A un amigo

¿Por qué ha dado tu lira
tan áspero sonido,
tu lira que cantaba
de Filis el favor y los hechizos?

¿Acaso murió Filis,
su amor era fingido,
o el almo desengaño
bajó del cielo a darte sus avisos?

¿Tu juventud se huyera,
las canas te han salido,
o ya la triste ruga
en tu frente tortuosos surcos hizo?

¡Ay no!... Pues la edad pasa
más presta que un navío
con viento favorable,
más que el dardo del arco desprendido.

¿Qué a la vejez te espera
de teDios y suspiros,
insensible a la fuerza
ya de los ojos negros y del vino?

En lugar de las rosas
de que antes te has ceñido,
verás la sien cercada
de lirio melancólico y marchito.

Todo se irá, dejando
mil recuerdos sombríos;
la ocasión, pues, no dejes,
sorprende la ocasión, ¡qué haces, amigo!

El tiempo te convida
a navegar: propicio
está el viento, y el cielo
sereno está, y el vasto mar tranquilo.

Navega, pues, que en breve
todo será peligros,
se deshará la nave
y se alzarán violentos torbellinos;

o en enfadosa calma,
si no tienes peligros,
no verás los jardines
hechiceros de Pafos y de Gnido.

Vuelva a dar, pues, tu lira
delicado sonido,
e inflámense con ellos
las tímidas doncellas y los niños.

Mira que presto vuelan
placeres fugitivos,
tiende, tiende las redes,
ninguno escape el lazo ya tendido.

Si no tienes objetos
del dulce verso dignos,
ven a este fértil pueblo,
hallarás mil Elenas y Calipsos;

o bien todas las Gracias,
los Amores unidos
en los ojos de Nise,
de mi amor, de mi bien, del dueño mío.

Los verás, y pasmado
los amarás conmigo,
cantarás cual solías
en tiempo más feliz, de amor herido.

Sí, cantarás sus ojos,
causa de mis delirios,
negros, grandes, rasgados,
de enroscadas pestañas defendidos.

Sus ojos celestiales,
ya lánguidos, ya vivos,
ya fijos, ya vagantes
y en su modestia misma tan lascivos.

José Joaquín de Olmedo


Alfabeto para un niño

AMOR de patria comprende
cuanto el hombre debe amar:
Su Dios, sus leyes, su hogar,
y el honor que los defiende.

BONDAD, bella cualidad
que siempre logra alabanza,
aplausos y premios alcanza,
inmensa felicidad.

CANDOR en toda expresión,
callar lo más que pudieres;
muy cortés con las mujeres,
pero sin afectación.

DIOS es el sabio creador
que conserva y ama al hombre,
sea cual fuere su nombre,
condición, secta y color.

ESTUDIO y aplicación
forman a la juventud,
y emulación de virtud
sin envidia ni ambición.

FRANQUEZA, nunca indecencia,
usa en la conversación;
disimulo y no ficción;
libertad, nunca licencia.

GRATITUD siempre al favor
es un deber justo y grato;
y es por eso el hombre ingrato
es un monstruo que da horror.

HONOR es en sumo grado
el alma del ciudadano:
sin honor es miembro vano,
o pernicioso al Estado.

IRA hace al hombre un tirano
de inferiores y de iguales:
la ira es propia de animales,
porque no es afecto humano.

JUEGO es una diversión
honesto, si es moderado;
pero si es inmoderado
causa nuestra perdición.

LIBERTAD ¡oh dulce nombre!
hermoso y celeste don:
tú eres la misma razón,
tú eres el alma del hombre.

MORAL, la sana moral
consiste en amarse bien,
en hacer a todos bien,
y en no hacer a nadie mal.

NATURALEZA sagaz
llena y rige al universo:
todo está bien; el perverso
solamente está de más.

ORO es un bien apreciable
para el cómodo sustento;
pero es el mayor tormento
la sed de oro insaciable.

PEREZA es enfermedad
tan mala como la muerte;
así no cabe el inerte
en ninguna sociedad.

QUIJOTERÍA es un vicio
que causa risa y desprecio,
pues es un quijote necio
corre aventuras el juicio.

