En el mundo de las «materias despreciadas», las categorías
precisas tienden a disolverse, fundirse y combinarse para generar nuevos
híbridos. Los conocimientos obtenidos a través de la experiencia directa pueden
ser tan importantes como los análisis intelectuales y las metodologías
científicas, en tanto que lo habitual es que los límites sean difusos. Sin
embargo, por perturbador que pueda resultar esto, se pueden ver ideas
tremendamente aplicables y longevas en sus formas más dinámicas –a pesar de
encontrarse en un proceso de transformación y de adaptación creativa a
determinado medio cultural– que, sin embargo, se han visto limitadas por la
codificada inercia y las exigencias de ciertas preocupaciones académicas,
socioeconómicas y políticas. Las «materias despreciadas», por abundantes y
potentes que sean las evidencias documentales, siguen formando parte de las
tierras vírgenes de la academia, unos territorios relativamente inexplorados
hasta hace poco, en los que no existen reglas precisas e indiscutibles para la
metodología escolástica o la ontología religiosa. Esto puede resultar
ciertamente incómodo, y a veces se hace irresistible la tentación de convertir
las tierras vírgenes en un jardín cuidado y domesticado mediante la aplicación
de podas, herbicidas e insecticidas intelectuales. Pero el pensamiento
genuinamente creativo sólo es posible cuando estas esferas se exploran tanto
desde dentro como desde fuera.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 27
Las declaraciones de Jung publicadas y, todavía más, las
evidencias documentales de sus papeles privados, dejan claro el hecho de que la
astrología tuvo una importancia inmensa para él, tanto en lo personal como en
su trabajo psicológico. Sin embargo, este hecho se ha estado ignorando en gran
medida. También se ha ignorado el hecho de que diversas cosmologías de la
antigüedad tardía con las que Jung trabajó mientras escribía el Liber Novus
–gnóstica, neoplatónica, órfica, hermética–, se basaban, como él mismo señaló,
en la cosmología astrológica que se centraba en el origen celeste del alma
humana, el dilema del destino planetario y el viaje del alma, asistida por el
ritual teúrgico, hacia su transformación y su liberación, más allá de las
obligaciones de las esferas planetarias. El interés persistente de Jung por el
destino astral como compulsión interior, su interpretación del destino en el
contexto de la «individuación» y su utilización de la teúrgia en psicoterapia
no son precisamente temas de los que hable normalmente en sus trabajos sobre el
desarrollo y la aplicación de sus ideas.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 40
El Alma del Mundo ha sido rebautizada como inconsciente
colectivo, y los dioses han convertido en arquetipos. Pero la idea de que todo
en el universo está secretamente interconectado a través de cadenas invisibles
de correspondencia simbólicas sigue sin cambiar, como tampoco lo ha hecho la
idea de que los dioses (o arquetipos) en sí, a través de sus
"señales", se prestan a coma e incluso están deseando, entablar una
interacción dinámica con la consciencia humana, que es, según june, lleva hacia
algún objetivo desconocido.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología
Como ocurre con la propia astrología, el conflicto entre
experiencia directa y falta de "pruebas" científicas parece
irreconciliable.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 180
Para Jung, todo, en última instancia, debía de entenderse
desde dentro del contexto de la psicología humana.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología
Al igual que los caminos que llevan a Roma, cualquier
discusión sobre la astrología de Jung tiene que llevar, más pronto o más tarde,
a la pregunta de cómo entendía Jung el destino. La astrología y las
especulaciones filosóficas acerca del destino han estado estrechamente ligadas
desde sus orígenes. Un buen número de textos astrológicos modernos han
abordado, con un lenguaje más contemporáneo, la pregunta de si el destino del
individuo está escrito en el horóscopo. A veces se utilizan otras palabras distintas
a "destino", palabras con matices diferentes como "sino".
En la segunda mitad del siglo XX, muchos astrólogos comenzaron a rechazar la
idea de un destino fatídico y empezaron a hablar de "tendencias", en
lugar de recurrir a la antigua idea de la Heimarmene, la "compulsión de
las estrellas".
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología
El papel de la causalidad en el sufrimiento psíquico humano
lleva invariablemente de vuelta a ese misterio que rodea al destino, sean
cuales sean los sinónimos que se puedan adoptar para reemplazar esta palabra.
Por ejemplo: ¿Hay personas que sean inherentemente "malas de
nacimiento" -que estén genéticamente programadas abro paréntesis y, por
tanto, destinadas cierro paréntesis a hacer cosas malas cierro? O bien ¿se
hacen “malas" (y, por tanto, están igualmente destinadas cierro paréntesis
a través de la presión de unas circunstancias externas que no pueden elegir Y
si es así, ¿tienen alguna opción posteriormente o disponen de la posibilidad de
sanar merced a los adecuados recursos sociales y clínicos cierro?
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 214
Parece que Jung adoptó algunas ideas de los estoicos en lo
relativo al destino, en particular el concepto de Heimarmene, que él describía
como "la compulsión de las estrellas". También definió la Heimarmene
como abro "la dependencia de carácter y destino en ciertos momentos en el
tiempo cierro". El término abro "sino cierro" (Destiny en
inglés) es ligeramente diferente de la idea de destino (fate en inglés) en
tanto que retribución kármica o compulsión patológica, y sugiere algo más afín
a las ideas neoplatónicas de la naturaleza teleológica del daimon personal. El
destino no es solo compulsión astral, sino que es también teleología astral; es
decir, el esquema general del sendero o del mito personal que una persona debe
seguir en la vida con el fin de satisfacer los requerimientos del alma y, en
última instancia, el diseño inteligente de la abro "luz primigenia" o
abro "fuego primigenio cierro comillas, la deidad universal de la
filosofía estoica.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 222
El estoicismo emergió en el siglo III antes de Cristo y
ejerció un enorme influjo en la filosofía y la práctica de la astrología
durante muchos siglos. La Heimarmene estoica puede entenderse tanto como
"destino”, en su sentido más amplio, como "compulsión por las
estrellas" en un sentido específicamente astrológico. La palabra
Heimarmene se deriva de la misma raíz que Moira, la palabra griega para "asignación"
y también el nombre de la diosa del Destino. En el órfico Papiro Derveni, Moyra
representa la sabiduría de Zeus que impregna toda la creación manifiesta a;
esta sabiduría o abro "aliento" (pneuma) del dios se presenta como la
"asignación", "tarea" o propósito esencial de cada elemento
individual dentro de la totalidad.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 222
La palabra "aeon" (también escrita "aion")
rara vez se utiliza en las obras modernas de astrología como sinónimo de un
signo o constelación zodiacal. Pero Jung aplicó el término de forma muy
específica para describir una "era" astrológica, o segmento de dos
mil ciento sesenta y cinco años de aislante ciclo de la procesión de los
equinoccios a través de las constelaciones zodiacales... Su idea de la llegada
del nuevo eon de Acuario estuvo claramente influenciada por la Pistis Sophia
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 241
Mead equiparaba el destino astral con el "karma",
que es como se le llamaba en la literatura teosófica: las configuraciones
astrológicas de nacimiento reflejan no solo el patrón individual de desarrollo,
sino también los frutos de las elecciones hechas en encarnaciones previas. Pero
el poder de los planetas es solo parcial; la "naturaleza", o
estructura genérica inherente, también juega un papel en el desarrollo del
individuo, junto con el libre albedrío. Tal como Mead lo expresó, cada uno de
estos factores re-acciona sobre cada uno de los demás, ninguno es
absoluto". Es improbable que Jung no hubiera estado de acuerdo.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 249
El objetivo último de la alquimia, según Jung, era
"producir un corpus subtile, un cuerpo transfigurado y resucitado".
