Los Signos del Zodiaco: Reflexiones y Meditaciones
Louise Huber
MEDITACIÓN EN ARIES
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de nuestra
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La
tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura
corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración
con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla.
La silla me sostiene y la silla está sostenida por la casa. OM Cuerpo emocional
Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se
refleja la Luna. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy
calmado, escucho en mi interior y observo mis pensamientos sin distraerme. OM
Alineamiento con el alma Siento estabilidad y armonía en mi interior, y estoy
preparado para establecer contacto con el alma, mi ser interior. Concentro la
atención en la cabeza, en el punto del cerebro desde el que pienso. Luego
enfoco mi conciencia en el interior de la frente, relajando completamente sus
músculos. La frente queda distendida y la cara agradablemente relajada. Dejo
que el punto focal de la conciencia se deslice lentamente desde el interior de
mi cabeza, a través del cuello, hasta la parte superior del pecho y aún más
abajo, por detrás del esternón, hasta el corazón. Ahora estoy en el lugar al
que apunto cuando digo: «yo». Me señalo mentalmente con el dedo y pienso: «yo».
Procuro percibir cualquier movimiento de mi yo e intento darme cuenta de cómo
lo experimento en mi interior.
3. Meditación sobre el yo
(Aries) Yo soy. Estoy aquí, en esta habitación, en este
momento, sentado en esta silla. Es un hecho innegable: yo soy y estoy aquí.
Puedo verme, tocarme y percibirme. Estoy aquí. Estoy aquí con toda certeza. No
hay ninguna duda. Yo soy. No puedo salir de mi piel. No puedo levantarme y decir:
«Se acabó». Esta certeza es absoluta e inalterable. ¿De dónde provienen la
fuerza y el poder que hacen que mi existencia permanezca? Quiero experimentar
mi yo como realmente es. Con mi fuerza de voluntad, rechazo todo lo ajeno a mi
ser y lo coloco en la periferia de mi conciencia. Mi capacidad de resistencia
crece y me protege ante posibles miedos y pensamientos de desaliento e
infravaloración. Estoy en mi centro y me siento fuerte.
4. Ejercicio de visualización
Imagino un punto de luz en mi interior que, lentamente, se
hace más grande y se extiende por todo mi cuerpo, iluminando todo el espacio a
mi alrededor. Ahora veo ante mí una puerta cerrada. Me acerco a ella sabiendo
que debo atravesarla para abandonar las limitaciones del yo. Abro la puerta, la
luz brillante del día entra a cerrar raudales y fuera veo un amplio horizonte.
Salgo y me presento al mundo tal como soy. Libre de miedos y de dudas, me abro
completamente y dejo que la luz y el amor que están tanto en mí como en el
mundo fluyan a través de mí. Inspiro profundamente y medito sobre el
pensamiento semilla. «Surjo y, desde el plano mental, rijo.»
5. Aspiración en grupo
Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos con
amor a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que
meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías
espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las
energías cósmicas disponibles en este momento. Vemos un sendero de luz que se
extiende desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios,
expresado en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su
amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo. Levantamos lentamente las
manos, imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las
energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías
afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Olvidamos las cosas que
han quedado atrás y nos dirigimos resueltamente hacia nuevas oportunidades espirituales.
Nos consagramos al servicio de la era que viene y deseamos hacer lo posible
para preparar las mentes y los corazones de la humanidad para su llegada.
6. Transmisión a la humanidad
Bajamos lentamente las manos y nos dirigimos hacia la humanidad,
dejando que esa corriente de energía viva de luz, amor y voluntad creativa
fluya a través de nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se
extienda por toda la humanidad. Para ello nos imaginamos que estas energías son
absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa
extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas
espirituales llegan a todos aquéllos en cuyas manos está el destino de la
humanidad. A continuación transmitimos la corriente de energía hacia la
humanidad recitando la Gran Invocación. La Gran Invocación Desde el punto de
Luz en la Mente de Dios, que afluya luz a las mentes de los humanos; que la luz
descienda a la Tierra. Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios, que afluya
amor a los corazones de los humanos; que Cristo retorne a la Tierra. Desde el
centro donde la Voluntad de Dios es conocida, que el propósito guíe las
pequeñas voluntades de los humanos; el propósito que los Maestros conocen y
sirven. Desde el centro que llamamos la raza de los humanos, que se realice el
Plan de Amor y Luz y selle la puerta donde se halla el mal. Que la Luz, el Amor
y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra. OM OM OM.
7. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y
hacemos una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN TAURO
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La
tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura
corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración
con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla.
La silla me sostiene y la silla está sostenida por la casa. La casa está
sostenida la Tierra y la Tierra por nuestro sistema planetario. Abro mi cuerpo
físico y lo dedico al servicio del alma. OM Cuerpo emocional Aquieto mis
sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja
la Luna. Siento amor por toda la humanidad y dedico mi cuerpo emocional a su
servicio. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado,
escucho en mi interior y observo mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis
pensamientos al bien de la humanidad y a la realización del Plan divino. OM
Alineamiento con el alma A continuación concentro todas las energías de mi
personalidad integrada en el centro de mi ser. Estoy en el punto central de mi conciencia,
donde permanezco firme e imperturbable como una roca. En este núcleo soy
indestructible y mantengo mi orientación dirigida hacia la meta desde la
eternidad. Nada puede apartarme de mi camino. Con la energía de ese centro creo
un nuevo espacio vital que corresponde a mi ser interior y que da expresión a
mi alma. Desde mi potencia interior crezco y me extiendo lentamente en ese
espacio hasta que me siento completamente seguro y en calma.
3. Ejercicio de visualización
(Tauro) Estoy aquí, totalmente presente, sentado en la
silla, en la habitación, en este momento y con las personas que me acompañan.
Ejerzo una ligera presión contra la silla y percibo la base de mi columna
vertebral. A continuación deslizo mi conciencia lentamente columna arriba. Al
hacerlo me imagino el tallo de una flor de loto por el que subo muy despacio a
través de la pelvis, espalda arriba hasta el tórax, y entre los omóplatos hasta
la base del cuello. Ahí me detengo. En ese punto, muy lentamente, se abre una
flor de loto blanca como la nieve. Crece alrededor de mi cuello y cerrar cubre
mi cabeza. Entretanto emito un OM inaudible hasta que la flor de loto abierta
toca mis hombros. Permanezco en el centro de la flor de loto y me concentro en
mis ojos. Mis párpados están relajados y vibran ligeramente. Veo y percibo como
una luz blanca fluye desde mis sienes. La luz llena toda la habitación como un
brillante mar de luz. Rodea mi cuerpo como una esfera y se abre hacia arriba.
Estamos en estado receptivo. Nos abrimos hacia arriba y a la posibilidad de ser
fecundados, influenciados e iluminados. Luego meditamos sobre el pensamiento
semilla esotérico del signo de Tauro: «Veo y, cuando el ojo está abierto, todo
se ilumina.»
