quiera. Yo solo les invito a conocer.
 
Mado Martínez
La prueba, página 3
 
 
¿Cómo aceptar que hay verdades distintas a la nuestra?
 
Mado Martínez
La prueba, página 6
 
 
Además, debe considerarse el factor psicológico o estado emocional de las personas que experimentan un episodio de estas características. ¿Por qué algunas tienen visiones absolutamente maravillosas mientras que otras viven un auténtico infierno? En la mayoría de los casos, obviamos las ECM negativas como si no existieran, a pesar de que no suceden de forma aislada, ni mucho menos. Lo que sucede es que a nadie le gusta que le cuenten una historia sobre lo duro que es morir y el infierno que nos espera al «otro lado». Sean sinceros: ¿ustedes comprarían un libro en el que una persona les dice que, efectivamente, existe la vida después de la muerte, pero que es una existencia horrible llena de castigos y sufrimientos la que puede estar aguardándonos en el momento de perecer? Si alguien atraviesa una enfermedad terminal, próximo ya el momento de morir, o está lidiando con la muerte de otra persona, ¿sería el tipo de testimonio amable y esperanzador que podría anhelar? No, no lo sería, estoy de acuerdo. Y, por otro lado, tampoco a los que han pasado por una ECM de pesadilla les apetece hablar de ello. Sin embargo, son más frecuentes de lo que pensamos y algunos investigadores calculan, de acuerdo con sus estudios con determinados grupos, que se dan en un cincuenta por ciento. Por tanto, en caso de vivir una ECM, tendríamos las mismas posibilidades de vivir una experiencia absolutamente maravillosa que de padecer el peor de los viajes. No tenemos ni la más remota idea de por qué es así. Son las dos caras de la misma moneda, el mismo fenómeno, aunque en ambos casos suelen provocar consecuencias psicológicas a largo plazo en los sujetos.
 
Al principio puede resultar un poco desconcertante enfrentarse a testimonios tan dispares. Se lo digo por experiencia. Encontrarse con el relato de una persona que asegura que en el «otro lado» todo es felicidad, paz y amor, no se juzga a nadie, no hay nada malo que podamos hacer y la decisión de quedarte allí o regresar a la vida depende de ti —de modo que existe el libre albedrío en este sentido— entra en seria contradicción con los relatos de aquellas otras que aseguran que al «otro lado» somos juzgados, a veces castigados, nos fuerzan a regresar a la vida, o nos amenazan con no permitírnoslo a pesar de nuestras súplicas, y todo es miedo, desgracia y sufrimiento. De nuevo, debemos estar atentos no solo al filtro sociocultural de cada sujeto, sino más bien al psicológico. Da la impresión de que uno vive la muerte de la misma manera que vive la vida. Recuerdo que, en una ocasión, mientras realizaba un estudio universitario sobre ciencia y mediumnidad, le pregunté a un médium por qué algunos de los espíritus desencarnados con los que ellos se comunicaban y a los cuales trataban de ayudar parecían estar tan perdidos y desorientados. El médium me contestó que quizá muchos de nosotros también estábamos perdidos y necesitábamos ayuda.
 
Mado Martínez
La prueba, página 7-8
 
 
“Estoy sentada en el balcón observando las luces nocturnas de la ciudad, estrellas hipnotizantes que me invitan a tocar el techo del cosmos desde lo alto de un rascacielos. Los grillos cantan ante los cerros mudos. ¿Hay un Más Allá? Suspiro. Medellín, barrio del Poblado, Antioquia, Colombia 21 de octubre de 2015, 20:20 h”
 
Mado Martínez
La prueba, página 13
 
 
Los supervivientes de una experiencia cercana a la muerte (ECM) jamás vuelven a ser los mismos. Algunos de los regresados no solo experimentan profundos cambios psicológicos, sino que además poseen extraños poderes psíquicos. La mayor parte de los que presentan este extraño efecto secundario de las ECM aseguran que recibieron este don mientras estaban muertos; otros no encuentran una explicación y, simplemente, tratan de deshacerse de este cambio no deseado.
 
Mado Martínez
La prueba, página 14
 
 
Es muy común encontrar a personas que sufren los denominados déjà vu en un momento presente respecto a otro pasado, como si lo hubiéramos vivido ya o soñado antes... Lo que no es común es tener déjà vu en el momento presente sobre acontecimientos que acaban teniendo lugar en el futuro, y esto es lo que volvía loco a Perfecto. De cualquier manera, él lo relacionaba directa o indirectamente con la ECM que sufrió, pues fue a partir de entonces cuando empezó a sentirse como un viajero en el tiempo. ¿Sabremos algún día qué resortes se activan en nuestra psique durante una ECM? ¿Por qué deja estas raras secuelas en algunos de los supervivientes? ¿Existe un lugar en el que presente y pasado escapan a nuestro concepto del tiempo y desde el cual pueden verse como una amalgama indisoluble, en la que todo ha pasado ya y está teniendo lugar al mismo tiempo, incluso el mañana? Tal vez algún día lo sepamos.
 
Mado Martínez
La prueba, página 31
 
 
 
Elementos más comunes en una ECM
 
› Inefabilidad. Dificultad extrema para explicar su experiencia con palabras.
 
› Túnel. Algunos sujetos refieren el paso a través de un túnel, cilindro o paso estrecho al final del cual hay una luz. El tránsito por este túnel se describe, asimismo, de distintas formas: mientras unos refieren sentirse aspirados por ese «tubo», otros sienten que se arrastran por él, o bien que simplemente deambulan por él en dirección a la luz, etcétera.
 
› Encuentro con otros seres espirituales. Es común oír narraciones de encuentros con otros seres con características espirituales o identificados de acuerdo con patrones culturales, sistemas de creencias y religiones. En algunas ocasiones, estos seres son descritos como muy luminosos o seres de luz.
 
› Sinestesia. Los protagonistas de una ECM pueden oír, oler o tocar colores o bien ver, oler y sentir sonidos, degustar objetos al tocarlos, etcétera. Es decir, sienten una experiencia sensitiva transversal.
 
› Intensidad. La sensación de sentir que la experiencia es más real que la realidad, y más intensa que cualquier otra sensación de la vida cotidiana.
 
› Puerta. A menudo se encuentran testimonios en los que se hace alusión a una puerta y el deseo que muchos sienten de cruzarla, aunque en la mayoría de los casos no se les permite cruzarla, lo cual les provoca cierta frustración, mientras que, en otros, el temor consiste precisamente en cruzarla.
 
› Música. Se percibe como viviente y extraña, incomparable a ninguna otra percepción musical. No todos los sujetos refieren oírla, pero sí los suficientes.
 
› Experiencia extracorpórea o fuera del cuerpo (EFC). Descrita frecuentemente en la primera fase de las ECM, en ella los sujetos se ven fuera de su cuerpo, flotan sobre él, lo observan, observan el entorno en el que se encuentra, las personas de las que está rodeado (si las hay en ese momento), las circunstancias, etcétera.
 
› Ausencia de restricciones físicas y psicológicas. Una plenitud física y psicológica, en la que los ciegos pueden ver, los sordos oyen, los paralíticos andan, no hay dolor ni sufrimiento, sino una sensación de bienestar, felicidad y salud plenas.
 