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 252
Jung continuó dándole vueltas a la idea del cuerpo sutil a
lo largo de los años, especialmente tal como lo describieron galeno y otros
alquimistas tales como Paracelso y Martín Rulánd. Según estos, el cuerpo sutil
no es meramente un " espíritu de falsificación "que genera deseos
malvados, tal como se dice en la Pistis Sophia. Galena dijo que el cuerpo sutil
era un cuerpo "brillante y etéreo" a través del cual el alma recibe
la comunión con los cuerpos celestes. A principios del siglo XVI, paracelso,
siguiendo a Galeno, propuso que el brillante ", con sus esencias
planetarias, era el intermediario entre el alma humana y el Alma del Mundo o
lumen naturae ("luz de la Naturaleza"), la lumen naturae es, a su
vez, la ""estrella" en el hombre". Martín Roland, siguiendo
a Paracelso equiparó el cuerpo "brillante" con la imaginación, que el
denominó "el cuerpo celestial o supra celestial". El influjo, directo
o indirecto, de Jámbrico sobre Paracelso y Ruland es evidente en esta
identificación de la fantasía neoplatónica con el cuerpo sutil como
intermediario entre el cuerpo y el espíritu, sustentándola convicción de Jung
de que la imaginación activa era el medio óptimo a través del cual se podían
alcanzar las transformaciones psicológicas punto en la alquimia, el mercurio
espiritual es el misterioso agente "volátil" que precipita tanto la
transformación material de los metales como la transformación espiritual del
alquimista. Él Mercurio, según Jung, es en si el cuerpo sutil: el Alma del
Mundo que busca su propia transformación.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 254
Destino, tiempo y los movimientos de los cielos están
inextricablemente ligados al concepto del individuo jungiano. La liberación del
destino, en los enfoques de la Antigüedad tardía, implicaba una forma de gnosis
o percatación interior que podía quebrar las compulsiones de los daimones
planetarios. No existe mención alguna de la posibilidad de alterar las
circunstancias externas por medio de prácticas teúrgicas, dado que el destino
se entendía como una estructura interior impuesta sobre el alma durante su tiempo
en la encarnación. La liberación de la Heimarmene precisaba de una alteración
de la conciencia, que permitiría al individuo liberarse de las acciones
compulsivas que traían el sufrimiento, y lo animaría a abrazarse a esas
dimensiones del destino que reflejaba la teleología divina. La matriz del
pensamiento órfico, neoplatónico, hermético y gnóstico, centrada en la
cosmología astrológica, parece haber proporcionado a Jung una potente forma de
hermenéutica, con la cual pudo interpretar las visiones espontáneas descritas
en el Liber Novus, así como presentar un modelo simbólico de su concepto
psicológico más importante de dos puntos ese proceso interior por el cual el
individuo se convierte en lo que él o ella siempre estuvo destinado a ser.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 262
La idea de la nueva era como de una época definida
astrológicamente -asumida en tiempos modernos como la incipiente "era de
acuario"-comenzó a tomar forma a finales del siglo XVIII, cristalizó en el
XIX y sigue siendo popular hoy en día.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 267
La palabra griega aionos tiene diversos significados y usos,
todos los cuales son relevantes para la idea que tenía Jung del inminente
cambio psíquico colectivo que visualizó en el Líber Novus. Homero y Heródoto
utilizaron esta palabra para identificar el tiempo de vida de una persona.
Eurípides, al igual que en los tratados herméticos, personificó a Aión como un
ser divino, llamándole el "hijo del tiempo" que "hace que pasen
muchas cosas". Esquilo y Demóstenes aplicaron esta palabra tanto a una
época como a una generación. Sófocles la comprendió como el destino o el lote
asignado a la persona, similar a la idea de Moira. Hesíodo la utilizó para
definir una era o edad, como la edad dorada o la edad de hierro punto Pablo de
Tarso la utilizó para referirse al mundo presente, así como a una era o época.
En el Timeo de Platón, ionos, a diferencia de chronos, constituye la eternidad,
en tanto que Chronos expresa a aionos temporalmente a través de los movimientos
de los cuerpos celestes:
Ahora bien, la naturaleza del ser ideal era eterna, pero
conceder este atributo en su totalidad a una criatura era imposible. Por lo
tanto, él decidió tener una imagen móvil de la eternidad (aionos), y, cuando
puso en el cielo, hizo que esta imagen fuera eterna, pero que se moviera según
el número, mientras que la eternidad misma descanse en la unidad; y a esta
imagen la llamamos tiempo (chronos).
