“…Alguien que de los campos
vuelve tarde en la noche
intercambia cansadamente
un gesto con los otros…”

Mario Luzi




El campamento de refugiados

La mujer sube lenta y recoge
andrajos en el aire incierto.
tendidos entre palos. El perro gime,
da cuerpo a las sombras.

Son señales de de un día de tormenta
sobre el dédalo de taludes y fosos,
diríanse los hombres rebaños detenidos
o bultos en la aduana, acogidos
en tiendas o en chabolas, asentados
o de paso —visión hasta la noche
de inmóviles migraciones sin paz
que el justo destinado a expiación,
de pie junto a la puerta, contempla
entre lluvia y lluvia, nieve y nieve.

El viento lleva un ruido de aguas sordas.
¿Qué haces, qué haces? Te pierdes en este arcano.
Uno recién llegado duda
qué caminos tomar, otro, pescador
de anguilas o cargador de arena pasa,
rompe con decisión la niebla.

Mario Luzi



Huésped clandestino
(fragmento)

Atardeció, se estrechó
la ciudad entre sus montes,
cobró un aire
excitado como para trastornar
sus arterias, sus encrucijadas,
sus descensos
a los senos de sombra, sopló
en el paseo del río
las enfebrecidas lámparas.
¿Quién era el que venía
al encuentro
con el pasado o el presente?
huésped
clandestino
o mensajero
disimulado en sus tabernas
antes del gran anuncio
o profeta desde las entrañas
de su todavía no curada historia
¿para despertar los eventos,
hacerlos presentes?
Tal vez no, en la sombra de la tarde
una sombra transitoria
desde la nada a la nada de su memoria?

Viento y luz.
El destello de oro
de los plátanos se alza hasta el cielo,
no tiene hora
ni estación,
o sea, las tiene
y las quema
esta exultación,
las exhala en claridad
esta invencible alquimia,
las une y las iguala
a la esencia
luminosa del fin
y del principio.

Mediodía. Jardín.
Ojoquieto,
perspicuo, cristalino,
no visto, omnividente.
Desnuda arde,
candente
de identidad
se deshace
de símbolo la rosa,
anula canto, música, memoria,
erosiona imagen
y toda otra codicia
de la mente
humana y animal
sobre sí, sobre su sustancia
todo otro sometimiento. Es.
O rosa ipsa,
o reina de sí.
Pero desciende
su tortuosa vena de aire,
baja
a su encuentro
zumbando el coleóptero
y la ata,
pues, aquel vuelo
de nuevo a la cadena
de la universa fraternidad.

Mario Luzi




“No es amor, pero me tienta aún
este camino no emprendido
de mí a ti, de mí a los otros…”


Mario Luzi





“Si te encuentro no es cosa mía,
de este rápido río sigo el curso…”


Mario Luzi



“… Sigo la luz que se desplaza, el viento;
a quien quiera que llegue espero…”

Mario Luzi



Un ramo de rosas
(fragmento)

"Expande,
mensajero, un claroscuro
de regla superna
y de misterio.
En su hora
sale del contraluz
de la parte del mar
y de la desembocadura, en vuelo
a flor de agua—
así remonta el río
con la fuerza
tranquila de las alas
y de las ancas,
así enfila
las arcadas de sus puentes
hacia oriente,
la pobreza,
la fuente.
¿Es el sentido, aquél, o un paso de la perpetua danza?

Siesta bajo la piedra.
Es el verano. Es él,
siente, lo es,
empinado, perdidamente. Lo funde,
dentro, en lo hondo
su propio instante.
Puro todo arde,
Se carboniza, flagra.
Sombra a plomo, avara,
desnuda tierra hendida.
Se desmorona, se pulveriza.
llama, boca de horno,
no para aniquilar,
para regenerar
vida desde las cenizas.
Y nosotros dentro de aquel fuego
resinas destilando, oh
liberación de las cortezas.

Despojó, tarde obscurecida,
casi procelosa tarde,
de toda lumbre
de azul
la atmósfera
de hora en hora
demasiado negra?

sustrajo de aquella mezcla
de lóbregas oscuridades
en el aire
el azul turquí y el violeta,
fue negro, negro negror
pero con ojos de aguamarina
el monstruo que clausuró la jornada:
mas no como amenaza,
novísimo preludio
a cuál de nuestras
inmemorables aventuras.

Es tarde.
El final del día se aproxima,
Ya se oscurece
la abierta orilla densa de hierba
dejada por los que regresan,
anochece
el semidesierto paseo del río.
Es perezoso
el agua, el corte
de una extrema oblicua lumbre
desde poniente
trastorna
aún su fundido plomo.
Adiós, ¿adónde vas, día?,
¿adónde te acompaña el río?
Los une, los empareja
una sola inmutable andadura
al día y al río
hacia la anulación
y hacia el gran regreso
a la cabeza de la mañana
que todo lo reconquista y todo lo alumbra. 

Mario Luzi