Los inditos
Por ahí vienen los inditos,
por la cuesta del picacho,
con su carga de frijoles
para vender en la ciudad.
Al llegar a los Dolores
se la venden a ña Ofelia
y regresan muy contentos
a su choza de maizal.
Cuando van por el camino
van pensando en sus milpitas
y en sus mulas coloradas
que les dan para vivir.
Sus mujeres los esperan
allá por El Matazano,
tienen puestos los frijoles
para darles de almorzar.
Bien contentos y comidos
se ponen a descanzar,
luego prenden un buen puro
y lo empiezan a fumar.
Cuando ya cae la noche
todos piensan en dormir,
para amanecer contentos
y sus labores seguir.
Adán Funes Donaire
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