Freddy Ayala Plazarte

línea primitiva

paso genealógico 

Algunos buscan el principio de la infancia en la línea de sus manos
y se quedan en la despedida del horizonte

paso matemático

En una escuadra nace el trazo espiritual de un cuerpo
que hizo la comunión de arábigos siglos

paso meridiano

Piedra sobre piedra
dicen los habitantes del éxodo
cuando deshojan las líneas del equinoccio 

paso siglo

Otros pisotean una recta en la cabeza de un antiguo difunto
y le cuentan al sol sobre las historias de una línea

Freddy Ayala Plazarte




sinfonía de lo intacto 

Un

bastón hacía duelo al camino

sin haber tocado el sonido de las manos

 

Una

quinta sensación de espejos

partiendo los calendarios de un cuerpo

 

Un

niño que buscaba las leyendas del mármol

en el párrafo de la sombra

 

Una

madrugada

la lluvia renunciaba a las puertas

porque la vejez escapaba de la cerradura

Y los saltamontes

dormían en el pletórico aroma de la leña

 

Un

caballo patinaba en las cicatrices del barro

para incendiar los cuarenta ayunos de un siglo

 

Una

sinfonía de la tierra

imitando el encuentro de las voces en la vía del origen

Freddy Ayala Plazarte





XII.

Yo busco las canas de mi padre

en la cerámica del estiércol

tardan las hormigas en marcharse del zapato

 

Amante como los de Sumpa

porque abraza mis caricaturas

ahí donde un trébol estira sus corazones

y el cascajo derrama un blanco peinado

 

Y en el manicomio de arena

sus palabras descalcifican

la séptima vértebra de las rieles

  pero su nombre se mantiene paralítico

donde el mar ceremonia imágenes antiguas

y atrás de la ausencia queda una fragata

a romper el siglo de las piedras

 

Y  un manuscrito

entreteje la caligrafía de sus edades

acaso sus voces aún cosechan

el insonido de otra madrugada

no ha dejado de existir en la cubista imagen del agua

 

habitación de tiovivos

enloquece el acróbata con las tramoyas del hospicio

es una perinola borrando pasos de mi padre

 

ahora son las manos quienes se juntan

sobre mis labios se pudre el silencio que mantengo

la mosca tropieza

en la humedad de muletas

dónde muere el ojo que el mar intenta?

es mi alucinación convertida en esqueleto

olvidando la genealogía de los padres

hay un ritual de pensamientos

atrayendo mi infancia hacia las veredas

Freddy Ayala Plazarte



Y el lejano trébol que gritaba en la bisagra
La desconsolada frase que pronunciaban los escribas en una orilla

El mundo solo escuchaba la música de los pies en una caverna;
la música de los números en una pizarra
la música de los ancianos cuando escondían el rostro en ceremonias;
la música de las trenzas cuando untaban la paja.

El mundo solo escuchaba la música de los dedos que dibujaron la historia en un laúd; la música de un vetusto instrumento que regresó los siglos del mar; la música de los que abrazaron la piedra y el gregario aroma del agua en una vasija; la música que inventaron los que abandonaron las enseñanzas de un carpintero; la música que incendió las esquinas de un prisma.

El mundo

solo escuchaba el óxido de las ideas

la música

que los arquitectos trazaban en el viento;

la música que no llegó al ombligo de los cuerpos

la música

que acompañó a una procesión de ciegos

 

la música que no llegó a ser música porque en una partida ya fue música.

 

El coro de los navegantes era un mea culpa

en un baúl traficaban escombros

de letras,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,

,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, y comas

que murieron al tomar contacto con la historia

Freddy Ayala Plazarte










Braulio Ortiz Poole

Canadá

Seguidor de la ley y de la patria,
quiero saber de ti,

por qué empuñas el hacha.

No me eres un extraño.
Yo he nacido en la tierra de los inquisidores
y también he temido al árbol que se tuerce.

¿De qué abono brotan tus ramas tan erguidas?
¿Qué te hizo invulnerable a los tornados?

Todo tiene un origen:

antes que una prisión,

en el mismo paisaje habría una pradera,
el captor y el recluso serían niños.

Alguna vez, la espada fue cartón,
seguidor de la ley y de la patria,
alguna vez sería Navidad,
alguna vez, ¿recuerdas?,
habrían llevado un tiovivo al vecindario.

Hombre de Dios y niño,
¿cuándo empezó la caza?

En esa luz de invierno, en tu inocencia,
¿cómo creció la noche y se hizo bosque?
¿por qué el piano eligió la gravedad?
¿cuándo el trébol amargo del verdugo?

Si pudieses mostrar tu corazón,
¿sería fruta o betún lo que enseñaras?
¿el calor de una lámpara de aceite?

Quiero saber de ti,

por qué tus sueños a veces tienen dientes.

Tú que surcas las aguas de lo recto,
¿alguna vez tuviste el mar en contra?

¿hubo alguna deriva?

Al fin de la jornada,
seguidor de la ley y de la patria,
cuando partes el pan como hizo Jesucristo,
¿piensas en Canadá?
¿en el cubierto que falta en otra mesa?
¿miras con compasión al perseguido?

O tal vez, con fervor
-una zarza que arde, pero no se consume-,
una frase te viene a la memoria:
Reprendo y disciplino a todos los que amo.

Braulio Ortiz Poole




Gente que busca su bandera

Los que dudan, los que huyen,
los amantes furtivos,
los que dejan atrás alguna idea,

los disidentes,
los hombres calumniados,
los que escuchan la voz de su conciencia,
los individuos marcados por su raza,

quienes desafían el orden de algún modo,

los que cruzan una línea incómoda,
los serenos en el campo de batalla,
los templados que no avivan las hogueras,

los que no son de aquí,
los extranjeros, también los desterrados,

los cobardes, los místicos,
los ateos, los que habitan los márgenes,
las mujeres que derriban una cerca,

los hombres demasiado humanos,
los frágiles, los locos,

los nombres vinculados a un escándalo,
los muchachos tomados por la fiebre,
los viejos que aún defienden la palabra,

los apátridas,
aquellos que buscan su bandera,
los que abren un camino diferente.

Escribe sus historias,
di sus nombres.
Aunque los señalen,
también ellos
están haciendo patria.

Braulio Ortiz Poole




No importa si olvidaste la maleta

No importa si perdiste el equipaje.

Si tu pecho ha renunciado al frío,
si sabes
que un árbol derribado será leña,
que un hombre que ha caído puede erguirse,
si has aprendido eso, que hay vida

más allá de la vida,

más allá incluso del árbol y del hombre,
no importa
el rostro hostil que tenga cada tarde.

No importan los rastrojos o la espina
que hacen de un espejo una amenaza.
Rebelde e imprevisto,
como una flor que brota en una celda
o un agua que circula bajo tierra,
así te incorporas tú frente a las cosas.

No importan los rechazos.
Tantas veces
entregaron tu nombre a la deshonra
o te arrojaron un verbo que era azote
que aprendiste a esquivar
la piedra de la adúltera.

No estás solo.
Toda ciudad no es sino un enjambre
de gente que ha agachado la cabeza.

Este horizonte más que tierra sólida

será tierra caliza,

pero no importa
si sabes
que tú mismo has cruzado los puentes que temblaban
y has logrado avanzar en lo precario.

No permitas que el ruido te confunda,
aunque persistan los cantos de sirena.
Tú hallaste en el silencio
aquello que era hermoso.
Una abadía
que rinde culto a un dios sin ornamento,
que sabe que vendrá el amanecer.

Si está la vida,
no importan los fracasos.

Algunas noches,
en el calor feliz de la amistad,
o cuando duermes al lado del cuerpo de quien amas,
una rara alegría te asalta como un rayo
y te dices: No importa.

Braulio Ortiz Poole















Carlos Colón Ruiz

Hogar

Y parece que la inocencia
se queda sin casa
cuando todo techo le da con flotar.

Ya la ciudad es grande
y como todo en la vida cae
como los labios a las lenguas,
como caigo en los brazos de mi madre,
como caigo en el monte
seguro y querido.

Carlos Colón Ruiz




Isla

Llego a la costa más cercana,
me quedo paralizado por el miedo,
admiro y doy un paso adelante
quedándose los pies bajo el agua.

Ahora sé que vivo en una jaula.

Carlos Colón Ruiz




Versión de personaje

Cómo ha traído el tiempo
una respuesta para las historias
que se me presentan
en libros, en videojuegos, en canciones
en las personas que atiendo
a diario en el supermercado
y apenas logro recordar,
una respuesta que, aunque presente,
se esconde en un pilar de versiones
que invento al azar
queriendo ser personaje de cosa tal digna
y no un lector, un jugador, un fanático
y no un chico que te cobra las frutas los domingos.

Carlos Colón Ruiz










Félix Francisco Casanova

ERES UN BUEN MOMENTO PARA MORIRME

Amaneciendo y anocheciendo
a un mismo tiempo,
cariño, ¿no es ésta la forma
en que te gustaría vivir?
En mi cabeza hay un álbum
de fotos amarillentas
y lo voy completando con mis ojos,
con los más leves ruidos,
atrapando olores en el aire
y en cada sueño que sueño.
¿Sabes una cosa, pequeña?
La última página de mi álbum
tiene tu boca lluviosa mordiéndome un labio,
un disco de rock’n’roll
y calcetines de colores.
Mis ojos han sido rápidos,
te he hecho el amor con la ropa puesta
a través de una
larga pajita dorada
mientras cruzabas la calle
con el cabello ardiendo.
Pero ahora son tus pies
quienes dan mis pasos,
¡así que no te equivoques
pues me caería!
Te bebo en cada vaso de agua
que sacia mi sed,
mis palabras son claras como niños pequeños
o espesas como semen empapando cortinas,
pero hoy tengo que inventar
un nuevo idioma
para conversar con tus tiernos maullidos eléctricos
y los gritos de euforia
de la gente que vive en tu cabeza.
Debes saber que a veces
soy como un entierro interminable,
siempre triste y azul
subiendo y bajando
por la misma calle.
Pero otras veces soy un río de risa
corriéndome por toda la ribera,
haciendo el amor a la mar,
una felicidad contagiosa,
un revólver de amor, nena,
y voy a disparar justo a tu corazón
¡bang, bang!
¿te di?
Quiero arrollarte, enrollarte y arrullarte,
montaña de aguardiente
y tarde rojiza.
Eres un buen momento para morirme.

Félix Francisco Casanova



PROVERBIO YANKEE

Las fotografías
de hermosos jóvenes muertos
en trajes de baño
son casi siempre
el más perfecto
de los recuerdos.

Félix Francisco Casanova





SÍNDROME Nº3

Los relojes me quieren mal,
como al hacer el amor por dinero
me venden un tiempo gastado,
una botella que sólo guarda
el perfume de su licor.
Y así, un vaso de fiebre,
un largo termómetro
como el brazo pálido de un muerto,
me hunden en los sueños sin retorno,
me arrancan el rostro como a un derrotado boxeador.

Félix Francisco Casanova




SÍNDROME Nº4

Hoy, los veinte dedos
de mi cuerpo
desean abandonarme
igual que pájaros
al árbol seco,
hoy cada uno de mis cabellos
está erguido
como un soldado que van a fusilar,
hoy el viento arruga mi piel
como una bandera rota,
hoy, macilento brujo,
he colgado mi máscara
y mi boca se abre
como un fruto al caer.

Félix Francisco Casanova




YO SOY TU DESTINO…

Espero que nos crucemos
al doblar una vida
y del susto me mates
por última vez.

Félix Francisco Casanova












Esther M. García

Alteración cerval de la conciencia

Su lenguaje es el delirio,
castiga con los súlfures mares de su lengua.
Belleza que rompe por atravesamiento
del lenguaje.

Dice la enfermera
-define el trauma-
y enumera la simetría de la catástrofe:
un padre que acaricia
por las noches a su hija.

Una mano es una mano
pero también los dedos,
la presión, el dolor, la herida.

Dolor amputado,
miembro fantasma que habita
el convulsionado cerebro.

Recuerdo sepultado.
Un muerto apesta el cadáver
de la ahora viva.

Trauma es la seducción,
la mano que lanza el golpe,
el golpe y el impacto
que no dejó cicatriz,
o herida física.

Por dentro, la memoria ejecuta
el rito sombrío;
la rememoración oculta, siniestra.

Esther M. García




Asociación libre, una lección clínica

L’Amoureuse Initiation

Manos,
cabezas cortadas
del inmenso árbol de la noche,
caen por los rincones de la casa.

Digo casa para decir manicomio,
para decir locura, diciendo histérica,
diciendo: No, papá, para por favor,
¿qué estás haciendo?

Digo el grito, el desgarro.
Contemplo el lúcido dolor
con que alumbra la casa
esta herida.

Esther M. García




Lección clínica en la Salpêtrière

(Sesiones de los martes)

6:00 Am

No querer el blanco aséptico
No amar el olor limpio
del piso y la ropa de cama
recién lavados
No querer la voz
que pregunta sin emoción
¿cómo se encuentra hoy?
No querer responder
Ahogarse en la saliva
del rizomático vocablo
Ahogarse en la espuma zafírea
del cerebro coagulado

Esther M. García




Museo viviente de patologías

I

La familia es lo único que mata.
Su belleza no reside
en los elementos que la conforman,
sino en la armoniosa proporción
con la que un miembro de ella
destruye a otro miembro de la misma.

La familia es vaho marino
que exuda el bronco sueño
de un jardín negro donde florecen
las más diversas patologías.

Toda familia es una enfermedad
y el deber de todo miembro enfermo
es sobrevivirle.

Esther M. García



Plaga:

1. Sustantivo femenino. Colonia de organismos animales o vegetales que ataca y destruye.
2. Daño o desgracia que afecta a gran parte de una población y que causa un perjuicio grave.
Por ejemplo:

Nubes histéricas. Enjambres de mujeres contorsionandose voluptuosamente. Adoratrices del éxtasis divino de Santa Teresa de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, Santa Teresa enjambre oscuro sobre la gran verga de Dios. Anímulas. Organismos fosforitos ennegreciendo la majestuosa vista de los paisajes de la campiña francesa.

Por ejemplo:

5,500 pacientes arqueándose en la Salpêtrière. Llorando una música oscura entre las calles puercas de París y Toulouse, Burdeos, Lyon, Montpellier, Nantes, Rennes, Nimes, Reims, Amiens, Cannes y Orleans. Colonia de organismos femeninos para grandes experimentos. Avance de la ciencia. Avance del hombre. Avance de la humanidad.

Por ejemplo:

Historia e Histeria. La relación entre trauma, la negación de la historia y el surgimiento de distintas versiones para un solo acontecimiento. ¿Quién escribe todo esto? ¿Quién es la víctima?

Por ejemplo:

Cuestionamiento del poder, la regulación del cuerpo femenino. Inversión de signos para construir nuevos significantes. La fragmentación del relato y la idea de que tú puedes manipularlo, invertirlo y negarlo, es un mecanismo histérico de defensa.

Esther M. García















Jeremy O’Brien

"No se trata de hacer las cosas más rápido o mejor […], sino de poder hacerlas. […] Estos problemas estarán siempre fuera del alcance de cualquier ordenador convencional que pudiéramos construir. […] Aunque cogiéramos cada átomo de silicio del planeta y lo convirtiéramos en un superordenador, seguiríamos sin poder resolver estos […] complicados problemas."

Jeremy O’Brien
Tomada del libro Supremacía cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo de Michio Kaku, página 19

Doron Swade

"Ada vio algo que Babbage, en cierto sentido, no logró ver. En el mundo del británico, sus máquinas estaban limitadas por los números. Lo que Lovelace vio […] fue que los números podían representar entidades distintas de cantidades. Así que una vez que se contara con una máquina para manipular números, si estos representaban otros conceptos, como letras, notas musicales, etc., entonces el aparato podría trabajar con símbolos (de los cuales los números eran solo un ejemplo) de acuerdo con ciertas reglas."

Doron Swade
Tomada del libro Supremacía cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo de Michio Kaku, página 29

Himno socialista

"De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades."

Himno socialista

Credo capitalista

"Vivir bien es la mejor venganza."

Credo capitalista

Hartmut Neven

"Parece que no está pasando nada, y entonces, de repente, estás en un mundo diferente."

Hartmut Neven
Tomada del libro Supremacía cuántica: La revolución tecnológica que lo cambiará todo de Michio Kaku, página 12