4. Aspiración en grupo
Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos con
amor a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que
meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías
espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las
energías cósmicas disponibles en este momento. Vemos un sendero de luz que se
extiende desde la humanidad hasta Cristo. En un valle en los Himalayas, Cristo
recibe la bendición de Buda y la transmite a la humanidad. Nos sentimos englobados
en su amor y dedicamos el grupo al servicio mundial. Levantamos lentamente las
manos e imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las
energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías
afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). Lejos, en el cielo azul
nocturno vemos aparecer un punto de luz que se nos aproxima rápidamente, se
hace cada vez más grande y derrama su luz en la copa. Todo nuestro alrededor
está iluminado.
5. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos a la humanidad y dejamos que a través de
nosotros fluya esta viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa.
Para ello nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de
puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta
y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos
de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en
todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la
humanidad recitando la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y
hacemos una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN GÉMINIS
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la
sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La
tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura
corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración
con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Respiramos profundamente y llevamos el aire a la
zona del vientre, mantenemos el foco de conciencia en el hara y nos
identificamos con el cuerpo físico. Estoy aquí, completamente presente, en este
momento, en esta habitación y con estas personas. Estoy sentado en una silla.
La silla me sostiene y la silla está sostenida por la casa, la casa por la
Tierra y la Tierra por las leyes de gravitación cósmica. Estas leyes aseguran mi
vida. Estoy seguro. Expando mi conciencia y veo el horizonte y el globo
terráqueo. Mi cuerpo forma parte de la Tierra. Después de la muerte regresa a
la Tierra pero yo permanezco. Dedico mi cuerpo físico al servicio del alma. OM
Cuerpo emocional Enfoco mi conciencia en el centro del corazón. Tengo un cuerpo
emocional con el que tengo deseos (deseos de amor, de comprensión, de paz, de
felicidad, etc.). La persona que está a mi lado tiene los mismos deseos y
sentimientos. Puedo expandir mi cuerpo emocional a mis semejantes, a mi
familia, a mi grupo, a toda la gente de la ciudad donde vivo, a la nación
entera en la que vivo. Expando mi cuerpo emocional más allá de las fronteras de
mi nación, hacia otras naciones. Todos somos seres humanos, como tú y como yo. Puedo
ver la gente de América, de Europa, de Asia, de África. Son pueblos y razas
distintas pero todos son seres humanos como yo. Me identifico amorosamente con
toda la humanidad: la humanidad de la que soy una pequeña parte. Dedico mi
cuerpo emocional al servicio de la humanidad. OM Cuerpo mental A continuación
enfoco mi conciencia en la cabeza: primero en el punto central del cerebro y
después en el centro que se encuentra entre las cejas. Mis párpados están
relajados. Veo los pensamientos fluyendo en mi cerebro. Vienen de todas
direcciones, me rodean y penetran en mí como una corriente sin fin. Pero yo me
mantengo en el centro, observándolos. Me parecen niños jugando. Yo, es decir,
el foco de la conciencia o el «yo soy» del plano mental, puedo dirigir los pensamientos
con mi voluntad. Tengo la libertad de pensar solamente lo que es bueno para mí
y para la humanidad. Sólo pienso en cosas positivas y en ideas edificantes, y
dedico el incremento de mi capacidad de reconocimiento al Plan de evolución. OM
Alineamiento con el alma Me libero de todos los pensamientos que me rodean y
reúno todas las fuerzas en mi interior. Penetro más profundamente en mi
interior, me concentro en el punto central del cerebro y elevo mi conciencia al
punto más elevado de la cabeza. Soy el alma. Como alma, emito un inaudible OM y
exhalo luz, comprensión y amor hacia la personalidad integrada que está
esperando atenta.
3. Ejercicio de visualización
(Géminis) Para apoyar este proceso, me imagino un sol
radiante de color dorado situado detrás de mí. Lentamente se expande, se hace
más grande y penetra en mi personalidad expectante, envolviéndome completamente
e incluyéndome en su luz. «Reconozco mi otro yo y, en la mengua de ese yo,
crezco y resplandezco.»
4. Aspiración en grupo
Formamos un gran grupo en el plano mental, receptivos a las
energías cósmicas de Géminis. Vemos un sendero de luz que se extiende desde
nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en
nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y
dedicamos el grupo al servicio del mundo. Expandimos nuestra conciencia hacia
nuestro grupo y nos unimos con todos aquéllos que se acercan a las energías de
la luna llena en meditación. En nuestra visión, el Sol se hace más grande y engloba
a todos los que están unidos a nosotros en su luz. Imaginamos que entre todos
alzamos una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor,
y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente,
la copa). Lentamente, levantamos las manos. «Oh, Tú en quién vivimos, nos
movemos y tenemos nuestro ser, la fuerza que renueva todas las cosas, dirige el
destino de la humanidad hacia lo mejor, conmueve en todas partes los corazones
de los humanos para que se abran al espíritu del amor, de la hermandad y de la
responsabilidad mutua. Que la buena voluntad sea el móvil de todas las acciones
y que el reino de la paz se restablezca en la Tierra. Que el amor de la Vida
Una afluya a nuestros corazones a través de nuestro grupo y a todo el mundo».
5. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos a la humanidad y, a través de nosotros,
una viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa fluye hacia la
conciencia de la humanidad. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas
por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida
sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran
en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los
asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento, sea como consuelo y fuerza
interior para algunos, como impulso para otros o como solución para los
problemas de la humanidad en general. Transmitimos la corriente de energía
hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos
una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN CÁNCER
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación.
Respiramos en cuatro tiempos. Al espirar pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Con «Soltar» dejamos salir todas nuestras
preocupaciones, miedos y tensiones, y nos confiamos a los profundos poderes de
curación internos. Con «Ser uno», nos entregamos a lo auténticamente real en
nosotros, el verdadero yo. Con «Renovarse», nuevas fuerzas fluyen en nuestro
interior. Y con «Ser uno mismo» concentramos esas fuerzas en nuestro yo.
Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra meditativa OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Estoy completamente relajado y percibo mi cuerpo. Estoy
sentado en la silla, la silla está sostenida por la casa, la casa por la
Tierra, la Tierra por nuestro sistema solar. Esta jerarquía de soportes asegura
mi existencia. Dedico mi cuerpo físico a una elevada percepción y conciencia.
OM Cuerpo emocional Tengo sentimientos que me hacen experimentar deseos. Deseos
de amor, de comprensión y de seguridad. El mundo emocional está en continuo
movimiento, variando su color y su forma con cada cambio de humor. Aquieto mis
sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja
la Luna. Dedico mi cuerpo emocional a la transmisión de las energías del amor.
OM cerrar Cuerpo mental Elevo mi conciencia a la cabeza, al centro del cerebro.
Soy consciente de todo, todas las impresiones que aparecen son registradas,
evaluadas y clasificadas. Estoy bien despierto. Veo como los pensamientos
fluyen en mi cerebro. Vienen de todas partes y penetran en mí. Es un flujo
continuo de pensamientos. Pero yo permanezco libre en el centro y los observo,
mirándolos como si fueran niños jugando. Yo, el foco de la conciencia o el «yo
soy» del plano mental, soy capaz de dirigir mis pensamientos con mi voluntad.
