(…) el Evangelio de San Marcos es posiblemente el más antiguo, escrito en el año 65 d. C. También es el evangelio en el que se describen más curaciones milagrosas. De los treinta y cinco milagros que aparecen en el Nuevo Testamento, veintiuno son descritos en este evangelio. Existen dudas sobre el verdadero autor de este evangelio, ningún historiador puede afirmar que fuese Marcos quién lo escribió, y tampoco parece que su autor sea otro de los evangelistas, ya que se aprecia un desorden en el esquema temporal de los hechos, dando la impresión que el autor los cuentas según le vienen a la memoria. Marcos, de entre todos los apóstoles es quién describe más dramáticamente la muerte de Jesús en la cruz, destacando que tras varias horas de sufrimiento «lanzó un fuerte grito».

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 16


(…) Reyes Magos, una iconografía cristiana apócrifa La historia de los Reyes Magos en el nacimiento de Jesús parece indicar que sólo es un elemento del folclore necesario para darle brillantez al suceso. La realidad es que no está escrito que fueran reyes, ni que fueran tres, ni que uno fuera negro, ni que se llamasen Melchor, Gaspar y Baltasar. En el relato de Lucas no se habla de la visita de los reyes magos, y tampoco aparece la estrella de Belén. Sólo Mateo habla de magos, de estrella y de huida de Egipto. Mateo dice «vinieron de oriente a Jerusalén unos magos» [Mt. 2: 1]. Si la referencia es de magos, estos sólo podían ser los adoradores de Mitra. La palabra mago procede del persa antiguo, ya que eran designados así los que constituían el clero zoroástrico. Originariamente, los magos eran una tribu sacerdotal de los medos que tuvo notable influencia en el primer imperio persa. Los sacerdotes persas que, generalmente se ocupaban del estudio de la astronomía y astrología, eran considerados como magos, ya que poseían conocimientos de una ciencia oculta. La realidad es que ningún sacrificio a los dioses se ofrecía sin la presencia de un mago. Aristóteles los consideró más antiguos que los sacerdotes egipcios, y los primeros cristianos vieron en ellos a los sabios de Oriente, razón por la cual siempre se ha considerado que los personajes de la leyenda de los tres Reyes Magos provenían de oriente. Cabe la posibilidad que estos magos de oriente que menciona Mateo, considerando su gran interés por la astronomía, estuvieran en estas latitudes con el fin de observar un fenómeno astronómico, como un cometa. Los tres Reyes Magos forman parte de un relato que aparece en el siglo Vil, a partir de ese momento se les da un nombre y se decide que sean tres basándose en los presentes: oro, incienso y mirra.


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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 46


El nacimiento de Jesús, el pesebre y los Reyes Magos es un contexto que se añade muchos años después para dar brillantez a los acontecimientos del nacimiento. Así, los asnos, bueyes, el establo, la estrella y los tres Reyes Magos forman parte de una iconografía cristiana que data de los tres primeros siglos de la era cristiana, hechos que no fueron canonizados por la Iglesia romana hasta el siglo V o VI, ya que se consideraban apócrifos.

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 48


Los esenios se autodenominaban «hijos de la luz», en contraposición a los «hijos de las tinieblas», un dualismo que ya es recurrente en el zoroastrismo. Para el investigador Manfred Barthel, el término esenio significa «sanador», pero otros autores consideran que también quiere decir «devoto» o «silencioso». En realidad eran sacerdotes sadoquitas que formaron una secta, se refugiaron en Qumrán y allí esperaban que las profecías contra sus enemigos, los fariseos del templo de Jerusalén, se cumplieran.

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 55


El Nuevo testamento recoge 35 milagros, siendo el Evangelio de Marcos, el que recoge la mayor parte, un total de 21. De todos los milagros sólo uno es narrado en los cuatro evangelios, y hace referencia al alimento que prepara Jesús para dar de comer a cinco mil personas. De todos los milagros, 17 sólo son mencionados por uno de los cuatro evangelistas, siendo Juan el que menos describe, un total de siete. El más famoso de todos los milagros, la resurrección de Lázaro, sólo es mencionado por Juan, lo que causa cierta incertidumbre, ya que se trata del más afamado milagro y sólo parece que se enteró Juan.

