Una nueva Tierra

 
Seguramente, a medida que la conciencia humana se fue desarrollando, las flores pudieron ser la primera cosa que los seres humanos valoraron sin que representaran un valor utilitario para ellos, es decir, sin que tuvieran alguna relación con su supervivencia. Sirvieron de inspiración para un sinnúmero de artistas, poetas y místicos. Jesús nos dice que contemplemos las flores y aprendamos a vivir como ellas. Se dice que Buda pronunció una vez un "sermón silencioso" mientras contemplaba una flor. Al cabo de un rato, uno de los presentes, un monje de nombre Mahakasyapa, comenzó a sonreír. Se dice que fue el único que comprendió el sermón. Según la leyenda, esa sonrisa (la realización) pasó a veintiocho maestros sucesivos y mucho después se convirtió en el origen del Zen.
 
Eckhart Tolle
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La belleza de una flor pudo arrojar un breve destello de luz sobre la parte esencial más profunda del ser humano, su verdadera naturaleza.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 2
 
 
Si utilizamos la palabra "iluminación" en un sentido más amplio del aceptado convencionalmente, podríamos pensar que las flores constituyen la iluminación de las plantas.
 
Eckhart Tolle
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Cuando el ser humano tiene un cierto grado de Presencia, de atención y alerta en sus percepciones, puede sentir la esencia divina de la vida, la conciencia interior o el espíritu de todas las criaturas y de todas las formas de vida, y reconocer que es uno con esa esencia y amarla como a sí mismo. Sin embargo, hasta tanto eso sucede, la mayoría de los seres humanos perciben solamente las formas exteriores sin tomar conciencia de su esencia interior, de la misma manera que no reconocen su propia esencia y se limitan a identificarse solamente con su forma física y psicológica.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 3
 
 
¿Está lista la humanidad para una transformación de la conciencia, un florecimiento interior tan radical y profundo que la florescencia de las plantas, con toda su hermosura, sea apenas un pálido reflejo? ¿Podrán los seres humanos perder la densidad de las estructuras mentales condicionadas y llegar a ser, lo mismo que los cristales o las piedras preciosas, transparentes a la luz de la conciencia? ¿Podrán desafiar la fuerza de gravedad del materialismo y la materialidad para elevarse por encima de la forma cuya identidad mantiene al ego en su lugar y los condena a vivir prisioneros dentro de su personalidad?
 
Eckhart Tolle
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Si entendemos de manera más profunda las religiones y las tradiciones espirituales antiguas de la humanidad, encontramos que debajo de las diferencias aparentes hay dos principios fundamentales en los cuales convergen prácticamente todas. Si bien las palabras utilizadas para expresar esos principios son diferentes, todas apuntan hacia una doble verdad fundamental. La primera parte de esa verdad es el reconocimiento de que el estado mental "normal" de la mayoría de los seres humanos contiene un elemento fuerte de disfunción o locura. Son quizás algunas de las enseñanzas centrales del hinduismo las que más se acercan a ver esta disfunción como una forma de enfermedad mental colectiva. La denominan maya , el velo de la ilusión. Ramana Maharshi, uno de los grandes sabios de la India, afirma claramente que "la mente es maya". El budismo utiliza términos diferentes. Para Buda, la mente humana en su estado normal genera dukkha , vocablo que puede traducirse como sufrimiento, descontento o simple desdicha. La ve como una característica de la condición humana. A donde quiera que vamos, en cualquier cosa que hacemos, dice Buda, tropezamos con dukkha , que termina manifestándose en todas las situaciones tarde o temprano. Según las enseñanzas cristianas, el estado colectivo normal de la humanidad es el del "pecado original". La palabra "pecado" ha sido mal comprendida y mal interpretada. Traducida literalmente del griego antiguo, idioma en el cual se escribió el Nuevo Testamento, pecar significa errar el blanco , como el arquero que no clava la flecha en la diana. Por consiguiente, significa no dar en el blanco de la existencia humana. Significa vivir torpe y ciegamente, sufriendo y causando sufrimiento. Así, una vez despojado de su bagaje cultural y de las interpretaciones erróneas, el término apunta a una disfunción inherente a la condición humana.
 
Eckhart Tolle
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Las manifestaciones colectivas de la locura asentada en el corazón de la condición humana constituyen la mayor parte de la historia de la humanidad. Es, en gran medida, una historia de demencia. Si la historia de la humanidad fuera la historia clínica de un solo ser humano, el diagnóstico sería el siguiente: desórdenes crónicos de tipo paranoide, propensión patológica a cometer asesinato y actos de violencia y crueldad extremas contra sus supuestos "enemigos", su propia inconciencia proyectada hacia el exterior; demencia criminal, con unos pocos intervalos de lucidez.
 
Eckhart Tolle
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No podemos llegar a ser buenos esforzándonos por serlo sino encontrando la bondad que mora en nosotros para dejarla salir. Pero ella podrá aflorar únicamente si se produce un cambio fundamental en el estado de conciencia.
 
Eckhart Tolle
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El logro más grande de la humanidad no está en sus obras de arte, ciencia o tecnología, sino en reconocer su propia disfunción, su locura.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 11
 
 
Gracias a algunas de esas personas, al interior de todas las religiones principales se desarrollaron "escuelas" o movimientos que representaron no solamente un redescubrimiento sino, en algunos casos, la intensificación de la luz de la enseñanza original. Fue así como apareció el gnosticismo y el misticismo entre los primeros cristianos y durante la Edad Media, el sufismo en el Islam, el jasidismo y la cábala en el judaísmo, el vedanta advaita en el hinduismo, y el Zen y el Dzogchen en el budismo. La mayoría de estas escuelas eran iconoclastas. Eliminaron una a una todas las capas sofocantes de la conceptualización y las estructuras de los credos mentales, razón por la cual la mayoría fueron objeto de suspicacia y hasta de hostilidad de parte de las jerarquías religiosas establecidas. A diferencia de las religiones principales, sus enseñanzas hacían énfasis en la realización y la transformación interior. Fue a través de esas escuelas o movimientos esotéricos que las religiones recuperaron el poder transformador de las enseñanzas originales, aunque en la mayoría de los casos solamente una minoría de personas tuvieron acceso a ellas. Nunca fueron suficientes en número para tener un impacto significativo sobre la profunda inconsciencia colectiva de las mayorías. Con el tiempo, algunas de esas escuelas desarrollaron unas estructuras formales demasiado rígidas o conceptualizadas como para permitirles conservar su vigencia.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 13
 
 
El desafío de la humanidad en este momento es el de reaccionar ante una crisis radical que amenaza nuestra propia supervivencia. La disfunción de la mente humana egotista, reconocida desde hace más de 2.500 años por los maestros sabios de la antigüedad y amplificada en la actualidad a través de la ciencia y la tecnología, amenaza por primera vez la supervivencia del planeta. Hasta hace muy poco, la transformación de la conciencia humana (señalada también por los antiguos sabios) era tan sólo una posibilidad a la cual tenían acceso apenas unos cuantos individuos aquí y allá, independientemente de su trasfondo cultural o religioso. No hubo un florecimiento generalizado de la conciencia humana porque sencillamente no era todavía una necesidad apremiante. Una proporción significativa de la población del planeta no tardará en reconocer, si es que no lo ha hecho ya, que la humanidad está ante una encrucijada desgarradora: evolucionar o morir. Un porcentaje todavía relativamente pequeño pero cada vez más grande de personas ya está experimentando en su interior el colapso de los viejos patrones egotistas de la mente y el despertar de una nueva dimensión de la conciencia. Lo que comienza a aflorar no es un nuevo sistema de creencias ni una religión, ideología espiritual o mitología. Estamos llegando al final no solamente de las mitologías sino también de las ideologías y de los credos. El cambio viene de un nivel más profundo que el de la mente, más profundo que el de los pensamientos. En efecto, en el corazón mismo de la nueva conciencia está la trascendencia del pensamiento, la habilidad recién descubierta de elevarse por encima de los pensamientos, de reconocer al interior del ser una dimensión infinitamente más vasta que el pensamiento. Por consiguiente, ya no derivamos nuestra identidad, nuestro sentido de lo que somos de ese torrente incesante de pensamientos que confundimos con nuestro verdadero ser de acuerdo con la vieja conciencia. Es inmensa la sensación de liberación al saber que no somos esa "voz que llevamos en la cabeza". ¿Quién soy entonces? Aquel que observa esa realidad. La conciencia que precede al pensamiento, el espacio en el cual sucede el pensamiento, o la emoción o la percepción.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 16
 
 
Si no cambian las estructuras de la mente humana, terminaremos siempre por crear una y otra vez el mismo mundo con sus mismos males y la misma disfunción.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 18
 
 
Una de las estructuras mentales básicas a través de la cual entra en existencia el ego es la identificación. El vocablo "identificación" viene del latín "ídem" que significa "igual" y "facere" que significa "hacer". Así, cuando nos identificamos con algo, lo "hacemos igual". ¿Igual a qué? Igual al yo. Dotamos a ese algo de un sentido de ser, de tal manera que se convierte en parte de nuestra "identidad". En uno de los niveles más básicos de identificación están las cosas: el juguete se convierte después en el automóvil, la casa, la ropa, etcétera. Tratamos de hallarnos en las cosas pero nunca lo logramos del todo y terminamos perdiéndonos en ellas. Ese es el destino del ego.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 25
 