› Terror y malestar. No todas las ECM son placenteras y se ven acompañadas por una sensación de plenitud. Hay personas para las que la experiencia en el umbral de la muerte es una auténtica pesadilla infernal, llena de angustia, de visiones negativas, terrorífica. No sabemos por qué unas personas viven una experiencia positiva mientras para otras es negativa.
 
› Desapego. Abandono del cuerpo físico y la vida material.
 
› Sentido del destino. Su regreso a la vida se justifica porque todavía no era su momento de morir (generalmente porque así se lo dicen los misteriosos seres con los que se encuentran al otro lado), no era su hora y todavía tenían misiones que cumplir. Algunos son impelidos o forzados a volver, a otros se les da la libertad de elegir o bien se les trata de convencer de que se queden, y otros tantos se esfuerzan por huir.
 
› Impacto. Las personas que han tenido una ECM, ya sea positiva o negativa, suelen experimentar cambios en su vida, a veces muy profundos: cambios en los sistemas de creencias, actitudes, estilo de vida, etcétera.
 
› Visiones del futuro. Algunas personas regresan de la muerte con mensajes y vaticinios sobre el futuro, y poderes psíquicos o percepciones extrasensoriales que antes de la ECM no tenían.
 
› Encuentro con familiares fallecidos. Muchos regresados aseguran haberse encontrado con familiares fallecidos, en ocasiones sin ni siquiera saber que esa persona había fallecido.
 
› Encuentro con seres vivos. Aunque no es muy común, existen varios casos de personas que se han encontrado con otras que estaban vivas, sin que estas supieran que estaban formando parte de esa «visión del otro lado», o bien a las que todavía no habían conocido, pero habrían de conocer en algún momento de sus vidas tras superar la ECM.
 
› Tristeza y dolor. Una sensación de malestar por tener que regresar al cuerpo físico, acompañada por un sentimiento de depresión que puede ser fugaz o prolongarse durante algún tiempo. No obstante, algunos testimonios experimentan justo lo contrario y, lejos de querer permanecer en ese estado, desean recobrar su vida.
 
Mado Martínez
La prueba, página 34
 
 
Vivir y morir podrían ser conceptos basados en una mera ilusión. Las personas que caen en coma y vuelven a despertar mucho tiempo después suman un motivo más a la hora de envolver de misterio el fenómeno de la consciencia, tan desconocido aún en pleno siglo XXI. ¿Dónde estamos durante el coma? ¿En qué moradas reposa el alma cuando nuestra vida está en suspenso?
 
Mado Martínez
La prueba, página 37
 
 
Si bien he podido conocer a muchas personas que han vivido sensaciones maravillosas a raíz de la ingesta del yagé, también tengo amigos que han tenido experiencias de auténtica pesadilla e incluso han estado a punto de morir, por lo que la decisión de tomar ciertas sustancias con el fin de experimentar determinadas sensaciones debe meditarse seriamente, sopesando riesgos y midiendo las posibles consecuencias. Yo, personalmente, no lo recomiendo.
 
Mado Martínez
La prueba, página 43
 
 
¿Es el caso de mi amiga Tata el único que conozco de este tipo, en el que el protagonista de una ECM ve durante ella a un desconocido al que posteriormente acabará conociendo en la vida real? Sí y no. Me explico: tengo constancia de otros casos en los que supervivientes de una ECM han visto a personas vivas durante el episodio, no siempre allegadas, sino a las que conocían «de vista», como solemos decir. Pero nunca antes me había encontrado con el caso de alguien que durante la ECM viera a una persona viva a la que todavía no conocía y a la que acabaría conociendo. Por ese motivo, el testimonio de Tata Guzmán me parece verdaderamente valioso y podría significar mucho para el estudio y las investigaciones en torno a qué son exactamente las ECM, al aportar una nueva variable a este fenómeno.
 
Mado Martínez
La prueba, página 44
 
 
El color azul está presente en muchos de los relatos narrados por los protagonistas de ECM, EFC, encuentro o abducción extraterrestre, casos de damas blancas, etcétera. Muchos testimonios aseguran que la luz que irradian los seres con los que se encuentran tiene algún destello azul; en ocasiones, las damas blancas tienen un manto azul, motivo por el que, frecuentemente, se las ha identificado con imágenes marianas (la Purísima y otras imágenes virginales). Cuando le preguntaron a Colton Burpo cómo era el Espíritu Santo, al cual, presumiblemente, había visto durante su ECM, dijo que era «medio transparente, medio azul, y se nota su fuerza y su potencia». La dama blanca que cuidó a Trinidad Collado, una niña del pueblo conquense de El Picazo que se perdió el 31 de diciembre de 1943, durante toda la noche en que estuvo perdida fue descrita como «una mujer alta con un vestido azul». Y Antoñita Tamayo afirmó que la enigmática figura que la estuvo cuidando durante sus tres días y tres noches en la sierra era «una mujer alta que parecía tener un vestido azulado
 
Mado Martínez
La prueba, página 53
 
 
A modo de curiosidad, les diré que algunos casos de niñas perdidas tienen bastantes cosas en común con los casos de supuestas abducciones extraterrestres. De hecho, el caso de Trinidad Collado, la niña perdida de El Picazo (Cuenca), podría entrar en esta casuística, según los expertos en ufología. Los extraterrestres nórdicos de las Pléyades, también conocidos por los expertos como «Hermanos del Espacio», son descritos como seres altos, de cabellos largos y rubios, piel clara o translúcida, mirada oblicua de ojos azules y extraordinariamente bellos. ¿Damas blancas? ¿Ángeles guardianes? La doctora Elisabeth Kübler-Ross y otros expertos en relatos de ECM afirman que los niños, cuando no tienen ningún referente de familiares fallecidos que pueda acompañarlos en momentos de agonía o venir a buscarlos en el momento de su muerte, ven a unos seres bellísimos y luminosos, de aspecto angelical, que actúan como sus ángeles de la guarda. En España se conocen otros casos de damas blancas. He seleccionado dos de ellos, convencida de la apreciable riqueza de estos acontecimientos que jamás deberíamos dejar de documentar.
 
 
Mado Martínez
La prueba, página 66
 
 
¿Habrían imaginado alguna vez que en la antesala de la muerte hay alienígenas dispuestos a acompañarnos en nuestro tránsito mortuorio? ¿O que el Más Allá es, en realidad, una colonia de extraterrestres y naves espaciales? ¿Y si los antiguos dioses fueran una raza alienígena? Muchas de las personas que han sufrido una ECM regresan a la vida con una visión del otro lado muy distinta.
 
Mado Martínez
La prueba, página 68
 
 
Una ECM con alienígenas y naves espaciales. Relato anónimo de una mujer que tuvo una ECM a causa de un intento de suicidio. Archivo de la IANDS
 
[...] Recuerdo que me precipité a través de un túnel negro y, a medida que iba acelerando, escuchaba voces. Yo esperaba mi turno ante la luz. De alguna manera, se me hizo saber que no era mi hora. Yo me quejé, y entonces me sacaron del final de la cola y me hicieron una visita guiada por la ciudad de la luz. Había una biblioteca llena de una apabullante cantidad de libros. Me mostraron un río que parecía de cristal. También me mostraron una inmensa puerta con símbolos, y recuerdo que identifiqué uno de ellos, aunque ahora mismo no podría decir cuál era. También tuve una visión panorámica de mi vida. Y recuerdo que estuve con alienígenas en una nave espacial [...].
 