Tengo libertad de elección y puedo pensar sólo en lo que es bueno para mí y
para todos los seres humanos. Dedico mis pensamientos positivos y constructivos
al reconocimiento del bien. OM Alineamiento con el alma Después de esta
diferenciación entre el yo y sus herramientas física, emocional y mental,
podemos penetrar en la región en la que reside nuestro ser interior, el
verdadero yo o el alma. Con un acto de voluntad me identifico con mi alma.
Visualizo un sol blanco y resplandeciente detrás de mí. Expando mi conciencia
hacia él. Como alma, emito un OM inaudible y proyecto luz, amor y comprensión
hacia la personalidad integrada. Así, la personalidad en servicio se fortalece.
3. Ejercicio de visualización
(Cáncer) Ahora dejo que mi foco de conciencia descienda
lentamente dentro de mi cabeza, entre las mandíbulas, a través del cuello,
hasta la parte superior del pecho. Ahí lo dejo descansar. A continuación,
lentamente, deslizo mi punto de atención aún más abajo, hasta el abdomen. Aquí
está el centro de gravedad de mi cuerpo y en él encuentro calma y tranquilidad.
Continúo profundizando, como si descendiera por un pozo, hasta penetrar en la
fuente de mi ser, en el seno materno, en mi fuente primordial. Aquí me siento
completamente seguro y protegido. Puedo sentir el pulso de la vida. Soy uno con
el origen de toda vida. Una profunda paz llena mi interior. Lentamente elevo mi
conciencia de nuevo y salgo fuera del seno materno pero mantengo firmemente la
conexión con la fuente y con el agua de vida que eternamente mana de ella. A
continuación veo una luz en mi interior, como un hilo dorado luminoso que se
eleva lentamente por mi columna vertebral desde su base, emitiendo un tenue
sonido. Atraviesa la pelvis y sube lentamente por la columna, pasa entre los
omóplatos, continúa por las vértebras cervicales y, a través de la nuca, llega
hasta la coronilla. Llevo el hilo de luz por encima de mi frente hasta el
comienzo de la nariz y ahí me concentro en el punto situado entre ambas cejas.
Ahí, en el centro ajna, descansa el yo. Es el punto de reunión de la
personalidad tripartita integrada, el reflejo del yo superior con el que me
hago uno. A continuación meditamos sobre el pensamiento semilla del signo de
Cáncer. «Construyo una casa iluminada y en ella moro.»
4. Aspiración en grupo
Continuamos concentrados en el centro localizado entre las
cejas. Empieza a iluminarse. Primero aparece un pequeño punto blanco y después
se abren dos pétalos de una flor de loto de color blanco azulado. La luz
irradia desde mi frente hacia ambos lados, fluye lentamente por mis sienes, se
hace cada vez mayor y acaba formando un aura blanca luminosa que rodea todo mi
cuerpo. Poco a poco, la luz blanca se expande y se fusiona con la luz de los
demás formando el aura luminosa del grupo. Un gran campo de luz blanca envuelve
a todo el grupo. Lentamente, empieza a girar, se hace cada vez más grande y se
expande hacia arriba como una espiral, creando un sendero de luz que se
extiende hasta el cielo, hasta la fuente donde habita el amor de Dios,
expresado en nuestro planeta a través de Cristo. «En el centro de todo Amor
permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro,
yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón a
través de mi grupo y a todo el mundo.» En un elevado estado de concentración
interna, recibimos las energías cósmicas del signo de Cáncer y las bajamos
conjuntamente por el sendero de luz. Luego nos unimos con todos aquéllos que se
acercan a las energías de Cáncer en meditación y dedicamos el grupo al gran
proceso de transmisión a la humanidad.
5. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos que esa
corriente de energía viva de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de
nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la
humanidad. Para ello nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una
infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre
nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en
todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos en los
asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente
de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y
hacemos una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN LEO
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación.
Respiramos en cuatro tiempos. Al espirar pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Con «Soltar», dejamos salir todas nuestras preocupaciones,
miedos y tensiones, y nos confiamos a los profundos poderes de curación
internos. Con «Ser uno», nos entregamos a lo auténticamente real en nosotros,
el verdadero yo. Con «Renovarse», nuevas fuerzas fluyen en nuestro interior. Y
con «Ser uno mismo» concentramos esas fuerzas en nuestro yo. Repetimos este
proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Estoy completamente relajado y percibo mi cuerpo.
Estoy sentado en la silla, la silla está sostenida por la casa, la casa por la
Tierra, la Tierra por nuestro sistema solar. Esta jerarquía de soportes asegura
mi existencia. Estoy en calma, abro mi cuerpo a la luz del alma y lo dedico a
una elevada percepción y conciencia, a la perfecta autoexpresión. OM Cuerpo
emocional Tengo sentimientos de alegría y de esperanza pero también de
inseguridad y de miedo. El mundo emocional varía con los cambios del estado de
ánimo. Lo calmo imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se
refleja la Luna. Mi cuerpo emocional está sereno y es un puro reflector de la
luz del alma. Lo dedico a la transmisión del amor divino. OM Cuerpo mental
Elevo mi conciencia a la cabeza, al centro del cerebro, al punto desde el que
pienso. Los pensamientos van y vienen. Fluyen a mi través. Los observo: son
como olas encrespadas. Yo soy el observador. Soy un centro de calma que
percibe. Tengo la libre elección de pensar sólo en lo que es bueno para mí y
para toda la humanidad. Dedico mis pensamientos al reconocimiento creativo de
lo bueno. OM Alineamiento con el alma Ahora vuelvo mi mirada interior hacia arriba,
emito un inaudible OM y me uno con mi alma, mi verdadero yo. Desde aquí puedo
verme tal como realmente soy.
3. Ejercicio de visualización
(Leo) Me veo y me experimento en mis roles. Tengo muchas
caras. Interpreto distintos papeles. Pero, sólo una parte de mí está en mis
roles, mis funciones y mis tareas. Soy un centro radiante de vida en mi corazón
y de clara conciencia en mi cabeza. Soy el verdadero yo y doy vida a mi
personalidad. Soy el yo, soy el alma y me expando e irradio luz, amor y comprensión
hacia mi personalidad y hacia mis semejantes como un sol. Así pues, soy ambos:
«Yo soy ése y ése soy yo.» Llevo mi conciencia al punto más alto de mi cabeza,
bajo lentamente por la nuca, continúo hasta las cervicales y luego me deslizo
poco a poco hacia abajo por la columna. Me detengo entre los omóplatos, siento
una sensación de cosquilleo y me deslizo hasta el centro etérico del corazón.
Allí, con mi mirada interior, puedo ver una flor de loto blanca cerrada. Mi
cara está tan cerca que puedo oler una fina fragancia. Emito un OM inaudible
sobre la flor de loto cerrada y, poco a poco, empieza a abrirse. Primero los
tres pétalos exteriores (los pétalos del conocimiento, de la toma de conciencia
y de la sabiduría). Emito una vez más la palabra sagrada OM y se abren los tres
pétalos del amor, de la devoción y de la inclusividad. Al emitir por tercera
vez la palabra sagrada OM, se abren los tres pétalos interiores (los pétalos
del sacrificio, de la alegre voluntad para la acción creativa y de la
cooperación con el Plan de evolución). La fragancia se hace más intensa. En el
centro de la flor de loto abierta veo una chispa azul a la que me entrego
totalmente, dejando que ilumine completamente mi cuerpo. Siento una gran calma
y percibo un agradable cosquilleo en mi interior. Olvido las cosas que quedan
detrás de mí, estoy totalmente presente y escucho atentamente en mi interior
hasta que oigo la voz de mi corazón y me dejo conducir por ella alegremente.
«En el centro de todo el Amor permanezco, aquí nada me puede perturbar, aquí
soy uno conmigo mismo.»
4. Aspiración en grupo
A continuación uno corazón y cabeza en mí, y expando mi
conciencia hacia todas las personas de la habitación y hacia todos los que
meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías
espirituales. Estamos receptivos a las energías cósmicas del signo de Leo.
Imaginamos que entre todos alzamos una copa en una elevada aspiración interna
por recibir las energías espirituales de la luz y el amor, y que esas energías
fluyen hacia nuestra conciencia receptiva (simbólicamente, la copa).
Lentamente, levantamos las manos. Vemos un sendero de luz que se extiende desde
nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en
nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y
dedicamos el grupo al servicio del mundo. «Que el amor de la Vida Una fluya a
nuestros corazones, a través de nuestro grupo, y a todo el mundo.» Lentamente,
bajamos las manos.
5. Transmisión a la humanidad
A continuación nos dirigimos hacia la humanidad, abrimos
nuestros corazones a todos los seres humanos y dejamos que los problemas, las
preocupaciones y las necesidades de la humanidad fluyan hacia nosotros y los
elevamos a la luz del alma. Desde ahí pedimos ayuda, consejo y atención.
Después dejamos que una corriente de energía viva de luz, amor y voluntad
creativa fluya a través de nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y
se extienda por toda la humanidad. Para esto nos imaginamos que estas energías
son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red
luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas
espirituales llegan a todos aquéllos en cuyas manos está el destino de la
humanidad. A continuación transmitimos la corriente de energía hacia la
humanidad recitando la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y
hacemos una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN VIRGO
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna cerrar tensión, podemos
abrirlos momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los
pies. Para conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco
de conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta
tener la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La
respiración también desempeña un papel importante en la preparación de la
meditación. La tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la
postura corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la
respiración con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar –
relajarse». Luego contenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación
inspiramos pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración
y pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla.
La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa. Dedico mi cuerpo
físico a una elevada percepción y conciencia. OM Cuerpo emocional Aquieto mis
sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago en las que se refleja
la Luna. Dedico mi cuerpo emocional a la transmisión del amor. OM Cuerpo mental
Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, me escucho a mí mismo y observo
mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis pensamientos positivos y
constructivos al creciente reconocimiento de todo lo bueno para mí y para toda
la humanidad. OM Alineamiento con el alma Estoy internamente estabilizado, en
armonía con lo bueno y lo bello, y establezco contacto con mi alma, mi ser
interior. OM
3. Ejercicio de visualización
(Virgo) Concentro la atención en mi cabeza, en el punto del
cerebro desde el que pienso. Dejo que el foco de mi conciencia se deslice muy
lentamente dentro de mi cabeza, entre mis mandíbulas, a través del cuello,
hasta alcanzar la parte superior del pecho. Ahí descanso un momento. Luego
desciendo lentamente hasta la región del estómago y aún más hacia el centro del
cuerpo, el hara. Ahí me establezco en mi ser. Luego emito un OM inaudible en mi
interior y, como las olas, el sonido desplaza todos los pensamientos, deseos y
preocupaciones hacia fuera, hasta la periferia de la conciencia. Entonces, en
mi interior surge un punto de profunda calma, un vacío, una zona sin aire que
me rodea como una campana de cristal. Estoy en una tranquila área de tiempo que
me envuelve en total quietud y en ella descanso. Tengo tiempo, una cantidad
infinita de tiempo. Nada me apremia. La paz y la tranquilidad aumentan, se
hacen más profundas y están presentes de modo tangible en mi interior. La paz
se extiende, tranquila y profundamente. El tiempo se ha detenido. Me entrego
totalmente a este silencio que me conecta con la eternidad. Escucho en mi
interior con todos mis sentidos y percibo lo que se anuncia y quiere crecer
dentro de mí. De repente, en el punto central de este silencio suena un tenue y
lejano sonido y, al mismo tiempo, aparece un punto de luz blanca como una
estrella brillante en el negro firmamento. Se aproxima hacia mí y se hace cada
vez más grande. El sonido se oye cada vez con mayor claridad y la luz y el
sonido atraviesan todo mi cuerpo. Todas las células de mi cuerpo vibran y, más
allá de los límites de mi cuerpo, la luz se une con la luz de toda la
habitación. «Soy la Madre y el Hijo; soy Dios, soy materia.»
4. Aspiración en grupo
Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos con
amor a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que
meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías
espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las
energías cósmicas del signo de Virgo. Imaginamos que entre todos alzamos una
copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y
visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente,
la copa). Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo hasta la
fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través
de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio
del mundo. «En el centro de todo Amor permanezco. Desde ese centro, yo, el
alma, me exteriorizaré. Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré. Que el
amor de la Vida Una afluya a mi corazón a través de mi grupo y a todo el
mundo.» Lentamente bajamos las manos.
5. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos a la humanidad. Dejamos que las
necesidades, preocupaciones y cargas de los seres humanos afluyan hacia
nosotros, las elevamos a la luz del alma y suplicamos ayuda. A continuación, a
través de nosotros fluye una viva corriente de energía de luz, amor y voluntad
creativa. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de
puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta
y que, de esa manera, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos
de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en
todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la
humanidad recitando la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y
hacemos una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN LIBRA
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. Respiramos
en cuatro tiempos. Al espirar pensamos: «Soltar – relajarse». Luego contenemos
la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos pensando:
«Renovarse». Y, por último, volvemos a contener la respiración y pensamos: «Ser
uno mismo». Repetimos este proceso varias veces. Después dejamos la respiración
a su propio ritmo y pensamos: «Me respira».
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra meditativa OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Estoy completamente relajado y percibo mi cuerpo.
Estoy sentado en la silla, la silla está sostenida por la casa, la casa por la
Tierra, la Tierra por nuestro sistema solar. Esta jerarquía de soportes asegura
mi existencia. Dedico mi cuerpo físico a una elevada percepción y conciencia.
OM Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas
azules de un lago en las que se refleja la Luna. Mi cuerpo emocional refleja la
luz del alma. Dedico mi cuerpo emocional a la transmisión de amor. OM Cuerpo
mental Los pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, escucho en mi interior
y observo mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis pensamientos positivos y
constructivos al creciente reconocimiento de todo lo bueno para mí y para toda
la humanidad. OM Alineamiento con el alma Me entrego totalmente a la vida de mi
alma, que fluye dentro de mí con toda su plenitud. Desde las profundidades de
mi ser manan corrientes de las más elevadas fuerzas de conciencia y buscan
tomar forma en mí. Desde arriba, fuerzas cósmicas de luz fluyen hacia mí. Las
dos corrientes de fuerza se encuentran en mi interior. Soy como el cauce de un
río por el que fluyen corrientes cósmicas de vida. Con toda calma, medito sobre
el pensamiento semilla de Libra. OM «Elijo el camino que pasa entre las dos
grandes líneas de fuerza.»
