Tras la ventana de la cocina el sol ardiente y hostil tomaba
forma más al á de los edificios de apartamentos climatizados que él podía
vislumbrar; cerró los ojos ante la luz cegadora. Sería otro día abrasador, sin
ninguna duda; probablemente se superaría la marca de veinte Wagners. No era
necesario ser un precognitor para pronosticarlo.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—¿Ha visto usted alguna vez una cosa de Próxima? —Sólo en
fotografías. —¡Espeluznante! —exclamó el hombre de negocios—. Si encuentran esa
nave destruida en Plutón y se trata de una cosa, espero que la exterminen con
el láser; al fin y al cabo, tenemos una ley que les prohíbe entrar en nuestro
sistema.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Será un precognitor, pero es tan sólo un ser humano.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
¿Se dan ustedes cuenta de lo que Palmer Eldritch se trae
entre manos? Ha traído líquenes que no pertenecen a nuestro sistema; ello
podría desencadenar otra epidemia como la que tuvimos en el año noventa y ocho.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Termina de comer tu croqueta de ancas de rana de Ganímedes y
volvamos a la oficina.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—La Can-D —le dijo a la señorita Jurgens— es un gran
producto, y no debe sorprendernos que esté prohibido. Es como la religión: la
Can-D es la religión de los colonos —rio con un cloqueo—. Una porción,
masticada durante quince minutos, y... — Hizo un gesto alado con la mano— no
más refugios. No más metano congelado. La Can- D proporciona una razón para
vivir. ¿No vale la pena correr el riesgo y afrontar el costo? «Pero ¿qué otra
cosa nos queda a nosotros que tenga un valor similar?», se preguntó a sí mismo,
sumiéndose en la melancolía.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
En realidad, creía que quizás al ir tan lejos había...
—agachó la cabeza, esquivando la mirada de Leo Bulero— encontrado a Dios.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Este cuerpo no puede pudrirse, ¿no es cierto? Hemos logrado
la inmortalidad.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Hacía bastante tiempo que un cirujano de Washington se la
había implantado dentro de la lengua: un dardo envenenado de alta velocidad,
autodirigido, según modelo de los fabricados en la Rusia Soviética... pero
sumamente perfeccionado: una vez que alcanzaba a su víctima, desaparecía
completamente sin dejar rastros. También el veneno era original. No paralizaba
el corazón, ni actuaba sobre el sistema respiratorio. En realidad, no se
trataba de un veneno, sino de un virus filtrable que se reproducía en la
corriente sanguínea de la víctima y le causaba la muerte en el término de
cuarenta y ocho horas. Era carcinomatoso, procedía de una de las Lunas de Urano
y aún no era conocido; le había costado una fortuna. Todo lo que tenía que
hacer era situarse a una distancia del alcance de un brazo de la supuesta
víctima y apretar la base de la lengua con la mano, sacándola simultáneamente
en su dirección.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—¡Otra vez con eso! —exclamó, sin creer una palabra de lo
que le decía—. Tu padre... —Mi padre está tratando de salvarnos —le atajó la
niña—. Él no quería traer la Chew- Z; le obligaron a hacerlo. La Chew-Z es el
agente mediante el cual quedaremos a su merced, ¿comprende? —¿Cómo? —Porque ellos
dominan estos ámbitos. Ámbitos como éste, adonde uno va cuando le aplican la
Chew-Z.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—Dios promete la vida eterna —prosiguió Eldritch—. Yo puedo
hacer algo mejor: puedo darla.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—¡Eh! —exclamó Alee, frunciendo el ceño; inmediatamente,
como accionado por un resorte, retiró su mano—. ¿Qué sucede? —agregó,
dirigiéndose a su compañero—. Este tipo no es de carne y hueso; deberíamos
haberlo sospechado. Es un..., ¿cómo solían llamarles? Los que mascaban esa
diabólica droga que Eldritch obtuvo en el Sistema de Próxima. Es una estantigua,
eso es. Es un fantasma.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
¿Acaso una horrenda realidad no es mejor que una ilusión por
interesante que sea?
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
«Es sorprendente cuán poderoso puede ser el impulso
autodestructivo».
