Sólo basta creer para crear.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 14
¿Qué se esconde detrás de las coincidencias? En el libro
anterior vimos cómo abordaban el fenómeno disciplinas como las matemáticas, la
psicología, la física cuántica e incluso la parapsicología, pero quedaron
muchas otras en el tintero, como la religión, la filosofía o la metafísica, por
citar sólo algunas. Y es que, a mi juicio, las coincidencias pueden y deben ser
abordadas también desde la metafísica, esa parte de la filosofía que afecta a
los fundamentos mismos de la estructura de la realidad, al sentido y la
finalidad última de todo ser vivo de este planeta. Incluso entre las diversas
definiciones que Aristóteles dio a la metafísica como ciencia, hay una —a la
que denomina aiteología— que la define como la ciencia de las causas supremas.
Entonces, las coincidencias podrían dar respuesta a preguntas tan fundamentales
como las siguientes: ¿cuál es la naturaleza del universo y cuál es nuestra
posición en él? ¿Qué propósito tiene nuestra existencia? ¿Quiénes somos y cuál
es el significado de nuestras vidas?
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 15
El filósofo Nick Bostrom sugirió en 2003 que vivíamos en una
simulación modelada y regulada por nuestros descendientes, es decir, desde el
futuro. ¿Cómo te has quedado? Este y otros pensadores postulan que existen
razones empíricas por las que la hipótesis de la simulación podría ser válida.
Según su propuesta, la civilización del futuro dispondría de una capacidad de
computación tan enorme que nuestros descendientes podrían ejecutar con sus
tecnologías una simulación de sus ancestros. El científico, sin embargo, no
puede explicar por qué estos «programadores» estarían modelando la realidad.
Pero, entonces, las coincidencias ¿son un error de software o, por el
contrario, han sido deliberadamente inscritas en nuestra realidad con un
propósito?
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 25
Aunque parezca surrealista, los científicos actuales son
incapaces de saber qué es la realidad porque intentan revelar los patrones y
órdenes en la compleja red de interconexiones de la naturaleza a través
—exclusivamente— de sus causas y efectos. Pero, paradójicamente, cuando se
estudia el universo causal hasta sus límites, se descubre que «todo causa todo
lo demás» y que cada suceso surge de una telaraña o red infinita de relaciones
causales. ¿Podría significar esto un paso atrás que conlleve cambiar el rigor
de la física por algún planteamiento místico de la naturaleza? ¿Cómo es posible
conservar la estructura de la ciencia mientras que, al mismo tiempo, se
reconocen los límites de la causalidad y del determinismo?
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 25
Buscar tu lugar en la vida a través de las señales que te
manda —o crees que te manda— el «universo» o quien sea, te convierte en un
Quijote. Ya sé, no bebes de los libros de caballerías (que ahora podrían ser
los de autoayuda) pero te conviertes en caballero andante en términos
cartesianos, por un acto de voluntad, de una voluntad seducida y fascinada por
el «azar». No es extraño, por tanto, que los protagonistas de las coincidencias
significativas se sientan más «protegidos» en términos generales y que, en
consecuencia, tengan menos miedos y arriesguen más. Creen que el universo
conspira a su favor.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 33
A pesar de su fama de maldito, el 13 le trajo la suerte a
Joan. Ya conoces el dicho: «Ser supersticioso trae mala suerte». Incluso existe
una fobia reconocida a este número que recibe el nombre de triscaidecafobia. Y
si el palabro te parece impronunciable espera a saber cómo se llama la fobia al
viernes 13: friggatriscaidecafobia. Un verdadero trabalenguas, vamos. El
término procede de una diosa vikinga, Frigg o Frigga, esposa de Odín, en la que
reside el origen etimológico de la palabra friday (viernes). Y es que en las
culturas anglosajonas el día chungo es el viernes 13 y no el martes 13. En
cualquier caso, el 13 ha sido asociado a la fatalidad desde la más remota
antigüedad. El rey de Babilonia Hammurabi, por ejemplo, compiló leyes y edictos
numerados de forma sucesiva, pero, curiosamente, omitió el 13 en su lista por
considerarlo de mal agüero. También el poeta griego Hesíodo prevenía a los
agricultores para que no sembraran el día 13 del mes. Trece es también el
número total de participantes en un aquelarre (12 brujas y el mismísimo
Satanás), por lo que muchos consideran que atrae el mal. Es sabido que algunos
hoteles y compañías aéreas evitan este número. En algunos casos sustituyéndolo
por la letra M (la decimotercera del alfabeto) o por el 12 + 1. Incluso se dice
—y esto es más preocupante— que los científicos de la NASA, la agencia espacial
norteamericana, temen al número 13 desde la tragedia del Apolo XIII. También es
casualidad que de las 22 misiones Apolo, sólo la número 13 fracasara. Puestos a
buscar, el cohete se lanzó a las 13 horas y 13 minutos desde el complejo 39
(tres veces 13) del Centro Espacial John F. Kennedy. La nave, como ya sabrás,
sufrió una explosión en pleno vuelo que obligó a cancelar la misión.