3. Ejercicio de visualización
(Libra) Todo en mi interior está en una silenciosa escucha y
en un sagrado silencio. Veo un sendero de luz blanca, estrecho y recto, frente
a mí. Al final del camino veo una puerta de oro blanco. Está cerrada.
Lentamente pongo un pie en el sendero de luz e intento mantener el equilibrio.
Después, poco a poco, pongo mi otro pie más adelante. Manteniendo mi mirada en
la puerta, camino en equilibrio por el «sendero del filo de la navaja». Utilizo
mis manos para mantener el equilibrio. Una fuerza mágica que emana de la puerta
cada vez con más fuerza me atrae, me envuelve y mantiene mi equilibrio.
Manteniéndome firme, sostengo la mirada y avanzo lentamente hacia delante. A
medida que me acerco, las dos puertas se abren y aparece una luz brillante que
ilumina el camino por el que avanzo cada vez con mayor confianza. Libremente,
atravieso la puerta hacia la luz... Ahora me encuentro frente a mi propia alma,
mi verdadero yo. Mi personalidad y mi alma son, en esencia, una única realidad.
En realidad no hay ninguna separación ni ninguna dualidad sino sólo una unidad:
un hijo de Dios en manifestación, cuya esencia es luz. Emito un OM en silencio.
Después, lentamente, llevo la vida y la luz del alma de nuevo a mi cuerpo.
Imagino como esa luz penetra en mi cuerpo y en mi personalidad y, una vez en
ella, ilumina mis pensamientos, hace que mi naturaleza emocional se sienta
positiva y en calma, y fortalece y estimula mi cuerpo físico.
4. Aspiración en grupo
Después envío una corriente mental de amor, fuerza y luz a
todos los que sufren y buscan en el mundo. Me siento uno con toda la vida, con
todos los seres. Sé que un espíritu sostiene y mantiene toda la existencia, y
afirmo: «Soy uno con mis hermanos de grupo y todo lo que tengo es también suyo.
Que el amor de mi alma fluya hacia ellos. Que la fuerza que hay en mi y los
eleve y los guíe. Que los pensamientos que mi alma crea los alcancen y les den
valor.» Un eco de gratitud y amor retorna desde ellos, y despierta en mi una
alegría y una felicidad que acepto abiertamente. Desde esta alegría amorosa,
creamos un sendero de luz que se extiende desde la humanidad hacia la fuente en
la que reside el Amor de Dios, expresado en nuestro planeta a través de Cristo.
Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al servicio del mundo.
5. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos que esa
corriente de energía viva de luz, amor y voluntad creativa fluya a través de
nosotros hacia la conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la
humanidad. Para ello nos imaginamos que es tas energías son absorbidas por una
infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre
nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en
todos los ámbitos de nuestra vida planetaria. Lentamente, levantamos las manos
y transmitimos la corriente de energía en todas direcciones. «Luz, amor y
fuerza para todos los seres humanos al norte, al sur, al este y al oeste,
arriba y abajo. Amor, paz y alegría para toda la humanidad.» A continuación
recitamos en común la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y
hacemos una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN
ESCORPIO
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. Hoy haremos el
ejercicio de respiración de una forma más estrechamente relacionada con el
alineamiento de la personalidad tripartita. Este ejercicio expresa las
cualidades de Escorpio de una forma especial.
2. Alineamiento
Realizamos el alineamiento de la personalidad tripartita con
el alma, en combinación con el ejercicio básico: «Soltar – relajarse, ser uno,
renovarse, ser uno mismo». Después de cada una de las fases empleamos la
palabra sagrada OM. Primero respiramos en estos cuatro tiempos. Cuerpo físico
Relajo el cuerpo físico. Estoy sentado en la silla. La silla está sostenida por
la casa y la casa por la Tierra. Noto el peso de mi cuerpo y suelto todo lo que
se opone a mi verdadero ser (sobre todo el «pequeño yo» que ha ido formando sus
roles a lo largo de la lucha existencial y que ha suplantado al ser interior).
Este «pequeño yo» está formado de actitudes protectoras y defensivas, miedos,
sentimientos de inferioridad, comodidades físicas, máscaras, ambiciones,
exigencias y deseos, falta de amor, egoísmo, orgullo y separatividad. Al soltar
todo esto, me preparo para reconocer mi verdadero yo y para aceptar mi
existencia y mi destino. OM Cuerpo emocional Relajo y calmo el cuerpo
emocional, estableciéndome en las profundidades de mi ser con toda confianza.
Desciendo a la fuente primordial, regreso al hogar del Padre y dejo atrás todo
lo que me preocupa. Entro en la zona de irradiación del ser y dejo que su luz
me envuelva y me transforme. Humildemente, me entrego al amor que todo lo
incluye que mora en las profundidades de mi ser. OM Cuerpo mental Calmo el
cuerpo mental desapegándome de los pensamientos que me rodean. Los veo como
algo ajeno a mí. A continuación dirijo mi atención interna hacia arriba. Veo
una luz blanca y reconozco mi yo superior. Un abismo me separa de él. De
repente me doy cuenta de que, con mi mente creativa, puedo superar el abismo
que me separa de mi verdadero yo. OM Alineamiento con el alma Supero el miedo
que me retiene y me arriesgo a saltar al vacío, hacia la luz. En el momento en
que me entrego con el corazón lleno de alegría y suelto mi yo, se produce la
unión con el ser. Lo interior se abre y el ser o la divina trascendencia fluye
hacia mí y me confiere el poder de la transformación: el poder de la comunión.
Me vuelvo permeable a la gran vida de mi interior, a las grandes ideas y
pensamientos que disuelven todas mis preocupaciones con una nueva luz y que
fluyen hacia el mundo a través de mí. En el «Ser uno» residen las fuentes de
una nueva vida y de un nuevo comienzo, en el mismo sentido de la frase bíblica:
«He aquí que hago nuevas todas las cosas». La luz del alma irradia a través de
mis tres cuerpos y purifica, fortalece y ennoblece mi vida. En el «Renovarse»,
resurjo fortalecido y regenerado. La rueda de la transformación que me ha
llevado de arriba a abajo y que, por un momento ha parado en su punto más
profundo, ahora gira de nuevo. Me confiere fuerza, frescura y energía vital
para que pueda cumplir mis tareas, mis obligaciones y mi servicio en el mundo.
A continuación medito sobre el pensamiento semilla: «Guerrero soy y de la
batalla salgo triunfante.»
3. Aspiración en grupo
Desde mis profundidades, elevo lentamente la conciencia
hasta el punto más alto de la cabeza, la expando a mi alrededor y me uno con
las personas que están conmigo en la habitación y con toda la gente a la que me
gustaría ayudar. Después afirmo: «Soy uno con mis hermanos de grupo y todo lo
que tengo es también suyo. Que el amor de mi alma fluya hacia ellos. Que la
fuerza que hay en mi, los eleve y los guíe. Que los pensamientos que mi alma
crea los alcancen y les den valor.» Vemos un sendero de luz que se extiende
desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado
en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y
dedicamos el grupo al servicio del mundo. Lentamente, levantamos nuestras manos
y nos imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las
energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías
afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa). «En el centro de todo
Amor permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese
centro, yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi
corazón cerrara través de mi grupo y a todo el mundo.»
4. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos que esa
corriente de energía viva de luz y de amor fluya a través de nosotros hacia la
conciencia de los seres humanos y se extienda por toda la humanidad. Para ello
nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de puntos de
luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta y que, de
esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra
vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y
en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad
recitando la Gran Invocación.
5. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos lentamente la cabeza, el cuello, los hombros, las manos
y los pies. A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y
hacemos una leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN
SAGITARIO
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La
tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura
corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración
con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a mantener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Estoy aquí, completamente presente, en este
momento, en esta habitación y con estas personas. Estoy sentado en una silla.
La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa, la casa por la
Tierra y la Tierra por las leyes de gravitación cósmica. Estas leyes aseguran
mi vida. Estoy seguro. Extiendo mi conciencia y veo el horizonte y el globo
terráqueo. Mi cuerpo forma parte de la Tierra. Después de la muerte regresa a
la Tierra pero yo permanezco. Dedico mi cuerpo físico al servicio del alma. OM
Cuerpo emocional Enfoco mi conciencia en el centro del corazón. Tengo un cuerpo
emocional con el que siento deseos (de amor, comprensión, paz, felicidad,
etc.). La persona que está a mi lado tiene deseos y sentimientos parecidos.
Puedo extender mi cuerpo emocional a mis semejantes, a mi familia, a mi grupo,
a toda la gente de mi ciudad, a toda mi nación. Expando mi cuerpo emocional más
allá de las fronteras de mi nación, hacia otras naciones. Todos somos seres
humanos, como tú y como yo. Puedo ver la gente de América, de Europa, de Asia,
de África. Son pueblos y razas distintas pero todos son seres humanos como yo.
Me identifico en amor con toda la humanidad, de la que soy una pequeña parte.
Dedico mi cuerpo emocional al servicio de la humanidad. OM Cuerpo mental A
continuación enfoco mi conciencia en la cabeza: primero en el punto medio del
cerebro y después en el centro que se encuentra entre las cejas. Mis párpados
están relajados. Veo los pensamientos fluyendo en mi cerebro. Vienen de todas
direcciones, me rodean y penetran en mí como una corriente sin fin. Pero yo me
mantengo en el centro, observándolos. Me parecen niños jugando. Dirijo el foco
de mi conciencia hacia uno de estos pensamientos que fluyen a través de mí. Lo
acerco hacia mí, lo contemplo de cerca y reflexiono sobre él. Pero también me
puedo identificar con él, penetrando profundamente en él para comprender su
significado. Sólo pienso lo que realmente quiero pensar, lo que afirmo desde mi
ser más profundo. Rechazo todos los pensamientos negativos y destructivos
(pensamientos de preocupación, de enojo, de sufrimiento, de duda, etc.). Sólo
permito pensamientos positivos y edificantes, pensamientos buenos para mí, para
mis semejantes y para todos los seres humanos. Sólo deseo lo mejor para todos
en pensamiento, palabra y obra. Dedico mi capacidad de pensamiento al bien de
toda la humanidad. OM Alineamiento con el alma Me libero de todos los
pensamientos que me rodean y reúno todas las fuerzas en mi interior. Penetro
más profundamente en mi interior, me concentro en el punto central del cerebro
y elevo mi conciencia al punto más elevado de la cabeza. Soy el alma. Como
alma, emito un inaudible OM y exhalo luz, comprensión y amor hacia la
personalidad integrada que está esperando atenta.
3. Ejercicio de visualización
(Sagitario) Estoy en el espacio infinito, bajo el cielo de
una oscura noche. Un profundo silencio me envuelve. Estoy solo. Frente a mí veo
una brillante estrella blanca y voy hacia ella con determinación. La alcanzo y
detrás veo otra estrella hacia la que también me dirijo. Meditamos sobre el pensamiento
semilla esotérico: «Veo la meta, la alcanzo, y veo otra». Después escucho en mi
interior. En lo más profundo de mi ser oigo un tenue sonido que me llama. Como
el rayo de un reflector, concentro mis pensamientos y los dirijo como una
flecha hacia mis profundidades. Allí veo una luz blanca y pura con la que me
fusiono. La luz se extiende por todo mi cuerpo, penetra en mis poros y forma
una brillante aura a mi alrededor. A continuación recitamos el mantra del
discípulo: «Soy un punto de luz en una luz mayor. Soy una corriente de energía
de amor en la gran corriente de Amor divino. Soy un punto del fuego de
sacrificio enfocado dentro de la ardiente Voluntad de Dios. Y así permanezco. .
. Soy un camino por el cual los humanos pueden llegar a la realización. Soy una
fuente de energía que les proporciona firmeza. Soy un haz de luz que ilumina su
camino. Y así permanezco. . . Permanezco así y giro y huello el camino de los
humanos y reconozco los caminos de Dios. Y así permanezco. . .».
4. Aspiración en grupo
Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos, con
amor, a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que
meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías
espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las
energías cósmicas del signo de Sagitario. Lentamente, levantamos las manos,
imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras invocamos las energías
espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra
conciencia (simbólicamente, la copa). Vemos un sendero de luz que se extiende
desde nuestro grupo hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado
en nuestro planeta a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y
dedicamos el grupo al servicio del mundo. «En el centro de todo Amor
permanezco. Desde ese centro, yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro,
yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón a
través de mi grupo y a todo el mundo». Lentamente bajamos las manos.
5. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos a la humanidad. Dejamos que las
necesidades, preocupaciones y cargas de los seres humanos afluyan hacia
nosotros, las elevamos a la luz del alma y suplicamos ayuda. A continuación, a
través de nosotros fluye una viva corriente de energía de luz, amor y voluntad
creativa. Nos imaginamos que estas energías son absorbidas por una infinidad de
puntos de luz distribuidos en una red luminosa extendida sobre nuestro planeta
y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales penetran en todos los ámbitos
de nuestra vida planetaria para producir efectos en los asuntos del mundo, en
todo lugar y en todo momento. Transmitimos la corriente de energía hacia la
humanidad recitando la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies.
A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una
leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN
CAPRICORNIO
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La
tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura
corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración
con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a mantener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla.
La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa. OM Cuerpo
emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un lago
en las que se refleja la Luna. OM Cuerpo mental Los pensamientos vienen y van.
Yo estoy calmado, me escucho a mí mismo y observo mis pensamientos sin
distraerme. OM Alineamiento con el alma Estoy internamente estabilizado, en
armonía con lo bueno y lo bello, y preparado para establecer contacto con el
alma, mi ser interior. Imagino que detrás de mí hay un sol de oro blanco y con
un impulso de voluntad, deslizo mi conciencia hacia él y formamos una unidad.
Como alma, con un inaudible OM, irradio luz, amor y fuerza hacia mi
personalidad que está en espera.
