Tengo una gran torpeza manual y lo deploro. Me sentiría mejor si mis manos supiesen trabajar. Manos capaces de hacer algo útil, de sumergirse en las profundidades del ser y alumbrar en él un manantial de bondad y de paz. Mi padrastro (al que llamaré mi padre, pues él me educó) era obrero sastre. Era un alma vigorosa, un espíritu realmente mensajero. Decía a veces, sonriendo, que el primer fallo de los clérigos se produjo el día en que uno de ellos representó por primera vez un ángel con alas: hay que subir al cielo con las manos.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 3


Por la noche, mi padre leía a escondidas mis libros, tratando de comprender la extraña enfermedad que tanto me separaba de él.
Murió en mis brazos, la noche del 31 de diciembre y me dijo antes de cerrar los ojos:
«No hay que contar demasiado con Dios, pero es posible que Dios cuente con nosotros…»
(…)
¡Doce años hace que murió! Y yo voy a cumplir cuarenta. Si le hubiese comprendido cuando vivía, habría dirigido con más destreza mi inteligencia y mi corazón. No he cesado de buscar. Ahora me acerco a él, después de no pocas búsquedas, a menudo agotadoras y de peligrosos vagabundeos. Habría podido, mucho antes, conciliar la afición a la vida interior y el amor al mundo en movimiento. Habría podido tender más pronto, y acaso con mayor eficacia, cuando mis fuerzas estaban intactas, un puente entre la mística y el espíritu moderno. Habría podido sentirme a la vez religioso y solidario del gran impulso de la Historia. Habría podido tener más pronto fe, caridad y esperanza.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 6-7-10


No hay que buscar el punto de apoyo en la Historia y entre los hombres, pues siempre se nos escapa. Busquémoslo en nosotros mismos. Seamos de este mundo como si no fuéramos de él.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 7


Los hombres no encuentran lo que se merecen, sino lo que se les asemeja.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 10


Cuando salí de mi nicho de yogui para lanzar una ojeada a este mundo moderno que condenaba sin conocerlo, percibí de golpe lo que tiene de maravilloso. Mi estudio reaccionario, a menudo lleno de orgullo y de odio, me fue útil en impedir mi adhesión a este mundo por su lado malo: el viejo racionalismo del siglo XIX, el progresismo demagógico. Me había impedido también aceptar este mundo como una cosa natural y, simplemente porque era el mío, aceptarlo en un estado de conciencia adormecida, como hacen la mayoría de las gentes. Con los ojos refrescados por mi larga permanencia fuera de mi tiempo, vi este mundo tan rico en fantasías reales supuestas. Mejor aún, lo que aprendía del siglo modificaba, haciéndolo más profundo, mi conocimiento del espíritu antiguo. Vi las cosas antiguas con ojos nuevos, y mis ojos eran también nuevos para ver las cosas nuevas.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 11


Hay que palpar, examinar los frutos-trampa y después retirarse con ligereza. Una vez satisfecha cierta curiosidad, conviene volver ágilmente la atención hacia el mundo en que estamos, recuperar nuestra libertad y nuestra lucidez, reemprender nuestro camino en la tierra de los hombres a la cual pertenecemos. Lo que importa es ver hasta qué punto la ruta esencial del pensamiento llamado tradicional desemboca en el movimiento del pensamiento contemporáneo. La física, la biología, las matemáticas, en su extremo último, vuelven hoy a manejar ciertos datos del esoterismo, resucitar ciertas visiones del Cosmos, relaciones de la energía y la materia, que son visiones ancestrales. Las ciencias de hoy, si las abordamos sin conformismo científico, dialogan con los antiguos magos, alquimistas, taumaturgos. Se produce una revolución ante nuestros ojos, y es el inesperado matrimonio de la razón, en la cima de sus conquistas, con la intuición espiritual. Para los observadores realmente sagaces, los problemas que se plantean a la inteligencia contemporánea no son ya problemas de progreso. La noción del progreso murió hace algunos años. Son problemas de cambio de estado, problemas de transmutación. En este sentido, los hombres abocados sobre las realidades de la experiencia interior siguen la dirección del porvenir y estrechan sólidamente la mano de los sabios de vanguardia que preparan el advenimiento de un mundo que no tiene ninguna medida común con el mundo de pesada transición en el que vivimos aún por algunas horas.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 12


