CITAS DE NEPTUNO
“Dioses
cuyo deseo es salvar los audaces navíos y amainar los crueles peligros del
ventoso ponto, alisad suavemente el mar y haced vuestra asamblea plácida a mis
plegarias; y que, ante mi ruego, el oleaje, apaciguado, no alborote. Una prenda
grande y preciada encomiendo a tus profundidades, Neptuno.”
Estacio
La astrología tiene
símbolos planetarios para describir todos los impulsos humanos, y el anhelo de
redención es tan humano como los demás. Y su símbolo es Neptuno, el dios romano
de las profundidades del mar. Al igual que Urano y Plutón, planetas
desconocidos para los antiguos y que fueron descubiertos hace menos de
doscientos años, los astrólogos lo tienen difícil para explicar con precisión a
las mentes escépticas cómo y por qué Neptuno recibió un nombre mitológico que
describe de forma tan adecuada su significado simbólico. El anhelo de redención
es el deseo de disolverse en las aguas -maternales, cósmicas, o ambas- del
tiempo anterior al nacimiento.
Liz Greene, pág. 14
Neptuno
No es imposible formular conceptos claros sobre el
significado de Neptuno como un impulso arquetípico que hay en el interior de la
psique humana, ni tampoco relacionar este planeta con observaciones empíricas
de pautas de comportamiento, visiones del mundo, complejos y sentimientos
individuales y colectivos. Lo que es difícil es la antipática paradoja de
siempre: ¿cuándo se trata de un anhelo de lo transpersonal y hay que rendirle
homenaje como tal, y cuándo es una regresión infantil que es preciso encarar
con un realismo compasivo? ¿Y cuándo son ambas cosas? Quizás aquí resida la
verdadera naturaleza del engaño neptuniano. Dado el espectro de opuestos que,
al parecer, simboliza Neptuno, y que va desde los extremos de la desintegración
física y psíquica hasta la luz de la revelación interior que transforma la
vida, es prácticamente imposible afirmar de modo terminante cuándo una de estas
manifestaciones se está haciendo pasar por la otra. Una sed espiritual muy
profunda, pero no reconocida, puede disfrazarse como una adicción o como un
desesperado retraimiento o evasi6n de la realidad, así como lo que suponemos -y
llamamos- un alma iluminada bien puede ser un aparente adulto con el narcisismo
emocional de un bebé, que se defiende de la vida negándose a abandonar el País
de Nunca Jamás. El padre, la madre, la pareja o el consejero que siempre se
sacrifica, puede terminar por revelarse finalmente como un pulpo devorador, así
como el que nos parece un desecho humano -el ladrón, la prostituta, el
drogadicto o el vagabundo- puede estar más impregnado de auténtica compasión
humana que un ejercito de médicos, psicólogos, asistentes sociales y políticos
que proclaman en voz bien alta su amor por la humanidad valiéndose de palabras
y hechos aprobados por el colectivo.
El dilema de Neptuno no reside en
una falta de modelos psicológicos que podrían proporcionarnos un vocabulario
con términos más ricos que "engaño" o falsa creencia", sino en
la incertidumbre moral, a veces literalmente enloquecedora, que acompaña al anhelo
de redención. Se podría disimular con una aparente bondad la insondable
voracidad del niño aun sin formar que manotea contra las cerradas puertas del
útero materno. o podría estar realmente en contacto con alguna entidad mayor
que prive de sentido a nuestra condición de seres aparte, con lo que nuestras
propias creaciones y acciones se verían suavemente agradecidas con el poder de
curación de ese otro ámbito, aunque a menudo la persona no tenga conciencia del
don que posee. Nunca se puede estar seguro, y menos aun de uno mismo. Cuanto
más seguro esta uno de su propia impecabilidad, es cuando mayor es la
probabilidad de equivocarse con Neptuno. Precisamente cuando la persona cree
estar viviendo y expresando sin ninguna duda su amor, es cuando se pone más en
evidencia el problema del complejo parental inconsciente. Y precisamente cuando
está sufriendo la indignidad de la crisis nerviosa y la disolución, se acerca
más a una luz extraña y difusa: la de una puerta mágica que, al abrirse, da
acceso a los secretos que, tal como los de Melusina*,
se desvanecen a la fría luz de lo que se suele definir como
"cordura".
Liz Greene, pág.17-18
Neptuno
Neptuno puede simbolizar las
manifestaciones supremas y más elevadas del amor, la gracia y la visión
creativa de que son capaces los seres humanos en esos momentos en que el
reconocimiento de la unidad esencial reemplaza a la terrenal ilusión de
separación. Igualmente, Neptuno puede encarnar los impulsos devoradores más
desesperados y destructivos de que son capaces los seres humanos cuando no se
han enfrentado con el miedo a la soledad y a la muerte.
Liz Greene
Pág. 19 Neptuno
Los sentimientos neptunianos son
difusos, rudimentarios, difíciles de expresar y de naturaleza transpersonal, y
al decir esto no estoy equiparando "transpersonal" con
"espiritual".
Liz Greene, Pág. 56-57
Una parte de la realidad externa
que a otros podría parecerles relativamente poco comunicada se puebla, vista a
través de la lente de Neptuno, de fantasías extrañas, sueños, anhelos y terrores,
y de poderes desconocidos que señalan hacia atrás, a los mismos comienzos de la
vida. Y entonces es cuando experimentamos una secreta identificación con la
fuente, cuya gran intensidad, si no tomamos conciencia de ella, impregnará
nuestra actitud hacia el mundo y los demás, hasta el punto de provocar
confusión, engaños y la extraña pasividad del niño pequeño, a menos que podamos
empezar a explorar esa secreta fantasía e ir despojándola suavemente de las
cosas exteriores, de las ideologías y las personas a las que estamos apegados.
Liz Greene, Pág. 57
Neptuno
Allí donde Neptuno es poderoso,
ya sea natalmente o por tránsito o progresión, es necesario ver lo que en
realidad se está representando.
Liz Greene
Es interesante señalar que la
palabra griega para designar al actor era hypocrités,
de la cual se deriva nuestro término "hipócrita", definido como
alguien que "oculta su verdadero carácter". Aquí reconocerá
fácilmente los estudiosos de la astrología una de las dimensiones más difíciles
de la naturaleza neptuniana.
Liz Greene
Pág. 151 Neptuno
En ocasiones parece como si la
personalidad dominada por Neptuno anduviera por el mundo en un perpetuo estado
de semihipnosis, aterradoramente sugestionable por cualquier cosa que pase.
Liz Greene, Pág. 162-163
La dimensión
erótica de Neptuno es tan fuerte como la mística.
Cuando nos ocupamos de Neptuno,
no estamos tratando con el tipo de actividad sexual física que astrológicamente
cabría asociar con Marte o Venus. Y el erotismo neptuniano tampoco es lo mismo
que la pasión plutoniana. La vivencia de la pasión indica una conciencia lo
bastante diferenciada para poder desear activamente a otra persona. El anhelo
neptuniano no reconoce la "alteridad" del otro. No hay "yo"
ni "no yo"; sólo hay una unidad que los abarca a ambos... Neptuno no
busca el coito, sino la disolución. Pero esta fusión del yo y la fuente no es
una nueva experiencia extracorporal. Es algo profunda y absolutamente sensual,
aunque concierna a la capacidad de inclusión de un ser y no al encuentro y
apareamiento de dos seres. La precocidad erótica inherente a Neptuno y en el
nivel personal, en la infancia, se expresa como una necesidad abrumadora de
fusión con la figura parental. No todos los bebés necesitan lo mismo. El niño
con un fuerte componente uraniano puede rehuir un exceso de intimidad emocional
y física, y el que es muy saturnino quizá se aferre a rutinas y rituales que
simbolizan una presencia parental segura, pero que al mismo tiempo preservan la
autonomía personal. Si por lo menos parte de la necesidad neptuniana de unidad
encuentra una respuesta afectuosa en la niñez, y los padres manejan el proceso
de separación psicológica con más suavidad que aspereza la sintomatología
histérica no es un destino ineluctable. En cambio, podríamos esperar una
intensa vida imaginativa y una necesidad constante de íntima compañía. Estas
características no son en modo alguno patológicas, sino que describen
simplemente a un tipo de ser humano dotado de empatía, sensible y fluido. El
erotismo y la emotividad neptunianos son diferentes de los expresados por los
demás planetas, pero sin ser manos válidos ni apropiados. Sin embargo, si
durante la niñez se combinan una naturaleza neptuniana y un ambiente de
carencia emocional y sensual, o bien áspero y manipulador, los resultados
pueden ser catastróficos.
Liz Greene
Pág. 174-175 Neptuno
Los dilemas neptunianos siempre
implican algo que todavía no se ha formado.
Por más problemático que pueda
parecer Neptuno en la carta natal, la persona nunca está en una situación de
desvalimiento irrevocable ni condenada sin esperanza a una supuesta pauta
"kármica" de sufrimiento.
Liz Greene
La vergüenza que tan a menudo
forma parte de la psicología de Neptuno es un reconocimiento profundo de la
imperfección del ser humano y de su incapacidad. Se relacione con la humildad,
y no con la humillación. La humildad es lo que hace posible la compasión y una
sensación de pertenecer a la raza humana. La humillación, que es el producto
del lado más oscuro e infantil de Neptuno, puede disfrazarse de humildad, pero
generalmente el resultado es que otra persona termine por verse humillada, tal
como sugieren las fantasías inconscientes más sádicas del benévolo y amable
neptuniano.
Liz Greene, Pág. 195
Neptuno
En algunos textos de astrología
se equipara a Neptuno con el inconsciente colectivo y se le atribuyen, por
consiguiente, poderes globales transpersonales. Sin embargo, la simple
equiparación de Neptuno con el inconsciente colectivo es un desacierto, porque
todos los planetas representan algo arquetípico, y por eso mismo todos
encarnan, de una manera u otra, el inconsciente colectivo. Neptuno simboliza un
anhelo de experiencias emocionales y de la imaginación, y una predilección por
ellas. Se trata de vivencias de un tipo especialmente primario y, por
consiguiente, "de otro mundo". Este ámbito de la experiencia es muy
específico, se expresa mediante sentimientos de transitoriedad y de hastío, y
también por medio de imágenes de redención y disolución. De ello resulta una
visión del mundo ni más ni menos arquetípica que la de cualquier otro planeta.
Liz Greene
Pág. 195-196 Neptuno
La persona con un
Neptuno dominante puede convertirse en una víctima impotente de la vida,
siempre perseguida por un mundo que le exige un nivel imposible de resistencia
y de autosuficiencia. Pero de igual manera puede terminar siendo un burlón que
se mofe de todo, un escéptico a ultranza, un virulento destructor de todo
aquello que no sea racional, alguien que denigre la fantasía romántica, o un
materialista que anhele reducirlo todo a un funcionamiento mecánico. Por lo
general estas personas, mediante la perversa intervención del
"destino", llevan a remolque a su padre, su madre, su pareja, un hijo
o un paciente claramente neptuniano.
Liz Greene,
Pág. 197-198
Neptuno
La idealización es una de las
defensas humanas más poderosas y profundamente arraigadas, y es característica
de un Neptuno herido. Para que la persona sane, tarde o temprano habrá de
enfrentarse con sus idealizaciones. Pero primero tiene que haber un yo
suficientemente fuerte como para poder vivir sin ellas.
Liz Greene
Pág. 200-201 Neptuno
La tendencia neptuniana a
convertirse en víctima de uno mismo no es un destino ineluctable con el que se
deba vivir siempre.
El Neptuno astrológico es
"femenino" en su asociación con los sentimientos, la imaginación y el
mundo oceánico de la simbiosis entre madre e hijo, y es por consiguiente el
símbolo de una necesidad emocional humana universal.
Liz Greene, Pág. 214
El amor de Neptuno va en busca de
una recreación de la fusión primaria de le infancia, con toda su intensidad
erótica. Por eso es necesario no ver con demasiada claridad al ser amado, ni
tampoco a uno mismo.
Liz Greene, Pág. 233
La escisión entre cuerpo y
espíritu es fundamental para la visión dualista del mundo característica de
Neptuno.
Neptuno funciona por lo general
en su nivel óptimo cuando el amor está lleno de ansiedad y expectativas.
Como el mítico Aquiles, que
prefirió una gloria breve pero imperecedera a una vida larga pero anodina,
Neptuno se aferrará de buen grado a un suelo ardiente a cambio de un breve
sorbo de las aguas de la fuente.
Liz Greene
Pág. 276 Neptuno
Neptuno tiene el poder de curar
las heridas que él mismo produce.
Las visiones neptunianas de unidad
no están talladas en granito, sino escritas en el agua.
Neptuno es propenso a
desvanecerse en la normalidad de la vida cotidiana.
Neptuno no es un indicador de
talento en la carta natal; lo que indica es el poder de estimular los sueños de
los demás.
Liz Greene, Pág. 301
Neptuno
En ocasiones, es típico de
Neptuno provocar violentos conflictos y crisis porque uno sólo se siente vivo e
importante cuando está trabado en una lucha a muerte. El encanto que siente
Neptuno por el conflicto se vincula también con el deseo de morir. La nobleza
de la causa, cuando una persona está impregnada del anhelo neptuniano, puede
encubrir la necesidad que tiene de justificar su existencia identificándose con
la martirizada víctima redentora, en vez de contribuir, de un modo humilde pero
más auténtico, al bienestar de los demás.
Liz Greene
Pág. 319 Neptuno
Es característico de Neptuno
justificar muchas cosas en nombre de la creatividad, aun cuando nunca se
produzca nada, o aunque lo producido tenga significado solamente para su propio
creador. Muchos neptunianos idealizan la facultad de la fantasía, y dan por
sentado que estar exento de las exigencias de la vida ordinaria es derecho
inherente al temperamento imaginativo.
Liz Greene, Pág. 318
No es sorprendente que la
naturaleza neptuniana pueda ser sumamente sentimental pero también pueda estar
muy confundida en lo que respecta a reconocer y expresar las reacciones
emocionales individuales.
Liz Greene
Es imposible sondear hasta el
fondo los sentimientos y motivaciones de la personalidad neptuniana.
El reino de Neptuno es siempre
una sala de espejos.
La nostalgia neptuniana es lo que
nos vuelve más dependientes, y vulnerables confusos, y hace que estemos peor
equipados para enfrentarnos con las tensiones y esfuerzos de la existencia
diaria.
Liz Greene, Pág. 346
Neptuno
En el mundo acuoso de Neptuno, el
sufrimiento personal y la cólera del nativo contra la madre que no le ha dado
lo suficiente pueden transformarse con facilidad en un enfoque político que va
en busca de un chivo expiatorio, sea el que fuere, pera responsabilizarlo de
haber sido expulsado demasiado pronto del Edén.
Liz Greene, Pág. 351
Neptuno es esquivo, subversivo,
mágico y tenazmente reacio a dejarse dominar.
Neptuno dominante en el horóscopo
natal sugiere una especial receptividad a ciertos sentimientos e imágenes que
surgen de los niveles más profundos y universales de la psique. Tales
sentimientos e imágenes se relacionan con los temas centrales de la fusión, la
redención y el retorno al Edén.
Liz Greene
Pág. 365 Neptuno
El problema de Neptuno no es la
incapacidad de fantasear, sino la inclinación a hacerlo demasiado.
Un Neptuno fuerte en la carta
natal no es, tal como suponen algunos astrólogos, un sello infalible de
capacidad creativa. Con gran frecuencia lo que señala es una adicción a la
fantasía que, al igual que todas las adicciones, refleja una profunda renuncia
a entrar en el dominio terrenal de Saturno... Un Neptuno fuerte da acceso a las
imágenes y los sentimientos arquetípicos que pertenecen a la mitología del
Paraíso. El mundo de la fantasía neptuniana, cuando toma cuerpo en formas
artísticas, tiene el poder de hacer resonar los acordes profundos del
sufrimiento, la soledad y el anhelo de una felicidad eterna que caracterizan al
ser humano. Pero el impulso creativo -el deseo de dar cuerpo al mundo de la
fantasía- es un acto de afirmación de la vida. Sin él, la actitud neptuniana de
refugiarse en la fantasía es un acto de repudio de la vida que, lejos de
generar el impulso creativo, puede alimentar un ansia de afincarse en el útero
del Jardín del Paraíso, en vez de afrontar el riesgo de la soledad y la
mortalidad que acechan más allá de sus puertas. Este es el dilema del artista
neptuniano, que con frecuencia se enfrenta con un profundo conflicto interior
entre el deseo de nacer y el de seguir siendo nonato, una vivencia
especialmente fuerte en aquellos artistas que tienen contactos Sol-Neptuno y
Saturno-Neptuno, en particular los aspectos difíciles, por que cada acto
creativo contribuye al proceso de separación de la fuente. Cuando Neptuno está
vinculado con estos planetas, el artista debe encarnar sus fantasías; sin
embargo, todo esfuerzo es un poso que lo aparta de la fuente de la vida y, por
consiguiente, una especie de muerte.
Liz Greene, Pág. 367-368
Neptuno
Si Neptuno "rige"
alguna esfera artística en particular, seguramente es el arte del Romanticismo.
Neptuno siempre lleva consigo el
siniestro olor de la subversión; y la liberación del anhelo de redención, sin
los límites puestos por el realismo y el discernimiento saturninos, puede abrir
las compuertas al Diluvio tanto en el nivel colectivo como en el individual.
Liz Greene, Pág. 383
Neptuno
Puede que llegar al Jardín del
Paraíso no sea el único sueño de los seres humanos, pero es el sueño que
Neptuno alimenta dentro de nosotros.
Liz Greene
Allí donde tenemos la vivencia de
Neptuno nos sentimos desvalidos e impotentes, porque estamos en manos de
poderes mayores que nosotros.
Liz Greene
Neptuno se dirige al anhelo de
redención que hay en todos nosotros.
La idealización neptuniana está
impregnada de una intensa nostalgia.
A Neptuno, un profundo
sentimiento de culpabilidad y un anhelo de redimirse mediante el sufrimiento
pueden dictarle que la opción "correcta" es la senda del martirio.
Liz Greene
Pág. 428 Neptuno
Con un Neptuno poderoso, no se
puede ser "normal", sea ello lo que fuere, pero es probable que uno
sea una persona sumamente interesante y vivificante.
Liz Greene
Neptuno tiende a la infelicidad
crónica, porque nada en el mundo, por más hermoso que sea, puede compensar las
perdidas aguas del Paraíso.
Liz Greene
Neptuno
Allí donde está involucrado
Neptuno, ni vemos ni sabemos lo que sentimos, porque lo que este planeta toca
dentro de nosotros pertenece a un tiempo en que aún no teníamos conciencia del
"yo".
Liz Greene, Pág. 539
Neptuno
No se trata de que Neptuno sea
malévolo o maléfico. Cualquier malevolencia que se le atribuya es la
malevolencia de los seres humanos cuando desatan ciegamente su ansia de un
sueño primario. A todos nos gustaría ser redimidos, y a todos nos gustaría que
otra persona lo hiciera por nosotros. Al cliente le gustaría que el astrólogo
le proporcionara la redención, y al astrólogo le gustaría alcanzarla con la práctica
de su arte. Buscamos la redención en nuestros terapeutas y consejeros, en
nuestros médicos, en nuestros políticos, en nuestra familia, en nuestros
amantes y nuestros cónyuges, en nuestros hijos y en Dios lo definamos como lo
definamos. El mayor reto que nos plantea Neptuno no es si la redención es
posible, sino si estamos preparados para asumir, como individuos, la parte que
nos corresponde en ella, sin maltratar a nadie.
Liz Greene, Pág. 540
Neptuno
*
Personaje fabuloso cuya madre, un hada, le concedió el don de tener los sábados
la parte inferior del cuerpo en forma de serpiente
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