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 81


El Diatessaron es una sinopsis elaborada por Tatien, uno de los primeros Padres de la Iglesia que intentó, en el año 170, realizar un compendió de los cuatro evangelios ortodoxos, ajustando sus diferentes versiones y resumiéndolas en uno sólo. Se trataba de refundir en un solo textos las diferentes versiones que los cuatro apóstoles habían realizado sobre la vida de Jesús, con el fin de no ocasionar confusión ni dobles interpretaciones, ni dar pie a los lectores del Nuevo Testamento a realizar versiones distintas sobre un mismo pasaje. El citado compendio se utilizó en la Iglesia de Siria durante tres siglos y luego fue prácticamente olvidado.

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 160


La Hipótesis de los arcontes, en donde se describe a una Eva como principio espiritual de la humanidad que levanta a Adán de su condición meramente material. Un fragmento de este texto de Nag Hammadi es suficientemente revelador: «Y la mujer dotada de espíritu fue a Adán y habló con él, diciendo: levanta Adán. Y cuando él la vio dijo: tú eres la que me ha dado vida; serás llamada Madre de los vivos, porque es ella la que es mi madre. Es ella la que es el Médico y La Mujer y Ella Quien Ha Dado a Luz... Entonces el Principio Espiritual Femenino entró en la Serpiente, la Instructora, y les enseñó, diciendo: no moriréis; pues fue por celos que os dijo esto. Más bien, vuestros ojos se abrirán y os haréis como dioses, reconociendo el mal y el bien... Y el Gobernante arrogante maldijo a la Mujer... y... a la Serpiente.»

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 172


La curación y el ser superior curando a los enfermos es algo que se hereda de la antigua civilización egipcia. El faraón Nectanebos revela lo que ve en un sueño la presencia de un ser divino, resplandeciente curando a los enfermos: «De repente surgió una aparición divina; un ser cuya estatura sobrepasaba la de un hombre, llevaba vestidos resplandecientes, con un libro en la mano izquierda; examinó al enfermo dos o tres veces... y luego desapareció.» Sin duda la visión o el sueño es revelador y recuerda a esos seres resplandecientes que aparecen en el Antiguo y Nuevo Testamento, seres de luz, que en esta caso procede a examinar un enfermo.

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 198



Jesús no trataba la enfermedad como consecuencia de un castigo divino, como ya hemos visto en el capítulo anterior, ni siquiera la consideraba un mal. Esto nos recuerda la historia de Posidonio, filósofo estoico del periodo medio que murió a los noventa años, cuando se encontraba achacado por el dolor le gritaba, según cuenta Cicerón: «¡No te saldrás con la tuya, dolor! ¡Por molesto que seas, jamás te daré la satisfacción de considerarte un mal!» El fallecido psicólogo veneciano Roberto Assiagioli destacaba que mientras siguiéramos considerando el sufrimiento como un mal, como algo injusto, cruel, o como mínimo incomprensible, no seríamos capaces de dominar el valor que se requiere para acogerlo, transformarlo y convertirlo en algo positivo.

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 201



En la tradición Sufí, Sanai de Afganistán, maestro del 1131, destaca en El cercado Jardín de la Verdad: «La humanidad está dormida, ocupada sólo en lo que es inútil, viviendo un mundo equivocado».

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 212



Jesús en El libro secreto de Santiago insiste sobre este tema y habla de los que fingen la verdad y de los falsificadores del conocimiento y les recrimina « ¿Por qué dormís si desde el principio deberías haber estado despiertos, para que el reino del cielo os pudiera recibir?» Estar despiertos es ser consciente de uno mismo constantemente, ser consciente de nuestros actos, ser consciente de que existimos y huir de un comportamiento maquinal y automático que nos convierte en meros seres robóticos.

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 213





El mensaje oculto de Jesús ofrece la fórmula del conocimiento secreto, la fórmula de alcanzar el Todo, la fórmula de ser libres: «Escuchad la palabra, comprended el conocimiento y amad la vida. Entonces nadie os perseguirá y nadie os oprimirá, a menos que hagáis esto con vosotros mismos» [Aposan]. Jesús insiste reiteradamente en este mensaje: « Bienaventurado el que ve el yo... /... Por esta razón os digo esto, para que podáis conoceros a vosotros mismos» [Aposan], En el Evangelio de Tomás es mucho más explícito y concreto: «Jesús dijo, que aquel que busca no deje de buscar hasta que encuentre. Cuando encuentre, sufrirá perturbación. Cuando sufra perturbación, se asombrará, y reinará sobre todo... /... Más bien, el reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando os conozcáis a vosotros mismos, entonces seréis conocidos... /... Pero si no os conocéis a vosotros mismos, entonces vivís en la pobreza y encamáis la pobreza» [EvT.]. ¿No es este el mismo mensaje en el que insisten muchos psicólogos modernos en esos talleres de «despertar interior»? El mensaje de Jesús es terriblemente moderno, porque está revelando al hombre actual que tiene que despertar de ese bendito sueño, de esa irrealidad que vive, de ese comportamiento maquinal que no le permite ser, qué tiene que conocerse así mismo. En los tiempos bíblicos el mensaje no parecía tan vital, tan necesario; pero no dejaba de ser primordial, básico, intrínseco e inseparable de la vida. ¿De qué sirve vivir si nuestras acciones son meros reflejos de actos automáticos, repetitivos, en los que no somos conscientes de ellos? Jesús como los psicólogos de los talleres actuales, o como los maestros zen y budistas, empuja al hombre a que despierte, a que busque la realidad en su interior.