Parece que Jung entendió el Aión tanto su sentido de época
astrológica -con una duración de más o menos 2165 años, o una duodécima parte
de lo que él creía que era el gran "Año Platónico" de 26000 años -como
en su sentido divino, como una divinidad que había emergido de la imaginación
religiosa humana y encarnaba las cualidades específicas de esa época. Las eras
astrológicas son el resultado de un fenómeno astronómico conocido como
precesión de los equinoccios, que no es otra cosa que el gradual movimiento del
retroceso del equinoccio de primavera paréntesis el instante anual en que el
sol entra en (el signo zodiacal de Aries) a través de las estrellas de las doce
constelaciones zodiacales.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 271
La estrella representa evidentemente al sol en el momento
del equinoccio de primavera anual. Este punto equinocial, que se ha ido
desplazando hacia atrás a través de las constelaciones a lo largo de los
siglos, ha alcanzado ahora, según Jung, el final de la constelación de Piscis,
y está a punto de entrar en su viaje de 2165 años a través de la constelación
de Acuario, se refería a este acontecimiento astronómico como el nuevo Aión, el
"camino de los venideros". Posteriormente los llamaría "el
momento justo” -para una "metamorfosis de los dioses"-.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 277
Se ha especulado mucho sobre donde obtuvo Jung la idea de
una Nueva Era en relación con el movimiento del punto equinoccial vernal, algo
que parece ser particularmente importante, habida cuenta de que a Jung se le
atribuye haber sido la primera persona en tiempos modernos en difundir la idea
de que la largamente anticipada Nueva Era sería acuariana. Sin embargo, la idea
de la era de Acuario está arraigada en la ilustración de finales del siglo
XVIII, cuando se publicó un buen número de obras de erudición que se centraban
en la figura de Jesús como una deidad perteneciente a un largo linaje de
deidades solares. Según Nicholás Champion, las ideas que se presentaban en
estas obras se pueden dividir en tres categorías distintas. La primera suponía
un intento por establecer un origen común para todas las religiones. La segunda
se basaba en la teoría de que este mismo origen se halla en el culto de los
cuerpos celestes, sobre todo del sol. La tercera apuntaba al uso de la
precesión de los equinoccios para establecer la datación de los textos sagrados
hindúes, como los Vedas. Aunque ninguno de los autores de estas obras del siglo
XVIII proporcionó el tipo de interpretación ofrecido por los astrólogos
contemporáneos de Jung, todos ellos resaltaban la importancia del ciclo
profesional en el desarrollo histórico de las imágenes e ideas religiosas.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 278
Las especulaciones sobre el vínculo existente entre la
precesión del punto equinoccial vernal y el cambio de las formas religiosas
continuaron a lo largo de los siglos XVIII y XIX, Francois-Henry Stanislas de
l'Aulnate (1739-1830), que escribió dos libros sobre la francmasonería, publicó
un texto en 1791 denominado (Historia general y particular de las religiones y
los cultos). Champion afirma que esta obra fue la primera en considerar las
implicaciones de la precesión del punto equinoccial vernal en Acuario, que de
la l'Aulnaye creía que había tenido lugar en 1726. Godfrey Higgins, un
historiador de ls religiones cuya obra ejerció una importante influencia en
Blavatsky, declaró en su Anacalypsis, publicado en 1836, que el cambio
equinoccial de Tauro a Aries fue el momento en que el “cordero sacrificado"
reemplazó al “toro sacrificado". A finales XIX, Gerald Massey, un poeta y
egiptólogo autodidacta inglés, ofreció un detallado esquema de la evolución de
las formas religiosas de acuerdo con la precesión de los equinoccios a través
de las constelaciones zodiacales. Es en uno de los artículos de Massey,
"The Historical Jesús and the Mythical Christ", auto publicado en
1887, donde aparece la primera referencia a la era de Acuario en inglés:
Los cimientos de un nuevo ciclo se establecieron en el signo
del carnero, 2410 a. C.; y se establecieron de nuevo cuando el equinoccio entró
en el signo de los peces, 225 a. C. Profecía que se cumplirá de nuevo cuando el
equinoccio entra en el signo del aguador, más o menos a finales de este siglo
(el XIX).