Mado Martínez
La prueba, página 74
 
 
Dios es extraterrestre. ECM de Lynne H. a consecuencia de un parto. Archivo de la NDERF
 
[Una mujer explica que su sensación al volver a la vida fue de tristeza, especialmente porque nadie creía en su relato de ECM.] Quise volver con aquellos ángeles, o extraterrestres, lo que fueran. [...] Creo en los ángeles, los extraterrestres y otras dimensiones. [...] [Al responder el cuestionario de la NDERF, y ante la pregunta de si durante su experiencia adquirió algún conocimiento especial de orden universal o personal, o relacionado con alguna misión, Lynne respondió:] Sí, supe cómo funcionaba el universo, que Dios es probablemente extraterrestre, que la negatividad solo es cosa del cuerpo y que, fuera de él, solo eres amor del más puro [...].
 
Mado Martínez
La prueba, página 76
 
 
Las ECM compartidas siempre han existido, y aunque eran menos conocidas que las tradicionales ECM, no resultan menos sugerentes. Las viven familiares y personal sanitario que comparten lo que está viendo el moribundo antes de dejarse ir, las sensaciones y percepciones que impregnan el entorno, los espíritus de familiares que se despiden y otra serie de fenómenos, algunos de ellos tan estremecedores como bellos.
 
Mado Martínez
La prueba, página 77
 
 
Uno de los elementos comunes que suelen presentarse en las ECM compartidas es la música.
 
Mado Martínez
La prueba, página 8
 
 
Las ECM compartidas que llamaron la atención de Karlis Osis
 
En uno de los casos, el paciente y la enfermera vieron la misma alucinación: una difunta hermana de la paciente. La enfermera la vio con toda claridad durante unos instantes; no había otros testigos. La paciente está muerta. El caso ocurrió en 1949 y fue anotado en su cuaderno de registros.
 
El otro caso ocurrió en 1950. Una enfermera se encontraba sentada junto al lecho de muerte de su propio marido. Vio a «gente vestida con ropas de la época de Cristo atravesando la pared». Después, el paciente le describió a ella la misma escena. No hay testigos ni otras notas escritas.
 
El tercer caso le ocurrió a una de las enfermeras encuestadas, durante la enfermedad de su propio abuelo, quien murió en el año 1951. En la habitación se encontraban presentes la enfermera, cuatro parientes y una monja. Todos ellos vieron aparecer sobre la cama una nube, y en medio de ella, la imagen del Sagrado Corazón, un símbolo católico. No fuimos capaces de encontrar a los testigos.
 
Nuestro último caso de este tipo es el de una enfermera que reportó haber visto una luz brillante que se apareció durante dos segundos, justo en el mismo instante en el que el paciente murió. Pasó en el año 1950. Dos parientes, un cura y dos monjas se encontraban presentes rezando. Todos ellos vieron la luz. La enfermera fue rotunda a la hora de aclarar que la luz no podía provenir de las luces de la calle porque el fenómeno tuvo lugar en una habitación de la tercera planta a la que no llegaban aquellos reflejos. Entrevistamos al cura, pero no recordaba el incidente.
 
Mado Martínez
La prueba, página 85
 
 
No todas las ECM compartidas desembocan, necesariamente, en la muerte del enfermo. Tampoco es preciso que la interpretación y contexto de la experiencia sea exactamente la misma o una réplica absoluta para poder considerarla compartida. Así lo he podido constatar durante mis pesquisas en torno al fenómeno.
 
Mado Martínez
La prueba, página 94
 
 
Coincidencias en ECM compartidas (según Raymond Moody)
 
Cambio de geometría. Los que acompañan al moribundo perciben que la estancia cambia de forma repentina, transformándose sus dimensiones.
 
Luz mística. La estancia y/o el moribundo o fallecido se ven inundados por una luz que también impregna positivamente a los acompañantes.
 
Música y sonidos musicales. Tanto el moribundo como los acompañantes escuchan una música viviente, celestial, mística, dentro de la estancia, pero en ocasiones el acompañante puede oírla aunque se encuentre en otro sitio o no esté junto al moribundo.
 
Experiencia extracorpórea. El acompañante experimenta la sensación de estar fuera de su cuerpo observándolo todo desde un lugar elevado. En este momento, en ocasiones, observa también el cuerpo extracorpóreo del moribundo o fallecido, quien, a menudo, presenta además un aspecto rejuvenecido.
 
Correvisión de la vida del moribundo. El acompañante comparte la revisión panorámica de la vida del moribundo o fallecido, llegando a conocer detalles de su vida que, anteriormente, le eran desconocidos.
 
Viaje a otro plano y encuentro con otros seres. El acompañante viaja junto al fallecido a una dimensión no terrenal donde, en ocasiones, se encuentran con otros seres, pero siempre hay un punto fronterizo en el que el fallecido debe continuar solo y el acompañante no puede seguirle.
 
Niebla. En el momento del deceso, el acompañante observa una especie de neblina o vapor blanquecino que asciende desde el cuerpo de la persona fallecida.
 
Mado Martínez
La prueba, página 94
 
 
Algunos vuelven de la muerte sin apenas dejarnos una pista de adónde han ido ni con quién, legándonos solo el trazo de sus visiones, si es que acaso las tienen, cuando las cuentan o hay alguien junto a ellos para escucharlas. Son muchos los moribundos que manifiestan tener visiones en su lecho de muerte, en su mayoría de seres que vienen a buscarles, quizá para hacerles más grato el camino a la morada de los muertos.
 
Mado Martínez
La prueba, página 96
 
 
Con el tiempo aprendí que muchos moribundos esperan a que sus familiares se vayan para poder morir, como si su presencia en la habitación fuera un peso que les impidiera despegar. Otras veces, al contrario, esperan a que un familiar que está lejos llegue junto a ellos para poder despedirse, y no se marchan hasta después de ese momento.
 
Mado Martínez
La prueba, página 97
 
 
Casi todos los moribundos reciben, en sus últimos momentos de vida, la visita de familiares ya fallecidos. Así lo confirma el estudio llevado a cabo por científicos en el Canisius College de Nueva York. Entrevistaron a sesenta y seis pacientes. La mayoría de ellos aseguró estar recibiendo la visita de familiares o amigos fallecidos, a razón de una vez al día. Según los investigadores, el número de visiones aumentaba a medida que se iba aproximando la fecha de la muerte, aunque estas podían producirse meses, semanas, días u horas antes de la muerte, preparando a los enfermos para un tránsito mucho más llevadero.
 
Mado Martínez
La prueba, página 98
 
 
Existen cazadores de sueños, psicofonías, tornados, fantasmas, mariposas, experiencias cercanas a la muerte, volcanes en erupción, ovnis... Y cazadores de visiones en el lecho de muerte o cercanas a ella. Son personas que se han dedicado a recopilar, examinar y debatir de forma rigurosa las visiones que una inmensa mayoría de moribundos de todo el mundo manifiestan tener en la última etapa de su vida. Estas visiones son definidas, generalmente, como visitas de seres que vienen a buscar al moribundo para llevárselo con él. No sabemos muy bien lo que son, pero a lo largo de la historia y dependiendo del contexto cultural se las ha llegado a denominar de muchas formas: visiones, alucinaciones, delirios, etcétera. Los investigadores que más atención han prestado al fenómeno han sido, en orden cronológico, sir William Fletcher Barrett, Karlis Osis, George N. Tyrrell y, en la actualidad, Peter Fenwick.
 
