El sentido de la felicidad



En los términos de las grandes filosofías orientales, la infelicidad del hombre está enraizada en el sentimiento de angustia que acompaña su sensación de ser un individuo o yo aislado, separado de la "vida" o la "realidad" en su conjunto. Por otra parte, la felicidad -una sensación de armonía de plenitud- llega con la comprensión de que sentirse aislado es la una fusión. De hecho, lo que se percibe como la conciencia separada, individual, es idéntica a esa Realidad universal e indivisa de la cual son manifestaciones todas las cosas.


Prefacio a la segunda edición, pág. 10


Decir, como en el Vedanta, que "Todo es Brahmán", es decir que se debe aceptar todo este universo, para explorarlo de otra manera, en cada momento somos lo que experimentamos y no hay ninguna posibilidad real de ser otra cosa que lo que somos. La sabiduría, entonces, consiste en aceptar lo que somos más que en esforzarnos infructuosamente por ser otra cosa, como si fuera posible escapar de uno mismo.

Prefacio a la segunda edición, pág. 10


En verdad, sólo tenemos conciencia de la vida y la vida sólo puede manifestarse porque está dividida en innumerables pares de opuestos: conocemos el movimiento por contraste con la inmovilidad, lo largo por lo corto, lo claro por lo oscuro, el calor por el frío, y la alegría por la tristeza,

Pág. 26


Las dos características más importantes de la Vida son la circulación y el cambio.

Alan Watts

El secreto del goce del placer es saber cuándo detenerse.

Alan Watts
Todo el que tiene conciencia de sí mismo sabe al menos algo de sus muchas almas, de las profundas pulsiones instintivas y emocionales que en alguna medida gobiernan su vida. No importa que las denominemos mentales o físicas, porque éstas son sólo palabras para describir misterios cuya conducta conocemos pero de cuya sustancia somos totalmente ignorantes. Pero nuestras pulsiones profundas sin duda poseen un poder propio que, a la larga, está más allá del control consciente.

Pág. 110


Sea lo que fuere lo que se diga en cuanto a la necesidad de basar la actitud de uno hacia la vida sobre un punto de vista universal, diferenciado del personal, la dificultad está en que en el sentido ordinario el hombre no se siente universal. Su centro es él mismo y su conciencia atisba el exterior a través de ventanas en una pared de carne. No siente su conciencia como existiendo en cosas que están fuera de él, viendo a través de ojos de otros o moviéndose con miembros ajenos. Y el mundo que está más allá de la pared es amenazador, tanto que él hace todo lo posible por fortificarse contra ese mundo, rodeándose con una barricada de posesiones e ilusiones para ocultarse del mundo y a éste de él. Dentro de esa fortaleza se esfuerza por guardar y preservar las cosas que denomina su vida, pero daría lo mismo que intentara aprisionar la luz del sol en un cuarto corriendo las cortinas o atrapar el viento cerrando la puerta. Para gozar del viento se debe permitir que sople sobre uno y sentirlo contra la piel desnuda. Otro tanto ocurre con el tiempo, porque el momento siempre ha pasado antes de que se lo pueda asir y lo mismo sucede con la vida, que ni siquiera esa pared de carne puede contener para siempre. Para sentirlo y entenderlo hay que permitirle que sople sobre uno como el viento que circula a través de la tierra de un punto al otro. Pero esto es intolerable. Significa desmantelar la barricada, abandonar toda seguridad, abrir las ventanas a ambos lados del cuarto para que la corriente pase, derribe los floreros, disperse nuestros papeles y desacomode los objetos. Este es un precio muy alto a pagar para que se despejen las telarañas y el polvo de nuestra alma. Además, tomamos frío y nos sentaremos tiritando y estornudando hasta enloquecer... De modo que mantenemos las ventanas cerradas hasta que morimos de sofocación, superados por el aire estancado.

Pág. 29-30


Cuando se dice que el hombre no permite que se lo salve como es, éste es otro modo de decir que no se acepta como es.

Alan Watts


El hombre libre camina en línea recta hacia adelante, no tiene vacilaciones ni mira nunca atrás, porque sabe que no hay nada en el futuro y nada en el pasado que pueda sacudir su libertad. La libertad no le pertenece. No es su propiedad como no lo es el viento, y como él no la posee no es poseído por ella. Y como nunca mira hacia atrás se dice que sus acciones no dejan huellas, como el paso de un pájaro a través del aire.

Pág. 163


Una vida sin significado es infelicidad y tenemos esta falta de significado toda vez que la visión que tiene el hombre de la vida no es completa, toda vez que el hombre se ve como una criatura cuyos deseos y cuya naturaleza humana no tienen ninguna relación positiva con el universo (...) El hombre no puede entender su libertad mientras se considere un mero instrumento del destino o en tanto limite su libertad a todo cuanto puede hacer su ego para arrebatarle a la vida los premios que desea. Para ser libre el hombre debe verse a sí mismo y a la vida como un todo, no como un poder creativo e instrumento pasivo sino como dos aspectos de una única actividad. Entre esos dos aspectos puede haber armonía o conflicto, pero el conflicto mismo puede proceder también de esa única actividad. Así la experiencia del hombre se hace completa cuando ve la actividad de la vida como un todo en él mismo como es ahora, cuando comprende que no hay ninguna diferencia entre sus propios pensamientos y acciones como son en este momento y la naturaleza del universo. No es que la vida lo esté haciendo pensar y moverse como cuando uno tira de las cuerdas de un títere, es antes bien que los pensamientos y acciones del hombre son al mismo tiempo sus propias creaciones y las creaciones de la naturaleza impersonal. La volición del hombre y la actividad de la naturaleza son dos nombres para una y la misma cosa, porque las acciones de la vida son las acciones del hombre y las acciones del hombre son las acciones de la vida.

Pág. 171


El destino es sólo el otro rostro de la libertad y podemos decir que estamos destinados a comprenderla en cierto momento sólo porque elegimos verla en ese momento.

Alan Watts, pág. 174


La vida del hombre comienza cuando él despierta a su libertad y cuanto antes en la vida la descubre, mejor para él.

Alan Watts


William McDougall le preguntó una vez a un chino qué entendía exactamente por Tao. EL chino lo llevó al balcón y le preguntó: "¿Qué ve usted?" "Veo una calle y casas y gente que camina y vehículos que pasan". ¿Que, más?" "Hay una colina". "¿Qué más?" "Arboles". "¿Qué más?" "El viento está soplando". El chino extendió los brazos y exclamó: "¡Eso es el Tao!" En otras palabras, la vida es todo el universo tal como es ahora. En este sentido, no se debe considerar el universo como sólo la suma de todas las cosas, sino como un todo que es mayor que la suma de sus partes. Es decir, el universo o la vida es una unidad orgánica de la cual todas las cosas individuales derivan su significado y a la cual se las debe remitir si es que se las debe entender. Porque las cosas individuales no pueden tener ni existencia ni significado si no están relacionadas.

Notas, introducción pág. 191





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