Amorosa
amorosa
té de los bosques
por matas respondiendo al sol
amorosa
salubridad conquistada más allá de los muros e igual que una
sabana progresa hacia el centro de mi corazón
habitada sólo por tu carne violeta oh abierta
amorosa
té de los bosques
Paul-Marie Lapointe
Epitafio para un joven rebelde
no morirás un pájaro llevará tus cenizas
en el ala de una piel más quieta y más cálida que el verano
tan rubia tan loca como la invención de la luz
entre los mundos viajan ternuras y corazones
histerias zalameras como la fusión de los cuerpos
en ellos más lancinantes
como la salida y la puesta de los astros
como la aparición de una virgen en el cerebro de los milagros
no morirás un pájaro nidifica
tu corazón
más intenso que la quemadura de un verano en alguna parte
más cálido que una sabana recorrida por el oráculo
más severo que el piel roja y la incandescencia
(las almas espejean
particularmente en la noche
entre perro y lobo
en la palidez de las linternas
en el atizar de los fanales
en el deslumbramiento de una sombra en el mediodía del sueño)
no morirás
en alguna parte una ciudad helada llamará desde lejos a sus cabs
una infantería pacífica para madurar las cosechas
y la sangre circulará
con igual título que los automóviles
en el hormigón y la verdura
no morirás tu amor es eterno
Paul-Marie Lapointe
FRÁGIL DÍA DE MICA
frágil día de mica donde se pudren los charcos
anémonas de un invierno dios apetecible
padre las virutas te habitan
un río de peces duros
de golondrinas cruz clavadas en el corazón
de las ciudades
las hojas ya no están
pero con el bosque que ordenas
pero con la ciudades alumbradas
¿a dónde vamos?
se pulveriza el metal en la luz
mantillo voraz para anular los cuerpos
y la memoria misma
polvo de madera del fuego tu ceguera vigila
carpintero que morirás
los compañeros trenzan cordones
oh navío que cuelga alto y corto
amores arrullados si la noche no los arranca y los arroja
estrepitosos al sol
antepasados y vivientes
fútiles esposos de los golfos y de los cabos donde las madres
dan a luz al tiempo y lo pierden
para los niños enjaulados por la esperanza
las arterias de la maldición suplicaban a la
noche negra que los anudaran que los torcieran que
los rebanaran
para los niños dedicados a la rabia
los cofres acumulan las paciencias bestias en
la garganta degollada resignaciones pueblos
de rodillas
para los niños traídos por sus madres
los altares graznan inmóviles con
amenazas sepulcrales madres selvas y
los pensamientos tanto tiempo entretenidos por
manos piadosas entre las piedras
para los niños llegados por sí mismos
pies y puños atados los capitales las leyes
bocas cocidas cuchillas condescendientes
serviciales
su soplo expulsado cotidiana tentativa por domesticar
la muerte
como inhalar la tierra
(el buzo acaricia así —provoca—
la tentación de ser poseído por el agua
definitiva o de atravesar
interminablemente el espacio, desmembrado,
mudo, hasta no ser más)
pero los miembros para gritar
para vencer el acero
pero los miembros para amar
¿a dónde vamos? setos de cedro casas calientes
pieles de amantes que estremecéis al viento de los astros
entre las tierras poseídas
los amos os admiran
como una porcelana
su capricho os anula
las voces se acollan
las plantas se sofocan día a día más opacas
y banales
pronto el silencio no será más que el grito del primero de
todos los muertos
Paul-Marie Lapointe
ICBM
(Intercontinental Ballistic Missile)
cada día asombrado tomas de nuevo tierra
esta noche no era la última
pero el brontosaurio
pero César
pero el inca
pero el Cuervo te acecha
mundo flácido
los cráteres estallan
gritos de huevo
madre del polvo
el ganso viene de los Andes a pesar del radar
sobre las pasarelas de nylon
entre los mundos
vacilan las tiernas nalgas de las muchachas
mundo flácido mil muertos
mala aurora de la cual sé al atravesarla
que no es definitiva
un bombardero reposa a tus costados
¡tus noches están aseguradas!
oh presidente oh pastor
general de las islas y las lunas
los niños se enroscan como hojas
quemadas
Paul-Marie Lapointe
INJERTOS EN EL ÁRBOL AZUCARADO
¿Vivimos de modo distinto al de la noche
en tus caricias malvas
en la fruta melón rosa
de tus labios y tu sexo?
¿agitado por el calor de tu sangre?
¿vivimos en un tiempo distinto al del amor
con las manos metidas en los guantes de tu piel
y esta abolida cólera del grito?
¿vivimos en un tiempo distinto a ti?
los cuerpos cruzados
por el delirio y la sabiduría
injertos en el árbol azucarado
de nuestros huesos?
¿vivimos de modo distinto que en la raíz del árbol nuestra vida?
¿en dónde hojas flores y frutas
captan al pájaro?
este árbol a la medida del universo
Paul-Marie Lapointe
MENSAJE DE TU CUERPO
cuerpo tierno y rubio
cuerpo de terciopelo
cuerpo luminoso cuerpo humedecido
hierba bajo el viento de las islas
cuerpo caluroso relámpago alargado
plumaje de mi sangre
cuerpo párpados extendidas las manos aferradas al hombro
grito tórrido de los horizontales cobres
llamo resurrección a los pinos y los tejos
ternura palpitante de los oseznos
la tundra vuelca los soles
llamo a un río donde el costado rosa de tu nuca sigue
la estela profunda de una trucha lunar
una perdiz abraza el otoño
fuego gris fuego azulado espuma llameante
llamo a una ciudad arco eléctrico
un río
entre las balizas de enero elevándose de la
muerte
las procesiones de árboles reveladores
un agua de caderas y de senos
una tormenta encofrada por las bocas
una boca donde el cuidado de la sed agita tus huesos
de avellana
en mayo tu voz ronca a causa de la noche
el mensaje de tu cuerpo la creación del mundo
Paul-Marie Lapointe
¿Qué amor?
nada
ni río ni música ni bestia
nada me consolará nunca de la miseria
de la sangre regada por los hombres
de la tristeza de los niños
de la fragilidad de las madres
ni flor ni muerte ni sol
alrededor de nosotros la ciudad
sucumbe a la atracción de la muerte
una muerte de vil papel arrodillado
una muerte en el alma
qué árbol qué flor
qué amor ¡oh! ¿qué amor
nos curará este mal?
qué niño, el que será mañana,
¿qué esperanza, audaz con las soledades,
nos enseñará cómo vivir
y que todo cambie?
para que el pájaro sacuda en los corazones
la música de las ciudades
para que el hombre nazca de la bestia
la bestia de la montaña
para que surja de la muerte el sol
hombres os lo adelanto
se permitirán las flores
los árboles, incontables palmas abiertas a la caricia
los pájaros anidarán en los ojos de las chicas
las canciones
y todo habrá cambiado
como esperábamos
en la soledad de nuestros amores
Paul-Marie Lapointe
Travesía de las hojas
un bosque más frondoso en el linde de mi boca
que tu cuerpo no lo atraviesa
y yo cazo
a la mitad del otoño donde las codornices
más húmedas que rocío baten las alas
y ensombrecen
Paul-Marie Lapointe
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