Mado Martínez
La prueba, página 100
 
 
En algunos casos, la visión en el lecho de muerte no tiene nada que ver con un familiar fallecido o ser espiritual que viene a recoger al moribundo, sino con alguien que está vivo y en la distancia. No pocas veces, además, la persona que está viva también asegura haber visto al moribundo momentos antes de morir.
 
Mado Martínez
La prueba, página 102
 
 
(Peter) Fenwick prestó atención durante mucho tiempo a lo que ocurría en las 24-48 horas previas al momento del deceso. Llegó a la conclusión de que las experiencias que algunos moribundos tenían podían resumirse en tres categorías:
 
1) Visiones desde la cama, en las que la gente ve a sus familiares fallecidos que llegan a la habitación para decirles que han venido a recogerlos.
 
2) Coincidencias, cuando la persona que muere acude en el momento de su muerte a contactar con alguien conocido y que puede encontrarse a muchos kilómetros de distancia o incluso en un país diferente.
 
3) Experiencias compartidas, en las que los familiares y/o acompañantes aseguran, en el momento de la muerte de su ser querido, que ven figuras que surgen a los pies de la cama o sobre el moribundo. En algunos casos, la gente que rodea y acompaña al que está a punto de morir comenta también que la habitación se llena de luz en el momento de la muerte, una luz llena de amor y compasión.
 
Mado Martínez
La prueba, página 105
 
 
Entre las secuelas más gratificantes que puede vivir una persona que ha sufrido una ECM se encuentra la de recuperarse milagrosa e inexplicablemente de una enfermedad terminal o hereditaria. Algunos de estos casos suponen un auténtico reto para la comunidad médica.
 
Mado Martínez
La prueba, página 108
 
 
A lo largo de mi investigación, he visto a personas a las que una ECM les ha cambiado la vida de múltiples formas: algunos regresaron con poderes psíquicos, otros con el regalo de conocer algunos detalles del propio futuro; muchos recibieron instrucciones precisas relativas a la misión que debían llevar a cabo; hay quienes incluso conocieron en la muerte a la que habría de ser su media naranja, sin que nunca antes la hubieran visto. Y en todos los casos he podido advertir, en mayor o menor medida, un indiscutible antes y después de la experiencia, que en muchos de ellos desembocó en una profunda transformación de sus sistemas de creencias. Sin embargo, también conozco casos en los que algunos supervivientes de una ECM se recuperan milagrosa e inexplicablemente de una enfermedad terminal como el cáncer.
 
Mado Martínez
La prueba, página 108
 
 
Las personas que han tenido una ECM experimentan cambios profundos y transformadores, de forma que, en muchos casos, les es imposible continuar con su vida anterior. Los regresados vuelven a la vida reorientados espiritual y/o vitalmente, dispuestos a revisar sus relaciones, creencias y estilo de vida hasta límites insospechados.
 
Mado Martínez
La prueba, página 132
 
 
 
Cambios y transformaciones más comunes tras una ECM desde el punto de vista psicológico y sociológico:
 
› Crecimiento espiritual.
 
› Amor.
 
› Conocimiento trascendental.
 
› Paz interior.
 
› Adquisición de más sentido de la responsabilidad y cuidado por los demás.
 
› Autoconocimiento.
 
› Aumento de la tasa de divorcios.
 
› Sed de conocimiento y sabiduría, curiosidad.
 
› Cambios o consolidación en los sistemas de creencias.
 
› Transformación del sistema de valores.
 
› Cambios de propósito en la vida.
 
› Reorientación de la trayectoria o carrera profesional.
 
› Cambio social positivo.
 
› Emergencia o aumento de la percepción de fenómenos psíquicos.
 
› Cambio de actitud hacia uno mismo y hacia los demás.
 
› Actitud más abierta.
 
› Personalidad más extrovertida.
 
› Aumento de la autoestima y confianza en uno mismo.
 
› Aumento de la capacidad de sentir.
 
› Disminución en la tasa de intento de suicidio.
 
› Pérdida del miedo a morir.
 
Mado Martínez
La prueba, página 139
 
 
Las ECM ocurren a lo largo y ancho de todo el planeta con una serie de características comunes, pero también con diferencias culturales en cuanto al contenido de las narrativas. Las ECM occidentales del mundo judeocristiano guardan muchas semejanzas entre sí, mientras que son muy diferentes de las de los pueblos indígenas u orientales.
 
Mado Martínez
La prueba, página 140
 
 
Las ECM se dan en todo el mundo, pero no para todo el mundo son iguales. Algunos de los elementos más comúnmente presentes en los relatos occidentales, como la visión de un túnel al final del cual hay una luz o la revisión panorámica de los hechos de una vida, entre otros, brillan por su ausencia total o parcial en otras culturas. Se han llevado a cabo diferentes investigaciones culturales que dan buena muestra de esto. Sin restar veracidad a las mismas, el estudio de estos factores culturales puede ser de gran ayuda a la hora de seguir ahondando en el conocimiento exhaustivo del fenómeno. En este sentido, el trabajo de los antropólogos sería de gran ayuda.
 
Mado Martínez
La prueba, página 150
 
 
Más de la mitad de los invidentes ven durante una ECM. Para algunos, la sensación de ver por primera vez fue confusa y aterradora, mientras que para otros fue algo maravilloso; en todos los casos, sus testimonios constituyen una de las evidencias más poderosas y sugerentes de que la consciencia sobrevive a la muerte.
 
Mado Martínez
La prueba, página 150
 
 
Los relatos sobre ECM pueden ser abrumadoramente impactantes, aunque los casos que más me impresionaron la primera vez que me acerqué al fenómeno fueron, sin duda, los vividos por personas ciegas. ¿Cómo era posible que un invidente pudiera describir físicamente las labores de rescate del accidente de tráfico en el que se vio envuelto, cómo era el personal médico que los atendía, qué ropas llevaban y de qué formas y colores eran? Y lo que es más inquietante de todo, ¿qué explicación puede darse cuando los protagonistas de aquellas vivencias eran ciegos de nacimiento que jamás antes habían visto? Fue así como empecé a interesarme en ahondar en la casuística, solo para descubrir que ya había constancia de relatos relacionados con ECM en invidentes a principios del siglo XX. Y aquí es donde empezó mi viaje a las profundidades de uno de los misterios más irrefutables de este fenómeno.
 
Mado Martínez
La prueba, página 150
 
 
Los expertos en ECM coinciden en que la primera fase por la que atraviesan los protagonistas es la experiencia fuera del cuerpo. El sujeto siente que sale de su cuerpo físico, flota sobre él, observa la escena desde un punto de vista privilegiado y elevado, e incluso oye cómo le declaran muerto.
 
Mado Martínez
La prueba, página 167
 
 
Muchas personas identifican las EFC con los desdoblamientos y, por tanto, los consideran un fenómeno que, si se llega a dominar a voluntad, brinda la oportunidad de realizar viajes astrales.
 
Mado Martínez
La prueba, página 174
 
 
Me he encontrado con varios casos de personas que, a consecuencia de una ECM, regresaron a la vida totalmente curadas de una enfermedad o trastorno previo de forma inexplicable y casi «milagrosa».
 
Mado Martínez
La prueba, página 181
 
 
Uno de los detonantes más frecuentes de las EFC son las ECM. Este contexto es, sin duda alguna, el más popularizado, tanto que las primeras suelen confundirse en muchas ocasiones con las segundas.
 
