SER HOMBRE
Las cadenas más fuertes que nos aprisionan son las que nos negamos a reconocer.
Sam Keen
El hombre salvaje vive debajo de la superficie del racional.
No podremos medir nuestro coraje mientras no nos hayamos atrevido a zambullirnos en nuestro inconsciente, encontrado nuestra sombra individual y corporativa y luchado con las visiones prohibidas de nosotros mismos.
Pág. 139
A pesar de todos los logros científicos, ni el mundo ni el ser son, en definitiva, cognoscibles. Vivimos rodeados por un misterio, fascinante y aterrorizador al mismo tiempo, que siempre excede los límites de nuestro entendimiento. Cualquier definición de lo que somos siempre será demasiado limitada. Yo debería aproximarme a mí mismo como si fuera un territorio que siempre tendrá selvas inexploradas y mares insondables. ¿Quién soy yo? Más de lo que nunca llegaré a saber.
Pág. 196
El gran fracaso moral de nuestra época es la voluntad de hombres y mujeres de convertirse en seres pasivos o en masas anónimas de un conformismo irracional.
Sam Keen
Cualquier transformación de la psique involucra, inevitablemente, un largo proceso de desestructuración de la vieja identidad como paso previo a la construcción de una nueva.
Sam Keen
Debemos acercarnos al misterio de nuestro ser escuchando respetuosamente, recordando nuestra experiencia, apreciando las paradojas y, por sobre todo, amando aquello que no podemos comprender.
Pág. 271
El amor verdadero es la única guerra justa y sagrada. Son dos amigos que se prometen oposición leal. Juro defender la integridad de mi propio ser y respetar la del tuyo. Nos encontraremos sólo como iguales, yo me entregaré a ti en la integridad de mi ser y esperaré lo mismo de ti. No me arrugaré, ni pediré perdón, ni seré condescendiente. Nuestro acuerdo será el de amarnos mutuamente con justicia y poder, establecer y valorar fronteras inviolables y respetar el santuario de cada uno. Estaremos unidos en la dulce agonía del diálogo, en la competencia de la conversación y en la dialéctica del amor hasta que lleguemos a la síntesis.
Pág. 236
El estrés no es una enfermedad, es el síntoma de que estamos viviendo la vida de otra persona, marchando a un ritmo que no coincide con el de nuestro cuerpo, desempeñando un rol que no creamos, viviendo un libreto escrito por una autoridad extraña. La depresión es algo más que la caída de la autoestima, es un primer aviso de que se está en el camino equivocado, de que algo en nosotros está sometido, golpeado, aprisionado, deshonrado. La frustración es la forma que tiene la naturaleza de decirnos que nuestra alma nos ha abandonado, aunque continuemos moviéndonos; somos zombis, muertos vivientes, sonámbulos. El falso optimismo es como darle estimulantes a un sistema nervioso exhausto.
Pág. 185
El descenso al desamparo se parece a la muerte... Es como si nos despertáramos un día y fuera invierno en nuestra alma, ella está muerta y no tenemos repuesto. Nuestros objetivos y gratificaciones habituales parecen vacíos. Si no podemos ganar en el juego de la vida, ¿para qué jugar?, ¿para qué levantarnos de la cama?
Pág. 186
Gaia Ediciones, 1999 Madrid
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