"El universo podría tener una geometría que le permitiera retroceder en el tiempo y crearse a sí mismo. El universo podría ser su propia madre."

J. Richard Gott III


"En 1934, tras llevar sólo un año en el poder, Adolf Hitler hizo una famosa y siniestra predicción, según la cual no habría ninguna revolución en Alemania en los siguientes mil años. Su afirmación de que el Tercer Reich duraría mil años más sobresaltó al mundo entero. Afortunadamente su predicción fue temeraria, pues en aquel momento la fórmula copernicana habría predicho con el 95% de confianza que la longevidad futura del Tercer Reich sería superior a nueve días, pero inferior a treinta y nueve años. Cumpliendo esta predicción, tanto Hitler como el Tercer Reich pasaron a mejor vida once años después."

J. Richard Gott


La lección del viajero del tiempo

"El viaje en el tiempo es un proyecto para una supercivilización. El viaje al futuro requiere una civilización que ya esté habituada a los viajes interestelares. El viaje al pasado estaría al alcance de una civilización capaz de controlar las fuentes de energía de toda una galaxia. Tal vez haya mil millones de planetas habitables en la nuestra. Una supercivilización que hubiera colonizado la galaxia entera podría tener una población mil millones de veces mayor que la de la Tierra, aunque sería mil millones de veces menos frecuente que cualquier otra que se hallan confinada en su
planeta de origen o, en caso contrario, dominaría el conjunto de observadores inteligentes del universo, y nosotros deberíamos pertenecer a ella.
Somos observadores inteligentes, entes conscientes dotados de razonamiento abstracto. Hasta donde sabemos, nuestra especie es la primera sobre la Tierra que pueda ser calificada así. Los chimpancés, las marsopas, las cucarachas y las bacterias no se plantean cuestiones como «¿Cuánto durará mi especie?».
Como observadores inteligentes, nuestra ubicación en el universo tiene que ser especial en el sentido de pertenecer al subconjunto de lugares habitables. Esto es la piedra angular del principio antrópico débil, tal como fue formulado en 1974 por Brandon Carter, una línea de razonamiento que fue utilizada por primera vez en 1961 por el catedrático de Princeton Robert Dicke. Dicke razonó que, como observadores inteligentes, sería probable que nos encontrásemos a unos diez mil millones de años —la vida de una estrella— del big bang. Si hubiera transcurrido mucho menos tiempo, las estrellas no habrían podido producir el carbono necesario para fabricar desde una bacteria hasta un físico. Y si hubiera transcurrido mucho más, las estrellas se habrían consumido y el universo sería bastante más inhóspito. Mi aplicación del principio copernicano admite que nos hallamos en una época especial de nuestro universo, precisamente porque somos observadores inteligentes pero, entre esos observadores inteligentes, no deberíamos ser especiales. Cabe esperar, pues, que estemos situados al azar en la lista cronológica de todos los observadores inteligentes de nuestro universo. Por otra parte, deberíamos pensar que pertenecemos a una época del universo en la que la población de observadores inteligentes es alta pues la mayoría de éstos viven en esa época. Si las civilizaciones inteligentes perduraran para siempre, entonces casi todos los observadores inteligentes vivirían en un futuro lejano, después de que las estrellas se hubieran consumido. Esto no significa que no pueda haber vida inteligente en ese futuro, sino simplemente que un porcentaje significativo de toda la vida inteligente tiene lugar en la época actual de combustión de las estrellas, cuando nuestro universo es más habitable.
Podría haber algunas formas de vida inteligente en un futuro remoto, pero seguramente serían poco comunes; en caso contrario, es probable que fuésemos una de ellas. Del mismo modo, el principio copernicano no implica que no pueda haber supercivilizaciones, sólo establece que serían infrecuentes.
Durante una comida en Los Alamos en 1950, el notable físico Enrico Fermi planteó una famosa cuestión sobre los extraterrestres: «¿Dónde están?». Según el principio copernicano, una fracción significativa del conjunto de observadores inteligentes del universo debe de permanecer aún en su planeta de origen, como nosotros; si no fuera así, seríamos especiales. Así de simple.
Quien opine que la colonización espacial debería ser un hecho común, se tendría que preguntar: «¿Por qué yo no soy un colono espacial?». Quien piense que la mayoría de los observadores inteligentes del universo son computadoras conscientes de sí mismas o seres creados mediante ingeniería genética, debería cuestionarse: «¿Por qué yo no soy una computadora inteligente o un ser creado de forma artificial?».
El Universo es un lugar enorme, quizás infinito, y las eventuales especies inteligentes podrían tener mucho más éxito que la nuestra, pero la mayoría posiblemente, no lo tienen. El principio  copernicano indica que probablemente pertenezcamos a una especie inteligente que en la actualidad tenga una población superior a la media. [57]
Esto es así por la misma razón por la que es probable que hayamos nacido en un país con una población superior al promedio: por el sencillo motivo que la mayor parte de los observadores inteligentes se hallarán en ese caso. Así pues, en términos poblacionales, será probable que la nuestra sea una de las más grandes y exitosas especies inteligentes.
El porcentaje de civilizaciones como la nuestra que finalmente se conviertan en supercivilizaciones con una población enorme tiene que ser extremadamente pequeño; en caso contrario, lo más probable es que perteneciésemos a alguna. Una supercivilización estaría capacitada para hacer cosas extraordinarias, pero no es probable que la nuestra alcance ese nivel.
Algunas especies inteligentes podrían desarrollar los viajes en el tiempo para visitar el futuro lejano o incluso el pasado, pero La mayoría seguramente no. El viaje en el tiempo es difícil. Si estuviera al alcance de la mayor parte de los observadores inteligentes del universo, pero no al nuestro, seríamos especiales. Esto no significa que el viaje en el tiempo sea imposible, sino que, en el mejor de los casos, sería infrecuente. Como ya observó Darwin, la mayoría de las especies no alcanzan su máximo potencial. Cienos peces ponen hasta un millón de huevos, pero la mayor parte de éstos no llegan a convertirse en adultos. Del mismo modo, la mayoría de las especies no dejan otras que les sucedan. Las cosas no suelen funcionar tan bien como podrían razonablemente hacerlo. Este es precisamente el motivo por el que a mucha gente le gustaría viajar al pasado, para cambiar cosas que no fueron como debieron ser, desde salvar a un ser querido hasta eliminar a Hitler antes de que llegase al poder. La vida es a menudo trágica.
La inteligencia ofrece la posibilidad de alcanzar un poder y una longevidad enormes, pero ese potencial sólo se realizaría en raras ocasiones, en caso contrario nuestra situación sería muy atípica. La moraleja es estimulante y dolorosa a la vez.
La vida inteligente tiene, en principio, un gran potencial pero, al ser tan compleja, resulta frágil en la práctica. Hemos acumulado una historia de tan sólo doscientos mil años sobre un minúsculo grano de arena perdido en este gigantesco universo que ya tiene a sus espaldas trece mil millones de años. No somos demasiado poderosos; sólo controlamos fuentes de energía que son diminutas comparadas simplemente con nuestro Sol. Y no podemos presumir de una larga longevidad pasada.
Aunque todo ello sólo nos induzca a ser humildes, en ese breve periodo hemos conseguido también algo extraordinario. Hemos descifrado muchas cosas sobre el universo y sobre las leyes físicas. Sabemos que aquél era mucho más pequeño en el pasado, en relación con su tamaño actual, tenemos ciertas ideas sobre cómo se formaron las galaxias y sobre cómo la Tierra llegó hasta aquí y somos lo suficientemente inteligentes como para haber descubierto cuál es nuestra posición en el cosmos. Ese nivel de conocimiento es notable, Y si somos capaces de entender esas cosas, un porcentaje razonable del conjunto de los observadores inteligentes también las comprenderá. Pero es precisamente en términos de conocimiento, más que de longevidad o poder, en los que cabría esperar que un observador inteligente destacara. La capacidad para plantear preguntas parece traer consigo cierta habilidad para responderlas, pero esta premisa no nos proporciona más tiempo. Esta es la esencia del informe desde el futuro. Algo que deberíamos saber sobre el tiempo es que disponemos de muy poco.
Humanidad, no malgastes el tiempo: dispones de muy poco. Ese es el secreto del viajero del tiempo."

