“De rodillas, me entregué al cuidado de mi amado Padre celestial y seis semanas después se abrió el Hogar de la Viuda en Bombay, denominándolo Morada de Sabiduría.” Este fue el comienzo de lo que llegaría a ser la Misión Mukti, un lugar en el que plantó árboles frutales, hortalizas, cereales y cavó pozos. Muchas veces, agobiada por las duras tareas de cobijar y alimentar a las miles de mujeres y niñas bajo su cuidado, se fortalecía con las palabras de Jeremías 32:27: “He aquí que yo soy el Señor, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”

Pandita Ramabai


"Estoy obligada a contar a tantas mujeres y hombres como me sea posible que Jesucristo vino a salvar a pecadores como yo. ¡Él me salvó, alabado sea el Señor!”

Pandita Ramabai


"Gradualmente mis ojos se fueron abriendo; despertaba a mi propia condición sin esperanza como mujer, y cada vez veía más claro que no tenía ningún otro lugar en cuanto a consolación religiosa se refería. Estaba bastante insatisfecha conmigo misma. Quería algo más de lo que esta religión podía darme, pero no sabía qué era lo que quería."

Pandita Ramabai


“Nuestros padres tenían una fe ciega en todo lo que los libros sagrados decían. Nos animaban a buscar a los dioses para que nos ayudaran.”

Pandita Ramabai


"Nunca había leído ni escuchado nada como eso en los libros religiosos hindúes; me di cuenta después de leer el cuarto capítulo del Evangelio de Juan que Cristo era realmente el Divino Salvador que Él proclamaba ser, y nadie fuera de Él podía transformar y mejorar la feminidad oprimida de la India y de cada nación. Entonces mi corazón fue atraído a la religión de Cristo.”

Pandita Ramabai



"Si ha de haber una bendición en la India hemos de conseguirla. Por lo tanto, pidamos a Dios que nos diga lo que tenemos que hacer para conseguirla."

Pandita Ramabai















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