"Cuando no miramos más que a Dios, ni buscamos otra cosa que su divina gloria, no hay nada que temer."

Margarita María de Alacoque


"Dios es mi todo, y todo, fuera de El, es nada para mí."

Margarita María de Alacoque


"El Corazón de Jesús es un tesoro oculto e infinito que no desea más que manifestarse a nosotros."

Margarita María de Alacoque


"El Corazón de Jesús tanto cuidado tendrá de vosotros cuanto os confiéis y abandonéis a El."

Margarita María de Alacoque


"El mayor bien que podemos tener en esta vida es la conformidad con Jesucristo en sus padecimientos."

Margarita María de Alacoque


"El Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo hará en todo mis veces si le dejo obrar. Querrá, amará, deseará por mí, y suplirá todas mis faltas."

Margarita María de Alacoque


"Es preciso darlo todo para tenerlo todo; el amor divino no sufre mezcla de cosa alguna."

Margarita María de Alacoque



"Las cruces, desprecios, dolores y aflicciones son los verdaderos tesoros de los amantes de Jesucristo crucificado."

Margarita María de Alacoque



"Me hice una cama con trozos de loza rota... a pesar de que mi cuerpo protestaba, yo no le escuchaba. Cuanto más afligido estaba mi cuerpo, más feliz era mi alma y más libre para unirse con mi Jesús sufriente."

Santa Margarita María de Alacoque
Tomada de la revista Año Cero, número XXVII, página 21



"Mi divino maestro, dice, me era asiduo compañero en los oficios que tenía que hacer a todas horas. En este tiempo recibí gracias tan extraordinarias, sobre todo en el misterio de la Pasión, que nunca las había sentido iguales; y esto causó en mí un tan grande amor a la Cruz, que no puedo vivir un instante sin padecer, pero en silencio, sin consuelo ni alivio, y morir con este Soberano de mi alma, abrumada por la cruz de toda clase de padecimientos; esto ha durado toda mi vida, la cual por su misericordia se ha pasado toda en este linaje de ejercicios, que son los del puro amor."

Santa Margarita María Alacoque
Autobiografía



“Paréceme también que uno de los mejores medios para nuestro adelantamiento en la perfección, es el examen particular sobre el defecto con el que nos hemos propuesto acabar, o sobre la virtud contraria que deseamos adquirir; y apuntar nuestras faltas en un cuadernito, para imponernos al fin de cada día alguna penitencia por ellas.” 

Margarita María de Alacoque


“Pensadlo bien. Cuando se trata de hacer votos va en ello la salvación; porque bien sabéis que los votos dan un nuevo mérito o demérito a nuestras acciones.” 