James Blish, escritor americano, dice en honor de Einstein que éste «se ha tragado vivo a Newton». ¡Admirable fórmula! Si nuestro pensamiento se eleva hacia una más alta visión de la vida, tiene que haber absorbido vivas las verdades del plano inferior.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 13


Sueño con escribir una novela en la que todos los encuentros de un hombre en su existencia, efímeros o importantes, producidos por lo que llamamos casualidad o por la necesidad, dibujen también figuras, expresen ritmos, sean lo que tal vez son: un discurso sabiamente elaborado dirigido a un alma para su cumplimiento, y del que el alma, sólo capta, a lo largo de toda una vida, unas cuantas palabras sin ilación.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 15





Si los literatos y los artistas van a buscar lo fantástico fuera de la realidad, entre las nubes, es por falta de imaginación. Y sólo traen de allí un subproducto. Lo fantástico, como otras materias preciosas, tiene que ser arrancado de las entrañas de la Tierra, de la realidad. La verdadera imaginación es algo completamente distinto de la huida hacia lo irreal.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 16


Lo fantástico es una manifestación de las leyes naturales, un efecto del contacto con la realidad cuando ésta se percibe directamente y no filtrada por el sueño intelectual, por los hábitos, por los prejuicios, por los conformismos.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 16


¡Juventud! ¡Juventud! Ve y anuncia a todo el mundo que las puertas están abiertas y que el Exterior acaba ya de entrar.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 31


Palpitaciones de amibas y de infusorios, cuando el Pensamiento arrastra tragedias y dramas gigantescos, transmuta seres, transforma civilizaciones, moviliza enormes masas humanas. ¡Soñolientos goces, delectación burguesa! Nosotros, adeptos de la conciencia despierta, trabajadores de la tierra, sabemos dónde están la insignificancia, la decadencia, el juego corrompido…

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 37


El mundo no es absurdo, ni el espíritu es inepto para comprender. Al contrario, es posible que el espíritu humano haya comprendido ya el mundo, aunque no lo sepa todavía…

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 38


Un día de 1622, los parisienses vieron en sus paredes unos carteles concebidos en estos términos: «Nosotros, delegados del colegio principal de los Hermanos de la Rosacruz, hemos venido visible e invisiblemente a esta ciudad, por la gracia del Altísimo al que se vuelven los corazones de los Justos, a fin de librar a los hombres, nuestros semejantes, de error mortal.»

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 46


Para los Rosacruz no hay más estudio que el de la Naturaleza, pero este estudio no puede realmente ilustrar más que a espíritus de un calibre diferente a los ordinarios.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 50


Los verdaderos descubrimientos grandes se han hecho siempre con medios sencillos, con un equipo sucinto.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 53


Hay que mirar las cosas antiguas con ojos nuevos; esto ayuda a comprender el mañana.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 54



Asoka funda la más poderosa sociedad secreta de la Tierra: la de los Nueve Desconocidos.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 60


Mientras la arqueología sea sólo practicada por los arqueólogos, no sabremos si la «noche de los tiempos» era oscura o luminosa.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 113


Si la alquimia contiene una ciencia, esta ciencia no es más que un medio de tener acceso a la conciencia. Importa, pues, que no trascienda al exterior, donde se convertiría en un fin.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 129


Ahora bien, si creemos en la fatalidad histórica, también creemos que ésta no es más que una de las formas del destino espiritual de la Humanidad, y que este destino es bello. No pensamos, pues, que la Humanidad perezca, aun cuando tenga que sufrir mil muertes, sino que, a través de sus dolores inmensos y espantosos, nacerá -o renacerá- la alegría de sentirse «en marcha».

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 141


Hay tiempo para todo, e incluso hay tiempo para que los tiempos se junten.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 142

El conocimiento científico no es objetivo. Es, como la civilización, una conjuración. Se rechaza un gran número de hechos porque trastocarían los razonamientos establecidos. Vivimos bajo un régimen inquisitorial, cuya arma más empleada contra la realidad disconforme es el desprecio acompañado de risas.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 145

Hay que señalar, hay que señalar, y un día acabaremos por descubrir que algo nos hace señales.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 147


