No es esta luz la que mis ojos buscan
No es esta luz la que mis ojos buscan,
este gris que nos trae el viento de levante,
cuando cae la lluvia con fuerza sobre el mar.
Es esta claridad primera y última del día
la que escribe en las aguas como página en blanco
y deja suspendida la memoria
en ese solo instante más puro que un recuerdo.
Y así morir, fundido en este blanco que me ciega.
Las palabras más crueles son las de despedida
pues auguran ciudades y ciudades sin nombre.
A veces se regresa con imágenes turbias
con paisajes y calles ya nunca recorridos.
Y escuchamos entonces, en las tardes de invierno,
el rumor de la lluvia en lugares lejanos,
conversaciones rotas con sabor a cerveza,
palabras en andenes aguardando un retorno
que nunca será cierto y el equipaje es humo.
Luis Martínez-Falero
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