Destino
perdida en la lenta llovizna
de mí misma
ebria del vino que bebí en tu mesa
arrojé en la fosa la ceniza
de mis huesos
la feroz carcoma se ensañó en mis ojos
mi cabeza
la yema de los dedos
se me cayeron las uñas
y la piel
sólo tengo un hueco en las manos
y qué le voy a hacer
Martha Grondona
me resigné/ a ser un bicho
sí, de esos raros
hasta cuándo vamos a decir que somos
inocentes/ de una inocencia falsa
destructiva
hay que seguir/ siendo el bicho ese
la cucaracha blanca
la oruga cuadrillé
esa laucha infeliz/ratera
de enrulados bigotes
que dañinea en los estantes/ de la biblioteca
husmea los libros
los expedientes/ o el paquete de avena/ en la cocina
esa polilla invencible
agujerea mi sueter/ el que más me gusta
no la corren la lavanda/ ni la hoja de tabaco
en el ropero
Martha Grondona
soy mujer
soy hembra
soy la viga/que sostiene
el mundo
sé amar
engendrar hijos
sé como darlo todo por amor
caricia
sopa caliente
noche despierta
la justa palabra
soy mujer
poseedora/del canal de la vida
y el placer
soy mujer
paridora de hijos/y de versos
Martha Grondona
volamos al espacio azul
regresamos jadeantes/ despeinados/ sudorosos
serenos dioses efímeros/ descalzos
comimos la fruta madura
sin culpa ni temor la disfrutamos
olernos/ acariciarnos
recorrer cada centímetro de piel
todos los pliegues
conducen al edén
olvidamos la intemperie
nuestros abismos
cuando un rayo fugaz/ nos incinera
por fin encontramos
la dicha provisoria
los amantes
se huelen/ se reconocen
el amor ciego los atrae
se regalan la piel
ignoran la ley fatal de la entropía
como ola que rompe/ en el peñasco
de la rivera
el refucilo estalla
se miran satisfechos
¿quién dice que no existe
el paraíso/ y bien terreno?
Martha Grondona
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