Margarita María de Alacoque


"Se presentó repentinamente delante de mí una persona, hecha toda un fuego, cuyos ardores tan vivamente me penetraron, que me parecía abrasarme con ella. Me dijo que era el religioso benedictino que me había confesado una vez y me había mandado recibir la comunión, en premio de lo cual Dios le había permitido dirigirse a mí para obtener de mí algún alivio en sus penas. Me pidió que ofreciese por él todo cuanto pudiera hacer y sufrir durante tres meses. Me dijo que la causa de sus grandes sufrimientos era, ante todo, porque había preferido el interés propio a la gloria divina, por demasiado apego a su reputación; lo segundo, por la falta de caridad con sus hermanos; y lo tercero, por el exceso del afecto natural que había tenido a las criaturas y de las pruebas que de él les había dado en las conferencias espirituales, lo cual desagradaba mucho al Señor. Muy difícil me sería el poder explicar cuánto tuve que sufrir en estos tres meses. Porque no me abandonaba un momento, y al lado donde él se hallaba me parecía verle hecho un fuego, y con tan vivos dolores, que me veía obligada a gemir y llorar casi continuamente. Movida de compasión mi superiora, me señaló buenas penitencias, sobre todo disciplinas, porque las penas y sufrimientos exteriores que por caridad me hacían éstas sufrir aliviaban mucho las otras. Al fin de los tres meses le vi de bien diferente manera: colmado de gozo y gloria, iba a gozar de su eterna dicha. LOS ARCANOS CELESTES DE SWEDENBORG Los que vayan a la catedral de Upsala (Suecia) podrán ver un sarcófago en el que yacen los restos mortuorios de un ser excepcional, Emmanuel Swedenborg, todo un genio del siglo XVIII, alguien que se salió de la media y de la norma, y que se interesó por todo lo humano y lo divino, por todo lo visible y lo invisible, por todo lo terrestre y lo extraterrestre. Nadie le discute ser una autoridad en ciencias, filosofía y teología, a pesar de que buena parte de su información provenía de canales que podríamos llamar «sutiles y heterodoxos», lo que hizo pensar a algunos que estaba loco de remate, a otros que era un mentiroso y a unos cuantos que era un enviado del cielo destinado a revelarnos ciertas verdades profundas, tan profundas que la mayoría no las ha entendido. Entre 1744 y 1745 Swedenborg sufrió una crisis espiritual y su vida cambió, y ese cambio marca claramente dos etapas en sus escritos. A partir de ese momento, abandona su obra científica y se dedica por completo a describir sus experiencias visionarias y a darles una estructura lógica y teológica. Fueron años muy inquietos, en los que tuvo sueños y visiones que le dejaron una huella profunda. Todas sus experiencias de esa época han quedado meticulosamente registradas en su Diario de sueños y su Diario de viajes. Cuando tenía veintiséis años, Swedenborg dibujó una máquina voladora que nunca construyó. Daedulus Hyperboreus contiene la primera descripción técnica detallada de una máquina voladora. Luego volaría a espacios siderales y celestes por otros medios. En abril de 1745 estaba cenando en Londres en una hostería donde comía a menudo, solo. Notó que la habitación de repente se oscurecía y tuvo una visión en la que un extraño ser le dirigía la palabra. Cuando la habitación volvió a iluminarse, Swedenborg regresó a su casa profundamente conmovido. Esa noche volvió a tener la misma visión. Se le apareció un espíritu que le habló de la necesidad de que hiciera de intermediario para que Dios pudiera revelarse nuevamente a los hombres. Desde 1745 hasta su muerte, vientisiete años después, Swedenborg dedicó casi todo su tiempo a intentar cumplir esa misión, y para ello viajó a mundos sutiles, espirituales y cósmicos, y dejó testimonio escrito de esas experiencias. Estaba convencido de que Dios lo había llamado para que los hombres supieran que hay otras formas de vida en otros planos y planetas, y lo contaba como si él hubiera estado allí. Sus viajes eran astrales, no físicos."

Margarita María de Alacoque



“¡Si pudierais comprender cuánto mérito y gloria hay en honrar a este amable Corazón del adorable Jesús, y cuál sería la recompensa de aquellos que después de habérsele consagrado no pretenden sino honrarle! Sí; me parece que esta sola intención dará más méritos a sus oraciones y las hará más agradables delante de Dios que todo lo que pudieran hacer por otra parte, sin esta aplicación.” 

Margarita María de Alacoque


"Todas las más amargas amarguras no son más que dulzura en este adorable Corazón, donde todo se trueca en amor."

Margarita María de Alacoque



“Un viernes, en la Sagrada Comunión, dijo estas palabras a su indigna esclava: Te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos los que comulguen Nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final; no morirán en mi desgracia y sin haber recibido los Sacramentos; mi Divino Corazón será su asilo seguro en el último momento.”

Margarita María de Alacoque


“Y cuando Satanás suscitaba oposiciones y contradicciones, que al principio han sido mayores de lo que pudiera deciros, su bondad me levanta el ánimo con aquella amorosa palabra que infundía en mí una confianza y seguridad inquebrantables: ¿Qué temes? Reinaré a pesar de Satanás y de todo lo que a ello se oponga.”

Margarita María de Alacoque