 
LA IDENTIFICACIÓN CON LAS COSAS
 
Quienes trabajan en la industria de la publicidad saben muy bien que para vender cosas que las personas realmente no necesitan deben convencerlas de que esas cosas aportarán algo a la forma como se ven a sí mismas o como las perciben los demás, en otras palabras, que agregarán a su sentido del ser. Lo hacen, por ejemplo, afirmando que podremos sobresalir entre la multitud utilizando el producto en cuestión y, por ende, que estaremos más completos. O crean la asociación mental entre el producto y un personaje famoso o una persona joven, atractiva o aparentemente feliz. Hasta las fotografías de las celebridades ancianas o fallecidas cuando estaban en la cima de sus carreras cumplen bien con ese propósito. El supuesto tácito es que al comprar el producto llegamos, gracias a un acto mágico de apropiación, a ser como ellos o, más bien, como su imagen superficial. Por tanto, en muchos casos no compramos un producto sino un "refuerzo para nuestra identidad". Las etiquetas de los diseñadores son principalmente identidades colectivas a las cuales nos afiliamos. Son costosas y, por tanto, "exclusivas". Si estuvieran al alcance de todo el mundo, perderían su valor psicológico y nos quedaríamos solamente con su valor material, el cual seguramente equivale a una fracción del precio pagado. Las cosas con las cuales nos identificamos varían de una persona a otra de acuerdo con la edad, el género, los ingresos, la clase social, la moda, la cultura, etcétera. Aquello con lo cual nos identificamos tiene relación con el contenido; por otra parte, la compulsión inconsciente por identificarse es estructural. Esta es una de las formas más elementales como opera la mente egotista. Paradójicamente, lo que sostiene a la llamada sociedad de consumo es el hecho mismo de que el intento por reconocernos en las cosas no funciona: la satisfacción del ego dura poco y entonces continuamos con la búsqueda y seguimos comprando y consumiendo. Claro está que en esta dimensión física en la cual habita nuestro ser superficial, las cosas son necesarias y son parte inevitable de la vida. Necesitamos vivienda, ropa, muebles, herramientas, transporte. Quizás haya también cosas que valoramos por su belleza o sus cualidades inherentes. Debemos honrar el mundo de las cosas en lugar de despreciarlo. Cada cosa tiene una cualidad de Ser, es una forma temporal originada dentro de la Vida Única informe fuente de todas las cosas, todos los cuerpos y todas las formas. En la mayoría de las culturas antiguas se creía que todas las cosas, hasta los objetos inanimados, alojaban un espíritu y, en este sentido, estaban más cerca de la verdad que nosotros. Cuando se vive en un mundo aletargado por la abstracción mental, no se percibe la vida del universo. La mayoría de las personas no viven en una realidad viva sino conceptualizada. Pero no podemos honrar realmente las cosas si las utilizamos para fortalecer nuestro ser, es decir, si tratamos de encontrarnos a través de ellas. Eso es exactamente lo que hace el ego. La identificación del ego con las cosas da lugar al apego y la obsesión, los cuales crean a su vez la sociedad de consumo y las estructuras económicas donde la única medida de progreso es tener siempre más . El deseo incontrolado de tener más, de crecer incesantemente, es una disfunción y una enfermedad. Es la misma disfunción que manifiestan las células cancerosas cuya única finalidad es multiplicarse sin darse cuenta de que están provocando su propia destrucción al destruir al organismo del cual forman parte. Algunos economistas están tan apegados a la noción de crecimiento que no pueden soltar la palabra y entonces hablan de "crecimiento negativo" para referirse a la recesión. Muchas personas agotan buena parte de su vida en la preocupación obsesiva por las cosas. Es por eso que uno de los males de nuestros tiempos es la proliferación de los objetos. Cuando perdemos la capacidad de sentir esa vida que somos, lo más probable es que tratemos de llenar la vida con cosas. A manera de práctica espiritual, le sugiero investigar su relación con el mundo de las cosas observándose a si mismo y, en particular, observando las cosas designadas con la palabra "mi". Debe mantenerse alerta y ver honestamente si su sentido de valía está ligado a sus posesiones. ¿Hay cosas que inducen una sensación sutil de importancia o superioridad? ¿Acaso la falta de esas cosas le hace sentir inferior a otras personas que poseen más que usted? ¿Menciona casualmente las cosas que posee o hace alarde de ellas para aparecer superior a los ojos de otra persona y, a través de ella, a sus propios ojos? ¿Siente ira o resentimiento cuando alguien tiene más que usted o cuando pierde un bien preciado?
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 26
 
 
La vida nos pone en el camino las experiencias que más necesitamos para la evolución de nuestra conciencia. ¿Cómo saber si ésta es la experiencia que usted necesita? Porque es la experiencia que está viviendo en este momento.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 30
 
 
Para el ego, tener es lo mismo que Ser: tengo, luego existo. Y mientras más tengo, más soy. El ego vive a través de la comparación. La forma como otros nos ven termina siendo la forma como nos vemos a nosotros mismos. Si todo el mundo habitara en mansiones o todos fuéramos ricos, nuestra mansión o nuestra riqueza ya no nos serviría para engrandecer nuestro sentido del ser. Podríamos irnos a vivir a una choza modesta, regalar la riqueza y recuperar la identidad viéndonos y siendo vistos como personas más espirituales que los demás. La forma como otros nos ven se convierte en el espejo que nos dice cómo y quiénes somos. El sentido de valía del ego está ligado en la mayoría de los casos con la forma como los otros nos valoran. Necesitamos de los demás para conseguir la sensación de ser, y si vivimos en una cultura en donde el valor de la persona es igual en gran medida a lo que se tiene, y si no podemos reconocer la falacia de ese engaño colectivo, terminamos condenados a perseguir las cosas durante el resto de nuestra existencia con la vana esperanza de encontrar nuestro valor y la realización del ser. ¿Cómo desprendernos del apego a las cosas? Ni siquiera hay que intentarlo. Es imposible. El apego a las cosas se desvanece por sí solo cuando renunciamos a identificarnos con ellas. Entretanto, lo importante es tomar conciencia del apego a las cosas. Algunas veces quizás no sepamos que estamos apegados a algo, es decir identificados con algo, sino hasta que lo perdemos o sentimos la amenaza de la pérdida. Si entonces nos desesperamos y sentimos ansiedad, es porque hay apego. Si reconocemos estar identificados con algo, la identificación deja inmediatamente de ser total. "Soy la conciencia que está consciente de que hay apego". Ahí comienza la transformación de la conciencia.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 33
 
 
El ego se identifica con lo que se tiene, pero la satisfacción que se obtiene es relativamente efímera y de corta duración. Oculto dentro de él permanece un sentimiento profundo de insatisfacción, de "no tener suficiente", de estar incompleto. "Todavía no tengo suficiente", dice el ego queriendo decir realmente, "Todavía no soy suficiente". Como hemos visto, tener (el concepto de la propiedad) es una ficción creada por el ego para dotarse a sí mismo de solidez y permanencia y poder sobresalir y ser especial. Sin embargo, puesto que es imposible encontrarnos a nosotros mismos a través de la tenencia, hay otro ímpetu más fuerte y profundo relacionado con la estructura del ego: la necesidad de poseer más, a la cual denominamos "deseo". No hay ego que pueda durar mucho tiempo sin la necesidad de poseer más. Por consiguiente, el deseo mantiene al ego vivo durante más tiempo que la propiedad. El ego desea desear más que lo que desea tener. Así, la satisfacción somera de poseer siempre se reemplaza por más deseo. Se trata de la necesidad psicológica de tener más, es decir, más cosas con las cuales identificarse. Es una necesidad adictiva y no es auténtica.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 34
 
 
Las formas de pensamiento de mi y mío, más que, quiero, necesito, preciso tener y no es suficiente , no se relacionan con el contenido sino con la estructura del ego. El contenido es intercambiable. Mientras no se reconozca la existencia de esas formas de pensamiento y permanezcan en el inconsciente, estamos sujetos a creer en ellas; estamos condenados a manifestar esos pensamientos inconscientes, condenados a buscar sin encontrar, porque cuando operan esas formas de pensamiento no hay nada que pueda satisfacernos, ninguna posesión, ningún lugar, ninguna persona ni ninguna condición. Independientemente de lo que tengamos u obtengamos, no podremos ser felices. Siempre estaremos buscando algo que prometa una mayor realización, que encierre la promesa de completar el ser incompleto y de llenar esa sensación de carencia que llevamos dentro.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 35
 
 
Lo que denomino el "cuerpo interior"no es realmente cuerpo sino energía vital, el puente entre la forma y lo informe.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 39
 
 
Lo que denomino el "cuerpo interior"no es realmente cuerpo sino energía vital, el puente entre la forma y lo informe. Desarrolle el hábito de sentir el cuerpo interior con la mayor frecuencia posible. Al cabo de un tiempo ya no tendrá que cerrar los ojos para sentirlo. Por ejemplo, trate de sentir el cuerpo interior cuando esté en compañía de alguien. Es casi como una paradoja: al estar en contacto con el cuerpo interior deja uno de identificarse con el cuerpo y con la mente. Quiere decir que ya no nos identificamos con la forma, sino que nos apartamos de esa identificación hacia lo informe, al cual podemos también denominar el Ser. Es nuestra identidad esencial. Tomando conciencia del cuerpo no solamente nos anclamos en el momento presente, sino que abrimos una puerta para escapar de la cárcel del ego. También fortalecemos nuestro sistema inmunitario y la capacidad del cuerpo de sanarse a sí mismo.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 39
 
La verdad última de lo que somos no está en decir yo soy esto o aquello, sino en decir Yo Soy.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 42
La reacción ante una pérdida trágica es siempre resistirse o ceder. Algunas personas se vuelven amargadas y profundamente resentidas; otras se vuelven compasivas, sabias y amorosas. Ceder implica aceptar internamente lo que es, es abrirse a la vida. La resistencia es una contracción interior, un endurecimiento del cascarón del ego, es cerrarse. Toda acción emprendida desde el estado de resistencia interior (al cual podríamos llamar negatividad) generará más resistencia externa y el universo no brindará su apoyo; la vida no ayudará. El sol no puede penetrar cuando los postigos están cerrados. Cuando cedemos y nos entregamos, se abre una nueva dimensión de la conciencia. Si la acción es posible o necesaria, la acción estará en armonía con el todo y recibirá el apoyo de la inteligencia creadora, la conciencia incondicionada, con la cual nos volvemos uno cuando estamos en un estado de apertura interior. Entonces las circunstancias y las personas ayudan y colaboran, se producen las coincidencias. Si la acción no es posible, descansamos en la paz y la quietud interior en actitud de entrega; descansamos en Dios.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 42
 
