El NIST ya ha anunciado que espera que para 2029 los
ordenadores cuánticos sean capaces de romper el cifrado AES de 128 bits,
el código utilizado por muchas empresas.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 9
El auge de los ordenadores cuánticos es señal de que la era
del silicio está llegando gradualmente a su fin. Durante el último medio siglo,
la explosión de la potencia informática se ha descrito mediante la ley de
Moore, llamada así por el fundador de Intel, Gordon Moore. Esta hipótesis
establece que la potencia de los ordenadores se duplica cada dieciocho meses. A
pesar de ser engañosamente simple, esta ley ha acertado con el notable aumento
exponencial que predice, el cual no tiene precedentes en la historia de la
humanidad. No hay ningún otro invento que haya tenido un impacto tan
generalizado en un periodo de tiempo tan breve.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 10
El auge de los ordenadores cuánticos es señal de que la era
del silicio está llegando gradualmente a su fin. Durante el último medio siglo,
la explosión de la potencia informática se ha descrito mediante la ley de
Moore, llamada así por el fundador de Intel, Gordon Moore. Esta hipótesis
establece que la potencia de los ordenadores se duplica cada dieciocho meses. A
pesar de ser engañosamente simple, esta ley ha acertado con el notable aumento
exponencial que predice, el cual no tiene precedentes en la historia de la
humanidad. No hay ningún otro invento que haya tenido un impacto tan
generalizado en un periodo de tiempo tan breve.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 11
Básicamente, todos los ordenadores modernos se basan en
información digital, que puede codificarse en una serie de 0 y 1. La unidad de
información más pequeña, un solo dígito, se denomina bit. Esta secuencia de 0 y
1 se introduce en un procesador digital, que realiza el cálculo y produce un
resultado. Por ejemplo, su conexión a internet se mide en términos de bits por
segundo o bps, lo que significa que cada segundo se envían mil millones de bits
a su ordenador, y esto le permite acceder al instante a películas, correos
electrónicos, documentos, etc. Sin embargo, en 1959, el premio Nobel Richard
Feynman adoptó una manera distinta de ver la información digital. En un
profético y pionero artículo titulado «There’s Plenty of Room at the Bottom»
(«Hay mucho espacio en el fondo») y en artículos posteriores, se preguntaba:
¿por qué no sustituir esta secuencia de 0 y 1 por estados de átomos, creando
así un ordenador atómico? ¿Por qué no sustituir los transistores por el objeto
más pequeño posible, el átomo? Los átomos son como peonzas. En un campo
magnético, pueden alinearse hacia arriba o hacia abajo con respecto al campo
magnético, lo que puede corresponder a un 0 o a un 1. La potencia de un
ordenador digital está relacionada con el número de estados (los 0 o los 1) que
contiene la máquina. No obstante, debido a las extrañas reglas del mundo
subatómico, los átomos también pueden girar en cualquier combinación de ambos
estados. Por ejemplo, podría haber un estado en el que la partícula gire hacia
arriba el 10 por ciento del tiempo y hacia abajo el 90 por ciento, o
bien que gire hacia arriba el 65 por ciento del tiempo y hacia abajo el
35 por ciento. De hecho, hay un número infinito de formas en las que un
átomo puede girar. Esto aumenta extraordinariamente el número de estados
posibles. Así, el átomo es capaz de transportar mucha más información, no solo
en un bit, sino en un cúbit, es decir, una mezcla simultánea de los estados
arriba y abajo. Los bits digitales solo pueden transportar un bit de información
cada vez, lo que limita su potencia, pero los cúbits, o bits cuánticos, tienen
una potencia casi ilimitada. El hecho de que, a nivel atómico, los objetos
puedan existir simultáneamente en múltiples estados se denomina «superposición»
(esto también significa que las leyes habituales del sentido común se violan
con regularidad a nivel atómico. A esa escala, los electrones pueden estar en
dos lugares al mismo tiempo, lo que no ocurre con los objetos grandes). Además,
los cúbits pueden interactuar entre sí, lo que no es posible en el caso de los
bits ordinarios; es lo que se denomina «entrelazamiento». Mientras que los bits
digitales tienen estados independientes, cada vez que se añade un nuevo cúbit,
este interactúa con todos los cúbits anteriores, por lo que se duplica el
número de interacciones posibles. Por tanto, los ordenadores cuánticos son, de
forma intrínseca, exponencialmente más potentes que los digitales, porque se
duplica el número de interacciones cada vez que se añade un cúbit adicional.
Por ejemplo, hoy en día los ordenadores cuánticos pueden tener más de cien
cúbits. Esto significa que son 2100 veces más potentes que un superordenador
con un solo cúbit. El ordenador cuántico Sycamore, de Google, el primero en
alcanzar la supremacía cuántica, es capaz de procesar setenta y dos trillones
de bytes de memoria con sus cincuenta y tres cúbits. Así, un ordenador cuántico
como Sycamore eclipsa a cualquier ordenador convencional. Las implicaciones
comerciales y científicas son enormes. En la transición de una economía mundial
digital a una economía cuántica, hay mucho en juego.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 12
OBSTÁCULOS PARA LOS ORDENADORES CUÁNTICOS
La siguiente pregunta clave es: ¿qué nos impide
comercializar hoy mismo potentes ordenadores cuánticos? ¿Por qué algún
emprendedor no desvela haber inventado un ordenador cuántico capaz de descifrar
cualquier código conocido? El problema al que se enfrentan los ordenadores
cuánticos también fue previsto por Richard Feynman cuando propuso por primera
vez el concepto. Para que estos sistemas funcionen, los átomos tienen que estar
dispuestos con precisión para vibrar al unísono; es lo que se denomina «coherencia».
Pero estas partículas son objetos increíblemente pequeños y sensibles. La más
mínima impureza o perturbación del mundo externo puede hacer que este grupo de
átomos pierda la coherencia, echando así a perder todo el cálculo. Esta
fragilidad es el principal problema al que se enfrentan los ordenadores
cuánticos. Así, la pregunta del billón de dólares es: ¿podemos controlar la
decoherencia? Para minimizar la contaminación procedente del mundo exterior,
los científicos utilizan equipos especiales para hacer descender la temperatura
hasta casi el cero absoluto, donde las vibraciones no deseadas son mínimas.
Pero esto exige unas bombas y conductores especiales y muy caros. Sin embargo,
nos enfrentamos a un misterio. La madre naturaleza utiliza la mecánica cuántica
a temperatura ambiente sin ningún problema. Por ejemplo, el milagro de la
fotosíntesis, uno de los mecanismos más importantes que se desarrollan en la
Tierra, es un proceso cuántico que tiene lugar a temperaturas normales. Para
realizar la fotosíntesis, la madre naturaleza no utiliza una sala llena de
exóticos aparatos que funcionan cerca del cero absoluto. Por razones que no se
comprenden bien, en el mundo natural se puede mantener la coherencia incluso en
un día cálido y soleado, cuando las perturbaciones del mundo exterior deberían
generar el caos a nivel atómico. Si lográramos averiguar cómo la madre
naturaleza hace su magia a temperatura ambiente, podríamos dominar el mundo
cuántico e incluso la propia vida.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 14
Pero quizá la mayor de las ventajas esté en el uso de
ordenadores cuánticos para simular cientos de procesos químicos fundamentales.
La situación ideal sería poder predecir el resultado de cualquier reacción
química a nivel atómico sin utilizar ningún producto en absoluto, solo
ordenadores cuánticos. Esta nueva rama de la ciencia, la química computacional,
determina las propiedades químicas no mediante experimentos, sino simulándolas
en un ordenador cuántico, lo que podría, a la larga, eliminar la necesidad de
costosos y prolongados ensayos. Toda la biología, la medicina y la química se
reducirían a mecánica cuántica. Esto implica crear un «laboratorio virtual» en
el que podamos probar rápidamente nuevos fármacos y tratamientos dentro de la
memoria de un ordenador cuántico, evitando décadas de ensayo y error, así como
lentos y tediosos experimentos de laboratorio. En lugar de realizar miles de
ensayos químicos complejos, caros y pausados, bastaría con pulsar el botón de
un ordenador cuántico.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 17
La capacidad de cribar montañas de datos es uno de los
puntos fuertes de los ordenadores cuánticos. Por tanto, la combinación de IA y
ordenadores cuánticos puede incrementar significativamente la capacidad de
estos para resolver problemas de todo tipo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 17
Otra aplicación esencial de los ordenadores cuánticos podría
ser alimentar a la creciente población mundial.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 19
Los científicos llevan décadas intentando descifrar todos
los pasos de la fotosíntesis, molécula a molécula. Pero el problema de
convertir la luz en azúcar es un proceso que implica a la mecánica cuántica.
Tras años de esfuerzos, los investigadores han aislado los puntos en los que
los efectos cuánticos dominan este proceso, y todos ellos se hallan fuera del
alcance de los ordenadores digitales. Por tanto, crear una fotosíntesis
sintética que pudiera ser potencialmente más eficiente que la natural sigue eludiendo
a nuestros mejores químicos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 20
Los ordenadores cuánticos podrían responder a preguntas como
estas: ¿qué es lo que hace que células sanas pasen de repente a ser cancerosas
y cómo se puede detener esto? ¿Qué causa el alzhéimer? ¿Por qué el párkinson y
la ELA son incurables? Más recientemente, se sabe que el coronavirus muta, pero
¿cuán peligrosos son cada uno de estos virus mutantes y cómo responderán al
tratamiento?
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 21
Dos de los mayores descubrimientos de la medicina son los
antibióticos y las vacunas. Sin embargo, entre los primeros, los nuevos se
descubren en gran medida por ensayo y error, sin entender exactamente cómo
funcionan a nivel molecular, mientras que las segundas se limitan a estimular
al cuerpo humano para que produzca sustancias químicas para atacar a un virus
invasor. En ambos casos, los mecanismos moleculares exactos siguen siendo un
misterio, y los ordenadores cuánticos nos ofrecerían conocimientos sobre cómo
poder desarrollar mejores vacunas y antibióticos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 21
En su nivel más fundamental, toda la vida es mecánica
cuántica y, por tanto, está fuera del alcance de los ordenadores digitales.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 22
Los ordenadores cuánticos abrirán el camino a la siguiente
fase, cuando descifremos los mecanismos a nivel molecular que nos muestren cómo
funcionan, permitiendo con ello a los científicos crear nuevos procedimientos
genéticos y nuevos tratamientos para vencer enfermedades antes incurables.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 22
Los científicos se asombran de que la madre naturaleza haya
sido capaz de crear el vasto arsenal de mecanismos moleculares que hacen
posible el milagro de la vida. Pero todos ellos son un subproducto del azar y
de una aleatoria selección natural, que llevan en funcionamiento miles de
millones de años. Por eso seguimos padeciendo ciertas enfermedades incurables y
el propio proceso de envejecimiento. Cuando comprendamos cómo funcionan estos
mecanismos moleculares, podremos utilizar los ordenadores cuánticos para
mejorarlos o crear nuevas versiones de ellos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 22
Los ordenadores cuánticos ya se están conectando a redes neuronales
para producir las máquinas venideras capaces de aprender y reinventarse a sí
mismas. En cambio, el portátil que tiene sobre la mesa no aprende nunca. No es
más potente hoy que el año pasado. Solo en los últimos tiempos, con los nuevos
avances en aprendizaje profundo, los ordenadores están dando los primeros pasos
para reconocer errores y aprender. Los sistemas cuánticos podrían acelerar
exponencialmente este proceso y causar un impacto sin parangón en la medicina y
la biología.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 23
Del fondo del mar Egeo surgió uno de los enigmas más
intrigantes y cautivadores del mundo antiguo. En 1901, unos submarinistas
lograron rescatar una extraña curiosidad cerca de la isla de Anticitera. Entre
los restos de cerámica, monedas, joyas y estatuas de un naufragio, los buzos
encontraron un objeto singularmente distinto. Al principio no parecía más que
un trozo de roca sin valor con incrustaciones de coral. Pero, cuando se
limpiaron las capas de residuos, los arqueólogos se dieron cuenta de que estaban
ante un tesoro extremadamente raro y único en su especie. Estaba lleno de
engranajes, ruedas y extrañas inscripciones, una máquina de diseño intrincado y
exquisito. Se calcula que se fabricó entre los años 150 y 100 a. e. c., a
juzgar por la datación de los otros objetos hallados en el naufragio. Algunos
historiadores creen que se llevaba de Rodas a Roma para regalársela a Julio
César en un desfile triunfal. En 2008, mediante tomografía computarizada y
escaneo de superficies de alta resolución, los científicos lograron penetrar en
el interior de este intrigante objeto. Se quedaron de piedra al percatarse de
que estaban ante un antiguo dispositivo mecánico increíblemente avanzado. En
ningún lugar de los registros de la Antigüedad se mencionaba un mecanismo tan
sofisticado. Se dieron cuenta de que esta magnífica máquina debía de ser la
cúspide del conocimiento científico del mundo antiguo. Tenían delante una
brillante supernova procedente de milenios en el pasado. Era el ordenador más
antiguo del mundo, un dispositivo que no se duplicaría hasta dos mil años más
tarde.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 204
Hace dos mil años, los griegos crearon el mecanismo de
Anticitera, el primero de la larga línea evolutiva de los ordenadores,
representado aquí como un modelo basado en el dispositivo original. Así como
este mecanismo representa el principio de la tecnología informática, el
ordenador cuántico puede representar la cúspide de su evolución.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 25
Los científicos empezaron a construir reproducciones
mecánicas de este notable dispositivo. Al girar una manivela, una serie de
complejas ruedas y engranajes se pusieron en movimiento por primera vez en
miles de años. Tenía al menos treinta y siete engranajes de bronce. En uno de
ellos se calculaba el movimiento de la Luna y el Sol. Otro conjunto de
engranajes podía predecir la llegada del próximo eclipse de sol. Era tan
sensible que incluso calculaba pequeñas irregularidades en la órbita de la
Luna. Las traducciones de las inscripciones del aparato relatan el movimiento
de Mercurio, Venus, Marte, Saturno y Júpiter, los planetas conocidos por los
antiguos, pero se cree que otra parte perdida del mecanismo podía trazar
realmente el movimiento de los planetas en los cielos. Desde entonces, los
científicos han replicado elaborados modelos del interior del aparato, que han
proporcionado a los historiadores una visión sin precedentes de los
conocimientos y la mente de los antiguos. El dispositivo auguró el nacimiento
de una rama completamente nueva de la ciencia, que utiliza herramientas
mecánicas para simular el universo. Se trataba del ordenador analógico más
antiguo del mundo, un dispositivo capaz de calcular utilizando movimientos
mecánicos continuos. De manera que el objetivo del primer ordenador del mundo
era simular los cuerpos celestes, reproducir los misterios del cosmos en un
dispositivo que se pudiera sostener en las manos. En lugar de limitarse a
contemplar con asombro el cielo nocturno, estos científicos de la Antigüedad
querían comprender su funcionamiento en detalle, lo que les permitía una visión
sin precedentes del movimiento de los cuerpos celestes en los cielos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 205
Los arqueólogos descubrieron que el mecanismo de Anticitera
representaba la cúspide de nuestros primitivos intentos de simular el cosmos.
De hecho, este mismo deseo ancestral de reproducir el mundo que nos rodea es
una de las fuerzas que impulsan el ordenador cuántico, que representa el último
esfuerzo en el viaje de dos mil años para intentar simularlo todo, desde el
cosmos hasta el propio átomo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 26
La simulación es uno de los deseos humanos más profundos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 26
A Lovelace se la conoce por ayudar a Babbage a introducir
varios conceptos nuevos en la computación. Por lo general, un ordenador
mecánico requería un conjunto de engranajes para calcular cifras una a una,
lenta y laboriosamente. Pero para generar a la vez tablas con miles de números
matemáticos (como logaritmos, tipos de interés y cartas de navegación) se
necesitaba un conjunto de instrucciones que guiaran a la máquina a lo largo de
muchas iteraciones. En otras palabras, se precisaba de un software que guiara
la secuencia de cálculos en el hardware. Así que escribió una serie de
instrucciones detalladas para que la máquina pudiera generar sistemáticamente
los llamados «números de Bernoulli», esenciales para los cálculos que
realizaba. Lovelace fue, en cierto sentido, la primera programadora del mundo.
Los historiadores coinciden en que Babbage probablemente era consciente de la
importancia del software y la programación, pero las detalladas notas que ella
escribió en 1843 constituyen la primera descripción publicada de un programa
informático. Asimismo, Lovelace reconoció que el ordenador no solo era capaz de
manipular números, como pensaba Babbage, sino que podía generalizarse para
describir conceptos simbólicos en una amplia gama de ámbitos. El autor Doron
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 28
El trabajo de Turing se basa en algo llamado «determinismo»,
es decir, la idea de que el futuro está determinado de antemano. Esto significa
que, si introducimos un problema en una máquina de Turing, obtendremos siempre
la misma respuesta. En este sentido, todo es predecible. Por tanto, si el
universo fuera una máquina de Turing, todos los acontecimientos futuros se
habrían determinado en el instante de su nacimiento.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 39
Richard Feynman era único. Probablemente nunca habrá otro
físico como él. Por un lado, era un carismático showman, al que le encantaba
divertir al público con extravagantes historias de su pasado y de sus
estrafalarias travesuras. Con su rudo acento, sonaba como un camionero contando
batallitas pintorescas sobre su vida. Se enorgullecía de ser un experto en
forzar cerraduras y abrir cajas fuertes, e incluso consiguió abrir la que
contenía el secreto de la bomba atómica mientras trabajaba en Los Álamos (con lo
que puso en marcha una gran alarma). Siempre interesado en experimentos nuevos
y estrambóticos, una vez se encerró en una cámara hiperbárica para averiguar si
podía abandonar su cuerpo y verse flotando desde la distancia. Y le encantaba
tocar los bongos a todas horas. Al escucharle, uno casi olvidaba que había
ganado el Premio Nobel de Física en 1965 y que probablemente fuera uno de los
mejores físicos de su generación, pues sentó las complejas bases de una teoría
relativista de los electrones que interactúan con los fotones. Esta teoría,
llamada «electrodinámica cuántica», tiene una precisión de una parte en diez
mil millones, por lo que es la más exitosa de todas las mediciones cuánticas
que se han hecho. Otros físicos escuchaban atentamente cada una de las palabras
de Feynman, con la esperanza de absorber las ideas que, quizá, también podrían
darles fama y gloria.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 64
Por encima de todo, Feynman era un visionario. Se dio cuenta
de que los ordenadores eran cada vez de menor tamaño, así que se planteó una
sencilla pregunta: ¿cómo de pequeño se puede hacer un ordenador? Comprendió
que, en el futuro, los transistores serían tan diminutos que llegarían a tener
el tamaño de un átomo. De hecho, pensó que la próxima meta de la física podía
ser la creación de máquinas tan pequeñas como átomos, siendo así el pionero de
un campo en expansión al que ahora denominamos «nanotecnología». ¿Qué límite
impone la mecánica cuántica a las pinzas, martillos y llaves del tamaño de
átomos? ¿Cuál es el límite último de un ordenador que computa con transistores
del tamaño de átomos? Feynman se dio cuenta de que en el reino atómico son
posibles nuevos y fantásticos inventos. Las leyes actuales de la física, que
utilizamos a escala macroscópica, se quedan obsoletas a escala atómica, y
tenemos que abrir nuestra mente a posibilidades del todo nuevas. Sus ideas se
expresaron por primera vez en una conferencia que pronunció ante la Sociedad
Americana de Física en el Caltech en 1959, titulada «There’s Plenty of Room at
the Bottom», en la que se anticipaba al nacimiento de una nueva ciencia. En el
vanguardista artículo resultante, se preguntaba: «¿Por qué no podemos escribir
los veinticuatro volúmenes completos de la enciclopedia en la cabeza de un
alfiler?». Su idea básica era sencilla: crear máquinas diminutas que pudieran
«ordenar los átomos como quisiéramos». Cualquier herramienta que utilicemos en
nuestro taller se miniaturizaría al tamaño de las partículas fundamentales. La
madre naturaleza manipula átomos todo el tiempo. ¿Por qué no íbamos a poder
hacerlo nosotros? Resumió su idea de los ordenadores cuánticos diciendo: «La
naturaleza no es clásica, maldita sea, y, si quieres simularla, mejor que lo
hagas mediante mecánica cuántica».
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 65
Se trata de una observación profunda. Los ordenadores
digitales clásicos, por muy potentes que sean, nunca podrán simular de manera
satisfactoria un proceso cuántico. (A Bob Sutor, vicepresidente de IBM, le
gusta hacer esta comparación: para que un ordenador clásico recreara una
simulación unívoca de una molécula simple, como la cafeína, se necesitarían
1048 bits de información. Esta enorme cifra equivale al 10 por ciento del
número de átomos que componen el planeta Tierra. Por tanto, los ordenadores clásicos
no pueden simular con éxito ni siquiera moléculas sencillas). En su artículo,
Feynman presentó una serie de ideas sorprendentes. Propuso un robot tan pequeño
que podría flotar en el torrente sanguíneo y tratar problemas de salud. A esto
lo llamó «tragarse al médico». Funcionaría como un glóbulo blanco, recorriendo
el cuerpo en busca de bacterias y virus que eliminar. También realizaría
cirugías mientras circula por el organismo. De este modo, la medicina se
practicaría desde dentro del cuerpo, no desde fuera. No habría que cortar la
piel ni preocuparse por el dolor y las infecciones. Su visión fue profética;
llegó incluso a afirmar que algún día sería posible inventar un
supermicroscopio para «ver» átomos. (En realidad, esto se inventó más tarde, en
1981, unas décadas después de que él hiciera dicha predicción, en forma del
microscopio de efecto túnel de barrido). Su visión resultaba tan fantástica que
su discurso fue ignorado durante décadas. Una pena, porque se adelantó en mucho
a su tiempo. Y, sin embargo, un buen número de sus predicciones se han
cumplido. Incluso ofreció un premio de mil dólares a quien pudiera alcanzar
alguno de estos dos logros: el primer reto consistía en miniaturizar una página
de un libro de modo que solo pudiera verse a través de un microscopio
electrónico; el segundo consistía en crear un motor eléctrico que cupiera en un
cubo de 1/64 pulgadas. (Dos inventores reclamaron posteriormente ambos premios,
aunque no cumplían los requisitos precisos del concurso). Otra de sus predicciones
ha sido posible gracias al descubrimiento de nanomateriales como el grafeno,
una lámina de carbono de un átomo de grosor. Este fue descrito por dos
científicos rusos que trabajaban en Mánchester, Andre Geim y Konstantín
Novosélov, que observaron que la cinta adhesiva podía desprender una fina capa
de grafito. Al repetir este proceso, vieron que era posible extraer una única
capa de carbono de un átomo de grosor. Por este sencillo, pero notable avance,
ganaron el Premio Nobel en 2010. Los átomos de carbono están tan apretados en
una matriz simétrica que es la sustancia más fuerte conocida por la ciencia,
más que el diamante. Una lámina de grafeno es tan resistente que, si un elefante
se subiera a la punta de un lápiz y se apoyara el lápiz en una lámina de
grafeno, esta no se rompería.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 66
Como físico, trabajo con versiones relativistas de la
ecuación de Schrödinger, lo que se llama «teoría cuántica de campos», es decir,
la teoría cuántica de partículas subatómicas a altas energías. Lo primero que
hago cuando realizo cálculos con ella es seguir los pasos de Feynman y empezar
con la acción. A continuación, calculo todos los caminos posibles para obtener
las ecuaciones de movimiento. Así, el enfoque de la integral de caminos de
Feynman, en cierto sentido, se ha tragado toda la teoría cuántica de campos.