Según la leyenda, tal como fue referida sin duda a Haushoffer allá por el año de 1905, y tal como la explica a su manera René Guénon en El rey del mundo, después del cataclismo de Gobi, los maestros de la alta civilización, los detentadores del conocimiento, los hijos de las Inteligencias de Fuera, se instalaron en un inmenso sistema de cavernas, bajo el Himalaya. En el corazón de estas cavernas se dividieron en dos puntos; el que siguió «el camino de la derecha», y el que siguió «el camino de la izquierda». El primer camino tendría su centro en Agarthi, lugar de contemplación, ciudad oculta del bien, templo de la no participación en el mundo. El segundo pasaría por Schamballah, ciudad de la violencia y del poder, cuyas fuerzas gobiernan a los elementos y a las masas humanas, y apresuran la llegada de la Humanidad al «gozne de los tiempos». Los magos conductores de pueblos podrían celebrar un pacto con Schamballah, por medio de juramentos y sacrificios.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 348






El ocultismo enseña que, después de haberse atraído las fuerzas ocultas por medio de un pacto, los miembros del grupo no pueden evocar estas fuerzas más que por mediación de un mago, el cual no puede actuar sin un médium.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 341


Para todo el que sepa ver, las coincidencias visten hábitos luminosos.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 256


Estamos en relación mágica con el Universo, pero lo hemos olvidado. La próxima mutación de la raza humana creará seres conscientes de esta relación, hombres-dioses. Y esta mutación hace sentir ya sus efectos en ciertas almas mesiánicas que se entroncan con un remoto pasado y se acuerdan del tiempo en que los gigantes influían en el curso de los astros.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 313


Himmler es el encargado de la organización de la SS, no como compañía policíaca, sino como verdadera orden religiosa, con sus jerarquías, desde los hermanos legos a los superiores. En las altas esferas se encuentran los responsables conscientes de una Orden Negra, cuya existencia, por otra parte, no fue jamás reconocida oficialmente por el Gobierno nacionalsocialista. En el propio seno del Partido, se hablaba de los que estaban «en el intríngulis del círculo interior», pero jamás se le dio una denominación oficial. Parece cierto que la doctrina, jamás plenamente explicada, descansaba en la creencia absoluta en poderes que rebasan los poderes humanos ordinarios. En las religiones, se distingue la teología, considerada como ciencia, de la mística, intuitiva e incomunicable. Los trabajos de la sociedad «Ahnenerbe», de la que hablaremos más adelante, constituyen el aspecto teológico: la Orden Negra es el aspecto místico de la religión de los Señores de Thule.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 355


Después de un millón de años de vagar por el mundo, sin duda los hombres han conocido más de un apocalipsis. La inteligencia se ha apagado y ha vuelto a encenderse varias veces. El hombre camina a lo lejos por la noche, con una linterna en la mano, es alternativamente sombra y fuego. Todo nos invita a pensar que el mundo ha llegado una vez más y que hacemos un nuevo aprendizaje de la existencia inteligente en un mundo nuevo: el mundo de las grandes masas humanas, de la energía nuclear, del cerebro electrónico y de los cohetes interplanetarios. Tal vez necesitaríamos un alma y un espíritu distintos para esta Tierra diferente.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 370


Nosotros intentaremos hablar como hombres de la segunda mitad del siglo xx, con los medios de fuera. Naturalmente, a los ojos de los «especialistas» y tratándose de semejante tema, haremos el papel de bárbaros. ¡Y es que lo somos un poco! Sentimos que en el mundo de hoy se forja un alma nueva para una edad nueva en la Tierra. Nuestra manera de abordar la existencia probable de un «estado de alerta» no será ni absolutamente religiosa, ni absolutamente esotérica o poética, ni absolutamente científica. Será un poco de todo esto a la vez, con atisbos a todas las disciplinas. El Renacimiento es esto: un caldero en que hierven, mezclados, los métodos de los teólogos, de los sabios, de los magos y de los niños.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 432




Una mañana de invierno, acompañé a un amigo a la clínica donde debían operarle de urgencia. Empezaba a clarear, y caminábamos bajo la lluvia, buscando ansiosamente un taxi. La fiebre había hecho presa en mi vacilante amigo, el cual, de pronto, me señaló un naipe cubierto de barro que yacía en la acera. - Si es un comodín -me dijo-, todo irá bien. Cogí la carta y le di la vuelta. Era un comodín. La parapsicología trata de sistematizar el estudio de hechos de esta naturaleza, por acumulación experimental. ¿Está el hombre normal dotado de un poder que no utiliza casi nunca, simplemente, según parece, porque le han persuadido de que no lo tiene?

