El tema de los complejos, valga la redundancia, es
extremadamente complejo. Pero posee un valor inmenso como modelo psicológico,
porque nos ofrece una remarcable comprensión de la dinámica de un horóscopo. De
entre las muy variadas perspectivas psicológicas de que disponemos, la de los
complejos es una de las más útiles para el astrólogo y una de las más
profundas. Podemos reducir los complejos a una mera comprensión de los
conflictos personales y de las dinámicas familiares. O podemos, por el
contrario, ver los complejos desde una perspectiva arquetípica y mítica y
obtener así un atisbo del significado profundo subyacente en las experiencias y
pautas de desarrollo de la persona. Ambas opciones son válidas. Lo que
realmente estamos examinando es un modelo psicológico de destino.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 7
En la dinámica de la psiquiatría moderna los complejos son
inicialmente explorados únicamente desde el punto de vista de la patología.
Pero la descripción mítica de su funcionamiento nos ofrece una perspectiva
enteramente diferente. Los complejos no sólo son destino, sino que son un
factor de primer orden en la evolución tanto humana como divina.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 9
Somos ciertamente peones en el tablero de nuestros
complejos; y cuanto más creamos que tenemos el control de nosotros mismos o de
nuestra vida, más compulsivamente parecemos comportarnos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 18
Por «dioses» debéis entender «planetas». A fin de cuentas,
son lo que manejamos al enfrentarnos al simbolismo astrológico. Dado que todos
compartimos los mismos planetas, no somos individuos aislados. Somos como
cualquier otro ser humano que haya existido y existirá, pues en todos nosotros
están vivas las pautas arquetípicas simbolizadas por los planetas. En este
sentido todos los planetas son colectivos, pues reflejan cualidades humanas
universales. Los impulsos básicos que compartimos con todo ser humano pueden
formar una pauta individual en el horóscopo natal; pero todos los planetas son
en sí mismos universales, como el núcleo de un complejo. Por ejemplo, todos
tenemos padres. Pueden ser buenos, malos o indiferentes. Uno o ambos pueden
estar ausentes. Es incluso posible, a través de la fecundación in vitro, que un
niño tenga un padre que falleció diez años antes y que hubiera congelado su
esperma, o una madre cuyo óvulo fecundado se hubiera implantado en otra
persona. Sin embargo, a pesar de lo peculiar de la experiencia, aún no hemos
descubierto el secreto de la inmaculada concepción y ésta todavía depende de un
espermatozoide y un óvulo para mantener las cosas en marcha. La experiencia de
criar no es sólo mi experiencia personal, Todos han sido criados de una u otra
forma: mal, con cariño, con violencia, con ausencia, con agobio… Todos hemos
experimentado, de muy variadas formas, el proceso de nacer de dos padres,
hombre y mujer, estuvieran presentes o no, y de cómo nos trataron a pesar de
ello. La experiencia del padre y de la madre forma parte del nivel colectivo de
la experiencia, lo cual es la razón por la que en el mito nos encontramos con
un rey y una reina de los dioses o incluso, en los mitos más antiguos y
primarios, una deidad materna capaz de fecundarse a sí misma. Las imágenes
míticas son imágenes de impulsos psicológicos básicos, de pautas fundamentales
e indelebles en la vida y en la psique. No deben desconcertarnos. Uno no tiene
por qué creer en dioses en un sentido sobrenatural. Uno puede ser un científico
extremadamente racional que ha observado que una determinada formación
cristalina sigue siempre determinados patrones fijos y los copos de nieve
forman siempre hexágonos, y las ranas empiezan por tener branquias y cuando
crecen acaban teniendo pulmones. Para comprender estos patrones arquetípicos,
los astrólogos usan la taquigrafía planetaria o una combinación de planetas
asociada a una imagen mítica. Pero la disposición de los planetas es diferente
en cada persona. Obtenemos diferentes puntos de énfasis y también diferentes
retos. Fuera de la enorme variedad de imágenes arquetípicas del padre, por
ejemplo, un individuo concreto puede vivir una faceta muy específica,
dependiendo de cómo aparezcan los significadores del principio del padre en la
carta individual y qué clase de experiencias cincelan la forma en que el
complejo se desarrolla. Sol-Saturno, por ejemplo, es una imagen muy especial
del padre. Se refleja en la compulsión de expresar el complejo del padre —la
telaraña energética formada por los sentimientos, ideas y asociaciones
pertenecientes al padre— de una forma determinada. Sol-Neptuno describe otra
experiencia muy distinta y una expresión totalmente diferente del complejo del
padre. Y Sol-Marte describe todavía otra experiencia distinta de las dos
anteriores. El nativo Sol-Neptuno puede experimentar al padre arquetípico como
una fuente espiritual invisible, o como un poeta, o como una víctima herida; y
la energía de este tipo específico de complejo del padre generará determinadas
clases de percepciones, sentimientos y acciones. El nativo Sol-Saturno puede
vivir al padre como alguien que «dicta la Ley», como tirano o como un protector
firme y seguro. El nativo Sol-Marte puede, a su vez, vivir al padre como un
luchador, un matón, un líder o un agresor violento. Todos estos aspectos están
relacionados con el principio del padre y colorean el complejo del padre, pero
son diferentes. Todos tenemos un complejo del padre, pero no todos lo hemos
vivido y manifestado de la misma manera.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 18
Sol-Saturno y el complejo paterno
Al intentar comprender qué apariencia tiene un complejo en
términos astrológicos, necesitamos fijarnos en los planetas por separado y
después en los aspectos que forman entre sí. Saturno, como sabemos, simboliza
los principios arquetípicos de la ley, la autoridad, la estructura y la
limitación. Ésta es su naturaleza tal como el mito la representa y eso es lo
que representa como pauta arquetípica en el interior de los seres humanos. Es
una dimensión del principio del padre o, en términos humanos, del complejo del
padre: un conjunto interrelacionado de ideas, asociaciones y vivencias que
reflejan todo lo que los seres humanos sabemos del padre, tanto del personal
como del transpersonal.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 20
Saturno no es, desde luego, el único planeta conectado con
el principio del padre. El Sol simboliza una faceta distinta: el radiante
dios-creador que crea el universo y lo sostiene a través del amor y la luz. En
el arte griego Saturno siempre es un anciano, mientras que Apolo, el dios-Sol
es siempre joven, bello y perfectamente proporcionado.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 20
Cuando conocemos a una persona en cuya carta existe un
aspecto Sol-Saturno, el complejo del padre en ese individuo se coloreará
con esa combinación de planetas, con lo que el creador y fuente de la vida es
al mismo tiempo el severo e implacable ejecutor de la ley y de la limitación.
No importa lo alegre e inspirado que sea el impulso creativo; siempre chocará
frontalmente contra las leyes irrevocables que definen sus límites.
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El horóscopo en
acción, página 20
Esta combinación Sol-Saturno puede manejarse mejor a
través de un trígono o sextil —un complejo con un bajo nivel de energía—. O
puede ser perturbadoramente compulsivo si se hallan en conjunción, cuadratura u
oposición —un complejo energéticamente muy cargado dado que las dos facetas del
padre arquetípico están en conflicto—.
Cuando este conflicto se abre paso hacia la conciencia desde
el inconsciente personal, forma una 24 especie de campo de energía, atrayendo
hacia sí sentimientos y asociaciones personales como un gran imán. Es tanto un
patrón de desarrollo como un modo específico de percepción. Desde la infancia
en adelante, todas las experiencias relativas al padre serán percibidas a
través de esa lente. Cuando empiezan a influir sobre la conciencia, el nativo
con un aspecto difícil Sol-Saturno percibirá a su padre tanto desde el punto de
vista solar como el saturnino y se verá forzado a tomar partido por una de las
facetas contra la otra.
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El horóscopo en
acción, página 21
El complejo del padre arquetípico es universal. No es
positivo ni negativo; simplemente es y contiene toda la experiencia humana
acerca del principio vital que denominamos padre. Asociamos la ley, el orden y la
disciplina con el Padre Saturno, y todo el poder creativo del cosmos con el
padre Sol.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 22
Asociamos la fuerza, la agresión y el liderazgo con el Padre
Marte.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 22
Todos tenemos esos planetas en nuestra carta natal y todos
ellos nos dicen algo sobre las cualidades y pautas conectadas con el arquetipo
del padre y el complejo del padre.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 22
Cada uno de nosotros tiene un destino —o hado, o cualquier
otra palabra que pudiéramos usar para describir esa necesidad— sumamente
individual.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 23
Nunca podremos estar seguros del todo, al fijarnos en un
aspecto difícil, acerca de qué extremo «reclamará» el ego como propio y qué
extremo permanecerá en el inconsciente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 24
A veces la cadena de causas y consecuencias es tan oscura
que no podemos encontrar su origen, porque éste puede hallarse en la historia
familiar anterior a nuestro nacimiento. A veces, realizamos nuestras elecciones
a una edad tan temprana que no podemos considerarnos de ninguna manera
responsables. A veces se nos fuerza a escoger determinadas opciones porque el
mundo es como es. A veces el colectivo ha puesto en marcha procesos que llevan
a unas consecuencias que nos afectan personalmente. En esa área hablar de
«culpa» personal puede resultar irrelevante e inapropiado. Todo lo que sabemos
es que, si prestamos atención a los suficientes relatos vitales, podemos ver
que esa extraña sincronicidad ocurre constantemente. Siempre nos encontramos
con nuestro yo secreto en el mundo exterior, aunque tengamos que dar la vuelta
al mundo para hacerlo. Siempre encontraremos a gente cuya carta natal encaje
con la nuestra y cuyos complejos hacen pareja con los nuestros, con lo cual
podemos representar nuestro drama personal con esos individuos, de tal manera,
que podemos descubrirnos a nosotros mismos, afortunadamente. Generalmente es a
través de la dinámica de las relaciones que empezamos a ser conscientes de
nuestros complejos. Ésa es la manera usual que tienen de manifestarse en
nuestra vida —no sólo en las relaciones románticas, sino en todas las
relaciones en que nos entregamos a fondo—.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 28
Los complejos pueden estar dormidos durante mucho tiempo y
sólo se dejan ver cuando llega el momento propicio. De eso precisamente trata
la astrología predictiva, si bien el astrólogo demasiado literal puede pasar
por alto el significado y la lenta emergencia del complejo, centrándose
únicamente en su resultado
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 31
A nivel interno, los tránsitos y progresiones nos dirán
cuándo es el momento adecuado para que los complejos se manifiesten.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 31
Podemos trabajar a un nivel intelectual para comprender
de qué tratan nuestros complejos. Podemos usar la carta para «detectar los
complejos». Esto es muy divertido y también muy útil, porque puede prepararnos
y ayudarnos para enfrentarnos con una mayor sensibilidad a lo que se avecina;
pero no va alterar el ritmo de desarrollo y de aparición del complejo. Cuando
los complejos comienzan a entrometerse en nuestra vida, la vivencia real es
bastante diferente de su reconocimiento intelectual, por lo que lo inteligente
será volverse hacia adentro para enfrentarnos a ellos, en orden a comprender
qué son y a dónde nos llevan.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 31
Al intentar comprender los complejos, es necesario pensar en
términos paradójicos. Los complejos cambian constantemente de acuerdo con
nuestras experiencias y la conciencia que éstas nos aportan; y la forma en que
los manejamos en cualquier momento puede alterar la forma en que se expresen en
el futuro.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 43
El núcleo del complejo es arquetípico y se refleja
astrológicamente en las configuraciones de la carta natal. No podemos enviar
una solicitud que se nos dé una nueva carta natal sólo porque nos parece que
debería cambiar algún factor. No creo que trabajar constructivamente con
nuestros complejos sea cuestión de transformar algo en algo distinto. Es más
bien una cuestión de mayor conciencia, que nos ayuda a dejar de proyectar
nuestros complejos y de comprometernos en patrones compulsivos de relación con otras
personas. También puede ayudarnos a liberarnos de las compulsiones interiores
que nos llevan a ir en contra de nuestra ética y nuestros valores y a encontrar
nuevas vías de expresión para la energía del complejo. Para la cuestión de si
una conciencia así puede alterar el futuro no tengo respuesta. Es posible, al
igual que es posible que determinadas experiencias son necesarias e
inevitables.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 32
Los complejos son muy misteriosos y nos arrastran a aguas
espirituales y filosóficas muy profundas. Si no nos limitamos al marco de
referencia psicoanalítico y enfocamos la cuestión desde una perspectiva más
esotérica, nos enfrentamos al dilema que los alquimistas medievales se
esforzaron tan duramente por resolver, a saber: si el cosmos está terminado de
crear o no. Dios no ha acabado la obra de la creación o, para decirlo de una
forma más herética, Dios no está acabado, o acabada. No se ha terminado de cocinar.
Desde esta concepción del mundo, los complejos son pequeñas partes de Dios, si
queréis decirlo de una manera más mística. Lo que llamamos el inconsciente
colectivo es en realidad el unus mundus, el Todo cósmico viviente del que los
seres humanos formamos parte.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 32
Cuando una persona trabaja para integrar un complejo creando
una relación con el inconsciente, el complejo tiene nuevas vías de expresión
que, a un nivel puramente instintivo, nunca habría tenido. Sin una conciencia
que ejerza de intermediaria tienen niveles limitados de expresión, como ocurre
en el reino animal. Muchas formas de vida están ligadas a pautas arquetípicas
que dictan su evolución de acuerdo con las necesidades de supervivencia, que es
lo que los griegos entendieron por «ley natural» —la forma más rudimentaria de
destino o Moira—. No es mucho lo que puede hacer vuestro gato con sus
complejos, salvo manifestarlos dentro de los límites de su especie. Si se
siente agresivo, puede morder a su amo, o destrozar los muebles o corretear
locamente por toda la casa. Pero hasta donde sabemos, no posee la capacidad de
reflexionar acerca del origen de sus sentimientos agresivos, que llevaría a
éstos a otro nivel. Merecidamente o no, un hombre tiene un ego consciente que
puede realizar elecciones racionales. Esto no implica una superioridad innata
sobre el resto de formas de vida, ni tampoco significa que siempre usemos con
sensatez nuestra capacidad de elección. Y mucha gente prefiere tumbarse y dejar
que el complejo se apodere de todo, porque eso es mucho más cómodo. Se podría
discutir incluso que, dado que tenemos tantas opciones, hemos encontrado
salidas más destructivas para nuestros complejos que las que otros seres vivos
hubieran descubierto nunca. Pero, por la razón que sea, si ciertamente existe
una razón y no se trata de un accidente, se nos ha otorgado el don de la
reflexión y podemos mirar hacia 37 adelante y atrás, hacia dentro y hacia
afuera. Por lo tanto, podemos establecer una relación diferente con esos
centros de energía de nuestro interior, y favorecer un diálogo entre el
complejo, con sus compulsiones, y el ego, con su capacidad de decidir. Al ser
consciente del complejo y responsabilizarse por los conflictos innatos
contenidos en él, el individuo devuelve algo a la psique colectiva. Como los alquimistas,
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 33
Los complejos son la estructura de nuestra realidad
psíquica. Por tanto, sí, creo que existe una posibilidad de cambio, pero
también que no. ¿Qué tal esto como respuesta mercuriana?
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 34
La manera en que la conciencia contiene el complejo y
trabaja con él puede cambiar radicalmente su forma de «asentarse»,
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 35
Los complejos se expresan de muchas y muy variadas maneras:
Los complejos se expresan generalmente a través de la
proyección.
De pronto, podemos empezar a reaccionar poderosamente a algo
o alguien presente en nuestro entorno.
Cuando se proyectan partes de un complejo, la carga de
energía está fuera de toda proporción respecto de lo que merece la situación; y
si somos lo bastante listos como para reconocerlo, descubriremos que hay algo
en nuestro interior que tiene vida propia, sus propias ideas sobre la realidad
y sus propias reacciones emocionales. Y que no está haciendo lo que nosotros
queremos. Nos decimos a nosotros mismos: «No debería reaccionar así» o «No voy
a permitir que esto me vuelva a ocurrir»; y luego nos tropezamos con la misma
persona o situación y descubrimos que estamos nuevamente en las garras de la
compulsión otra vez.
La proyección es una manera «normal» en que los complejos co
mienzan a emerger a la conciencia consciente. La proyección no es una
indicación de patología. Es un mecanismo psicológico natural a través del cual
los componentes inconscientes buscan la conciencia. La manera en que manejamos
nuestras respuestas compulsivas puede marcar una enorme diferencia en nuestras
vidas, a muchos niveles; o podemos manifestarlas ciegamente. Podemos culparnos
a nosotros mismos o a los demás, o podemos intentar contener y comprender
nuestras emociones. En algunas personas, la frontera entre la conciencia
consciente y el inconsciente es muy fluida. Esto hace más fácil trabajar con
los complejos, aunque demasiada fluidez puede significar que nos identificamos
con el complejo y que no desarrollamos suficientemente un ego fuerte. Pero otra
gente clava maderas en las ventanas y pone candados en las puertas. El ego se
vuelve rígido y está a la defensiva: y cuando esto ocurre en el momento en que
un complejo está abriéndose camino hacia la conciencia, 40 no puede hacerlo de
forma «natural». De esta manera, si no accede por un camino «natural», lo hará
de una manera mucho más incómoda para el ego.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 35
Quizá podríamos llamar a Saturno-Plutón el «complejo de la
muerte en Venecia». Si en tu carta Saturno bloquea a Plutón y se ubica en la
casa natural de este último, el final plutoniano se puede proyectar de una
forma extremadamente poderosa y puede ser que te encuentres en medio de
dolorosas luchas de poder con los demás.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 37
La gente expresa sus complejos de forma distinta. Esto puede
estar conectado con el equilibrio general de la carta. Por ejemplo, aquellos
cuyo elemento Tierra sea débil pueden mostrar una propensión a somatizar los
complejos debido a que el lado físico de su vida es más sensible, más
vulnerable y más inconsciente. Esto puede ser un reflejo de la receptividad
extrema del cuerpo. Las personas con planetas en la VI pueden también somatizar
sus conflictos, aun en el caso de que su elemento Tierra sea fuerte. Y las
personas con una Luna poderosa y angular pueden somatizar un complejo, debido a
que la Luna refleja en el nivel instintivo de respuesta lo que es tanto físico
como emocional. Si la Luna está afligida o bloqueada, el cuerpo puede
manifestar esa infelicidad dado que es como una placa fotográfica muy sensible.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 39
No existe una manera fácil de determinar, a partir de la
carta, si un complejo se hará visible a través de una proyección o una
enfermedad.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 40
Al aparecer el complejo en la conciencia, generalmente se
escinde en dos. Se crea normalmente un conflicto, en el cual nosotros tratamos
de evitar uno de los aspectos del complejo exteriorizándolo. Esta mitad no
deseada puede ser proyectada o experimentada a través del cuerpo, lo cual es
bastante diferente. O se puede asociar a una persona, un tipo de persona o un
grupo de personas, o a algo abstracto, como una ideología o más concreto, como
un lugar o entorno determinados. La incubación de una enfermedad y las pautas
compulsivas de relación debidas a la proyección son dos manifestaciones
características de la aparición en la conciencia del complejo. Ello no se debe
necesariamente a un bloqueo patológico. La elevada carga energética que rodea a
un complejo puede provocar una enorme ansiedad cuando empezamos a sentir su
poder poco a poco. Sabemos que algo está sucediendo en nuestro interior que no
entendemos. Nos da miedo e intentamos huir del conflicto y de la conciencia
cada vez mayor debida a la escisión. Se trata una reacción humana y no
patológica. Aunque usemos el lenguaje astrológico llegaremos a la misma
conclusión, porque cuando por un tránsito o progresión mayor un planeta se
acerca y entra en el orbe, sabemos que algo ocurre y eso nos puede asustar.
Puede que no lo sepamos a un nivel racional (a menos que seamos astrólogos),
pero sí a un nivel intuitivo y empezamos a reaccionar. A menudo la primera
respuesta es la ansiedad. El cambio es inminente y uno empieza a poner cerrojos
en las puertas y ventanas.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 40
¿Qué clase de imagen del padre podría sugerir un aspecto
Sol-Urano?
Lleno de luz. Cambiante.
Esta podría ser la clase de sentimiento que un niño podría
tener por su padre.
Pero hay que empezar por el núcleo arquetípico, al efecto de
que entendamos las diferentes imágenes asociadas con el padre, muchas de las
cuales parecen excluyentes entre sí. Urano está relacionado con la revelación.
Es el fuego de la iluminación, la repentina visión prometeica del cosmos como
un todo ordenado y funcional. Urano es inspirador, porque revela el sistema que
se oculta tras la manifestación material del mismo. Es Dios como el rayo, la
chispa de inspiración. Si la energía de un complejo tal se abre paso hacia la
conciencia, podemos experimentar una enorme explosión de energía creativa o una
importante revelación espiritual. Igualmente podemos sufrir un demoledor
colapso psicótico. O el complejo podría ser proyectado y podríamos tener un
perturbador encuentro con una persona uraniana en el mundo exterior.
¿Pero qué tiene esto que ver con el padre? Mucho, en verdad.
Si se vive el padre como un poder repentino e iluminador, una demoledora
revelación de poder e inteligencia cósmica, es probable que le tengamos miedo
en la infancia. Parece tan impersonal, tan poderoso y tan lejano.
En gran medida depende de cuán positiva o negativa sintamos
su energía y de lo dispuestos que estemos a ser recipientes de la misma. Esto
puede estar vinculado a los aspectos que Urano forme en la carta natal, así
como al equilibrio general entre los Elementos. También puede estar relacionado
con el comportamiento del padre real: si podemos relacionarnos con nuestro
padre como persona, será capaz de canalizar suficientemente el arquetipo para
que no nos aterrorice, incluso si el Sol y Urano forman un aspecto difícil.
Posteriormente, cuando nos enfrentemos a las relaciones uranianas, nos
sentiremos lo bastante seguros para reconocerlas y ser transformados por ellas,
dado que tenemos una expectativa positiva de su poder creativo.
Sin embargo, si es un tirano, un ejemplo negativo de la
supresión uraniana de los instintos, puede que experimentemos una profunda
escisión entre la mente y el cuerpo. Puede que nos identifiquemos con él y
rechacemos el cuerpo, o puede que nos identifiquemos con el mundo físico y
rechazar a Urano. Y si el padre es un padre ausente, como suele ocurrir cuando
Urano es un significador del padre, el repentino poder iluminador del padre
arquetípico no dispone de intermediario y todo está asociado a sus repentinas
apariciones y desapariciones, así como sus terribles consecuencias. Puede que
intentemos bloquear el advenimiento de toda experiencia uraniana, debido a que
tenemos miedo de que anuncie una dolorosa separación con las mismas terribles
consecuencias con las que nos hemos encontrado anteriormente en la vida. O
podemos tratar de identificarnos con Urano, con la esperanza de acercarnos más
al padre que nunca tuvimos. Y en ese caso tendremos muchos problemas más
adelante.
Me he dado cuenta de que cuando uno de los padres muere,
esta clase de problemas parece explotar en la vida de la persona. ¿Eso es
debido a que el complejo ya no se puede proyectar más?