Pero este formalismo no es solo un truco; también tiene profundas implicaciones
para la vida en la Tierra. Antes hemos visto que los ordenadores cuánticos
deben mantenerse a una temperatura cercana al cero absoluto. Pero la madre
naturaleza puede llevar a cabo reacciones cuánticas maravillosas a temperatura
ambiente (como la fotosíntesis y la fijación de nitrógeno para fertilizantes).
Según la física clásica, hay tanto ruido y agitación entre los átomos a
temperatura ambiente que muchos procesos químicos deberían ser imposibles en
esas condiciones. En otras palabras, la fotosíntesis vulnera las leyes de
Newton. Así, ¿cómo resuelve la madre naturaleza el problema de la decoherencia,
el más complicado en los ordenadores cuánticos, para que la fotosíntesis tenga
lugar a temperatura ambiente? Sumando todos los caminos. Como demostró Feynman,
los electrones pueden «rastrear» todas las trayectorias posibles para realizar
su milagroso trabajo. En otras palabras, la fotosíntesis, y por tanto la vida
misma, puede ser un subproducto del enfoque de la integral de caminos de
Feynman.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 72
UNIVERSOS PARALELOS
Pero Deutsch no solo es conocido por desarrollar el concepto
de ordenador cuántico, sino que también se toma en serio las profundas
cuestiones filosóficas que este plantea. En la habitual interpretación de
Copenhague de la mecánica cuántica, se tiene que hacer una observación para
finalmente determinar dónde se encuentra un electrón. Antes de realizarla,
dicha partícula está en una mezcla difusa de varios estados. Pero, cuando se
mide el estado del electrón, la función de onda «colapsa» mágicamente en un estado
físico. Así es como se extraen respuestas numéricas de un ordenador cuántico.
Pero este colapso ha atormentado a los físicos cuánticos durante el último
siglo. Este proceso de la onda parece extraño, rebuscado y artificial, y sin
embargo es crucial porque permite salir del mundo cuántico y entrar en el
nuestro, el mundo macroscópico. ¿Por qué llama la atención justo cuando
decidimos mirarlo? Es el puente entre el micromundo y el macromundo, pero
contiene enormes discrepancias filosóficas. Aun así, funciona. Nadie puede
negarlo. Pero muchos científicos se sienten incómodos al saber que todo nuestro
conocimiento sobre el mundo se erige sobre cimientos inseguros, como arenas
movedizas que un día podrían desaparecer. En las últimas décadas se han hecho
numerosas propuestas para aclarar este problema. Quizá la más escandalosa de
ellas fuera la realizada en 1956 por el estudiante de posgrado Hugh Everett.
Recordemos que la teoría cuántica puede resumirse aproximadamente en cuatro
amplios principios. El último es el punto conflictivo, en el que «colapsamos»
la función de onda para decidir en qué estado se encuentra el sistema. La
propuesta de Everett fue atrevida y controvertida: su teoría indica simplemente
que se elimine la última afirmación, que dice que la onda «colapsa», para que
nunca lo haga. Cada posible solución continúa existiendo en su propia realidad,
produciendo, como se denomina la teoría, «muchos mundos». Como un río que se
ramifica en afluentes más pequeños, las diversas ondas del electrón siguen propagándose
alegremente, dividiéndose una y otra y otra vez, ramificándose en otros
universos por siempre. En otras palabras, existe un número infinito de
universos paralelos, ninguno de los cuales colapsa jamás. Cada rama de este
multiverso parece tan real como cualquier otra, pero representan todos los
estados cuánticos posibles. El microcosmos y el macrocosmos obedecen, por
tanto, a las mismas ecuaciones, puesto que ya no hay colapso ni «muro» que los
separe. Por ejemplo, piense en una ola del océano. En realidad, en su interior
está formada por miles de olas más pequeñas. La interpretación de Copenhague
implica seleccionar solo una de ellas y desechar el resto. Pero la
interpretación de Everett dice que hay que dejar que existan todas las olas.
Así, continuarán ramificándose en olas más pequeñas, que a su vez se
ramificarán en otras más. Esta idea es muy cómoda. No hay que preocuparse de
que las olas «colapsen», porque no lo hacen. Así, esta formulación es más
sencilla que la interpretación estándar de Copenhague. Es clara, elegante y
extraordinariamente sencilla.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 74
UNIVERSOS PARALELOS
Pero Deutsch no solo es conocido por desarrollar el concepto
de ordenador cuántico, sino que también se toma en serio las profundas
cuestiones filosóficas que este plantea. En la habitual interpretación de
Copenhague de la mecánica cuántica, se tiene que hacer una observación para
finalmente determinar dónde se encuentra un electrón. Antes de realizarla,
dicha partícula está en una mezcla difusa de varios estados. Pero, cuando se
mide el estado del electrón, la función de onda «colapsa» mágicamente en un estado
físico. Así es como se extraen respuestas numéricas de un ordenador cuántico.
Pero este colapso ha atormentado a los físicos cuánticos durante el último
siglo. Este proceso de la onda parece extraño, rebuscado y artificial, y sin
embargo es crucial porque permite salir del mundo cuántico y entrar en el
nuestro, el mundo macroscópico. ¿Por qué llama la atención justo cuando
decidimos mirarlo? Es el puente entre el micromundo y el macromundo, pero
contiene enormes discrepancias filosóficas. Aun así, funciona. Nadie puede
negarlo. Pero muchos científicos se sienten incómodos al saber que todo nuestro
conocimiento sobre el mundo se erige sobre cimientos inseguros, como arenas
movedizas que un día podrían desaparecer. En las últimas décadas se han hecho
numerosas propuestas para aclarar este problema. Quizá la más escandalosa de
ellas fuera la realizada en 1956 por el estudiante de posgrado Hugh Everett.
Recordemos que la teoría cuántica puede resumirse aproximadamente en cuatro
amplios principios. El último es el punto conflictivo, en el que «colapsamos»
la función de onda para decidir en qué estado se encuentra el sistema. La
propuesta de Everett fue atrevida y controvertida: su teoría indica simplemente
que se elimine la última afirmación, que dice que la onda «colapsa», para que
nunca lo haga. Cada posible solución continúa existiendo en su propia realidad,
produciendo, como se denomina la teoría, «muchos mundos». Como un río que se
ramifica en afluentes más pequeños, las diversas ondas del electrón siguen propagándose
alegremente, dividiéndose una y otra y otra vez, ramificándose en otros
universos por siempre. En otras palabras, existe un número infinito de
universos paralelos, ninguno de los cuales colapsa jamás. Cada rama de este
multiverso parece tan real como cualquier otra, pero representan todos los
estados cuánticos posibles. El microcosmos y el macrocosmos obedecen, por
tanto, a las mismas ecuaciones, puesto que ya no hay colapso ni «muro» que los
separe. Por ejemplo, piense en una ola del océano. En realidad, en su interior
está formada por miles de olas más pequeñas. La interpretación de Copenhague
implica seleccionar solo una de ellas y desechar el resto. Pero la
interpretación de Everett dice que hay que dejar que existan todas las olas.
Así, continuarán ramificándose en olas más pequeñas, que a su vez se
ramificarán en otras más. Esta idea es muy cómoda. No hay que preocuparse de
que las olas «colapsen», porque no lo hacen. Así, esta formulación es más
sencilla que la interpretación estándar de Copenhague. Es clara, elegante y
extraordinariamente sencilla.
Sin embargo, las teorías de Everett y Deutsch cuestionan la
naturaleza misma de la realidad. La interpretación de los muchos mundos da un
vuelco a nuestra concepción de la existencia, y sus consecuencias son
sobrecogedoras. Por ejemplo, piense en todas las veces que ha tenido que tomar
una decisión crucial en la vida, como qué trabajo solicitar, con quién casarse
o si tener hijos o no. Uno puede pasarse horas en una tarde de ocio pensando en
lo que pudo haber sido y no fue. La interpretación de los muchos mundos dice
que existe un universo paralelo con una copia de uno mismo viviendo una
historia vital totalmente distinta. En un universo, puede ser multimillonario y
estar pensando en su próxima aventura de revista. En otro, un mendigo
preguntándose cómo obtendrá su próxima comida. O puede que viva en un punto
intermedio, con un trabajo tedioso de ingresos bajos y estables, pero sin
futuro. En cada universo, su copia insiste en que su mundo es el real y todos
los demás son falsos. Ahora imagine esto a nivel cuántico. Cada acción atómica
individual divide nuestro universo en múltiplos de sí mismo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 75
David Deutsch se toma en serio estos conceptos alucinantes.
¿Por qué son tan potentes los ordenadores cuánticos?, se pregunta. Porque los
electrones calculan simultáneamente en universos paralelos. Interactúan e
interfieren entre sí a través del entrelazamiento. Por eso pueden superar con
rapidez a un ordenador tradicional, que calcula en un único universo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 81
RESUMEN DE LA TEORÍA CUÁNTICA
Recapitulemos ahora todas las extrañas características de la
teoría cuántica que hacen posibles los ordenadores cuánticos.
1.Superposición. Antes de observar un objeto, este existe en
muchos estados posibles. Así, un electrón puede estar en dos ubicaciones al
mismo tiempo. Esto aumenta enormemente la potencia de un ordenador, ya que se
dispone de más estados con los que calcular.
2.Entrelazamiento. Cuando dos partículas son coherentes y se
separan, aún pueden influirse mutuamente. Esta interacción se produce al
instante, lo cual permite que los átomos se comuniquen entre sí, incluso cuando
se separan. Esto significa que la potencia de los ordenadores crece
exponencialmente a medida que se añaden más y más cúbits que pueden interactuar
entre sí, mucho más rápido que en los ordenadores ordinarios.
3.Suma de caminos. Cuando una partícula se mueve entre dos
puntos, suma todas las trayectorias posibles que los conectan. El camino más
probable es el clásico, no cuántico, pero todos los demás también contribuyen a
la trayectoria cuántica final de la partícula. Esto significa que incluso los
caminos extremadamente improbables pueden llegar a ser reales. Quizá las
trayectorias de las moléculas que crearon la vida se dieran gracias a este
efecto, posibilitando así la existencia.
4.Efecto túnel. Ante una gran barrera energética,
normalmente una partícula no consigue atravesarla. Sin embargo, en mecánica
cuántica, existe la pequeña pero finita probabilidad de hacer un «túnel» y
penetrar la barrera. Esta podría ser la razón por la que las complejas
reacciones químicas de la vida son posibles a temperatura ambiente, incluso sin
grandes cantidades de energía.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 64
La ventaja clave de un ordenador cuántico es el tiempo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 85
Uno de los puntos centrales de investigación es descubrir la
mecánica cuántica que subyace al origen de la vida, lo que ayudará a desvelar
el misterio de la fotosíntesis, alimentar al planeta, proporcionar energía a la
sociedad y tratar enfermedades incurables.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 100
En 1944, Erwin Schrödinger, ya famoso por su ecuación de
onda, escribió un libro fundamental, ¿Qué es la vida? En él hacía la asombrosa
afirmación de que la vida era un subproducto de la mecánica cuántica y que su
esquema estaba codificado en una molécula desconocida. En una época en que
muchos científicos seguían creyendo que una misteriosa fuerza vital animaba
toda la materia viva, afirmó que la vida podía explicarse aplicando la física
cuántica. Al examinar las soluciones de su ecuación de onda, conjeturó que la
vida podía surgir de la pura matemática, en forma de un código transmitido a
través de esta molécula misteriosa.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 104
Lo que impulsa la vida en este planeta es la fotosíntesis,
el proceso aparentemente sencillo por el que las plantas convierten el dióxido
de carbono, la luz solar y el agua en azúcar y oxígeno. Es impresionante darse
cuenta de que la fotosíntesis crea quince mil toneladas de biomasa por segundo,
las cuales se encargan de cubrir la tierra de vegetación. Si bien la vida sería
inimaginable sin la fotosíntesis, a pesar de todos nuestros avances
científicos, los biólogos aún no están del todo seguros de cómo se produce este
esencial proceso. Algunos creen que, dado que la captura de un fotón de energía
mediante la fotosíntesis tiene una eficiencia próxima al 100 por ciento,
en ella debe de intervenir la mecánica cuántica (pero, si se calcula la
eficiencia global para convertir la luz en el producto final que son el
combustible y la biomasa, lo que exige una serie de pasos complejos e
intrincadas reacciones químicas, entonces el resultado desciende hasta el 1 por
ciento). De ser algún día los ordenadores cuánticos capaces de resolver el
secreto de la fotosíntesis, sería posible fabricar células fotovoltaicas con
una eficiencia casi perfecta, lo cual haría realidad la era solar. También
podríamos aumentar el rendimiento de los cultivos para alimentar a un planeta hambriento.
