“(...) Leyendo a
Plutarco (100 a. c.), en sus 'Vidas', narra un episodio que tiene una semejanza
más que sugestiva de la que, siglos después narra el cristianismo; Es el caso
de Cleómenes III, rey de Esparta que en el siglo III a. c. fue expulsado del
reino y se refugia en Alejandría, donde organiza una revuelta contra Tolomeo
IV, pero que al fracasar la intentona decide darse la muerte, antes de hacerlo,
convocó a doce de sus amigos para realizar una Ultima Cena, en la que se
lamentó de los que lo habían traicionado, luego su cadáver fue clavado de una
cruz y exhibido ante el pueblo, que conmovido lo proclamó hijo de Dios. Quien
no vea en este relato, y el posterior relato cristiano similitudes que hoy
podríamos llamar, pecado de latrocinio, plagio y hasta delito contra el derecho
de propiedad intelectual, creo que, para decirlo suavemente, cuanto menos
adolece de inocencia (…).”
Ramiro Ross