¿Casualidad? ¿Simple superstición?
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 44
Aunque creas lo contrario, los científicos no son ajenos a
la superstición. Alguien preguntó al famoso físico Niels Bohr por qué tenía
colgada una herradura de caballo en la puerta de su despacho. —¿No creerás que
esas pamplinas pueden ejercer algún efecto sobre tu suerte? —le preguntó un
colega. A lo que Bohr contestó: —No, pero he oído que funciona incluso con
aquellos que no creen. Y hoy se sabe que cada vez que se produce un despegue
exitoso en la NASA los miembros del personal comen pan de maíz, juegan al póker
y se reúnen alrededor de una torta que ni siquiera prueban. Hay que conjurar a
la suerte.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 45
Es evidente que el origen de la superstición reside en
patrones causales. La renuencia a pasar por debajo de la escalera, a que se te
cruce un gato negro en el camino, a derramar la sal sobre la mesa o vestir de
amarillo, debió de fundamentarse en fatalidades personales y anónimas que
constituyeron un acervo irreligioso con el paso de los siglos. Ojo. También la
forma de atraer la suerte obedece al mismo patrón, aunque con un resultado
inverso.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 48
Cualquier capicúa puede tener un significado para ti, de
forma personal e intransferible, pero numerosos colectivos New Age aseguran que
hay un palíndromo que augura cambios colectivos: el 11.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 55
El 11, en numerología, representa un nuevo comienzo y tiene
una curiosa propiedad matemática: Puede generar capicúas a partir de sus
potencias:
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 55
Si las coincidencias son cosa de Dios, ya podía ser más
clarito con sus mensajes...
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 70
Aviso a navegantes. Que haya criticado las profecías de
Nostradamus, relegándolas a un simple juego de interpretación y de encaje con
la realidad que deseamos, no significa que yo no crea en el destino. En lo que
no creo es en la casualidad. Sin embargo, pienso que si nuestro futuro,
individual o colectivo, está escrito en alguna parte, no debemos obsesionarnos
con él, ni con los códigos de la Biblia, ni con profecías como las de
Nostradamus, ni con videntes de tres al cuarto. Hay que vivir con intensidad la
vida, dejarse llevar por las experiencias, fluir con los guiños (coincidencias)
que jalonan nuestro camino, porque, como dejó escrito Einstein, «la vida es
hermosa, vivirla no es casualidad».
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 82
Las que aparentan ser coincidencias extraordinarias tienen
más enjundia de lo que parece. Nos remiten al mito de los Doppelgängers, un
término alemán que significa «doble caminante». Los Doppelgänger, o
Doubleganger, son una figura mítica, presente en las leyendas folclóricas de
diversas culturas y, por consiguiente, pertenecientes a la ficción. De acuerdo
con el folklore alemán, estos dobles especulares no tiene sombra y no pueden,
tampoco, reflejarse en el espejo. En ocasiones pueden aconsejar o crear
confusión en su «gemelo bueno», son malvados o traen malos augurios, tienen la
capacidad de atormentar a su doble e incluso, si alguien se topa con ellos, es
porque va a morir. Si un amigo es el que ve al doble, entonces es un presagio
de mala suerte o enfermedad. También en la mitología nórdica existe el vardøgr,
una figura similar al Doppelgänger que es descrito como un fantasma del doble
que precede a la persona viva y al que siempre se le encuentra realizando las
actividades que su doble hará. La teoría de los vardøgr podría explicar el
suceso que tuvo lugar en Letonia a principios del siglo XIX. Su protagonista
era una mujer francesa de 32 años llamada Emilie Sagée, que trabajaba en la
actual república báltica como maestra. De repente se extendió el rumor de que
tenía un doble que se materializaba y se desvanecía a la vista de sus alumnos.