Tal vez se podría modificar la fotosíntesis para que las plantas prosperasen
incluso en entornos hostiles o incluso, si algún día iniciamos la colonización
de Marte, alterar este proceso para que la vegetación pueda prosperar en el
planeta rojo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 115
Una sorprendente vía de investigación es la llamada
«fotosíntesis artificial», con la que algún día podríamos obtener una «hoja
artificial», una forma más versátil de fotosíntesis que podría hacer que las
plantas fueran en general más eficientes. A veces olvidamos que este proceso es
el producto último de miles de millones de años de interacciones químicas
completamente aleatorias y caóticas, y que ha desarrollado estas
extraordinarias propiedades por pura casualidad. Por eso, una vez que los
ordenadores cuánticos desvelen el misterio de la fotosíntesis a nivel cuántico,
quizá seríamos capaces de mejorar y modificar la forma en que crecen las
plantas. Miles de millones de años de evolución vegetal podrían comprimirse en
unos pocos meses en un ordenador cuántico.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 116
A lo largo de la historia, las plantas han sido un misterio.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 117
Para empezar, ¿cómo captan las plantas la energía de los
fotones? ¿Qué es lo que pone en marcha esta larga cadena de acontecimientos que
comienza con la captación de la energía de la luz solar? Hoy sigue siendo un
misterio.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 118
LA MECÁNICA CUÁNTICA DE LA FOTOSÍNTESIS
Muchos científicos creen que la fotosíntesis es un proceso
cuántico. Comienza cuando los fotones, paquetes discretos de luz, golpean una
hoja que contiene clorofila. Esta molécula especial absorbe la luz roja y la
azul, pero no la verde, que se dispersa en el entorno. Por tanto, el color de
las plantas se debe a que no absorben el verde (si la naturaleza hubiera creado
vegetales que absorbieran toda la luz posible, las plantas serían negras, en
lugar de verdes). Cuando la luz incide en una hoja, lo esperable sería que se
dispersase en todas direcciones y se perdiera para siempre. Pero aquí es donde
ocurre la magia cuántica. El fotón incide en la clorofila, lo que crea unas
vibraciones energéticas en la hoja llamadas «excitones», que de algún modo
atraviesan la superficie de la misma. Finalmente, estos penetran lo que se
denomina un «centro de reacción», en la superficie de la hoja, donde la energía
del excitón se utiliza para convertir el dióxido de carbono en oxígeno. Según
la segunda ley de la termodinámica, cuando la energía se transforma de una
forma a otra, gran parte de ella se pierde en su entorno. Así que es de esperar
que buena parte de la energía del fotón se disipe al chocar con la molécula de
clorofila y, por tanto, se pierda durante este proceso en forma de calor
residual. En cambio, milagrosamente, la energía del excitón es transportada al
centro de reacción sin apenas pérdida alguna. Por razones que aún no se
comprenden, este proceso tiene una eficiencia de casi el 100 por ciento.
Este fenómeno por el que los fotones crean excitones que se agrupan en centros
de reacción sería como un torneo de golf en el que cada participante lanza una
bola al azar en todas direcciones. Entonces, como por arte de magia, todas
ellas cambiarían de dirección de alguna manera y lograrían un hoyo en uno cada
vez. Aunque esto no tendría que ocurrir, puede realmente medirse en el
laboratorio. Una teoría es que el viaje del excitón es posible gracias a las
integrales de camino, que, como hemos visto anteriormente, fueron introducidas
por Richard Feynman. Recordemos que el estadounidense reescribió las leyes de
la teoría cuántica en términos de caminos. Cuando un electrón se desplaza de un
punto a otro, de alguna manera escudriña todos los trayectos posibles entre
ambos y luego calcula una probabilidad para cada ruta. Por tanto, se podría
decir que el electrón es «consciente» de todos los caminos posibles que
conectan dichos puntos, lo cual significa que «elige» el trayecto más
eficiente. También hay aquí un segundo misterio. El proceso de fotosíntesis
tiene lugar a temperatura ambiente, donde los movimientos aleatorios de los
átomos en el entorno deberían destruir cualquier coherencia entre los
excitones. Normalmente, los ordenadores cuánticos tienen que enfriarse hasta
casi el cero absoluto para minimizar estos movimientos caóticos, pero las
plantas funcionan a la perfección a temperaturas normales. ¿Cómo es posible?
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 118
Los científicos ansiosos por aplicar los ordenadores
cuánticos al problema de sustituir el ineficiente proceso Haber-Bosch han
comprendido que necesitan entender cómo fija el nitrógeno la madre naturaleza.
El método de Haber rompía los enlaces del nitrógeno aplicando altas
temperaturas y una enorme presión desde el exterior. Esto es lo que lo hace tan
ineficiente. Pero la naturaleza lo logra a temperatura ambiente, sin hornos ni
compresores de alta temperatura. ¿Cómo puede una humilde planta de cacahuetes hacer
lo que normalmente requiere una enorme central química?
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 130
Microsoft no ve la hora de resolver el problema de la
fijación del nitrógeno. De hecho, ya está utilizando ordenadores cuánticos de
primera generación para tratar de desentrañar el misterio de este proceso. Las
implicaciones son profundas, con el potencial de crear una segunda revolución
verde y alimentar a una población mundial en rápido crecimiento con menores
costes energéticos. De lo contrario, como hemos visto, los efectos secundarios
podrían ser desastrosos y desembocar en disturbios, hambrunas y guerras.
Recientemente, Microsoft sufrió un revés cuando algunos resultados
experimentales sobre cúbits topológicos no salieron bien, aunque para los
verdaderos creyentes en los ordenadores cuánticos eso no es más que un bache.
De hecho, el consejero delegado de Google, Sundar Pichai, afirmó recientemente
que cree que dichos sistemas podrían mejorar el proceso Haber-Bosch en una
década. Los ordenadores cuánticos serán esenciales para analizar este
importante proceso químico en varios sentidos: Podrían ayudar a dilucidar este
complejo proceso, átomo por átomo, resolviendo la ecuación de onda de los
diversos componentes de la nitrogenasa. Esto permitiría esclarecer todos los
pasos que faltan en el proceso de fijación del nitrógeno. Podrían probar de
manera virtual distintas formas de romper el enlace del N2, aparte de la fuerza
bruta o la catálisis. Podrían simular lo que ocurriría si sustituyéramos varios
átomos y proteínas por otros, para ver si se puede hacer que el proceso de
fijación del nitrógeno sea más eficiente, consuma menos energía y contamine
menos, empleando diferentes sustancias químicas. Podrían probar diversos
catalizadores nuevos para ver si son capaces de acelerar el proceso. Podrían
probar distintas versiones de la nitrogenasa, con diferentes disposiciones de
las cadenas proteicas, para ver si se pueden mejorar sus propiedades
catalíticas. De modo que, si Microsoft y los demás resolvieran el misterio de
la fijación del nitrógeno, esto podría tener un enorme impacto en nuestro
suministro de alimentos. Pero los científicos tienen otros sueños para los
ordenadores cuánticos. No solo quieren resolver el problema de la producción
energéticamente eficiente de alimentos, sino también comprender la naturaleza
de la propia energía. ¿Podrán los ordenadores cuánticos resolver la crisis
energética?