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 280
Platón nunca habló del llamado Año Platónico de 26000 años,
dado que la precesión no se había descubierto aún en su época. Sin embargo,
definió el "año perfecto" como el retorno de los cuerpos celestes y
de la rotación diaria de las estrellas fijas a sus posiciones originales en el
momento de la creación. El astrólogo romano Julio Fírmico materno, reflejando
lo dicho por Platón, habló de un gran ciclo de 300.000 años coma tras el cual
los cuerpos celestes regresarían a las posiciones que tuvieron cuando el mundo
fue creado. Parece que Fírmico combinó el "año perfecto" de Platón
con la creencia estoica de que el mundo pasa por sucesivas conflagraciones de
fuego y agua, tras las cuales se regenera. Pero los estoicos no hablaban de
transformaciones de la conciencia, como se hizo Jung, sino que planteaban solo
una réplica exacta de lo que había habido previamente. Otros autores de la
Antigüedad ofrecieron diversas duraciones para el gran año, que iban desde los
15000 años hasta los 2484 años. Pero ninguna de estas especulaciones se basaba
en el movimiento del punto equinoccial vernal a través de las constelaciones.
Fue en la astrología moderna, en la teosófica, y en la literatura ocultista
donde Jung encontró la inspiración para su propia interpretación, sumamente
personal, del Aión acuariano.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 285
El "cuarto mes de la historia del mundo" es el Aión
de Acuario. Y, la "historia del mundo", en el contexto de Jung
comenzó en la historia de la que se tiene registro en el Aión de Tauro, que
Jung creía que había tenido lugar entre el 4300 y el 2150 a. e. c.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 286
Blavatsky estaba familiarizada con autores tales como
Higgins y Massey, pero no equiparaba su Nueva Era con la entrada del punto
equinoccial vernal en la constelación de Acuario, prefiriendo en cambio
utilizar lo que ella denominaba "la idea hindú de cosmogonía" (el
concepto de los yugas) combinada con determinadas estrellas fijas en relación
con el punto equinoccial. Según Blavatsky, habrá doce transformaciones del
mundo, tras una destrucción parcial por agua o fuego (recurriendo a los estoicos)
y la generación de un nuevo mundo con un nuevo ciclo duodécuplo. Blavatsky
identificaba esta idea como la "la verdadera doctrina astrológica
sabea", que dice que estas doce transformaciones son reflejos de las doce
constelaciones zodiacales. Pero este enfoque no involucra a la precesión, y las
doce transformaciones no comprenden un ciclo profesional de 26.000 años. Y coma
comprenden la historia íntegra del planeta a lo largo de muchos millones de
años.
En un artículo sobre la historia de la idea de la Nueva Era, Shepherd Simpson señala que Jung, a quien se le atribuye la primera promulgación de la idea de una "era de Acuario" en tiempos modernos, pudo no haber obtenido la idea de Blavatsky.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 288
Sin embargo, existen dos fuentes que es más probable que
influyeran en las ideas de Jung acerca de la Era de Acuario, dos astrólogos de
inclinaciones teosóficas que le proporcionaron al genio suizo gran parte de sus
conocimientos en astrología: Alan Leo y Max Heindel. Leo adoptó la idea de
Blavatsky de que la humanidad estaba en el punto medio de su milenario ciclo
evolutivo. Pero Leo no podía ignorar la importancia de la precesión de los
equinoccios, y el asoció directamente la Nueva Era con la constelación de
Acuario punto en Astrología esotérica, publicado en 1913-el año en el que Jung
comenzó a trabajar sobre el Liber Novus- Leo declaró:
Me mueve el motivo principal de expresar lo que creo que es
la verdadera Astrología, para la Nueva Era que ahora amanece en el mundo.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 291
La búsqueda de la "verdadera" fecha de nacimiento
de Jesús, aunque no fuera de particular interés para los astrólogos paganos de
la Antigüedad tardía, comenzó en el mundo árabe en el siglo VIII y ha
continuado hasta nuestros días. Pero no siempre se ha buscado con ello
equiparar el horóscopo de Jesús con la llegada de la era de Piscis. Los
astrólogos árabes estaban más interesados en el nacimiento de Jesús por su
relación con el "Gran ciclo de mutación" de Júpiter y Saturno. Estos
planetas entran en conjunción a lo largo de la eclíptica más o menos cada
veinte años, pero les lleva 960 años volver a la conjunción en un signo del
mismo elemento. Este "gran ciclo de mutación" de casi un milenio se
basaba en las primitivas teorías astrológicas de la Persia sasánida, según las
cuales las conjunciones de Júpiter y Saturno se hallaban a la base de los
grandes ciclos de la historia del mundo y del auge y caída de Reyes.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 299
En última instancia, la visión de Jung del Aión acuariano es
un reflejo de la visión de Ala Leo, que insistía en que "la naturaleza y
el destino interior de este signo se expresan en una única palabra:
Humanidad".