 
Trate de atrapar a la voz de su mente en el momento mismo en que se queja de algo, y reconózcala por lo que es: la voz del ego, nada más que un patrón mental condicionado, un pensamiento. Cada vez que tome nota de esa voz, también se dará cuenta de que usted no es la voz sino el ser que toma conciencia de ella. En efecto, usted es la conciencia consciente de la voz. Allá en el fondo está la conciencia, mientras que la voz, el pensador, está en primer plano. Es así como usted se libera del ego, de la mente no observada. Tan pronto como tome conciencia del ego que mora en usted, deja de ser ego para convertirse en un viejo patrón mental condicionado. El ego implica inconciencia. La conciencia y el ego no pueden coexistir. El viejo patrón o hábito mental puede sobrevivir y reaparecer durante un tiempo porque trae el impulso de miles de años de inconciencia colectiva, pero cada vez que se lo reconoce, se debilita.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 47
 
La verdad no necesita defensa
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 50
 
 
Solamente hay una Verdad absoluta de la cual emanan todas las demás verdades. Cuando hallamos esa Verdad, nuestros actos ocurren en armonía con ella. Los actos humanos pueden reflejar la Verdad o la ilusión. ¿Puede la Verdad ponerse en palabras? Sí, pero las palabras no son la Verdad. Sólo apuntan a ella.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 52
 
 
San Agustín dijo, "Ama y haz tu voluntad". No hay palabras que se acerquen más a la Verdad que esas.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 53
 
 
La mayor parte de la violencia que los seres humanos nos hemos infligido a nosotros mismos no ha sido producto de los delincuentes ni de los locos, sino de los ciudadanos normales y respetables que están al servicio del ego colectivo. Podemos llegar incluso a decir que, en este planeta, "normal" es sinónimo de demente. ¿Cuál es la raíz de esa locura? La identificación total con el pensamiento y la emoción, es decir, con el ego.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 54
 
 
Los patrones egotistas de los demás contra los cuales reaccionamos con mayor intensidad y los cuales confundimos con su identidad, tienden a ser los mismos patrones nuestros pero que somos incapaces de detectar o develar en nosotros. En ese sentido, es mucho lo que podemos aprender de nuestros enemigos. ¿Qué es lo que hay en ellos que más nos molesta y nos enoja? ¿Su egoísmo? ¿Su codicia? ¿Su necesidad de tener el poder y el control? ¿Su deshonestidad, su propensión a la violencia, o cualquier otra cosa? Todo aquello que resentimos y rechazamos en otra persona está también en nosotros. Pero no es más que una forma de ego y, como tal, es completamente impersonal. No tiene nada que ver con la otra persona ni tampoco con lo que somos. Es solamente si lo confundimos con lo que somos que su observación puede amenazar nuestro sentido del Ser.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 54
 
 
¿Qué es la realización espiritual? ¿La creencia de que somos espíritu? No, ése es un pensamiento. Aunque se acerca un poco más a la verdad que el pensamiento según el cual creemos que somos esa persona que aparece en el registro de nacimiento, sigue siendo un pensamiento. La realización espiritual consiste en ver claramente que no somos lo que percibimos, experimentamos, pensamos o sentimos; que no podemos encontrarnos en todas esas cosas que vienen y se van continuamente. Buda fue quizás el primer ser humano en ver esto claramente, de tal manera que anata (la ausencia del yo) se convirtió en uno de los puntos centrales de su enseñanza. Y cuando Jesús dijo, "niégate a ti mismo", lo que quiso decir fue "niega (y, por tanto, deshace) la ilusión del yo". Si el yo, el ego, fuera verdaderamente lo que soy, sería absurdo "negarlo". Lo que queda es la luz de la conciencia en la cual van y vienen las percepciones, las experiencias, los pensamientos y los sentimientos. Ese es el Ser, el verdadero Yo interior. Cuando me reconozco como tal, lo que sucede con mi vida deja de ser absoluto y pasa a ser relativo. Aunque le rindo tributo, pierde su seriedad absoluta, su peso. Lo único que finalmente importa es esto: ¿Puedo sentir mi Ser esencial, el Yo Soy, como telón de fondo en todo momento de mi vida? Para ser más exactos, ¿puedo sentir el Yo Soy que Soy en este momento? ¿Puedo sentir mi identidad esencial como conciencia? ¿O me dejo arrastrar por los sucesos, perdiéndome en el laberinto de la mente y el mundo?
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 58
 
La fuerza que motiva el comportamiento del ego, cualquiera que éste sea, siempre es la misma: la necesidad de sobresalir, de ser especial, de tener el control; la necesidad de tener poder, de recibir atención, de poseer más. Y, por supuesto, la necesidad de sentir la separación, es decir, la necesidad de la oposición, de tener enemigos.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 59
 
 
Mientras caminaba con un amigo por una reserva natural muy hermosa cerca de Malibú en California, tropezamos con las ruinas de la que fuera una casa de campo, destruida por el fuego hace muchos años. Al aproximarnos a la casa, sepultada debajo de los árboles y una vegetación imponente, vimos un aviso al lado del camino, puesto por las autoridades del parque. Decía: "Peligro. Todas las estructuras son inestables". Le dije a mi amigo, "Ese es un sutra (escritura sagrada) profundo". Permanecimos allí, extasiados. Una vez que aceptamos y reconocemos que todas las estructuras (las formas) son inestables, hasta las que parecen más sólidas, emerge la paz en nuestro interior. Esto se debe a que al reconocer la transitoriedad de todas las formas despierta en nosotros la dimensión de lo informe que llevamos dentro y que está más allá de la muerte. Eso que Jesús denominó "vida eterna".
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 60
 
 
La tristeza de ser famosos en este mundo es que nuestro verdadero ser queda sepultado por una imagen mental colectiva.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 61
 
 
El ego se alimenta de la atención de los demás, la cual es, después de todo, una forma de energía psíquica. El ego ignora que la fuente de toda energía está en el interior, de manera que la busca externamente. El ego no busca la atención informe de la Presencia, sino alguna forma de atención como el reconocimiento, la alabanza, la admiración, o sencillamente ser notado de alguna manera, lograr que se reconozca su existencia.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 63
 
 
 
La timidez suele ir de la mano con un concepto negativo de uno mismo, la idea de ser inadecuado.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 63
 
 
La persona tímida que teme despertar la atención de los demás no carece de ego. Tiene un ego ambivalente que teme y a la vez desea la atención de los demás. El temor es que la atención adopte la forma de desaprobación o crítica, es decir, algo que menoscabe su sentido de ser en lugar de engrandecerlo. Así, el temor de recibir atención es mayor que la necesidad de tenerla. La timidez suele ir de la mano con un concepto negativo de uno mismo, la idea de ser inadecuado. Toda noción conceptual del ser (verme a mi mismo de tal o cual manera) es ego, trátese de un concepto predominantemente positivo (soy el mejor) o negativo (no sirvo para nada). Detrás de todo concepto positivo de uno mismo está el temor de no ser lo suficientemente bueno. Detrás de todo concepto negativo de uno mismo se oculta el deseo de ser el mejor de todos, o mejor que los demás. Detrás de la sensación de superioridad del ego seguro de sí mismo y de la necesidad de conservar esa superioridad, está el temor inconsciente a la inferioridad. Y al revés, el ego tímido que se siente inferior, tiene un fuerte deseo oculto de ser superior. Muchas personas fluctúan entre la sensación de inferioridad y de superioridad, dependiendo de las situaciones o de las personas con quienes entran en contacto. Lo único que usted necesita saber y observar en usted mismo es lo siguiente: cada vez que se sienta superior o inferior a alguien, es problema de su ego.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 63
 
Definirse a través del pensamiento es limitarse a sí mismo.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 67
 
 
Si nos sentimos infelices, lo primero que debemos reconocer es esa infelicidad que llevamos dentro. Pero no es cuestión de decir, "Soy infeliz", porque la infelicidad no tiene nada que ver con nuestra esencia. Debemos decir, "Hay infelicidad en mi", y luego proceder a investigarla.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 71
 
 
Nunca es la situación la causa principal de la infelicidad, sino lo que pensamos de ella. Debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos y separarlos de la situación, la cual siempre es normal y siempre es como es. Por un lado está la situación o el hecho, y por el otro está lo que pensamos sobre ellos.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 71
 
 
No debemos buscar la felicidad puesto que no la encontraremos. La búsqueda es la antítesis de la felicidad. La felicidad es evasiva, mientras que podemos liberarnos ya mismo de nuestra infelicidad enfrentándola como es, en lugar de inventar historias sobre ella. La infelicidad opaca nuestro estado natural de bienestar y paz interior, fuentes reales de la verdadera felicidad.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 71
 
 
 
 
La conciencia es el factor de cambio más poderoso de todos.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 73
 
 
La humanidad está destinada a trascender el sufrimiento, pero no de la manera como piensa el ego. Uno de los muchos supuestos erróneos del ego, uno de sus muchos pensamientos ilusorios es "No tendría por qué sufrir". Algunas veces ese pensamiento se transfiere a un ser cercano: "Mi hijo no tendría por qué sufrir". Ese es el pensamiento que se encuentra en la raíz del sufrimiento. El propósito del sufrimiento es noble: promover la evolución de la conciencia y consumir al ego. El hombre crucificado es un arquetipo. Representa a todos los hombres y a todas las mujeres. El proceso se hace más lento en la medida en que nos resistimos al sufrimiento porque la resistencia produce más ego al cual consumir. Sin embargo, cuando aceptamos el sufrimiento se acelera el proceso gracias al hecho de sufrir conscientemente. Podemos aceptar el sufrimiento para nosotros mismos o para alguien más, como un hijo o un progenitor. La transmutación ocurre simultáneamente con el sufrimiento consciente. El fuego del sufrimiento se convierte en la luz de la conciencia. El ego dice, "no tengo por qué sufrir", y ése pensamiento acrecienta el sufrimiento. Es una distorsión de la verdad, la cual siempre ha sido paradójica. La verdad es que debemos acoger el sufrimiento para poder trascenderlo.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 75
 
 
Somos seres humanos. ¿Qué significa eso? Dominar la vida no es cuestión de control sino de encontrar el equilibrio entre nuestra humanidad y nuestro Ser.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 77
 
 
 