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 135
El problema es que, al igual que con los diseños de baterías
desde los tiempos de Volta, la estrategia básica de la medicina no ha cambiado
demasiado desde la época de Fleming. Básicamente, seguimos probando a ciegas
varios candidatos contra gérmenes dentro de una placa de Petri. Hoy en día,
gracias a la automatización, la robótica y las líneas mecanizadas, miles de
estos recipientes con distintos tipos de enfermedades se pueden exponer a
prometedores fármacos de una sola vez, imitando el enfoque básico iniciado por
Fleming hace cien años. Desde entonces, nuestra estrategia ha sido la
siguiente: Probar una sustancia prometedora → Determinar si mata bacterias →
Identificar el mecanismo Los ordenadores cuánticos podrían dar un vuelco total
a este proceso al acelerar la búsqueda de nuevos fármacos que salven vidas. Son
tan potentes que algún día podrían guiarnos de manera sistemática hacia formas
inéditas de destruir bacterias. En lugar de pasarnos décadas probando distintos
fármacos, diseñaríamos rápidamente nuevos medicamentos en la memoria de un
ordenador cuántico. Esto implica invertir el orden de la estrategia:
Identificar el mecanismo → Determinar si mata bacterias → Probar la sustancia
prometedora Si, por ejemplo, se desentraña a nivel molecular el mecanismo
básico por el que estos antibióticos acaban con los gérmenes, se podría
utilizar ese conocimiento para crear nuevos fármacos. Esto significa que, en
primer lugar, se parte del mecanismo deseado, como romper la pared celular de
la bacteria, y luego se utilizan ordenadores cuánticos para determinar que se
logra hacer esto encontrando puntos débiles en dicha capa. A continuación, se
prueban distintos fármacos que puedan llevar a cabo esta función y, por último,
se centra la atención en el puñado que realmente sirva contra la bacteria. Por
ejemplo, simular la molécula de penicilina con un ordenador convencional supone
un enorme desafío. Para ello se necesitarían 1086 bits de memoria, una
capacidad muy superior a la de cualquier ordenador digital. Sin embargo, esto
sí está al alcance de uno cuántico. Así que intentar descubrir nuevos fármacos
analizando su comportamiento molecular puede ser un objetivo primordial para
los ordenadores cuánticos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 158
Intentar descubrir nuevos fármacos analizando su
comportamiento molecular puede ser un objetivo primordial para los ordenadores
cuánticos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 151
DESCIFRAR EL SISTEMA INMUNITARIO
Las vacunas han demostrado que nuestro propio sistema
inmunitario es una defensa potente contra las enfermedades infecciosas, pero
los científicos saben muy poco sobre su funcionamiento real. Aún estamos
aprendiendo aspectos nuevos y sorprendentes sobre el sistema inmunitario. Por
ejemplo, ahora los científicos saben que muchas enfermedades no atacan de
manera directa al organismo. La epidemia de gripe de 1918 mató a más personas
que todas las que murieron en la Primera Guerra Mundial. Lamentablemente, no se
conservaron muestras del virus, así que resulta difícil analizarlo y determinar
cómo mataba. Pero hace varios años un equipo científico visitó el Ártico, donde
examinó los cuerpos de personas que murieron por este virus y se conservaron en
el permafrost. Lo que descubrieron fue interesante. La enfermedad no mataba
directamente a su víctima, sino que sobreestimulaba su propio sistema
inmunitario, el cual empezaba a inundar el cuerpo con sustancias químicas
peligrosas con la esperanza de matar el virus. Esta tormenta de citoquinas es
lo que finalmente acababa con la vida del paciente. Así, el principal asesino
era en realidad el propio sistema inmunitario del cuerpo, que estaba
desquiciado. Algo parecido se descubrió con la covid-19. Cuando una persona ingresa
en el hospital, su situación inicial puede no parecer grave. Pero en las
últimas fases de la enfermedad, cuando se desencadena la tormenta de
citoquinas, las peligrosas sustancias químicas que inundan el cuerpo terminan
por provocar el fallo de los órganos. Si no se trata, a menudo se produce la
muerte. En el futuro, los ordenadores cuánticos podrían proporcionar una visión
sin precedentes de la biología molecular del sistema inmunitario. Esto
presentaría numerosas formas de desactivarlo o reducir su actividad para que no
nos mate en caso de infección grave.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 156
Los ordenadores cuánticos también pueden resultar
fundamentales para determinar las propiedades de un virus a medida que muta.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 157
Los antibióticos y las vacunas son la base de la medicina
moderna. Pero los primeros suelen hallarse por ensayo y error, y las segundas
se limitan a estimular el sistema inmunitario para que cree anticuerpos con que
combatir un virus. Así que uno de los objetivos de la medicina moderna es
desarrollar nuevos antibióticos, y el otro, comprender la respuesta inmunitaria
del organismo, que es nuestra primera línea de defensa contra los virus y
también contra uno de los mayores asesinos de todos los tiempos, el cáncer. Si
el misterio que rodea a nuestro sistema inmunitario pudiese resolverse
utilizando ordenadores cuánticos, entonces también conseguiríamos la forma de
atacar algunas de las mayores enfermedades incurables, como ciertas formas de
cáncer, el alzhéimer, el párkinson y la ELA. Estas causan unos daños a nivel
molecular que solo los ordenadores cuánticos pueden desentrañar y ayudar a
combatir.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 158
EDICIÓN GENÉTICA Y CURACIÓN DEL CÁNCER
En 1971, el presidente Richard Nixon anunció a bombo y
platillo la guerra contra el cáncer. La medicina moderna, según declaró,
acabaría por fin con este gran azote de la humanidad. Pero, años más tarde,
cuando los historiadores evaluaron este esfuerzo, el veredicto fue claro: el
cáncer había ganado. Sí, se produjeron avances graduales en la lucha mediante
cirugía, quimioterapia y radioterapia, pero el número de muertes por esta
enfermedad continuaba resultando obstinadamente alto. El cáncer sigue siendo la
segunda causa de muerte en Estados Unidos, después de las enfermedades
cardiovasculares. A nivel mundial, mató a 9,5 millones de personas en 2018. El
problema fundamental de la guerra contra el cáncer era que los científicos no
sabían de qué se trataba este realmente. Había un intenso debate sobre si esta
temida enfermedad estaba causada por un único factor o por un confuso conjunto
de ellos, como la dieta, la contaminación, la genética, los virus, la
radiación, el tabaquismo o simplemente la mala suerte. Varias décadas más
tarde, los avances en genética y biotecnología han revelado por fin la
respuesta. En el nivel más básico, el cáncer es una enfermedad de nuestros
genes, pero puede desencadenarse por tóxicos ambientales, radiación y otros
factores, o por simple mala suerte. De hecho, el cáncer no es en absoluto una
sola enfermedad, sino miles de tipos diferentes de mutaciones en nuestros
genes. En la actualidad existen enciclopedias de los distintos tipos de cáncer
que hacen que las células sanas proliferen de repente y maten al huésped. El
cáncer es una enfermedad increíblemente diversa y extendida. De hecho, se ha
encontrado en momias de miles de años de antigüedad y la referencia médica más
antigua se remonta al año 3000 a. e. c. en Egipto. Pero no solo afecta a
los humanos, sino que está presente en todo el reino animal. En cierto sentido,
es el precio que pagamos por tener formas de vida compleja en la Tierra. Para
crear una forma de vida compleja, con billones de células que llevan a cabo complicadas
reacciones químicas en serie, algunas células tienen que morir mientras otras
nuevas ocupan su lugar, lo que permite que el cuerpo crezca y se desarrolle.
Muchas de las células de un bebé deben acabar muriendo para preparar el camino
a las del adulto. Esto significa que las células están programadas
genéticamente para morir por necesidad, para sacrificarse con el fin de crear
nuevos tejidos y órganos complejos. Esto se denomina «apoptosis». Aunque esta
muerte celular programada forma parte del desarrollo saludable del organismo, a
veces los errores pueden desactivar estos genes accidentalmente, de modo que la
célula continúa reproduciéndose y prolifera de forma descontrolada. No puede
dejar de multiplicarse y, en ese sentido, las células cancerosas son inmortales.
De hecho, esa es la razón por la que pueden matarnos, al crecer de manera
incontrolada y crear tumores que acaban por paralizar las funciones corporales
vitales. En otras palabras, las células cancerosas son células ordinarias que
han olvidado cómo morir. A menudo, el cáncer tarda muchos años o décadas en
formarse. Por ejemplo, si de niño sufrió una quemadura solar grave, puede
padecer cáncer de piel en ese mismo lugar décadas más tarde. Esto se debe a que
se necesita más de una mutación para desarrollar cáncer. Muchas veces, se
precisan años o décadas de mutaciones acumuladas, las cuales terminarán por
inhabilitar la capacidad de la célula para controlar su reproducción. Pero, si
el cáncer es tan mortal, ¿por qué la evolución no se deshizo de estos genes
defectuosos hace millones de años mediante selección natural? La respuesta es
que, por lo general, el cáncer se propaga una vez superada nuestra edad
reproductiva, por lo que la presión evolutiva para eliminar los genes
cancerígenos es menor. A veces olvidamos que la evolución avanza mediante la
selección natural y el azar. Por tanto, por muy maravillosos que sean los
mecanismos moleculares que hacen posible la vida, son el subproducto de
mutaciones aleatorias a lo largo de miles de millones de años de ensayo y
error. De ahí que no podamos esperar que nuestro cuerpo organice una defensa
perfecta contra las enfermedades mortales. Dado el abrumador número de
mutaciones que intervienen en el cáncer, puede que hagan falta ordenadores
cuánticos para cribar esta montaña de información e identificar las causas
profundas de la enfermedad, pues estos sistemas son ideales para atacar una
enfermedad que se manifiesta de tantas y tan confusas formas. Puede que, con el
tiempo, ofrezcan un campo de batalla completamente nuevo en el que enfrentarnos
a enfermedades incurables como el cáncer, el alzhéimer, el párkinson y la ELA,
entre otras.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 159
En la actualidad, las biopsias líquidas detectan hasta
cincuenta tipos distintos de cáncer. En una visita normal al médico se podrían
llegar a hallar cánceres años antes de que sean mortíferos. En el futuro,
incluso el inodoro de su cuarto de baño podría ser lo bastante sensible como
para detectar los signos de células cancerosas, enzimas y genes circulando en
sus fluidos corporales, de modo que esta enfermedad no sería más letal que el
resfriado común. Cada vez que fuera al baño, se sometería de forma inconsciente
a una prueba de detección del cáncer. El «inodoro inteligente» podría ser
nuestra primera línea de defensa.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 163
Aunque miles de mutaciones diferentes pueden causar cáncer,
los ordenadores cuánticos aprenderían a identificarlas, de modo que un simple
análisis de sangre fuera capaz de detectar decenas de posibles cánceres. Tal
vez nuestro genoma sería leído diaria o semanalmente y explorado por distantes
ordenadores cuánticos en busca de indicios de mutaciones nocivas. Esto no es
una cura para el cáncer, pero permitiría evitar que se extienda para que no sea
más peligroso que un simple catarro.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 163
Muchas personas se hacen una sencilla pregunta: «¿Por qué no
podemos curar el resfriado común?». En realidad, sí podemos. Pero, como hay más
de trescientos rinovirus capaces de causar un catarro, y estos mutan
constantemente, no tiene sentido desarrollar trescientas vacunas para dar con
este fugaz blanco. Nos limitamos a convivir con él. Este puede ser el futuro de
la investigación sobre el cáncer. En lugar de ser una sentencia de muerte,
podría llegar a considerarse una molestia y nada más. Son tantos los genes
cancerígenos que quizá resultara poco práctico desarrollar tratamientos para
todos ellos, pero si podemos detectarlos con ordenadores cuánticos años antes
de que se extiendan, cuando no son más que una pequeña colonia de unos pocos
cientos de células cancerosas, entonces sería posible detener su progresión. En
otras palabras, puede que en el futuro sigamos teniendo cáncer, pero quizá solo
en raras ocasiones mate a alguien.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 163
Otra forma de detectar el cáncer en sus primeras fases
podría ser el uso de sensores para identificar los débiles olores que
desprenden las células cancerosas. Algún día, tal vez su teléfono móvil cuenta
con accesorios de detección y esté conectado a un ordenador cuántico en la
nube, de manera que podría ayudarle a defenderse no solo del cáncer, sino de
otras muchas enfermedades. Los ordenadores cuánticos analizarían los datos de
millones de «narices robóticas» en todo el país para detener el cáncer en seco.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 164
Lista de algunas de las enfermedades genéticas que se están
tratando actualmente con CRISPR (siglas en inglés de repeticiones palindrómicas
cortas, agrupadas y regularmente interespaciadas):
1. Cáncer
En la Universidad de Pennsylvania, los científicos lograron
utilizar CRISPR para eliminar tres genes que permiten a las células cancerosas
eludir el sistema inmunitario del organismo. A continuación, añadieron otro gen
que puede ayudar a nuestras defensas a reconocer tumores. Los científicos
comprobaron que el método era seguro, incluso cuando se utilizaba en pacientes
con cáncer avanzado.
Además, CRISPR Therapeutics está realizando una prueba en
ciento treinta pacientes con leucemia. Estos están siendo tratados con
inmunoterapia, que utiliza CRISPR para modificar su ADN.
2. Anemia falciforme
CRISPR Therapeutics también está extrayendo células madre de
la médula ósea de pacientes con anemia falciforme. Entonces, utiliza CRISPR
para alterarlas, de manera que produzcan hemoglobina fetal. Las células
tratadas se introducen de nuevo en el organismo.
3. Sida
Un pequeño número de individuos nacen con una inmunidad
natural al sida debido a una mutación en su gen CCR5. Normalmente, la proteína
producida por este crea un punto de entrada para que el virus penetre en una
célula. Sin embargo, en estas singulares personas, el gen CCR5 está mutado, por
lo que el sida no puede infectar el organismo. En el caso de las personas sin
esta mutación, los científicos están editando de modo deliberado el gen CCR5
con CRISPR para que el virus no pueda entrar en sus células.
4. Fibrosis quística
La fibrosis quística es una enfermedad respiratoria
relativamente frecuente; las personas que la padecen rara vez superan los
cuarenta años. Está causada por una mutación en el gen CFTR. En los Países
Bajos, los médicos lograron utilizar CRISPR para reparar este gen sin provocar
efectos secundarios. Otros grupos, como Editas Medicine, CRISPR Therapeutics y
Beam Therapeutics, también planean tratar la fibrosis quística con esta
tecnología génica.