Mado Martínez
La prueba, página 182
 
 
En ocasiones la EFC sobreviene en estados de cansancio extremo o agotamiento físico.
 
Mado Martínez
La prueba, página 183
 
 
Se ha comprobado que ciertas drogas y sustancias químicas también pueden producir en aquellos que las ingieren experiencias similares, cuando no auténticas, a una ECM o una EFC.
 
Mado Martínez
La prueba, página 188
 
 
Tipos de EFC
 
Espontáneas
 
› Durante estados profundos de relajación.
› En estado de sueño o próximos al sueño.
› A consecuencia de una experiencia cercana a la muerte.
› A causa de un gran esfuerzo físico o agotamiento extremo.
› En el transcurso de una relación sexual.
› A causa de un periodo emocional tenso (estrés, llanto...). › Otros.
 
Inducidas
 
Inducción mental
› Trance.
› Meditación.
› Visualización. › Otros.
Inducción mecánica
› Sincronización cerebral audiovisual (por ejemplo, las ondas binaurales).
› Estimulación magnética del cerebro (mediante dispositivos como, por ejemplo, el casco de Dios ideado por Michael Persinger).
› Estimulación eléctrica del cerebro.
› Privación sensorial.
› Sobrecarga sensorial.
Inducción química
› Drogas disociativas alucinógenas (ketamina, dextrometorfano, fenciclidina).
› Drogas psicodélicas (dimetiltriptamina, Salvia divinorum).
› Psicoestimulante (desoxiefedrina).
› Alcaloide nootrópico (galantamina).
 
Mado Martínez
La prueba, página 189
 
 
Algunas personas jamás despiertan del sueño eterno, pero logran dejarse ver por sus seres más queridos para hacerles saber que están bien, augurar su propia muerte, resolver algún asunto pendiente o participar en las situaciones más insospechadas. Son los regresados, los que vuelven de la muerte sin un cuerpo, pero con un espíritu que adopta una imagen corpórea o se deja sentir mediante fenómenos poltergeist.
 
Mado Martínez
La prueba, página 190
 
 
Existen muchas clases de relatos sobre apariciones. Entre ellos destacan, en primer lugar, los que acontecen tras la pérdida de un familiar o ser querido que vuelve y se aparece para hacer saber que se encuentra bien, comunicar algo importante antes de partir definitivamente, resolver alguna deuda pendiente, transmitir algún consejo, hacer una petición o mediar en alguna situación. Generalmente, estas apariciones de despedida o predespedida suelen darse durante los tres primeros días posteriores al óbito, y la cantidad de personas que aseguran haberlas visto, o sufrido sus (en no pocas ocasiones) siniestros encantamientos, es sorprendentemente abrumadora.
 
Mado Martínez
La prueba, página 190
 
 
Fantasmas y aparecidos en la tradición medieval europea
 
Fantasmas: Difuntos cuyas almas quedaban atrapadas entre el cielo y el infierno. Normalmente ofrecían un aspecto corpóreo.
 
Espectros: Espíritus de difuntos invisibles o que se forman débilmente y se dejan percibir fundamentalmente por fenómenos poltergeist. Su intención es comunicarse.
 
Almas en pena: Espíritus de difuntos dolientes que vagan eternamente sin descanso a causa de su sufrimiento y desconsuelo. No suelen dejarse ver, pero pueden establecer un diálogo para vaticinar la muerte de otros o buscar a alguien que les ayude a salir de su sufrimiento.
 
Aparecidos: Espíritus de fallecidos que regresan de entre los muertos para cumplir alguna misión. Presentan un aspecto corpóreo, suelen comunicarse y solo desean cumplir su cometido o pedir a alguien que lo cumpla.
 
Bilocaciones: Presencia simultánea de una persona en dos lugares diferentes (esté muerta o no).
 
Clasificación moderna de los aparecidos (según G. N. Tyrrell)
 
› Los que vagan por un lugar determinado: Aparecen en sitios a los que se sienten apegados por algún motivo.
 
› Los que se aparecen al poco de morir: Lo hacen por poco tiempo y frecuentemente con el fin de despedirse.
 
› Los que se aparecen en casos críticos: Durante una ECM, la enfermedad de un familiar o en cualquier otro momento extremo, el «aparecido» parece regresar para interesarse por la situación de su ser querido vivo o para prestarle apoyo espiritual.
 
› Los que se aparecen porque se les convoca o porque tienen algo que comunicar: Se presentan cuando alguien desea comunicarse con ellos o bien si tienen un mensaje para los vivos.
 
Mado Martínez
La prueba, página 206
 
 
La comunicación cercana a la muerte (CCM) o post mortem está llena de casos sorprendentes, estadísticas abrumadoras y evidencias que sugieren que ese contacto es real.
 
Mado Martínez
La prueba, página 207
 
 
Una gran parte de las comunicaciones cercanas a la muerte se producen en sueños, en ocasiones con mensajes, consejos y advertencias proféticos. Otra de las grandes curiosidades en torno al fenómeno de las CCM es que hay personas que han visto a sus mascotas muertas.
 
Mado Martínez
La prueba, página 221
 
 
Comunicación cercana a la muerte (CCM)
 
Definición: Experiencia espontánea de comunicación con un amigo o miembro de la familia fallecido.
 
Características: Es espontánea, sin planificación ni mediación de médiums, psíquicos, hipnosis, canalización u otra mediación.
 
Relación: Los que la experimentan conocen al fallecido y tuvieron una relación de amistad o familiar. De no ser así, se trataría de una aparición fantasmal (en la que la CCM se incluiría como un subtipo), con una caracterización mucho más amplia.
 
Salud: El estado de salud de la persona viva que experimenta una CCM debe ser bueno o, por lo menos, no debe estar gravemente enferma, moribunda o en su lecho de muerte. De lo contrario, se trataría de visiones en el lecho de muerte, un tipo de aparición con una fenomenología y un contexto asociado específicos.
 
Tiempo: La incidencia es variable, pero se da de forma mucho más intensa durante las primeras horas posteriores al fallecimiento, aunque se puede seguir experimentando de forma muy frecuente en los tres días sucesivos al deceso, o incluso ocurrir varios años después, o en repetidas ocasiones.
 
Efectos secundarios: Casi todos los que viven una CCM coinciden en que la experiencia les brindó una sensación reconfortante. Un pequeño grupo de personas siente terror y ansiedad.
 
Grupo poblacional: Algunos estudios sugieren que las CCM se dan más entre personas mayores de cuarenta años de edad. Algunos investigadores han aislado, para sus estudios, a grupos de viudos ancianos en fase de duelo, por considerarlos tal vez más propensos a experimentarla.
 
Factores que aumentan la incidencia: La CCM podría ser más frecuente entre personas que en vida tuvieron una gran afinidad y conexión, como los matrimonios duraderos y felices.
 
Tipología: Los expertos coinciden en que la CCM puede darse de forma visual, sonora, táctil, olfativa e incluso onírica, pues la ADCRF considera que los testimonios de personas que les aseguran haber tenido un encuentro en sueños con sus seres queridos entran dentro de esa categoría.
 
CCM compartida: Pueden ser experimentadas por más de una persona al mismo tiempo.
 
