"¡Ah, cómo llegar hasta el buque…yo, solo, en la roca desierta!
¡Ah, cómo llegar si se había parado la Hora en mi puerta!
¡ Y tú, de azucenas y lirios vestida en el fúnebre barco!
¡Y yo, ya sin rostro ni espejo, aquí, junto al hueco de un marco!"

Luis Ángel Casas


Al himno nacional de Cuba

Cuando en el aire tremola
tu bandera musical,
una emoción sin igual
mis recuerdos enarbola;
me yergo como una ola
frente a nuestro litoral;
y en tu música triunfal,
que mis sueños acrisola,
se enciende una estrella sola
y alienta un solo ideal.

El Himno es la Bandera que se escucha:
La Bandera es el Himno que se ve.
La Bandera que se escucha,
junto al Himno que se ve.
Himno y Bandera en la fe,
Himno y Bandera en la lucha.
Con la esperanza, que es mucha,
la caridad y un porqué,
siempre, por Cuba y en pie,
con Martí, que amando lucha,
en mis manos una pucha
de rosas blancas tendré.

Luis Ángel Casas


"Algunos artistas que se autodenominan ateos, en realidad no lo son. Considero que sólo están confundidos."

Luis Ángel Casas


Caravana de insomnio

Mientras estás aquí a mi lado,
Aunque el chacal aúlla sin cesar,
Es hermoso pensar en el pasado
Al dulce fuego del hogar.

Uno se siente con más fuerza
Y le renace a uno la ilusión,
Aunque después se le retuerza
El corazón.

Y mientras permaneces a mi lado
Y aquel chacal aúlla sin cesar;
Mientras yo pienso en el pasado
Al dulce fuego del hogar,

Pasa la insomne caravana,
La insomne caravana del dolor,
La inmensa caravana sin mañana,
La cara caravana sin amor.

(La vida es esa insomne “caravana”.
Y aunque “el chacal aúlla” sin cesar,
Pasa la cara caravana vana
Frente a nuestra ventana y frente al mar.)

A tu lado me siento más seguro.
Y aunque el chacal aúlla sin cesar,
Es hermoso creer en el futuro
Al dulce fuego del hogar.

(Yo sé bien que aquí nada está seguro,
Porque el chacal aúlla sin cesar.
Nuestras sombras se abrazan en el muro
Al dulce fuego del hogar.)

Mas si la vida es una llaga,
Y si esa llaga es un dolor,
Alíviame la vida, amiga y maga:
¡Alíviame la llaga con tu amor!

Luis Ángel Casas


"Dios es el artista supremo."

Luis Ángel Casas


"El arte puro es aquel que logra conectar directamente al receptor con el autor sin interferencias, sin necesidad de responder necesariamente a escuelas, corrientes y, mucho menos, a determinados intereses. En el campo de la poesía, ésta requiere, además, contenido, ritmo y belleza. De lo contrario, no es poesía sino un atentado al arte, un terrorismo verbal."

Luis Ángel Casas



El olivo


Cuando era niño, de los montes traje
el hueso, fósil ya, de una aceituna:
aquella noche se llenó la luna
y un ruiseñor trinaba entre el follaje.

Yo no tenía ni una flor sencilla.
Vivía en al ciudad, y era poeta.
Y enterré el huesecillo en mi maceta;
pero no germinaba la semilla.

La maceta en el cuarto de mis juegos
era un juguete más: un sueño vano.
En ella puso lo mejor mi mano.
La regaron con lágrimas mis ruegos.

Hasta que un día desperté del todo;
cerré mi cuarto con adulta llave,
y al mundo me asomé como quien sabe
que vivir es jugar del mismo modo.

En el cuarto quedóse la maceta
que no me quiso dar ni flor ni fruto.
Después gocé y sufrí cada minuto,
sin olvidar al niño ni al poeta.

Llegó la noche al fin: todo el espanto
del mundo en mí dejó profunda marca,
y yo, como Noé, mas con mi barca,
viajé cuarenta noches por el llanto.

Parece el mundo grande, y es tan chico
como este cuarto al que jamás se asoma.
Siempre que eché a volar una paloma,
volvió con hojas verdes en el pico.

