Dos canciones de setiembre
“La hierba debe crecer
y los niños deben morir”
Víctor Hugo
1
La hierba esta cansada en setiembre
y deja de crecer
y los niños dejan de morir
y no envejecen.
La rueda de las estaciones esta cansada.
Un rayo de sol barquero la empuja;
cae una hoja,
pero la rueda de las estaciones esta cansada.
¡El sol no puede caer de nuevo!
Las ovejas mastican perezosamente
el ultimo puñado de hierba del campo.
ahítas de sueño y de infinito.
2
El viento de setiembre repite el último pedido
de mi hermano Iukev:
—Voy a esconderme, Iashek, en tu casa,
en el ropero vacío;
solo necesitas traerme alguna vez
un poco de agua,
un trozo de pan
para sobrevivir.
Pero Iashek, nuestro vecino polaco,
guardo silencio.
De los árboles caen muertas, junto con las hojas amarillas,
las últimas palabras de mi hermano.
Todos los roperos vacíos del mundo
tienen ahora sus puertas abiertas de par en par,
y esperan que mi hermano muerto
venga a beber agua
y a comer pan.
Reizl Zhijlinski
El ropero vacio
El viento de setiembre repite el último pedido
de mi hermano Iukev:
—Voy a esconderme, Iashek, en tu casa,
en el ropero vacío;
solo necesitas traerme alguna vez
un poco de agua,
un trozo de pan
para sobrevivir.
Pero Iashek, nuestro vecino polaco,
guardó silencio.
De los árboles caen muertas, junto con las hojas amarillas,
las últimas palabras de mi hermano.
Todos los roperos vacíos del mundo
tienen ahora sus puertas abiertas de par en par,
y esperan que mi hermano venga a beber agua y a comer pan.
Reizl Zhijlinski
Para las delgadas manos
No tengo pan
para las delgadas manos de la pobreza.
Tengo un anillo de plata
fundido en noches claras.
Y he de vestir sus pies
desnudos, rojos,
con zapatos azules,
abrocharlos hasta arriba con estrellas
y dejarla irse así
por los caminos…
Reizl Zhijlinski
Se rasgó el silencio
No puedo protegerte, hijo,
De malos sueños.
¿Puedo ponerme acaso en el camino
De generaciones
Que vuelcan su llanto en tu sueño?
Tu cuna es una barca de madera
Que flota sobre oscuras ondas de odio.
Toco con mis labios tu cabeza.
¿La calle esta silenciosa, me parece?
¡Pero no!
Se rasgo el silencio,
¡Nuestra sangre grita como el mar!
Sin ser devorado por las llamas –la zarza—
Ardemos desde hace milenios.
Reizl Zhijlinski
Todos los árboles
Todos los árboles esperan a Dios.
Llego yo,
culpable del atardecer.
Aunque tal vez yo solo sea el reflejo,
solo un eco.
Todos los árboles esperan a Dios.
Reizl Zhijlinski
Una enorme bolsa
Una enorme bolsa colmada
sobre una espalda de mujer
se hamaca a través del bosque
hacia el atardecer.
El pañuelo rojo sobre la agobiada
cabeza femenina, arde, arde.
Y blancos pies descalzos de mujer
se llevan los últimos trozos de sol
hacia la noche.
Reizl Zhijlinski
No hay comentarios:
Publicar un comentario