“(...) El derecho de nacer parte de una verdad: el
deseo de placer. El derecho de morir parte de otra verdad: el deseo de no
sufrir. La razón ética pone el bien o el mal en cada uno de los actos. Un hijo
concebido contra la voluntad de la mujer es un crimen. Una muerte contra la
voluntad de la persona también. Pero un hijo deseado y concebido por amor es,
obviamente, un bien. Una muerte deseada para liberarse de un dolor
irremediable, también. Ninguna libertad puede estar construida sobre una
tiranía. Ninguna justicia, sobre injusticia o dolor. Ningún bien positivo,
sobre un sufrimiento injusto (…)."
Ramón Sampedro