Si alguien no quiere admitir un hecho, encuentra mil argumentos para negarlo.

Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 13


En mi opinión, el sentido del sufrimiento es éste: todo sufrimiento genera crecimiento.

Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 23


(…) las personas en cuestión abandonaron su cuerpo físico con toda conciencia. Esta muerte, de la que los científicos quieren convencernos, no existe en realidad. La muerte no es más que el abandono del cuerpo físico, de la misma manera que la mariposa deja su capullo de seda. La muerte es el paso a un nuevo estado de conciencia en el que se continúa experimentando, viendo, oyendo, comprendiendo, riendo, y en el que se tiene la posibilidad de continuar creciendo. La única cosa que perdemos en esta transformación es nuestro cuerpo físico, pues ya no lo necesitamos. Es como si se acercase la primavera, guardamos nuestro abrigo de invierno, sabiendo que ya está demasiado usado y no nos lo pondremos de todas maneras. La muerte no es otra cosa.


Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 27


En presencia de esta luz, que la mayoría de los iniciados de nuestra cultura occidental llaman Cristo, Dios, Amor o simplemente Luz, estamos envueltos en un amor total e incondicional de comprensión y de compasión. Esta luz tiene su origen en la fuente de la energía espiritual pura y no tiene nada que ver con la energía física o psíquica. La energía espiritual no puede ser creada ni manipulada por el hombre. Existe en una esfera en la que la negatividad es imposible. Esto quiere decir también que en presencia de esta luz no podemos tener sentimientos negativos, por mala que haya podido ser nuestra vida, y sean cuales fueren nuestros sentimientos de culpabilidad. En esta luz que muchos llaman Cristo o Dios es también imposible ser condenado puesto que Él es amor absoluto e incondicional. En esta luz nos damos cuenta de lo que pudimos ser y de la vida que hubiéramos podido llevar. En presencia de esta luz, rodeados de compasión, de amor y de comprensión, debemos revisar toda nuestra vida para evaluarla. Ya no estamos unidos a la inteligencia física que ha limitado nuestro cuerpo terrestre; por lo tanto, ya no estamos atados a un espíritu o cerebro físico que nos limita, y poseemos el saber y la comprensión absoluta. Es ahora cuando debemos revisar, evaluar y juzgar cada pensamiento, cada palabra y cada acto de nuestra existencia y cuando comprendemos sus efectos sobre nuestro prójimo. En presencia de la energía espiritual, no necesitamos una forma física. Nos separamos del cuerpo etérico y volvemos a tomar la forma que teníamos antes de nacer sobre la tierra, entre nuestras vidas, y la que tendremos en la eternidad, cuando nos unamos a la Fuente, es decir a Dios, después de haber cumplido nuestro destino.

Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 57




Estoy convencida de que para tener experiencias místicas no es necesario vivir como un eremita en la montaña ni estar sentado a los pies de un gurú en la India. Cada ser tiene un cuadrante (un cuarto) físico, emocional, intelectual y espiritual. Pienso también que si pudiéramos aprender a liberarnos de los sentimientos desnaturalizados, de nuestra ira, de nuestros miedos o de nuestras lágrimas no vertidas, podríamos encontrar de nuevo la armonía con nuestro yo verdadero y ser tal como debiéramos ser.

Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 59


Debemos comprender que sólo existen dos miedos: el miedo a caerse y el miedo al ruido. Todos los otros miedos han sido impuestos poco a poco en nuestra infancia por los adultos, pues proyectaban sobre nosotros sus propios miedos y los transmitían así de generación en generación.

Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 60


Sin embargo, lo más importante de todo es aprender a amar incondicionalmente. La mayoría de nosotros hemos sido educados como prostitutas. Siempre se repetía lo mismo: «Te quiero si...» y esta palabra «si...» ha destruido más vidas que cualquier otra cosa sobre el planeta Tierra. Esta palabra nos arrastra hacia la prostitución, pues nos hace creer que con una buena conducta, o con unas buenas notas en la escuela, podemos comprar amor. De esa manera nunca podemos desarrollar el sentido del amor o la gratificación de uno mismo.

Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 60


Si vivimos una vida de amor total estaremos sanos e intactos y seremos capaces de cumplir en una sola vida las tareas y los fines que nos han sido asignados.

Elisabeth Kübler-Ross
La muerte, un amanecer, pág. 65


No hay comentarios: