Dragón
Los antiguos bestiarios dicen:
«El ciervo conoce el Díctamo»
su belleza, su gracia, su agilidad
mensajero de los dioses,
el ciervo es la antítesis del macho cabrío
la ceremonia comienza
la maga afila el cuchillo contra la piedra
ha comenzado a nevar
luz cegadora entre la niebla
hay un búho blanco en mi jardín
en el borde de una escalera de roca
detenido
estás anidando el deseo
tus ojos llevan el fulgor del animal
lo salvaje empuja
poesía.
Hay una cierva mordisqueando hierba en la nieve
escribo verso a verso
en el pulso de la nevisca cayendo
Hay un dragón que nos mira
está sobre nuestras cabezas
serpiente con alas,
vive en el aire y en el agua,
sus fauces abismales
devoran hombres y animales,
los mata primero con su enorme cola
luego sobrevuela los cuerpos
y se alimenta de las vísceras
fabuloso animal
que sale de las imágenes
nos lastima, nos muerde, nos perfora
con sus colmillos
cuchillas de marfil que nos atraviesan
nadie recorre este laberinto de alerces
nadie nos salva de la bestia, de nosotros.
Ahora el dragón multiplica sus cabezas
el silencio y el ruido trazan líneas flotantes
en un tiempo no-pulsado.
El duelo
Los antiguos bestiarios dicen:
«El ciervo conoce el Díctamo»
su belleza, su gracia, su agilidad
mensajero de los dioses,
el ciervo es la antítesis del macho cabrío
la ceremonia comienza
la maga afila el cuchillo contra la piedra
ha comenzado a nevar
luz cegadora entre la niebla
hay un búho blanco en mi jardín
en el borde de una escalera de roca
detenido
estás anidando el deseo
tus ojos llevan el fulgor del animal
lo salvaje empuja
poesía.
Hay una cierva mordisqueando hierba en la nieve
escribo verso a verso
en el pulso de la nevisca cayendo
Hay un dragón que nos mira
está sobre nuestras cabezas
serpiente con alas,
vive en el aire y en el agua,
sus fauces abismales
devoran hombres y animales,
los mata primero con su enorme cola
luego sobrevuela los cuerpos
y se alimenta de las vísceras
fabuloso animal
que sale de las imágenes
nos lastima, nos muerde, nos perfora
con sus colmillos
cuchillas de marfil que nos atraviesan
nadie recorre este laberinto de alerces
nadie nos salva de la bestia, de nosotros.
Ahora el dragón multiplica sus cabezas
el silencio y el ruido trazan líneas flotantes
en un tiempo no-pulsado.
Eugenia Straccali
El duelo
El ruiseñor alerta que la poesía suena
como diapasón del viento
en los sentidos
beber cicuta
hundirse en el Leteo:
escribir sobre las aguas del olvido
cuántos nuestros ojos quedaron flotando
gruta que es simiente
amargura sin umbral
la letra se vuelve fugaz en un poema
esperando que la música irrumpa
y se instale en los oídos.
Eugenia Straccali
En el medio del océano
Pero no resulta tan fácil librarse del alma
Mujer que corresponde,
en la esfera antropológica,
al principio pasivo de la naturaleza.
Sirena, lamia o ser monstruoso
que encanta o divierte
y alejada de la evolución
como madre,
Magna Mater
informe de las aguas
y del inconsciente;
doncella desconocida,
¿amada?
símbolo de la libido lujuriosa
(impulsiva, afectiva, intelectual y amoral)
Animal
mujer-cisne
mujer de pie de cabra,
como imagen del ánima
¿es superior al hombre mismo
por ser el reflejo
de la parte superior
y más pura de éste?
Instintiva y sentimental,
tentadora que arrastra hacia abajo,
coincidente con el signo alquímico
del principio volátil,
esto es,
de todo lo transitorio,
lo inconsistente,
infiel y enmascarado.
Estuvimos ahí
desde la génesis
de todas las cosas,
la tierra se fermentó
y aparecieron membranas
una neblina ocupó el aire adentro la luz
alimentó la noche.
Nacimos como seres híbridos directamente del suelo.
Brotaron primero:
ojos sin cabeza
cabezas sin cuernos
luego plumas y escamas diseminadas entre el musgo
mujer arriba
pez abajo.
Las sirenas no hablamos cabalgamos en la superficie del mar somos yeguas
ensimismadas con el horizonte
y la frontera imposible
(no te asustes, ya me alejé del todo
como me pediste)
es tan difícil exiliarse de vos tan difícil
ahora habitamos lo intemporal de los muertos
lanzados a vivir lo cotidiano, las herrumbres de sus cadenas.
nuestro amor tiene que atravesar el derrumbamiento
para no quedar inerte
No te escondas en el fondo del navío
ni te alarmes por lo que pueda sucederte claro que no hay garantías
es pathós primitivo
fuerza abisal:
sirena-caballo.
En la “noche de los tiempos”
mujeres que caen
caídas
en caída
porque lo femenino
es singular.
El amor
es suplencia a ese otro goce
que ella puede evocar
se encuentra más allá del hombre,
más allá del mar.
Goce femenino, de sirena blanca,
se lee la frecuencia de su voz en el poema.
Un hombre como Ulises
no pudo hablar de lo indecible
de las mujeres acuáticas.
Eugenia Straccali
¿Por qué no hablan las sirenas?
Teseo y Ariadna
(Reescritura de un poema de Robert Graves)
A través de la sombría grama bajo las viñas,
él suspira:
"Profundamente hundida en mi pasado erróneo
ella vaga por las ruinas, los asolados céspedes"
ilesa y sin embargo
torcida por el tiempo,
avasallada por los pinos
donde por primera vez
él se fatigó
de su constancia.
Él no siente culpa
es injusto.
Cuando tiemble el invierno en la isla
cubrile los hombros
con las plumas de los cisnes.
Verdades hay en el viento
y la hora es negra,
yo te amo
dice y se va
a las entrañas
de la cueva
con paso más seguro.
Antes
el miedo era más fuerte
y su odio era
trueno en el aire;
después lloró cuando los pinos
agonizaron
con ráfagas de viento.
Las flores la miraban
con frenéticos ojos,
y ella lloraba.
A él, ahora
que todo ha concluido,
ella nunca lo sueña,
mas invoca
una bendición
sobre todo aquello
que él supone
ripio y mala hierba;
jugando a ser
la habitante
para huéspedes más nobles.
Eugenia Straccali
U por Ur (brezo)
Sobre este árbol
mueren
inocentes
sin saber que
las abejas
han construido
su reino.
Dentro nadie calma
el temblor
ni el zumbido
agobiante:
aguijones
cuerpo hinchado
ya estás muerto.
Es la vigilia.
No vas a encontrarme
cuando despiertes.
Eugenia Straccali
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