Roberto Alifano

A Pablo Neruda

Desde cada mañana el horizonte
y un anuncio de pájaros traías.
Andabas entre inviernos y alboradas
librado a la delicia,
viajero solitario
de la lluvia.

¡Qué verdor extendido
tu asombrado mirar
celebrando esplendores!

Yo evoco la ofrecida
hondura de tu afecto,
el cielo de Isla Negra,
y luego para siempre tu poesía
acariciando, Pablo, todo.

Roberto Alifano



“La relación con Borges fue uno de los dones que me brindó la vida. En esos años, tuve el privilegio de ser el amanuense de Borges y de acompañarlo en sus viajes por el interior del país, donde realizábamos diálogos en público.”

Roberto Alifano


Los números

Infinitos los números acechan
desde cada rincón de nuestra vida.
Son los años, la trama, la perdida
heredad de las horas que se estrechan.
Cada número es símbolo de acero,
desencanto o encanto, hegemonía,
precisión matemática, grafía.
Es la espada herrumbrosa del guerrero.
Insensibles, exactos, terroríficos,
se aferran a una lógica implacable
cifrándonos la historia inapelable.
Son a veces soberbios y magníficos.
Somos fugacidad no precisada,
números somos. Somos tiempo, nada.

Roberto Alifano



"Pero desde luego que sí. Si se admite una guerra justa, nunca faltarán razones a un gobierno que quiere una guerra para justificarla. Algunas guerras han tenido su razón; la Guerra de los Seis Días, por ejemplo, o la guerra contra el nazismo, la guerra contra Hitler. Pero si admitimos que una guerra es justa, ya abrimos la puerta a todas las guerras, porque sería muy raro que si un país, o un gobierno, decide una guerra, no encuentre razones. Además, esas razones no son discutidas sino que son impuestas, y el que las niega es un traidor a la patria. De modo que yo, en ese sentido, estoy con Spencer, porque el mal está siempre en el predominio del Estado. Spencer decía: El individuo contra el Estado. Y sobre todo ahora que el Estado ha llegado a una hipertrofia terrible. Yo recuerdo que cuando viajé a Europa con mi familia por primera vez, creo que era en 1914, no teníamos pasaporte. No había pasaporte en esos años. Se viajaba por todo el mundo, se pasaba de un país a otro como de una habitación a otra. Claro, después vino la primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, entró la desconfianza… Y ahora no se puede dar un paso de un país a otro sin el pasaporte; no solo eso: si yo salgo a la calle aunque esté en mi propio país, tengo que llevar un documento, porque si no lo llevo puedo ir preso. Esto me parece tremendo. El Estado se inmiscuye en todo; lo acapara todo y es dueño, en parte, de la vida de cada individuo. En ese sentido creo que hemos llegado al socialismo. Aun en los países más liberales el Estado interviene en todo. Y aquí, usted ve, el Estado es dueño de la mayoría de las empresas, explota todas las riquezas naturales. Las cosas se van agravando día a día en este país. Es un país dominado por el Estado."

Roberto Francisco Alifano
Conversaciones con Borges



Tanto empeño en un sueño

Hay música en mi alma al recordarte
que da color al aire que respiro.
¡Ah, el campo de tus labios rumorosos
naufragando en mis noches
como una bella bruja en su barca de cristal!

Sentado frente a un fuego que agoniza,
muy lejano y pequeño, resignado,
apretando los dientes.
apenas me distingo con el humo.

¡Ah, la infinitud de hace diez años,
que repite un puñal al corazón!

Nosotros de la mano y con un beso
pisábamos el mundo en una brisa
sobre puentes del Sena y del Moldava
sin inútil apremio de la hormiga!

Tu ternura, las horas de esos días,
la gracia de tu pelo que flotaba
sobre una catarata de perfume.
Y luego el asesino tan gratuito,
volando como águila al acecho,
bajando la colina disfrazado.
Y el adiós indeseado por los dos.

Haz llegado y te has ido danzando con tu aroma.
Y yo quiero morir en este instante
o caer
y caer
y caer a tus pies envuelto con tu alma.
Pero no. Como luz repentina en medio de la noche
Mi ternura se ofende y se resiste.
Tanto empeño en un sueño ¿Para qué?

Roberto Alifano



































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