Sí, significa que la energía del complejo ya no puede ser
contenida proyectándola sobre otra persona. Por tanto, rebota y nos es
devuelta, aunque puede pasar algún tiempo antes de que la conciencia lo
registre. Claro que hay situaciones en que las proyecciones sobre padres,
hijos, amantes o gurús permanecen intactas. En tal caso podremos observar que
la persona pelea con uñas y dientes, a veces durante años, para aferrarse a una
determinada imagen de la persona muerta, a pesar de la creciente intromisión de
la realidad.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 42
El proceso de recuperación del complejo puede provocar una
apertura al instinto creativo o un montón de sufrimiento, o ambos. Pero cada
vez que proyectamos los complejos en nuestras relaciones de larga duración
—sobre padres, hijos, parejas, instituciones o grupos en los que hemos
participado durante mucho tiempo— hemos firmado un pacto tácito con ellos y con
esas situaciones en el mundo exterior. Ellos cargan con una pequeña porción de
nuestro complejo y nosotros cargamos con una parte pequeña de los suyos. Las
familias hacen eso todo el tiempo: cada miembro carga con una parte del
complejo familiar. En el momento en que se produce un cambio, especialmente si
es traumático, como un fallecimiento, la energía del complejo se libera. A
veces esta liberación de energía se siente como maravillosa por una persona y
como una terrible amenaza para otra. Ninguna cláusula del contrato garantiza
que ambas partes aceptarán de buen grado la ruptura de la participation
mystique creada por un complejo compartido. Algunas personas harán cualquier
cosa, por cruel y despiadada que sea, para impedirlo. Desde luego, eso es
inútil y no puede evitar que ocurra ese proceso. Un hijo —generalmente la
«oveja negra» o chivo expiatorio, o el «paciente identificado», como se le
llama en terapia familiar— elige abandonar la enmarañada unidad familiar, y de
golpe el resto de la familia comienza a manifestar toda clase de síntomas,
debido a que el fragmento de «oveja negra» del complejo familiar, con el que
ese hijo había cargado 49 durante tantos años, ha impactado plenamente en su
seno, al que secretamente siempre perteneció. El resto de la familia conspira
inconscientemente para inmovilizar o incluso destruir a la persona que ha
desatado tanta energía transformativa, con la esperanza de que todas las piezas
puedan volver otra vez a su sitio, lo cual es imposible. He escuchado a muchas
buenas personas hablar acerca de esta experiencia tras llevar algún tiempo en
terapia; y han empezado a comprender y reaccionar de forma distinta a los complejos
en juego en la familia. Esta clase de genuina expansión de la conciencia libera
generalmente energía, de forma que el cambio hace acto de presencia en la
familia, algunas veces de forma muy positiva. Y, extrañamente, se produce el
acontecimiento sincrónico de la muerte de un padre, que es la expresión externa
de una transformación profunda y misteriosa que ocurre de puertas adentro.
Justo cuando el hijo que cargaba con el complejo ha empezado a liberarse de él,
el padre o madre salen de escena —como si el padre hubiera sido puesto en
libertad para seguir adelante, avanzando a otro nivel—.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 44
No todos los complejos en los que intervienen planetas
«masculinos» se proyectan como cualidades personales que la persona asocia con
su padre.
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El horoscopo en
acción, página 47
Cuando un principio es profundamente inconsciente, forma
parte del tejido de nuestra percepción de la realidad de una manera que no se
registra como una imagen específica de uno de los padres.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 47
Siempre tenemos los clientes que merecemos.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 50
La astrología va más allá de eso. Sabemos que es posible que
los bloqueos y expresiones destructivas de un complejo no sean «causados» por
un trauma, pero pueden ser reflejados por configuraciones difíciles en la carta
que representen una tendencia a vivir ciertos acontecimientos como traumáticos
de una forma extremadamente subjetiva. En otras palabras, los traumas no causan
complejos, pero sí registramos una experiencia determinada como traumática
debido a nuestros complejos.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 50
Astrológicamente, a veces podemos rastrear la presencia de
acontecimientos «difíciles» o períodos en la infancia que pueden haber
con-tribuido a formar las expresiones más problemáticas del complejo.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 51
El momento exacto de la oposición Sol-Saturno describe, en
verdad, la forma en que (la persona) percibió los hechos que ocurrían a su
alrededor, no los hechos en sí.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 52
Saturno, al igual que los demás planetas, posee muchas
facetas. Es una imagen del autoritario Cronos, pero también es el asno, animal
tradicionalmente regido por Saturno. El bufón es una figura saturnina, como
demuestran las Saturnales romanas; y por ello, en la Edad Media el rey siempre
sentaba al bufón a su lado ante la corte. El bufón es el lado caótico,
estúpido, asnal de Saturno, el regente severo.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 53
Cuando se corta el cordón invisible que une a dos
personas a través de un complejo compartido, ya sea debido a la muerte o a una
separación permanente, uno puede descubrir cosas acerca de sí mismo que había
cargado sobre las espaldas de la otra persona. Igualmente, puede que se libre
de las proyecciones que la otra persona ha cargado sobre sus hombros, que
también están ligadas de alguna manera al complejo compartido.
Habitualmente, no obstante, un complejo puede poseer al
ego en determinados períodos sin que la conciencia desaparezca por completo.
Esta es una de las expresiones comunes de un tránsito poderoso a través de un
punto relativamente inconsciente en la carta natal, como un planeta sin
aspectos o aislado por Elemento. Cuando esto ocurre a pequeña escala durante un
período breve de tiempo no solemos darnos cuenta. Sólo cuando a alguien se le
ocurre grabarnos en ese momento y algún tiempo después rebobina la cinta hasta
ese punto y nos escuchamos, pensamos de pronto: «¿Quién es ése que dice esas
cosas? ¿De verdad yo me comportaba así?». Cuando estamos presos de emociones
intensas, inmersos en polémicas intensas o de un humor imposible, el complejo
simplemente toma el control de la conciencia por un momento. Creemos que de
verdad somos nosotros quienes controlamos, pero de hecho es el complejo quien
dirige el espectáculo. El complejo se ha apoderado de la casa, mientras que el
ego ha tenido que acampar en el garaje. El complejo se ha deslizado hasta
interponerse entre la persona y su relación con la realidad exterior hasta el
punto de dejar mudo al ego, incapaz de realizar sus deseos, de seguir sus
principios éticos y valores conocidos. Una de las principales características
de esta posesión más que común es la compulsividad con la que empezamos a
hablar y actuar, distorsionando los hechos, ignorando deliberadamente lo que
otros dicen o intentan expresar y coartando al mundo exterior para hacerlo
encajar en la percepción de la realidad reflejada por el complejo.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 54
La forma en que juntamos las cosas y llegamos a una
conclusión acerca de una persona o una experiencia depende grandemente de
nuestros propios complejos. Digamos que conocemos a (por ejemplo, George
a los cincuenta años). Ha pasado por su retorno de Saturno, por la oposición de
Urano a su lugar natal y está en la segunda oposición de Saturno a su lugar
natal. Le preguntamos: «¿Qué tal te va la vida, George?». Él con-testará: «La
vida es dura. Es un trabajo duro y tienes lo que te mereces». Aquí escuchamos
hablar al complejo, pues George ha echado un vistazo a sus experiencias, que
pueden no ser muy distintas a las de cualquier otro, ha agregado su propia
percepción, las ha interpretado y ha llegado a una conclusión acerca de la
naturaleza humana. Su conclusión puede ser viable y creativa—para él—. Pero es
una conclusión teñida por el aspecto Sol-Saturno de su carta; y no todo el
mundo lo tiene. Digamos que en vuestra carta tenéis una conjunción
Sol-Neptuno-Júpiter en Sagitario en la casa IX. No tiene sentido decirle a
George: «Ésa es una manera verdaderamente cínica y negativa de ver las cosas.
Todo lo que necesitas es amor. La vida está llena de sentido. El alma se
reencarna. Hazte la carta astral. Prueba con la meditación y la música chill-66
out». George os va a lanzar una mirada inexpresiva y os va a decir: «Anda,
lárgate a California y deja de hacerme perder el tiempo». Su complejo ha
deformado obviamente sus experiencias. Ha hecho que las perciba de una
determinada manera, las interprete, de lo cual ha surgido un sistema de valores
y una concepción del mundo impregnadas por el tono emocional del complejo. Esto
puede ser «normal» para él. Puede que no sea «patológico»; sólo sería
problemático si esos valores y esa visión del mundo le hicieran infeliz, o si
su complejo machacara toda su vida o la de los demás a su alrededor. En ese
caso él necesitaría ayuda, aunque la ayuda sólo podría ser efectiva si es
proporcionada en el contexto de quien es él, no de quien el astrólogo o el
terapeuta quien que él sea. Pero si esa visión de la realidad le funciona,
entonces merece un respeto, dado que ha dado una salida constructiva a su
complejo. Su visión de la vida puede no ser la vuestra; y si es vuestro
cliente, es necesario que comprendáis la naturaleza de su complejo y animarle a
vivir esa visión del mundo tan creativa y digna-mente como sea posible, en vez
de intentar convencerle de que esa visión está equivocada.
Liz Greene
El horoscopo en
acción, página 62
Ciertamente podemos mirar la carta y decir: «He aquí algo
que parece un complejo. Esa Luna en cuadratura a Venus y oposición a Plutón es
una configuración muy tensa y tiene algo que ver con el desastre que son mis
relaciones. Sigo atascándome en triángulos y los celos me agobian lo indecible.
Estoy seguro que eso está conectado con mi madre». Podemos reflexionar
profundamente acerca de los tipos de problemas inconscientes que pueden
intervenir en tal configuración. Podemos observar nuestro comportamiento y ver
que podríamos estar manifestando una escisión compulsiva; y podemos entender,
al explorar ciertas experiencias infantiles, por qué una determinada relación
adulta no funcionó. Podemos intentar explorar determinadas cuestiones
emocionales en el contexto de una terapia o asesoramiento psicológico y podemos
ser capaces de liberar parte de la ansiedad y la rabia a través de la relación
terapéutica. Podemos incluso, darnos cuenta de que en unos pocos años Saturno,
Urano o Plutón transitarán sobre esa configuración y veremos un poco de acción.
Cuando llegue ese momento, nuestras percepciones y todo el trabajo previo que
hayamos llevado a cabo puede ser de mucha utilidad. Estos factores modificarán
la forma en que expresemos el complejo cuando las cosas empiecen a calentarse.
No obstante, la secuencia temporal del complejo y la manera en que hace acopio
de energía y exige ser expresado en momentos especiales, son cuestiones sobre
las que creo que el ego no tiene un verdadero control. No podemos ponernos frente
al espejo y gritar: «¡Sé más consciente, imbécil!», de la misma manera que no
podemos gritarle a una planta de nuestro jardín «¡Crece de una vez, mal-dita
sea!». Muchos terapeutas suponen que en los momentos de progreso en el trabajo
terapéutico ocurren gracias precisamente a ese trabajo terapéutico. Yo no creo
que ocurra realmente así. Más bien creo que esos 68 momentos en que se producen
progresos reflejan determinados tránsitos y progresiones que describen la
liberación de la energía del complejo; y la función del trabajo terapéutico es
proporcionar una salida constructiva a esa energía. Algo importante ocurre, lo
que a su vez provoca que algo sane. Pero el terapeuta no puede forzar la
voluntad del cliente para que cambie o transforme un complejo, a menos que éste
ya esté preparado para ello. Puede ocurrir algo nuevo y creativo gracias a la
relación terapéutica, pero eso es el resultado del trabajo conjunto del
terapeuta y del cliente con el que está trabajando, no del control de la
secuencia temporal. Los complejos determinan nuestra pauta de desarrollo. Van a
su propio ritmo. O quizá, más exactamente, la psique como totalidad es la que
establece el ritmo. El papel del ego es trabajar tan conscientemente como sea
posible con aquello que ya ha madurado, para que pueda emerger algo nuevo, un
producto creativo de la relación entre el ego y el inconsciente, en vez de la
manifestación ciega de compulsiones inconscientes. No creo que podamos
apresurar este proceso, ni manipular nuestro conocimiento astrológico para
evitar o acelerar un proceso vital. Podemos adquirir tantos conocimientos como
podamos, y observar qué ocurrió en el pasado con tránsitos y progresiones que
activaron un punto claramente «caliente» en la carta. Podemos revisar lo que
ocurrió en esa época, al efecto de que, cuando otro tránsito o progresión se
mueva hacia ese punto, tengamos idea de lo que va a ocurrir cuando se
desbloquee esa área. Podemos intentar ofrecer al complejo tantos vehículos
creativos como podamos. Pero no creo que exista ninguna manera de alterar el
ritmo, sino sólo la conciencia que aportamos a ese ritmo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 64
Es útil recordar que la secuencia de los tránsitos y las
progresiones está fijada ya desde el momento del nacimiento. Si tenéis una
conjunción Sol-Saturno en vuestra carta natal, Saturno en tránsito formará
tanto una conjunción con vuestro Sol como consigo mismo cuando tengáis
veintinueve años y medio. No podéis enviar un formulario de petición que diga:
«Quiero que el tránsito de Saturno por el Sol se produzca a los veintitrés 69
años». Saturno tarda veintinueve años y medio en dar una vuelta completa al zodíaco
y no hay nada que podáis hacer para evitarlo. Lo que sí podéis hacer, es decir:
«Voy a esforzarme todo lo que pueda en comprender esta conjunción Sol-Saturno y
reconocer como propio lo que estoy proyectando sobre los demás. E intentaré
asegurarme de que me enfrento a mí mismo tan honestamente como me sea posible
cuando Saturno alcance al Sol». El complejo, sin embargo, emergerá tanto si
intervenís como si no. No va a acercarse a vuestra casa y llamar a la puerta si
no está listo.
Oyente: Lo que estás diciendo descarta el libre albedrío.
Liz: Lo descarta en términos temporales. Claro que podemos
plantarnos ahí fuera y gritar a Saturno: «¡Acelera!». Si nos ofendemos porque
no ocurre nada, siempre podemos quejarnos ante el Demiurgo por no tener ningún
libre albedrío, pero no es muy útil. La propia secuencia temporal del complejo,
que es la misma que la de la carta natal, no incide en el libre albedrío, en el
sentido de que no interfiere en cómo llevamos nuestras vidas: si trabajamos
creativamente con nuestros complejos o si nuestras compulsiones se apoderan de
nosotros, o si rápidamente culpamos a alguien de todo lo que nos pasa. Nuestro
libre albedrío reside en la relación que establezcamos con lo que descubrimos
dentro de nosotros mismos. Esto puede tener un profundo efecto en lo que nos ocurra
en la vida exterior. Pero la distribución de los tiempos en nuestra vida ha
sido establecida desde el momento del nacimiento. Intentar alterar esa
distribución es como decirle al cuerpo: «No quiero llegar a la pubertad a los
doce años. ¿Puede ser que llegue a los treinta y cinco?». Como astrólogos,
podemos acabar teniendo muchos problemas si creemos que podemos imponer
nuestros deseos al ritmo al que las cosas se desarrollan. Queréis que os diga:
«Sí, sois libres. Podéis solucionar vuestros complejos en el momento en que
queráis, con independencia de vuestra carta». De hecho, sois libres para
trabajar en vuestra pauta de desarrollo en la forma que elijáis, incluso
transformando aquello que es oscuro o está atascado. Pero tanto como obtener de
la psique que dé su fruto antes de que haya madurado… bueno, cualquier
jardinero os dirá que esa táctica no funciona.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 5
Siempre está ocurriendo algo en la carta, por pequeño que
sea.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 68
El complejo no vuelve a la cama sólo porque el tránsito ya
ha pasado. Siguen ocurriendo cosas dentro y fuera, mientras se van infiltrando
las repercusiones de las decisiones. Todos los tránsitos que afectan a una
determinada configuración en la carta forman parte de un ciclo, y los planetas
natales tienen una especie de «recuerdo». Nuestras experiencias siguen
añadiendo capas a la forma en que expresamos las diversas configuraciones de la
carta. Una fase de un ciclo no ocurre de forma independiente de las fases que
la han precedido. Hay una continuidad. Siempre que se active cualquier punto de
la carta, ya sea por el ciclo del mismo planeta en tránsito o por otro
tránsito, surgirán los temas asociados con el complejo. Dependiendo de cómo nos
manejamos la última vez que se activó ese punto, el siguiente participará de
tanta conciencia o ceguera como mostramos cuando nos encontramos previamente
con los mismos temas. Los actores llevarán un traje distinto, pero están
interpretando los mismos papeles. Así, continuamente se construyen asociaciones
alrededor de un complejo. Esas asociaciones comienzan a sedimentar desde que
éramos niños. Las cosas ocurren a lo largo de nuestra vida; algunas las
elegimos voluntariamente y otras las experimentamos involuntariamente, lo que
va añadiendo capas una encima de la otra. Una vez empezamos a tener una idea de
cómo funciona, podemos igualmente empezar haciendo lo opuestos. Cada vez que
algo desencadene el complejo, estamos en disposición de desvelar otra capa de
asociaciones personales y soltar el lastre de alguna proyección o
identificación inconsciente. Así, podemos deshacernos de una capa relativa al
padre al descubrir que es una persona de carne y hueso, con defectos similares
a los nuestros. Y luego otra capa, y otra, hasta que finalmente nos acercamos
al núcleo, que es el nivel arquetípico. Ahí es donde empezamos a tener una
extraña sensación sobre la continuidad interna de nuestras experiencias. Nos
decimos a nosotros mismos: «Esto significa algo. No es algo que únicamente
ocurra ahí fuera. Es parte de una pauta y esa pauta tiene un propósito». Es
difícil describir ese sentimiento, pero creo que la mayoría de vosotros lo
reconocerá. Es la sensación de que está operando un diseño profundo e
inteligente y uno se siente conectado a un Todo mayor. Sea lo que sea aquello
por lo que estemos pasando, podemos encontrar la manera de enfrentarlo si
podemos percibir un sentido en lo que esté ocurriendo. Luego las experiencias
se convierten en parte del trayecto vital. No son hechos que ocurran
aleatoriamente. Poco importa que ese sentido esté en nuestro interior en vez o
lo encontremos ahí fuera, en el cosmos. El efecto es el mismo. Nuestra pauta
interior es nuestro hado; pero eso sólo se hace evidente si podemos ver más
allá de las asociaciones personales.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 69
No creo a pies juntillas en la reencarnación en el sentido
usual, porque la gente parece hablar de «su» reencarnación anterior, pero desde
la perspectiva del ego. Si algo se reencarna, no creo que sea el ego; y la
memoria de tipo lineal —la que asociamos con el «recuerdo» de hechos 74
pasados, ya sea en esta vida o en otra anterior— es un atributo del ego
consciente. Estoy abierta, sin embargo, a la posibilidad de que exista una
continuidad de algún tipo y estoy muy interesada en saber de dónde provienen ciertas
pautas y perspectivas profundamente arraigadas. Algunas residen claramente en
la historia familiar. ¿De dónde provienen los talentos y la sabiduría innata?
¿De dónde le vino a Mozart su genio musical, que hizo su aparición siendo
Mozart apenas un niño? Es cierto que su padre era músico, por lo que podríamos
argumentar que fue un don heredado; pero ¿qué significa eso en realidad? Y la
herencia tampoco explica la enormidad del genio de Mozart. ¿Por qué una persona
encuentra el coraje para utilizar un talento innato, mientras que otra lo
dilapida? ¿Por qué una persona nace con un aspecto Sol-Saturno y otra con un
aspecto Sol-Urano o Sol-Neptuno? O, para rizar el rizo: ¿por qué una persona se
convierte en Hitler y otra en Buda? Son cuestiones fascinantes y no tengo la
respuesta a todas ellas. Quizá no haya una respuesta y todo ocurre simplemente
por accidente. Nuestra carta natal puede reflejar determinados temas de nuestra
herencia «kármica», pero me cuido muy mucho de interpretar demasiado
literalmente las configuraciones natales bajo esa luz.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 71
Cualquier planeta de la carta puede ser visto como un
complejo, porque cada planeta refleja un determinado tipo de energía psíquica.
Un planeta puede ser entendido como imagen de un centro de energía, con su
propia historia, sus asociaciones y su núcleo arquetípico. Algunos complejos,
al igual que algunos planetas, son inflamables. Otros están bastante bien
integrados. Esto depende de lo conectados que estemos con la energía que
representa el planeta en cuestión. Los planetas exteriores, como Neptuno o Plutón,
tienen una manera de reflejar complejos muy cargados por sí mismos, simplemente
en virtud de su carácter colectivo, más que personal. Además, la sociedad en
que vivimos actualmente no nos ayuda a comprender o contener las energías que
representan los planetas exteriores, por lo que a menudo conllevan una elevada
carga energética.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 72
Complejos y planetas no aspectados
Es probable que un planeta no aspectado refleje un complejo
que está muy lejos de la conciencia (al menos inicialmente). Eso es debido a
que no tienen ninguna vía fácil o natural para la integración en la conciencia,
que es la que los aspectos a los planetas personales proporcionan.
Cuando aparecen en la carta tales puntos profundamente
inconscientes, tienden a poseer una cualidad arcaica y mítica en el momento en
que son activados.
Tarde o temprano, los planetas sin aspectos formarán un
aspecto importante por tránsito o por progresión, o serán activados, a través
de una relación, por los planetas de la carta de otra persona. Un planeta sin
aspectos no permanece así por mucho tiempo. La vida le va proporcionando
aspectos de lo más variado. Un planeta puede empezar siendo un punto muy
inconsciente y desconectado del resto de la carta; pero en el momento en que el
individuo comienza una relación, ese planeta empezará a encontrar vías de expresión
en el contexto de esa relación. Normalmente, al principio ese planeta se
proyectará sobre la otra persona. Cuando eso ocurra, la relación se verá
poderosamente afectada por el complejo reflejado por el planeta, que agregará
compulsividad y connotaciones míticas a la interacción. Esto puede ser
desastroso para la relación; pero también inmensamente creativo y le ofrece a
uno la oportunidad de entrar en contacto con aquello que anteriormente había
sido una dimensión profundamente inconsciente de la psique.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 73
Los complejos existen a varios niveles de profundidad El
océano es una buena metáfora para la psique inconsciente; por eso, los sueños
relativos al mar se refieren con tanta frecuencia a las profundidades del mundo
interior. Los complejos son moradores del océano. Hay complejos que flotan
alrededor del puerto y podéis observarlos desde la superficie. No están a mucha
profundidad y algunas porciones de ellos sobresalen cuando la marea está baja.
Luego están aquellos que no son visibles a menos que os subáis a un barco y
llevéis un equipo de buceo. También están aquellos que se encuentran en lo más
profundo y permanecen sin ser descubiertos al menos y hasta que se dan las
condiciones para que empiecen a ascender a la superficie. Puede incluso haber
otros que nunca llegan a salir a la conciencia en el curso de una vida.
Ciertamente, en todo horóscopo hay áreas que nunca parecen ser totalmente
vividas. La vida no es lo bastante larga y las oportunidades pueden no darse
debido a factores externos, como la sociedad y la época en que uno vive.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 7
Cuando algo está preparado para salir a la conciencia, a
menudo una relación de algún tipo coincidirá con tránsitos y progresiones
importantes; y la sinastría entre ambas cartas activará partes inconscientes en
las dos personas. Cualquiera de vosotros que trabaje en la comparación de
cartas habrá notado que, si uno tiene una configuración tensa en su carta
natal, como una T cuadrada, un planeta aislado en cuadratura a un stellium,
establecerá invariablemente relaciones significativas con personas que tengan
esa misma configuración; y los planetas de la carta de esa persona activarán
esas áreas en nuestra carta, así como los complejos que representan. Las
relaciones en las que no interviene la carga energética de un complejo tienden
a ser inexplicablemente aburridas; más bien parece que entablamos relaciones
con personas que, de algún modo, reflejan nuestros asuntos psíquicos
pendientes. Ya sea que nos enfrentemos a un planeta sin aspectos o con un
planeta que, por colisionar con otros factores de la carta, se convierte en
enemigo del ego, no tenemos que intentar forzar la aparición de ese problema en
la conciencia. La vida, por sí sola, ya trae a nuestra vida a personas que nos
hacen el favor de representar ese problema en el exterior. Somos atraídos hacia
aquellas personas que pueden interpretar los papeles exigidos por nuestro drama
interior, porque éste es similar al suyo. Ellas toman parte en nuestro drama al
igual que nosotros tomamos parte en el suyo y manifestarán algo que nos
permitirá traer a la conciencia nuestras dimensiones más profundas sin
desarrollar.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 4
Shakespeare dijo «Todo el mundo es un teatro y todos los
hombres y mujeres, meros actores». Los complejos son los «escenarios» y las
diferentes facetas de nuestra personalidad son los «estereotipos», para los
cuales elegimos a otras personas. O, si queréis, los planetas son los
personajes arquetípicos, los signos en que se ubican el vestuario que llevan y
los aspectos planetarios forman la trama. Nos han dado un es-quema muy básico,
a partir del cual tenemos que construir un diálogo y una acción a medida que
nos vamos desarrollando. Cada representación es diferente, conforme a los
tránsitos y progresiones que activan la carta en un momento dado.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 76
Si entendemos la proyección como un proceso natural que
anuncia la aparición de algo en la conciencia, podemos hacernos una idea de lo
inteligente que es nuestra psique. Toda carta natal contiene conflictos y
siempre hay complejos que emergen con lentitud debido a que su contenido
asociado parece una amenaza a nuestra realidad personal. No permitimos que esos
personajes arquetípicos hallen acomodo en nuestra psique. Sin embargo, todo lo
que hay en nosotros quiere vivir. ¿Cómo puede eso surgir a la vida si el ego se
niega a reconocerlo? Lo hace proyectándose, como si dijera: «Como no me
reconoces, me disfrazaré y apareceré en tu pareja, tu hijo, tu colega o tu gurú
y entonces te darás cuenta de que sí existo». Uno no puede por menos que
admirar la grandeza de la inteligencia que opera en la forma en que la gente
llega a nuestra vida en el momento preciso, preparada para representar el papel
que nuestros complejos les asignan.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 78
La proyección no es una patología. Desafortunadamente se ha
deslizado sigilosamente al vocabulario de las personas medianamente cultas,
como muchos otros términos y hoy se suele usar como un arma arrojadiza. Si
alguien dice: «Eres realmente grosero y desagradable. No me gusta que te
comportes así conmigo», nosotros replicamos: «Estás proyectando». Usamos esa
palabra de la misma forma manipuladora en que usamos la palabra «egoísta». Es
muy fácil abusar del término «proyección». Es importante recordar que la proyección
es el medio natural, apropiado y creativo a través del cual entramos
paulatinamente en contacto con nuestro Todo. No es un acto voluntario. Es la
forma en que nuestros complejos se hacen visibles y fuerzan al ego a
reconocerlos, lo que a nosotros nos da la oportunidad de empezar a establecer
una relación con nuestros complejos. Luego, esperemos, es posible que caigamos
en la cuenta de que en el «gancho» hay tanto de nosotros mismos como de la otra
persona; y a veces, mucho más.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 79
Algunas proyecciones son bastante suaves. Podemos proyectar
aspectos confortables, debido a que el complejo tras la proyección no está muy
cargado y el «gancho» estará encantado de cargar con él por nosotros. Puede que
idealicemos a gente que nunca vamos a conocer y, por lo tanto, con quien nunca
nos sentiremos decepcionados o dolidos. Asignaremos sin problemas un papel en
particular a determinados objetos, lugares o instituciones.
No implica dolor alguno y uno puede funcionar de esta manera
durante mucho tiempo. Otras proyecciones, en cambio, contienen una enorme carga
energética y pueden generar un comportamiento compulsivo. La intensidad de la
carga y la importancia del complejo hacen que provoquemos conflictos y crisis,
por lo cual se hace urgente e imprescindible que nos enfrentemos a lo que
realmente está ocurriendo.
Generalmente reconoceremos una proyección altamente cargada
porque nuestras emociones y reacciones están fuera de toda proporción respecto
de la situación. En los últimos días ha salido en las noticias un caso de furia
al volante, en el cual han matado a una persona. Esto es lo que yo llamaría una
reacción desproporcionada y en este momento se está dando una gran cantidad de
casos. La razón de esta erupción de rabia colectiva hacia determinados
individuos y grupos sociales o religiosos puede estar relacionada con la
inflamación de determinados complejos colectivos, reflejados por la todavía
operativa conjunción Urano-Neptuno en Capricornio. En el momento en que esa
conjunción fue exacta, podríamos especular con éxito acerca de un complejo
colectivo del padre en acción, reflejado en el mundo exterior a través del
colapso de ciertas autoridades y jerarquías sociales, políticas y religiosas.
A un nivel más personal, esta carga tan enorme es muy
perturbadora. Podemos romperle la cabeza a alguien que nos haya dicho algo que
nos ha tocado las narices. O podemos obsesionarnos con alguien, de forma
positiva o negativa, y no nos lo podemos quitar de la cabeza, hasta el punto de
que hace que nos despertemos en mitad de la noche. Este tipo de experiencias
son lo que podríamos llamar un indicio evidente. Siempre está involucrada una
parte desconocida de uno en tales situaciones y es muy importante intentar
mirarlas de frente, con toda honestidad. El carácter compulsivo de una
proyección es algo muy distinto del desagrado que puede uno sentir por alguien,
o del hecho de que no disfrute de su compañía, o que lo encuentre un tanto
aburrido. Los sentimientos conscientes que no están impulsados por un complejo
no muestran la misma carga emocional como proyección. Las proyecciones pueden
ser positivas, negativas o una mezcla de ambas. Y como he dicho, pueden recaer
sobre otras cosas además de las personas. A menudo no reconocemos lo mucho que
proyectamos sobre los asuntos políticos, grupos sociales o raciales.
Resulta interesante reflexionar acerca de esos «ganchos
grupales» favorecidos o denigrados por nuestras proyecciones. ¿Quiénes son
nuestros chivos expiatorios y por qué los escogemos? A todos nos gustaría
creer, al contemplar el estado del mucho, que podemos discernir con facilidad
quién persigue el mal y quién es una víctima inocente y que, por tanto,
nuestras simpatías y antipatías políticas son las correctas. Algunos casos sí
son clamorosamente obvios. Pero otros no lo son tanto. Suele ser el caso cuando
entramos en la interminable y generalmente inútil «batalla de los sexos».
¿Quién es realmente el opresor? ¿Y quién el oprimido? ¿Es posible que tanto el
tirano como la víctima estén en realidad en el interior de la persona misma,
del sexo que sea? Las proyecciones de tipo social y político nos empujan a una
sala de espejos; nos enfrentamos entonces una vez más con el problema de la
percepción subjetiva.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 81
Los complejos se proyectan y esa proyección lleva al
conflicto, lo que a su vez lleva al complejo a encarnarse y, potencialmente, a
ser transformado. Creo que nuevamente estamos pisando terreno desconocido.
Existe una escuela de pensamiento que durante milenios ha gozado de cierto
predicamento, que enseña que todo lo que percibimos como manifiesto es una
proyección del alma, o del Otro.
Ése es el principio básico tanto de las enseñanzas budistas
como hinduistas; y está engarzado también en la obra de Platón: en el universo
material todo, incluido el propio ego individual, es un sueño soñado por el
Uno, pues de otro modo no podría manifestarse. Esencialmente es una visión
oriental del mundo, aunque Platón concedió gran importancia al papel del
individuo, que participaba en este proceso de manifestación, al igual que los
alquimistas medievales. Estos últimos, como he dicho anteriormente, creían que
Dios dependía de los seres humanos para cumplir el propósito de la creación a
través de una mayor conciencia. Si interpretamos esto desde el punto de vista
psicológico, la psique colectiva depende del ego individual para dar forma a
los complejos que representan el diseño subyacente y el desarrollo colectivo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 81
Es posible que, si llevamos hasta el extremo este misterioso
fenómeno de la proyección, lleguemos al punto de tocar este tema central del
pensamiento filosófico y religioso de la antigüedad. La proyección es un medio
de fusionar el sujeto y el objeto, sin alcanzar nunca su objetivo, porque esa
fusión destruye la integridad del individuo. Por lo tanto, una proyección
poderosa y altamente cargada genera siempre conflictos, tarde o temprano. En el
lenguaje psicoanalítico utilizamos la expresión «identificación proyectiva». No
tendría conciencia de vosotros si no hubiera proyectado un poco de mí en
vosotros e, inversamente, vosotros tampoco tendríais conciencia de mí si no
hubierais proyectado en mí algo de vosotros. Pero al crear este flujo y reflujo
energético, inevitablemente cada uno fuerza al otro a definirse en orden a
sobrevivir como individuos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 82
Entre las personas y no nos reconoceríamos mutuamente —con
lo cual tampoco nos reconoceríamos a nosotros mismos. En tal caso estaríamos
verdaderamente condenados, porque no tendríamos ninguna capacidad para elegir.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 82
Sin el mecanismo de proyección no existiría interacción
mutua alguna entre las personas y no nos reconoceríamos mutuamente —con lo cual
85 tampoco nos reconoceríamos a nosotros mismos. En tal caso estaríamos
verdaderamente condenados, porque no tendríamos ninguna capacidad para elegir.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 82
Jung se refirió al inconsciente colectivo como «psicoide».
Con ello quería decir que los arquetipos y los complejos que se forman
alrededor de ellos son tanto físicos como psíquicos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 83
Por supuesto que no es tan simple como, digamos, proyectar a
Marte y luego reaccionar agresivamente ante cualquiera al que uno perciba como
agresivo. Uno atrae realmente tipos marcianos. Vienen de los confines de la
tierra y llaman a la puerta de uno; y siempre resultan ser tipos con el Sol en
Aries, Marte en el Ascendente, o el Sol o la Luna conjuntos a Marte. ¿Cómo es
posible que lleguen aquí? Se saltan las huelgas del metro, los desastres
ferroviarios, los atascos del tráfico londinense, las huelgas de controladores
aéreos y las barricadas de los camioneros franceses. Nada los desvía de su
camino cuando es el momento. Más extraño aún es que este Marte proyectado se
manifiesta de unas maneras muy directas y físicas: así, cuando la casa se
prende fuego bajo una progresión de Marte a Saturno o Urano en cuadratura, o
ese conductor idiota que choca con nuestro coche dándonos con la parte trasera
cuando Quirón transita sobre nuestro Marte en la casa III. De una manera u
otra, la realidad física cambia para acomodarse a nuestros complejos. Si
alguien va a chocar con nuestro coche, ocurrirá siempre en un día en que se dé
el tránsito adecuado, igual que ocurre el día en que a uno le toca el gordo en
la Lotería Nacional.
Cuando nuestros horóscopos se manifiestan de esa manera,
está operando algo muy extraño. Los hechos materiales que vivimos son como un
extremo del espectro (las expresiones concretas de una pauta arquetípica)
mientras que el otro extremo se refiere a la parte psíquica.
Ambas son manifestaciones de un complejo. Los complejos son
psicoides, no sólo psicológicos; se pueden materializar a través de la
proyección. Así, cuando un complejo es proyectado, eso no significa sólo que
reaccionamos emocionalmente, sino que también existen consecuencias físicas,
expresiones en el mundo de las formas. Para decirlo de una forma simplista, o
bien todos los tránsitos y progresiones repercuten en los acontecimientos
materiales, o bien sólo en su vertiente psicológica. Pero cualquiera que tenga
alguna experiencia en el trabajo interior sabe que ningún acontecimiento
exterior está desconectado de la persona que lo está viviendo y que ninguna
persona está exenta de pasar por determinadas experiencias en el mundo
exterior. Cuando se reconocen tanto los niveles interiores como exteriores, el
significado que los conecta se vuelve obvio.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 83
Sincronicidad es la palabra que Jung usó para describir la
coincidencia significativa entre un estado interno y un acontecimiento externo.
Denominó la sincronicidad como «principio de conexión
acausal», queriendo decir que, en este caso, ni el acontecimiento es causa del
estado interior ni éste lo es de aquél. Ocurren simultáneamente porque ambos
son parte del mismo complejo oculto. Muchos astrólogos usan esta expresión,
aunque resulta difícil de captar porque nuestras percepciones conscientes no
abarcan las paradojas. Secretamente persistimos en el pensamiento de que
nosotros somos los «causantes» de un acontecimiento debido a un estado de ánimo
interior, o que el acontecimiento es el que ha «causado» un determinado estado
de ánimo interno, o que son los planetas los «causantes» de ambos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 84
Los complejos operan tanto a un nivel psicológico como
material.
Son el punto de encuentro entre la astrología psicológica y
la predictiva que, contrariamente a lo que algunos astrólogos podrían pensar,
no son mutuamente excluyentes. Depende simplemente del enfoque de cada
astrólogo individual. Me inclino a examinar un complejo primero a un nivel
interno porque, si existe algo parecido al libre albedrío, ahí es donde lo
vamos a encontrar. Y si existe algo parecido a la posibilidad de
transformación, estoy convencida de que debe empezar desde dentro. Si nos
enfocamos únicamente en la materialización física del complejo, puede que
acabemos muy versados en materia de predicción, pero también nos habremos
asegurado de estar condenados, porque para nosotros no habrá conciencia de la
pauta energética en acción en el interior y, por lo tanto, ninguna oportunidad
de establecer una relación con ella.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 84
Dado que las configuraciones de la carta, tanto natales como
por tránsito, se manifiestan de una manera determinada en un nivel concreto, es
posible que nos distraigan tanto los hechos que nos resulte difícil mirar en el
interior del complejo. A veces, incluso, la gente usa los acontecimientos
externos para evitar enfrentarse a lo que está ocurriendo en su interior,
porque es más fácil señalar culpables cuando «ahí fuera» hay personas o cosas
que, al menos, parezcan culpables en parte. A veces es muy útil seleccionar
aquellos hechos que ocurren bajo determinados tránsitos y progresiones, y
tratarlos como si fueran sueños —en otras palabras, simbólicamente—.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 85
La carta nos puede hablar de la naturaleza del complejo;
pero parece que el factor decisivo al final es el grado de relación que uno ha
establecido con el inconsciente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 87
Nuestras cartas natales nos predisponen a registrar
ciertas experiencias bajo el rótulo de «importantes», ya sean «buenas» o
«malas», debido a que esas experiencias están alineadas con las pautas más
profundas en acción por debajo de la superficie de la vida normal. Digamos que
alguien tiene una conjunción Luna-Saturno en Tauro en la casa II, tener una
seguridad emocional y material puede ser importante para esa persona hasta el
punto de la compulsión. Hay ahí un complejo en acción, que incluye cuestiones relativas
a la seguridad y al cuerpo. Para alguien así, un entorno en cambio constante en
la niñez es vivido como profundamente aterrador y desagradable. Pero otra
persona, con una conjunción Luna-Urano en la casa II en Sagitario, puede
experimentar una explosión de alegría cada vez que la familia se muda de casa,
porque para ella eso es excitante y está lleno de posibilidades. Aun en el caso
de que esté presente la ansiedad, se compensa de sobra con la alegría del
cambio. El complejo materno, reflejado a través de esos dos aspectos tan
diferentes, puede aportar reacciones distintas ante una misma experiencia
vital. Para alguien con un aspecto Luna-Urano, el confinamiento en una sola
casa, una sola comunidad y un solo grupo de amigos puede ser doloroso y sofocante.
La felicidad se vive en el cambio, a tal punto que esa necesidad de cambio
puede volverse compulsiva. ¿Hace eso que la alegría sea real o ilusoria?
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 93
Ningún complejo es exclusivamente «positivo» o «negativo».
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 94
Un complejo puede contener elementos jubilosos profundamente
inconscientes, que pueden estar bloqueados por razones que exigirían un
meticuloso trabajo para desvelarlas y una honesta confrontación con los
problemas de la infancia. Generalmente interviene mucho dolor, aunque el
complejo pueda liberar también la alegría.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 95
Hay que distinguir entre temperamento y complejo.
Los complejos poseen una energía dinámica, que es la
razón por la cual el ego los experimenta como compulsivos. Parecen tener
voluntad propia, y por ello los 98 primeros investigadores percibieron sus
efectos como «voluntad dividida». Los signos del zodíaco no tienen esa clase de
energía dinámica que sí suelen poseer los planetas y los aspectos entre ellos.
Yo creo que los signos nos dicen mucho acerca del temperamento, mientras que
las configuraciones planetarias, a su vez, nos hablan mucho de los complejos.
El temperamento, tal como yo lo entiendo, no está
«basado» en nada. Es la sustancia de la que está hecha la personalidad. Los
complejos impulsan dicha sustancia y le dan vida, movimiento y dirección. No
hacen eso porque sean intrínsecamente negativos, sino porque son el motor que
hace avanzar al vehículo. Os podría sugerir más analogías. Los complejos son
como la energía vital que anima el cuerpo físico o la necesidad imperiosa de
evolucionar que hace que todas las especies de la naturaleza desarrollen nuevas
capacidades de adaptación para su mejor supervivencia. Por favor, no entendáis
la compulsividad como algo negativo. La experiencia de una alegría profunda,
que tiene una cualidad arquetípica y de expansión de la conciencia, no es lo
mismo que tener un trato agradable y alegre. La alegría es algo verdaderamente
especial. Se presenta de forma inopinada y es como una ventana que se abre y
deja que la luz del sol entre en la casa como un torrente. Es el reconocimiento
de lo transpersonal inserto en nuestra vida personal. Astrológicamente, la
alegría está en parte conectada con Júpiter y es fundamentalmente una
experiencia religiosa. Sus raíces se hunden en algo más profundo que decirse a
uno mismo: «Lo estoy pasando bien». Y lo que percibimos como una experiencia
religiosa está también ligado a los complejos, debido a que nuestros encuentros
con la «psique objetiva» revelan una realidad más elevada o más profunda que la
que el ego percibe.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 97
Toda configuración en la carta se puede ver desde la
perspectiva de los complejos. Cada planeta forma parte de una telaraña de
complejos mutuamente trabados. Una persona no posee un único complejo, sino que
cada individuo posee una serie de historias entrelazadas que conforman su pauta
especial. Algunos de esos complejos van estar muy cerca de la superficie y
estimularán la conciencia del ego de una manera que permitirá una relación
viable entre éste y el complejo. Podemos comportarnos de forma compulsiva y
sabemos que ese comportamiento tiene su origen en un complejo; pero eso no es
necesariamente destructivo. Es posible sacarle partido y darle un uso positivo.
Esto ocurre con regularidad en el trabajo creativo: «algo» nos impulsa a crear.
En cambio, otros complejos yacen profundamente sumergidos y, aun así, golpean
constantemente nuestro punto flaco. Por ello la carta puede ser muy útil al
efecto de señalar la dirección correcta para llegar a una mayor comprensión de
esos 100 mecanismos. Los complejos que nos causan los mayores problemas son
aquellos que están altamente cargados de energía y desconectados de la
conciencia.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 98
Los aspectos difíciles se dan a conocer primero a través de
la proyección. En esencia, tendemos a identificarnos con uno de los extremos
del aspecto difícil y proyectar el otro. Hay excepciones, no obstante: así,
cuando los planetas mismos poseen una naturaleza afín, como, por ejemplo, en
una cuadratura Venus-Júpiter o Mercurio-Urano o Marte-Júpiter.
Estas parejas planetarias muestran tal grado de afinidad
entre sus componentes que es posible expresar ambas, si bien de una manera un
tanto compulsiva. Otra posibilidad son aquellos planetas que están en recepción
mutua, aunque se hallen en oposición: así, Júpiter en Géminis en oposición a
Mercurio en Sagitario. En tales casos es improbable que la oposición contenga
una carga demasiado compulsiva porque, aun en el caso de que exista tensión, el
ego puede manejarla. Una última excepción puede darse atendiendo al tono
general de la carta en la que se inserta el aspecto. Una cuadratura
Saturno-Plutón, por ejemplo, puede no ser tan inconsciente o potencialmente
perturbadora si la carta muestra un énfasis en Escorpio o Capricornio y, por lo
tanto, el individuo está predispuesto a simpatizar con las energías de estos
planetas. La dureza, tenacidad y capacidad para la sospecha asociadas a esta
pareja planetaria están en consonancia con los valores del ego consciente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 99
Si la dureza de los aspectos difíciles no está atemperada
por la afinidad entre los planetas o sus emplazamientos, podemos hacernos una
idea acerca de dónde se ubican algunos de los poderosos complejos en la carta.
Son esos aspectos los que nos impulsan en la vida, porque generalmente son muy
inconscientes y existe por tanto una gran carga asociada a ellos. No se obtiene
la misma energía motivadora de los trígonos. Éstos reflejan dones y talentos,
así como una sensación de relación armoniosa entre los dos planetas implicados;
pero no «dividen nuestra voluntad» porque no nos causan dolor. Se sienten bien
y así, no nos sentimos impulsados por ellos a ser más conscientes. Nuevamente,
no obstante, hay excepciones. Aquellos planetas cuyas naturalezas no son afines,
como Marte y Neptuno, pueden causar dificultades incluso formando un trígono,
si el resto de la carta no simpatiza con uno de ellos. Por ejemplo, un Aries
con Ascendente en Capricornio y el Sol en cuadratura a Marte puede disociarse
de Neptuno, de forma que puede persistir una elevada carga emocional alrededor
de personas y acontecimientos que constituyen perfectos «ganchos» para el mundo
inefable de Neptuno.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 99
Los puntos verdaderamente energéticos de la carta no son
generalmente los trígonos, sino los aspectos difíciles, entre los cuales yo
incluyo determinadas conjunciones. Muchas conjunciones se comportan como
aspectos difíciles debido a que la naturaleza de cada uno de los planetas
implicados no es afín entre sí y no les gusta estar casados con el otro. O la
conjunción —digamos, Marte-Júpiter— resulta incómoda en una carta en la que el
tono general de signos y aspectos es radicalmente distinta. No obstante, en
líneas generales resulta más fácil para el ego consciente digerir un trígono,
al igual que un sextil. No es que esos aspectos no estén conectados con
nuestros complejos, sino que la carga energética es mucho menor y no debemos
luchar contra ellos. Los trígonos todavía pueden manifestarse de una forma
concreta; pero parece que tenemos un abanico más amplio de opciones y nos
inclinamos menos a luchar con la pauta arquetípica reflejada en el complejo. De
hecho, solemos pesar que es más «propio» de nuestra forma de ser en vez de
reconocerlo como arquetípico.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 100
Complejos y desequilibrio en los Elementos
La cuestión del equilibrio de los Elementos en la carta es
sumamente importante si estudiamos la carta a la luz de los complejos. Acabo de
mencionar que los signos reflejan el temperamento. Cuando la carta muestra un
énfasis en signos de Fuego, por ejemplo, el ego está «hecho» de material
ardiente y el temperamento innato es intuitivo, mira hacia el futuro y se
enfoca más en posibilidades que en hechos y objetos.
Cuando un Elemento es débil o se carece de él, el ego
no está naturalmente alineado con la sustancia de ese Elemento y eso puede
colorear el tono inconsciente de los complejos que estén muy cargados y esperando
a emerger a la vida. Salen a la luz llevando el vestuario del Elemento ausente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 101
Un trígono Mercurio-Saturno en una carta con un elemento
Tierra débil puede resultar aburrido para el individuo de Fuego, que quiere
realizar cosas impresionantes y excitantes en la vida. Los temperamentos de
Fuego no valoran las virtudes de un trígono Mercurio-Saturno, porque parecen
vulgares y sofocan tanto la imaginación como el espíritu. No importa que el
astrólogo considere este aspecto como bueno y constructivo: el nativo
simplemente no se servirá de él. Lo reprimirá y puede acabar proyectándolo. Este
trígono Mercurio-Saturno, aun cuando parezca tan útil y sensato, puede ser de
hecho profundamente inconsciente y por ello puede arrastrar una gran carga de
energía. Dado que aparecerá en la vida a través de una apariencia terrenal, es
posible que se manifieste como preocupaciones financieras crónicas, o una
sorprendente pedantería u obsesión por los detalles. O puede proyectarse sobre
las autoridades académicas. La persona puede sufrir de forma permanente y
compulsiva por no tener un título, o por no poseer una cualificación académica,
o por no haber pasado el examen de la Facultad de Estudios Astrológicos, o por
no haber redactado la tesis de graduación del CPA.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 102
Un desequilibrio en los Elementos puede colocar incluso a
los aspectos armoniosos en una posición inaceptable para el ego; y, por tanto,
cabe que éstos empiecen a acumular una complicada telaraña de asociaciones a
nivel inconsciente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 102
A veces esos trígonos están asociados a padres que parecen
tener aquellas cualidades de las que nosotros carecemos o que, aparentemente,
esperan que seamos aquello que creemos que no podemos ser. El nativo de Fuego
con un trígono Mercurio-Saturno puede proyectar ese trígono sobre uno de los
padres y decir: «Mi madre tenía acerca de mí unas increíbles expectativas
académicas» o «A mi padre sólo le interesaban los asuntos de orden práctico,
como si podría o no encontrar trabajo». Ninguna de esas actitudes representa
una ofensa criminal en un padre; y el padre o madre que se interesan por el
progreso intelectual de su hijo y su bienestar material mal pueden ser
considerados como malos padres. No obstante, es así como se siente muchas veces
debido a que el individuo lucha contra esas cualidades en sí mismo; y una
elevada carga emocional envuelve el complejo. A menudo, los padres tienen que
cargar con esos fragmentos proyectados, incluso en el caso de los así llamados
«buenos» aspectos.
Hay movimiento en un trígono, pero ese movimiento crea un
bucle y la energía que circula no se sale de ese circuito. Tanto si el trígono
es consciente o inconsciente, es un sistema cerrado. Viven en su propio pequeño
mundo, en el que las cosas ocurren porque se supone que ha de ser así, lo que
provoca una extraña variedad de pasividad. Dado que los trígonos (en especial
los grandes trígonos) reflejan dones, tendemos a confiar en que nos ayudarán a
sobrellevar la vida. Nos repantigamos en nuestro sillón y dejamos que todo vaya
ocurriendo porque damos por sentado que ocurrirá en nuestro beneficio. No
tenemos que luchar, porque todo parece encajar de forma automática. Cuando los
trígonos son inconscientes y se proyectan, esa misma cualidad parece ser propia
de la persona o cosa sobre la que recae la proyección. Generalmente admiramos
esos «ganchos», pero quizá sintamos que no nos podemos acercar mucho a ellos.
Los trígonos proyectados parecen representar algo que es
completo, perfectamente formado y que tiene vida propia, de forma que uno no
puede establecer una relación con ello. Existe un sentimiento muy pasivo en los
trígonos. No son energéticos; no nos hacen capaces de resolver conflictos. Los
trígonos no causan dolor. Desgraciadamente, podemos ser nosotros los que
causemos dolor al escondernos tras nuestros trígonos para escapar de la tensión
y la compulsividad de nuestros aspectos difíciles.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 103
Complejos y planetas angulares
Los planetas en los ángulos son conductores de
electricidad y tienen una poderosa propensión a manifestarse.
Tenemos que expresarlos, aunque a veces son muy
inconscientes. Uno puede tener un planeta justo encima del Ascendente o el MC,
con los cuales el ego no se identifica. No podemos suponer que la inconsciencia
se limita únicamente a los planetas en el Descendente o el IC.
Los ángulos tienen mucho que ver con la manifestación.
Representan la cruz de la materia en la que nos encarnamos. El eje MC/IC está
relacionado con nuestra herencia y con aquello a lo que estamos «destinados» a
trabajar, interior y exteriormente, como legado familiar. El eje ASC/DSC se
relaciona, a su vez, con la naturaleza del individuo, con independencia de su
herencia familiar. La cruz formada por el meridiano y el horizonte nos ancla al
mundo, en un cuerpo físico cuyo origen es un padre físico y una madre física.
Los planetas en los ángulos parecen mostrar una poderosa compulsión a
manifestarse, debido a que su emplazamiento angular los convierte en parte de
la cruz de la encarnación. Deben expresarse en el mundo; deben materializarse.
A menudo esos planetas aparecen como características físicas. Las personas
tienen el aspecto y se mueven como los planetas en los ángulos.
Me refiero a los propios ángulos, más que a la casa angular.
Esto está apoyado por el trabajo de Gauquelin, que reveló la gran importancia
de los planetas ubicados en las casas cadentes justo tras los ángulos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 103
Los planetas en el IC y el Descendente están también
relacionados con la manifestación. A veces un planeta en el IC es tan poderoso
y evidente en la vida de la persona que los demás le identifican con ese
planeta.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 104
Generalmente uso 10º, el mismo que para una conjunción
planetaria. Dado que los planetas angulares tienen esa fuerte propensión a
manifestarse en la vida, podemos no ser conscientes de ellos bajo nuestra
responsabilidad. Cuanto menos conectados estemos con ellos, mayor será el caos
que tenderán a provocar, tanto interior como exteriormente. Necesitamos
proveerles de vehículos para su expresión. Si están en el eje MC/IC, eso
sugiere la presencia de un poderoso complejo familiar que exige ser expresado
en el mundo exterior, a través del trabajo o del lugar que uno llama «hogar» o
de ambos. Podemos tener un planeta ubicado en el Ascendente o en el MC,
clamorosamente obvio para todo el mundo menos para nosotros, que no tenemos
idea de lo que hace. Puede que el ego no quiera tener nada que ver con ese
planeta. No hemos de pensar que, sólo porque está en esa posición prominente,
forma parte de la conciencia, especialmente si es un planeta exterior o un
planeta hostil al equilibrio general de los Elementos en la carta, como podría
ser Saturno encima del Ascendente en una carta de Fuego o Urano conjunto al
Ascendente en una carta de Agua.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 105
Un planeta angular puede ser profundamente inconsciente. No
porque un planeta se emplace justo encima del Ascendente el ego lo va a
reconocer inmediatamente como propio.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 106
Saturno y Quirón como complejos
Determinados planetas son, por propia naturaleza,
indigeribles para el ego. Los planetas exteriores pueden acarrear una gran
carga emocional debido a que se relacionan con energías colectivas que el ego
siente, con razón, como hostiles a su control. Igualmente, Saturno y Quirón
pueden resultar indigeribles debido a que son planetas «difíciles», en el
sentido de que a menudo reflejan sentimientos y vivencias dolorosos que no
quisiéramos reconocer como propios. Con Saturno, no obstante, no siempre es ése
el caso. Hay mucha gente, especialmente aquellos con un énfasis de Tierra en su
carta —los realistas de la vida— que mantienen una buena relación con Saturno y
pueden manejar sus dificultades, aunque las cosas se pongan feas. Pero debido
también a su sentimiento de inferioridad y de ser una víctima —al igual que
Quirón—, estos planetas no son habitualmente reconocidos como propios,
especialmente por aquellos cuyo temperamento es muy idealista.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 82
A veces, el complejo simbolizado por Saturno o Quirón
absorbe cualquier otra cosa y la persona se identifica casi por completo con su
herida. Cada vez que veamos que alguien se identifica con un papel arquetípico
como el de la víctima, sabemos que el complejo se ha apoderado de la
conciencia. Todas las otras facetas de la personalidad alimentan la tendencia
al martirio y el lado amable de la vida es completamente ignorado o uno no se
permite entrar en él. Hay personas cuyas vidas parecen repetir constantemente
el tema de la dureza de la vida y la victimización. Es como si en su carta sólo
hubiera cinco Quirones y seis Saturnos, sin otros planetas. Uno puede oírlos
decir, con esa voz cansada del mundo: «Yo he tenido que luchar y he sufrido
mucho toda mi vida»; y aunque al principio sentimos compasión, nos quedamos
atascados por la forma en que una persona así imposibilita recibir ayuda de
cualquiera para aliviar sus penas. El complejo perpetúa así su propio mito,
porque evita que se produzca cualquier acontecimiento bueno o feliz; o, en el
caso de que ocurra, es interpretada de forma negativa o cínica.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 106
En los complejos interviene algo más que una capa de
asociaciones individuales envueltas alrededor de un núcleo arquetípico. Dado
que iniciamos nuestro desarrollo individual incrustados en el inconsciente
familiar, heredamos los complejos que han operado en la familia durante
generaciones. Si están muy cargados, a menudo aparecen reflejados en la carta
como planetas en la casa XII.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 109
Las religiones poseen sus propios complejos o son ellas
mismas la expresión de un complejo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 108
Creo que debemos reconocer las limitaciones de la astrología
al tratar con complejos que se han apoderado de la personalidad. La carta puede
aportar percepciones y puede que seamos capaces de comunicar algunas de ellas
al cliente al efecto de que éste pueda trabajar con ellas.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 111
Plutón es despiadadamente impersonal.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 114
Virgo representa el punto de conexión entre la psique y la
realidad física. Siendo mutable, es uno de los signos relacionados con la integración
de dos niveles distintos de realidad.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 115
Las eras astrológicas poseen sus propios complejos de
acuerdo con los regentes planetarios, como también las grandes conjunciones que
inauguran épocas históricas particulares. La institución de la Iglesia tiene
complejos a través de los cuales se percibe la realidad. Las mismas leyes se
aplican tanto a las instituciones religiosas como a los individuos, porque
justamente son los individuos quienes las crean. Estamos imbuidos de una
percepción colectiva de la realidad. No importa lo mucho que lo intentemos: despojarse
del ropaje de la época es muy difícil —a veces imposible—, por mucho que
creamos que nos hemos liberado. Tenemos atisbos del pasado y del futuro, pero
esas percepciones siempre son limitadas.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 117
Cada religión tiene sus propios complejos; y que las
religiones que surgieron al principio de la era de Piscis son dualistas por
naturaleza. Sus complejos implican la percepción de una escisión entre espíritu
y materia. Esto no se aplica sólo al cristianismo y al islam, que nacieron en
esta era astrológica, sino también a los diversos cultos redentores que
florecieron en la misma época (orfismo, mitraísmo y las religiones mistéricas
egipcias). Todos los cultos redentores de principios de la era de Piscis poseen
una energía dinámica particular que percibe la realidad por pares. El espíritu
y la materia están irremediablemente separados. Éste es el complejo particular
de esta época que decae.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 117
Cuando algo forma parte de un complejo inconsciente, uno
puede sentirlo como una amenaza, pues el ego está convencido que si le da la
mano puede tomarse el brazo. Existe la sensación de que se puede desatar algo
compulsivo e incontrolable si 126 no se lo mantiene cuidadosamente encadenado.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 122
Júpiter en la V en Acuario (o en aspecto con Urano) es
desapegado y cerebral. Es tolerante y generoso, pero prefiere no comprometerse
demasiado. Júpiter en Acuario valora la amistad y el compartir valores
intelectuales y espirituales es mucho más preferible que las escenas
emocionales muy cargadas.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 124
Para Venus-Plutón, una de las fuerzas que mueven el mundo es
un amor que arde hasta los cimientos y transforma el alma. He aquí el secreto
ímpetu romántico tras esa personalidad fría y racional. Es el impulso a
elevarse más allá de uno mismo a través de la pasión.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 82
«Código de comportamiento acuariano en asuntos del
corazón».
Artículo primero: uno no debería intentar poseer a
nadie.
Artículo segundo: uno debería ser siempre honesto,
incluso aunque no sea necesario.
Artículo tres: uno no tendría por qué explicar a
dónde va y qué hace.
Artículo cuarto: uno debería siempre discutir las
cosas racionalmente. Artículo cinco: uno debe conservar la amistad aun
después de romper.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 128
Venus representa lo que más valoramos: lo que nos hace
felices, contentos o en armonía con el cosmos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 131
Enamorarse implica invariablemente la existencia de
proyecciones y la activación de los complejos. Estar enamorado no es un estado
consciente, sino de profunda inconsciencia. No es que haya nada equivocado o
patológico en ello: ¿cómo podría ser eso cuando el amor es una de las mayores
alegrías de la vida y uno de los mayores agentes transformadores?
Amar no es la misma cosa, sin embargo. No es compulsivo y
uno puede percibir la realidad de la persona. Por supuesto que tanto enamorarse
pueden suceder conjuntamente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 133
La Luna en el IC muestra un poderoso apego a historia
familiar y a las raíces. También se expresa mejor en privado y no
necesariamente a través de la palabra.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 133
La Luna en Virgo (o en aspecto con Mercurio o en la sexta
casa) puede sentir un profundo apego a su tierra natal. Puede ser
extremadamente refinada y llena de sentimientos delicados y sensuales, aunque
no sea propensa a hablar de ello.
La Luna en Virgo odia que se invadan sus fronteras sin
previa invitación. Se repliega y se vuelve extremadamente racional y
controlada.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 133
Los complejos generan mucha tensión y dificultades, pero
también una atracción apasionada.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 135
Las relaciones poseen también sus propios complejos, y es la
carta compuesta la que los describe.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 136
¿El que uno empiece a reconocer sus proyecciones en una
relación puede significar el fin de ésta?
A veces. Esto coincide a menudo con un tránsito específico.
Depende mucho de la naturaleza de las proyecciones y de cuánto amor y respeto
mutuo verdadero exista entre ambas personas. Hay relaciones que no están
basadas en otra cosa que no sea la proyección. Generalmente esto ocurre cuando
el complejo presiona fuertemente al ego y las elecciones que uno hace en
términos de pareja tienen muy poco que ver con el gusto personal, los valores y
los sentimientos. Tales relaciones son extremadamente compulsivas. Toda la
relación se convierte en una sala de espejos; y sí, la relación puede muy bien
colapsarse cuando las proyecciones vuelven a casa —algo que suelen hacer, lo
deseemos o no—. El tiempo y la convivencia romperán muchas proyecciones. A
veces la persona amada es totalmente idealizada; y cuando ese ídolo cae, uno se
queda con el sentimiento de haber sido engañado. Esta clase de idealización,
seguida del engaño y la rabia, es lo que Melanie Klein denominó «escisión».
Antes de que el bebé empiece a aprender a manejar la realidad de su madre, como
«buena» y «mala», como prodigadora de cuidados y al mismo tiempo como
rechazante, ambas figuras están escindidas y la idealización contrasta
fuertemente con la rabia. Gradualmente esto se mueve a lo que Klein llamó «posición
depresiva». Pero algunos se quedan atascados y siguen escindiendo ambas
figuras. No permiten a la otra persona que sea al mismo tiempo encantadora y
defectuosa. Las proyecciones sobre la otra persona son al principio
sobrehumanas y fuera de contacto con la realidad. Ésa es, en efecto, la madre
«buena» y divina —da lo mismo que se trate de un hombre—. Entonces, cuando esa
idealizada persona amada no proporciona un suministro de leche incondicional y
constante, se convierte en la madre «mala» y la proyección se vuelve tan
horrible como antes lo fue de maravillosa.
Uno se pregunta: «¿Cómo es posible que yo pensara siquiera
en la posibilidad de enamorarme de una persona tan horrible?». El amor se
convierte en odio y a la persona antes adorada jamás se le perdona esa
traición. Esta clase de escisión es aterradoramente común en personas atrapadas
en una pauta de relaciones de corta duración. La realidad de la pareja ni
siquiera es atisbada. Cuando uno puede contener adecuadamente los ambivalentes
sentimientos de la primera infancia, que es otra forma de decir que uno puede
reconocer la humanidad cotidiana en los demás, las proyecciones todavía pueden
proporcionar la primera atracción. Pero generalmente también están presentes un
gusto y respeto auténticos por la otra persona y eso puede hacer que la
relación se haga más profunda y se sostenga cuando el tiempo y la convivencia
hacen pedazos la idealización. Depende mucho del tipo de proyecciones que
intervengan y del grado de integración interior de la persona.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 137
Cuando nosotros somos el «gancho» de las proyecciones
positivas de alguien nos sentimos realmente bien, porque nos estamos viendo a
través de los ojos de alguien que nos percibe mejores de lo que nosotros nos
percibimos a nosotros mismos. Esto puede ser especialmente curativo,
especialmente para quien sufre de complejo de inferioridad o se siente
vulnerable. Si alguien ve el Sol, la Luna y las estrellas en nuestros ojos,
pensamos de pronto: «¡Eh! ¡Tengo algunas cualidades estupendas!». Las
proyecciones positivas no son exactamente algo de lo que debamos librarnos.
Despiertan en nosotros la conciencia de nuestras cualidades positivas. Las
proyecciones negativas también pueden ser constructivas. Si estamos convencidos
de que nunca nos equivocamos y alguien descarga sobre nosotros su complejo
paterno, puede que nos demos cuenta de que efectivamente poseemos algunas
cualidades desagradables, que son las que proporcionan el «gancho» para la
proyección. Eso puede ser curativo, porque provoca que nos conozcamos mejor.
Siempre hay algo, por pequeño que sea, que proporciona ese gancho cuando
atraemos proyecciones de los demás —especialmente cuando parece ser la misma
proyección—, a menos que la otra persona haya perdido el contacto con la
realidad y esté poseída por un complejo. Pero tanto quien proyecta como el que
recibe la proyección pueden emitir distintos juicios de valor sobre el
complejo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 138
Géminis es el signo tradicionalmente asociado con la
respiración; y que, muy a menudo, cuando una persona padece problemas crónicos
de respiración hay un énfasis de Géminis en la carta.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 144
T. S. Eliot escribió que «abril es el mes más cruel». En
abril Cristo es crucificado y resucita; Atis es castrado, muere y resucita.
Tammuz y Adonis mueren y resucitan: representan el espíritu de la naturaleza,
el hermoso puer aeternus que muere y renace. Éste es el momento en que el
equinoccio vernal marca la muerte del año viejo y el comienzo del nuevo; y en
la antigüedad, en las dos semanas siguientes a la Luna llena que sucedía al
equinoccio, se celebraba el sufrimiento, la muerte y la resurrección del dios.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 148
UNA APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA A LOS TRÁNSITOS Y
PROGRESIONES
El Sol de una carta nacional refleja, entre otras cosas, el
liderazgo de la nación.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 153
¿Cómo interpretamos los tránsitos y las progresiones desde
una perspectiva psicológica?
Me gustaría empezar diciendo que, aunque la naturaleza
interna de nuestra exploración debería estar clara para todos los presentes, de
ninguna manera quisiera negar o menospreciar el valor de la extensa tradición
del trabajo predictivo en la astrología, pues ambas no son mutuamente
excluyentes. «Psicológico» no significa únicamente «interior». Prácticamente
todos nosotros hemos pasado por la experiencia de realizar pronósticos muy
precisos de un tipo muy específico y concreto como para fingir que los planetas
no están relacionados tanto con el mundo exterior como con el mundo interior, o
que es imposible predecir ciertas clases de acontecimientos en determinadas
situaciones.
Sin embargo, centrarse sólo en la vertiente predictiva de la
astrología se parece a un médico teniendo en cuenta únicamente un síntoma
corporal en vez de considerar al individuo en su totalidad y la interrelación
entre el cuerpo y la psique. En el correr de los años he llegado a creer que
gran parte de lo que suponemos como predestinado, en términos de tránsitos y
progresiones, no está predestinado en absoluto: lo son nuestros complejos
inconscientes en acción. Como individuos y como colectivo, contribuimos
involuntariamente, lo creamos o somos arrastrados a situaciones que manifiestan
cuestiones internas —ya sea porque en el pasado las eludimos o, simplemente,
porque están maduras y el kairós, el momento justo, ha llegado. Sería muy
estúpido imaginar que todas las situaciones de la vida son creación de uno
mismo, porque muchas no lo son. Uno no puede decir que seis millones de judíos
pasaban por unos tránsitos o progresiones específicos cuyo significado era que
los iban a internar en los campos de concentración. Es simple locura sugerir
tal cosa, al igual que evitar reconocer nuestra connivencia inconsciente cuando
esos actos de brutalidad extrema ocurren masivamente. Existen movimientos y
conmociones colectivas, lo mismo que desastres «naturales», como las
inundaciones y los terremotos, que suplantan toda posibilidad de elección
individual, todo complejo y toda voluntad. Existen igualmente otros factores
más profundos, respecto de los cuales no estoy en situación de comentar nada.
Mucha gente que pulula en el ambiente astrológico cree en el
karma. Yo no creo ni dejo de creer. Pero tengo la impresión de que es mucho más
complicado que lo que alguien llamó una vez «teoría del ding-dong»: uno se
portó bien o mal en su vida anterior y por tanto en ésta es premiado o
castigado. Puesto que la moralidad es un asunto profundamente subjetivo y
relativo, para mí no tienen mucho valor esas aproximaciones simplistas al reino
del espíritu. Pero bien puede haber algo que siga existiendo a través y más
allá de una única encarnación mortal, que acumule «sustancia» conforme a las
opciones elegidas en cada vida y que actúe como un imán respecto de las
experiencias que atraemos. Esto puede ser un factor ubicado tanto por encima
como más allá de los esfuerzos de toda una vida por adquirir conciencia.
Aquellos de vosotros que asististeis al seminario sobre los complejos
recordaréis que tratamos ese tema. También pueden existir factores en la
herencia familiar sobre los cuales no tenemos ningún control. Por muy injusto
que parezca, somos los herederos de los conflictos familiares y complejos que
han cristalizado durante generaciones y que actúan a menudo como una especie de
hado. Si esos conflictos han quedado sin resolver durante mucho tiempo, puede
que carezcamos del margen de maniobra necesario para elegir o evitar
determinados eventos; y todo individuo posee, indudablemente, una mayor
libertad de elección si no arrastra una pesada carga de herencia psicológica
acumulada. Así, hay muchos factores además de la conciencia individual que
determinan cómo van a expresarse los tránsitos y las progresiones. No obstante,
gran parte de lo que damos por sentado que es predecible no lo es en absoluto,
una vez la conciencia individual ha empezado a expandir los límites de los
niveles en los cuales experimentamos la realidad. Por este motivo creo que
necesitamos intentar vivir como si tuviéramos la libertad de trabajar esos
tránsitos y progresiones en un nivel psicológico. Puede que entonces tengamos
espacio para transformar o alterar acontecimientos futuros o manejar más
creativamente con aquello que sea nuestra propia creación debido a las acciones
de los complejos inconscientes. Respecto de aquellas cosas sobre las que no
tenemos realmente elección, las descubriremos suficientemente pronto y
esperemos que podamos aprender a aceptarlas y vivir nuestras necesidades con un
espíritu más tranquilo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 155
Uno de mis principales objetivos al explorar el tema de hoy
es sugerir que podemos tener más libertad de la que creemos, a niveles de los
cuales podríamos no ser conscientes en principio.
Si aprendemos a trabajar con los movimientos planetarios con
una mayor comprensión y más allá del típico enfoque de «Urano va a pasar por
encima de X y por tanto ocurrirá Y o Z», quizá descubramos lo que Pico della
Mirandola quiso decir cuando afirmó que los seres humanos son co-creadores
juntamente con Dios.
Tomarse las cosas al pie de la letra no nos hace justicia
como astrólogos.
Esa perspectiva puede ser francamente destructiva, porque
existe, desde luego, lo que se llama la profecía autocumplida. Dado que
nuestras percepciones se distorsionan invariablemente a causa de nuestros
complejos individuales, tendemos a interpretar los tránsitos y progresiones no
tanto de acuerdo con lo que pueden significar objetivamente, sino con lo que
nuestros complejos nos dicen que van a «hacernos». Incluso el más ortodoxo de
los astrólogos «tradicionales» no es realmente capaz de ser objetivo a la hora
de predecir acontecimientos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 156
No podemos tener la certeza de lo que un «acontecimiento»
es, pues depende en gran medida de cómo y cuándo la persona registra de lo que
ha ocurrido. Nuestras suposiciones acerca del futuro están tan fuertemente
coloreadas por nuestra propia psique como las suposiciones acerca de nuestro
presente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 156
El enfoque psicológico de los tránsitos y las progresiones
es mucho más estimulante que un enfoque más literal, porque implica aceptar la
responsabilidad de lo que significan las configuraciones de la propia carta
natal. Exige también que aprendamos a trabajar con las técnicas predictivas
tradicionales a más de un nivel. Esto no quiere decir que no tenga valor el
intentar hacerse una idea de cómo es probable que un movimiento planetario se
manifieste a un nivel material. Es tan estúpido ignorar esa dimensión de la
vida como ignorar la psique.
Si uno tiene al Sol progresado en cuadratura a Neptuno en la
II, al tiempo que Saturno en tránsito está en conjunción al Neptuno natal,
puede no ser una buena idea en ese momento montar un negocio con un socio de
cuyos antecedentes y credenciales uno no sabe casi nada. La aplicación concreta
de los principios astrológicos puede ser aquí muy valiosa. Pero sin una
comprensión psicológica previa a cualquier interpretación literal, creo que la
mayor parte las veces vamos a crear nuestro propio destino, manifestar nuestras
propias predicciones autocumplidas y, como resultante, generar mucho
sufrimiento en momentos en que no es en absoluto necesario hacerlo así.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 156
Significado o finalidad
Existen tres niveles principales en que los tránsitos y
progresiones parecen operar. Algunos de vosotros pensaréis que hay más de tres.
Pero desde un punto de vista general, me ha sido útil tomar esos tres niveles.
El primero de ellos es el que más probablemente
interese al astrólogo de inclinación espiritual: el significado profundo de un
aspecto progresado o tránsito específico. Por «significado» entiendo a su
finalidad, su propósito último en términos de evolución de la personalidad, del
alma o de ambas. Quienes tendemos a lo religioso o espiritual damos por sentado
que el cosmos tiene una especie de propósito y que los acontecimientos que
suceden en nuestra vida lo hacen por una razón y tienen un significado. Por
tanto, los acontecimientos se desarrollan conforme a un diseño oculto y el
propósito de enseñar algo; y que al crecer debido a lo que nos ocurre en la
vida, estamos llevando a cabo un diseño espiritual más amplio o evolutivo. Que
tal diseño cósmico exista es una cuestión discutible. Por mucha certeza que
tengamos acerca de la existencia objetiva de tal pauta profunda —lo que es otra
manera de decir que Dios, o los dioses, existen—, ninguno de nosotros está en
situación de poder probarla. De hecho, podemos proyectar una percepción
sumamente personal de significado sobre un universo completamente arbitrario y
caótico. Pero, aunque ése fuera el caso, mucha gente seguiría viviendo como si
en ello hubiera un significado y un propósito innatos; y esta convicción, la
proyecten o no, 165 es lo que les mantiene con vida. Eso es creativo tanto
psicológica como espiritualmente, por mucho que no sea «cierto» en un sentido
científico.
Al observar los tránsitos desde esta perspectiva nos
preguntamos:
«¿Qué se supone que debo aprender de esta conjunción entre
Saturno en tránsito y el Sol? ¿Qué significado tiene para mí esta Venus
progresada en cuadratura al Plutón natal? ¿Qué puedo descubrir en la oposición
entre Urano en tránsito y mi Luna? ¿Cuál es el potencial positivo de Marte
progresado en sextil a Quirón?». Este enfoque presenta una dimensión
extremadamente importante de cualquier tránsito o progresión. Aunque he usado
el término «espiritual», es tanto psicológico como una exploración de los complejos
familiares, dado que tenemos en cuenta los movimientos planetarios en términos
de evolución de la psique. Podríamos entender esta perspectiva como propia de
la psicología transpersonal o arquetípica más que a la psicología reductiva.
Sin embargo, es psicológica. Sin esta perspectiva trataríamos a la astrología y
a nosotros de forma meramente mecánica.
Algunos astrólogos se centran casi por entero en este nivel
y consideran los otros niveles como demasiado negativos o materialistas.
Con-templarán un tránsito de Plutón sobre el Quirón natal o a Venus progresada
en cuadratura a Saturno y hablarán en primer lugar de lo que se ofrece en
términos de crecimiento. Digamos que Saturno se está acercando a la oposición
al Sol natal en la casa V. Si enfocamos este tránsito desde una perspectiva
finalista, podemos hablar del desarrollo del sentimiento de uno mismo como
individuo. Más allá de este tránsito, uno puede adquirir un sentimiento más
fuerte de identidad, un sentido más claro de propósito y la urgencia al
desarrollo de los talentos creativos propios. Los desafíos del mundo material
pueden doler, pero finalmente el resultado es un mayor compromiso con una
vocación en particular. Se «supone» que cualquier acontecimiento que ocurra,
por difícil que resulte, sirve para que seamos más conscientes de nosotros
mismos. Por sí mismo, el enfoque finalista es a menudo suficiente con los
tránsitos y progresiones fluidos, como un trígono entre Júpiter en tránsito y
la Luna o el Sol progresado en sextil a Urano. Cuando pasamos por movimientos
planetarios armoniosos, tendemos a «enchufarnos» a un sentido de propósito
cósmico y de bondad; y tales interpretaciones encajan con lo que sentimos en el
momento. Cuando se trata de movimientos planetarios menos «amables», aún se
pueden interpretar en términos de potencial. A menudo tal enfoque puede ser
maravillosamente curativo en medio de la tempestad, el estrés o el dolor. Puede
que veamos acercarse una verdadera pesadilla planetaria y tal vez sea necesario
que nos preguntemos qué potencial de crecimiento puede esconderse tras todo ese
estrés. Es muy importante no perder esto de vista y ser capaces de comunicarlo.
Pero también hemos de recordar que, por profundo y positivo que sea el
significado, el individuo que sufre esos tránsitos puede no estar en
condiciones de escuchar ninguna posibilidad de evolución. Para muchas personas,
en especial las acostumbradas a ver la vida desde una perspectiva puramente
material o superficial, no estarán preparados para captar el significado
profundo y el potencial de un tránsito o aspecto progresado difícil hasta mucho
tiempo después. Mientras están atravesando la época difícil, es posible que no
sean conscientes de otra cosa que no sea su conflicto y su dolor.
En los tránsitos y los aspectos progresados interviene
además un nivel (el segundo) emocional de expresión. Éste también es
psicológico, pero está más relacionado con las reacciones del individuo, tanto
a nivel de sentimientos como en términos de complejos inconscientes que están
siendo activados. Generalmente influye el pasado, al igual que el presente.
Nuestras reacciones emocionales mientras dura un tránsito o un aspecto
progresado son extremadamente complicadas y dependen en gran medida del grado
de conocimiento que hayamos adquirido sobre nosotros mismos, de la fortaleza
del ego, qué tipo de contención podemos ofrecer a esos sentimientos que se han
activado y cuánto sabemos acerca de nuestros complejos familiares.
Todo tránsito o progresión importante activa las
experiencias del pasado, especialmente si un tránsito o progresión similares
tuvo lugar en el pasado. Es necesario que examinemos qué clase de recuerdos y
asociaciones hemos acumulado bajo los sucesivos movimientos planetarios a un
emplazamiento natal en particular. Además, es posible que una experiencia en
última instancia positiva y productiva en cuanto a su significado, exija un
grado determinado de sufrimiento como parte de su proceso. Todos esos factores
residen en el nivel emocional; y debido a ello, la reacción emocional a un
tránsito puede diferenciarse significativa-mente de la finalidad de éste.
¿Por qué nos resistimos tanto a entender cuán poderosamente
la psique inconsciente afecta a la expresión de un tránsito o una progresión?
Podemos estar tan convencidos de lo que un movimiento
planetario significa que olvidamos que la persona puede no sentirse así en
absoluto.
La reacción emocional a un tránsito o un aspecto progresado
puede diferir mucho respecto de su significado. Es necesario ser capaces de
comunicarnos con el cliente, que se halla sumido en un estado emocional que
tiene poco que ver con lo que entendemos por finalidad del tránsito o
progresión. Podemos estar tan convencidos de lo que un movimiento planetario
significa que olvidamos que la persona puede no sentirse así en absoluto. Puede
estar muy asustado por lo que le ocurre, aún en el caso de que a nivel finalista
eso vaya a ser transformador. Podemos saber que el resultado final será
positivo, pero el cliente puede no sentirlo así. Y si no podemos conectar con
el estado emocional del cliente en el momento presente y explorar cualquier
tema psicológico personal que pueda ayudarle a encontrar el camino hasta llegar
al significado profundo de la experiencia, todas nuestras «esclarecidas»
interpretaciones pueden acabar sonando como un montón de hojarasca.
Cada nivel está incompleto sin el otro. Es extremadamente
importante comprender cómo se siente la gente bajo tránsitos difíciles. Muchos
tránsitos son dolorosos; y es estúpido y miope fingir que no lo son, o que uno
«debería» ser optimista al respecto. Si alguien con Venus progresada en
cuadratura a su Quirón natal se sienta aquí y exclama: «¡Soy un infeliz!», no
mostraremos mucha verdadera empatía si respondemos: «Tonterías. Deberías estar
entusiasmado y ser positivo, porque éste es un tiempo de curación». Claro que
podemos hablar de curación; pero al mismo tiempo debemos empatizar con el
sentimiento de soledad, de inferioridad y de injusticia que es probable que
sienta la persona, al efecto de que podamos realizar algún comentario adecuado
acerca de por qué se siente esa persona así. Quizá tengamos que hablar del
pasado, especialmente de los momentos en que Quirón fue activado por tránsito o
progresión. Las emociones que acompañan a todo profundo cambio interior son a
menudo sumamente incómodas.
Los astrólogos con una mayor inclinación espiritual
necesitan adquirir alguna experiencia en psicoterapia para trabajar en este
nivel.
El tercer nivel de los tránsitos y las progresiones es el
nivel de la materialización. Ésta es la esfera en la que se centran muchos
enfoques astrológicos antiguos. Trabajando a este nivel, al astrólogo le
interesa en primer lugar lo que va a ocurrir en el mundo material bajo un
tránsito o una progresión en particular. Esto puede parecer un enfoque muy
simple, pero en realidad es extremadamente complejo. Hay muchas cuestiones,
internas y externas, que pueden afectar al hecho de que un movimiento
planetario se manifieste a nivel concreto o no y de qué manera lo hará si es
así. Un factor importante son los propios complejos del individuo, que tienen
tendencia a materializarse cuando conllevan una elevada carga energética y
están disociados del ego-conciencia. Si existe algo como el karma, también es
un factor; y la herencia familiar, genética y psicológica, también es un factor
relevante. Tampoco deberíamos descuidar la importancia del ambiente,
especialmente de las actitudes sociales y manera de entender el mundo
predominante, pues el individuo se inserta, en mayor o menor medida, en un
colectivo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 153
También puede existir un destino en la vida —algo que el
alma o el Sí mismo puede desear logar en una vida concreta—. En el pensamiento
filosófico griego se consideraba la existencia de dos tipos de destino que
afectaban al individuo: las Erinias y el daimon. Las primeras pueden ser más o
menos equiparadas a la herencia ancestral y el segundo al destino o propósito
del alma. Igualmente puede existir un destino colectivo: naciones o pueblos
enteros pueden tener un destino específico en términos de evolución humana y
una herencia ancestral específica. Como individuos, a veces quedamos atrapados
en movimientos que exceden de nuestra voluntad, dado que somos parte de algo
más mayor, que es la humanidad y que está sintonizada con los ciclos
planetarios. Por tanto, todos compartimos las vicisitudes del conjunto de la
humanidad; y puede que tengamos que enfrentarnos con el bagaje psicológico que
heredamos de nuestros antecedentes raciales, religiosos, sociales y nacionales.
Éstas son cuestiones filosóficas acerca de las cuales cada cual tendrá sus
propias creencias y convicciones. Las menciono porque pueden ser factores que
incidan en la materialización de los tránsitos y las progresiones. De todas las
áreas que he mencionado, la única donde podemos ser realmente efectivos como
individuos es la esfera de nuestros complejos inconscientes. Nuestra capacidad
para reconocer, contener, trabajar con ellos y transformarlos puede, en última
instancia, afectar al colectivo del cual formamos parte. Puede afectar incluso
a nuestro «karma». Tras toda predicción de acontecimientos hay siempre una
persona o grupo de personas. Al final nos vemos obligados a retirarnos a
nuestro propio jardín para observar qué es lo que está creciendo en él, si lo
que deseamos es entender la clase de acontecimientos que es probable que nos
ocurran y por qué.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 165
¿Cuándo ocurren los acontecimientos?
Se plantea otra cuestión importante acerca de la
materialización de los tránsitos y progresiones y la predicción de
acontecimientos. En el momento en que valoramos «lo que va a ocurrir» entramos
en la peligrosa área de lo que constituye un acontecimiento y pisamos un
terreno muy misterioso.
Un hecho, en el sentido de que refleja un tránsito o un
aspecto progresado, puede no ser exactamente lo que creemos que es, porque el
momento en que le ocurren las cosas a la persona puede no ser un fiel reflejo
de lo que ocurre en el interior de esa persona. Lo que hace real y verdadero un
hecho es el reconocimiento del mismo a nivel emocional y la implicación con sus
consecuencias en nuestra vida. Recordamos lo que, provocado un impacto en
nuestras vidas, pero el impacto puede no sobrevenir en el momento en que se
produce el hecho físico.
El momento en que ocurren verdaderamente las cosas no
siempre coincide con el momento en que ocurren en el exterior. Ésta es la razón
por la cual, inexplicablemente, los acontecimientos pueden ocurrir sin que se
vean acompañados de progresiones o tránsitos importantes, incluso si esperamos
que la carta muestre algo importante.
Por ejemplo, tomemos así el final de una relación.
¿Cuándo ocurre eso? ¿Cuándo los dos se separan físicamente?
Ése no es siempre el caso, obviamente, ni siquiera cuando la
muerte es la causa de la separación.
Para mucha gente esa relación sigue viva y coleando muchos
años después de la separación física y uno de los dos sigue estando furioso, o
afligido o incapaz de pasar página, aunque haga mucho tiempo que la otra
persona ya no esté. Eso es particularmente trágico y conmovedor cuando un padre
o una madre pierde un hijo y es incapaz de procesar esa pérdida. La habitación
del niño se mantendrá como una especie de museo, sin quitar ni mover nada de su
sitio, como si se esperara que el niño volviera en cualquier momento. Esto
puede ocurrir también con las parejas divorciadas. La fotografía de la expareja
mantendrá su lugar en la repisa, a veces durante muchos años, y no se permite a
ninguna nueva pareja sentarse en la silla favorita de la expareja.
Con frecuencia la gente es bastante inconsciente de esto y
se sorprenden mucho de las violentas reacciones que muestran cuando, a veces
muchos años después, la expareja se vuelve a casar. Se desata el infierno, como
si la pareja ausente se hubiera conservado en frío en un compartimento secreto
del alma. Aunque ella (o él) ya no esté presente en la vida de uno, sigue
presente en su interior; y cuando la expareja se compromete con otra persona,
se experimentan todo el dolor y la aflicción se sufren como si la separación
acabara de ocurrir. De hecho, ocurre justamente ahora, por más que en el nivel
concreto eso sucediera años atrás. Y eso se ve reflejado en los aspectos
progresados de Venus a Plutón, o el tránsito de Saturno sobre Venus, o el
tránsito de Urano sobre la Luna en la casa VII. Cuando las relaciones se
terminan, puede que sólo lo hagan para uno de los dos. Además, las relaciones a
veces terminan bastante antes de que terminen en términos concretos.
Una pareja puede permanecer unida durante toda su vida, pero
la relación dejó de estar viva dos, o diez, o treinta años antes. Eso puede ser
también reflejarse en un tránsito o aspecto progresado, aun cuando no se haya
producido ningún acontecimiento físico.
Los movimientos en la carta pueden describir el final de
algo, pero puede que ese final no sea evidente ni que se produzca un hecho
concreto que lo indique. O puede que el tránsito o aspecto progresado describa
el final de algo mucho después de que alguien diga: «Bueno, eso terminó hace
mucho tiempo».
Los finales, como los principios, son un asunto
profundamente individual.
Cada persona tarda una cantidad de tiempo distinta en
procesar los hechos. Algunos hechos pueden no significar nada para unas
personas y mucho para otras. La muerte, en sí misma, significa cosas diferentes
para personas distintas, de forma que a una le puede llenar de ira y terror
pudiendo negar su enfermedad mortal hasta el último minuto, mientras que otra
se resigna pacíficamente a morir, como un rito de pasaje años antes de que
ocurra.
Con frecuencia la gente es bastante inconsciente de esto y
se sorprenden mucho de las violentas reacciones que muestran cuando, a veces
muchos años después, la expareja se vuelve a casar. Se desata el infierno, como
si la pareja ausente se hubiera conservado en frío en un compartimento secreto
del alma. Aunque ella (o él) ya no esté presente en la vida de uno, sigue
presente en su interior; y cuando la expareja se compromete con otra persona,
se experimentan todo el dolor y la aflicción se sufren como si la separación
acabara de ocurrir. De hecho, ocurre justamente ahora, por
La percepción de un evento —su desarrollo temporal, su
significado y la interpretación que le damos— se describe a través del tránsito
o progresión sincrónicos; y, por lo tanto, los hechos «reales» descritos por
los movimientos planetarios son los que ocurren en la psique. Un acontecimiento
externo, por sí mismo, puede ser relevante o no para el individuo. Si uno está
pasando por un tránsito o progresión poderosa, un acontecimiento que ocurra
bajo ese tránsito o progresión puede cobrar gran importancia y puede volver del
revés la vida de uno; pero si el mismo tránsito ocurre en otro momento, cuando
no existe esa poderosa concordancia de aspectos, se vive de forma completamente
distinta y puede que no se le considere como «de gran importancia». El hecho en
sí mismo no es tan importante como entidad objetiva; pero lo que uno vive
aporta importancia y significado al acontecimiento, conforme al tránsito o la
progresión coincidentes en el tiempo con éste.
Esto es algo difícil de entender, porque nuestra manera
habitual de interpretar la realidad es que cualquier cosa que ocurre «ahí
fuera» es objetiva. La manifestación física puede ser objetiva (aunque esto
también es materia opinable), pero no lo es la forma en que percibimos dicha
manifestación. Es perturbador explorar las formas en que nuestras percepciones
colorean lo que está «ahí fuera». Y lo que describe nuestro horóscopo,
incluyendo los tránsitos y las progresiones sobre los emplazamientos natales, son
nuestras percepciones. Cuando Saturno en tránsito se emplaza encima de la Luna,
nos predisponemos a reaccionar ante las situaciones de una manera determinada,
que probablemente sea más realista (o más negativa) que cuando es Neptuno el
que se emplaza encima de la Luna. Cuando Urano transita por Mercurio,
percibimos verdades distintas que cuando es Quirón quien lo hace. Cuando
Júpiter transita por Venus percibimos a las personas de forma distinta a cuando
lo hace Plutón. ¿Ha cambiado la gente o más bien nosotros? Y si es la gente la
que en efecto ha cambiado, ¿podrían nuestras percepciones cambiantes influir en
la clase de personas que atraemos, así como las actitudes que nos muestran?
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 170
Nunca deberíamos subestimar la importancia de dimensión
subjetiva de los hechos. Cómo se siente un acontecimiento, como se entiende y
percibe y lo que la persona registra como la realidad del hecho, pueden ser
completamente diferentes entre sí conforme al «clima astrológico» predominante
y a la carta natal, porque el individuo recibe el hecho de una forma muy
personal. Esto complica nuestras definiciones de lo que constituye un evento.
El nivel puede variar enormemente e igualmente el desarrollo temporal; asimismo,
el evento reflejado por un movimiento astrológico en particular puede estar
conectado o no con un suceso físico.
Las cosas se pueden complicar aún más si tenemos en cuenta
los planetas lentos.
Pueden tardar en formar un aspecto concreto a la carta natal
dos o tres años; o en el caso de Plutón, incluso más, moviéndose hacia adelante
y hacia atrás, según entran en estación directa o retrógrada.
Puede ocurrir toda una serie entera de hechos aparentemente
desconectados entre sí durante el tránsito de un planeta exterior; y todos esos
hechos se percibirán a través de una lente coloreada por el tinte particular
del tránsito. Por tanto, todos los hechos que ocurran durante un período como
ése parece comportar un sentimiento o un significado similares.
Si esos mismos hechos ocurrieran en otro momento, no los
percibiríamos de la misma manera. Parecerían aleatorios. No diríamos: «Ah,
existe una conexión aquí entre la muerte de mi padre hace dos años, la pelea
que tuve con mi jefe el año pasado y la nueva relación que hace un mes que
tengo; todo forma parte del mismo paquete». Es el tránsito o progresión el que
refleja esa sensación de coincidencia, no los hechos por sí mismos. Tendemos,
en esencia, a recordar períodos de nuestra vida, más que una sucesión de hechos
concretos; y esa sensación de conjunto, ese lapso de tiempo coloreado por
ciertas clases de suceso, es profundamente subjetivo y se vincula a los
tránsitos y progresiones principales del momento.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 172
Si durante un tránsito de Urano en trígono a Venus
ocurre una separación, se sentirá de forma distinta a un tránsito de Plutón
en oposición a Venus. A los ojos de los demás el evento puede parecer lo mismo.
Juan Fernández abandona a su mujer y se fuga con su secretaria de dieciocho
años. Pero si al mismo tiempo Urano en tránsito forma un trígono con la Venus
de la mujer de Juan, ella puede exhalar un suspiro de alivio al quitárselo de
encima y ser libre al fin. Si ella tiene una oposición Venus-Plutón, el sapo
más amargo que tendrá que tragarse será el de la traición. Si la Venus
progresada de ella se opone a Neptuno, puede que se sienta una víctima de la
situación. Si Saturno en tránsito forma cuadratura con Venus, puede preocuparle
la supervivencia económica y un sentimiento de inferioridad que la corroerá por
dentro, al tiempo que ha de enfrentarse a un rechazo humillante.
Debemos ser extremadamente cuidadosos al tratar de
definir un acontecimiento, porque cuanto más de cerca lo observemos, más
subjetivo se vuelve.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 172
¿Alguno de vosotros ha examinado una muerte desde el
punto de vista astrológico?
Por tal examen entiendo no sólo los aspectos de la carta del
individuo que se muere, sino los que ocurren en las cartas de quienes están
cerca de él. Podríamos pensar que la muerte es un suceso tan terriblemente
específico que ocurre en un momento determinado y que podemos levantar una
carta para ese preciso momento.
Pero ningún astrólogo ha tenido éxito intentando
descubrir una «configuración astrológica característica» de la muerte —presenta
un aspecto distinto en cada carta—. Y los aspectos que se están formando,
algunos durante unos cuantos años, pueden ser tan relevantes como los que se
están formando justo en ese momento.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 173
Intentar encontrar la lógica de la materialización de los
tránsitos y progresiones significa que necesitamos tener presentes los tres
niveles de expresión, incluyendo el emocional y el finalista. Estos dos últimos
tienen una influencia en la realidad de los eventos. No sólo son relevantes los
tres niveles, sino que es bueno recordar todas las complejidades de cada uno de
ellos. Sólo cuando tenemos un cuadro lo bastante completo de lo que va a
ocurrir podemos decir con responsabilidad: «Hay una gran probabilidad de que
ocurra esto y lo otro». Sin esa imagen completa, estaremos lanzando dardos a
ciegas. Puede que donde pongamos el ojo 180 pongamos la bala, pero también es
posible que hayamos metido el dedo en el ojo de alguien.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 173
Un planeta que por tránsito o progresión aspecta a un
planeta natal describe la puesta en funcionamiento de una pauta fundamental en nuestro
interior.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 175
Cuando observamos una carta natal, estamos fijándonos en
un elenco de personajes que actúan en una obra.
Los aspectos y emplazamientos natales describen no sólo
los personajes, sino los trazos básicos de la trama. Pero somos nosotros los
que hemos de ir creando el diálogo a medida que la obra avanza; y eso nos lo
cuentan los tránsitos y progresiones, que indican cuándo está previsto que
comience cada acto y cuándo recibe cada personaje la señal para entrar en
escena e intervenir en la acción. Los personajes y la trama son las pautas
arquetípicas, que en términos psicológicos se denominan «complejos».
Los astrólogos más cautelosos prefieren hablar de
«potenciales», aunque en la antigüedad esas pautas arquetípicas eran
consideradas simplemente destino.
Los personajes se sientan detrás del escenario: beben,
fuman, juegan a las cartas y hablan entre ellos. Cada vez que un tránsito o
progresión activa la carta natal, es como una señal para entrar a escena.
El director teatral dice: «Sal a escena. Tienes un
discurso que decir. Te están esperando. ¡Muévete!».
En el curso de una vida todos los puntos de la carta
recibirán aspectos progresados y por tránsito muchas, muchas veces. Cuando
pensamos en los tránsitos y progresiones solemos referirnos sólo a los
importantes que están a punto de producirse. Pensamos en Plutón pasando por
encima de cualquier otro factor de la carta, o Urano, o Saturno. Puede que nos
olvidemos de que la Luna pasa por encima de cada planeta al menos una vez al
mes y que el Sol hace lo propio una vez al año. Al efecto de entender el impacto
de los tránsitos mayores, debemos tomar-nos el tiempo necesario para valorar el
impacto de los tránsitos menores durante un período largo de tiempo.
Los personajes que entran en escena bajo grandes
tránsitos o progresiones no son nuevos; ya nos los hemos encontrado antes; han
estado todos ahí desde el momento de nuestro nacimiento. Pero el grado de
conciencia y experiencia que hemos acumulado desde entonces afecta a la forma
en que ellos dicen su parlamento.
Además, existen recuerdos asociados a cada entrada
sucesiva, porque los emplazamientos natales actúan como recipientes de
experiencia. Cada vez que algo se mueve sobre un emplazamiento natal, nuestras
experiencias van a parar a un fondo de recuerdos en el que se guardan todo tipo
de imágenes y asociaciones emocionales. Esto es lo que se entiende por
complejo: un conjunto de experiencias, sentimientos, ideas e imágenes asociadas
agrupadas en torno a un núcleo arquetípico central.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 175-176
Tránsitos de Plutón e
impotencia
Cuando nos tropezamos con Plutón sentimos que nos estamos
enfrentando a fuerzas enormes e invisibles sobre las cuales no tenemos control
alguno. Una vez entendemos que esa respuesta básica es una de las marcas de la
casa en el caso de Plutón, somos capaces de ver que cualquier tránsito de
Plutón, aunque no sea sobre el mismo planeta, reflejará la activación del mismo
sentimiento. Nos enfrentamos a algo que no podemos dominar, a las fuerzas de la
vida y de la muerte. Somos aplastados por algo enormemente impersonal, cíclico
e instintivo: una fuerza de la naturaleza que se sitúa más allá de la capacidad
del ego de clasificarla y controlarla.
Pero no basta con definirlos como sentimientos de
impotencia. Finalmente, tenemos que hacer algo al respecto.
¿Y qué significa «hacer algo al respecto»? A veces el ego no
puede actuar de forma significativa durante un tránsito de Plutón. Es una
característica peculiar de este planeta reflejar situaciones en las que no se
puede hacer nada o que, sea lo que sea lo que hagamos, no será lo que queríamos
hacer. A menudo Plutón nos pide que aprendamos a esperar con dignidad. Ese
«hacer algo» puede significar que desarrollemos una actitud particular, en vez
de actuar.
Son variadas las reacciones que podemos mostrar ante los
sentimientos de impotencia. Una es la rabia. Otra puede ser la victimización
pasiva y la consiguiente acumulación de resentimiento y autocompasión. Una
tercera puede ser la pacífica aceptación de que existe un propósito más
profundo. Un esfuerzo extenuante para restablecer el control del ego puede ser
una cuarta. Cada una de esas reacciones tiene consecuencias específicas.
Los sentimientos de impotencia son uno de los
acompañamientos emocionales de los tránsitos y progresiones en los que
interviene Plutón, especialmente los difíciles —aunque también he observado que
ocurre lo mismo con los sextiles y los trígonos—. Un tránsito de Plutón no
significa impotencia. Si queremos explorar el significado debemos hacernos la
siguiente pregunta: ¿qué puede enseñarnos la impotencia? ¿Cuáles son las
reacciones más creativas respecto de ella? ¿Qué puede ofrecernos Plutón, como
algo distinto a lo que sentimos? ¿Qué puede mostrarnos un tránsito como ése y
qué cualidades positivas puede hacer nacer en nosotros?
La capacidad de dejar ir.
Y, también, podemos aprender humildad, que es realmente de
lo que trata el dejar ir.
Podemos descubrir maneras de aceptar con elegancia y
confianza aquello que no podemos cambiar, así como descubrir de qué manera
podemos dejar ir cuando debamos hacerlo en vez de intentar controlar nuestra
vida. Podemos aprender a poner nuestra fe en algo que no podemos ver. Y podemos
aprender a resistir porque no hay nada más que podamos hacer. A través de la
resistencia nos deshacemos de nuestro falso orgullo y descubrimos aquello que
es indestructible en nuestro interior. Aprendemos a sobrevivir y a esperar.
Podemos también liberar energía bloqueada o desintoxicarnos del veneno que
pertenece al pasado familiar. Si no podemos o no queremos aprender estas
lecciones, podemos desarrollar amargura, despecho, venganza y una profunda
rabia hacia la vida.
«Nadie va a volver a colocarme en esta posición nunca más»,
nos decimos a nosotros mismos.
A partir de ese momento nuestras relaciones se convierten en
luchas de poder; y tratando de manipular y controlar a los demás cimentamos la
traición o el abandono que justamente tratamos de evitar. Y luego, si somos lo
bastante estúpidos, culparemos al planeta entero de nuestro destino.
Si se desconectan los sentimientos plutonianos de la
conciencia, con el tiempo se acumulan y encuentran una vía indirecta y más
destructiva para salir a la superficie. No obstante, la gente se siente
indefensa al enfrentarse a aquello que no puede ver o comprender; y a menudo,
trata de suprimir las emociones que irrumpen durante los tránsitos y
progresiones de Plutón.
La impotencia nos hace sentir niños, erosionando nuestro
amor propio y respeto por nosotros mismos. La rabia es una reacción muy natural
a esos sentimientos de impotencia. Uno puede ver eso en todos los niños. Tras
la rabieta del bebé existe un aterrador sentimiento de total dependencia y
desamparo. Es extremadamente desagradable estar completamente fuera de control
y sentir que son otros los que dirigen el espectáculo de uno. Más desagradable
es, incluso, que sean las propias emociones primitivas las que muevan los
hilos. Depende en gran medida del carácter.
Si la carta natal muestra muchas configuraciones «heroicas»
—un Marte dominante, una fuerte influencia de Aries, Leo o Escorpio o un
Saturno fuerte y positivamente aspectado—, es probable que los sentimientos de
impotencia sean especialmente inaceptables y la rabia sea, por tanto, una
respuesta muy natural.
Ésta es un área en que solemos tener posibilidad de elegir.
Podemos ser elegir ser sinceros con nosotros mismos y admitir que estamos
aterrados y desconcertados por aquello a lo que nos enfrentamos. O podemos
fingir que no lo estamos y encajarnos una máscara de valentía para
impresionarnos a nosotros mismos y a los demás con nuestra resistencia y
nuestra fortaleza. Pero cuando tratamos con Plutón eso puede no ser una buena
idea. Quizá la fortaleza que necesitamos es del tipo silencioso y menos
ostentoso —la paciencia y la comprensión lentamente adquiridas, en vez de
intentar ser sobrehumanos—. No es buena idea suprimir la clase de rabia que
tiende a surgir alrededor de un tránsito como éste, debido a que buena parte de
ella es una rabia infantil. La situación más reciente es un disparadero para la
pasada.
A menudo manifestamos los tránsitos difíciles de Plutón a
través de dolencias físicas.
Hemos bloqueado repetida-mente nuestros sentimientos cada
vez que algo ha tocado un punto sensible en la carta; y todas las emociones y
recuerdos hierven hasta que el cuerpo no puede aguantar más la tensión.
Entonces los sentimientos se somatizan, porque ésa es la única manera en que
esos sentimientos pueden darse a conocer. Puede que tengamos más posibilidades
de elección al ser conscientes del futuro curso de los tránsitos sobre el mismo
punto de la carta. Cobra vital importancia saber cómo nos hemos enfrentado a
los recuerdos de tránsitos anteriores. Si no sabemos que existen tales
recuerdos puede que no nos enfrentemos a ellos con mucha dignidad.
Al ver que Plutón se acerca a un planeta en nuestra carta o
en la de un cliente, es buena idea tratar de aprender de los recuerdos que dejó
ese planeta. ¿Ha formado antes Plutón algún aspecto mayor a ese punto? ¿Ese
planeta natal aspecta a Plutón? ¿Qué otro aspecto forma? ¿Qué otros tránsitos o
progresiones poderosos se han producido en los primeros años de vida?
Cada planeta tiene su propio almacén de recuerdos, que va
creciendo a través del tiempo y de la experiencia. ¿Cuándo transitó Saturno por
última vez sobre ese punto? ¿Cuándo lo hicieron Urano, Neptuno o Plutón? ¿Qué
clase de cosas ocurrieron y cómo se sintió uno en esa época?
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 179-182
Plutón y la traición
Plutón nos enseña que no podemos permitirnos el lujo de
seguir siendo niños si queremos sobrevivir. Los seres humanos no siempre tienen
un comportamiento honorable. Sólo porque sean familiares tuyos no hay que
excluir que presenten atributos humanos tan comunes como la avaricia y la
envidia — y quizá porque son tus familiares, pueden mostrar hacia ti ambos
atributos en un grado superior a los amigos o a terceros desconocidos—.
Personas excelentes pueden a veces no serlo cuando se trata de dinero y de
propiedad.
Esta es otra dimensión de la expresión emocional de Plutón.
El sentimiento de traición forma parte frecuentemente del proceso plutoniano y
a través de esa traición se pone en funcionamiento un complejo y se saca a la
luz. ¿Qué es la traición? Esperamos o suponemos algo de otra persona y entonces
esa persona cambia y se vuelve lo contrario de lo que esperábamos o suponíamos.
Nos mienten, nos humillan, o nos engañan. Sentimos que se ha roto un juramento,
voto o promesa —aunque tal juramento no se hiciera en primer lugar—. De algún
modo, nuestras expectativas sobre los demás no coinciden con la realidad de
éstos; pues de otra manera no nos causaría sorpresa alguna.
Debemos aprender a cuidar de nosotros mismos si tenemos que
hacerlo. Este es el don de la supervivencia de Plutón. Usar demasiado de ese
don conduce a la paranoia y a una desconfianza corrosiva; pero un poco del
mismo es una necesidad vital. La experiencia de la traición a menudo se
convierte en la forma en que llegamos a ser adultos. No hay garantías de
manejarnos con ello de forma creativa; pero si podemos orillar el rencor y la
venganza podemos ganar muchísimo. Hillman sigue la argumentación para señalar
que a menudo es la experiencia de la traición la que nos hace reales. Toda la
ira, rabia, impotencia, humillación y sensación de ser víctima nos hace
reconocer la vida y la naturaleza humana tal y como son, en vez de como
quisiéramos que fuesen.
Si uno ha adoptado actitudes que, de alguna manera, suponen
una negación o contradicen lo que la carta describe, lo más probable es que el
tránsito o progresión sirva como una especie de desencadenante de un complejo
inconsciente, que entonces, predeciblemente, explotará.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 186
El tránsito no describe el propio evento como un hecho
predestinado e inevitable.
Ningún tránsito o aspecto progresado puede introducir en la
carta nada que no esté ya en ella. Los movimientos planetarios sólo llamarán a
escena aquello que sea inherente, una parte de lo que previamente forma parte
de la pauta de vida del individuo —sea uno consciente de ello o no
Con todos los tránsitos y progresiones, necesitamos meditar
acerca de lo que hemos ido acumulando en el pasado, porque eso se reflejará en
la manera en que se expresan el tránsito o progresión. Si, bajo aspectos
previos de, o a Plutón, ha habido disposición a aprender algo de las
experiencias relativas a la traición y a la impotencia, un trígono por tránsito
bien puede reflejar un período en que son posibles la serenidad y la aceptación
interior. Uno descubre algo indestructible en su interior y puede perdonar y
alejarse del pasado. Pero no todo el mundo tiene esa disposición. Algunas
personas repiten la misma rutina una y otra vez, consiguiendo únicamente
amargarse más cada vez o encontrar uno u otro chivo expiatorio.
Afortunadamente, suele haber una voluntad suficiente para preguntarse: «¿Qué
puedo aprender de esto?». Es algo parecido a Parsifal cuando tiene su visión
del Grial; tiene que formular la pregunta correcta: «¿A quién sirve el Grial?».
Nosotros podríamos preguntarnos lo mismo respecto de un tránsito: ¿a quién y a
qué sirve de verdad este tránsito?
Si podemos hacernos estas preguntas, entonces con cada
movimiento planetario sucesivo podemos añadir un poco más de sabiduría a
nuestro almacén de experiencias acerca de una pauta arquetípica determinada en
la vida. Entonces sí creo que, bajo un tránsito de Plutón en trígono a su lugar
natal uno puede decir: «Ahora entiendo por qué todo eso fue necesario. Tengo
algo sólido y valioso limpio de todo ese dolor».
Pero si uno sigue rechazando mirar con una mayor profundidad
el nivel interior de la experiencia, entonces un trígono puede ser igual de
molesto que una cuadratura o una oposición. Uno no debe fiarse del carácter
benigno que los libros de texto atribuyen a los trígonos. En el nivel del
significado puede reflejar liberación y armonía; pero uno se puede sentir de
forma completamente distinta en ese momento, debido a una acumulación de
conflictos e ira no resueltos. Si uno está determinado a no liberarse y se empeña
testarudamente seguir quejándose, la invitación a relajarse y a llegar a hacer
las paces puede provocar un montón de rabia.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 189-193
Cualquier tránsito puede reflejar que algo termina
satisfactoriamente.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 193
No me siento cómoda al categorizar los tránsitos tan
rígidamente, porque nuestra conciencia afecta a la manera en que los vivimos.
Es el planeta natal y su situación quienes reflejarán el verdadero enunciado,
no la naturaleza específica del aspecto por tránsito —aunque sea importante—.
Los tránsitos sucesivos reflejarán, a su vez, un proceso continuo y de
creciente acumulación de conciencia respecto de las configuraciones de nuestra
carta natal. Con los tránsitos y progresiones necesitamos hacernos una idea de
lo que hemos hecho con ese planeta natal hasta ahora.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 193
Nuestras propias actitudes tienen un efecto enorme en si el
momento de ese tránsito se siente como el mismo horrible desastre o como una
resolución satisfactoria de la cuestión.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 194
Sean cuales sean los movimientos planetarios que estén
ocurriendo, ningún planeta natal está aislado.
Generalmente se inserta en configuraciones juntamente con
otros planetas; y aun en el caso de que no reciba aspectos, nos queda su
emplazamiento por signo y casa.
Cualquiera que sea el tránsito, al final lo que importa es
la configuración natal y lo conscientes que somos de ella.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 194
Tener miedo de un aspecto no resulta de mucha ayuda en
ningún caso. No es el aspecto el que hace que las cosas ocurran, sino la psique
humana en combinación con circunstancias externas. La carta natal es
ciertamente nuestro destino, dado que no podemos devolverla y pedir otra. Los
aspectos natales no van a desaparecer. Uno no puede blanquear con típex una
oposición Venus-Urano. Estará siempre ahí. Cada vez que algo transite o forme
progresiones con esa configuración, la tensión subyacente saldrá a la superficie
y la cuestión irrumpirá en la conciencia y en la vida; y lo seguirá haciendo
aun después de que uno muera. Y no me refiero sólo a la herencia familiar.
¿Alguno de vosotros recuerda la película realizada sobre
Napoleón en los años treinta? Es maravillosamente épica. Se rodó cuando Neptuno
en tránsito se había colocado encima del Sol natal de Napoleón en Leo. Aunque
el personaje había muerto casi cien años antes, el tránsito seguía estando
operativo. Y aunque muerto, Napoleón disfrutó de otro momento de fama y
glamour. Cuando Neptuno pasó por encima de su Sol, se convirtió en una estrella
de cine.
Quizá la carta de uno, que refleja el destino de uno durante
su encarnación, también refleje el destino de la persona que uno fue, incluso
después de finalizar dicha encarnación.
Quizá estos asuntos no se limitan al breve espacio de
nuestras vidas.
¿Por qué debería ser así? Todos los tránsitos son ciclos; y
algunos ciclos, como los de Neptuno y Plutón, tardan más de una vida en
completarse.
Ciertamente se seguirán planteando las mismas cuestiones a
lo largo de nuestra vida. Cada vez que eso ocurre, se crea un hilo conductor
que une el presente al pasado, por lo que todo movimiento planetario a un
determinado punto de la carta retoma el hilo donde lo dejó el anterior.
Si no entendemos esto, no nos podremos formar una idea
verdadera de cómo funcionan estos movimientos, sino que nos limitaremos a una
perspectiva de recetario de cocina: «He aquí este tránsito. Significa tal o
cual cosa». Pero a menos que esté incrustado en la vida de la persona, su
significado nos va a esquivar y daremos palos de ciego al intentar predecir de
forma sensible y constructiva.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 195
¿Somos realmente nuestros
aspectos natales o son la ropa que llevamos?
Depende de cómo definamos ese «nosotros». Si vemos la vida
desde la perspectiva de algo eterno que se encarna y se expresa a través de la
carta natal y el cuerpo, entonces la carta describe la indumentaria que
llevamos en una encarnación determinada. Esto no hace menos real o importante
ese espacio de tiempo en que uno vive. La creencia de que es nuestro ropaje
puede ayudarnos a obtener una perspectiva más objetiva; pero no creo que sea de
ayuda usar esa perspectiva para evitar el impacto psicológico de un tránsito.
Si lo intentamos, nos estaremos buscando muchos problemas.
La existencia de algo más allá de la personalidad, ¿no
significa que deberíamos esforzarnos en desapegarnos del nivel emocional de un
tránsito?
Esta es una cuestión que eternamente se plantean los
astrólogos. No puedo responder a ella, porque depende de las creencias
personales de cada uno. Si las configuraciones natales son características del
papel que interpretamos durante una vida determinada, y los tránsitos y
progresiones denotan las entradas y salidas a escena de ese papel, entonces
nosotros no somos ese papel, sino que simplemente lo interpretamos para esa
encarnación en concreto. Esta perspectiva nos da más margen de maniobra, lo que
nos permite contener nuestras emociones de una forma más desapegada. Hay mucho
que decir de esa contención.
Algunas circunstancias son verdaderamente inevitables; y el
trabajo interior, como cualquier otra cosa, está limitado por la perspectiva y
las capacidades de la persona que lo lleva a cabo. Pero yo tengo una pregunta
acerca de la medida en que materializamos nuestros tránsitos, porque no les
permitimos expresarse a otro nivel.
Tengo la sospecha muy fundada de que en muchos casos
estamos ayudando a crear aquello que ocurre. Si creemos que nuestras reacciones
emocionales no somos «nosotros» y que, por tanto, deberían ser suprimidas o
ignoradas, la psique inconsciente saldrá de su escondite y nos dará caza. Dudo
que nada que sea útil pueda ser obtenido fingiendo que la vida no es otra cosa
que ilusión.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 196
Quizá un enfoque así funcione en Oriente, pues es la base
filosófica sobre la que descansan el budismo y el hinduismo. Sin embargo, en
Occidente, nuestro modo de entender las cosas y nuestra cultura, de las que
estamos totalmente impregnados, tienen su raíz en el valor del individuo como
co-creador en el cosmos. Ésa es la razón de que nuestras principales formas de
adoración siempre fueron solares —la conciencia del ego es importante para
nuestro desarrollo—. No podemos permitirnos el lujo de expulsar al ego. Puede
que lo sobrevaloremos a menudo y neguemos la existencia de otros niveles de
realidad, lo cual es peligroso de varias maneras. Pero que la psique sea real o
no desde la perspectiva cósmica no es la cuestión. Hemos de vivir como si lo
fuera.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 198
En la edad adulta a menudo traducimos los sufrimientos
emocionales olvidados conectados con tránsitos y progresiones difíciles en la
infancia como miedos y pautas de fracaso en un nivel material, o como
enfermedades. Cuando se hacen realidad nuestros peores miedos, podemos decir:
«Es el karma» o «Tengo que pasar por ello porque es bueno para la evolución de
mi alma». Pero nadie está en situación de saber categóricamente lo que nuestra
alma necesita o no. Y cuando uno se ve sometido a un gran dolor, un astrólogo
sería un estúpido si dijera tal cosa, pues favorece la pasividad y la
perpetuación de un ciclo de sufrimiento que podrían evitarse. Repudiamos
nuestra personalidad por nuestra cuenta y riesgo. Creer que nosotros no somos
nuestras reacciones a los tránsitos y progresiones puede acarrearnos un montón
de problemas, 205 puesto que parece existir una relación directa entre la
manifestación de los tránsitos y progresiones y el grado de responsabilidad que
el individuo asume por su propia psique. No estoy segura de la extensión de esa
responsabilidad. Hay cosas sobre las que parecemos no tener ningún control;
pero nunca sabremos cuáles son a menos que tratemos de descubrir donde residen
nuestros verdaderos límites.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 198
El cuerpo y la psique no viven una existencia separada, en
tanto que aspectos de una misma entidad. Los complejos son «psicoides», en el
sentido de que se expresan tanto a nivel físico como psíquico. Si uno atraviesa
determinadas experiencias físicas y psíquicas, las reacciones emocionales
posteriores traerán a colación lo que uno ha vivido en ocasiones anteriores. No
se recuerdan únicamente las experiencias que vivimos, sino la interpretación
que les dimos en aquel momento. Puede, incluso, que las enfermedades sean el
recuerdo somatizado de determinadas experiencias y emociones, porque las
personas propenden a sufrir el mismo tipo de enfermedades a lo largo de su
vida. La astrología médica tradicional asigna determinados órganos del cuerpo a
determinados signos y planetas. Cuando se da una determinada pauta de
enfermedad, esas antiguas correlaciones suelen tener su reflejo en la carta. Lo
que aún no hemos entendido es por qué en una persona una determinada
configuración sólo refleja conflictos emocionales, mientras que en otra se
manifiesta como dolencia física.
Sin embargo, las configuraciones de la carta describen algo
que es tanto interior como corpóreo; y si recordamos nuestra experiencia en el
nivel emocional, vamos igualmente a recordarla en el nivel físico.
Todos esos movimientos planetarios están programados desde
el nacimiento. Los tránsitos no son algo aleatorio. Esto es una obviedad,
aunque rara vez pensemos en ello.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 200
Desde el momento del nacimiento, el tiempo que tarda Saturno
en llegar a oponerse al Sol ya está determinado, porque Saturno no modifica su
velocidad. Y el tiempo que tarda Saturno en llegar a la oposición con el Sol
progresado está igualmente determinado, porque la velocidad a la que el Sol
progresa está igualmente determinada. La secuencia de tránsitos y progresiones
no es flexible o no está sujeta a la intervención humana, porque formamos parte
de un sistema autorregulado que incorpora su propia agenda. Esa secuencia
temporal de nuestro desarrollo como individuos constituye nuestro destino.
Podríamos imaginar los sucesivos tránsitos y progresiones
como una serie de desarrollos que dan vida y sustancia a un tema fundamental.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 200
La carta natal comienza siendo una especie de esqueleto, un
conjunto de huesos mondos y lirondos. Es una pauta arquetípica de desarrollo
que, en el momento del nacimiento, no tiene carne alguna. Cada día de nuestra
vida, un tránsito o aspecto progresado activa uno u otro emplazamiento natal,
de forma que gradualmente la carne se va acumulando en esos huesos, tanto
física como psicológicamente. Para cuando hemos alcanzado la mitad de la vida
ya se ha formado un conjunto ordenado de recuerdos, cuyo núcleo es la pauta
básica. Pero la naturaleza y cualidades de la carne dependen del tipo de
circunstancias que han tenido lugar al efecto de anclar la pauta arquetípica en
la vida, así como del grado de conciencia que aportamos a cada capa que se va
superponiendo.
Las propias cuestiones vitales se van reelaborando y van
surgiendo en el tiempo. En este sentido no ocurre nada nuevo desde el momento
del nacimiento. Por eso los tránsitos no nos imponen algo que no exista ya
dentro de nosotros. Todo está ya allí. El sentimiento de que algo es nuevo
proviene de la variabilidad de las circunstancias materiales y de los cambios
en la forma en que percibimos esas circunstancias: en otras palabras, cambios
en nuestra conciencia. Lo mismo ocurre con una semilla. En el interior de una
semilla de manzana se contiene el programa completo de desarrollo de un
manzano, aunque si destruimos esa semilla mal podremos ver un manzano crecer.
El clima, las condiciones del suelo y los cuidados inteligentes del jardinero
pueden alterar la cualidad del fruto que produzca ese manzano. Pero la semilla
de una manzana no va a producir un ciruelo, sea lo que sea lo que hagamos para
conseguirlo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 200
Diferencias entre
tránsitos y progresiones.
Tránsitos: el cosmos que
afecta al individuo
Los tránsitos y progresiones nos hablan de la secuencia
temporal del desarrollo de esta pauta básica. Son diferentes en cuanto a lo que
significan y de qué forma trabajan.
Los tránsitos parecen describir el efecto que causa en
nosotros el cosmos. Los ciclos planetarios siguen su camino con o sin nosotros
—no dependen de nuestra carta natal—. Estos ciclos ya tenían lugar antes de que
nosotros naciésemos y seguirán existiendo después de que nosotros muramos.
Cuando los planetas en tránsito forman un aspecto con un factor de nuestra
carta, el sistema mayor simbolizado por esos ciclos crea un impacto en el
individuo.
No podemos afirmar que ningún factor astrológico sea «real»
en un sentido objetivo, dado que el zodíaco es una imagen de la eclíptica, la
senda aparente que recorre el Sol alrededor de la Tierra. El Sol, como espero
que sepáis todos, no orbita alrededor de la Tierra y el zodíaco es una simple
percepción geocéntrica. Las órbitas planetarias, tal y como las trazamos, son
igualmente geométricas; y todo sería distinto si hubiéramos nacido en Júpiter.
Una perspectiva heliocéntrica no es más objetiva que una geocéntrica;
simplemente es distinta. Y si hubiéramos nacido en un planeta que orbitara
alrededor de Antares, toda esta exposición sería completamente irrelevante.
Nuestro sistema astrológico existe únicamente desde la perspectiva de la
Tierra.
Pero desde el momento en que vivimos en una perspectiva
geocéntrica, el cosmos que percibimos es real para nosotros, tanto física como
psicológicamente; y los tránsitos, como la verdad en Expediente X, está ahí
fuera. Las pautas cíclicas de nuestro sistema solar influyen en el individuo
desde el todo mayor del que formamos parte. Cada carta individual es en
realidad una pauta de tránsitos congelada en el tiempo; y cada vez que un ciclo
de tránsitos incide en nosotros, se activa algo en nuestro interior y cada
encuentro con el mundo exterior añade un poco más de carne a nuestra estructura
ósea. No podemos escapar del mundo porque vivimos dentro de él.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 201
La naturaleza simbólica de
las progresiones
Las progresiones son simbólicas —o, al menos, más simbólicas
que los tránsitos—.
Éstas dependen por completo de la carta y no se aplican a
cualquier otra persona.
Si Júpiter transita a 12º de Capricornio, afectará a
cualquier persona que tenga un planeta a 12º de Capricornio; pero si Júpiter se
mueve por progresión a 12º de Capricornio, eso es propio y específico de esa carta
natal individual. Existen muchos sistemas diferentes de progresar una carta16.
Así, las progresiones secundarias mueven los planetas desde sus posiciones
natales al equivalente simbólico de un día de movimiento planetario real (lo
que puede variar según el planeta) por un año de vida. Las progresiones de arco
solar mueven todos los planetas a la misma velocidad que se mueve el Sol, es
decir, al equivalente simbólico de un día de movimiento solar por un año de
vida.
Hay una gran cantidad de métodos de dirigir simbólicamente
el movimiento planetario en el tiempo. Yo os recomendaría que probarais al
menos con dos de ellos, dado que ambos os proporcionarán unas perspectivas
ligeramente distintas respecto del desarrollo del individuo. Los sistemas de
progresión reflejan también las modas astrológicas. Las direcciones de arco
solar son las favoritas de muchos astrólogos alemanes que trabajan con puntos
medios. Todos los sistemas parecen tener en común una representación del
programa de desarrollo interno del individuo, con independencia del mundo
exterior. No describen la influencia del mundo en nosotros.
Si volvemos a la manida analogía de la semilla de la
manzana, las progresiones nos hablan del ciclo vital natural contenido
en la semilla: cuándo florecerá el árbol, qué color tendrán sus flores y cuándo
su fruto va a madurar. Todas esas cosas pueden verse afectadas por factores
externos, pero el programa de crecimiento viene con la semilla.
Sin embargo, los tránsitos nos dirán cuánta lluvia
caerá en una estación determinada, de cuánta luz solar se dispondrá para que la
fruta madure, cuándo una plaga de pulgones está en camino, o cuándo una cabra
decidirá comerse los primeros brotes del manzano. El ego es el agricultor, que
ojalá entienda que la adecuada combinación de naturaleza y cuidados ha de
producir las mejores manzanas. El agricultor inteligente respetará la pauta
innata de crecimiento del árbol, pero tomará medidas ante la escasez del agua,
la plaga de pulgones o la cabra inoportuna; no obstante, no podrá hacer nada
respecto de la luz del sol.
Tanto los tránsitos como las progresiones parecen
operar en el nivel finalista, emocional y material. Aunque las progresiones son
más «simbólicas», también éstas pueden reflejarse en circunstancias externas —
aunque generalmente la pauta psicológica del individuo interviene de forma
mucho más obvia cuando se manifiestan—. No obstante, tanto los tránsitos como
las progresiones tienen un significado, un conjunto de reacciones emocionales y
el potencial de manifestarse en una forma concreta.
Aunque he diferenciado nítidamente entre unos y otras, en la
práctica funcionan juntos. Dado que los aspectos progresados, con excepción de
los de la Luna, tienden a permanecer mucho tiempo, un tránsito de un planeta
rápido o un planeta lento estacionario pueden «desencadenar» la manifestación
de la progresión. Las coyunturas más importantes de la vida parecen involucrar
un montón de tránsitos y progresiones alrededor de unos mismos planetas
natales.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 202-204
La carta natal nos proporciona la historia básica, la
estructura psíquica esencial. Es la obra que estamos llamados a interpretar en
un espacio temporal determinado.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 206
La carta progresada nos dice cómo se están desarrollando las
cosas en un momento específico. ¿Hacia dónde ha progresado el plan esencial de
la obra? ¿Qué personajes están ahora en escena? ¿Hasta dónde hemos llegado en
el desarrollo del argumento?
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 206
No puedo imaginar una mejor analogía que la del teatro.
Digamos que conocéis bien el Macbeth de Shakespeare.
Conocéis el argumento y los personajes. Pero habéis llegado tarde para una
función en particular y entráis en el teatro después de haber empezado la obra.
Eso es lo que hacemos al calcular las progresiones para un momento determinado.
Entráis en la sala. Justo en ese momento veis a Macbeth
enfrentándose a las brujas; y una de ellas le está diciendo que va a ser «rey
de ahora en adelante». En su cara podéis percibir perplejidad, miedo y cálculo.
Habéis llegado en un momento crítico de la obra, en que
Macbeth se enfrenta a sus ambiciones no reconocidas. Su carta progresada os
dice que esas ambiciones no reconocidas están maduras para abrirse paso hacia
la conciencia. Pero él podría no hacer nada con eso, salvo darse cuenta de lo
que quiere en realidad. Sin embargo, los tránsitos os dicen que ha llegado para
él el tiempo de actualizar la idea que tiene de sí mismo; el mundo le apremia.
Los tránsitos a la carta natal reflejan el momento en que las brujas dicen las
palabras y él piensa: «Sí, yo quiero ser rey de Escocia». Los tránsitos a los
planetas progresados reflejan la concreción física de su pensamiento: el
asesinato del rey Duncan.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 206
Cuando un tránsito afecta a un planeta natal, el mundo
exterior más amplio pulsa algo innato en nosotros. Ese «algo» innato —ya sea
que lo llamemos complejo, pauta arquetípica o cualidad de la personalidad — ha
estado siempre ahí y es una cuestión vital fundamental. Cuando ese algo es
activado, comienza un proceso de encarnación de aquello que previamente no
había nacido o era incompleto. Cuando un planeta por tránsito aspecta al mismo
planeta progresado, lo que se activa no es tanto la pauta esencial como la
llegada a su fin del proceso de encarnación, iniciado al tocar el planeta
natal.
Por esta razón siempre deberíamos tener en cuenta la
posición progresada del planeta natal que está siendo aspectado por un tránsito
en particular. Esto nos proporciona un marco temporal del proceso de
desarrollo.
No os fijéis solamente en el tránsito de Saturno a vuestro
Sol natal.
Fijaos también en el tránsito de Saturno al Sol progresado,
que refleja el término de lo que empezó en el momento de la conjunción con el
Sol natal. Si tenéis treinta años, Saturno alcanzará la conjunción con el Sol
aproximadamente dos años y medio después de haber formado la conjunción con el
Sol natal, pues ése es el tiempo que tarda en avanzar 30º.
No hay diferencias en este enfoque básico respecto de los
planetas exteriores. Pero en sus términos, lo que sois vosotros ahora y lo que
sois de forma innata son virtualmente la misma cosa, porque su movimiento es
demasiado lento a escala individual. Los planetas exteriores dejan su marca en
las generaciones. En su mundo el individuo apenas progresa, porque forma parte
de una unidad mucho mayor. Un planeta en tránsito puede formar aspecto con el
Urano progresado muy poco después de hacerlo con el Urano natal; o, si Urano es
retrógrado, alcanzará primero al Urano progresado. Si el tránsito es de un
planeta lento, uno no va a notar gran cosa, porque el tránsito estará en orbe
durante todo el período. Si el tránsito es de un planeta rápido —digamos,
Marte—, entonces puede ser más evidente, en el lapso de un par de días, que uno
se está enfrentando a dos capítulos de la misma historia.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 207
Cuando veamos los tránsitos a los planetas progresados
debemos interpretarlos tanto en el contexto de la casa progresada en la que
están como en la natal.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 209
Progresiones secundarias diurnas
Nunca he entendido por qué, en las progresiones secundarias,
usamos un método muy similar a las direcciones de arco solar para los ángulos y
otro distinto para los planetas. Si las progresiones secundarias implican
realmente mover cada punto a la velocidad que le es propia con la regla de un
día por un año, entonces los ángulos deberían progresar aproximadamente un
grado por día, dado que dan una vuelta completa al zodíaco en veinticuatro
horas.
Tienes razón, pero los ángulos se progresan conforme a su
propia velocidad. Como has dicho, completan una revolución en el curso de
veinticuatro horas; lo que significa que al final del día vuelven a estar más o
menos donde empezaron, si bien se han desplazado levemente de la posición
exacta —cerca de un grado por día o, en términos simbólicos, cerca de un grado
al año, dependiendo de si está en un signo de ascensión corta o larga—. Eso es
porque siempre usamos el mismo momento del nacimiento para la carta progresada;
por lo cual lo que obtenemos es el Ascendente progresado en el punto de su
retorno diurno diario.
Existe un sistema de progresión llamado «progresiones
secundarias diurnas», que calcula el grado exacto del Ascendente y los
otros ángulos para cualquier día del año dependiendo de la hora del día —o, en
otras palabras, el tiempo simbólico del año— para la cual se calcula la carta
progresada. Los planetas quedan en la misma posición que con las progresiones
secundarias comunes; pero los ángulos y las cúspides de las casas se mueven muy
rápido y durante el curso del año dan una vuelta completa al zodíaco,
llevándose con ellas a los planetas progresados. A veces me ha sido útil para
arrojar luz sobre cuestiones importantes, dado que el Ascendente o el MC
progresados diurnos pueden estar en conjunción u oposición a un planeta
progresado en tales ocasiones.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 153
La activación más poderosa, según mi experiencia, ocurre
cuando un planeta en tránsito está conjunto o se opone a un planeta progresado,
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 211
El planeta progresado está en conjunción con un planeta
natal y los tres juntos han alcanzado un ángulo progresado en la carta de
progresión secundaria diurna. Pero esto no ocurre con mucha frecuencia. Y para
el tiempo en que hayamos calculado todo esto, lo que hubiera de ocurrir ya
habrá ocurrido, mientras nosotros seguiremos lanzando trozos de papel a la
basura y aporreando cabreados las teclas del ordenador. Creo que es más
inteligente seguir la vía sencilla: dejemos de preocuparnos por señalar la hora
exacta en que se va a producir un acontecimiento y dediquemos más energía a lo
que está ocurriendo en el interior. Definitivamente, uno pierde calidad de vida
si pasa todo el tiempo calculando cómo va a ser el día.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 211
Un individuo que, con Marte en Géminis, está acostumbrado a
salirse con la suya a través del encanto, la capacidad intelectual y un enfoque
flexible de la vida.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 212
Bajo los tránsitos de Neptuno podemos creer que hemos
visto la olla de oro al final del arco iris. Puede que no tengamos nada ni
hagamos nada. Dios está con nosotros. Es como si, de pronto, se hubieran
abierto los cielos y se hubiera revelado nuestro verdadero destino. Pero
Neptuno es propenso a idealizar en exceso y puede confundir una visión de lo
ilimitado con lo que realmente es posible.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 217
Las grandes cruces me resultan difíciles de interpretar.
¡Hay demasiados planetas implicados!
Intenta hacerte una idea de quién es amigo de quién. Los
planetas son como las personas: juntadas en un grupo determinado, cada una de
ellas forma alianzas con los demás conforme a su afinidad natural.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 218
El tránsito de Plutón por el Descendente tiende a
expresarse a través de conflictos externos. El «colapso» puede ocurrir a su
alrededor, más que en su interior.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 220
Cuando Saturno está en tránsito en conjunción exacta a su
Luna es característico de una persona profundamente infeliz. Describe
sentimientos de profundo rechazo y fracaso.
Sintiéndose deprimida, limitada, no deseada y traicionada.
La Luna nos puede decir mucho acerca de las motivaciones
emocionales por las cuales una persona toma una decisión y actúa de una forma
determinada.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 224
Los tránsitos tienen su orbe. Se desarrollan calladamente
durante un período más o menos largo y a menudo de forma inconsciente, porque
reflejan un proceso, no un acontecimiento. El acontecimiento, si se produce, es
sólo la punta del iceberg.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 225
La experiencia de Saturno en tránsito conjunto a la Luna, ¿cómo
os sentiréis?
Cansado del mundo.
Serio.
Derrotado.
Solo.
Buscar personas o animales a las que ayudar.
Saturno no siempre refleja miedo. Pero puede ser rígido e
intratable y sentirse incomprendido.
Saturno puede ser muy tenaz y cabezota en el momento
equivocado, porque se siente débil y minado e intenta compensarlo pareciendo
duro y fuerte.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 225
Nuestras cartas natales representan nuestras percepciones
acerca de la realidad.
Pero la carta natal contiene muchas contradicciones y no se
pueden entretejer todas a la vez. A veces observamos a través de una lente y
otras veces a través de otra; y sólo con el tiempo nos damos cuenta de que sólo
son lentes, no la Verdad Absoluta.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 229
Los tránsitos y las progresiones resaltan la lente a través
de la cual vemos en un momento determinado; o, por decirlo de otra manera, qué
complejo se activa y de qué manera. Alma y destino son dos nombres para el
mismo principio. Pero pareciera que el alma es algo muy complicado y parece que
la vamos descubriendo poco a poco durante el transcurso de toda una vida.
Nuestra realidad se va desarrollando paulatinamente a través de la activación
de la carta natal por las progresiones y los tránsitos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 229
Es muy difícil interpretar los grandes trígonos en el
nivel de manifestación. Son las configuraciones más engañosas con las que nos
podemos encontrar. Parecen muy fáciles; pero debido a esa facilidad pueden
hacernos muy pasivos y nos pueden convertir en los resignados receptores de
cosas de las cuales hemos cedido el control.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 231
El trígono de Plutón por tránsito sugiere un cambio
profundo, el final de un capítulo de la vida y el inicio de uno nuevo, y acaso
también un cambio en la imagen que uno tiene de sí mismo, en sus valores y sus
metas.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 231
Las Lunas nuevas progresadas ocurren aproximadamente cada
trece años tras una Luna llena progresada que se produce más o menos cada
quince años después de una Luna nueva. El momento en que se produzca la primera
Luna nueva progresada dependerá de la fase lunar en que hayamos nacido.
Cada uno de nosotros experimentará las lunas nuevas y llenas
en diferentes etapas en la vida. Aunque el ciclo en sí dura treinta años, variando
ligeramente de acuerdo a la velocidad del Sol y de la Luna, las lunaciones
progresadas pueden ocurrir a cualquier edad, dependiendo de la fase lunar en la
que uno haya nacido. No es un ciclo fijo como el de los tránsitos de Saturno,
que retorna a su posición natal a la misma edad de cada uno. Es sumamente
individual. ¿Qué significa este ciclo? No es lo mismo que la Luna progresada
aspectando a su posición natal, que sí es un ciclo fijo en el que la Luna
completa su primera vuelta a los 28 años. Las Lunas progresadas nueva y llena
están relacionadas con la expresión continua y cambiante de la fase Sol-Luna a
través de diferentes signos, casas y aspectos a los planetas natales; y señalan
los finales y los comienzos de las diferentes fases de la vida. Son
extremadamente importantes, especialmente porque experimentamos unos pocos de
ellos en el transcurso de la vida.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 233
Al igual que los Nodos lunares, reflejan la
intersección entre el significado solar y la personificación lunar; y las casas
en que se producen, tanto en la carta natal como en la progresada, reflejan en
qué áreas de la vida es probable que se manifiesten esos finales y esos
comienzos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 234
La fase lunar en el momento del nacimiento
Todos hemos nacido con una particular relación entre el Sol,
el ego individual, el núcleo de la personalidad, y la Luna, las antenas
instintivas que nos permiten relacionarnos con los demás y con el resto del
mundo.
El Sol simboliza significado y propósito, mientras que la
Luna simboliza la función de relación.
En el momento del nacimiento, el Sol es un recipiente vacío,
no llenado por la experiencia de la vida. El propósito de la vida aún no se ha
manifestado en el mundo de la forma. Aún no ha nacido, no se ha personificado.
La Luna sale al mundo y toca y siente, come y digiere; y una
vez ha reunido la suficiente cantidad de experiencia, la devuelve al Sol y la
derrama en el recipiente solar, en espera durante tanto tiempo. La experiencia
se procesa conforme a las características del núcleo interno del individuo,
dándoseles forma y ordenándolas conforme a los valores y aspiraciones del
individuo. Así se va desarrollando un sentido de la identidad individual,
basándose en principio en lo que la Luna refleja a través de la experiencia
emocional y física. Por esa razón nos fijamos en la fase lunar bajo la cual ha
nacido la persona: porque nos habla del muy especial ritmo en que se basa este
movimiento alterno un impulso exterior hacia la experiencia y un impulso
interior hacia el núcleo del significado.
Si uno ha nacido bajo una Luna nueva, la Luna está
justo al lado del Sol, por lo que la forma en que uno adquiere experiencia está
coloreada por un intenso sentido del «Yo». Uno nunca se pierde en medio de la
experiencia. Realmente no hay mucho flujo y reflujo, mucho toma y daca porque
todo se relaciona de forma inmediata con uno mismo. Esto aporta gran intensidad
y enfoque, pero también un cierto olvido respecto de la «alteridad» de los
otros. Ésa es la razón de que los nacidos bajo una Luna nueva tiendan a parecer
tan poderosos y a avasallar a los demás.
Incluso si la Luna nueva ocurre en Piscis, hay algo
en ella que es muy solar, porque no hay diferencia entre la experiencia que se
tiene de los demás y el propio sentimiento de identidad personal. Sólo se
dispone de un sabor de helado y uno no puede imaginar que puedan existir otros.
Si uno nace bajo una Luna llena, eso significa que la
Luna está en la posición más alejada posible del Sol —a 180 grados—, por lo que
hay una dicotomía entre quién es uno y cómo experimenta a los demás. Uno está
constantemente comprobando lo que los demás sienten y necesitan; la conciencia
de la «alteridad» de los otros es muy intensa. Esto hace que las relaciones
sean un tema dominante en la vida de uno y a menudo es difícil definirse sin
tener en cuenta las opiniones de los demás. La Luna está «llena» de
experiencia, rebosa de ella, pero aún no hay iniciado el largo viaje de vuelta
al Sol. Uno puede colocarse en situaciones en que hay relaciones importantes
que le afectan; y uno siente fuertemente la necesidad de comprometerse en orden
a vivir en armonía con los demás al mismo tiempo de mantenerse leal a uno
mismo.
La Luna nueva y la Luna llena son los dos extremos; y
entre ambas se generan distintas tonalidades.
Cuando la Luna forma su primera cuadratura con el Sol, por
ejemplo, existe un sentimiento de tensión, de un ambivalente tira y afloja,
como el de un adolescente que abandona su casa por primera vez. «Quiero salir
de casa y vivir toda clase de experiencias», le dice la Luna al Sol, «pero no,
en realidad no quiero hacerlo, pero sí, necesito de verdad espacio para
respirar, pero no, preferiría que-darme en casa contigo». Esta fase lunar tiene
a veces un lado un poco agresivo, debido a que la timidez y una gran
sensibilidad acechan por debajo de la superficie. A menudo hay grandes
explosiones de energía, así como períodos repentinos de ansiedad y de pérdida
de dirección.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 234
¿Qué pasa cuando la Luna está justo detrás del Sol?
Dane Rudhyar llama «balsámica» a esta Luna. La Luna tiene a
la vista el hogar y está agobiada por la carga de experiencia que trae consigo.
Es un poco cansado. Lo está trayendo todo de vuelta al Sol y, en verdad, no
está interesada en salir al mundo en adquirir más experiencia cuando ya tiene
suficiente.
Rudhyar describe esta fase como portadora de una cualidad
reflexiva y de autosacrificio. Uno está mascando todas las experiencias que ha
vivido previamente a la próxima Luna nueva y no hay muchos deseos de salir a
por nuevas experiencias.
Otras personas pueden descubrir que uno se ha retirado y es
inaccesible, si bien y al mismo tiempo, tampoco hay mucho interés en uno mismo.
Esta fase de la Luna describe una forma de ser profundamente reflexiva y vuelta
hacia adentro, mientras que, del otro lado, la Luna parece ese niño ansioso que
grita: «¿Qué hay ahí fuera? ¡Quiero salir y explorarlo!».
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 236
La fase lunar en el nacimiento describe la forma en que
hacemos acopio de experiencias físicas y emocionales en el mundo y las
procesamos para construir los cimientos de nuestra identidad.
No describe la personalidad —ése es el dominio de los signos
y los aspectos—. Describe una forma de ser y estar en la vida. Las Lunas nuevas
y llenas progresadas indican momentos críticos en que este proceso
verdaderamente individual de reunión y procesado de experiencias se resaltará
de forma más poderosa y en qué área de la vida.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 236
Lunaciones progresadas en aspecto a los planetas natales
Si cada uno de vosotros, después de este seminario, se toma
el tiempo de calcular cuándo y dónde tienen lugar las Lunas nuevas y llenas
progresadas en vuestra carta, os haréis una idea del ritmo profundo y
cíclico que marca los mayores puntos de inflexión en la vida. Es como una obra
musical —digamos, una sonata—. Las Lunas nuevas y llenas progresadas son los
indicadores de cuándo termina un movimiento y comienza uno nuevo y en qué
tonalidad y tempo serán interpretados cada uno de los movimientos. Esas
lunaciones progresadas están programadas desde el nacimiento, porque dependen
de la fase lunar en que uno nació.
El momento en que se producen, las casas en las que caen y
los aspectos que forman a los planetas natales son exclusivos de cada
individuo. Cualquiera que sea la fase lunar en que nacisteis, vuestra primera
Luna nueva progresada tendrá lugar dependiendo de eso y la siguiente,
generalmente en el signo solar contiguo.
En ocasiones una Luna nueva o llena progresada formará
aspecto con un emplazamiento natal. Eso resaltará el planeta o configuración y
agregará el significado de éste al momento crítico reflejado por la lunación
progresada. Cuando una Luna nueva progresada aspecta a un planeta natal,
comienza un ciclo nuevo coloreado por ese planeta.
Cuando una Luna llena progresada aspecta a un planeta natal,
ha llegado un tiempo de cumplimiento coloreado por ese planeta. La luz de la
escena se centra de pronto en ese emplazamiento natal; y el director de la obra
dice: «Es la hora. Sal a escena».
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 237
Al estudiar el ciclo de las lunaciones progresadas, me he
dado cuenta de que todas las experiencias que suceden durante las lunaciones
progresadas ostentan una misma cualidad. A través de cada ciclo de lunaciones
progresadas ocurre el mismo tipo de cosas en las mismas coyunturas.
Esa cualidad repetitiva existe porque el origen del ciclo de
lunaciones progresadas es la relación entre el Sol y la Luna natales, que
incluye las casas y los signos en que ambos se emplazan. En última instancia
aquí 249 es donde se muestran los «resultados», pues los aspectos progresados,
igual que los tránsitos, ponen en funcionamiento los potenciales de la carta y
llenan de contenido el esqueleto de los arquetipos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 238
El foco más inmediato de cada lunación progresada sucesiva
dependerá de la casa natal en la que caiga y los aspectos que forme con los
planetas natales.
¿Por «foco» hay que entender los acontecimientos?
No, me refiero al foco psicológico y teleológico, si bien
las lunaciones progresadas suelen estar precedidas o acompañadas por hechos
importantes.
Los últimos productos de esas lunaciones progresadas se
referirán siempre al desarrollo y la expresión del Sol y la Luna natales; y un
hilo de significado mantendrá unida la cadena de lunaciones progresadas debido
a esto. Pero el foco de aquello de lo que trata este período de la vida
incluirá las configuraciones a las que aspecta la Luna nueva o llena
progresada; y las casas natales o progresadas en las que cae la correspondiente
lunación.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 238
Allí donde se ubique la Luna nueva progresada, uno puede
tener un atisbo del área de la carta natal que puede estar en el candelero
durante el próximo ciclo de treinta años.
Este es un ciclo grande pero extremadamente sutil y a menudo
no nos hacemos una idea exacta hasta haberlo atravesado al menos una vez o
quizá dos.
Es difícil adquirir una perspectiva respecto de él si uno no
ha experimentado una Luna nueva progresada o aún ha avanzado suficientemente
dentro del segundo ciclo. En teoría es posible hacerse una idea de ello en
cualquier momento, pero a menudo la manzana no cae del árbol hasta que uno mira
en retrospectiva y ve la pauta subyacente.
Es complicado reconocer que algo ha vuelto a su lugar
inicial hasta que no vuelve una segunda vez. Pero comprender esto a nivel
teórico puede ser de mucha ayuda, porque las decisiones que tomamos en el
momento en que se dan las lunaciones progresadas pueden tener repercusiones
durante mucho tiempo; y podemos tomar esas decisiones con una mayor conciencia
de sus implicaciones.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 238
Con una Luna nueva progresada, ¿qué casa se activa: la casa
progresada en la que cae la lunación o la natal?
Ambas, pero a diferente nivel.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 240
La carta progresada nos muestra hasta dónde hemos avanzado.
Por tanto, la casa progresada en la que cae la lunación es la forma externa de
aquello que nos está sucediendo. Pero el nivel más profundo nos lo da la casa
natal activada por la lunación; finalmente, lo que se resalta es la relación
entre el Sol y la Luna natales.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 241
Las progresiones describen la pauta de desarrollo interno,
no si va a ocurrir o no un hecho determinado; y esa sensación de que todo está
«planeado» puede ser refrendada o no por las circunstancias exteriores.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 238
Las casas natales describen un diseño natural. Nos son
«dadas», en el sentido de que los planetas que las ocupan y los signos en sus
cúspides describen la pauta subyacente conforme a la cual uno vive su vida.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 240
En las casas enfatizadas por la presencia de planetas
natales, estamos «predestinados», porque somos impelidos a encontrarnos con o
crear determinadas experiencias, a desarrollar ciertas cualidades o
percepciones y a producir determinados resultados visibles en el mundo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 240
Creo que tenemos que acostumbrarnos a ver los
acontecimientos superponiendo dos o incluso tres cartas si queremos hacernos
una idea de las progresiones y los tránsitos con alguna profundidad. Esto puede
ser un poco irritante para aquellos a los que les gustan las interpretaciones
simples y bidimensionales. Pero nada que viva es tan simple. Un médico puede
concentrarse únicamente en un síntoma físico inmediato y orientar el
tratamiento basándose sólo en ese síntoma. Pero un médico más inteligente
querrá conocer el historial médico de la familia, las circunstancias en que uno
vive, cualquier repetición de una pauta sintomática y un poco del estado
emocional del paciente en el momento.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 241
Progresiones secundarias y arcos solares
Vale la pena hacer el esfuerzo para dejar atrás la muy
natural necesidad humana de obtener una única respuesta y ser lo bastante
flexibles como para ver los movimientos planetarios desde diferentes
perspectivas.
Los diferentes sistemas de progresión de una carta exigen
igualmente flexibilidad. No existe un único método «correcto». Cada método
tiene sus seguidores y funciona en uno u otro nivel. Es buena idea usar dos
sistemas en vez de uno, porque tienden a respaldarse mutuamente al mismo tiempo
que resaltan diferentes niveles de la personalidad activados en cada uno.
Tomemos, por ejemplo, el dilema de si usamos progresiones
secundarias o direcciones de arco solar.
Las progresiones secundarias parecen ser más
«psicológicas», en el sentido en que la mayoría de la gente entiende ese
término. A menudo, no obstante, no se relacionan con acontecimientos externos,
si bien sí reflejan invariablemente estados psicológicos. A veces los
acontecimientos sí están vinculados, pero generalmente descubriremos que hay
tránsitos que los desencadenan, si ése es el caso.
Pero las direcciones de arco solar se sienten muy
impersonales. Se usan en conexión con los puntos medios y son mejores
indicadores de acontecimientos que las progresiones secundarias.
¿Por qué debería ser así?
Las progresiones secundarias implican mover los
planetas conforme a su propia velocidad de movimiento. Si entendemos esto desde
el punto de vista simbólico, con las progresiones secundarias lo que hacemos es
«rastrear» los diferentes impulsos del individuo conforme a las diferentes
velocidades de su desarrollo y la dinámica interna de la carta —las
configuraciones de los aspectos y los emplazamientos en las casas— cambiarán
constantemente.
Por el contrario, las direcciones de arco solar
implicarán mover toda la carta conforme al movimiento diario del Sol. Esto
significa que la mecánica interna de la carta no cambiará porque todo se ha
movido a la misma velocidad.
Por lo tanto, las direcciones de arco solar sólo son
relevantes en relación a los emplazamientos natales, mientras que las
progresiones secundarias lo son en relación a cada uno de ellos y también
con las casas progresadas a través de las cuales se mueven.
Las sutilezas de las progresiones secundarias
reflejan las sutilezas de la climatología interna del individuo, mientras que los
arcos solares son más inflexibles al desencadenar inexorable-mente la
carta.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 242
Es fácil captar la diferencia entre la carta natal y la
progresada. Una es innata y la otra representa hasta dónde hemos llegado.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 244
Intentad ampliar vuestra perspectiva cuando trabajéis con
tránsitos y progresiones, porque tendréis que mirar varias cosas a la vez.
Llega un momento en que uno comienza a sentir fatiga cerebral y la carta
comienza a parecerse a una coliflor. Entonces es momento de parar y de ponerse
a cortar el césped, o de volver a la estructura esencial de la carta natal, el
árbitro final de cómo se expresan tanto tránsitos y progresiones. La dificultad
de juzgar muchas perspectivas distintas con un solo golpe de vista es una de
las razones por las cuales muchos astrólogos tratan de dar con una fórmula para
las progresiones. Primero se sienten impulsados a decir que sólo un sistema es
el correcto. Luego dicen «Vamos a calcular cuándo es probable que se produzca
un acontecimiento» y tratan de encontrar un término medio entre la exactitud de
una progresión y la exactitud de un tránsito.
Se coloca así una enorme presión sobre nosotros para que
tratemos de interpretar los tránsitos y progresiones conforme a una especie de
fórmula matemática, porque queremos saber cuándo hemos de contratar un seguro
de vida o comprar unos billetes de avión.
El problema es que no se puede disociar cualquier acción o
acontecimiento en el plano material de la psique de la persona que lleva a cabo
esa acción o experimenta ese acontecimiento. Y cada uno tiene una psique
distinta y procesa las cosas a un ritmo distinto. Los complejos pueden tardar
en hacer impacto en la conciencia en unas personas más que en otras.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 244
Los acontecimientos significan cosas distintas para
distintas personas, y trabajamos con algo que está vivo y que no se puede
reducir a una fórmula matemática.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 244
La cuestión de los orbes
Resulta bastante difícil en ocasiones captar la idea de que
un tránsito o un aspecto progresado tiene un orbe, al igual que los aspectos
natales.
Cada aspecto tiene un orbe. En otras palabras, «funcionan»
dentro de un cierto grado de exactitud.
¡Pero con el Sol progresado eso significa que un aspecto
tarda diez años en formarse! ¡Y otros diez años en dejar de tener efecto!
Así es. ¿Tan raro es? El Sol es el factor individual más
importante de la carta, puesto que simboliza nuestra esencia, nuestro propósito
en la vida y nuestra conexión con la divinidad. El Sol progresado no pasa de
aspecto en aspecto sin nada entre medio. Va conectando con cada planeta, lenta
y profundamente, moviéndose hacia la formación de un aspecto nuevo cuando aún
está en orbe respecto del anterior, arrojando gradualmente luz sobre los
diferentes planetas y las relaciones de éstos con los otros, revelando así una
pauta oculta. No podremos predecir con exactitud a partir del Sol progresado a
menos que trabajemos con puntos medios. E incluso los puntos medios tienen un
orbe de uno o dos grados y suelen formar parte de una cadena formada por otros
planetas y otros puntos medios, para que el Sol progresado se desplace de uno a
otro mientras todavía sigue activo el primero. ¿Por qué deberíamos pensar que
la psique crece y se desarrolla de forma fragmentaria y a través de pequeñas
porciones? Nada en la naturaleza crece así.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 244-246
Los sueños pueden revelar el gradual desarrollo de los
tránsitos y las progresiones mucho antes de que se forme el aspecto exacto y
antes de que las consecuencias del mismo alcancen el nivel consciente. Algo se
ha iniciado ya en el inconsciente. A veces uno puede ver la forma que va a
adoptar un tránsito o progresión—en el caso de Plutón o el Sol progresado—
varios años antes de que se manifieste en la vida externa. El contenido de los
sueños toma gradualmente imágenes y sentimientos que asociamos con ese planeta.
Por ejemplo: asociamos a Saturno con el ascenso de una montaña, o con avanzar
palmo a palmo a través de áridos desiertos en los que no hay agua, o con romper
rocas, llevar cargas muy pesada o construir edificios. Las figuras que
asociamos a Saturno —ancianos, figuras de autoridad, policías de uniforme,
etcétera— harán también acto de presencia. El aislamiento y la retirada del
mundo
Esta yuxtaposición del trabajo analítico y el simbolismo
astrológico me ha enseñado mucho acerca de la naturaleza psicológica de los
movimientos planetarios. No sabemos cuándo las cosas pueden empezar a
manifestarse durante el curso del proceso. El aspecto exacto puede darse con
una decepcionante falta de eventos importantes. Además, la propia manifestación
tiene muchos niveles. Así, un acontecimiento puede ser la oportunidad de que
algo se abra o puede llevar algo a su cumplimiento.
Si se trata de lo primero, ese acontecimiento ocurrirá en
las primeras etapas del tránsito o progresión;
Si es la manera de resolver algo, ocurrirá en las últimas.
Un evento puede reflejar tanto la conclusión de algo como la
precipitación del mismo.
Algunos pueden tener relación con traer a la conciencia
problemas inconscientes y otros, en cambio, con la resolución de los mismos y
la realización de los cambios necesarios en el exterior. Los acontecimientos
pueden ocurrir en cualquier momento del proceso. De lo único que podemos estar
razonablemente seguros es del significado del tránsito y de cómo es probable
que la persona lo sienta. Y si tenemos algún conocimiento de cómo se ha
establecido en la vida, podemos realizar algunas suposiciones fundadas acerca
de cómo es probable que vayan a desarrollarse las cosas, no sólo basándose en
los planetas o casas implicados, sino también en las inmediatas circunstancias,
personalidad y nivel de conciencia.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 247
Neptuno en tránsito opuesto al Sol significa confusión,
pérdida de identidad.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 247
Cualquier aspecto difícil por tránsito de un planeta,
especialmente de los exteriores, refleja una época de estrés.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 254
Muy a menudo, los tránsitos difíciles poderosos al Sol
aceleran el reconocimiento de quiénes somos a través del descubrimiento de
quiénes no somos. Nos volvemos conscientes al reconocer nuestra inconsciencia.
Nos niegan algo y sólo nos damos cuenta de lo que valoramos y queremos al
reconocer que lo que tenemos es lo que no queremos. A través de la pérdida, el
sufrimiento o el sacrificio, alborea la conciencia de aquello que somos de
verdad. Ésa es la manera más habitual de trabajar de Neptuno: sólo descubrimos
aquello que más nos interesa al perderlo, o al darnos cuenta de que nunca lo
tuvimos, o al tener que vivir sin ello durante un tiempo. Al final resulta que
el significado de este tránsito es enormemente creativo; pero la experiencia
del mismo ha sido claramente bastante horrible.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 257
La cuadratura u oposición por tránsito de Neptuno al Sol a
menudo no es divertida. Puede constelar experiencias y sentimientos muy
poderosos y nada agradables. Parece también que cuanto más fuerte es la
sensación de poseer una identidad y una voluntad, aun cuando éstos sean
nacientes, más difícil es expresarlas. Pero lo que eso revela acerca del Sol es
extremadamente importante.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 257
Cualquier planeta que esté conectado por tránsito o
progresión con el Sol finalmente activa el Sol. El tránsito pasará, pero el Sol
seguirá ahí. Si el Sol recibe un aspecto natal de Neptuno, entonces el «medio»,
puede no percibirse tan extraño. Uno ha estado viviendo con ello desde el
principio de su vida. Pero es el Sol el que está siendo invocado por este
tránsito.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 257
El planeta natal es la clave del significado de la
progresión o el tránsito.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 258
El Marte natal en la VII tiende a ceder poder personal a los
demás, lo que a su vez genera rabia porque uno siente que no controla su vida.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 266
Las enfermedades asociadas a Saturno-Neptuno están
vinculadas al proceso del duelo por un Paraíso perdido. La palabra «enfermedad»
no describe suficientemente este fenómeno. Es una especie de dolencia del alma,
que puede expresarse como enfermedad física si no tiene otra salida.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 270
¿Crees que hay algo en la gente que les impulsa a
rechazar lo que les dice el astrólogo?
No, como regla general no. Cuando alguien se toma la
molestia de acudir a tu consulta y gastarse un dinero por una lectura de carta,
generalmente ese alguien hace el esfuerzo de escuchar. Pero también depende
mucho de lo que tú entiendas por «aconsejar» y de la manera en que lo ofrezcas.
Decirle a la gente lo que debería o no debería hacer bajo los efectos de un
determinado tránsito o progresión puede provocar en el cliente la necesidad
profunda de ejercitar su libre albedrío, porque el trasfondo arquetípico de una
lectura de carta invoca inconscientemente la idea de un destino y un cosmos que
puede crujir a uno a placer. Si luego el astrólogo añade un sentimiento de
impotencia al cliente diciendo: «Si no haces lo que yo te digo, pasará esto y
esto otro» el cliente, comprensiblemente, se sentirá impulsado a probar que el
astrólogo está equivocado. No creo que nuestro trabajo sea dar consejos de un
tipo que hurte al cliente la capacidad de tomar decisiones por sí mismo. Es más
relevante ayudar al cliente a entender las opciones reflejadas por un tránsito
o progresión en particular y las cuestiones profundas que subyacen en la
situación.
Si tratas de decir algo a alguien cuando no está interesado
en escuchar, habrás perdido el tiempo. El cliente reacciona con falta de
interés cuando es acosado por un pertinaz esposo, amante, amigo o padre para
que consulte al astrólogo o cuando el astrólogo, lleno de buenas intenciones,
ofrece un consejo no solicitado. Pero generalmente la gente acude al astrólogo
debido a que están atravesando un período de crisis, ya sea que se trate de una
crisis evidente o que se sientan perdidos o confundidos.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 254
La mayor parte de las veces estará planeando sobre el
cliente un tránsito o progresión importante, que es lo que proporcionará la
verdadera «razón» para la consulta, sea el cliente consciente de ella o no. Los
clientes aparecen normalmente porque están cambiando y por tanto tienden a
estar abiertos a nuevas perspectivas.
¿Y qué pasa cuando predices eventos?
Yo no predigo eventos; no es el área en la que me
centro. A veces veo algo clamorosamente obvio, como Saturno en tránsito sobre
el IC en la carta de un cliente cuyo padre tiene noventa y ocho años
hospitalizado a causa de su última enfermedad. No hay que ser un genio para
para deducir que el padre probablemente fallezca. En esta clase de situaciones
yo podría decir al cliente que la muerte de su padre es probable, porque el
cliente ya sabe que eso es probable; el médico también se lo ha dicho. Pero a
menos que la situación sea tan clara que no haya otra opción para ese tránsito,
no creo que podamos saber de qué forma se manifestará ese tránsito. Podemos
hablar de lo que significa y de lo que se siente, así como de las opciones y
las posibilidades que ofrece. Pero generalmente mi único consejo es sugerir que
la persona necesita ser más consciente de lo que ocurre en su interior. Así
podrá tomar decisiones de forma más inteligente.
Cuando no somos consciente somos predecibles, pero eso no es
a causa de los tránsitos, sino a nuestro carácter.
Cuando golpean los complejos, uno no escucha los consejos de
los demás. Pero la conciencia puede hacer que las experiencias dolorosas valgan
la pena y puede alterar el resultado final. Nuestro trabajo no es decirle a la
gente que evite las experiencias, sino ayudarles a entender por qué han sido
arrastrados a determinadas experiencias, al efecto de que puedan extraer algo
positivo de la experiencia si deciden pasar por ellas.
Si es posible seguir un consejo sensato, la gente
generalmente lo hará, por su propio e ilustrado interés. No obstante, los
tránsitos y progresiones reflejan la movilización de los complejos; y los
complejos y los buenos consejos se repelen mutuamente, como el agua y el
aceite. Si alguien es forzado interiormente a pasar por algo, puede que ésa sea
la única manera de aprender.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 272
En un aspecto aplicativo, el planeta más rápido se mueve
hacia el aspecto exacto hacia el más lento.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 274
La progresión de cualquier planeta desde su nacimiento forma
una continuidad histórica y todos los aspectos que forma en su progresión, ya
sea que estén vigentes o que ocurran más tarde en la vida, son parte de esa
continuidad histórica. Sin embargo, los aspectos aplicativos o separativos de
la Luna progresada sí son importantes especialmente en la niñez, porque son
exactos durante el embarazo y los primeros meses de vida; y nos pueden hablar
mucho de las pautas familiares en la infancia.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 275
Cuando un planeta progresado se vuelve estacionario, la
estación dura varios años en el caso de los planetas rápidos y aún más en el
caso de los lentos. Puede que ocurra una única vez en la vida, aunque a veces
el Mercurio o la Venus progresados pueden ponerse estacionarios directos o
retrógrados en la infancia y luego en la edad adulta volverse a poner
estacionarios retrógrados o directos. Cuando un planeta se vuelve estacionario
empieza a ralentizar su movimiento muchos días antes de la estación, lo que en
movimiento progresado se convierte en muchos años.
A medida que el planeta ralentiza su movimiento para
colocarse retrógrado, se vuelve cada vez más introvertido. Mira a su alrededor
y vuelve la cabeza al lugar del que procede. Mira hacia atrás y reflexiona
sobre el pasado y el mundo interior. Esa persona ya no se siente forzada a
expresar la energía de ese planeta en el mundo exterior. Si el planeta se mueve
lo bastante rápido, puede ser que vuelva a formar aspectos que ya formó con
otros planetas en movimiento directo. Es como un viajero que ha vuelto sobre
sus pasos y está volviendo a ver lugares en los que hizo parada en su viaje de
ida. Uno nota cosas distintas la segunda vez que pasa por esos lugares. Esta
recapitulación de aspectos da a la persona oportunidad de descubrir dimensiones
más profundas de esos planetas ya visitados.
Un planeta retrógrado por nacimiento puede volverse
estacionario y posteriormente directo. Entonces volverá a pasar por su lugar
natal en su viaje hacia adelante. Por ejemplo, Mercurio puede estar retrógrado
en el momento de nacimiento. Se mueve hacia atrás desde ese punto, luego se
estaciona, se vuelve directo y vuelve a pasar otra vez por su posición natal.
Esto puede reflejar un período en que la persona está aprendiendo 288 a
comunicarse. Mercurio ha completado su período introvertido y ahora está listo
para salir al mundo y contactar espontáneamente con los demás, lo cual puede
haber sido difícil mientras estaba retrógrado. Puede existir un sentimiento de
estar reclamando algo. Recuerdo a un cliente describiendo esta situación como
«recuperar algo que había perdido hace mucho». Muy a menudo los intereses, las
aficiones o los talentos que uno creía haber perdido durante su niñez resucitan
y enriquecen la vida de la persona adulta.
Un planeta exterior puede estacionarse. Va ralentizando su
movimiento mucho antes de la verdadera estación y se queda dentro de los dos o
tres grados un par de meses, lo que en términos de progresión puede significar
sesenta años. Así, ese planeta está estacionario durante la mayor parte de la
vida. No va a alejarse mucho de su posición natal, ni tampoco formará otros
aspectos que los natales. Domina en su área particular de la vida, pero su
movimiento es de corto alcance y no está dispuesto a desarrollarse mucho. Estos
planetas lentos estacionarios pueden reflejar pautas y complejos
generacionales. Podemos vivirlas de forma creativa y nuestra actitud hacia lo
que representan puede alterarse, pero puede que no tengamos la posibilidad de
modificarlas en un grado significativo.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 276
La tristeza y la pasividad son características de la Luna
progresada en la XII.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 251
El retorno de Saturno no tiene que ver en realidad con tu
padre. Se trata del principio del padre. En cierta manera, la imagen que se tienes
del padre.
Liz Greene
El horóscopo en
acción, página 282