“El individuo egótico se cree libre y soberano por el hecho de no
tener que sujetarse a ninguna norma y poder campar por sus respetos, haciendo
en todo instante lo que le venga en gana, cuando en realidad no hace otra cosa
que someterse a la peor de las tiranías. Es lo que nos muestra el pavoroso
panorama de nuestro tiempo. Vivimos en un mundo que presume de ser el paraíso
de la libertad, cuando en realidad es un mundo de esclavos, de seres
envilecidos, apegados a lo material, atados a una larga serie de adiciones,
sometidos a toda clase de presiones y manipulaciones envilecedoras. No es
casualidad que la actual era del individualismo egolátrico se perfile como la
más opresiva y asfixiante que haya conocido la historia.”
Antonio Medrano
pág. 265, La lucha con el Dragón, Edita: YATAY Ediciones, S. L. 1999
pág. 265, La lucha con el Dragón, Edita: YATAY Ediciones, S. L. 1999
"El mito de la lucha con el dragón nos habla de este guerrear. Pero aquí la lucha tiene sobre todo una proyección interior: es guerra contra uno mismo, combate contra los impedimentos que hay en el propio ser, lucha sin cuartel contra el ego. Se trata de una guerra intestina en la que está en juego aquello que más nos importa —o que, al menos, más nos debiera importar—, a saber: nuestra libertad, dignidad y felicidad. Un combate interior que será tanto más intenso cuanto mayor sea la nobleza de la persona, cuanto más altas y nobles sean sus aspiraciones. Quien no combate internamente, pierde su vida. Quien no quiera pelear, estará condenado a vivir como un despojo viviente, como un perpetuo derrotado, como un trozo inerte zarandeado por los acontecimientos y por la fatalidad del destino."
Antonio Medrano
Tomada del libro He visto cosas que no creerías de Jesús Callejo, página 129
“Quién escapa a esta soga que atenaza nuestra garganta y estrangula el
libre curso de nuestra vida creando toda clase de problemas, sinsabores y
tropiezos?”
Antonio Medrano
“Quien no quiere pelear consigo mismo, estará condenado a vivir como
un despojo viviente, como un perpetuo derrotado, como un trozo inerte
zarandeado por los acontecimientos y por la fatalidad del destino.”
Antonio Medrano
pág. 277, La lucha con el Dragón, Edita: YATAY Ediciones, S. L. 1999
pág. 277, La lucha con el Dragón, Edita: YATAY Ediciones, S. L. 1999