Después de levantarme hoy no tenía...

después de levantarme hoy no tenía
ningunas ganas de hacer nada
ni siquiera recoger un nabo
la idea incluso de comer me turba
veo a alguien que pasa pero no oso
golpear en el cristal pues en esta bajeza
de mundo eso no se hace y es inmundo
interpelar a alguien en la acera
hasta si su belleza generosa
nos hace que creamos en no sé qué esperanza

William Cliff




Llegué hasta el final de la tierra
ahí donde el mar viene a golpear las rocas
miré por todos lados para ver
dónde encontraría algún reposo

estaba muy cansado por este camino
y buscaba un lugar para sentarme
entonces en medio de las nubes vi surgir
tu tono brillante en la oscuridad

caí de rodillas frente al mar
cuyos oleajes desgarrados se lanzaban
sobre este soclo erizado de murallas
y ahí como un niño abrí los ojos

a lo que salía del cielo tenebroso
al Norte al Sur al Este y al Oeste
la luz que llegaba se difundía
inundando la historia y sus fronteras

puse los brazos en cruz ante tu gloria
ofreciéndote mi rostro
como un óbolo a la furia del tiempo
lo sentí iluminarse por haber dejado

una máscara tan estrecha
y así al ofrecerme a las divisiones
del mar y de las tierras la visión
hizo estallar tu amor en mi rostro

aturdido y con los brazos en cruz
no sabía hacia dónde dirigir mi voz
para liberar la presión en mi torso
pero ahí tu trono con el empuje atroz

de las nubes arrastrando sus monstruos
permanecía como un sol en la noche

William Cliff



Un albañil en la obra
se acercó a ver el mar
Guantes pringados de yeso
cabellos chinos y negros

se acercó al mar sin verme
y al verme se sorprendió
de que hubiera alguien ahí
sólo hurgué en mi bolsillo

fingiendo que su presencia
me era tan indiferente
como las algas resecas
vomitadas por la marea

se quedó mirando el mar
que rompía contra la arena
y finalmente tranquilo
él regresó a su tarea

y yo me lancé a escribir
para conjurar lo atroz
octosílabos borroneé
con la rabia de un loco

el viento frío las moscas
molestas dunas que carcomen
pañales de niños la ciudad
un decorado a lo lejos

de cartón piedra los barcos
se alejan y se hunden
en la línea que separa
al mar del cielo amargo

William Cliff











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