 
En un mundo lleno de personajes que representan un drama, las pocas personas que no proyectan una imagen fabricada por la mente (y las hay incluso en la televisión, los medios y el mundo de los negocios) sino que funcionan desde la esencia profunda de su Ser, que no aparentan ser más de lo que son sino que son ellas mismas, se destacan como personas notables y son las únicas que logran dejar una verdadera huella en este mundo. Son las portadoras de la nueva conciencia. Imprimen gran poder a todo lo que hacen porque están en armonía con el propósito del todo. Sin embargo, su influencia va mucho más allá de lo que hacen, mucho más allá de su función. Su simple presencia sencilla, natural, discreta, ejerce un efecto de transformación sobre todas las personas con quienes entran en contacto.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 80
 
 
El consejo de "Sé tu mismo" es bueno, pero también puede ser engañoso. La mente intervendrá para decir, "Veamos, ¿cómo puedo ser yo mismo?" Entonces la mente desarrolla algún tipo de estrategia: "De cómo ser yo mismo". Otro personaje. En realidad, la pregunta de "¿Cómo puedo ser yo mismo?" es incorrecta. Implica que debemos hacer algo para ser nosotros mismos. Pero el cómo no es válido porque ya somos nosotros mismos. Debemos dejar de añadir carga a lo que ya somos. "Pero no sé quién soy. No sé lo que significa ser yo mismo". Cuando logramos sentirnos totalmente a gusto con el hecho de no saber quiénes somos, entonces lo que queda es lo que somos: el Ser detrás del humano, un campo de potencialidad pura en lugar de algo ya definido.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 80
 
 
Hay cuatro palabras en las cuales se encierra el secreto del arte de vivir, el secreto del éxito y la felicidad: uno con la vida. Ser uno con la vida significa ser Uno con el Ahora. Entonces nos damos cuenta de que no vivimos la vida, sino que ésta nos vive. La vida es la bailarina y nosotros somos la danza.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 85
 
 
En su mayor parte, nuestro proceso de pensamiento es involuntario, automático y repetitivo. No es más que una especie de estática mental que no cumple ningún propósito real. Estrictamente hablando, no pensamos: el pensamiento es algo que nos sucede. Cuando decimos "yo pienso" está implícita la voluntad. Implica que tenemos voz en el asunto, que podemos escoger. Sin embargo, en la mayoría de los casos no sucede así. La afirmación "yo pienso" es tan falsa como la de "yo digiero" o "yo circulo mi sangre". La digestión sucede, la circulación sucede, el pensamiento sucede.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 95
 
 
Estar alienado significa no estar a gusto en ninguna situación o con ninguna persona, ni siquiera con uno mismo. Buscamos constantemente llegar a "casa" pero nunca nos sentimos en casa.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 97
 
 
La diferencia fundamental entre una reacción instintiva y una emoción está en que la primera es una reacción directa del cuerpo frente a una situación externa, mientras que la emoción es la respuesta del cuerpo a un pensamiento.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 98
 
 
La historia de Tanzan y Ekido, dos monjes Zen que caminaban por un sendero rural anegado a causa de la lluvia ilustra maravillosamente la incapacidad o la falta de voluntad de la mente humana para dejar atrás el pasado. Cuando se acercaban a una aldea, tropezaron con una joven que trataba de cruzar el camino pero no quería enlodar su kimono de seda. Sin pensarlo dos veces, Tanzan la alzó y la pasó hasta el otro lado. Los monjes continuaron caminando en silencio. Cinco horas después, estando ya muy cerca del templo donde se alojarían, Ekido no resistió más. "¿Por qué alzaste a esa muchacha para pasarla al otro lado del camino?" preguntó. "Los monjes no debemos hacer esas cosas". "Hace horas que descargué a la muchacha", replicó Tazan. "¿Todavía llevas su peso encima?" Imaginemos cómo sería la vida para alguien que viviera como Ekido todo el tiempo, incapaz de dejar atrás las situaciones del pasado, acumulando más y más cosas. Pues así es la vida para la mayoría de las personas de nuestro planeta. ¡Qué pesada es la carga del pasado que llevan en su mente!
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 103
 
 
Todos los vestigios de dolor que dejan las emociones negativas fuertes y que no se enfrentan y aceptan para luego dejarse atrás, terminan uniéndose para formar un campo de energía residente en las células mismas del cuerpo. Está constituido no solamente por el sufrimiento de la infancia, sino también por las emociones dolorosas que se añaden durante la adolescencia y durante la vida adulta, la mayoría de ellas creadas por la voz del ego. El dolor emocional es nuestro compañero inevitable cuando la base de nuestra vida es un sentido falso del ser. Este campo de energía hecho de emociones viejas pero que continúan muy vivas en la mayoría de las personas, es el cuerpo del dolor. Sin embargo, el cuerpo del dolor no es solamente individual. También participa del sufrimiento experimentado por un sinnúmero de seres humanos a lo largo de una historia de guerras tribales, esclavitud, rapacería, violaciones, torturas y otras formas de violencia. Ese sufrimiento permanece vivo en la psique colectiva de la humanidad y se acrecienta día tras día como podemos comprobarlo viendo los noticiarios u observando el drama de las relaciones humanas. En el cuerpo colectivo del dolor seguramente está codificado el ADN de todos los seres humanos, aunque todavía no se haya podido demostrar.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 105
 
 
Todos los seres que llegan al mundo traen consigo un cuerpo de dolor emocional. En algunos es más pesado y denso que en otros. Algunos bebés son bastante felices la mayoría de las veces. Otros parecen albergar una gran cantidad de tristeza. Es cierto que algunos bebés lloran mucho porque no reciben suficiente atención y cariño, pero hay otros que lloran sin razón aparente, como si quisieran que todas las personas a su alrededor fueran tan infelices como ellos, lográndolo a veces. Han llegado al mundo con una carga pesada de sufrimiento humano. Otros bebés lloran con frecuencia porque detectan las emanaciones de las emociones negativas de sus padres, lo cual agranda su cuerpo del dolor al absorber la energía de los cuerpos del dolor de sus padres. Independientemente de la razón, a medida que crece el cuerpo físico, crece también el cuerpo del dolor. El bebé que nace con un cuerpo del dolor liviano no será necesariamente un adulto más "avanzado espiritualmente" que el que nace con un cuerpo más denso. De hecho, muchas veces sucede lo contrario. Las personas cuyo cuerpo del dolor es más pesado generalmente tienen mayores oportunidades de despertar espiritualmente que quienes llegan con un cuerpo relativamente liviano. Mientras algunas permanecen atrapadas en sus cuerpos densos, muchas otras llegan a un punto en que ya no toleran su infelicidad, de manera que se acentúa su motivación para despertar.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 105
 
 
El cuerpo del dolor es una forma semiautónoma de energía , hecha de emociones, que vive en el interior de la mayoría de los seres humanos. Tiene su propia inteligencia primitiva , muy parecida a la de un animal astuto, y el principal objetivo de esa inteligencia es la supervivencia . Al igual que todas las formas de vida, necesita alimentarse periódicamente (absorber nueva energía) y su alimento es la energía compatible con la suya propia, es decir, la energía que vibra en una frecuencia semejante . Toda energía emocionalmente dolorosa puede convertirse en alimento para el cuerpo del dolor. Es por eso que tanto le agradan al cuerpo del dolor los pensamientos negativos y el drama de las relaciones humanas. El cuerpo del dolor es una adicción a la infelicidad. Es probable que usted se sienta sorprendido al saber por primera vez que hay algo en su interior que busca periódicamente la negatividad emocional y la infelicidad . Es preciso estar más conscientes para verlo en nosotros mismos que para verlo en los demás . Una vez que la infelicidad se apodera de nosotros, no solamente no deseamos ponerle fin sino que tratamos de que los otros se sientan tan infelices como nosotros a fin de alimentarnos de sus reacciones emocionales negativas. En la mayoría de los casos, el cuerpo del dolor tiene una fase activa y otra latente. Cuando está latente olvidamos fácilmente que llevamos una nube negra o un volcán dormido en nuestro interior, dependiendo del campo de energía de nuestro cuerpo del dolor en particular. El período que permanece latente varía de una persona a otra: unas cuantas semanas es lo más común, pero puede también ser unos cuantos días o unos meses. En algunos casos infrecuentes, el cuerpo del dolor puede permanecer en estado de hibernación durante años hasta que algún suceso lo despierta.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 107
 
 
Todas las cosas son campos de energía vibratorios en constante movimiento. La silla en la cual nos sentamos, el libro que sostenemos en las manos parecen sólidos e inertes solamente porque ésa es la manera como nuestros sentidos perciben la frecuencia de sus vibraciones, es decir, el movimiento incesante de las moléculas, los átomos, los electrones y las partículas subatómicas que, en su conjunto, conforman eso que vemos en forma de silla, libro, árbol o cuerpo. Lo que percibimos como materia física es energía que vibra (se mueve) en una determinada gama de frecuencias. Los pensamientos están hechos de la misma energía pero vibran a una frecuencia más alta que la de la materia, razón por la cual no podemos verlos o tocarlos. Los pensamientos tienen su propia gama de frecuencias: los negativos están en la parte inferior del espectro, mientras que los positivos están en la parte superior de la escala . La frecuencia vibratoria del cuerpo del dolor resuena con la de los pensamientos negativos, razón por la cual solamente puede alimentarse de ellos. El patrón usual por el cual el pensamiento crea las emociones se invierte en el caso del cuerpo del dolor, por lo menos inicialmente. La emoción del cuerpo del dolor no tarda en apoderarse del pensamiento y, una vez que eso sucede, la mente comienza a producir pensamientos negativos. La voz de la mente comienza a contar historias de tristeza, angustia o ira acerca de la vida, de nosotros mismos, de las otras personas, de los sucesos pasados, presentes, futuros o imaginarios. La voz culpa, acusa, reniega, se imagina. Y nosotros nos identificamos totalmente con lo que dice la voz y creemos todos sus pensamientos distorsionados. Es el momento en que se apodera de nosotros la adicción a la infelicidad. No es tanto que no podamos frenar el tren de pensamientos negativos, sino que no deseamos hacerlo. Esto se debe a que, en ese momento, el cuerpo del dolor está viviendo a través de nosotros y suplantando a nuestro verdadero ser . Y al cuerpo del dolor le es placentero el sufrimiento. Devora ansiosamente todos los pensamientos negativos. En efecto, la voz que habla usualmente en la mente se ha convertido en la voz del cuerpo del dolor y ha asumido el control del diálogo interior. Se establece entonces un círculo vicioso entre el cuerpo del dolor y el pensamiento. Cada pensamiento alimenta el cuerpo del dolor y éste, a su vez, genera más pensamientos. En algún momento, después de unas cuantas horas o hasta días, una vez que está satisfecho, el cuerpo del dolor vuelve a dormir, dejando tras de sí un organismo agotado y un cuerpo mucho más susceptible a la enfermedad. Se parece mucho a un parásito psíquico, y eso es en realidad.
 
