El huevo

"De gárrula madre, de ruiseñor dorio, aquí tienes esta labor nueva. Propicio de corazón acéptala, que entre sonoros ayes la trajo al mundo una madre pura. El clamoroso Hermes, vocero de los dioses, fue a cogerla bajo las alas de su madre para traerla a los hombres, y mandó que a partir de un solo pie se acrecentara el verso hasta alcanzar la década de pasos ordenando los ritmos. Con rápidos compases, en lo alto, fue él marcando el cabeceo de los distintos metros que descendía oblicuo con presteza, al medir batiendo con su pie [      ] el canto multivario de las Piérides unísono. Movía sus piernas cual los pintados veloces cervatillos, hijos de ciervos patirrápidos, que con deseo siempre vivo corren con ligereza a la ubre anhelada de su querida madre, y cruzan todos con presuroso pie las altas crestas tras la que solícita los cría. Por los pastaderos de los montes, ricos en ganado, por las grutas de las esbeltas Ninfas pasan sus balidos las ovejas. Capta sus vibraciones prontamente alguna fiera de crudo corazón, allá en el más remoto recoveco de su guarida, deja el cubil rocoso y ágil se precipita ansiosa de cazar la extraviada cría de moteada madre. En pos de los gritos que percibe, se apresura rauda por la cañada boscosa de los montes nevados. Igual que aquellos, la ilustre deidad batía el suelo con veloces pies dando impulso a los complejos metros de este canto."

Simias de Rodas

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