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 303
Pero la idea de que Jung había superado la astrología en la
última fase de su vida queda desmentida no solo por sus extensos comentarios a
André Barbault y por su recomendación a Ira Progoff de que todos los
psicoterapeutas deberían aprender astrología, sino también por lo que le dijo a
su hija, cuando estaba muriendo, que "esta condenada cosa funciona incluso
después de la muerte".
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 307
El hecho de que Jung apareciera tanto los aspectos eruditos
como los vernáculos de la astrología indica que su creencia en las comillas
influencias "planetarias o zodiacales no era de tipo material, sino que se
basaba en la importancia psicológica de la astrología como retrato imaginario
de las cualidades cíclicas del tiempo.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 309
Jung vinculaba la eficacia de la astrología con la
propensión innata del ser humano a percibir y encapsular las cualidades
cíclicas del tiempo en imágenes simbólicas, y basó esta idea en una relación
sincronicista o sin patética entre microcosmos (el ser humano individual) y
macrocosmos (el inconsciente colectivo). El enfoque de Jung atribuye una
cualidad "psicoide" tanto al microcosmos como al macrocosmos; lo
físico y lo psíquico son expresiones de una unidad fundamental, y no un
dualismo ontológico de espíritu y materia, tal como se plantea en muchos
tratados gnósticos. Esto vincula su astrología con otros marcos simbólicos y
con las denominadas prácticas manticas que integran los dominios espirituales
con los materiales, como la Alquimia, El Tarot y el I Ching, en todos los
cuales se interesó por diversos motivos. Estos marcos simbólicos reflejaban
para Jung patrones psicológicos fundamentes del ser humano, el más importante
de los cuales era el gran viaje a través del cual el inconsciente intenta
hacerse consciente mediante la utilización de la facultad elaboradora de
símbolos de la imaginación, generando así una integración creciente y más plena
de la personalidad individual y, en última instancia, de la psique colectiva en
sí.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 310
La astrología, al igual que la psicología, está sujeta a
múltiples definiciones y no se puede ver como un cuerpo de conocimientos o
prácticas único y monolítico. Debido a que pertenece a los reinos liminares, la
astrología se ha revestido convenientemente a lo largo de su historia con los
ropajes de diferentes paradigmas y contextos culturales, viéndose a sí misma,
en función de tiempo y lugar, como ciencia, arte, religión, adivinación,
psicología, filosofía y metáfora poética.
(...)
El tema de la "creencia" en la astrología (y de si Jung "creía" en ella o no) es tan problemático como pueda ser
definirla, dado que muchas personas que o bien practican la astrología o bien
acuden a un astrólogo en busca de orientación no consideran su actitud como una
cuestión de "creencia" o de "fe", sino más bien como una
experiencia y un conocimiento adquirido. Da la impresión de que Jung no era
"creyente", sino que pertenecía a ese colectivo de personas que se
meten en la astrología porque, para ellas, "funciona", aunque Jung,
como otros muchos astrólogos, nunca fuera capaz de llegar a una explicación
científica convincente de cómo o por qué funciona. Su teoría de la sincronicidad, aunque
aceptable para los modos de pensamiento racionales contemporáneos, es en última
instancia una reinterpretación de la antigua idea de la sumpatheia, formulada
en un lenguaje religiosamente "aséptico" que no requiere creer a
priori en deidad trascendente alguna. Pero la sumpatheia, como modelo
cosmológico, no es menos psicológica que cualquier modelo creado por la
psiquiatría moderna, porque en definitiva la genera la psique humana. El límite
marcadamente definido entre "religión" y "ciencia", un
límite impuesto en tiempos modernos, tiende a vacilar y disolverse en los
reinos liminares de la imaginación humana. E intentar "demostrar" la
sincronicidad científicamente, como el propio Jung aclaró en su experimento
astrológico, suele terminar en fracaso porque el observador, y el momento de la
observación, forman parte del experimento tanto como el observado, y las
cualidades cíclicas del tiempo en perpetuo movimiento no se van a quedar quietas
para complacer a aquellos que buscan una validación científica.