J. Richard Gott
Los viajes en el tiempo y en el universo de Einstein



"La famosa lista de las Siete Maravillas del Mundo se remonta aproximadamente al año 150 a. C., la época de Antípater de Sidón. Dos de las Siete Maravillas (los jardines colgantes de Babilonia y el coloso de Rodas) no existían ya en el momento en que se confeccionó la lista, pero sí las otras cinco: la estatua de Zeus en Olimpia, el templo de Artemisa en Efeso, el mausoleo de Halicarnaso, el faro de Alejandría y las pirámides de Egipto. Ninguna de las cuatro maravillas que tenían menos de cuatrocientos años en aquel momento se halla hoy día en pie. Sólo la más antigua —las pirámides, que ya tenían entonces dos mil cuatrocientos años— ha sobrevivido. Las cosas que han sobrevivido largo tiempo tienden a perdurar aún mucho tiempo más. Las que no han durado mucho suelen desaparecer en breve plazo."

J. Richard Gott


"No creo que haya ningún problema en que una persona pudiera viajar hacia atrás en el tiempo mientras está en un agujero negro. La cuestión es si podría salir alguna vez para hablar de ello."

John Richard Gott o J. Richard Gott III
Tomada del libro Física de lo imposible de Michio Kaku, página 264


"No somos el centro del Universo."

J. Richard Gott


"Para dejar que el tiempo viaje al pasado, las cuerdas cósmicas con una masa por unidad de longitud de cerca de 10 billones de toneladas por centímetro deben moverse cada una en direcciones opuestas a velocidades de al menos el 99.999999996% de la velocidad de la luz. Hemos observado protones de alta energía en el universo moviéndose al menos con esta rapidez, por lo que tales velocidades son posibles."



J. Richard Gott
Tomada del libro Universos paralelos de Michio Kaku, página 160



"Un bucle de cuerda lo bastante largo como para que colapse y nos permita dar la vuelta una vez y volver a tiempo en un año tendría que tener más de la mitad de la energía-masa de toda una galaxia."

J. Richard Gott


Tomada del libro Universos paralelos de Michio Kaku, página 162


"Un lazo de cuerda en colapso suficientemente grande para permitirle a usted dar una vuelta y volver atrás en el tiempo un año tendría que tener más de la mitad de la masa-energía de toda una galaxia."

Richard Gott
Tomada del libro Física de lo imposible de Michio Kaku, página 265



"Un universo inflacionario, el cual podría generar brotes de nuevos universos de manera similar a las ramas que surgen del tronco de un árbol."

J. Richard Gott















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