INTENSIDAD
Otra vez la mañana
enciende y señorea mis sentidos
en un rapto de luz que los suspende
más allá de las cosas. No hay tinieblas,
nada más que la luz, pura y sencilla.
Otra vez la mañana y los sentidos,
dejándose caer por la pendiente
de las cosas que brillan desusadas
porque nadie las vio de esta manera.
Amanece detrás de las cortinas.
Todo es sol arrasando la penumbra.
Y en la blanca pared nada profana
esta limpia indulgencia.
¿Qué sílabas darán con su contorno
en la noche del alma, qué palabras
vendrán a darme aliento
sino aquellas que nunca fueron dichas?
Lola Mascarell
PASAR
El alma de los días, la columna
vertebral que mantiene
encendido el afán de ir transitándolos
es que algo suceda, que algo pase
en la estanca quietud de su mudanza.
Cual si nada ocurriese cuando el trigo
que rodea las sendas del verano
se quiebra en una ráfaga de viento,
o esa torpe alegría
del agua cuando abren,
en la hora del riego,
las compuertas del mundo
y se escucha el rumor
de toda aquella sed que se termina,
o el giro de la luz, o el pentagrama
que las aves escriben en el cielo,
o una mesa tendida,
con el sol sobre el pan
y algún vaso de vino.
Es absurdo pensar lo que nos llena,
lo que colma los días,
lo que estalla cumpliendo ese deseo
de ser más, más intensos, más lejanos.
Quizás lo que nos salva
son los raros momentos
en que no pasa nada.
Lola Mascarell
RELIEVE
¿Por qué nos reconforta contemplar
el relieve azulado de la sierra
recortándose al fondo del paisaje,
qué promesas antiguas
dibuja en nuestras venas s
u perfil afilado?
Y el olor de la leña,
¿de qué felicidad
misteriosa y atávica
nos hablan sus aromas, qué relato
de alimento y refugio,
de caza y salvación se nos aviva
en el humo sereno de la hoguera?
¿Qué cosas no sabemos aun sabiéndolas?
¿De qué rincón salvaje de nosotros
nos habla la montaña?
Lola Mascarell
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