El acercamiento de Jung a la astrología fue único en su tiempo, y supuso una profunda investigación en las dimensiones psicológicas interiores del simbolismo astrológico. Pero, en el entorno en el cual trabajó, la astrología seguía siendo una "creencia" para la mayoría de la gente, "creencia" que había creído recaer las sospechas sobre sus teorías psicológicas, si la extensión de su compromiso con ella hubiera sido conocido públicamente.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 310-311
Cierto número de ideas de Jung parecen haber sido inspiradas
por Platón, cuya desconfianza ante la opinión colectiva, en contraste con la
capacidad individual para el conocimiento adquirido a través de la razón, es
evidente en muchos de sus diálogos.
Las opiniones correctas son algo bueno y hacen todo tipo de
bien mientras se mantengan en su lugar, pero no se quedan mucho tiempo. Se
escapan de la mente del hombre, de tal manera que no sirven de mucho a menos
que las ates ejercitando la razón... Una vez atadas se convierten en
conocimiento y son estables. Este es el motivo por el cual el conocimiento es
algo más valioso que la opinión correcta.
Al igual que Platón, Jung sospechaba de lo que él llamaba
"psicología de masas", enfoque que a veces se ha calificado como de
"elitista", pero que lo cierto es que tiene poco que ver con
cuestiones de clases, educación o economía. La comilla psicología de masas
"implica, desde el punto de vista de Jung, la disposición del ser
humano-con independencia de su nacimiento, posición social, forma formación o
circunstancias materiales-ha abandonar la razón, los valores, la experiencia y
la conciencia individual con el fin de disfrutar de la seguridad que proporciona
fundirse con el colectivo, el odio o la codicia e inconscientes sin necesidad
de reflexión y sin asumir responsabilidades.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 315
Comprender las dimensiones interiores de la historia
humana-tanto si se explora a través de la historia de las ideas, la historia de
las religiones o la historia emocional de una familia y su relato a través de
las generaciones-puede convertirse en el pivote sobre el cual gire cualquier
esperanza de un futuro mejor. Esta era la perspectiva de Jung, que él describió
vivamente en el relato de la casa de varios niveles, a la cual denominó
"mi casa", y que vio en un sueño que tuvo mientras aún trabajaba con
Freud. El piso superior de la casa onírica de Jung estaba amoblado al “estilo
rococó". La planta baja era mucho más antigua, de alrededor del siglo XV o
XVI punto una escalera de piedra llevaba a una bodega, que databa de tiempos
romanos. Pero, en su sueño, Jung vio que en el suelo de la bodega había un aro
grande que le permitiría levantar una de las losas de piedra. Entonces aparecía
otra escalera que descendía las profundidades, donde encontró "huesos y
trozos de cerámica esparcidos, como los restos de una cultura primitiva",
Jung interpretó el sueño como "una especie de imagen de la psique ".
El salón rococó, lejos del suelo, representaba la conciencia personal; la
planta baja simbolizaba el primer nivel del inconsciente. Cuanto más descendía
Jung, más oscuras el volvía a la escena, y más antiguos y universales eran los
restos:
Este fue mi primer indicio de un a priori colectivo por
debajo de la psique personal. En un primer momento, consideré que se trataba de
rastros de modos de funcionamiento previos. Pero, con la creciente experiencia
y sobre la base de conocimientos más fiables, los consideré como formas de
instinto, es decir, como arquetipos.
La historia, para Jung, no era un listado lineal de
acontecimientos aislados ni, como diría un personaje de una de las obras de
Alan Bennet, "sólo una p - - a cosa tras otra". La historia más
profunda e interior de la creatividad y la destructividad humana era
fundamental para la comprensión psicológica de Jung. La astrología, tal como
señaló, encapsulaba la psicología del pasado y proporcionaba los fundamentos
para la propia historia de la psicología. Jung a diferencia del "espíritu
de este tiempo", compartía el punto de vista de Goethe sobre la importancia
crucial de la historia:
Que el que no aprenda y marque
tres años, permanezca aún
vacío de experiencia, en la oscuridad,
y viva de día en día.
