"Ahora, como era natural, veía a Kojima de un modo muy distinto a como la veía antes.
Sabía lo que pasaba desde hacía tiempo, pero se me fue haciendo cada vez más difícil ver u oír cómo las otras chicas la maltrataban. También sufría al pensar que ella veía cómo me maltrataban a mí. Porque, aunque no quisieras escucharlo, estando en la misma clase, acababas oyéndolo; aunque no quisieras mirarlo, lo acababas viendo.
A mí seguían llamándome «bizco» y obligándome a hacer cosas estúpidas, tirándome al suelo, haciéndome correr a toda velocidad por la pista de atletismo durante los recreos. Mientras tanto, Ninomiya y los suyos me miraban desde el interior de la escuela, partiéndose de risa. Había visto muchas veces cómo insultaban a Kojima de todas las formas posibles, llamándola sucia y asquerosa, había visto cómo la enviaban a comprarles algo.
También había visto cómo le daban patadas y la golpeaban, igual que me hacían a mí. También había visto cómo le gritaban: «¡A ver si te bañas de una vez!», e incluso cómo le metían la cabeza dentro de un acuario.
La Kojima de las cartas era alegre y llena de vida, parecía una persona completamente distinta a la Kojima de la escuela. Cada vez que la veía allí me dolía el corazón, pero no podía hacer nada, solo sufrir. Solo intentar que no se diera cuenta de que yo lo estaba viendo todo. Solo apartar la vista y fingir que no veía nada."
Sabía lo que pasaba desde hacía tiempo, pero se me fue haciendo cada vez más difícil ver u oír cómo las otras chicas la maltrataban. También sufría al pensar que ella veía cómo me maltrataban a mí. Porque, aunque no quisieras escucharlo, estando en la misma clase, acababas oyéndolo; aunque no quisieras mirarlo, lo acababas viendo.
A mí seguían llamándome «bizco» y obligándome a hacer cosas estúpidas, tirándome al suelo, haciéndome correr a toda velocidad por la pista de atletismo durante los recreos. Mientras tanto, Ninomiya y los suyos me miraban desde el interior de la escuela, partiéndose de risa. Había visto muchas veces cómo insultaban a Kojima de todas las formas posibles, llamándola sucia y asquerosa, había visto cómo la enviaban a comprarles algo.
También había visto cómo le daban patadas y la golpeaban, igual que me hacían a mí. También había visto cómo le gritaban: «¡A ver si te bañas de una vez!», e incluso cómo le metían la cabeza dentro de un acuario.
La Kojima de las cartas era alegre y llena de vida, parecía una persona completamente distinta a la Kojima de la escuela. Cada vez que la veía allí me dolía el corazón, pero no podía hacer nada, solo sufrir. Solo intentar que no se diera cuenta de que yo lo estaba viendo todo. Solo apartar la vista y fingir que no veía nada."
Mikeo Kawakami
 Heaven
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