Así porque no naciste en un lof
Así porque no naciste en un lof no eres peñi, peñi
Vaya, vaya!
Así que si no hablas mapuzugun no eres mapuche lamgen
Vaya, vaya!
Así que si no te unes a la recuperación de las tierras
Tampoco eres peñi, lamgen
Vaya, vaya!
Erwin Quintupil
El campo está abierto
y al fondo la montaña que vigila
mojada y oscura
en que los escarabajos hurgan
llevando colores perdidos en su vagar.
El hombre, el anciano
se detuvo en algún punto del ciclo interminable
y habló el amarillo de la tierra cansada
la blandura del camino.
El bosque dijo su verde esperanza.
El aire detuvo su incesante caminar.
Surgió un destello milenario
y luego
llegaron
a la luz del trigo
el tono claro de la madera
el calor de la ceniza
y el aroma de plantas:
todos hablaron por su voz.
El hombre, el anciano
buscó en su memoria relatos antiguos y después
más tarde en el tiempo
cuando el sol humilde inclinó su claridad
la luna asomó sus ojos
pidió silencio la lechuza
la tierra vuelve a su girar.
Erwin Quintupil
El hogar mío
El hogar mío es una larga extensión
de colinas amarillas
alegre y empobrecida.
Duerme y despierta cada día
entre los brazos de mi Nación:
el uno fuerte y distante
de relampago coronado
en silenciosas noches de verano;
el otro arrulló mis primeros sueños
y recibió mi carne extenuada
que cayó en la profundidad de su calor
en mi primera juventudad
cuando el trigo empezaba a florecer.
El hogar mío es una larga extensión
- con culebras dormidas en su cuerpo-
de árboles poblado.
Yo jugué sobre el lomo de Xeng Xeng todos los días.
Los cuerpos de los padres de mis padres
me observan callados
y acarician el paso de mis pies de cada mañana.
El hogar mío en una extensión de sentimientos
con olor a humedad
que me esperan en la distancia
con sus pájaros que miran inquietos hacia el norte
y las voces que me piden regresar.
de colinas amarillas
alegre y empobrecida.
Duerme y despierta cada día
entre los brazos de mi Nación:
el uno fuerte y distante
de relampago coronado
en silenciosas noches de verano;
el otro arrulló mis primeros sueños
y recibió mi carne extenuada
que cayó en la profundidad de su calor
en mi primera juventudad
cuando el trigo empezaba a florecer.
El hogar mío es una larga extensión
- con culebras dormidas en su cuerpo-
de árboles poblado.
Yo jugué sobre el lomo de Xeng Xeng todos los días.
Los cuerpos de los padres de mis padres
me observan callados
y acarician el paso de mis pies de cada mañana.
El hogar mío en una extensión de sentimientos
con olor a humedad
que me esperan en la distancia
con sus pájaros que miran inquietos hacia el norte
y las voces que me piden regresar.
Erwin Quintupil
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