3. Ejercicio de visualización
(Capricornio) Dirijo la atención a mi cerebro. Busco el
centro de mi cabeza. Estoy solo dentro de mí, rodeado de tranquilidad. Tengo
todo el tiempo que necesito. Dejo que el punto focal de mi atención baje lentamente
por mi cabeza, entre mis mandíbulas, a través del cuello, hacia la parte
superior del pecho. Ahí lo dejo reposar y observo el lugar de mi corazón al que
apunto cuando digo «yo». Me relajo y me abandono al pulso de mi corazón. A
continuación, lentamente, deslizo mi punto de atención más abajo, hasta el
abdomen. Aquí está el centro de gravedad de mi cuerpo. En este punto encuentro
calma y tranquilidad, y tomo fuerza para una nueva ascensión. Respiro
tranquilamente. Luego asciendo de nuevo. En mi mente imagino un camino de
montaña que empiezo a subir lentamente, paso a paso. La ascensión es difícil
pero delante de mí veo la cima a la que me dirijo. Trepo por los acantilados y
las rocas, superando todos los obstáculos que encuentro. Cada vez estoy más cerca
de la cumbre. Cuidadosamente pero con fuerza y tenacidad supero la última roca.
Nada más llegar, una luz cegadora me alcanza. Mi pecho se llena de alegría. En
una majestuosa y divina soledad, altos y escarpados macizos rocosos se elevan a
mi alrededor y glaciares bañados con la resplandeciente luz del sol brillan con
luz blanca sobre el fondo azul del firmamento. Aquí arriba, en la claridad del
frío aire de montaña, reina una tranquilidad sublime y una paz infinita. Dejo
que la brillante luz blanca penetre en mi interior. Respiro profundamente. El
aire es puro y limpio, y me llena de vida nueva. Miro las cimas de las montañas
y luego hacia los valles donde transcurre la agitada vida. Reflexiono
profundamente sobre la vida. Siento un tirón en el corazón y, de pronto, surge
en mí un intenso deseo de descender para unirme amorosamente con los seres
humanos, para contarles mi experiencia en la cima y mostrarles el camino para
que también ellos puedan ascender. Ahora meditamos sobre la frase: «Perdido
estoy en la luz suprema y a esa luz doy la espalda».
4. Aspiración en grupo
Elevamos la conciencia a nuestra cabeza y la extendemos, con
amor, a todas las personas de la habitación. Nos unimos con todos los que
meditan durante el período de luna llena para acercarse a las energías
espirituales y formamos un gran grupo en el plano mental, receptivo a las
energías cósmicas del signo de Capricornio. Imaginamos que entre todos alzamos
una copa mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y
visualizamos como esas energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente,
la copa).cerrar Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo
hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta
a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al
servicio del mundo. «En el centro de todo Amor permanezco. Desde ese centro,
yo, el alma, me exteriorizaré. Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré.
Que el amor de la Vida Una afluya a mi corazón a través de mi grupo y a todo el
mundo». Luz, amor y voluntad creativa. Nos imaginamos que estas energías son
absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa
extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas espirituales
penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para producir efectos
en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. Transmitimos la
corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran Invocación.
5. Transmisión a la humanidad
Ahora nos dirigimos a la humanidad. Dejamos que las
necesidades, las preocupaciones y las cargas de los seres humanos afluyan hacia
nosotros, las elevamos a la luz del alma y suplicamos ayuda. A continuación, a
través de nosotros fluye una viva corriente de energía hacia la humanidad
recitando la Gran Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies.
A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una
leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN ACUARIO
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos momentáneamente.
Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para conseguir una
relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de conciencia al centro
del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener la sensación de estar
sentados en el punto focal, en el hara. La respiración también desempeña un
papel importante en la preparación de la meditación. La tranquilidad, la
relajación y la concentración que parten de la postura corporal se ven
reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración con
pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse».Y, por último, volvemos a mantener la respiración y pensamos:
«Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Desapego y percepción del verdadero yo (Ejercicio de
desidentificación diseñado por Roberto Assagioli). Cuerpo físico Para realizar
el alineamiento de la personalidad tripartita adoptamos interiormente la
posición de observador y nos miramos y nos experimentamos desde el exterior.
Nos vemos sentados en la silla. La silla está sostenida por la casa y la casa
por la Tierra. Tengo un cuerpo. Lo cuido y me preocupo de mantenerlo en buen estado
de salud pero no soy yo. Tengo un cuerpo, tengo manos, pies, brazos, etc. pero
yo no soy mi cuerpo. OM Cuerpo emocional A continuación me concentro en mis
emociones y mis sentimientos. Tengo sentimientos diversos: de alegría,
felicidad y satisfacción pero también de enfado, ira e impaciencia. Estos
sentimientos son humanos. Son muchos, contradictorios entre sí y cambian
constantemente. Los sentimientos son como un arroyo que fluye a través de mí.
Los miro pero, si no quiero, no los retengo. Sé que siempre continúo siendo yo
mismo. Tengo sentimientos pero no soy mis sentimientos. Tengo deseos pero no
soy mis deseos: no son yo. OM Cuerpo mental Ahora me concentro en mis
pensamientos, en mi cabeza. Los pensamientos vienen y van, pero yo permanezco.
Tengo una mente pero no soy mi mente. Mi mente es activa, concentrada o
indisciplinada pero puede ser instruida. Es un órgano de conocimiento, tanto en
lo referente al mundo exterior como en lo referente al mundo interior, pero no
es mi yo. Tengo pensamientos pero yo no soy mis pensamientos. OM Alineamiento
con el alma Después de esta diferenciación entre el yo y sus herramientas
física, emocional y mental, podemos penetrar en la región en la que reside
nuestro ser interior, el verdadero yo o el alma. Con un acto de voluntad me
identifico con mi alma. Visualizo un sol blanco y resplandeciente detrás de mí.
Expando mi conciencia hacia él. Como alma, emito un OM inaudible y proyecto
luz, amor y comprensión hacia la personalidad integrada. Así, la personalidad
en servicio se fortalece. OM
3. Ejercicio de visualización
(Acuario) A continuación expando la luz blanca y brillante
hacia las personas que están conmigo en la habitación, hasta que nos unimos con
la luz de todo el grupo. Se forma una campana de luz que se extiende hacia
arriba. Mantenemos esta campana de luz en nuestra conciencia e imaginamos que
se abre lentamente en su centro superior, mientras en su interior suena un
delicado tono y una radiante luz dorada que brota de la apertura fluye hacia
nosotros y penetra en nuestra personalidad tripartita. Después meditamos sobre
el pensamiento semilla esotérico de Acuario: «Agua de vida soy, vertida para
los sedientos». Siento que esta sustancia revitalizadora me anima y me da
impulso, entusiasmo y fuerza. Siento como fluye dentro de mí y me une con todo
lo vivo. Nazco a una nueva dimensión en la que soy uno con todo lo que existe.