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Y era ciego. Al menos desde el punto de vista de la capacidad
natural de su organismo. Pero le habían puesto reemplazos... a precios que
Eldritch podía y deseaba pagar; antes de su viaje a Próxima unos oculistas
brasileños le habían hecho un trabajo soberbio. Los reemplazos, colocados en
las cuencas del cráneo, no tenían pupilas, ni glóbulos oculares accionados
muscularmente. La visión panorámica se lograba mediante lentes de gran angular,
a través de ranuras horizontales abiertas de un extremo a otro.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Mary Regan dijo: —Es mucho mejor que la Can-D. Infinitamente
mejor. Oh, desearía contaros lo que estuve haciendo... —Soltó una risita, perdida
en el recuerdo—. Pero sencillamente no puedo.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
»Anne tenía razón; debería haberle dado la mitad de la
porción a ella y luego hubiéramos podido intentarlo juntos. Anne, Palmer... es
todo lo mismo; todo es él, el creador. Eso es él: el dueño y señor de estos
universos. Nosotros sólo los habitamos, y cuando quiere, él puede habitarlos
también. Puede desmontar el decorado de un puntapié, manifestarse, impulsar las
cosas en cualquier dirección que se le antoje. Incluso puede ser cualquiera de
nosotros si lo desea. Todos nosotros, en realidad, si así se le ocurre. Eterno,
intemporal y multidimensional... Hasta puede entrar en un mundo en el que esté
muerto». Palmer Eldritch se fue a Próxima siendo un hombre y volvió convertido
en un dios.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—Marte es... —buscó las palabras que definieran su idea—
nuevo. Subdesarrollado. Con un gran potencial.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Vivir en el espacio entre estrellas ardientes resulta
agotador…
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Y ahí residía la esencia del futuro: en el entresijo de
posibilidades.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Tal vez ésa era la fuente de su conocimiento; no era
experiencia, sino el fruto de una infinita meditación solitaria.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—Ese algo —dijo en voz alta, dirigiéndose en especial a Norm
Schein y su esposa— tiene un nombre que, si se lo dijese, lo reconocerían, a
pesar de que él jamás se lo aplicaría a sí mismo. Somos nosotros quienes lo
hemos bautizado así. A raíz de la experiencia, en el curso de miles de años,
desde una gran distancia. Pero tarde o temprano, estamos condenados a
enfrentarnos con eso, sin distancia ni años que nos separen. Anne Hawthorne
dijo: —Te refieres a Dios. No parecía necesario responder más que con un ligero
movimiento de la cabeza.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Un precognitor puede ver lo que está preestablecido.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—Lo que Eldritch conoció y lo que se posesionó de él, lo que
nosotros estamos enfrentando, es un ser superior a nosotros mismos, y como
dijiste, no podemos juzgarlo ni encontrarle sentido a lo que hace o desea. Es
algo misterioso que escapa a nuestra comprensión.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
«¿Puedo devorarte?», le preguntó el animal. Y respiraba
entrecortadamente, relamiéndose con avidez. «¡Rayos, no!», pensó Barney.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
«El fin de una prolongada evasión. El arribo final que no
pude prever, a pesar de mi capacidad precognitiva, ni siquiera con una
antelación de cinco minutos. Tal vez no lo deseaba...
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—¿No se atreve a mirarme? —le preguntó Palmer Eldritch. —Soy
inmundo —le respondió Barney. —¿Quién le dijo eso? —Un animal que encontré en
el desierto. Y eso que no me había visto antes; se dio cuenta cuando se acercó
a mí.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
—Para la mente primitiva —arguyó Eldritch—, lo inmundo y lo
inmaculado se confunden. Meramente se fusionan en el tabú. El ritual para ellos,
el...
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
Al fin, Félix comentó: —Al principio causa como una especie
de desazón, ¿no es cierto? —En efecto —reconoció Leo, con voz ronca—. Oiga,
Félix..., ¿qué podemos hacer? —Aceptarlo —repuso Félix.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
«Yo soy el Protector de nuestra raza», se dijo a sí mismo.
Philip K. Dick
Los tres estigmas de Palmer Eldritch
No hay comentarios:
Publicar un comentario