Mado Martínez
La prueba, página 223
 
 
Son varios los efectos secundarios asociados a una ECM. Uno de los más desconocidos es la experiencia de mediumnidad espontánea (EME), en la que la persona que acaba de sufrir una ECM recibe de forma inesperada, una vez que ha regresado a la vida, la visita de un ser fallecido que le transmite un mensaje destinado a otra persona viva.
 
Mado Martínez
La prueba, página 225
 
 
La mayor parte de los regresados se sienten profundamente transformados por la ECM. A menudo, experimentan un cambio radical en su sistema de valores. Pero en otras ocasiones, los supervivientes sufren toda suerte de fenómenos extraños: experiencias psíquicas, tales como la clarividencia, entre otros, y la denominada experiencia de mediumnidad espontánea con encargo de recado (EMECER), un claro subtipo de la comunicación cercana a la muerte (CCM) al que los investigadores no suelen prestar mucha atención, pero que sin duda alguna tiene ingredientes suficientes como para considerarlo uno de los efectos secundarios más llamativos de una ECM. En la EMECER, la persona que ha sufrido una experiencia próxima a la muerte recibe la visita inesperada de un fallecido que le pide que entregue un mensaje, de su parte, a otra persona que está viva.
 
Mado Martínez
La prueba, página 225
 
 
Diversas disciplinas psicológicas y sociológicas ven en las ECM una herramienta con potenciales aplicaciones terapéuticas. ¿Cómo pueden las ECM de otras personas ayudarnos? ¿Qué enseñanzas se extraen de los modelos de «sociedad» del Más Allá? Por otro lado, durante las ECM desagradables los sujetos viven episodios de pesadilla y quedan afectados a largo plazo. ¿Corremos peligro en el Más Allá?
 
Mado Martínez
La prueba, página 230
 
 
No todas las ECM son positivas. Tanto las agradables como las desagradables transforman profundamente a los sujetos, pero aquellos que viven un episodio positivo suelen experimentar también cambios positivos en su vida, mientras que aquellos otros que viven un episodio desagradable o terrorífico suelen necesitar tratamiento psiquiátrico y pueden sufrir traumas psicológicos y emocionales a largo plazo.
 
Mado Martínez
La prueba, página 238
 
 
Recuerdo una ocasión en la que una buena amiga mía me confesó que uno de sus compañeros de trabajo había tenido una ECM tan horrible, infernal y desagradable que a duras penas había podido hablar de ella. De hecho, a mi amiga solo se lo había comentado por encima, sin querer entrar en muchos detalles. Las circunstancias que la propiciaron tampoco debieron ser agradables. Llegué a conocer a ese chico, pero no conseguí que me contara su experiencia. Lo dejé estar. ¿Por qué no me la habría querido contar? ¿Tan duro era para él hablar de ello? Sabía que había personas que tenían esta clase de ECM, pero nunca habían llamado mucho mi atención, y poco a poco fui descubriendo por qué este tipo de episodios negativos, a pesar de ser aparentemente tan frecuentes como los positivos, suelen pasar desapercibidos. En primer lugar, la falta de visibilidad se debe, principalmente, a que los propios sujetos en sí rehúsan hablar del tema, y lo último que les apetece es divulgarlo. En segundo lugar, a nadie le apetece oír que la muerte puede ser un lugar horrible, seamos sinceros.
 
Mado Martínez
La prueba, página 244
 
 
Hoy en día no tenemos ni idea de por qué algunas personas tienen ECM positivas mientras que las de otras son negativas. Dentro de estas últimas, las hay que solo son desagradables y otras que resultan absolutamente aterradoras.
 
Mado Martínez
La prueba, página 244
 
 
Cualquiera de nosotros podría tener una ECM negativa. Tenemos tantas posibilidades de sufrir una experiencia negativa como de disfrutar de una positiva. Sucede prácticamente lo mismo cuando consumimos sustancias alucinógenas. La ingesta nos puede llevar a tener un «mal viaje» o bien sumergirnos en un universo maravilloso, o en una mezcla de ambos. En ocasiones, con la dirección apropiada, podemos controlar qué tipo de experiencia vamos a tener. ¿Significa esto que las ECM no son más que alucinaciones? Es una pregunta que no he dejado de hacerme durante todos estos años, pero, si alucinar te da la posibilidad de hablar con tus seres fallecidos, recuperarte asombrosamente de enfermedades, adquirir conocimientos privilegiados, saber qué va a pasar en el futuro, desarrollar poderes psíquicos, conocer secretos que hasta entonces desconocías y hacer viajes fuera del cuerpo..., ¡droguémonos entonces! Aprendamos a entrenar nuestra mente para inducir experiencias positivas y viajes a lugares maravillosos, tengamos experiencias inolvidables, hablemos con las personas que ya no están entre nosotros y que más echamos de menos, hablemos con los alienígenas, vivamos experiencias místicas... Sin embargo, no conozco a nadie que haya recibido ningún tipo de don ni regalo extrasensorial relacionado con la ingesta de alucinógenos, o, por lo menos, no es un aspecto que haya llamado la atención de los científicos, pues no existe ningún estudio en el que podamos observar los efectos secundarios que las ECM dejan en muchos de los supervivientes. Por ejemplo, algunas personas que han vivido una ECM, tal y como me decía la investigadora Penny Sartori, tienen que dejar de usar reloj porque, cuando se lo ponen, este deja de funcionar. ¿Le pasa eso a una persona que se ha drogado, una vez se recupera de la alucinación? Tenemos casos de personas que durante una ECM se han enterado de acontecimientos precisos y con todo lujo de detalles del futuro, que es imposible que supieran y que no pueden achacarse al azar. ¿Tenemos relatos similares a raíz del uso de alucinógenos? ¿Y de viajes fuera del cuerpo verificables? ¿Y de encuentros con familiares o seres fallecidos que ni el sujeto sabía que existían y posteriormente descubre quiénes fueron y que realmente existieron? ¿Y de mediumnidad espontánea con efecto de recado? Podría seguir alargando la lista de preguntas, con todas las singularidades inexplicables que envuelven el fenómeno de las ECM y que no están presentes en los casos de uso e ingesta de alucinógenos. Ahora bien, que yo desconozca estos supuestos no quiere decir que no existan. Un estudio orientado a hacer un seguimiento controlado de los efectos secundarios que la ingesta de alucinógenos puede tener en los sujetos quizá podría ayudarnos a aportar un poco más de luz a la materia y a perfilar de forma más profunda las semejanzas y diferencias entre ambos casos, si es que las hay. En cualquier caso, de existir un Más Allá, la ECM podría no ser más que una primera fase, una especie de antesala, y en ningún caso el Más Allá en sí. Me da la impresión, sin embargo, de que uno vive la muerte de la misma manera que vive la vida, y que el cielo y el infierno, por expresarlo de alguna manera, están dentro de nuestro más profundo ser interior, ese al que no solemos prestar mucha atención.
 
Mado Martínez
La prueba, página 246
 
 
Las ECM entre el colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales también han pasado por la lupa de los investigadores interesados en los estudios de estas experiencias desde el punto de vista demográfico y sociológico. Resulta relevante observar como los relatos de personas homosexuales se reafirman en la idea de que, en el supuesto Más Allá, todos somos amados de forma incondicional, seamos homosexuales o heterosexuales, y que la orientación sexual es un factor que no importa ni se tiene en cuenta a la hora de repasar los actos y consecuencias de tu vida, al contrario de lo que ocurre con otros comportamientos, como la mentira o la falta de altruismo, por ejemplo. La doctora Liz Dale, de California, es una de las personas que más atención ha prestado a las historias de ECM narradas por la comunidad LGBT. En la actualidad, Dale está enfrascada en la tarea de reunir testimonios con el fin de examinar las posibles semejanzas y diferencias existentes entre los efectos secundarios experimentados tras una ECM por los regresados pertenecientes a esa comunidad y el resto.
 