Esta experiencia me llena de una profunda alegría. Me siento seguro y sostenido
por la unidad de todo lo vivo. La vida penetra en todas las cosas y las une
pero yo permanezco. No me extingo en la experiencia de unidad. Puedo percibir
claramente esa unidad, el origen de toda la existencia. Mi conciencia se
expande más y se vuelve permeable al poder del amor universal que fluye hacia
toda la humanidad. Mantra de unificación «Los hijos de los hombres son uno y yo
soy uno con ellos. Trato de amar y no odiar, trato de servir y no exigir
servicio, trato de curar y no herir.»
4. Transmisión a la humanidad
A continuación nos dirigimos hacia la humanidad y dejamos
que esa corriente de energía vital de luz, amor y voluntad creativa fluya y se
expanda hacia la conciencia de la humanidad. Nos imaginamos que estas energías
son absorbidas por una infinidad de puntos de luz distribuidos en una red luminosa
extendida sobre nuestro planeta y que, de esta forma, estas fuerzas
espirituales penetran en todos los ámbitos de nuestra vida planetaria para
producir efectos en los asuntos del mundo, en todo lugar y en todo momento. A
continuación transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando
Gran Invocación.
5. Transmisión a la humanidad
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies.
A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una
leve inclinación frontal.
MEDITACIÓN EN PISCIS
1. Preparación
Para empezar la meditación nos sentamos con la espalda
erguida. Cerramos los ojos pero, si surge alguna tensión, podemos abrirlos
momentáneamente. Colocamos las manos sobre los muslos y juntamos los pies. Para
conseguir una relajación corporal más profunda, trasladamos el foco de
conciencia al centro del cuerpo. Balanceamos ligeramente el tronco hasta tener
la sensación de estar sentados en el punto focal, en el hara. La respiración
también desempeña un papel importante en la preparación de la meditación. La
tranquilidad, la relajación y la concentración que parten de la postura
corporal se ven reforzadas si relacionamos los cuatro tiempos de la respiración
con pensamientos. Durante la espiración pensamos: «Soltar – relajarse». Luego
mantenemos la respiración pensando: «Ser uno». A continuación inspiramos
pensando: «Renovarse». Y, por último, volvemos a mantener la respiración y
pensamos: «Ser uno mismo». Repetimos este proceso varias veces.
2. Alineamiento
Alineamiento de la personalidad tripartita (física,
emocional y mental) con el alma. En este ejercicio de integración, después de
cada etapa empleamos la palabra sagrada OM para eliminar cualquier vibración
perturbadora. Cuerpo físico Mi cuerpo está tranquilo y relajado en una silla.
La silla me sostiene y, a su vez, está sostenida por la casa. Me siento seguro.
Traslado mi peso al abdomen e inspiro un poco de aire. La espalda está erguida
y la mandíbula relajada. Relajo todos los músculos y noto la frente distendida
y una expresión amigable en la cara. La respiración por la nariz es constante y
tranquila. «Me respira». Dedico mi cuerpo físico al servicio del alma. OM
Cuerpo emocional Aquieto mis sentimientos imaginando las tranquilas aguas de un
lago en las que se refleja la Luna. Siento amor por toda la humanidad y dedico
mi cuerpo emocional a la transmisión del amor. OM Cuerpo mental Los
pensamientos vienen y van. Yo estoy calmado, me escucho a mí mismo y observo
mis pensamientos sin distraerme. Dedico mis pensamientos positivos al bien de
toda la humanidad, al desarrollo y a la conservación de la vida, y al Plan
divino para la evolución humana. OM Alineamiento con el alma Dejo que el foco
de mi conciencia se deslice muy lentamente (como un caracol) dentro de mi
cabeza, entre mis mandíbulas, a través del cuello, hasta alcanzar la parte
superior del pecho. Ahí descanso un momento. Poco a poco, el foco de atención
baja hasta la mitad del cuerpo, hasta la altura del corazón, detrás del
esternón (hasta el punto al que señalo cuando digo «yo»). Ahí descanso y me
establezco en mi ser. Luego emito un OM inaudible en mi interior y, como las
olas, el sonido desplaza todos los pensamientos, deseos y preocupaciones hacia
fuera, hasta la periferia de la conciencia. Entonces, en mi interior surge un
punto de profunda calma y paz, que se expande como un espacio vacío, me rodea y
me proporciona una envoltura protectora.
3. Ejercicio de visualización
(Piscis) Tengo tiempo, una cantidad infinita de tiempo. Nada
me apremia. El tiempo está parado. Me entrego totalmente a este silencio que me
conecta con la eternidad. Con todos mis sentidos escucho en mi interior y
percibo lo que se anuncia y quiere crecer dentro de mí. De repente veo ante mí
un sendero largo, estrecho y oscuro. A lo lejos brilla una luz y reconozco una
forma luminosa que me hace señas. Me atrae de forma magnética. Lo dejo todo y
avanzo lentamente por el sendero hacia esa forma. Se acerca a mí y me llama por
mi nombre, lo cual me conmueve. Nos encontramos, nos miramos a los ojos y se
produce un profundo reconocimiento mutuo. Después pone un brazo sobre mi hombro
y dice: « ¡Has llegado a la meta, ven, sígueme!». Juntos caminamos hacia la
gran luz. Meditamos sobre el pensamiento semilla: «Abandono el hogar del Padre
y, al regresar, salvo».
4. Aspiración en grupo
Expandimos nuestra conciencia hacia nuestro alrededor y nos
unimos con las personas de la habitación y con todos los que meditan durante el
período de luna llena para acercarse a las energías espirituales. Formamos una
unidad grupal en el plano mental, receptiva a las energías cósmicas disponibles
en el momento. Vemos un sendero de luz que se extiende desde nuestro grupo
hasta la fuente en la que reside el amor de Dios, expresado en nuestro planeta
a través de Cristo. Nos sentimos englobados en su amor y dedicamos el grupo al
servicio del mundo. Imaginamos que entre todos alzamos una copa mientras
invocamos las energías espirituales de luz y de amor, y visualizamos como esas
energías afluyen a nuestra conciencia (simbólicamente, la copa).Lentamente,
levantamos las manos. «Oh, Tú en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro
ser, la fuerza que renueva todas las cosas, dirige el destino de la humanidad
hacia lo mejor, conmueve en todas partes los corazones de los humanos, para que
se abran al espíritu del amor, de hermandad y de responsabilidad mutua. Que la
buena voluntad sea el móvil de todas las acciones y que el reino de la paz se
restablezca en la Tierra. Que el amor de la Vida Una afluya a nuestros corazones
a través de nuestro grupo y a todo el mundo.»
5. Transmisión a la humanidad
Bajamos las manos lentamente y nos dirigimos a la humanidad.
Dejamos que esa viva corriente de energía de luz, amor y voluntad creativa
fluya a través de nosotros y se expanda hacia la conciencia de la humanidad.
Transmitimos la corriente de energía hacia la humanidad recitando la Gran
Invocación.
6. Finalización de la meditación
Abrimos los ojos e inspiramos y espiramos una vez
profundamente. Movemos la cabeza, el cuello, los hombros, las manos y los pies.
A continuación nos cogemos de las manos, nos miramos a los ojos y hacemos una
leve inclinación frontal.
Louise Huber
Del libro Los Signos del Zodiaco: Reflexiones y Meditaciones