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Una nueva Tierra. Página 108
 
 
La mayoría de los cuerpos del dolor buscan infligir sufrimiento y ser a la vez víctimas de él, pero algunos son principalmente victimarios o víctimas . En cualquiera de los dos casos, se alimentan de la violencia, sea ésta física o emocional . Algunas parejas que creen estar enamoradas en realidad se sienten atraídas porque sus respectivos cuerpos del dolor se complementan. Algunas veces, los papeles de víctima y victimario quedan claramente asignados desde su primer encuentro. Algunos matrimonios, en lugar de hacerse en el cielo se hacen en el infierno. Quien haya tenido un gato sabe que, incluso mientras duerme, el gato parece saber lo que sucede a su alrededor porque al más mínimo ruido dirige las orejas hacia el lugar de donde vino y abre ligeramente los ojos . Los cuerpos del dolor son iguales. En un determinado nivel continú
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 111
 
 
¿Por qué las películas violentas atraen a un público tan grande? Hay una industria enorme, parte de la cual se sostiene gracias a la adicción de los seres humanos por la infelicidad . Es obvio que las personas ven esas películas porque desean sentirse mal. ¿Qué es lo que motiva al ser humano a querer sentirse mal y decir que eso es bueno? El cuerpo del dolor, por supuesto. Buena parte de la industria del entretenimiento está dirigida a él. Entonces, además de la reactividad, los pensamientos negativos y el drama personal, el cuerpo del dolor también se renueva indirectamente a través del cine y la televisión. Son cuerpos del dolor los que escriben y producen esas películas para que otros cuerpos del dolor paguen por verlas. ¿Acaso siempre es "malo" mostrar y ver violencia en la televisión y en las pantallas de cine? ¿Alimenta toda esa violencia al cuerpo del dolor? En la actual etapa evolutiva de la humanidad, la violencia no solamente es generalizada, sino que va en aumento, a medida que la vieja conciencia egotista, amplificada por el cuerpo colectivo del dolor, se intensifica antes de su muerte inevitable. Si las películas muestran la violencia dentro de su contexto más amplio, si muestran el origen y las consecuencias de esa violencia, si muestra lo que le hace a la víctima y también al victimario, si muestran la inconsciencia que está detrás de ella y que se pasa de generación en generación (la ira y el odio que viven en forma de cuerpo del dolor en cada ser humano), entonces las películas pueden desempeñar un papel fundamental en el despertar de la humanidad. Pueden ser el espejo en el cual la humanidad vea reflejada su locura. Aquello que reconoce la locura como tal (aunque sea la propia) es cordura, es el despertar de la conciencia, es el fin de la demencia.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 113
 
 
Cuando se tiene sensibilidad suficiente, es posible sentir el peso del campo de energía de ciertos países tan pronto como uno baja del avión. En otros países se puede percibir un campo de energía de violencia latente bajo la superficie de la vida cotidiana. En algunas naciones, por ejemplo en el Medio Oriente, el cuerpo colectivo del dolor es tan agudo que una parte importante de la población se ve obligada a manifestarlo a través de un ciclo de locura interminable de crímenes y venganzas a partir del cual se renueva constantemente el cuerpo del dolor.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 117
 
 
Realmente no importa cuál proporción de nuestro cuerpo del dolor pertenezca a nuestra nación o nuestra raza y cuál proporción sea personal. Cualquiera que sea el caso, la única manera de trascenderlo es asumiendo la responsabilidad por nuestro estado interior en este momento. Aunque la culpa parezca justificada, mientras culpemos a otros continuaremos alimentando el cuerpo del dolor con nuestros pensamientos y permaneceremos atrapados en el ego. Solamente hay una fuente de maldad en nuestro planeta: la inconsciencia humana. En el simple hecho de reconocer esa realidad se alberga el verdadero perdón. Con el perdón se disuelve nuestra identidad de víctimas y aflora nuestro poder verdadero: el poder de la Presencia. En lugar de culpar a las tinieblas, traemos la luz.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 119
 
 
Le pedí que llevara su atención a lo que sentía en el interior de su cuerpo y que sintiera la emoción directamente, no a través del filtro de sus pensamientos de infelicidad, de su historia de tristeza. Dijo que había venido con la esperanza de que yo le mostrara el camino para salir de su infelicidad, no para entrar en ella. Sin embargo, hizo lo que le pedí, aunque con algo de renuencia. Lloraba y temblaba. "Eso es lo que siente en este momento", le dije, "no hay nada que pueda hacer ahora porque eso es lo que siente en este momento. Entonces, en lugar de cambiar la forma como se siente en este momento, lo cual generará más sufrimiento, ¿cree posible aceptar por completo lo que siente ahora?" Guardó silencio unos instantes. Súbitamente se mostró impaciente como si quisiera levantarse y dijo enojada, "no, no deseo aceptar esto". "¿Quién está hablando?", le pregunté, "¿usted o su infelicidad? ¿Se da cuenta de que su infelicidad por estar infeliz es otra capa más de infelicidad?" Calló nuevamente. "No le estoy pidiendo que haga algo. Lo único que le pido es que trate de descubrir si le es posible permitir que esos sentimientos residan ahí. En otras palabras, y esto puede parecerle extraño, ¿qué sucede con la infelicidad? ¿No desea averiguarlo? " Me miró intrigada durante unos momentos, y al cabo de un minuto de silencio, noté un cambio importante en su campo de energía. Dijo, "es raro, todavía me siento infeliz, pero ahora hay un espacio alrededor, parece que me pesara menos" . Fue la primera vez que alguien utilizó esa descripción: hay espacio alrededor de mi infelicidad . Ese espacio se produce cuando aceptamos interiormente lo que estamos experimentando en el presente.
 
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Una nueva Tierra. Página 122
 
 
El cuerpo del dolor de los padres puede afectar profundamente a los niños altamente sensibles. El hecho de tener que presenciar la demencia del drama de sus padres les provoca un dolor emocional insoportable, de tal manera que son estos niños quienes llegan a tener cuerpos del dolor muy densos en la edad adulta . Los padres que tratan de ocultar sus cuerpos del dolor no engañan a sus hijos. "No debemos pelear delante de Ios niños", dicen, pero eso sólo significa que mientras conversan educadamente, el hogar está cargado de energía negativa. Suprimir el cuerpo del dolor es extremadamente tóxico , mucho más que dejarlo manifestar abiertamente, y los niños absorben esa toxicidad psíquica , la cual contribuye a acrecentar sus propios cuerpos del dolor.
 
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Una nueva Tierra. Página 126
 
 
La infelicidad del cuerpo del dolor siempre es completamente desproporcionada en relación con su causa aparente. En otras palabras, es una reacción exagerada. Es así como se la reconoce, aunque generalmente no es la persona poseída quien la reconoce. Una persona con un cuerpo del dolor pesado encuentra fácilmente las razones para sentirse alterada, molesta, afligida, triste o temerosa. Las cosas relativamente insignificantes que en otra persona provocarían solamente un encogimiento de hombros y una sonrisa indiferente, se convierten en la causa aparente de un sufrimiento intenso. Y claro está que no son la causa verdadera, sino el factor desencadenante, el cual revive las viejas emociones acumuladas. La emoción se aposenta luego en la cabeza, donde amplifica e imprime energía a las estructuras egotistas de la mente. El cuerpo del dolor y el ego son parientes cercanos. Se necesitan mutuamente. El suceso o la situación desencadenante se interpretan y se ponen en escena a través de la pantalla de un ego altamente emocional. Esto quiere decir que su significado se distorsiona completamente. Vemos el presente a través de los ojos del pasado emocional que llevamos dentro. En otras palabras, lo que vemos o experimentamos no está en el suceso ni en la situación, sino en nosotros. O, en algunos casos, aunque sea parte del suceso o de la situación terminamos amplificándolo con nuestra reacción. Esta reacción, esta amplificación, es el alimento que el cuerpo del dolor desea y necesita. La persona poseedora de un cuerpo del dolor pesado encuentra a veces imposible distanciarse de su interpretación distorsionada, de su "historia " cargada de emoción. Mientras más emoción negativa haya en una historia, más pesada e impenetrable es ésta. Así, la historia no se reconoce como tal, sino que se la confunde con la realidad. Cuando estamos completamente atrapados en el devenir del pensamiento y las emociones que lo acompañan, es imposible desprendernos porque ni siquiera sabemos que podemos hacerlo. Estamos atrapados en nuestra propia película o ilusión. Y hasta donde sabemos, nuestra reacción es la única reacción posible.
 
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Una nueva Tierra. Página 129
 
 
La emanación de energía de una persona con un cuerpo del dolor activo es muy particular y les resulta muy desagradable a los demás. Cuando se cruzan con esa persona, hay quienes sienten la necesidad de apartarse inmediatamente o de reducir al mínimo su interacción con ella. Se sienten repelidas por su campo de energía. Otras personas sienten una ola de agresión dirigida contra ellas y reaccionan con grosería atacándola verbalmente o hasta físicamente también. Eso significa que hay algo en su interior que resuena con el cuerpo del dolor del otro. Aquello contra lo cual reaccionaron con tanta fuerza vive en su interior también. Es su propio cuerpo del dolor. No sorprende entonces que las personas cuyos cuerpos del dolor son pesados y activos vivan con frecuencia en situaciones de conflicto. Algunas veces, como es natural, ellas mismas las provocan. Pero otras veces quizás ni siquiera hagan nada. La negatividad que emanan es suficiente para atraer la hostilidad y generar el conflicto. Se necesita un alto grado de Presencia para evitar reaccionar cuando se está frente a una persona con un cuerpo del dolor tan activo. Cuando logramos estar presentes, a veces sucede que nuestra Presencia lleva a la otra persona a dejar de identificarse con su cuerpo del dolor y a experimentar el milagro de un despertar súbito. Aunque ese despertar sea de corta duración, será la iniciación de todo el proceso.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 130
 
 
Reconocer la unicidad en nosotros mismos y en el otro es el verdadero amor, el verdadero interés y la verdadera compasión.
 