Liz Greene
Los estudios de Jung en astrología, página 319
Los estudios de Jung en astrología, página 27
Los estudios de Jung en astrología, página 40
Los estudios de Jung en astrología
Los estudios de Jung en astrología, página 180
Los estudios de Jung en astrología
Los estudios de Jung en astrología
Los estudios de Jung en astrología, página 214
Los estudios de Jung en astrología, página 222
Los estudios de Jung en astrología, página 222
Los estudios de Jung en astrología, página 241
Los estudios de Jung en astrología, página 249
Los estudios de Jung en astrología, página 252
Los estudios de Jung en astrología, página 254
Los estudios de Jung en astrología, página 262
Los estudios de Jung en astrología, página 267
Los estudios de Jung en astrología, página 271
Los estudios de Jung en astrología, página 277
Los estudios de Jung en astrología, página 278
Los estudios de Jung en astrología, página 280
Los estudios de Jung en astrología, página 285
Los estudios de Jung en astrología, página 286
En un artículo sobre la historia de la idea de la Nueva Era, Shepherd Simpson señala que Jung, a quien se le atribuye la primera promulgación de la idea de una "era de Acuario" en tiempos modernos, pudo no haber obtenido la idea de Blavatsky.
Los estudios de Jung en astrología, página 288
Los estudios de Jung en astrología, página 291
Los estudios de Jung en astrología, página 299
Los estudios de Jung en astrología, página 303
Los estudios de Jung en astrología, página 307
Los estudios de Jung en astrología, página 309
Los estudios de Jung en astrología, página 310
El acercamiento de Jung a la astrología fue único en su tiempo, y supuso una profunda investigación en las dimensiones psicológicas interiores del simbolismo astrológico. Pero, en el entorno en el cual trabajó, la astrología seguía siendo una "creencia" para la mayoría de la gente, "creencia" que había creído recaer las sospechas sobre sus teorías psicológicas, si la extensión de su compromiso con ella hubiera sido conocido públicamente.
Los estudios de Jung en astrología, página 310-311
Los estudios de Jung en astrología, página 315
tres años, permanezca aún
vacío de experiencia, en la oscuridad,
y viva de día en día.
Los estudios de Jung en astrología, página 319
Jung veía el destino en general, y el destino astral en particular, como una paradoja. Desde la perspectiva del astrólogo, una no puede devolver el horóscopo personal y pedir que le pongan otro, a menos que una se adhiera a la convicción religiosa que promete un nuevo horóscopo sobre el instante de un nuevo "nacimiento" espiritual, como hacía el teólogo cristiano Taciano en el siglo dos e. c. Aunque hay astrólogos que aceptan la idea de que el destino es concreto y fijo, los astrólogos de tendencias más psicológicas ven el destino como algo que tiene múltiples niveles y es negociable. Desde el punto de vista de Jung, el destino horoscópico nos plantea un profundo misterio. En última instancia, uno tiene que "que hacer gustosa y libremente lo que tiene que hacer"; pero los adverbios operativos "gustosamente" y "libremente", suponen la cooperación consciente voluntaria con los "hechos eternos"-los arquetipos en sí-que el esfuerzo humano no puede someter a coerción ni erradicar. El libre albedrío, para Jung, suponía el respeto por la voluntad del daimon y la aceptación de esta voluntad, en tanto que simultáneamente incluía un diálogo y una transformación potencial que podía permitir a ambos, tanto a la personalidad como al daimon, florecer de la forma más creativa posible.
En el contexto de Jung, este matrimonio de la personalidad con el Si Mismo no depende de la perfección ni es consecuencia de ella, y la sugerencias de que uno puede "trascender", "superar" o "curar" las dimensiones dificultosas de un horóscopo natal se le habrían antojado tan absurdas como inclinar la cabeza y aceptar el sufrimiento de un destino impuesto sin intentar comprender por qué punto la integridad, la plenitud, era el ideal al que Jung aspiraba, y eso requiere vivir con los conflictos simbolizados por el horóscopo de maneras que, en ocasiones, pueden suponer luchas y fracasos, pero que finalmente dejan ver un sentido y una teleología en esos conflictos, junto con la lealtad a la propia verdad. El I Ching que Jung veía como el equivalente oriental de la astrología occidental, ofrece una percepción paradójica similar:
Los estudios de Jung en astrología, página 322
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