Mado Martínez
La prueba, página 247
 
 
Los estudios clínicos de las ECM se han limitado, básicamente, al análisis de las EFC, una de sus primeras fases y la más frecuente. La naturaleza de las EFC, tal y como sucede con las ECM, es polémica y genera muchísima discusión. Los científicos tratan de atrapar estos fenómenos en el laboratorio. El reto es deslumbrante y no apto para todos los públicos. ¿Hasta dónde hemos avanzado?
 
Mado Martínez
La prueba, página 248
 
 
No todos los que padecen una ECM pasan por todos los estadios comúnmente asociados a ella, como la visión del túnel o una experiencia extracorpórea.
 
Mado Martínez
La prueba, página 248
 
 
Las posturas de quienes afirman que la consciencia reside en el cerebro y las ECM son producto de este, y por tanto meras alucinaciones, entran radicalmente en contradicción con las de aquellos otros científicos que defienden que la consciencia está fuera del cerebro y pervive a la muerte. Tal vez ninguna de las posturas sea la correcta y ambas sean ciertas al mismo tiempo, y es que el dualismo cuerpo-mente cartesiano y el posterior racionalismo al que nos hemos visto sometidos en el mundo occidental desde el siglo XVI nos han impedido ver la estampa en su conjunto: o estabas de un lado o del otro. Ojalá los nuevos enfoques biopsicosocioculturales y holistas que parecen estar floreciendo en los últimos tiempos en el ámbito académico nos permitan ver las cosas con una lente menos sesgada y más nítida.
 
Mado Martínez
La prueba, página 260
 
 
Los años de investigación en el seno académico universitario me han enseñado que las aproximaciones más fructíferas son aquellas en las que se forman grupos interdisciplinarios, abiertos al intercambio de saberes, abiertos a enriquecerse del conocimiento que aportan las distintas disciplinas. De otra forma, si seguimos empeñados en especializarnos sin abrir la posibilidad de aprender de otras materias, corremos el riesgo, como ya dijo el filósofo español José Ortega y Gasset en su día, de saber cada vez más de menos. Me interesan todos los estudios que se han llevado a cabo en materia de ECM por parte de psiquiatras, historiadores, médicos, antropólogos, neurocientíficos, psicólogos, físicos e incluso abogados; pero me interesarían mucho más las posibilidades de crear grupos de trabajo interdisciplinarios en los que todos ellos trabajasen juntos intercambiando ideas, puntos de vista y descubrimientos, con una actitud abierta a conceptos de análisis, metodología, marco teórico, discusión, retroalimentación y cooperación.
 
Mado Martínez
La prueba, página 261
 
 
La glándula pineal: ¿una fábrica de ECM?
 
Nuestra glándula pineal, presente en el cerebro de los vertebrados, no es solo la factoría de producción de la melatonina, el neurotransmisor encargado de regular los ritmos circadianos —el «reloj interno» que rige los ritmos biológicos de nuestro organismo—, sino también el lugar donde se genera la dimetiltriptamina (DMT), una de las sustancias alucinógenas más potentes del mundo (presente en la ayahuasca, por ejemplo). Hace algunos años, diversos científicos —como el psiquiatra y psicofarmacólogo estadounidense Rick Strassman— descubrieron que, cuando una persona muere o atraviesa una situación de estrés extremo, su glándula pineal libera enormes cantidades de DMT. Strassman y otros colegas suyos afirman que ahí se encuentra el origen de las ECM, las famosas visiones de luz al final de un túnel, y las EFC. De hecho, Strassman llevó a cabo experimentos innovadores y tiene teorías sumamente interesantes al respecto. Podemos considerarlo el creador de un modelo de experiencia religioso-profética, la teoneurología. Es decir, ha encontrado una forma de integrar la ciencia con los espíritus.
 
Ahora bien, si es cierto que durante el momento de la muerte o en momentos de estrés extremo nuestra glándula pineal libera grandes dosis de DMT, podemos caer en la trampa fácil de pensar que las ECM son una experiencia alucinógena y nada más. Sin embargo, asumiendo que fuera así, seguiríamos sin tener respuesta a muchas de nuestras preguntas. ¿Por qué los ciegos ven durante una ECM? ¿Cómo es posible que ciertas personas que han tenido una EFC hayan podido describir con precisión lugares y objetos remotos y alejados de su campo de visión? ¿De qué forma explicamos el encuentro con familiares fallecidos de los que el sujeto no tenía constancia o no llegó a conocer jamás en vida y posteriormente se verificó que sí existieron? ¿Qué hay detrás del conocimiento adquirido durante una ECM sobre acontecimientos venideros que acaban cumpliéndose? ¿Qué explicación damos a las ECM compartidas? ¿Y a la CCM? ¿Y a los casos en los que una persona ha sabido que otra ha muerto porque se le ha aparecido para avisarla de su propio deceso? ¿Y a los espíritus que regresan del Más Allá con información precisa y pistas sobre un crimen cometido que ayudan a la policía y que forman parte de los archivos policiales? Es posible que la dimetiltriptamina explique las ECM, pero eso no le quita extrañeza a un fenómeno que entraña algo más y que no podemos equiparar a un simple delirio alucinógeno, y a la vista están todos los casos absolutamente inexplicables que les he mostrado en este libro. Por otro lado, es obvio que, a pesar de que las ECM se dan en todo el mundo y en personas de todas las edades, países, religiones y culturas, estas experiencias tampoco están exentas de pequeños matices socioculturales en cuanto a cómo las experimentan y las interpretan los individuos; al fin y al cabo, somos seres bioelectromagnéticos y psicosocioculturales. Sin embargo, los encuentros, informaciones, sucesos y efectos secundarios de una ECM escapan a toda lógica y siguen sin encontrar respuesta, tal vez porque planteamos preguntas equivocadas o bien las hacemos desde una parcela de investigación muy aislada.
 
Mado Martínez
La prueba, página 261
 
 
Tespesio, el de la vida desordenada, muere, resucita y describe el mundo de los dioses convertido en un hombre nuevo. Un relato de Plutarco en su obra De la tardanza de la divinidad
 
En ese pequeño tratado incluido entre sus obras morales, Plutarco (siglos I-II) recoge la historia de Tespesio de Soles, quien resucitó tres días después de su muerte y pudo revelar lo que había visto en la mansión de los muertos. Se trataba de un hombre de vida regalada e inmoral, un lascivo que se había dedicado hasta el momento a dilapidar su patrimonio. Un día, Tespesio cayó por un precipicio. Tres días después, cuando ya se encontraban preparándole para el ritual funerario, volvió en sí. Había resucitado. Estaba tan cambiado que apenas podían creerlo. Se convirtió en un hombre tan noble y cabal, tan devoto y religioso, tan leal a sus amigos, como jamás lo había sido. Al preguntarle por la causa de aquel repentino cambio de personalidad, les confesó lo que le había pasado. Al caer por el precipicio, abandonó su cuerpo físico en una especie de neblina, flotando y elevándose sobre las aguas del mar, atravesando lugares maravillosos, viendo las estrellas... Entonces llegó a un lugar muy brillante y se sintió empujado hacia él con gran fuerza. Tespesio también les dijo que allí había visto a otras almas que acababan de partir ascendiendo desde abajo. Reconoció a dos o tres de ellas y quiso aproximarse para hablarles, pero, según su testimonio, no estaban muy por la labor debido al estado de agitación y confusión por el que estaban atravesando. Iban subiendo y bajando, emitiendo sonidos inarticulados, como gritos de soldados en la batalla, mezclados con lamentos de miedo y desesperación. Pero arriba había otras almas que parecían estar muy contentas y felices, y de vez en cuando se aproximaban las unas a las otras con gran amor, evitando en todo momento el contacto con las otras, e incluso mostrando descontento por tener que cruzarse con ellas y denotando satisfacción al expandirse y separarse de ellas.
 