5. Enfermedad de Huntington
Esta enfermedad genética suele causar demencia, trastornos
mentales, alteraciones cognitivas y otros síntomas debilitantes. Se cree que
algunas de las mujeres procesadas en los juicios por brujería de Salem, en
1692, padecían esta enfermedad. Es el resultado de una repetición del gen de
Huntington a lo largo del ADN. Científicos del Hospital Infantil de Filadelfia
están utilizando CRISPR para tratar esta enfermedad.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 174
Mientras que las enfermedades causadas por mutaciones
mínimas son objetivos relativamente fáciles para CRISPR, otras como la
esquizofrenia pueden implicar un gran número de mutaciones, aparte de
interacciones con el entorno. Esta es otra de las razones por la que pueden ser
necesarios los ordenadores cuánticos. Comprender cómo estas mutaciones provocan
una enfermedad a nivel molecular puede requerir toda la potencia de los
ordenadores cuánticos. Una vez que conozcamos el mecanismo molecular por el que
determinadas proteínas causan enfermedades genéticas, podremos modificarlas o
encontrar tratamientos más eficaces.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 175
Los ordenadores cuánticos servirían de muchas maneras en la
lucha contra el cáncer. Algún día, las biopsias líquidas podrán detectar
células cancerosas años o décadas antes de que se formen los tumores. De hecho,
un día los ordenadores cuánticos podrían hacer posible un gigantesco depósito
nacional de datos genómicos actualizados al minuto, utilizando nuestros cuartos
de baño para estudiar a toda la población en busca de los primeros signos de
células cancerosas. Pero, si el cáncer termina por formarse, los ordenadores
cuánticos permitirían modificar nuestro sistema inmunitario para que este
atacara cientos de tipos diferentes de cáncer. Una combinación de terapia
génica, inmunoterapia, ordenadores cuánticos y CRISPR podría cortar y pegar
genes cancerígenos con una precisión molecular, ayudando así a reducir los
efectos secundarios, a menudo mortales, de la inmunoterapia. Además, es posible
que un puñado de genes, como el p53, estén implicados en la inmensa mayoría de
estos cánceres, por lo que la terapia génica combinada con los nuevos
conocimientos obtenidos mediante los ordenadores cuánticos podría detenerlos en
seco.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 177
RESTRICCIÓN CALÓRICA
A pesar de todos los remedios y tratamientos fraudulentos
para aumentar nuestra esperanza de vida surgidos a lo largo de los siglos, hay
un método que ha resistido la prueba del tiempo y que parece funcionar en todos
los casos. La única forma demostrada de alargar la vida de un animal es
mediante la restricción calórica. En otras palabras, si se ingiere un
30 por ciento menos de calorías, se puede vivir aproximadamente un
30 por ciento más, dependiendo del animal estudiado. Esta regla general se
ha comprobado en una gran variedad de especies, desde insectos, ratones, perros
y gatos hasta simios. Aquellos que ingieren menos calorías viven más tiempo que
sus homólogos que se atiborran. Además, tienen menos enfermedades y sufren con
menos frecuencia los problemas de la vejez, como el cáncer y la
arteriosclerosis. Aunque esto se ha verificado entre miembros de todo el reino
animal, hay uno, sin embargo, que no se ha analizado sistemáticamente de este
modo hasta ahora: Homo sapiens (tal vez porque vivimos demasiado y nos
quejaríamos de tener que llevar una dieta tan espartana que nos hiciera pasar
más hambre que un ermitaño). Nadie sabe con exactitud por qué funciona, pero
una teoría postula que comer menos reduce la tasa de oxidación, ralentizando
así el proceso de envejecimiento.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 64
Los ordenadores cuánticos no solo podrían aislar los genes
en los que se produce la mayor parte del envejecimiento, sino que también
pueden hacer lo contrario: aislar los genes que se hallan en personas
excepcionalmente ancianas pero sanas. Los demógrafos saben que existen los
superancianos, es decir, individuos que parecen haber vencido las adversidades
y tienen una vida saludable mucho más larga de lo esperado. Así que los
ordenadores cuánticos, con el análisis de esta masa de datos en bruto, podrían encontrar
los genes que indican un sistema inmunitario excepcionalmente sano y permitir a
los ancianos alcanzar una edad muy avanzada evitando las enfermedades que
podrían acabar con ellos. Desde luego, también hay individuos que envejecen tan
rápido que mueren de viejos siendo niños. Enfermedades como el síndrome de
Werner o progeria son una pesadilla, en la que los niños envejecen casi ante
nuestros propios ojos. Rara vez viven más allá de los veinte o treinta años.
Los estudios han demostrado que, entre otros problemas, tienen telómeros
cortos, lo que puede contribuir en parte a su envejecimiento acelerado. (Por la
misma razón, estudios sobre judíos asquenazíes han descubierto lo contrario,
que los sujetos más longevos tenían una versión hiperactiva de la telomerasa,
lo que podría explicar su larga vida). Además, las pruebas realizadas en
personas mayores de cien años muestran que estas tienen un nivel
significativamente más alto de la proteína reparadora del ADN llamada «poli
(ADP-ribosa)» polimerasa que los individuos más jóvenes de entre veinte y
setenta años. Esto indica que las personas más longevas disponen de mecanismos
de reparación del ADN más potentes para revertir los daños genéticos y, por
tanto, viven más tiempo. Dichos centenarios también tienen células que se
parecen a las de personas mucho más jóvenes, lo que indica que el
envejecimiento se ha ralentizado. Esto, a su vez, puede explicar el curioso
hecho de que quienes alcanzan los ochenta años tienen mayores posibilidades de
vivir más allá de los noventa, lo que puede deberse a que las personas con
sistemas inmunitarios débiles mueren antes de cumplir los ochenta. Así, los
individuos que superan esta edad tienen mecanismos de reparación del ADN más
potentes, lo que puede prolongar su vida hasta los noventa y más. Así, los
ordenadores cuánticos podrían aislar genes clave de varias categorías: Ancianos
excepcionalmente sanos para su edad Personas con un sistema inmunitario capaz
de combatir enfermedades comunes, lo que prolonga la vida Personas que han
acumulado errores en sus genes que han acelerado el envejecimiento Personas que
se han desviado significativamente de la norma, como los que han envejecido con
una rapidez extraordinaria por enfermedades como el síndrome de Werner o
progeria. Una vez aislados los genes asociados al envejecimiento, quizá CRISPR
pueda corregir muchos de ellos. El objetivo es reparar aquellos en los que se
produce la mayor parte del envejecimiento, utilizando ordenadores cuánticos
para aislar los mecanismos moleculares exactos de ese proceso. En el futuro,
tal vez se desarrolle un cóctel de diferentes fármacos y tratamientos que sea
capaz de ralentizar y quizá invertir el envejecimiento. El efecto combinado de
distintas intervenciones médicas actuando de forma concertada podría hacer
retroceder las manecillas del tiempo. La clave está en que los ordenadores
cuánticos podrán atacar el envejecimiento en el ámbito en el que tiene lugar: a
nivel molecular.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 219
Nuestro futuro podría depender de nuestra capacidad para
predecir las pautas meteorológicas y trazar planes de acción realistas. Estamos
llegando al límite de la capacidad de los ordenadores convencionales, por lo
que tendremos que recurrir a los cuánticos para que nos proporcionen una
evaluación precisa del calentamiento global y nos den «partes meteorológicos
virtuales» de posibles futuros, que permitan variar ciertos parámetros para ver
cómo afectan al clima. Uno de estos informes meteorológicos virtuales puede
albergar la clave del futuro de la civilización humana.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 226
Un asteroide cuya amenaza se está examinando detenidamente
es Apophis, que mide unos trescientos metros de diámetro y rozará la atmósfera
terrestre en abril de 2029. Se acercará al 10 por ciento de la distancia entre
la Tierra y la Luna. De hecho, se acercará tanto a nosotros que será visible a
simple vista, pues pasará justo por debajo de algunos de nuestros satélites
artificiales. Al rozar la atmósfera, aquí se encontrará con unas condiciones
impredecibles, por lo que resulta imposible saber con seguridad cómo será su
trayectoria más adelante, en 2036, cuando regrese a la Tierra tras dar la
vuelta. Lo más probable es que nos pase de largo para entonces, pero eso no es
más que una suposición.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 258
Necesitamos ordenadores cuánticos para simular el impacto en
sí, de modo que podamos obtener una estimación de la peligrosidad de estos
objetos si llegaran a chocar con nosotros. Se espera que el impacto de un
asteroide contra la Tierra tenga lugar a velocidades cercanas a los doscientos
sesenta mil kilómetros por hora, y se sabe muy poco sobre el cálculo de la
devastación que pueden desencadenar a estas velocidades hipersónicas. Los
ordenadores cuánticos ayudarían a llenar este vacío para que sepamos qué esperar
si la Tierra acaba en el punto de mira de un asteroide asesino que no seamos
capaces de desviar o destruir.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 259
Con el tiempo, el Sol agotará su helio y se encogerá hasta
convertirse en una estrella enana blanca, que solo tiene el tamaño de la
Tierra, pero pesa casi tanto como el Sol original. Al enfriarse, se convertirá
en una enana negra, una estrella muerta. Así que ese es el futuro de nuestro
Sol, morir en el hielo, en lugar de en el fuego. Sin embargo, en el caso de las
estrellas realmente masivas, aquellas en fase de gigante roja, estas seguirán
fusionando elementos cada vez más pesados, hasta que al final alcancen el
elemento hierro, que tiene tantos protones que se repelen entre sí y, por
tanto, la fusión se detiene definitivamente. Así, sin fusión, la estrella
colapsa por efecto de la gravedad, y las temperaturas pueden dispararse a
billones de grados. En ese momento, la estrella explota en una supernova, uno
de los mayores cataclismos de la naturaleza. Así que una estrella gigante puede
morir en fuego, no en hielo. Por desgracia, aún hay muchas carencias en el
cálculo del ciclo de vida de las estrellas, desde las nubes de gas hasta la
supernova. Pero con los ordenadores cuánticos simulando el proceso de fusión
quizá puedan aclararse muchas de ellas. Esto sería una prueba crucial ante otra
ominosa amenaza: una erupción solar monstruosa capaz de lanzar a la civilización
cientos de años atrás. Para predecir la aparición de una erupción solar letal,
es necesario conocer la dinámica en el interior de una estrella, lo que está
mucho más allá de la capacidad de un ordenador convencional.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 264
EVENTO CARRINGTON
Por ejemplo, sabemos muy poco sobre el interior de nuestro
Sol y, por tanto, somos vulnerables a erupciones catastróficas de energía
solar, en las que se liberan enormes cantidades de plasma supercaliente al
espacio exterior. Fuimos conscientes de lo poco que sabemos del astro rey en
febrero de 2022, cuando una gigantesca ráfaga de radiación solar golpeó la
atmósfera terrestre y aniquiló cuarenta de los cuarenta y nueve satélites de
comunicaciones situados en órbita por el programa SpaceX, de Elon Musk. Fue el
mayor desastre solar de la historia moderna, y es probable que se repita, ya
que nos queda mucho por aprender sobre estas eyecciones de masa coronal. La
mayor erupción solar de la que se tiene constancia en la historia, llamada
evento Carrington, tuvo lugar en 1859. En aquella época, ese monstruoso
fenómeno provocó el incendio de los cables de telégrafo en gran parte de Europa
y Norteamérica. Creó perturbaciones atmosféricas en todo el planeta, y la
aurora boreal cubrió el cielo nocturno de Cuba, México, Hawái, Japón y China.
Se podía leer el periódico por la noche en el Caribe a la luz de la aurora. En
Baltimore, esta era más brillante que la luna llena.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 264
El evento Carrington ocurrió en la infancia de la era
eléctrica. Desde entonces, se ha intentado reconstruir los datos y calcular lo
que podría ocurrir si se produjera otro fenómeno similar en la era moderna. En
2013, investigadores del Lloyd’s de Londres y de la institución estadounidense
AER (siglas en inglés del Instituto para la Investigación Atmosférica y
Medioambiental) llegaron a la conclusión de que otro evento Carrington podría
causar daños por valor de hasta 2,6 billones de dólares. La civilización
moderna podría detenerse por completo. Haría caer nuestros satélites e
internet, provocaría cortocircuitos en las líneas eléctricas, paralizaría todas
las comunicaciones financieras y causaría apagones globales. Retrocederíamos
unos ciento cincuenta años en el tiempo. Los equipos de rescate y los técnicos
de reparación no podrían acudir en nuestra ayuda, porque también quedarían
atrapados en el apagón global. Con la putrefacción de los alimentos
perecederos, podrían incluso desencadenarse disturbios masivos y una
desintegración del orden social e incluso de los gobiernos, ya que la gente
buscaría alimentos desesperadamente. ¿Se repetirá? Sí. ¿Cuándo podría ocurrir?