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Una nueva Tierra. Página 132
 
 
 
J. Krishnamurti, el gran filósofo y maestro espiritual de la India, viajó casi continuamente por el mundo entero durante más de 50 años para tratar de comunicar a través de las palabras (que son contenido) aquello que está más allá de las palabras y del contenido. Durante una de sus últimas conferencias, sorprendió al público preguntando, "¿desean conocer mi secreto?" Todo el mundo quedó en vilo. Muchas de las personas habían acudido a sus conferencias durante 20 o 30 años sin lograr comprender la esencia de su enseñanza. Finalmente, después de todos esos años, el maestro estaba a punto de revelarles la clave. "Mi secreto es el siguiente", dijo, "no me importa lo que pueda suceder".
 
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Una nueva Tierra. Página 148
 
 
El ego podría definirse sencillamente como una relación disfuncional con el momento presente.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 150
¡El universo toma conciencia de sí mismo a través de nosotros!
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 165
 
 
Cuando el ojo no encuentra nada para ver, la nada se percibe como espacio. Cuando el oído no encuentra nada para oír, el vacío se percibe como quietud. Cuando los sentidos, diseñados para percibir la forma, se tropiezan con la ausencia de la forma, la conciencia informe que está detrás de la percepción y de la cual emana toda percepción, toda experiencia posible, ya no se oculta detrás de la forma. Cuando contemplamos la profundidad inconmensurable del espacio o escuchamos el silencio en las primeras horas del amanecer, algo resuena dentro de nosotros como en una especie de reconocimiento. Entonces sentimos que la vasta profundidad del espacio es nuestra propia profundidad y reconocemos que esa quietud maravillosa es nuestra más profunda esencia, más profunda que cualquiera de las cosas que conforman el contenido de nuestra vida.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 165
 
 
La realidad dual del universo, la cual consta de cosas y espacio (cosas y vacío), es también la nuestra. Una vida humana sana equilibrada y fructífera es una danza entre dos dimensiones que conforman la realidad: la forma y el espacio. La mayoría de las personas están tan identificadas con la dimensión de la forma, con las percepciones de los sentidos, los pensamientos y las emociones, que carecen de la otra mitad vital. Su identificación con la forma las mantiene atrapadas en el ego.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 166
 
 
La enfermedad colectiva de la humanidad radica en que las personas están tan inmersas en los sucesos, tan hipnotizadas por el mundo de las formas fluctuantes, tan absortas en el contenido de sus vidas, que han olvidado la esencia, aquello que está más allá del contenido, de la forma y del pensamiento. Están tan sumidas en el tiempo que han olvidado la eternidad, la cual es su origen, su hogar y su destino. La eternidad es la realidad viviente de lo que somos.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 166
 
 
Hace algunos años, estando en China, tropecé con una estupa en la cima de una montaña cerca de Guilin. Tenía unas letras doradas grabadas cuyo significado consulté a mi anfitrión. "Significa Buda", me respondió. "¿Por qué hay dos caracteres en lugar de uno?" pregunté. "Uno significa 'hombre' y el otro significa 'no'. Los dos juntos significan 'Buda'. Me quedé perplejo. El carácter representativo de Buda contenía toda la enseñanza de Buda y, para quienes tuvieran ojos para ver, contenía el secreto de la vida. Son esas las dos dimensiones que conforman la realidad, lo que es y lo que no es: es decir, el reconocimiento de que no somos la forma.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 167
 
 
Solamente lo eterno de nosotros puede reconocer la temporalidad de lo temporal.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 170
 
 
¿Entonces es la televisión un medio para crear espacio interior? ¿Nos ayuda a estar presentes? Desafortunadamente no es así. Si bien la mente suspende su actividad durante períodos prolongados de tiempo, se conecta con la actividad mental del programa de televisión. Se conecta con la versión televisada de la mente colectiva y entra a pensar esos pensamientos. La mente está inactiva únicamente en el sentido de no generar sus propios pensamientos. Sin embargo, está absorbiendo continuamente los pensamientos y las imágenes provenientes de la televisión. Esto induce una especie de estado de trance y mayor susceptibilidad, parecido al de la hipnosis. Es por eso que es ideal para manipular "la opinión pública", como lo saben bien los políticos, los grupos de interés y los anunciantes. Es por eso que pagan millones de dólares para sorprendernos inermes en ese estado de receptividad. Buscan reemplazar nuestros pensamientos por los de ellos, y por lo general lo logran. Así, mientras vemos televisión, la tendencia es a caer por debajo del pensamiento en lugar de elevarnos por encima de él. En esto, la televisión se parece al alcohol y a ciertas drogas. Si bien nos libera transitoriamente del yugo de la mente, el precio también es alto: la inconsciencia. Lo mismo que las drogas, la televisión tiene una cualidad adictiva grande. Tomamos el control para apagar el aparato y en lugar de hacerlo comenzamos a repasar todos los canales. Media hora o una hora después todavía estamos viendo y recorriendo los canales. Es como si el botón de apagado fuera el único que el dedo no logra oprimir. Continuamos pegados al aparato no porque algo interesante atrae nuestra atención, sino precisamente porque no hay nada interesante para ver. Una vez atrapados, mientras más trivial y más sin sentido, más adictiva se vuelve. Si fuera interesante y desafiara el intelecto, llevaría a la mente a pensar nuevamente, lo cual sería más consciente y preferible a un trance inducido por un aparato. Entonces las imágenes de la pantalla no mantendrían totalmente cautiva nuestra atención.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 172
 
 
¿Puedes oír la quebrada en la montaña?
 
Un maestro zen caminaba en silencio con uno de sus discípulos por un sendero de la montaña. Cuando llegaron donde había un cedro antiguo, se sentaron para comer su merienda sencilla a base de arroz y verduras. Después de comer, el discípulo, un monje joven que no había descubierto todavía la clave del misterio del Zen, rompió el silencio para preguntar: "maestro, ¿cómo puedo entrar en Zen?" Obviamente se refería a la forma de entrar en el estado de la conciencia que es el Zen. El maestro permaneció en silencio. Pasaron casi cinco minutos durante los cuales el discípulo aguardó ansiosamente la respuesta. Estaba a punto de hacer otra pregunta cuando el maestro le preguntó repentinamente, "¿oyes el sonido de esa quebrada en la montaña"? El discípulo no se había percatado de ninguna quebrada. Estaba demasiado ocupado pensando en el significado del Zen. Entonces prestó atención al sonido y su mente ruidosa comenzó a aquietarse. Al principio no oyó nada. Después, sus pensamientos dieron paso a un estado de alerta, hasta que escuchó el murmullo casi imperceptible de una quebrada en la distancia. "Sí, ahora lo oigo", dijo. El maestro levantó un dedo y con una mirada a la vez dura y gentil, le dijo, "Entra al Zen desde allí". El discípulo quedó asombrado. Fue su satori, un destello de iluminación. Sabía lo que era el Zen sin saber qué era lo que sabía. Después siguieron su camino en silencio. El discípulo no salía de su asombro al sentir la vida del mundo que lo rodeaba. Lo experimentó todo como si fuera la primera vez. Sin embargo, poco a poco comenzó a pensar nuevamente. El ruido de su mente sofocó nuevamente la quietud de su conciencia y no tardó en formular otra pregunta: "maestro", dijo, "he estado pensando. ¿Qué hubiera dicho usted si yo no hubiera logrado oír la quebrada en la montaña?" El maestro se detuvo, lo miró, levantó el dedo y dijo, "Entra al Zen desde allí".
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 177
 
 
Esta es la realidad de la mayoría de las personas: tan pronto como perciben algo, el ego, ese ser fantasma, le da un nombre, lo interpreta, lo compara con otra cosa, lo acepta, lo rechaza o lo califica de bueno o malo . La persona es prisionera de las formas de pensamiento, de la conciencia del objeto. No es posible despertar la espiritualidad hasta tanto cese la urgencia compulsiva por nombrar o hasta tomar conciencia de ella y poder observarla en el momento en que sucede. Es nombrando constantemente que el ego mantiene su lugar en la mente no observada. Cuando cesa el impulso de nombrar, e incluso en el momento mismo en que tomamos conciencia de él, se abre el espacio interior y nos liberamos de la posesión de la mente.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 179
 
 
 
 
No son los pensamientos los que le interesan sino el acto mismo de percibir. ¿Puede eliminar los pensamientos? ¿Puede mirar sin que la voz de su mente comente, llegue a conclusiones, compare o trate de dilucidar algo? Después de un par de minutos, dirija su mirada a su alrededor, haciendo que su atención ilumine cada cosa sobre la cual se pose. Después lleve su atención a los sonidos que se producen a su alrededor. Escuche de la misma manera como observó los objetos, algunos sonidos pueden ser naturales (el agua, el viento, los pájaros), mientras que otros son hechos por el hombre. Algunos son agradables, mientras que otros pueden ser desagradables. Sin embargo, no trate de diferenciar entre los buenos y los malos. Permita que cada sonido sea como es, sin interpretaciones. La clave, nuevamente, es el estado de alerta y atención. Cuando miramos y escuchamos de esa manera, tomamos conciencia de un sentido de calma sutil y quizás casi imperceptible en un principio. Algunas personas lo sienten como una quietud en el fondo, otras hablan de una sensación de paz. Cuando la conciencia no está completamente absorta en los pensamientos, parte de ella permanece en su estado original informe, y no condicionado. Ese es el espacio interior.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 180
 