RESPETO a los superiores,
respeto y amor al padre,
amor, ternura a la madre,
reverencia a los mayores.

SOCIEDAD es el estado
en que con otro vivieres,
y serás social si fueres
justo, modesto y aseado.

TIRANÍA y opresión
suenan y expresan lo mismo:
para salir de este abismo
es honrosa toda acción.

VENGANZA, nunca jamás:
nunca, nunca odio o rencor;
porque no hay placer mayor
como amar y perdonar.

YO debo ser el primero
para mi conservación;
mas por buena educación
en sociedad el postrero.

ZELO en cumplir su deber
en cualquier condición,
será la única ambición
que un niño debe tener.

Estas reglas niño amado,
te harán un niño gracioso,
un joven pundonoroso,
un hombre bueno y honrado
y un anciano respetado
que a sus iguales auxilia,
sus diferencias concilia,
con bondad, no con rigor,
y muere siendo el honor
de su patria y su familia.

José Joaquín de Olmedo



“El gobierno representativo es la voluntad presunta manifestada por los órganos selectos y escogidos por los mismos pueblos, que, proponiendo siempre en las asambleas lo que parece mejor, rara vez se deja de hacer lo bueno.”

José Joaquín de Olmedo


En la muerte de mi hermana

¿Y eres tú Dios? ¿A quién podré quejarme?,
inebriado en tu gloria y poderío,
¡ver el dolor que me devora impío
y la mirada de piedad negarme!

Manda alzar otra vez por consolarme
la grave losa del sepulcro frío,
y restituye, oh Dios, al seno mío
la hermana que has querido arrebatarme.

Yo no te la pedí. ¡Qué!, ¿es por ventura
crear para destruir, placer divino,
o es de tanta virtud indigno el suelo?,

¿o ya del todo absorto en tu luz pura
te es menos grato el incesante trino?
Dime, ¿faltaba este ángel a tu cielo?

José Joaquín de Olmedo



“¿Hasta cuándo no entenderemos que solo sin reglamentos, sin trabas, sin privilegios particulares pueden prosperar la industria, la agricultura y todo lo que es comercial, abandonando todo el cuidado de su fomento al interés de los propietarios?”

José Joaquín de Olmedo


Himno de Guayaquil
(Canción al 9 de Octubre)

Saludemos gozosos
en armoniosos cánticos,
esta aurora gloriosa
que anuncia libertad,
libertad, libertad.
¿Veis esa luz amable
que raya en el oriente
cada vez más reluciente
en gracia celestial?
Esa es la aurora plácida
que anuncia libertad.
Nosotros guardaremos
con ardor indecible
tu fuego inextinguible
¡Oh, Santa Libertad!
Como vestales vírgenes
que sirven a tu altar.
Haz que en el suelo que amas
florezca en todas partes
el culto de las artes
y el honor nacional!,
Y da con mano pródiga
los bienes de la paz.

José Joaquín de Olmedo



Himno para la noche

Admite, oh Dios, oh Padre,
los votos y las gracias
que mi labio te ofrece
cuando el sol, que es tu imagen, se obscurece.

¡Oh, cuántos beneficios
tu diestra ha derramado
mientras tu hermoso día
por el alto cenit resplandecía!

Con tu luz, recibieron
tus mares y tus cielos
y tu tierra florida
y todo tu universo, acción y vida.

Entre tanto tu noche
creciendo va, y al mundo
le roba con presteza
su grata animación y su belleza.

Mas justo es que otros pueblos,
pues todos son tus hijos,
gocen de iguales bienes
que a sus hermanos por acá previenes.

Haz, pues, tengan reposo
los miembros fatigados,
y a nuestra fantasía
sueños tranquilos solamente envía.

Y pueda, yo, siquiera
ser feliz entre sueños,
viendo, en imagen clara,
mi dulce patria y mi familia cara.

Abrace a mis hermanos
y a mi padre... Y mi madre
mil caricias me diga,
me perdone mi culpa y me bendiga.

Que yo, reconocido,
te cantaré, a la aurora,
cuando muera en oriente
su luz vital y su rosada frente.

Y mezclaré mis voces
al trinar de tus aves,
que saludan al día
con deliciosa y plácida armonía.

José Joaquín de Olmedo


Indio

CANTO A BOLÍVAR

El trueno horrendo que en fragor revienta
y sordo retumbando se dilata
por la inflamada esfera
al Dios anuncia que en el cielo impera.
Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta
la hispana muchedumbre
que, más feroz que nunca, amenazaba,
a sangre y fuego, eterna servidumbre,
y el canto de victoria
que en ecos mil discurre, ensordeciendo
el hondo valle y enriscada cumbre,
proclaman a Bolívar en la tierra
árbitro de la paz y de la guerra.
Las soberbias pirámides que al cielo
el arte humano osado levantaba
para hablar a los siglos y naciones
-templos do esclavas manos
deificaban en pompa a sus tiranos-,
ludibrio son del tiempo, que con su ala
débil, las toca y las derriba al suelo,
después en en fácil juego el jugaz viento
borró sus mentirosas inscripciones
y bajo los escombros confundido
entre la sombra del eterno olvido
-¡oh de ambición y de miseria ejemplo!-
el sacerdote yace, el dios y el templo.
Mas los sublimes montes, cuya frente
a la región etérea se levanta,
que ven las tempestades a su planta
brillar, rugir, romperse, disiparse,
los Andes, las enormes, estupendas
moles sentadas sobre bases de oro,
la tierra con su peso equilibrando,
jamás se moverán. Ellos, burlando
de ajena envidia y del protervo tiempo
la furia y el poder, serán eternos
de libertad y de victoria heraldos,
que con eco profundo,
a la postrema edad dirán del mundo:
«Nosotros vimos de Junín el campo,
vimos que al desplegarse
del Perú y de Colombia las banderas,
se turban las legiones altaneras,
huye el fiero español despavorido,
o pide paz rendido.
Venció Bolívar, el Perú fue libre,
y en triunfal pompa Libertad sagrada
en el templo del Sol fue colocada».

José Joaquín de Olmedo



“La opinión pública y la libertad de imprenta son la espada flamígera del Querubín que vela sobre el árbol de la libertad.”

José Joaquín de Olmedo


“¿La pobreza? La pobreza es el menor de los males, y son tan pocas las cosas que se necesitan para ser rico, que sólo es pobre el que quiere serlo.”

José Joaquín de Olmedo


"Las leyes, por buenas que sean, jamás harán justo y equitativo lo que es en sí contra la justicia y contra la equidad."

José Joaquín de Olmedo



“Los hombres hábiles ambicionan convencer, los hombres mediocres o sin talento no aspiran sino mandar.”

José Joaquín de Olmedo





“Los legisladores deben ser tan imparciales, tan impasibles como las leyes; los legisladores no deben dejar en su obra las huellas detestables de las pasiones.”

José Joaquín de Olmedo


"Que no se diga entre nosotros que, si se coartó la libertad de los indios, fue para su bien. A nadie se hace bien contra su voluntad."

José Joaquín de Olmedo


"Quien no espera vencer, ya está vencido."

José Joaquín de Olmedo



“Sigue como tus padres alentado
de la virtud la senda,
y nada temas; que en cualquier estado
vive el hombre de bien serenamente
a una y otra fortuna preparado,
y libre, o en cadena, y aun ya alzada
sobre su cuello la funesta espada,.
en noble impavidez antes al frente
a la señuda adversidad humilla,
que a un risueño tirano la rodilla.”

José Joaquín de Olmedo


"Un buen gobierno es aquel donde buenas leyes hacen felices a buenos ciudadanos."

José Joaquín de Olmedo


Un sueño

Visitome el amor esta noche
con un dulce, gratísimo sueño:
yo soñé que a mi angélico dueño
de este modo empezábale a hablar:
-Saber puedes las veces que te amo
si las luces contares del cielo,
y las hojas que cubren el suelo,
y las olas que baten la mar...-

Ella me oye, y gustosa y afable
corre a mí con el seno entreabierto...
Mas ¡ay triste!, que al punto despierto,
y era sombra lo que iba a abrazar.
Loco, ciego, impaciente, furioso,
salto luego del lecho gritando:
-¡Duro amor!, ¡duro amor!, ¿hasta cuándo,
hasta cuándo me quieres burlar?

José Joaquín de Olmedo



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