Nadie lo sabe. Una pista podría venir del análisis de anteriores eventos del
tipo Carrington. Se han realizado estudios sobre la concentración de carbono-14
y berilio-10 en testigos de hielo, con la esperanza de hallar pruebas de
erupciones solares prehistóricas. Los estudios han revelado la posibilidad de
que ocurrieran en 774-775 e. c. y 993-994 e. c. De hecho, los datos
de los testigos de hielo de la erupción de 774-775 e. c. indican que esta
fue diez veces más energética que la del evento Carrington (y la de
993-994 e. c. fue tan intensa que dejó su huella en la madera antigua, que
los historiadores han utilizado para datar los primeros asentamientos vikingos
en América). Pero entonces, antes del comienzo de la era eléctrica, la
civilización apenas se dio por enterada. La mayor erupción solar de la historia
reciente tuvo lugar en 2001. Una enorme eyección de masa coronal se precipitó
al espacio a 7,24 millones de kilómetros por hora. Afortunadamente, no alcanzó
la Tierra. De lo contrario, podría haber causado daños generalizados en todo el
planeta comparables a los del evento Carrington. Los científicos han señalado
que sería posible prepararse para el próximo evento Carrington si destináramos
fondos a reforzar nuestros satélites, blindar los componentes electrónicos
delicados y construir centrales eléctricas redundantes. Sería un pequeño anticipo
económico para evitar una pérdida catastrófica de nuestro sistema eléctrico.
Pero normalmente se hace caso omiso de estas advertencias. Los físicos saben
que las eyecciones de masa coronal tienen lugar cuando las líneas de fuerza
magnéticas de la superficie del Sol se cruzan, arrojando enormes cantidades de
energía al espacio. Pero se desconoce qué ocurre en el interior del astro rey
para que se den estas condiciones. Se dispone de las ecuaciones básicas de los
plasmas, la termodinámica, la fusión, la convección, el magnetismo, etc., pero
resolverlas tal y como ocurren en el interior del Sol supera la capacidad de
los ordenadores modernos. Quizá algún día los ordenadores cuánticos puedan
desentrañar las complejas ecuaciones del interior del Sol y ayudar a predecir
cuándo se verá amenazada la civilización por la próxima erupción solar gigante.
Sabemos que debe haber enormes corrientes de convección de plasma supercaliente
agitándose en las profundidades del Sol, pero no tenemos ni idea de cuándo
estallará la próxima erupción solar ni de si alcanzará la Tierra. Si un
ordenador cuántico puede «cocinar» estrellas en su memoria, quizá podamos
prepararnos para el próximo evento Carrington. Pero los ordenadores cuánticos
pueden ir aún más allá y resolver, en última instancia, el mayor cataclismo del
universo. El evento Carrington podría paralizar un continente, pero un
estallido de rayos gamma podría hacer algo mucho peor: incinerar todo un
sistema solar.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 265
Hay muchas lagunas en nuestra comprensión de los estallidos
de rayos gamma, pero la teoría principal es que o bien son colisiones entre
estrellas de neutrones y agujeros negros, o bien estrellas que colapsan en
agujeros negros. Puede que representen las etapas finales de la vida de estos
cuerpos celestes. Así pues, podrían ser necesarios los ordenadores cuánticos
para explicar con precisión por qué las estrellas liberan tanta energía cuando
alcanzan el punto final de su ciclo vital.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 268
Hay mucho que no entendemos sobre las supernovas, y estos
vacíos pueden llenarse con ordenadores cuánticos. Algún día, estos sistemas
explicarán toda la historia de la vida de las estrellas, incluido el Sol, y
también aquellas inestables de nuestro entorno potencialmente peligrosas.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 269
La simulación de agujeros negros puede agotar rápidamente la
capacidad de cálculo de un superordenador digital ordinario. En el caso de una
estrella grande, quizá de diez a cincuenta veces más masiva que nuestro Sol,
existe la posibilidad de que explote como supernova, se convierta en una
estrella de neutrones y quizá colapse en un agujero negro. Nadie sabe realmente
qué ocurre cuando una estrella masiva sufre un colapso gravitatorio, porque en
esta situación las leyes de Einstein y la teoría cuántica empiezan a fallar,
por lo que seguramente se necesitan nuevas leyes de la física.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 269
AGUJEROS NEGROS
La simulación de agujeros negros puede agotar rápidamente la
capacidad de cálculo de un superordenador digital ordinario. En el caso de una
estrella grande, quizá de diez a cincuenta veces más masiva que nuestro Sol,
existe la posibilidad de que explote como supernova, se convierta en una
estrella de neutrones y quizá colapse en un agujero negro. Nadie sabe realmente
qué ocurre cuando una estrella masiva sufre un colapso gravitatorio, porque en
esta situación las leyes de Einstein y la teoría cuántica empiezan a fallar,
por lo que seguramente se necesitan nuevas leyes de la física. Por ejemplo, si
nos limitamos a seguir las matemáticas de Einstein, el agujero negro colapsaría
tras una misteriosa esfera oscura, llamada «horizonte de sucesos». Esto se
fotografió en 2021, combinando la luz de una serie de radiotelescopios
alrededor de la Tierra, lo que creó un radiotelescopio del tamaño del propio
planeta. El dispositivo reveló que el horizonte de sucesos en el corazón de la
galaxia llamada M87, a unos cincuenta y tres millones de años luz de la Tierra,
era una esfera oscura rodeada de gases luminosos supercalientes. ¿Qué hay
dentro del horizonte de sucesos? Nadie lo sabe. Antes se pensaba que un agujero
negro podía colapsar en una singularidad, un punto supercompacto de densidad
inimaginable. Pero ese panorama ha cambiado, ya que vemos agujeros negros que
giran a velocidades tremendas. En lugar de un simple punto, los físicos creen
ahora que estos objetos pueden colapsar en un anillo rotatorio de neutrones, donde
los conceptos habituales de espacio y tiempo se ponen patas arriba. Las
matemáticas dicen que, si caemos a través de él, quizá no muramos en absoluto,
sino que entremos en un universo paralelo. Así que el anillo giratorio se
convierte en un agujero de gusano, una puerta a otro universo más allá del
agujero negro. El anillo giratorio se parece mucho al espejo de Alicia. Por un
lado, está la apacible campiña de Oxford. Pero, si atraviesas el espejo, entras
en el universo paralelo del País de las Maravillas.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 269
Por desgracia, no se puede confiar en las matemáticas de los
agujeros negros, porque también hay que incluir los efectos cuánticos. Los
ordenadores cuánticos podrían ofrecernos simulaciones de la teoría de Einstein
y de la teoría cuántica cuando el espacio y el tiempo se retuercen en el centro
de un agujero negro. En estas condiciones, las ecuaciones están intensamente
acopladas. En primer lugar, tenemos la energía debida a la gravedad y al
plegamiento del espaciotiempo. Y luego tenemos la energía debida a diversas
partículas subatómicas. Pero estas, a su vez, tienen su propio campo
gravitatorio, que se mezcla con el campo original de formas complejas. Así, nos
queda una maraña de ecuaciones, cada una de las cuales afecta a las demás, en
una intrincada mezcla que está fuera del alcance de los ordenadores
convencionales, pero quizá no de los ordenadores cuánticos.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 271+
MATERIA OSCURA
Tras dos mil años de especulaciones e innumerables
experimentos, seguimos sin poder responder a la sencilla pregunta que se
hicieron los griegos: ¿de qué está hecho el mundo? La mayoría de los libros de
texto de primaria afirman que el universo está formado principalmente por
átomos. Pero ahora se sabe que esa afirmación es errónea. En realidad, se
compone sobre todo por una misteriosa materia y energía oscuras e invisibles.
La mayor parte del universo es oscura, más allá de la capacidad de nuestros telescopios
para estudiarla y de nuestros sentidos para detectarla. La materia oscura fue
teorizada por primera vez por lord Kelvin, en 1884. Observó que la cantidad de
masa necesaria para explicar la rotación de la galaxia era mucho mayor que la
masa real de las estrellas. Llegó, pues, a la conclusión de que la mayoría de
las estrellas eran en realidad oscuras, que no eran luminosas. En los últimos
tiempos, astrónomos como Fritz Zwicky y Vera Rubin han confirmado esta extraña
observación, al darse cuenta de que la galaxia y los cúmulos estelares giran
demasiado rápido y, según nuestras ecuaciones, deberían salir volando en todas
direcciones. De hecho, nuestra galaxia rota unas diez veces más rápido de lo
esperado. Pero debido a la enorme fe que los astrónomos tenían en la teoría de
la gravedad de Newton, este resultado fue ignorado en gran medida. Con el paso
de las décadas, se descubrió que no solo la Vía Láctea, sino todas las
galaxias, presentaban este mismo curioso fenómeno. Los astrónomos empezaron a
darse cuenta de que las galaxias contenían materia oscura, que las mantenía
unidas. Este halo era muchas veces más masivo que la propia galaxia. Al
parecer, la mayor parte del universo estaba formada por esta misteriosa materia
oscura. (Aún más misteriosa es la energía oscura, que es una extraña forma de
energía que llena el vacío del espacio e incluso provoca la expansión del
universo. Aunque la energía oscura constituye el 68 por ciento del contenido
conocido de materia y energía del universo, no se sabe casi nada de ella). Esta
tabla resume los datos más recientes de lo que los científicos creen que está
hecho el mundo:
Energía oscura 68 por ciento
Materia oscura 27 por ciento
H y He 5 por ciento
Elementos superiores 0,1 por ciento
Ahora comprendemos que muchos de los elementos que componen
nuestro cuerpo solo representan alrededor del 0,1 por ciento del universo.
Somos auténticas anomalías. Pero la sustancia que compone la mayor parte del
universo posee propiedades extrañas. Como la materia oscura no interactúa con
la materia ordinaria, si la sostuviéramos en la mano se nos escurriría entre
los dedos y caería al suelo. Pero no se detendría ahí: atravesaría la tierra y
el hormigón, como si el planeta no estuviera ahí. Seguiría cayendo más allá de
la corteza terrestre y llegaría hasta China. Allí, poco a poco invertiría su
dirección por la fuerza de atracción de la gravedad terrestre y volvería por
donde hubiera venido, hasta que finalmente alcanzara de nuevo nuestra mano.
Entonces oscilaría de un lado a otro del planeta. Hoy tenemos mapas de esta
materia invisible. La forma en que determinamos la presencia de materia oscura
es la misma por la que sabemos que hay cristal en nuestras gafas. El cristal
distorsiona la luz, por lo que se puede observar sus efectos. La materia oscura
distorsiona la luz de la misma manera. Así, corrigiendo la refracción de la luz
a través de la materia oscura, podemos generar mapas tridimensionales de esta.
Y, en efecto, vemos que se concentra alrededor de las galaxias y las mantiene
unidas. Pero, por desgracia, no sabemos de qué está hecha la materia oscura. Al
parecer, está compuesta por una sustancia nunca vista, algo que queda fuera del
modelo estándar de partículas subatómicas. Así pues, la clave para resolver el
misterio de la materia oscura puede estar en comprender qué hay más allá de
esta teoría.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 271
MODELO ESTÁNDAR DE PARTÍCULAS
Los ordenadores cuánticos, como hemos visto, aprovechan las
leyes antiintuitivas de la mecánica cuántica para realizar sus cálculos. Pero
esta rama de la física no ha estado inactiva: ha evolucionado a medida que los
grandes aceleradores de partículas hacían chocar protones entre sí para
descubrir los componentes básicos de la materia. En la actualidad, el
acelerador más potente del mundo es el Gran Colisionador de Hadrones, situado a
las afueras de Ginebra (Suiza), la mayor máquina científica jamás construida.
Se trata de un tubo de 26,7 kilómetros de circunferencia, con imanes tan
potentes que pueden lanzar protones a catorce billones de electronvoltios. Para
una serie de la BBC que presenté, visité el LHC e incluso toqué el tubo que se
encuentra en el corazón del acelerador cuando aún se estaba construyendo. Fue
una experiencia sobrecogedora saber que, al cabo de unos años, los protones
recorrerían este tubo con energías alucinantes. Después de décadas de duro
trabajo con el LHC, los físicos han convergido finalmente en algo denominado
modelo estándar, o teoría de casi todo. La antigua ecuación de Schrödinger,
como vimos, explica la interacción de los electrones con la fuerza
electromagnética. El modelo estándar, sin embargo, podría unificar también la
fuerza electromagnética con las fuerzas nucleares fuerte y débil. Así pues, el
modelo estándar de partículas representa la versión más avanzada de la teoría
cuántica. Es la culminación del trabajo de decenas de premios Nobel y el
producto final de miles de millones de dólares gastados en gigantescos
destructores de átomos. Por derecho propio, debería ser un deslumbrante hito
del logro más noble del espíritu humano. Por desgracia, es un desastre. En
lugar de ser el mejor producto de la inspiración divina, es una mezcolanza
bastante burda de partículas. Consiste en una desconcertante colección de
partículas subatómicas sin mucha lógica aparente. Tiene treinta y seis quarks y
antiquarks, más de diecinueve parámetros libres que pueden ajustarse a
voluntad, tres generaciones de partículas idénticas y un montón de partículas
exóticas llamadas «gluones», «bosones W y Z», «bosones de Higgs» y «partículas
de Yang-Mills», entre otras. Es una teoría que solo una madre puede amar. Es
como juntar un cerdo hormiguero, un ornitorrinco y una ballena con cinta
adhesiva y asegurar que es la más hermosa creación de la naturaleza, producto
final de millones de años de evolución. Peor aún, la teoría no tiene en cuenta
la gravedad ni puede explicar la materia y la energía oscuras, que constituyen
la mayor parte del universo conocido. Solo hay una razón por la que los físicos
estudian esta enrevesada teoría: funciona. Es innegable que describe el mundo
de baja energía de partículas subatómicas como los mesones, los neutrinos, los
bosones W, etc. El modelo estándar es tan extraño y feo que la mayoría de
los físicos piensan que no es más que la aproximación de baja energía de una
teoría más bella que existe a energías más altas. (Parafraseando a Einstein, si
ves la cola de un león, sospechas que tarde o temprano el león aparecerá).
Pero, durante los últimos cincuenta años, los físicos no habían observado
desviación alguna del modelo estándar.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 273
MÁS ALLÁ DEL MODELO ESTÁNDAR
El primer indicio de una fisura en el modelo estándar llegó
en 2021, desde el Laboratorio Nacional Fermi de Aceleradores, a las afueras de
Chicago. El enorme detector de partículas identificó una ligera desviación en
las propiedades magnéticas de los muones (que suelen hallarse en los rayos
cósmicos). Ha sido necesario analizar una enorme cantidad de datos para
encontrar esta pequeña desviación, pero, si se mantiene, podría señalar la
presencia de nuevas fuerzas e interacciones más allá del modelo estándar. Esto
podría significar que estamos vislumbrando el mundo más allá del modelo
estándar, donde surgiría una nueva física, quizá la teoría de cuerdas. Los
ordenadores cuánticos destacan como motores de búsqueda a la hora de encontrar
esa elusiva aguja en el pajar. Muchos físicos creen que nuestros aceleradores
de partículas acabarán hallando pruebas concluyentes de la existencia de
partículas más allá del modelo estándar, lo que revelará la verdadera
simplicidad y belleza del universo. Los físicos ya están empleando ordenadores
cuánticos para comprender la misteriosa dinámica de las interacciones entre
partículas. En el LHC, dos haces de protones de alta energía chocan entre sí a
catorce billones de electronvoltios, lo cual da lugar a energías que no han existido
desde el principio del universo. Esta colisión titánica crea una gigantesca
lluvia de desechos subatómicos, y genera la abrumadora cantidad de un billón de
bytes de datos por segundo, que son analizados por un ordenador cuántico.
Además, los físicos ya están elaborando planes para un sustituto del Gran
Colisionador de Hadrones, llamado Futuro Colisionador Circular, que se
construirá en el CERN (Suiza). Con un centenar de kilómetros de circunferencia,
eclipsará los 26,7 kilómetros del LHC. Costará veintitrés mil millones de
dólares y alcanzará la astronómica energía de cien billones de electronvoltios.
Será, con diferencia, la mayor máquina científica del planeta. Si se construye,
el Futuro Colisionador Circular recreará las condiciones en que nació el universo.
Nos acercará tanto como sea humanamente posible a la teoría última, la teoría
del todo, que Einstein buscó durante los últimos treinta años de su vida. La
avalancha de datos que surgirá de esta máquina desbordará a cualquier ordenador
convencional. En otras palabras, tal vez el secreto de la propia creación pueda
desentrañarlo un ordenador cuántico.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 275
(Recibo muchos correos electrónicos de personas que afirman
haber hallado por fin la teoría del todo. Les digo que hay tres criterios que
su teoría debe obedecer:
1.Contener la teoría de la gravedad de Einstein.
2.Incluir el modelo estándar de partículas al completo, con
todos sus quarks, gluones, neutrinos, etc.
3.Ser finita y estar libre de anomalías).
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 277
Los ordenadores cuánticos pueden ser el último paso para
encontrar la teoría del todo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 279
He aquí una breve lista de cuestiones que dejarán perplejos
a la mayoría de los físicos por encontrarse en la frontera entre la filosofía y
la física. Todas ellas afectan a la existencia de los ordenadores cuánticos, y
las examinaremos una por una.
1. ¿Tuvo Dios elección al crear el universo? Einstein
consideraba que esta era una de las preguntas más profundas y reveladoras que
uno puede hacerse. ¿Podría Dios haber creado el universo de otra manera?
2. ¿Es el universo una simulación? ¿Somos autómatas que
viven en un videojuego? ¿Todo lo que vemos y hacemos es producto de una
simulación informática?
3. ¿Computan los ordenadores cuánticos en universos
paralelos? ¿Podemos resolver el problema de la medida en los ordenadores
cuánticos introduciendo el concepto de multiverso?
4. ¿Es el universo un ordenador cuántico? ¿Puede todo lo que
vemos a nuestro alrededor, desde las partículas subatómicas hasta los cúmulos
galácticos, ser prueba de que el propio universo es un ordenador cuántico?
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 289
¿Por qué es tan extraño el mundo cuántico? Al parecer, para
que la materia sea estable y sólida. De lo contrario, nuestro universo se
desintegraría.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 292
La única manera de que los ordenadores cuánticos creen
universos estables es empezar por la ecuación de Schrödinger. Un ordenador
cuántico es único. Puede haber muchas maneras de montar la materia para crear
uno (por ejemplo, con diferentes tipos de átomos), pero solo hay una manera de
que el ordenador cuántico pueda realizar sus
Supremacía cuántica: La revolución
tecnológica que lo cambiará todo, página 292
Si se intenta modificar la ecuación de Schrödinger, que es
la base de estas máquinas, es de esperar que el ordenador cuántico modificado
genere resultados sin sentido, como, por ejemplo, materia inestable. En otras
palabras, la única manera de que los ordenadores cuánticos creen universos
estables es empezar por la ecuación de Schrödinger. Un ordenador cuántico es
único. Puede haber muchas maneras de montar la materia para crear uno (por
ejemplo, con diferentes tipos de átomos), pero solo hay una manera de que el
ordenador cuántico pueda realizar sus cálculos y seguir describiendo materia
estable. Así que, si queremos un ordenador cuántico que manipule electrones,
luz y átomos, probablemente solo exista un único tipo de arquitectura para
crearlo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 292
Pero también se está considerando una teoría alternativa,
llamada «teoría de la decoherencia», que afirma que las interacciones con el
entorno externo hacen que la onda colapse, es decir, que la onda colapsa por sí
sola una vez que toca el entorno, porque este ya está en decoherencia. Por
ejemplo, esto significa que la paradoja de Schrödinger puede resolverse de
forma sencilla. El problema original era que, antes de abrir la caja, no era
posible saber si el gato estaba vivo o muerto. La respuesta tradicional es que
el animal no está vivo ni muerto hasta que se abre la caja. Esta nueva teoría
dice que los átomos del gato ya están en contacto con los átomos que flotan al
tuntún en la caja, por lo que el animal ya está en decoherencia incluso antes
de que se abra la caja. Por tanto, el gato ya está vivo o muerto (pero no ambas
cosas). En otras palabras, según la interpretación tradicional de Copenhague,
el gato solo entra en decoherencia cuando se abre la caja y se realiza una
medición. Sin embargo, en este nuevo enfoque, el gato ya está en decoherencia,
porque las moléculas de aire han tocado su onda, lo que ha provocado su
colapso. La causa del colapso de la onda en la teoría de la decoherencia
sustituye al experimentador que abre la caja por el aire en esta. Normalmente,
los debates en física se resuelven haciendo un experimento. Esta ciencia no se
basa, en última instancia, en especulaciones y conjeturas. El factor decisivo
son las pruebas fehacientes. Pero imagino que, dentro de unas décadas, los
físicos seguirán debatiendo esta cuestión, porque no hay ningún experimento
decisivo que pueda descartar una de estas interpretaciones, al menos de
momento. Sin embargo, personalmente, creo que hay un defecto en el enfoque de
la decoherencia. En él se tiene que distinguir entre el entorno, es decir, el
aire (que es decoherente) y el objeto estudiado (el gato). En el enfoque de
Copenhague, la decoherencia es introducida por el experimentador, mientras que,
en la teoría homónima, la decoherencia la introducen las interacciones con el
entorno. No obstante, una vez que introducimos una teoría cuántica de la
gravedad, la unidad más pequeña que cuantizamos es el propio universo. No hay
distinción entre el experimentador, el entorno y el gato. Todos ellos forman
parte de una función de onda gigantesca, la función de onda del universo, que
no puede separarse en varios fragmentos. En este enfoque de la gravedad
cuántica, no hay distinción real entre ondas que son coherentes y ondas en el
aire que son decoherentes. La diferencia es solo de medición. (Por ejemplo, en
el big bang, todo el universo era coherente antes de la explosión. Así que,
incluso hoy, trece mil ochocientos millones de años después, aún podemos
encontrar algo de coherencia entre el gato y el aire). Así pues, este enfoque
destierra la decoherencia y vuelve a la interpretación de Everett. Por
desgracia, no existe ningún experimento que permita diferenciar estos diversos
enfoques. Ambos dan el mismo resultado mecánico cuántico. Difieren en la
interpretación del resultado, que es filosófica. Esto significa que tanto si
utilizamos la interpretación de Copenhague, el enfoque de la decoherencia o la
teoría de los muchos mundos, obtenemos los mismos resultados experimentales,
por lo que los tres enfoques son empíricamente equivalentes. Puede que una
diferencia entre los tres sea que, en la interpretación de muchos mundos,
podría ser posible moverse entre diferentes universos paralelos. Pero, si se
hace el cálculo, la probabilidad de poder hacerlo es tan pequeña que no somos capaces
de verificarlo experimentalmente. Por lo general, tenemos que esperar más
tiempo que la vida del universo para entrar en otro universo paralelo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 296
El terreno de juego de los ordenadores cuánticos es el
propio universo. Si somos capaces de entender una máquina de Turing cuántica,
quizá también podamos entender el universo.
Michio Kaku
Supremacía
cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo, página 300
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