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 214


Padre Bede Griffiths: «Existe una verdad original que tan pronto empieza a ser expresada, incluso en un Buda o en Jesús, entra en el mundo temporal, y empieza a distorsionarse. La tradición encierra una tradición eterna, pero cada una la manifiesta de una forma distinta, con limitaciones históricas, culturales y lingüística. La tarea actual es distinguir la verdad interior en cada tradición.»

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 215


En el Libro de Tomás, Jesús sigue enviando su mensaje e insistiendo en la necesidad de conocerse y le dice: «examínate y comprende quién ere, cómo vives, y lo que será de ti... /... no deberías permanecer ignorante sobre ti mismo... /... Pues quien no conoce el ser no conoce nada, pero quien conoce el ser ya ha adquirido el conocimiento de la profundidad del universo»

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 217


Jesús, maestro espiritual de la búsqueda interior En ocasiones el mensaje más sencillo se convierte en críptico, difícil de comprender, pero no es más que un mensaje que Hermes ya había anunciado. Así las palabras de Jesús parecen recogidas de la antigua enseñanza egipcia, de los teoremas del dios Hermes cuando dice: «Cuando hagáis que los dos sea uno, cuando hagáis lo interior como lo exterior y lo exterior como lo interior, y lo de arriba como lo de abajo, cuando hagáis de lo masculino y lo femenino una sola cosa, de tal forma que lo masculino no sea masculino y lo femenino no sea femenino... /... entonces entraréis en el reino.» ¿No es este el mensaje de Hermes de Trismegisto? En su segundo principio Hermes destaca: «Como arriba, así es abajo. Como abajo así es arriba.» Para Hermes, igual que Jesús la búsqueda interior radica en el Todo, en el Uno, cuando lo masculino deja de ser masculino y lo femenino deja de ser femenino y todo es Uno. El Uno es el soberano que no tiene nada por encima de él, destaca Jesús en El libro secreto de Juan, y dice sobre el Uno que no deberíamos pensar en él como si fuese un dios, o parecido a un dios. El Uno «no existe dentro de nada que sea inferior a él, puesto que todo existe tan sólo dentro de él. Es eterno, puesto que no necesita nada. Porque está completo totalmente: nunca le ha faltado nada para estar completo. Sino que siempre ha estado totalmente completo en la luz... I... es ilimitado, es insondable, es inconmensurable, es inobservable, es eterno y existe eternamente»[Tat.]. Anecdóticamente en Nepal y en toda la región del Himalaya, cuando dos personas se encuentran se saludan diciendo «Namasté», que quiere decir: «Me inclino ante el Dios que hay en ti.»

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 216




La búsqueda del conocimiento interior tiene como guía al intelecto. Así lo anuncian Las enseñanzas de Silvano -escrito del cuarto códice Vil de Nag Hammadi, cuyo autor, Silvano, es desconocido, tal vez podría ser el acompañante de Pablo-, en este texto leemos: «Elimina todas las puerilidades y adquiere por ti mismo la fuerza del Intelecto y del alma y refuerza la guerra contra toda locura de pasiones de amor, así como la maldad perniciosa... / los celos penosos y la persistencia de la cólera y la avaricia del dinero... /... sigue a tu Intelecto como guía interior.»

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 218





Silvano sigue con su mensaje gnóstico y declara: «Aparta todas estas cosas, ¡oh desgraciada alma! Haz entrar en ti el guía y el maestro. El guía es el Intelecto, y el maestro es el Logos. Y ellos te llevarán lejos de la destrucción y de los peligros.»