A Tespesio se le acercó el alma de un familiar fallecido que le informó de las vicisitudes del mundo de los dioses. Le dijo que allí se encontraba Adrastrea, la diosa de la venganza, hija de Júpiter y de Necesidad, sentada en lo más alto, castigando toda clase de crímenes, y no había nadie que escapara a su rigor. Había tres clases de castigos y, por tanto, tres Furias o ministras de la justicia. Le describieron la naturaleza de cada uno de estos castigos y en razón de qué se aplicaba uno u otro. Así fue como Tespesio aprendió de qué manera se las gastaban los dioses. Posteriormente, fue conducido a un bello lugar, en el que destacaban los rayos de luz, las alas, la diversidad de colores y flores, con una brisa agradable que iba regando el ambiente de los aromas más exquisitos. Allí había otras almas, disfrutando de aquel banquete de olores. Todos estaban en una actitud cariñosa, se acariciaban, reían, en total armonía. El espíritu de su pariente le dijo que Baco había ascendido a través de aquella abertura hacia el cielo, así como Sémele. Aquel lugar se llamaba «olvido». Después lo llevó a un lugar donde había unos ríos de colores, donde había tres demonios sentados. Su guía le dijo que Orfeo había llegado hasta ese mismo lugar cuando fue a rescatar el alma de su amada Eurídice, pero que, al volver al reino de los vivos, no se acordaba muy bien de lo que había visto y llevó a los demás un informe poco ajustado a la realidad. Siguiendo el recorrido, fue capaz de oír las profecías de Sibila, un oráculo femenino, concernientes al futuro del Vesubio, el incendio de Dicaerchia y algo relacionado con un famoso líder de la época, el emperador Vespasiano. Después, pasearon por el lugar donde eran atormentados sin piedad los que habían sido sentenciados con castigos, algunos de ellos conocidos suyos, que sufrían terriblemente, y le llamaban por su nombre. En un momento dado, Tespesio vio a su padre, quien había envenenado en vida a varios de sus invitados para quedarse con su dinero. Jamás lo habían pillado en el reino de los vivos, pero allí nadie escapaba al crimen. Ya había cumplido parte de su condena, pero todavía le quedaba. Tespesio sintió miedo y consternación. Sintió deseos de marcharse, pero cuando se giró en busca de su guía, este ya no estaba. Todavía tuvo oportunidad de pasearse por aquella galería de los horrores, impactado por tanto tormento. En un momento dado, una mujer de aspecto admirable apareció ante él diciéndole que debía recordar todo lo que había visto. Poco después, una fuerza intensa, como un remolino de viento, le hizo regresar a su cuerpo a través de una especie de cañería. Fue entonces cuando se descubrió con un pie en la tumba. Esta fue la historia que Tespesio contó a sus amigos y por la cual había vuelto a la vida tan cambiado.
 
Mado Martínez
La prueba, página 277
 
 
El fenómeno de las ECM sigue siendo una realidad inexplicada preñada de interrogantes y rodeada de sucesos insólitos, hechos fronterizos, mensajes del Más Allá, visiones del futuro que acaban teniendo lugar como si nuestro destino estuviera escrito. Y al mismo tiempo, se trata de experiencias enormemente influidas por la cultura, hasta el punto de poder llegar a ser contradictorias entre sí. Sin negar la realidad del fenómeno, entiendo que hay algo en todo esto que trasciende al Homo sapiens y que nos es imposible comprender con nuestro pensamiento. En ocasiones, pienso que en la antesala de la muerte, antes de traspasar definitivamente el último escalón que nos separa de forma definitiva de la vida que estamos llevando ahora mismo, en este cuerpo con el que estoy escribiendo este libro, o con el que usted lo está leyendo, nos encontramos en un escenario con demasiados efectos especiales, como un universo holográfico a nuestra medida, en el que me da la impresión de que se nos manipula con cierto propósito. ¿Quién nos manipula? ¿Cuál es el propósito? No lo sé, pero creo que podría haber una realidad más allá de la muerte, más allá de aquella que describen los que han tenido una ECM, de la que no sabemos nada todavía. Una realidad que ninguna religión ha sido capaz de explicar todavía, y ningún regresado, sea en cuerpo o alma, ha podido ver jamás, porque el que llega a ella no puede volver, o, por lo menos, no al cuerpo que antes tenía. Tal vez algún día conozcamos esa realidad más allá de la muerte.
 
Mado Martínez
La prueba, página 282
 
 
Hemos visto… que la tradición judeocristiana tiende a la creencia de que uno paga por sus pecados en la muerte, motivo por el cual debe conducirse con rectitud moral en vida, pero en otras culturas no hace falta llegar al final de los días para rendir cuentas, sino que uno paga en esta vida. Así, en muchas culturas africanas, son los muertos quienes juzgan a los vivos mientras viven, propinándoles toda suerte de castigos. Por otro lado, en diversas culturas orientales relacionadas con la idea de la reencarnación y el karma, uno se ve regido por la ley de la causa y el efecto en sucesivas vidas, de modo que la rendición de cuentas se efectúa en sucesivas reencarnaciones y uno va liquidando o acumulando deuda en esa vida de vidas. Existen otras muchas muertes dignas de mencionar desde el punto de vista cultural, tales como las muertes derivadas de determinados ritos de paso, o las que se experimentan en determinados estados de trance o en estados alterados de conciencia a partir de la ingesta de sustancias psicotrópicas, por ejemplo. El rito de iniciación conocido como Bwiti es un rito centrado en el consumo de iboga, cuyo objetivo esencial es provocar un tránsito agónico al «país de los muertos». Algunos no regresan jamás de ese «país de los muertos». Los que lo logran vuelven con una visión de ese lugar, el lugar al que uno va cuando muere. Lo que se pone de manifiesto cuando echamos un vistazo a todas estas cuestiones es que la muerte es un concepto cultural que no significa lo mismo para todos. Obviamente, si decimos que la muerte es la misma para todos, pero no para todos es lo mismo, así como tampoco lo ha sido a lo largo de la historia, y si además insistimos en que hay distintos tipos de muertes o incluso muchas muertes en la vida, desde el punto de vista cultural, tampoco podemos negar que lo mismo sucede con la vida. Así, aunque la vida es la misma para todos, no para todos la vida es lo mismo. ¿Qué es la vida? Ese podría ser tema para otro libro.
 
Mado Martínez
La prueba, página 286
 
 
 
 
 
 

No hay comentarios: