LA ASTROLOGIA COMO
OBSESION
El concepto obsesión podemos aplicarlo a todas las herramientas
que el ser humano utiliza para la consecución de sus objetivos. Lo enfoco en la
Astrología por considerarla mi herramienta pero igualmente es válido para las
demás: tarot, kábala, numerología, etc.
Las obsesiones forman
parte del ser humano, negarlo es tanto como negar la realidad psicológica que
cada día estarnos viviendo.
Estar obsesionado por
alguna razón más o menos justificada por nuestro cerebro -qué mal dueña es
nuestra mente y qué gran servidora- es tan cotidiano que casi nos parece
"normal".
Posesión, es equivalente a
obsesión, de la que la palabra "quiero" es su expresión más
cotidiana. Estamos obsesionados por las posesiones materiales (dinero,
viviendas, coches...), emocionales (amor, amistad, respeto, consideración...),
intelectuales (conocimiento, ideas...) e incluso espirituales (sabiduría,
evolución, poderes psíquicos...), o sea estamos obsesionados en definitiva por
el poder en las diferentes modalidades.
En todas las fábulas o cuentos, donde suele
encontrarse explícita una enseñanza, suele aparecer de forma más o menos clara
el concepto de la obsesión: "Erase una vez un rey obsesionado por su
reino...", o bien "Erase una vez una bruja que quería...".
En estas transmisiones
orales, como es la mayoría de la transmisión que procede de la antigüedad, se
diferencia desde diferentes puntos de partida el concepto del "Amar"
como la solución a todas las situaciones y el concepto del "Querer"
como obsesión posesiva y causante de los males.
¡Cómo mezclamos y
confundimos ambas palabras y qué diferente significado tienen!
Amar es entregar sin
esperar nada a cambio. Querer significa que esperamos una respuesta a nuestros
actos.
Pero ¡cuesta tanto Amar,
cuesta tanto no esperar la reacción a nuestras acciones!
Amar la Astrología es
completamente diferente, en el fondo y en la forma, a Querer ser astrólogo.
Mi abuela (cuánta
enseñanza hay en la gente mayor -Saturno- y que no escuchamos), haciendo buena
la frase de que sabe más el diablo por viejo que por diablo, decía: "No es
más rico el que más tiene, sino el que menos necesita". Desde esta simple
frase -aunque muy profunda- intentaba transmitir el concepto de que es
imprescindible aspirar a una situación diferente, que es lo que crea
movimiento, sin obsesionarse en su consecución.
La Casa VIII, íntimamente
relacionada con Escorpio, está ligada a las obsesiones y hemos podido observar
el cambio de influencia de su regente, Marte a Plutón, en la naturaleza de las
mismas. La obsesión por el sexo -punto clave para el desarrollo de toda la
teoría freudiana- y por la muerte, han ido transmutándose en la sociedad por el
deseo de controlar estas energías.
Digo deseo, no aspiración
de transmutar.
La muerte, un hecho real e
incontrolable, pasa a la obsesión por la vida después de la muerte y el sexo,
la más potente energía a nuestra disposición -es la energía creadora- pasa a la
obsesión por el control de las energías en sus diferentes planos.
En todo este juego de la
humanidad la Astrología ha sucumbido, o mejor dicho han sucumbido los
astrólogos satisfaciendo las obsesiones de sus consultantes o lo que es lo
mismo, satisfaciendo su propia obsesión en el plano en que esta ocurra.
Desde ese momento pasan de
ser astrólogos a convertirse en horoscoperos, llegando incluso a incrementar y
alimentar las obsesiones de sus consultantes y convirtiendo la Astrología en un
fin (la justificación a una obsesión), en lugar de un medio para el mejor
conocimiento de los impulsos que nos mueven y de cómo podemos canalizarlos.
Krishnamurti decía:
"has vuelto a venir para escucharme, luego no has entendido nada de lo que
dije ayer. No es necesario que vuelvas".
Los horoscoperos dicen:
"vuelva el año que viene (o el mes que viene) que miraremos su
revolución...".
¡Qué diferente
planteamiento en ambos casos! El sabio enseña a pescar para que los demás se
puedan alimentar a sí mismos. El estúpido, que suele creerse sabio, vende
"peces" para que los demás dependan de sus ventas, entendiendo la
metáfora en su simbología que en ningún caso pretende desacreditar ninguna
profesión y mucho menos la del vendedor, una de las más dignas.
Los que tienen un negocio
de venta de libros se autodenominan a sí mismos libreros y no se les ocurre
llamarse, si no se produce la coincidencia de profesiones, filólogos,
literatos, bibliógrafos, ni tan siquiera escritores, y esto no influye para que
tengan un profundo conocimiento de estilos literarios, temas, autores,
editoriales, etc.
Curiosamente, todo
estudiante de Astrología aprende muy pronto que hay diferentes sistemas de
casas, diferentes tipos de revoluciones, diferentes tipos de progresiones y
direcciones... y se pregunta cuál es el más adecuado. La respuesta que recibe
en la mayoría de los casos es que todos son válidos si se aplica el código
adecuado a cada uno de ellos y que ninguno es válido con un código erróneo.
Normalmente aceptan este hecho y se sumergen
en el estudio y profundización de los diferentes códigos para su mejor
comprensión, pero... cuando descubren la dificultad de sintetizar para llegar a
la esencia y aplicar desde ella la ley de analogía se vuelven casi
inconscientemente a las recetas como un medio de tener seguridades, la
principal obsesión del estudiante de Astrología.
¡ Es
tan difícil avanzar sin seguridades, andar por el filo de la navaja y saber
hacer coexistir la aspiración con la duda, pera transformarla en aliciente!
Hablo así del estudiante
de Astrología desde la tranquilidad que me da el considerarme a mi mismo como
tal, pues en definitiva, todos somos estudiantes en este curso por aprobar, que
es la encarnación, la vida.
El astrólogo es un
estudiante o estudioso del significado del lenguaje (logos) de los planetas
(astro).
Un estudioso de las leyes
que rigen los ciclos y las energías.
Un estudioso de cómo nos
influyen en función de nuestra percepción de dichas energías, según nuestra
sensibilidad en captarlas.
Un estudioso, en
definitiva, de ser él mismo en toda su potencialidad en lugar de estar manejado
por las circunstancias.
Erich Fromm titulaba uno
de sus libros más famosos y leídos “Miedo a la libertad”.
¡Qué real es el título! La
Astrología, que nos permite la libertad de canalizar nuestras energías y
potencialidades, es un medio, por no decir el medio más importante pera disfrutar
de esta libertad.
Pero ¡ser libre es tan
difícil!
Como dice muy
frecuentemente una gran amiga y compañera en el aprendizaje de la Astrología:
"cuando la carta de un acontecimiento futuro me limite mi propia voluntad,
dejaré de estudiar y aplicar la Astrología, porque habrá dejado de ser un medio
y se habrá convertido en un fin, y habrá perdido mi libertad".
¡Qué verdad tan aplastante
y profunda!
¡Cuánta gente pierde su
libertad condicionada por la posibilidad de una interpretación astrológica basada
la mayoría de los casos en “recetas” más o menos erróneas!
¡Cuánta gente evade su responsabilidad en la
interpretación de muchos horoscoperos!
¡Cuánta gente acepta lo
que llama su destino basado en la interpretación disfrazada por etiquetas
(Astrología kármica, Astrología psicológica, Astrología esotérica, etc.) en
lugar de crear su destino a través de la potencialización de sus posibilidades!
¡Cuánta gente se cree que
es Dios dando por sentado y juzgando cosas que ni el propio Dios juzga en ese momento
permitiendo la libertad del ser humano
Como escribió Max Heindel:
"Siembra un pensamiento y cosecharás un acto; siembra un acto y cosecharás
un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y
cosecharás un destino."
¡Cuántas veces sembramos
en la mente del consultante, y lo que es igual de grave en nuestra propia
mente, la semilla de algo que luego creará un destino!
La energía sigue al
pensamiento y es creadora. ¡Cuidado con lo que piensas que puede convertirse en
realidad!, aunque hay un condicionante que acompaña a esta frase: "si
estás dispuesto a pagar el precio adecuado".
Astrología sólo hay una,
las etiquetas son eso, etiquetas pera diferenciar los diferentes códigos que se
utilizarán, pero desgraciadamente se aplican indiscriminadamente sin el
profundo conocimiento de la analogía que se requiere, unas veces por
desconocimiento, las más por la dificultad que conlleva.
Se justifican estas
recetas desde el punto de vista de la experiencia repetida, propia o ajena, haciendo
caso omiso a otra experiencia también vivida, de que nadie es igual y de que
nadie, por este motivo, reaccionará de la misma forma frente a hechos
paralelos.
Respetar esta libertad y
la posibilidad de que todos y cada uno de nosotros tenemos derecho a ella,
sería una de las funciones primordiales de las personas que a través de la
Astrología intentamos transmitir los diferentes arquetipos a los demás.
Probablemente, a través de
las asociaciones de astrólogos, hay una importante labor de difusión a fin de
hacer llegar adecuadamente a los demás la auténtica identidad de la Astrología
aún a riesgo de que el adjetivo de Horoscoperos deba de aplicarse en más de un
caso, con la polémica que conlleva, dado que todos en algún momento hemos
ejercido o ejercemos de ésta manera.
Discutir el "Fuero y
no el Huevo" de la ética del astrólogo, y por qué no, del horoscopero,
debe ser una función de todos, con unión, respeto y, sobre todo, sin
personalismos.
Enric
Ferrate, pág. 86-87-88
Tomado
de un artículo de la revista Mercurio-3, nº 7, Otoño 1994