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 218


En Tratado sobre la resurrección leemos: «El pensamiento de los que están salvados no perecerá. El intelecto de los que lo conocieron no perecerá. Por esta razón somos elegidos para la salvación y la redención, habiendo estado destinados desde el principio para no caer en la necedad de los ignorantes, sino que entraremos en la sabiduría de los que conocieron la Verdad.»

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Jesucristo o la historia falsificada, pág. 218


Sobre esa Verdad, que interpretamos como el sumo conocimiento, nos habla El Libro de Tomás, cuando el Señor le explica lo efímero de la falsa vida, de la ilusión que nos engaña y de la Verdad: «Algunas personas tienen alas, pero corren tras lo que no ven, que está alejada de la verdad, pues el fuego que los dirige dará una ilusión de la verdad, y brilla sobre ellos con belleza transitoria. Les hará prisioneros de los deleites de la oscuridad, y los capturará en placeres de un dulce aroma. Les cegará con insaciable pasión, les inflamará sus almas... /...ha atado sus miembros con el amargo lazo del deseo por las cosas visibles... /... Bienaventurado el sabio que busca la verdad. Cuando uno la encuentra, descansa sobre ella para siempre, y no teme a los que quieren perturbarle... /... puesto que lo visible en la existencia humana pasará.»

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 218




Estos fragmentos nos hablan claramente de una existencia «maya» de un mundo ilusorio en el que vivimos, rodeados de falsos valores que nos apartan de la verdad, de la búsqueda interior y de las respuestas a nuestro auténtico sentido de la vida. El hombre actual vive sumido en falsos valores, en necesidades perentorias, en esfuerzos materiales... sin preguntarse a sí mismo sobre él y sobre su verdadero destino sobre la tierra. Meher Baba describe admirablemente esta tortuosa situación del ser humano cuando explica: «No es culpa del hombre si cree que la solución a esta profunda insatisfacción está en la vida sensual, en el éxito comercial y social, o en una vida llena de experiencias excitantes. Tampoco resulta ser culpa suya si la vida no es lo suficientemente larga como para llegar a saber que incluso su decepción sería mayor, si estas metas se cumplieran hasta el final.»

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 218




Son muchas las tradiciones religiosas que utilizan el término iluminación o luz para designar el momento en que sus seguidores perciben la llegada de una conciencia profunda o un estado místico superior. La iluminación, la luz revela una especie de despertar a otra realidad. Todas las religiones tienen símbolos de iluminación, en el cristianismo ese símbolo sería el Santo Grial, en el hinduismo la flor de loto de los mil pétalos, en el budismo es el espejo transparente, para el judaísmo es la estrella de David, y en el taoísmo el yin-yang. Buda, en sí mismo, significa iluminado, y fue bajo el árbol Bo donde alcanzó la iluminación o el nirvana, un estado místico comparable al que alcanzaron determinados santos del cristianismo en sus momentos de éxtasis. Cristo y Mesías también significan iluminados, en el zen la iluminación se llama «satori», en el yoga la iluminación es «sa-madhi» o «moksha», en el sufismo es la «fana», en el taoísmo es «wu» o el Tao Fundamental, para Sri Aurobindo la iluminación era la supermente.

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 221



Hay un mensaje secreto en la fuerza de la luz, y en el concepto de luz al que se refiere Jesús en los evangelios gnósticos. En el Evangelio de Tomás Jesús les dice a sus discípulos: «Si algunos os dicen ¿De dónde habéis venido? Decidles, hemos venido de la luz, donde la luz fue hecha por ella misma, se estableció, y apareció en una imagen de luz. Si os dicen ¿Sois vosotros la luz? Decid, somos sus hijos, y hemos sido elegidos por el Padre viviente. Si os preguntan, ¿Cuál es la evidencia de vuestro Padre en vosotros? Decidles, es el movimiento y el reposo.»