Un día que la señorita Sagée estaba escribiendo en la pizarra, su doble exacto
apareció en el patio de la escuela reflejando cada uno de sus movimientos.
Varios alumnos trataron de interactuar con el doble... antes de que desapareciera.
El fenómeno podría explicar la bilocación del contexto religioso (estar en dos
lugres a la vez), pero se distingue del Doppelgänger por el mal fario que este
último lleva asociado.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 103
No sé si existen un ser superior o una conciencia universal,
ni hasta qué punto nuestro destino depende de nuestras decisiones. Lo que sí sé
es que la vida puede cambiar inesperadamente en un abrir y cerrar de ojos. En
consecuencia, hay que estar pendiente de las «señales» y vivir cada día como si
fuera el último, tratar a todo el mundo como si fuera tu hermano y observar
cada acontecimiento como único.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 121
Con su teoría de la sincronicidad Jung revolucionó el
paradigma mecanicista de la psicología, al poner el acento en la importancia
del inconsciente por encima de la mente consciente, de lo misterioso en lugar
de lo conocido, de lo místico en lugar de lo científico, de lo creativo en
lugar de lo productivo. Su concepto del inconsciente va mucho más allá de lo
personal e individual, nos habla de manifestaciones de una especie de conciencia
colectiva a través de la que todos los seres humanos estamos conectados de
alguna manera. Es una aproximación que roza lo espiritual, Jung pensaba que la
sincronicidad era una expresión de lo que denominó Unus mundus, una realidad
unificada subyacente de la que emerge todo lo que vemos y a la que todo
regresa. Para Jung la coincidencia significativa era posible, entonces, por el
hecho de que tanto el observador como el evento observado brotaban de ese Unus
mundus, de una misma fuente. Si te cuesta creer lo de Jung, otra teoría que
intenta explicar el fenómeno Baader-Meinhof se basa en un hecho irrefutable:
las casualidades existen. Partiendo de esta base, las mismas pueden ser
predichas por la teoría matemática de la probabilidad, lo que ocurre es que el
ser humano infravalora psicológicamente la probabilidad de que se produzcan
esas casualidades.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 178
Estamos tan acostumbrados a que todo tenga un porqué, una
causa, que cuando algo sobrecogedor nos ocurre tratamos de buscar una
explicación. Pero ¿y si no la tiene? Es una posibilidad. Si detrás de las
coincidencias se encontrara una fuerza —como la gravedad— podríamos entender su
funcionamiento e incluso por qué actúa de la forma que lo hace, pero no habría
un «para qué», una consecuencia lógica. Lo que sí tienen las coincidencias es
un importante efecto de transformación sobre su protagonista, o incluso en un
observador ajeno si se encuentra en un momento trascendental de su vida.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 186
Las coincidencias que conocemos son sólo la punta de un
gigantesco iceberg desconocido que no podemos identificar.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 187
El pensamiento consciente es el conjunto de nuestra
actividad mental cotidiana y la vida real ofrece muchos tipos diferentes de
coincidencia; las múltiples coincidencias por afinidad, en concreto,
constituyen el pilar de las anécdotas reflejadas en este libro y son además las
más difíciles de estudiar desde la matemática y las estadísticas.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 193
En mi opinión, la sincronicidad no es algo que simplemente
suceda por sí misma —por eso no es casualidad sino causalidad— y su interpretación
no puede ser desligada del desarrollo espiritual.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 194
Incluso en una época tan fría y materialista como la que nos
ha tocado vivir hay cosas que te hacen creer en el destino. Llámalo karma,
llámalo coincidencia, llámalo «causalidad», llámalo X. La cuestión es que
abriendo los ojos de tu mente y tu corazón puedes cambiar tu realidad y
llenarla de magia. El mundo no deja de recordártelo a través de «señales», de
«guiños imposibles». Sólo tienes que saber dónde mirar.
Josep Guijarro
Más coincidencias imposibles, página 194
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