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 385


No son los espejos rotos los que traen desgracia, sino los cerebros cascados.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 398


Los argoitiers de la Edad Media, hijos espirituales de los Argonautas que conocían la ruta del jardín de las Hespérides, escribían en la piedra su mensaje hermético. Signos incomprensibles para los hombres cuya conciencia no sufrió transmutaciones, cuyo cerebro no experimentó la aceleración formidable gracias a la cual lo inconcebible se hace real, sensible y manejable. No eran secretos por amor al secreto, sino simplemente porque sus descubrimientos de las leyes de la energía, de la materia y del espíritu se habían realizado en otro estado de conciencia, directamente incomprensible. Eran secretos, porque «ser» es «ser diferente».

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 421


… nosotros somos totalmente ajenos al viejo debate entre espiritualistas y materialistas. He aquí la actitud verdaderamente moderna. No vamos a situarnos por encima del debate. No hay encima ni debajo: no hay volumen ni sentido. Los espiritualistas creen en la posibilidad de un estado superior de conciencia. Ven en ello un atributo del alma inmortal. Los materialistas se ponen a patalear en cuanto oyen hablar de ello, y tremolan a Descartes. Ni los unos ni los otros pueden observar nada con libertad de espíritu. Ahora bien, tiene que haber otra manera de considerar el problema. Una manera realista, en el sentido que damos nosotros a la palabra: un realismo integral, es decir, que tenga en cuenta los aspectos fantásticos de la realidad.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 434



El estudio de la fisiología relacionada con los estados de conciencia es todavía embrionario. Empieza a hacer algunos progresos con la hibernación. La fisiología del estado superior de conciencia no ha llamado todavía la atención de los sabios, salvo algunas excepciones. Si se acepta nuestra hipótesis, se comprende la existencia de un tipo humano racionalista, positivista, agresivo por autodefensa en cuanto se trata, en literatura, en filosofía o en ciencias, de salir del campo en que se ejercita la conciencia en su estado ordinario. Y se comprende la existencia del tipo espiritualista, para quien toda alusión a un más allá de la razón produce la sensación de un paraíso perdido. En el fondo de una inmensa querella escolástica, volveríamos a encontrar el humilde «Yo amo o yo no amo». Pero, ¿qué es lo que, en nosotros, ama o no ama? En verdad, no es jamás Yo: «Esto ama, o esto no ama, en mí», y nada más. Alejémonos, pues, lo más posible del falso problema espiritualismo-materialismo, que tal vez no es más que un verdadero problema de alergias. Lo esencial es saber si el hombre posee, en sus regiones inexploradas, instrumentos superiores, enormes amplificadores de su inteligencia, el equipo completo para conquistar y comprender el Universo, para conquistarse y comprenderse a sí mismo, para asumir la totalidad de su destino.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 434




Bodhidarma, fundador del budismo Zen, un día que estaba meditando, se durmió (es decir, volvió a caer, por inadvertencia, en el estado de conciencia habitual en la mayoría de los hombres). Esta falta le pareció tan horrible que se cortó los párpados. Éstos, según la leyenda, cayeron al suelo, y enseguida nació de ellos la primera planta de té. El té, que preserva del sueño, es la flor que simboliza el deseo de los sabios de mantenerse despiertos, y por esto, sé dice, «el gusto del té y el gusto del Zen son parecidos».

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 436


De igual modo que la isla de los mutantes, o la galaxia de los mutantes, corresponde al antiguo sueño de las Islas Afortunadas, los poderes paranormales corresponden al arquetipo de los dioses griegos. Pero si nos colocamos en el plano de lo real nos damos cuenta de que todos estos poderes serían completamente inútiles a los seres vivos en una civilización moderna. ¿Para qué la telepatía cuando disponemos de la radio? ¿Para qué la telequinesia cuando existe el avión? Si existe el mutante, cosa que nos sentimos inclinados a creer, éste dispone de un poder muy superior a todo lo que la imaginación puede soñar. Un poder que el hombre ordinario apenas explota: dispone de la inteligencia. Nuestras acciones son irracionales, y la inteligencia sólo contribuye en una pequeña parte a nuestras decisiones. Cabe imaginar el Ultrahumano, nuevo peldaño de la vida del planeta, como un ser racional y no solamente razonador, un ser dotado de una inteligencia objetiva permanente que no toma ninguna decisión más que después de observar lúcidamente, completamente, la masa de información que posee. Un ser cuyo sistema nervioso sería una fortaleza capaz de resistir cualquier asalto de los impulsos negativos. Un ser de cerebro frío y rápido, dotado de una memoria total, infalible. Si el mutante existe es probablemente un ser que físicamente se parece al hombre, pero que difiere de él radicalmente por el simple hecho de que domina su inteligencia y la emplea sin un momento de descanso. Esta visión parece sencilla. Sin embargo, es más fantástica que todo lo que nos sugiere la literatura de ciencia ficción. Los biólogos empiezan a entrever las modificaciones químicas que serían necesarias para la creación de esta especie nueva. Los experimentos sobre los sedantes, sobre el ácido lisérgico y sus derivados, han demostrado que bastaría con una débilísima dosis de ciertos compuestos orgánicos todavía desconocidos para protegernos contra la permeabilidad excesiva de nuestro sistema nervioso y permitirnos ejercitar en toda ocasión una inteligencia objetiva.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 510


La vida no está jamás perfectamente adaptada, pero tiende a la adaptación perfecta. ¿Por qué aflojaría esta tensión después de haber sido creado el hombre? ¿Por qué no ha de preparar algo mejor que el hombre, valiéndose del hombre mismo? Y este hombre según el hombre, tal vez ha nacido ya.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 512


Fuera de estas consideraciones sobre las otras posibilidades del espíritu, el pensamiento, incluso el más generoso, sólo distingue contradicciones entre conciencia individual y conciencia universal, entre vida personal y vida colectiva. Pero un pensamiento que ve contradicciones en lo vivo es un pensamiento enfermo. La conciencia individual realmente despierta entra en la universal. La vida personal, concebida y utilizada por entero como instrumento del despertar, se funde sin ningún daño en la vida colectiva. No hemos dicho, en fin, que la constitución de este ser colectivo sea el término último de la evolución. El espíritu de la Tierra, el alma de lo que vive, no ha cesado de brotar. Los pesimistas, ante los grandes trastornos visibles que produce esta secreta emergencia, dicen que al menos hay que intentar «salvar al hombre». Pero este hombre no tiene que ser salvado, sino cambiado. El hombre de la psicología clásica y de las filosofías corrientes, ha sido ya rebasado, condenado a la inadaptación. Con mutación o sin ella, hay que entrever otro hombre para ajustar el fenómeno humano al destino en marcha. Desde ahora, ya no es cuestión de pesimismo, ni de optimismo: Es cuestión de amor.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 518


Desde el tiempo en que pensaba poder poseer la verdad en mi alma y en mi cuerpo, cuando imaginaba que pronto tendría la solución de todo, en la escuela del filósofo Gurdjieff, hay una palabra que jamás he oído pronunciar: es la palabra amor. Hoy no dispongo de ninguna certeza absoluta. No me atrevería a proponer como viable la más tímida de las hipótesis formuladas en este libro. Cinco años de reflexión y de trabajo con Jacques Bergier, me han proporcionado sólo una cosa: la voluntad de mantener mi espíritu abierto a la sorpresa y a la confianza ante todas las formas de la vida y ante todos los rasgos de inteligencia del ser viviente. Estos dos estados: sorpresa y confianza, son inseparables. La voluntad de llegar y de mantenerse en ellos sufre a la larga una transformación. Deja de ser voluntad, es decir, yugo, para convertirse en amor, es decir, gozo y libertad. En una palabra, mi única adquisición ha sido que ahora llevo en mí, inarrancable ya, el amor a lo que vive en este mundo y en el infinito de los mundos. Para honrar y expresar este amor poderoso, complejo, no nos hemos limitado, Jacques Bergier y yo, al método científico, tal como habría exigido la prudencia. Pero, ¿qué es el amor prudente? Nuestros métodos fueron los de los sabios, pero también los de los teólogos, los de los poetas, los de los brujos, los de los magos y los de los niños. En resumidas cuentas, nos hemos portado como bárbaros, prefiriendo la invasión a la evasión. Y es que algo nos decía que, en efecto, formábamos parte de tropas extrañas, de hordas fantasmagóricas, guiadas por trompetas ultrasonoras, de cohortes transparentes y desordenadas que empiezan a desparramarse sobre nuestra civilización. Estamos al lado de los invasores, al lado de la vida que viene, al lado del cambio de edad y del cambio de pensamiento. ¿Error? ¿Locura? La vida del hombre sólo se justifica por el esfuerzo, aun desdichado, para comprender mejor. Y la mejor comprensión es la mejor adherencia. Cuanto más comprendo, más amo; porque todo lo comprendido es bueno.

Louis Pauwels y Jacques Bergier
El retorno de los brujos, página 519








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