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 223


Los sonidos secretos Destaca Fred Alan Wolf que el sonido sagrado existe, y que su mera pronunciación puede invocar la experiencia sagrada, incluso entiende que curar es una transferencia de energía vibratoria al cuerpo. En todas las tradiciones religiosas los sonidos, y especialmente determinadas palabras expresadas con un sonido gutural determinado, eran poseedoras de una fuerza divina. En la actualidad se siguen repitiendo mantras que invocan un poder especial, como el mantra «Om» o «Om mani Padme hum». La existencia de mantras específicos aparece en todas las culturas y religiones, los japoneses repiten «Na-mu-a-mi-da-bu-tsu», los sufíes «La ilaha illa 'llah» que les ayuda a recordar su lazo espiritual. Los hindúes recitan nombres de cualquier verso de los vedas o algunos mantras como «Haré Rama, Hare Krishna» que son capaces de provocar en el ser vibraciones internas cuya repetición permite acercarse a la concentración y la liberación. En el antiguo hesiquiasmo cristiano, se hacían repeticiones verbales, un equivalente del mantra, y en su más popular plegaria cantaban en susurros tan instintivos como la respiración: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, apiádate de mí que soy un pecador». El Rosario actual del cristianismo es una triste sustitución de las oraciones gnósticos y los misteriosos sonidos que las componían. Estos sonidos facilitan la concentración en la meditación, protegen al cuerpo de influencias psicológicas negativas, llevan a quien las pronuncia a estados modificados de consciencia. En Europa los druidas, conocedores del secreto de las vibraciones telúricas producidas por los dólmenes y menhires, recitaban frases misteriosas para potencia extrañas energías. De nada servía conocer la frase si no se sabía la fórmula de pronunciación, la posición de la lengua, la vibración de ésta, la abertura correcta de la boca, toda una serie de actos que exhalaban un sonido único e irrepetible. Lina pronunciación precisa de una frase u oración que era capaz de producir con sus vibraciones efectos misteriosos. Igual como los chamanes actuales pronuncian extrañas palabras y sonidos para sanar o tener acceso a otras realidades.

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 225


El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto o textos de Qumrán han aportado una gran aclaración de la historia en los tiempos de Jesús. Han revelado que existe una influencia directa de la secta de Qumrán en la Iglesia cristiana primitiva. Existe, sin lugar a dudas, semejanzas muy importantes entre estos manuscritos y el cristianismo primitivo. En Qumrán hay textos griegos que contienen pasajes de los textos del Evangelio de Marcos, de Hechos, romanos, la de Timoteo, Santiago y 2ª de Pedro. Y algunas partes del Nuevo Testamento se basan en fuentes de Qumrán, al margen de las cenas sagradas y el bautismo. Las reglas de Qumrán son semejantes a muchos aspectos de la enseñanza de Jesús. Todo ello hace que resulte enigmático que en el Nuevo Testamento no se mencione nunca el nombre de los esenios, es como si se quisiera evitar cualquier paralelismo con ellos, pero los manuscritos del mar muerto no han hecho otra cosa que encontrar paralelismos. Aun hoy se está librando una gran batalla por la traducción y posesión de estos documentos. De los ochocientos documentos encontrados sólo, menos de la mitad se han traducido completamente. Otros han desparecido, comprados por banqueros que los han sumido en la sombra dentro de sus cajas fuertes. Por otra parte, el Vaticano mantiene un secreto obsesivo por el contenido de estos papiros. ¿Por qué este secreto?, es indudable que el contenido de los manuscritos del Mar Muerto podría socavar dogmas fundamentales del cristianismo o del judaísmo. Por esta razón los textos siempre han sido inaccesibles para todos excepto para unos pocos privilegiados que escogecuidadosamente el cardenal Joseph Ratzinger, quien preside la congregación que los investiga. Los investigadores, bajo la presión de las creencias cristianas, podrían estar realizando una falsa interpretación del contenido, y algunos investigadores han llegado a sospechar que se han destruido documentos que no se ajustaban a la ortodoxia de la Iglesia católica y su doctrina. Existe el miedo de que los manuscritos puedan demoler todo el edificio de la enseñanza cristiana, por el hecho que siempre se ha creído, por lo menos hasta ahora, que las enseñanzas de Jesús eran únicas. Los manuscritos del Mar Muerto deberían ser considerados un patrimonio de toda la humanidad, y como tal ser investigados y traducidos por un grupo de expertos que no fueran sospechosos de ajustar sus traducciones a una determinada religión. Dice Hershel Shanks, presidente de la Biblial Archaelogy Society que: «la lucha por el control de los Manuscritos del Mar Muerto es de una complejidad bizantina y que es mucho lo que está enjuego.» Mientras tanto nosotros seguimos desconociendo si la enseñanza de Jesús procedía de los esenios y si el cristianismo tiene como raíces esta secta del Mar Muerto. En resumen, seguimos estando prisioneros en la caverna que describió Platón, de espaldad a la luz, y sólo viendo las sombras que se reflejan en el muro.

Jorge Blaschke
Jesucristo o la historia falsificada, pág. 234