 
¿Quién es el experimentador? Lo que vemos, oímos, saboreamos, tocamos y olemos son, naturalmente, objetos de los sentidos. Son las cosas que experimentamos. Pero, ¿quién es el sujeto, el experimentador? Si usted en este momento dice, "bueno, pues claro que el experimentador soy yo, Pedro Pérez, contador, de cuarenta y cinco años, divorciado, padre de dos hijos", estará equivocado. Pedro Pérez y todo aquello con lo cual se identifique el concepto mental de Pedro Pérez, son los objetos de la experiencia, no el sujeto que tiene la experiencia. Son tres los posibles ingredientes de toda experiencia: las percepciones sensoriales, los pensamientos o las imágenes mentales y las emociones. Son pensamientos Pedro Pérez, contador, de cuarenta y cinco años, divorciado, padre de dos hijos y, por tanto, son parte de su experiencia en el momento en que pasan por su mente. Ellos y todo lo demás que usted pueda decir o pensar acerca de usted mismo son los objetos, no el sujeto. Son la experiencia, no el experimentador. Usted podría agregar miles de definiciones más (pensamientos) acerca lo que es usted y sin duda alguna crecería la complejidad de su experiencia (y también los ingresos de su psiquiatra), pero no es ése el camino para descubrir al experimentador, el cual es anterior a todas las experiencias pero sin el que no habría experiencia. ¿Entonces quién es el experimentador? Usted. ¿Y quién es usted? La conciencia. ¿Y qué es conciencia? Esa pregunta no tiene respuesta porque tan pronto como se da una respuesta se la falsifica y se la convierte en otro objeto. La conciencia, cuyo nombre tradicional es Espíritu, no se puede conocer en el sentido normal de la palabra, y es inútil buscarla. Todo el conocimiento reside en el ámbito de la dualidad: sujeto y objeto, conocedor y conocido. El sujeto, el yo, el conocedor sin quien sería imposible todo conocimiento, toda percepción o todo pensamiento, debe eludir por siempre todo conocimiento. Esto se debe a que es informe, solamente las formas son susceptibles de conocerse y, no obstante, sin la dimensión informe, el mundo de la forma sería imposible. Es el espacio luminoso en el cual emerge y se sumerge el mundo. Ese espacio es la vida que Yo Soy. Es atemporal. Lo que sucede en ese espacio es relativo y temporal: el placer y el dolor, la ganancia y la pérdida, el nacimiento y la muerte. El mayor impedimento para descubrir el espacio interior, para encontrar al experimentador, es fascinarse con la experiencia hasta el punto de perderse en ella. Es la conciencia extraviada en su propio sueño. Es dejarse atrapar hasta tal punto por cada pensamiento, cada emoción y cada experiencia que en efecto permanecemos en una especie de ensoñación. Ese ha sido el estado normal de la humanidad durante miles de años. Aunque no podemos conocer la conciencia, podemos reconocer en ella lo que somos. Podemos sentirla directamente en cualquier situación, independientemente de donde estemos. Podemos sentirla aquí y ahora como la Presencia, el estado interior en el cual se perciben las palabras de esta página y se convierten en pensamientos. Es el Yo soy de fondo. Las palabras que estamos leyendo y convirtiendo en pensamientos son la parte delantera del escenario y el Yo Soy es el telón de fondo, el substrato, la base subyacente de toda experiencia, pensamiento y sentimiento.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 181
 
 
Al tomar conciencia de la respiración apartamos nuestra atención de los pensamientos y creamos espacio. Es una forma de generar conciencia. Si bien la conciencia plena existe ya como no manifiesta, estamos aquí en el mundo para traer la conciencia a esta dimensión. Tome conciencia de su respiración. Note la sensación de respirar. Sienta cómo el aire entra y sale de su cuerpo. Note cómo se expanden y se contraen ligeramente el pecho y el abdomen al inhalar y al exhalar. Una respiración consciente basta para abrir algo de espacio en medio del tren interminable de pensamientos. Una respiración consciente (y dos todavía más) varias veces al día es una manera excelente de traer espacio a la vida. Aunque medite con la atención en la respiración durante dos horas o más, como lo hacen algunas personas, solo necesitará (o podrá) tomar conciencia de una respiración. Las demás son recuerdos o anticipación, es decir, pensamiento. Respirar no es realmente algo que hagamos, sino algo que presenciamos mientras sucede. La respiración sucede espontáneamente. La inteligencia de nuestro cuerpo se encarga de ella. No hace falta esfuerzo alguno. Note también a breve pausa de la respiración, especialmente el punto quieto, al final de la exhalación, antes de la siguiente inhalación.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 183
 
 
La mayoría de las personas viven tan distraídas con sus pensamientos, tan identificadas con la voz de la mente, que no logran sentir la corriente de vida que las anima. El hecho de no poder sentir la vida que anima el cuerpo físico, la vida que somos en esencia, es la mayor privación que nos puede suceder. Entonces comenzamos a buscar sustitutos no solamente para el estado natural de bienestar, sino también algo para sofocar la inquietud continua que nos atrapa cuando no estamos en contacto con la corriente vivificante siempre presente pero ignorada. Algunos de los sustitutos son el estado de euforia producido por las drogas, el exceso de estímulos sensoriales como la música fuerte, las actividades peligrosas o de alto riesgo, o una obsesión por el sexo. Hasta el drama en las relaciones sirve de reemplazo para esa sensación de vida. El disfraz más perseguido para tapar la inquietud subyacente es el de las relaciones íntimas: el hombre o la mujer que "me hará feliz". Pero claro está que también es una de las desilusiones más frecuentes. Y cuando la inquietud emerge nuevamente, la persona tiende a culpar a su pareja. Respire dos o tres veces con plena conciencia. Trate de percibir la sutil corriente de vida que invade todo su cuerpo interior. ¿Puede sentir su cuerpo desde adentro, por así decirlo? Deténgase brevemente en partes específicas de su cuerpo. Sienta las manos, después, los brazos, las piernas, los pies. ¿Siente el abdomen, el pecho, el cuerpo y la cabeza? ¿Y los labios? ¿Hay vida en ellos? Después tome conciencia nuevamente del cuerpo interior en su totalidad. Al principio puede hacerlo con los ojos cerrados, y una vez que aprenda a sentir el cuerpo, abra los ojos, mire a su alrededor y continúe sintiendo el cuerpo simultáneamente.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 186
 
 
… lo más importante que debemos reconocer es lo siguiente: tenemos un propósito interno y otro externo en la vida. El propósito interno se relaciona con el Ser y es primario. El propósito externo se relaciona con el hacer y es secundario. Si bien este libro se refiere principalmente a nuestro propósito interno, en éste capítulo y en el siguiente nos referiremos también a la pregunta de cómo lograr consonancia entre el propósito interno y el externo. Sin embargo, los dos propósitos están tan íntimamente ligados que es casi imposible hablar del uno sin hacer referencia al otro. Nuestro propósito interno es el despertar. Es así de sencillo, es un propósito que compartimos con todos los demás seres humanos de este planeta, porque es el propósito de la humanidad. Nuestro propósito interno es parte esencial del propósito del todo, del universo y de su inteligencia. Nuestro propósito externo puede variar con el tiempo y es muy diferente según la persona. La base para poder cumplir con nuestro propósito externo está en encontrar el propósito interno y vivir en consonancia con él. Es la base del éxito verdadero. Sin esa consonancia podemos lograr determinadas cosas a base de esfuerzo, lucha, dedicación o simplemente mucho trabajo y sagacidad. Pero ese esfuerzo no encierra dicha alguna y termina invariablemente por traducirse en alguna forma de sufrimiento.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 192
 
 
 
"Deseo conocer la mente de Dios", dijo Einstein. "Lo demás son detalles". ¿Qué es la mente de Dios? Conciencia. ¿Qué significa conocer la mente de Dios? Estar conscientes. ¿Cuáles son los detalles? El propósito externo y lo que quiera que suceda en el plano externo.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 195
 
 
Así, quizás mientras usted espera que suceda algo significativo en su vida, podría no darse cuenta de que lo más importante que puede sucederle a un ser humano ya le ha sucedido: el comienzo del proceso de separación entre el pensamiento y la conciencia.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 195
 
 
Muchas personas que se encuentran en las primeras etapas del proceso de despertar sienten que ya no saben a ciencia cierta cuál es su propósito externo. Aquello que mueve al mundo ya no las motiva. Al ver con tanta claridad la demencia de nuestra civilización, podrían sentirse aisladas hasta cierto punto de la cultura que las rodea. Hay quienes sienten que habitan en tierra de nadie, en medio de dos mundos. Ya el ego no dirige su destino pero la conciencia todavía no se ha integrado plenamente a sus vidas. No se ha producido la fusión entre el propósito interno y el propósito externo.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 195
 
 
¿Acaso vivir de esa manera no me impedirá tratar de lograr algo excepcional? Mi temor es permanecer encadenado a las minucias el resto de mi vida, a cosas inconsecuentes. Temo no salir nunca de la mediocridad, no atreverme jamás a lograr algo extraordinario, no realizar mi potencial. De las cosas pequeñas a las cuales honramos y proporcionamos cuidados nacen las cosas grandes. La vida de todas las personas realmente está hecha de detalles. La grandeza es una abstracción mental y una fantasía del ego. La paradoja está en que la base de la grandeza está en honrar los detalles del presente en lugar de perseguir la idea de la grandeza. El momento presente siempre es pequeño en el sentido de que siempre es simple, pero en él se encarna el mayor de los poderes. Como el átomo, que es una de las cosas más pequeñas pero que encierra un poder enorme. Es sólo cuando estamos en consonancia con el momento presente que logramos acceso a ese poder. Pero podría ser más atinado decir que ese poder tiene entonces acceso a nosotros, y a través nuestro, al mundo.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 199
 
