Diego L. García

Fotografía de baja calidad durante una tormenta de domingo

sé que buscamos los recortes adecuados
para no empaparnos
y regresar a donde hay que regresar
para no exceder la tolerancia de los engranajes,
fallamos en eso, es más difícil
llegar seco que acostumbra la piel
a la humedad violenta y natural.
hay demasiadas reglas en este juego.
a veces pienso que no estaría mal
arrojar los dados muy lejos
y correr en los charcos

Diego L. García





Fotografía frente a un mural

una radiación que proviene de cierta distancia
ha quedado todavía en los rostros. sonreír
parece fácil después de aquello.
hay un espacio para que la tarde caiga y todo se organice:
dos direcciones diferentes que por el momento
no tienen relevancia. sólo la cercanía de las figuras
y ese mural como fondo. al frente
los ojos son perfectos (a pocos pasos eran
el único significado para la realidad).
ya no sirve esa palabra. fue más de lo que podría
haber predicho por los cálculos de perspectiva.
por ejemplo el color rojo como un detalle
que se graba en el sueño de quien se para de espaldas
a la pintura y piensa –suponemos- que esas horas
valen más la pena que la pared blanca
de las cosas que se dejan ganar
una y otra vez todos los días

Diego L. García









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