Luis Ángel Casas


"El universo es, también, una isla dentro de lo infinito. Me gustaría que, en esa isla universal, la poesía volviera a ser la reina de las artes, en su trono magnifico sentada."

Luis Ángel Casas



"Independientemente de escuelas y corrientes, el arte es arte o no lo es, sin necesidad de una explicación anterior ni posterior. La veracidad y la originalidad son inmanentes a la creación artística."

Luis Ángel Casas



La cana

Ayer mi mano recogió una cana.
La recogió del aire en que venía,
volando desde incierta lejanía,
a posarse quizás en mi ventana.

Y pregunté a la luz de la mañana
si la sutil viajera no sería,
en vez de ajena cana, cana mía,
y si en vez de venir, íbase ufana.

La luz no contestó. Yo tuve miedo;
y, poniendo la cana sobre un dedo,
la soplé con mi aliento más sonoro...

Y vi cómo, robándola en el aire,
el sol me hacía el singular desaire
de convertir la cana en rayo de oro.

Luis Ángel Casas



"Los poetas somos los soñadores por excelencia, en la mejor acepción y la mayor extensión de la palabra. Un palacio, por ejemplo, está primero en la imaginación del arquitecto, quien lo concibe en su mente, lo acaricia con su imaginación y, finalmente, lo plasma en una obra tangible. El poeta, por su parte, sueña con el arquitecto, que piensa en un palacio, e imagina lo que éste imagina, y edifica el palacio en un mundo paralelo..."

Luis Ángel Casas



"Nací poeta."

Luis Ángel Casas



Pepe del mar

El pecho en que Pepe los puños remacha,
fue cofre y es tumba de aquella muchacha
de fechas felices y efímera racha de mar;
hoy pecho de cafre: baúl del tesoro
que ayer fue Teresa, la triste muchacha
de trenzas de oro y risas de racha de mar.

Y todo por culpa de un Loro maldito
que un día brumoso, bramante y contrito,
en bólido verde pasó por el grito del mar,
y así, como una fugaz Esperanza
que ya no se espera, un día contrito
llegó, por contraste, del lóbrego grito del mar.

Y el Loro en un aro posó su renombre,
y Pepe pidióle bromeando su nombre,
y el Loro en el aro reía ante el hombre de mar.
Y Pepe increpóle: “-¡Salado, saluda!
¿De dónde has salido?” Y el Loro sin nombre
le dijo: “-¡Del Oro!” (El sueño de un hombre de mar).

Y el Loro en el aro mecíase al trepe
del viento, y el Moro, jugando al julepe,
el Moro miraba los naipes y a Pepe del Mar;
y Pepe miraba los ojos del Moro,
y el Loro, mirando jugar al julepe,
la fiebre del Oro dio al Moro y a Pepe del Mar.

Se hicieron piratas de aretes y espitas,
y Pepe, en su buque, buscando pepitas
de oro por todas las tierras malditas del mar,
no vio que su pecho perdía el tesoro
que había en Teresa, buscando pepitas
de odio por todas las tierras malditas del mar.

Y muchos marinos se fueron al lado
de Pepe y el Moro en pos de Eldorado;
y el buque no hallaba, ¡oh Loro encantado del mar!,
raído del Tiempo, roído de ratas,
la mágica ruta febril de Eldorado,
la Tierra del Loro, del Loro encantado del mar.

Y el amo del Loro de sí no era dueño.
Y Pepe en su pipa quemó todo el sueño:
su opio era el naipe; su mesa de ensueño, la mar;
y al muelle en que mayan en noches de angustia
los gatos con gotas de lumbre sin sueño,
volvió con su pipa, y ancló todo ensueño en el mar.

Y aún Pepe se pone la pata de palo,
y el Loro, en el aro que pende en la popa,
repite, repite las risas de Pepe del Mar.
Y miren marinos futuros la pipa:
la pipa de Pepe que fuma en la popa
pelando una papa: ¡la pipa de Pepe del Mar!

Luis Ángel Casas



"Si no hay justicia, no puede haber amor. Cuando uno habla de amor, como la palabra misma es amorosa, a toda la gente le gusta, pero cuando se habla de justicia, la gente se pone seria."

Luis Ángel Casas









Luis Ángel Casas

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