 
UN DIÁLOGO SOBRE EL PROPÓSITO INTERNO
 
El diálogo que viene a continuación resume un sinnúmero de conversaciones que he sostenido con personas que estaban buscando su verdadero propósito en la vida. Decimos que algo es verdad cuando resuena con nuestro Ser más profundo, cuando está en consonancia con nuestro propósito interno. Es por eso que en este diálogo dirijo primero la atención al propósito interno y primordial. P: No sé exactamente de qué se trata, pero cuando pienso en un cambio, siento que deseo expansión en mi vida; deseo hacer algo que deje huella y, sí, deseo también la prosperidad y la libertad que viene con ella. Deseo hacer algo importante, algo que deje una huella en el mundo. Pero si me pregunta qué es exactamente lo que deseo, tendría que decir que no lo sé. ¿Podría ayudarme a encontrar mi propósito en la vida? R: Su propósito es estar aquí, hablando conmigo, porque es aquí donde usted está y es esto lo que está haciendo, hasta tanto se levante y comience a hacer otra cosa. Esa otra cosa se convertirá entonces en su propósito. ¿Entonces mi propósito es sentarme en mi oficina durante los próximos 30 años hasta jubilarme o hasta que me despidan? En este momento no está en su oficina, de manera que ése no es su propósito. Cuando esté en su oficina, haciendo lo que sea que haga, ése será su propósito. No durante los próximos 30 años, sino ahora. Creo que no nos estamos entendiendo. Para usted, el propósito es lo que hacemos ahora; para mí significa tener una meta en la vida, algo grande e importante que imprima sentido a lo que hago, algo que deje huella. Despachar documentos en la oficina no lo es. Eso lo sé. Mientras no tenga conciencia de Ser, usted buscará significado solamente en la dimensión del hacer y del futuro, es decir, en la dimensión del tiempo. Y todo significado o toda realización que usted encuentre en esa dimensión se disolverá o demostrará no ser más que una ilusión. El tiempo terminará por destruirlo indefectiblemente. Todo significado que encontremos en ese plano es verdadero solamente en términos relativos y temporales. Por ejemplo, si ver por sus hijos le da significado a su vida, ¿qué sucederá con ese significado cuando ellos ya no necesiten de usted y quizás ni siquiera deseen escuchar lo que usted tiene que decir? Si le encuentra importancia a la vida ayudando a los demás, dependerá de que otras personas estén en peores circunstancias que las suyas para que su vida continúe teniendo significado y usted pueda sentirse a gusto consigo mismo. Si sobresalir, triunfar o tener éxito en esto o aquello le proporciona significado, ¿qué pasará si nunca llega a triunfar o si algún día se termina su racha de buena suerte? Tendría entonces que recurrir a su imaginación o a sus recuerdos, los cuales le proporcionarán apenas un significado pobre e insatisfactorio a su vida. Triunfar en cualquier campo tiene importancia siempre y cuando haya miles o millones de personas que no hagan lo mismo. Por consiguiente, es preciso que otros seres humanos "fracasen" para que su vida pueda tener significado. No estoy diciendo que ayudar a los demás, ver por los hijos o aspirar a la excelencia en cualquier campo no merezcan la pena. Para muchas personas, son un aspecto importante de su propósito externo, pero éste por sí solo siempre es relativo, inestable y transitorio. Pero no significa que usted deba abstenerse de hacer todas esas cosas. Significa que debe conectarlas con su propósito primario interno, de tal manera que pueda imprimir un significado más profundo a todo lo que haga. Cuando no vivimos en consonancia con nuestro propósito primario, cualquiera que sea el propósito que tengamos en la vida, aunque sea crear el cielo en la tierra, provendrá del ego o sucumbirá con el tiempo. Tarde o temprano, llevará al sufrimiento. Si usted desconoce su propósito interno, todo lo que haga, aunque parezca espiritual, llevará la marca del ego y, por tanto, acabará por corromperse. El dicho de que "el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones" apunta a esa verdad. En otras palabras, no son las metas ni los actos los que son primordiales sino el estado de conciencia del cual emanan. Alcanzar el propósito primario equivale a sentar las bases para una nueva realidad, una nueva tierra. Una vez construidos esos cimientos, el propósito externo se carga de poder espiritual porque las metas y las intenciones se funden con el impulso evolutivo del universo.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 196
 
 
La vida de cada persona (todas las formas de vida en realidad) representa un mundo, una forma única en la que el universo se experimenta a sí mismo. Y cuando nuestra forma se disuelve se acaba un mundo, uno entre un sinnúmero de mundos.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 211
 
 
Hasta ahora, el ego ha distorsionado y utilizado equivocadamente la inteligencia humana, la cual es apenas un aspecto minúsculo de la inteligencia universal. Es lo que denomino "la inteligencia al servicio de la locura". Se necesita una inteligencia superior para dividir el átomo. Usar esa inteligencia para construír y acumular bombas atómicas es demencia o, en el mejor de los casos, lo menos inteligente que hay. La estupidez es relativamente inofensiva, pero la estupidez inteligente es altamente peligrosa. Esta estupidez inteligente, de la cual encontramos un sinnúmero de ejemplos obvios, amenaza la supervivencia de nuestra especie.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 213
 
 
La conciencia ya es consciente. Es lo que no se manifiesta, lo eterno. Sin embargo, el universo adquiere conciencia apenas gradualmente. La conciencia misma es atemporal y, por tanto, no evoluciona. No tuvo principio ni tendrá fin. Cuando la conciencia se manifiesta a través del universo, parece sujeta al tiempo y al proceso evolutivo. La mente humana es incapaz de comprender a cabalidad la razón de este proceso, pero podemos vislumbrarlo en nuestro interior y hacernos partícipes conscientes del mismo. La conciencia es la inteligencia, el principio organizador que está detrás de la manifestación de la forma. La conciencia ha venido preparando las formas durante millones de años a fin de poder expresarse a través de ellas en el universo manifiesto. Si bien podríamos decir que el plano de la conciencia pura inmanifiesta es otra dimensión, no está separada de esta dimensión de la forma. La forma y lo informe están entretejidos. Lo inmanifiesto fluye hacia esta dimensión en forma de conciencia, espacio interno, Presencia. ¿Cómo lo hace? A través de la forma humana que toma conciencia y cumple así con su destino. Fue para este propósito elevado que se creó la forma humana, y millones de formas distintas que la antecedieron abonaron el camino para ella. La conciencia se encarna en la dimensión de lo manifiesto, es decir, se hace forma. Al hacerlo entra en una especie de estado de ensoñación. La inteligencia permanece, pero la conciencia pierde conciencia de sí misma. Se pierde en la forma y se identifica con las formas. Podría decirse que es el descenso de la divinidad a la materia. En esa etapa de evolución del universo, la totalidad del movimiento expansivo ocurre en ese estado de ensoñación. Vislumbramos el despertar solamente en el momento de la disolución de una forma individual, es decir, en el momento de la muerte. Y entonces comienza la siguiente encarnación, la siguiente identificación con la forma, el siguiente sueño individual, el cual forma parte del sueño colectivo. Cuando el león desgarra el cuerpo de una cebra, la conciencia encarnada en la forma de la cebra se desprende de la forma que está en proceso de disolución y, durante un instante despierta a su naturaleza esencial de conciencia inmortal. Entonces cae nuevamente en el sueño y encarna en otra forma. Cuando el león envejece y es incapaz de cazar, en el momento de su última exhalación se producen nuevamente los destellos breves del despertar, seguidos de otro sueño en la forma. En nuestro planeta, el ego humano representa la etapa final del sueño universal, de la identificación de la conciencia con la forma. Era una etapa necesaria de la evolución de la conciencia. El cerebro humano es una forma altamente diferenciada a través de la cual la conciencia entra en esta dimensión. Contiene cerca de cien mil millones de células nerviosas o neuronas, más o menos equivalentes al mismo número de estrellas de nuestra galaxia, las cuales podrían considerarse como el cerebro del macrocosmos. El cerebro no es el creador de la conciencia; la conciencia creó el cerebro, la forma física más compleja de la tierra, con el propósito de expresarse. Cuando el cerebro se daña, no quiere decir que se pierda la conciencia, sino que ésta ya no puede utilizarlo para penetrar en esta dimensión. No podemos perder la conciencia porque es nuestra esencia. Solamente podemos perder lo que tenemos, más no lo que somos.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 213
 
 
La alegría de Ser es la alegría de estar conscientes.
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 213
 
 
¿Acaso la visión de la nueva tierra no es más que otra visión utópica? De ninguna manera. Todas las utopías tienen en común una proyección mental de un futuro en el que todo será perfecto, todos nos salvaremos, habrá paz y armonía y desaparezcan todos nuestros problemas. De esas utopías ha habido muchas; algunas terminaron en desilusión y otras en desastre.
 
Todas las utopías tienen en su centro una de las principales disfunciones estructurales de la vieja conciencia: aspirar a la salvación en el futuro. La única forma como el futuro puede existir es en forma de pensamiento, de tal manera que cuando proyectamos la salvación hacia el futuro lo que hacemos realmente es buscarla en la mente. Permanecemos atrapados en la forma, y eso es ego.
 
"Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra"30, escribió un profeta de la Biblia. Los cimientos de la nueva tierra están en el nuevo cielo, en el despertar de la conciencia. La tierra (la realidad externa) es solamente el reflejo externo de ese cielo. El surgimiento del nuevo cielo y, con él, de la nueva tierra, no son unos sucesos liberadores que hayan de suceder en un futuro. Nada nos habrá de liberar porque la libertad está solamente en el momento presente. Ese reconocimiento es el despertar. El despertar como un suceso futuro carece de significado porque despertar es reconocer la Presencia. Así, el nuevo cielo, el despertar de la conciencia, no es un estado futuro al cual aspiramos llegar. El nuevo cielo y la nueva tierra están emergiendo dentro de nosotros en este momento y, si no es así, entonces no son más que un pensamiento. ¿Qué les dijo Jesús a sus discípulos? "El cielo está aquí, en medio de vosotros".
 
En el Sermón de la Montaña, Jesús hizo una profecía que pocas personas han comprendido hasta la fecha. Dijo, "Bienaventurados los humildes, porque ellos heredarán la tierra". ¿Quiénes son los humildes y qué quiere decir eso de que heredarán la tierra?
 
Los humildes son quienes carecen de ego. Son las personas que han despertado a su naturaleza esencial verdadera y reconocen esa esencia en todos "los demás" y en todas las formas de vida. Viven en el estado de entrega y sienten su unicidad con el todo y con la Fuente, encarnan la conciencia despierta que está cambiando todos los aspectos de la vida en nuestro planeta, incluida la naturaleza, porque la vida en la tierra es inseparable de la conciencia humana que la percibe y se relaciona con ella. Es así como los humildes heredarán la tierra.
 
Una nueva especie comienza a surgir en el planeta. ¡Está surgiendo ahora y es usted!
 
Eckhart Tolle
Una nueva Tierra. Página 213
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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